Estabilidad

Lynn observaba con calma la calzada, no tenía mucho que pensar, de hecho, sentía que pensar le estaba haciendo daño, pues cada cosa que su mente comenzaba a trabajar terminaba en alguno de aquellos puntos que solo le volvían un poco más gris su día, el hecho de que tuviese que llevar a Lana a casa desde la primaria era otro hecho que no le terminaba de convencer, pero que la niña no hubiese hablado en todo el trayecto le ayudaba a hacerlo más ameno, o al menos para ella.

Miraba de reojo a Lana, era como si le hubiese cortado los hilos a un títere y este luchase por arrastrarse detrás del titiritero, su visión estaba mezclada de una extraña melancolía con una incapacidad para poder seguir llorando, algo que entendía, Lola seguía siendo su hermana y aun le dolía lo que ocurrió, de hecho hubiese preferido quedarse en cama y no salir en un tiempo, al menos el suficiente para olvidar el grito de la pequeña antes de dar los primeros impactos contra la escalera, y posiblemente era peor para Lana, ella siempre estaba pegada a Lola, si no estaba detrás de ella estaba a su lado tomando su mano, prácticamente todos sus recuerdos de Lola tenían a Lana cerca, era algo triste para todos, sobre todo cuando veía el rostro de Lana, tan idéntico a Lola.

Lynn no quería hablar, no sabía que podía hablar, por lo que solo se limito a llevar a casa, al menos a ella, pues ni siquiera se había detenido a esperar a Lucy, mejor dicho, no quería verla en lo posible, pues no iba a negar que Lucy siempre le había dado una mala sensación y ver a lo que estuvo dispuesta a hacer solo le provoco algo que siempre se negó a aceptar: Lucy le daba miedo.

El solo pensar que dormía cerca le daba algo de temor, sintiendo como su brazo derecho comenzaba a temblar instintivamente e intentaba calmarlo sujetándolo con fuerza con su mano izquierda, después de todo, ella seguía siendo Lynn Loud Jr, la número 1.

¿De que era la número 1?

Esa pregunta se había arraigado a su cabeza con fuerza, provocando que mirase a su entorno y lo rechazase, cambiando aquello que veía con rapidez, apretando con más fuerza su brazo derecho, sacudiendo su cabeza mientras algunas hebras de su cabello se soltaban debido al nudo mal hecho con el que había recogido su cabello en una coleta, deteniendo su caminar por un momento mientras calmaba aquella sensación de su mente.

Su mente le dio el gozo de no pensar en nada por unos segundos, siendo capaz de usarlos para levantar su mente y notar que Lana había seguido caminando, como si fuese sola, como si ella no estuviese a su lado o fuese la encargada de llevarla a casa.

No era la mejor estudiante, el hecho de que hubieran citado a sus padres por la posibilidad de reprobar de año eran una muestra.

No era la mejor deportista, ningún entrenador o compañero le había hablado para que volviese o demostrase la menor expresión de extrañarla.

No era la mejor hija, su padre se hubiese quedado a su lado en las buenas y en las malas de haberlo hecho, la hubiese sacado de esa casa y hubieran vivido juntos y felices.

No era la mejor hermana, sino Lana se hubiese siquiera volteado cuando ella se detuvo.

No era mucha cosas, eso era un hecho, pero si sabía lo que no era.

La número 1.

Tan silenciosa como había sido toda su caminata desde la primaria a casa comenzó a acelerar, alcanzando pronto a Lana quien ni se inmuto, arrastrando sus pies por la calzada, sintiendo como si subiese cuesta arriba con cada paso, siendo cada paso más difícil que el anterior, como su mochila parecía haber aumentado de peso y sus manos se hubiesen recogido hasta el punto de juntarlas en su pecho, apretándolas contra este con la poca fuerza que le quedaba. Su único consuelo era que eventualmente llegaría a esa casa y podría tirarse a dormir, pues solo eso le quedaba: no hacer nada.

Lo que fueron varios minutos adicionales de caminata fueron algo vago en la mente de la castaña, ni siquiera había observado si Lana seguía a su lado, había asumido que sí, abriendo la puerta sin mucho animo con un único objetivo en mente, sintiendo un pequeño sonido dentro de la casa.

Era un sonido que hace tiempo no había escuchado en el edificio, como si aquellas paredes se hubiesen encargado de hacer olvidar a sus residentes que algo diferente a la desesperación pudiese ocurrir, pues la suave risa a la lejanía era algo que su mente era incapaz de relacionar a su hogar, todo después de los gritos, llantos y malestares que significaba el vivir bajo ese techo. Su cuerpo se negaba a reaccionar, se negaba a ir a investigar y solo demandaba al corazón de Lynn terminar con su plan original y dejarse caer sobre la cama, pero sus recuerdos aclamaban otra cosa, un significado completamente diferente al que su mente había llegado, pues la última vez que había escuchado una risa era cuando esa persona seguía a su lado.

