Escape
Aunque se encontraban en la misma habitación, en la misma mesa y comiendo los mismos alimentos las dos personas que habitaban aquel hogar no sentían que eran capaces de hablarle al otro.
El ambiente era silencioso, más de lo que jamás aquella casa había albergado con ocupantes dentro y la tensión era lo suficiente como para asfixiar a cualquier visitante, más aquello no era producido por deseos hostiles como furia, rencor o molestia, sino por otra sensación, aquella por la cual buscar la mirada del otro se hacía difícil y el silencio pesado, aquella por la que acercarse a su compañero provocaba pavor o directamente sentían la necesidad de alejarse, pues en el fondo temían causarle daño al otro... sin saber que aquello ya los dañaba significativamente.
Ambos tenían miedo.
Miedo de dañar a su compañero. De hacerlo nuevamente.
Por eso los únicos sonidos que resonaban en aquella habitación eran suaves sorbidos o leves masticadas, pues la mirada tanto del niño como del adulto se encontraban centradas en sus respectivos desayunos.
De vez en cuando Lincoln levantaba ligeramente la vista y observaba al castaño que tenia en frente solo que su visión no era dirigida a su rostro, no solo se sentía incapaz de mirarle a los ojos después de haberle atacado sino que su visión se centraba en otra parte, una que podía observar mover con algo de dificultad debido a los vendajes de esta, la mano de su maestro.
Había mordido profundamente la mano dominante del adulto y podía notarlo por como sentía dolor cada que vez que la usaba o los torpes intentos de hacer acciones básicas con su otra mano solo para rendirse al rato y soportar el dolor de usar aquella extremidad, sobre todo cuando hacía movimientos por inercia y olvidaba aquella herida.
Lo había observado desde que habían vuelto a casa luego de pasar por el hospital, lugar donde despertó junto a un asustado y ya vendado Ethan quien no tardo en abrazarle aliviado, más el no quería tocarlo, no denuevo... cosas malas pasan cuando eso sucede, cuando el se acerca a alguien, y no quería dañarle... otra vez.
Eso consagro su silencio del resto del día, momentos en que observaba como actividades básicas se complicaban con aquella mano parcialmente inmovilizada por lo que intentaba ayudarle como podía siempre que no estuviese cerca.
Mientras Ethan notaba aquello, el niño no se sentía bien cerca de él y sus intentos parecían provocar miedo en el pequeño, uno que no supo proteger pese a que se lo había prometido, uno que en el momento de la verdad había sido destruido al punto de perderse a si mismo, en cualquier caso no lo podía culpar después de todo lo ocurrido y el colmo había sido un anciano salido de la nada que se autoproclamaba como su abuelo.
Patrañas y ridiculeces.
Un abuelo no se comporta así, ni menos con un niño que claramente no le conoce y aunque lo fuese de verdad era alguien que no estaba bien de la cabeza, solo era un anciano que llego a demostrarle cuanto le puede fallar a un niño roto en su momento más vulnerable... y eso le dolía, más que aquella punzante sensación en su mano o la molestia al masticar en con su lado derecho, le dolía saber que Lincoln comenzaba a perderse a si mismo, su ser comenzaba a morir.
¿Lo peor? Ya no confiaba en él, verle alejarse y evitar su mirada eran las pruebas que necesitaba, eso definitivamente era lo peor.
Y con esos pensamientos el día acabo e inicio nuevamente, juntando la carne en la mesa pero muy lejos en espíritu. Algo que Ethan quería remediar.
- Lincoln.
- ...
- Lo que ocurrió ayer...
Al mencionar ello pudo notar el pequeño sobresalto del chico, era claro que seguía siendo un tema muy sensible pero no lo podía postergar.
- Escucha yo...
- No hace falta, lo entiendo.
El tono del niño había sido claro y preciso, algo muy diferente al casi temor con el que había hablado la última semana, un tono como si todo aquel con el que hablase estuviese dispuesto a saltar encima de él solo para destruirlo y con ello calmase cualquier intento, pues no solo pudo hablar sin dudar, sino que se notaba la intención del muchacho. El quería acabar con esa conversación en allí.
- Lincoln...
- Por favor, no hace falta, entiendo mi error.
- Pero...
- Gracias por el desayuno.
Mientras aún el hilo de voz de Ethan retumbando en la habitación el niño se levanto de su asiento y salió, no se sentía capaz, no era capaz de hecho de escucharle a él recriminarle por lo que había hecho pues era consiente de su error, incluso sabía que como había actuado distaba por mucho de ser una reacción correcta pero no era capaz de hacerle cara, mucho menos ahora.
Con ello se dirigió a su habitación improvisada mientras rogaba que ese fuese un lugar seguro, uno donde poder ocultarse del resto del mundo. Rogando encontrar calma en su propia soledad donde no pudiese lastimar a nadie más.
Ethan espero unos momentos antes de ir tras el pequeño y se quedo observando la puerta cerrada, recordando cuando el chico recibió la habitación mientras comentaba con una débil sonrisa que jamás había tenido una habitación para él solo antes de llorar por el recuerdo de su antiguo compañero, fue un momento de calma y desahogo para el muchacho quien era incapaz de seguirle el ritmo a su propia vida mientras le abrazaba gentilmente y escuchaba su dolor pero ahora siquiera había pasado mucho tiempo antes que se volviese una barrera que sentía comenzaba a separarlos. Algo que no quería permitir y por eso toco suavemente la puerta con su mano en buen estado.
- Lincoln, por favor escúchame.
- Señor Dawkins, por favor, necesito pensar, quiero estar solo por un tiempo.
- Eso no es bueno para ti, no...