Cuando su padre aun le miraba con una sonrisa que hacía que todo el esfuerzo y dedicación valiese la pena.

Sus piernas reaccionaron antes que su mente, ya se había encaminado hacía la cocina antes de siquiera pensarlo, sentía como sus ojos se llenaban de una extraña sensación húmeda mientras todo lo que había pasado hasta la fecha se volvía una simple tontería producto de un mal sueño, pues comenzaba a estar segura que estaba a pocos pasos de que todo fuese una pesadilla, aquella horrible noticia solo fuese su mente atormentándola por no haber sido suficiente hija para su padre, pensando en cómo pediría disculpas y demostraría que es la verdadera número 1, que sería la hija perfecta y lograría que su padre le llevase consigo, viviendo felizmente con el reconocimiento de la única persona que la había aceptado tal como era ella, esbozando una torpe y rota sonrisa mientras la fuerza de su cuerpo se recuperaba en su totalidad, deteniéndose en la entrada de la cocina, viendo como una figura alta, de suéter verde y cabello castaño se volteaba para verla y darle una sonrisa.

- (Feliz) ¡Hola hija! ¡¿Cómo está mi campeona?!

- ¡Pa...!

No pudo terminar su frase antes de que un involuntario pestañeo cerrase su visión por una fracción de segundo, un misero instante en el que todo se volvió negro y se esfumo, viendo como en menos de lo que podía pensar aquella figura había desaparecido tal como si de cenizas se tratase, pues aquella afable sonrisa ya no estaba, solo tres figuras sentadas alrededor de la mesa de la cocina, observándole fijamente, contemplándole y juzgándole.

- Lynn.

Aquella tétrica voz logro espabilar ligeramente a la deportista cuyo cuerpo había dejado de reaccionar, girando su cabeza lo suficiente para notar como su compañera de cuarto le miraba mientras parecía intentar ocultarse con el respaldo de la silla donde estaba acomodada.

Lynn dio un paso atrás, ni siquiera termino de enfocarse o hacer un mínimo esfuerzo en reconocer a las otras dos figuras, pues comenzó a pestañear con fuerza, luchando contra su propia mente para que aquella vista fuese la falsa, que aquella bella postal en la que su padre seguía mirándole con una sonrisa en su rostro era la realidad.

Pero por más que pestañeaba, por más que intentase palpar el aire con sus brazos o que sus piernas lucharan por avanzar, lo único frente a ella era una habitación donde no se encontraba la persona que más ansiaba ver.

La sonrisa desapareció gradualmente de su rostro, no tenía razones por esforzarse en mantenerla, llevando su brazo a limpiar la poca humedad que se había formado en sus ojos antes de dejarlos caer por su propio peso, dándose media vuelta sin decir alguna palabra.

- L..Lynn, yo... él...

Por más que las débiles palabras de Lucy intentaron alcanzar a Lynn, esta ni siquiera le presto atención, solo arrastro su cuerpo hasta llegar a las escaleras y comenzó a subirlas, sintiendo como su peso aumentaba exponencialmente con cada peldaño que subía.

Esa era Lucy, su compañera de cuarto, la chica que había cometido un horrible pecado.

Eso era lo único que su mente había logrado conectar, todo lo demás lo omitió sin molestarse en pensarlo más.

En la cocina, mientras tanto, Lincoln observaba en silencio a Lucy, quien había se hallaba de pie ahora.

- Debemos irnos.

- ¿Esa era Lynn?

- (Sorprendida) ¿La conoces?

- Bueno, no es difícil saber de ella, además de que me acosa cada cierto tiempo, pero es la primera vez que la veo tan... mal.

- Posiblemente ella le diga a mamá Lori que estuviste aquí, y si lo hace ella se enojara mucho, así que tenemos que irnos rápido.

- ¡Oigan! – Lisa llamo la atención no solo con su voz, sino con un pequeño golpe a la mesa. - ¡Aun no terminan de responder a mis preguntas!

- Lo siento pequeña, pero Lucy tiene razón, no quiero volver a pasar por todo esto de nuevo.

Lucy tomo la mochila que había empacado mientras Lincoln y Lisa conversaban, no tenía muchas cosas pero no le importaba, no quería estar allí, ese lugar no le agradaba y por primera vez en mucho tiempo se había podido relajar, incluso desde antes que aquel dolor por el pecado que cometió le hiciese recordar lo que había hecho, algo de eso había podido ser dejado de lado por una conversación banal y la idea de algo de calor humano, cortesía del muchacho que se encontraba a su lado, y por esa razón no podía dejar que Lori le dañase, por esa razón tenían que abandonar la casa lo antes posible, su tiempo ahí se había extendido demasiado y temía de las consecuencias, por lo que sin importarle la reacción del muchacho tomo la mano de este con la idea de salir por la puerta, pues era un conflicto evitable y aunque la mañana había sido amena gracias a aquella faceta que desconocía de su hermana menor, era algo que debía terminar pronto.

Algo que sintió aún más cuando noto la expresión de Luna quien venía llegando en ese momento al hogar.

- (Molesta) ¿Donde... demonios... ¡Estaban ustedes dos!? ¡Los estuve buscando toda la bendita mañana! ¡Lincoln por dios, se que este puede ser un lugar nuevo para ti, pero no puedes escaparte así como si nada!

El muchacho se molestó ligeramente por aquella reacción, pues no solo ayer ni siquiera tenía la cabeza para pensar en todo eso, sino que el trato que le dieron cuando llego fue el mínimo e incluso nadie noto cuando se fue, verla tan alterada de la nada era algo que no le terminaba de convencer ni agradar.

- Ya me lo han dicho varias veces, yo no pertenezco a esta casa, solo hice lo más obvio y me fui a mi casa.

- ¡Esta ahora es tú casa!

- No lo es, yo vivo con el anciano y no me interesa esta casa, y me lo dejaron bastante claro ayer.

- ¡Eso no es algo que tu puedas decidir, eres solo un niño!

- ¡Y tú una desconocida!

- ¡Desconocida o no soy tu hermana mayor y vas a tener que aceptarlo!

- ¡¿Por qué tendría que hacerlo?! ¡Nunca hemos estado juntos y las pocas veces que lo hemos hecho son como esta, solo me gritan y me dicen que haga cosas!

- ¡Tú no sabes por todo lo que hemos tenido que pasar!

- ¡Y tú tampoco!

La expresión molesta de Luna solo se endureció más con aquellas palabras, acercándose con paso firme hasta cerrar la distancia con el muchacho el cual por instinto se preparo para otro asalto con la castaña, no era el primero, aun tenía algunos recuerdos de aquel fatídico asalto cuando estaba en su peor momento y ni siquiera fue capaz de oponerse a su embate, algo que ni siquiera le extraño, a penas si unas pocas de esas hermanas había demostrado no hablar con los puños y la única que tenía cerca de esas ahora se encontraba congelada detrás de él, simplemente aquella familia le era molesta, todo lo relacionado con ellos significaba dolor para él, solo quería retirarse y no volver a acercarse jamás, era lo mejor para todos pero parecía que ellas no lo querían ni cerca ni lejos, simplemente torturarlo era la motivación, por lo que intento reforzar su posición para contraatacar, era lo único que le quedaba, no iba a poder evitar el daño, nunca lo había podido hacer, por lo que como bien decía su abuelo, simplemente seguiría una vez todo terminara.

Pero lo que paso en ese momento fue algo que Lincoln no había visualizado.

Luna se arrodillo para ponerse a su altura, poniendo sus manos en los hombros del muchacho mientras le miraba fijamente a los ojos, pudiendo notar como si bien su expresión era enojada, sus ojos transmitían algo completamente diferente: pena.

- ¿Cómo quieres... que lo sepa... si ni siquiera hemos intentado hablar?

- ¿Cómo...

- Es cierto que no nos conocemos, apenas si llevo un tiempo que se siquiera de tu existencia, pero... ¿Acaso hemos intentado conversar? Si algo... se de ti... es que estabas con papá...

- No metas a Lynn en esto, estoy harto de me siga haciendo daño.

Las palabras de Lincoln cortaron el dialogo de Luna, fueron palabras secas escupidas hacía ella sin el menor tono de consideración, algo que provoco un pequeño escalofrío en Luna, casi provocando que soltase su agarre del muchacho, pero al final solo apretó con fuerza su boca y no se movió, volviendo a levantar su mirada para confrontar al molesto muchacho.

- Lincoln, nosotras... no, yo, he pensado mucho en todo esto, y... - Luna no se sentía bien, todo lo ocurrido le estaba partiendo el alma y sabía que era un desesperado intento por comenzar a arreglar las cosas, pero aún así debía intentarlo, esbozando una sonrisa mientras llevaba su mano derecha a su pecho. – Me... gustaría empezar de nuevo, me llamo Luna, Luna Loud, y soy... tu hermana mayor.

El peliblanco no estaba seguro de lo que acababa de escuchar, podía sentir parte de la incomodidad en las palabras de la adolescente, pero había una suavidad en estas que no lograba entender, no podía confirmar si le agradaba o temía lo que estaba ocurriendo, incluso estuvo tentado a alejarse, pero en ese momento sintió como su mano derecha era apretada, mirando por reacción hacía su costado encontrándose con Lucy quién se había aferrado a él, con su cabeza agachada, enfocada en sus pies, pero aferrándose tal como lo había hecho cuando se habían ido en la noche o cuando estaban con los McBride.

- Lincoln, al menos, hablemos las cosas, yo creo que a papá le hubiera gustado...

- (Molesto) ¡A él! – Bruscamente soltó su agarre de ambas chicas - Yo no le interesaba.

- Lincoln, papá...

- ¡Ya dejen de hablar de él!

- O..Ok.

- Entonces me largo, sabía que no tendría que haber venido aquí.

- Lincoln, - Luna intento usar un tono suave, pero esta vez intento no tocar al muchacho. - Te guste o no, no puedes salir de esta casa.

- Solo tengo que esperar a que llegue el anciano, él me cuida.

- Pero Rita te trajo por alguna razón.

- B..Bueno, él...

- Al señor se lo llevo la policía ayer, por esa razón mamá Rita trajo a Lincoln.

- (Molesto) Eso no era necesario decirlo.

- ¿Policía? ¿Fue arrestado? Lincoln, ¿Sabes lo que eso significa?

- El anciano no es idiota, estoy seguro de que va a salir de eso.

- Oye, eso no es tan sencillo.

- Solo es cosa de darle un tiempo.

- Entonces, al menos, ¿Te parece esperar a que salga aquí con nosotros?

- No.

- N..Ni siquiera lo dudaste.

- Ya te dije mis razones, no confió en ustedes.

- Pero no te puedes quedar solo.

- ¿Y eso haría alguna diferencia? Estuve solo la mayor parte de mi vida, incluso cuando ni siquiera sabía cocinar o no me tomaban en serio en las tiendas, ahora al menos se hacer esas cosas, puedo esperar al anciano perfectamente por mi cuenta.

- (Molesta) Eso fue bastante cruel con papá, puede que ya no esté, pero no es motivo para que hables así de él.

- (Molesto) Deja de defenderlo.

- Estoy segura de que la última voluntad de papá era que nos lleváramos bien, el siempre busco que todas fuéramos felices y siempre nos recibía con una sonrisa, siempre buscaba tener algo de tiempo para nosotras y realmente se esforzaba porque sonriéramos, no era un hombre perfecto, pero alguien así no se merece el odio de nadie.

Aquellas palabras no hacían más que hacer hervir la sangre del muchacho.

¿Recibirle con una sonrisa? ¿Buscar su felicidad? ¿Tener tiempo?

Lynn quizás lo había intentado, pero eso no borraba todas esas veces que había mirado hacía la puerta con la esperanza de que esta fuese abierta y buscasen para un abrazo, aquellas ocasiones en que el mundo aún le daba miedo y termino siendo olvidado en la tienda por distraerse viendo algún dulce. Para Lincoln, era simplemente escuchar a otra persona, era ver el esfuerzo concentrado del adulto en unos meses repartido por, lo que parecía, toda la vida de la muchacha.

- ¿Qué? ¿Acaso creías que no le iba a dar cariño a mis hijas? Por favor, que tú no me importaras no significaba que ellas tampoco jajaja.

Esa voz había resonado nuevamente en su cabeza, una que había logrado acallar con la compañía del anciano, una de la que sentía que finalmente era libre, pero era extraño, esa voz siempre significaba su sufrimiento, le provocaba un daño enorme a su corazón con solo escuchar esa risa burlesca, pero ahora, al abrir sus ojos, pudo ver aquella perturbada sonrisa frente a él, burlándose una vez más de su miseria, llenándolo de un nuevo sentimiento, ira.

- ¡Ya déjame en paz y desaparece de una vez!

Ni siquiera lo pensó mucho y lanzo un puñetazo hacía la sombra, no le importaba, quería hacerla desaparecer de una u otra forma, pero para su sorpresa, la sombra no se desvaneció, pudo sentir el impacto en su nudillo, viendo como esa sonrisa se desvanecía en el rostro herido y sorprendido de la muchacha que hace unos momentos intentaba conectar con él.

Lucy del susto retrocedió, aquella reacción de Lincoln fue demasiado repentina, viendo como su hermana se había retraído debido al impacto en su rostro, observando como aquella expresión creada con todo su esfuerzo comenzaba a caerse a pedazos, llevando incrédula su temblorosa mano hasta su mejilla ahora adolorida.

El golpe no había sido especialmente fuerte, ni siquiera había logrado mover mucho su rostro o hacerla tambalear, pero el daño emocional que había recibido había sido significativo, palpando la zona mientras aun intentaba procesar que su esfuerzo había sido completamente inútil, pues no solo había fallado en la única tarea de la que aun confiaba podía hacer para respetar el legado de su padre y que su fragmentada familia pudiese unirse un poco más, sino que sentía que todo se desmoronaba en el molesto rostro de un niño que claramente no quería tenerla cerca.

- P..Perdón...

Lincoln había balbuceado aquella palabra, había arrepentimiento en su voz, pero la expresión de Luna no se había recompuesto en lo absoluto.

- N..No te preocupes... solo... solo... no vayas lejos, ¿Ok?

Dicho eso Luna se levantó, caminando lentamente hacía su habitación, tal como lo había hecho el día anterior y había evitado cualquier posible confrontación con el muchacho.

- Yo... lo arruine, ¿Verdad?

Lucy no podía pronunciar palabra ante lo que acababa de presenciar, seguía asustada por todo lo ocurrido y había creído que confiar ciegamente en el muchacho era su mejor salida a recuperar parte de su tranquilidad, pero las palabras de Lori respecto a la peligrosidad del muchacho habían comenzado a calar nuevamente en su mente, viendo el arrebato que este hizo contra Luna, una chica que se había intentado acercar gentilmente a su lado, pero... también era un punto el hecho de que Lincoln no reaccionaba bien a los comentarios referentes a su padre, lo había vivido el día anterior y Luna no se había detenido, ante ambas dudas, la muchacha simplemente no sabía cómo reaccionar.

- ¿Cómo sabes que lo arruinaste?

El muchacho se volteo lentamente, observando que la pequeña castaña, culpable de que siguiese en esa casa debido a sus preguntas, le había interrogado una vez más.

- ¿No viste lo que ocurrió? Le pegué.

- Pero le pediste disculpas y ella te perdono.

- No es tan simple.

- ¿Por qué?

- Porque... bueno... porque no es simple.

- ¿Por qué?

- Porque... le pegue, y eso no es bueno.

- Y si no era bueno, ¿Por qué le pegaste?

Lincoln solo se quedo en silencio, pues ya no sabía que responder.


Minutos después, centro de Royal Woods

A medida que caminaba por las calles intentaba fijarse todo cuanto podía en los objetos mostrados en la vitrina de la tienda, había pasado una buena cantidad de tiempo desde que se había tomado un tiempo para ella y había ignorado todo lo que pasaba en su hogar, pero después del ataque de aquel anciano a su hogar sentía que no quería llegar pronto, habían pasado demasiadas cosas en su hogar y Luna iría directamente, ella podía quedarse con las menores, podía ser la "madura" en la situación, aunque el pensar eso había hecho irritarse un poco a Luan.

Ni siquiera había tenido tiempo ni mente para hacer sus bromas, algo que era casi un pecado, Lori le había dado instrucciones muy claras sobre el delicado ambiente familiar y que sus bromas solo causarían más molestias, pero ¿Acaso era justo que solo ella tuviese que contenerse porque las cosas estuvieran mal? Ella también necesitaba desahogarse, hacer algo que le permitiera olvidarse de los problemas y las bromas eran una perfecta solución, más cuando había tanto dolor contenido y las risas faltaban.

Por eso sus ojos se habían centrado en algunos artefactos para bromas, principalmente en unos cojines sonoros, pues Lori siempre había tenido esa clase de problemas, posiblemente ni siquiera se daría cuenta que no era ella hasta que fuese muy tarde y todos estuviesen riendo.

- Jejeje, Lori no sabrá ni quien le jugo la broma.

Dejando aquel cojín empezó a ver otros objetos cercanos, observando de vez en cuando por el cristal del local hacía el exterior, viendo varias de las familias pasar con una sonrisa en sus rostros, demacrando un poco su sonrisa.

- (Pensando) ¿Volveremos a tener esa calma algún día?

Alcanzo a ver una pequeña familia por el cristal, un padre, una madre, un par de niñas, quizás sus recuerdos estaban muy diluidos debido a todo el tiempo que había transcurrido, pero aun lograba guardar en su corazón aquella bella edad cuando era pequeña, de la edad de Lisa, posiblemente más joven, cuando su familia aún era una familia, recordar cuando podía salir a caminar con su padre y su madre juntos, cada uno sosteniendo una de sus manos, intentando recordar sus expresiones pese a que solo era capaz de visualizar sombras borrosas donde se supone estaban las sonrientes expresiones de ambos, pero eso le bastaba, la idea de que pudieron ser felices, eso le motivaba, el recordar la gentil voz de sus padres, los pequeños detalles.

Aquel tiempo donde incluso Rita le observaba con una sonrisa y le consentía como la niña pequeña que era, alegrándose de sus pequeñas victorias diarias con el aprendizaje o las muestras de cariño, algo que le hizo suspirar antes de quitar su vista de aquella familia.

- (Pensando) Quisiera saberlo mamá, ¿Qué cambio?

Mientras aún tenía su mirada perdida, sin observar nada en concreto, decidió que lo mejor sería comprar otro día, quizás pedirle a Luna que le acompañase, no lo sabía, pero deposito las cosas con calma en el estante, notando por el cristal algo que llamo poderosamente su atención.

Sabía que Lori trabajaba todo el día y estudiaba en la noche, eso era lo que tanto Lori como Luna habían dicho, entonces, ¿Qué hacía Lori caminando por esa zona a esa hora?

No se había enterado de que la chica hubiese pedido el día libre, después de todo, esa mañana dijo que iría a trabajar, misma razón por la que enviaron a todas a la escuela, se supone era para que todos se distrajeran de pensar en Lola, pero, entonces, ¿Qué hacía ahí?

No dudo en comenzar a seguirla, manteniendo una distancia prudente hasta que la muchacha ingreso a un café en las cercanías.

- (Pensando) ¿Qué hace en un lugar así?

Agradeciendo que el establecimiento era amplio, la muchacha ingreso intentando evitar en todo lo posible que Lori notase su presencia, sentándose a un par de mesas de distancia de donde esta se sentó, pues lo que más le extrañaba era que la muchacha se había sentado en la misma mesa que un hombre castaño.

- (Pensando) ¿Qué está ocurriendo aquí?

Lori, por su parte, miraba cansada hacia su acompañante, algo que se notaba en el ambiente que se había generado entre ambos, siendo el tenso ambiente roto por una camarera que se acerco para tomar la orden de ambos, siendo el momento en que esta se retiró cuando Leo comenzó a hablar.

- ¿Cómo has estado Lori? Te ves cansada.

- Lo estoy, todo ha sido tan complicado, primero con lo de Lola... lo de ese anciano y ahora con lo de Rita... todo es tan caótico.

- Sigo... lamentando lo de mi sobrina, me gustaría haberla conocido.

- Ella era un encanto, siempre tenia una sonrisa cuando estaba cerca e intentaba jugar conmigo, de verdad que le encantaban las fiestas de té y los vestidos, seguro... que la hubieras amado de haberla visto.

La muchacha ni siquiera se dio cuenta como una sonrisa se había esbozado mientras hablaba, tanto como el hecho de que estuviese limpiando la humedad de sus cansados ojos.

- Creo... que no debí de haberme ido.

- Tienes a tu esposa y tus hijas, lo entiendo, además aun tienes que llevarte a ese niño.

- Si... Lincoln... sigh...

- ¿Ocurrió algo tío?

Leo tomo la mano izquierda de Lori, la tomo con suma gentileza, tal como lo habría hecho con una de sus hijas.

- ¿No quieres venirte conmigo?

Los ojos de Lori se abrieron tanto como pudieron, sintiendo el gentil apretón que aquel adulto le ofrecía, viendo aquella expresión en la que sentía que podía confiar.

- Yo no...

- Creo habértelo dicho, pero tienes mucho de Lynn en ti, mucho más de lo que tú crees, mi padre, tu abuelo, esta obsesionado con Lincoln, cree que puede compensar todo lo que no hizo por mi hermano con él y yo también ya estoy cansado de todo esto, cansado de su odio y sus maquinaciones, estoy seguro de que mi hermanito no hubiera querido nada de esto.

- Tanto como que hubiera querido que sus hijas se mantuvieran juntas.

Aquellas palabras calaron profundo en Leo, momento que Lori aprovecho para soltar su mano.

- Yo... siento que tengo mucho odio en mi por Rita, por ese niño, por todo lo que ha ocurrido... yo... no puedo cumplir la memoria de papá así, pero tampoco las puedo dejar, no así, no con esa víbora arrastrándose por ahí.

- Entiendo, al menos, por el momento, te avisare cuando este todo listo respecto al entierro de Lola me encargare de que al menos quede junto a su padre.

- Gra...

- ¿De qué está hablando?

Lori rápidamente se volteó, notando para su terror como Luan se había acercado por su espalda, mirándola de forma perdida por lo que acababa de escuchar en la conversación entre ambas partes.

- ¿A que se refieres con "donde está papá"? Lori, tú dijiste que no sabías, que no habías podido hacer nada.

- Luan, hablaremos en la casa, por el momento déjanos solos por favor.

- No, me mentiste, siempre quise, ni siquiera solo yo, varias quisimos al menos visitar la tumba de papá, una que nos lamentamos ni siquiera existiera, ¿Y ahora me entero de que este señor sabe su ubicación? ¿Y que con Lola? ¿Tampoco tengo derecho a saber?

- Luan, no...

- ¡No! Respóndeme ahora, necesito saberlo.

- Luan, en serio, este no es momento para eso, no te comportes como una niña pequeña y obedéceme.

- No voy a obedecer, no tengo motivos para hacerlo, ni siquiera eres honesta conmigo, respóndeme ahora.

- ¡Luan, no!

- Lori, creo que no es buen momento, así que mejor me retiro.

- ¡Luan! Maldita sea.

- ¡Quiero saber al menos donde está enterrada mi familia!

Luan sentía como la sangre le hervía, como su conciencia se nublaba solo por un conocimiento tan simple como lo era la ubicación de un lugar, algo que su hermana mayor se había guardado exclusivamente para ella, un secreto profundo que pudo haberle ayudado durante todo ese tiempo de duelo y dolor, su intención era abalanzarse sobre Lori por la información de ser necesario, pero su hermana no dudo en levantarse cuando su furiosa voz comenzaba a transformarse en gritos y arrastrarla a la fuerza del lugar, sacándola a la calle aun cuando ofrecía toda la resistencia posible, la cual le era imposible de superar, llevándola hasta un lugar no tan concurrido antes de soltarla.

- ¡Eso duele!

- ¡¿Qué mierda te pasa Luan?! ¡Al menos debiste notar que estaba en algo importante!

- ¡¿Importante?! ¡Claro que era importante! ¡Hablaban de mi difunta hermanita y de cosas de las que no tenia idea! ¡Claro que sé que era importante!

- ¡Entonces debiste ser más madura y haber esperado al menos a que terminásemos de conversar!

- ¡No me vengas con madures cuando tú te guardas todo para ti! ¡Yo también necesito saber esas cosas!

- ¡Cuando Luna y yo decidamos que las condiciones lo permitan íbamos a contarles todo!

- ¿Luna... lo sabía?

- ¡Claro que lo sabe! ¡Es la única persona en la que puedo confiar para estás cosas, todas ustedes son un grupo de revoltosas que crean desastre por cosas mínimas! ¡¿Acaso te detuviste siquiera a pensar que estaba haciendo algo importante?! ¡¿Sabes todo lo que he tenido que hacer para que ustedes puedan tener algo de tranquilidad?! ¡Claro que no lo sabes, solo vives en tu mundo, haciendo bromas ridículas y creyéndote como la señorita madura, por eso no puedo confiar en ti, eres solo otra niña más que tiene que ser cuidada, así que deja de hacer un evento de todo esto y ve a casa!

Luan apretaba sus manos con toda la fuerza que contaba, sintiendo como sus brazos se tensaban ante la impotencia que aquellas frases dichas con rabia por Lori le producían, sintiendo como sus ojos nuevamente se llenaban de lágrimas.

- ¡Bien! ¡Si no me quieres decir por mi bien!

Luan se retiro molesta, ni siquiera se volteo a ve a Lori quien se mantuvo intentando calmar su rabia mientras rogaba que su tío siguiese en el café esperándole, pues aun tenía varios temas que tratar con este.

La castaña hizo lo posible para llegar tan rápido como pudo a su hogar, ignorando cualquier cosa, encerrándose en su habitación antes de tirarse a su cama, pero aquella acción le permitió notar que su hermana también se encontraba en el lugar.

- Luna, tenemos que hablar.

- (Decaída) No ahora Luan.

- ¿Tú sabes dónde está enterrado papá?

- Claro que no Luan, si lo supiera yo ya...

- ¿Y sabías que tenemos un tío el cual habla con Lori?

- ... – Aquel pequeño silencio solo duro un instante, pero fue suficiente para hacer dudar a Luan. – No lo sabía.

- Si lo sabías... si lo sabías... ¡Si sabes dónde está papá!

Un pequeño golpe pudo ser escuchado después de aquella frase desde fuera del dormitorio, pero ninguna de las dos hermanas le dio atención alguna, pues Luna solo se arropo más.

- ¡Contéstame Luna!

- Yo... no puedo decirlo.

- ¡¿Cómo que no?! Sabes perfectamente cuanto hemos querido despedirnos al menos de él, y ahora... ¡¿Resulta que si había un lugar?! ¡¿Qué mierda les pasa a ti y a Lori?!

- ¡Sabíamos que armarían un escandalo si se enteraban tal como el que estás haciendo ahora, son demasiado inmaduras para poder hacer estás cosas y no son procesos sencillos de llevar, menos ahora!

- ¡No tienen el derecho de evitar que lo veamos!

- ¡No tenemos la cabeza para tener que soportar esto! – La castaña se incorporó, mirando fijamente a su hermana menor – ¿Te has puesto a pensar en todo lo que hemos tenido que hacer? ¡Incluso hay un nuevo niño en esta casa!

- ¡Eso no me interesa, quiero ver a papá!

- ¡¿Ves?! ¡Por eso no podíamos hablar del tema hasta que las cosas se calmaran!

- De... de todas nuestras hermanas... siempre he confiado ciegamente en ti Luna, ni siquiera lo he hecho tan profundamente con mamá Lori, te he... contado cada cosa, cada suceso, cada pensamiento que ha pasado por mí, y yo... solo pido un poco de confianza, me siento... sola... con todo lo que ha ocurrido, con el ataque del anciano, tú... no estabas a mi lado, he intentado resistir, he creído en ti... pero... tú no quieres confiar en mi...

- Luan, esto... es más complicado de lo que crees.

- Yo puedo soportarlo, solo... dame la oportunidad, confía en mi... snif... por favor...

- Luan...

Luna bajo tranquilamente de su litera, viendo lo frágil que notaba a su hermana en ese momento.

Quizás era solo 1 año de diferencia, pero siempre la había visto como alguien menor a la que proteger, tal como Lori lo había hecho con ella, ella había evitado en todo lo posible que el dolor de la realidad de su hogar golpease a su hermanita, y cuando Lori no lo soporto más fue cuando comenzó a compartir la carga con ella, algo que ella se había prometido no iba a hacer con Luan, quería que ella pudiese disfrutar con calma de su vida, que viviera en lo posible en un mundo ajeno al dolor de su hogar, pero no había pensado en que eso podía ser aquello que estuviese lastimando tanto a su hermanita, pues ella aun tenía presente como se volvió a fragmentar su corazón el día que vio la tumba, y el solo pensar que ahora habría una a su lado solo le dolía más, era un dolor que esperaba no tener que compartir hasta que fueran lo suficientemente mayores, esa era su idea de protegerla, pero no estaba haciéndolo, todo lo contrario, aquella chica que gustaba de generar sonrisas ahora estaba a su lado sufriendo, sufriendo no solo por su propio dolor, sino por la soledad a la que la había sometido gracias a su "protección".

- Luan, lo siento... yo creía que... te estaba protegiendo...

- ¿Y si yo quiero protegerte a ti? Snif ¿Cómo puedo hacerlo si no me dejas ayudarte?

- Yo... lo siento tanto hermanita...

Luna abrazo a su hermana, no pudo evitarlo, le sacaba solo unos pocos centímetros de altura, pero eso era suficiente para sentirla como alguien pequeña, alguien a quien debía proteger, tanto como a sus hermanas menores, tanto como a su nuevo hermanito, pues ahora había comprendido algo más, algo que ignoraba, aferrándose aún más a su hermana mientras pensaba en la familia que le quedaba.

- Yo... confiare más en ti Luan, pero prométeme... que esto quedará entre nosotras.

- Por supuesto... yo... daré mi mejor esfuerzo...

- Gracias hermanita.

Ambas se sentaron en la litera de Luan, y, tal como lo habían hecho cuando eran mucho más jóvenes, comenzaron a conversar, pero Luan solo respondía cosas pequeñas, pues Luna fue quien comenzó a sincerarse de todo, no oculto nada, todo cuanto sabía y le había contado Lori, todo cuanto ella había visto, sus inquietudes referentes a Lincoln, su dolor en cuanto a Lola, su miedo hacía Rita, sintiendo como su propio dolor comenzaba a disminuir, pues, después de tanto tiempo.

Había encontrado a quien le ayudase a cargar su dolor.


Hospital de Royal Woods, en ese momento

En silencio, una mujer rubia observaba con calma la incubadora frente a ella, algo que no sabía explicar y que cada médico que le había hablado le había dicho era un milagro como aquella bebé había sobrevivido, pues si no hubiese recibido atención inmediata cuando llego, con que se hubiese demorado unos minutos más, si le hubiese importado siquiera un poco la integridad de su vehículo, un semáforo en el que se hubiera detenido, tantos factores, tanta aleatoriedad, y aquella pequeña criatura no lo hubiera conseguido, era un literal milagro, uno que ella había ayudado a contribuir y del que no le importaba tener que pagar por, prácticamente, un vehículo nuevo.

Posiblemente un embarazo juvenil con un parto prematuro y la desesperación del momento, quizás la venta de un bebé o un asalto que termino con el abandono del bebé, teorías había muchas, pero la realidad era una sola, el bebé había sobrevivido y luchaba por continuar así.

Ver aquellos pequeños movimientos, el esfuerzo por ocupar sus propios pulmones, no podía evitar pensar en su propio único hijo al verle, tan pequeña y frágil.

Observándola en calma, pensando que quizás... fue cosa del destino.

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