- (Suplicando) Por favor, no puedo en este momento... no me obligue por favor.
La preocupación seguía creciendo en el interior de Ethan casi como si fuese un vacío en su interior, deseando tener las palabras correctas o poder corresponder correctamente a los sentimientos que llenaban la mente del muchacho, pero no era capaz en ese momento y no quería dañarlo más, por lo que muy a su pesar... decidió tomar su palabra.
- Entiendo Lincoln, no te preocupes, pero prométeme que cuando te sientas capaz hablaras conmigo ¿Está bien?
- Si.
Aquel si no contenía el menor atisbo de animo o real deseo de ser mencionado pero en ese momento no le quedaba de otra, Ethan por su parte solo podía esperar.
Horas más tarde
Ethan se encontraba sentado en la sala de estar de su hogar, simplemente viendo la televisión sin importarle el programa que esta estaba emitiendo pues su mente se encontraba perdida, había hecho el almuerzo e intentado que el muchacho comiese con él pero esta vez ni siquiera le contesto, algo que le dolió profundamente pero siendo sincero con él mismo tampoco sabía que palabras dedicarle en esa situación pues muchas de sus ideas le resultaban irónicamente básicas, por poco que fuese el efecto las palabras del moralismo ambiguo del anciano si habían hecho un poco de eco en su mente combinadas con unas antiguas palabras de Lynn, realmente la paternidad era algo distinto y más cuando el muchacho estaba destrozado por lo que solo le quedaba pensar hasta encontrar aquello que salvase al muchacho. Acción que realizaba hasta que el timbre de su hogar comenzó a sonar.
Realmente no esperaba visitas así que no podía hacerse idea alguna de quien estuviese en la puerta pero quizás aquella persona pudiese mejorar algo los ánimos por lo que no perdía nada en abrir, cosa que no tardo en hacer y notar a uno de sus estudiantes y buen amigo de Lincoln, Trent Anderson.
- ¿Trent? ¿Qué estás haciendo aquí?
- Buenas tardes profesor, vine a visitar a Lincoln y entregarle un aviso.
- Chico, recuerda que les dije...
- Lo sé y lo entiendo, pero es realmente importante que le de el recado a Linc, además... (Tono dolido) todos queremos saber como está.
Y con eso era otro muchacho apenado por sus decisiones, cosa que le hacia cuestionarse un poco sus propios métodos para tratar al pequeño.
- En este momento él... él...
- ¿Si?
- Lincoln está mal, muy mal, ha pasado por mucho, demasiado para el gusto de cualquiera.
- Lo sé, fue lo que nos conto en la escuela y por eso creo que le haría bien conversar con nosotros, quería venir con Jayden y Karen pero ambos tuvieron problemas, sobre todo Jayden.
- Eso no suena bien ¿Le paso algo grave?
- Se podría decir que si, además que en parte es la razón por la que necesito darle un recado de su parte.
- Mmm... no se si a Lincoln le sea bueno enterarse de más problemas justo ahora...
Dicho eso un pequeño silencio se formo entre ambos, cosa que Trent termino por romper al notar la incomoda expresión del adulto.
- ¿Y si le prometo que no hablare de ello con Linc?
- ¿Eh?
- Al menos conversar con él, no lo sé, incluso la posibilidad de salir y conversar, si algo se de él es que disfruta de caminar y quizás una buena caminata le ayude, usted sabe, para despejarse de todo.
El adulto quería mencionar el fallido intento que tuvo ayer de realizar esa misma acción pero también reconoció que era una buena idea, quizás su solución no fue la mejor, quizás le faltaba convivir con gente más acorde a él, gente con la que se sintiese mejor que con él... gente que no le hubiese fallado antes... por lo que con un suspiro confirmo su idea antes de centrar su mirada en el pequeño de lentes.
- Creo que tienes razón chico, vamos, entra.
Si bien Trent había convivido una buena parte de su más tierna infancia con un chico que no temía expresarse tal cual era junto a sus otros cercanos, considerando que nunca faltaban los comentarios algo presuntuosos debido a sus posiciones sociales una vez termino por acercarse al chico peliblanco supo bien lo que era ser escuchado pero a su vez se tuvo que enfrentar a una persona bastante cerrada, una a la que no podría sacarle palabras todo el tiempo o siquiera entender como su propio cuerpo hablaba más que su boca, por ello él lo sabía, de hecho estaba completamente seguro, las cosas estaban peor de lo que eran la última vez que converso con el adulto y eso le preocupaba. Pues las peores teorías que habían surgido tras ver aquellas cintas policiales en el complejo de departamentos comenzaban a cobrar mucha fuerza en su mente.
- G..Gracias profesor.
Y con ello se interno en aquel hogar siendo guiado por el adulto.
La caminata por el lugar fue en silencio, de reojo observaba la mirada preocupada y cansada del adulto, realmente tenía muchas ganas de preguntar por el moretón en su rostro y el vendaje de su mano pero considerando su objetivo real era prioritario su amigo, si todo salía bien ya tendría tiempo de preguntar, pues sabía perfectamente el mejor lugar para llevarle.
- Esta es su habitación - Comienza a inclinarse hasta quedar apoyado en una sola pierna mientras posa su mano en su hombro - Escucha chico, a Lincoln le paso algo que a ningún chico debería pasarle, por lo que ten cuidado con como hables con él, y sobre todo no menciones a su padre ¿Está bien?
- (Preocupado) S..Si.
- Bien - Con ello suelta el hombro de Trent mientras se incorpora y comienza a golpear suavemente la puerta - Lincoln, recuerdo lo que conversamos esta mañana pero uno de tus amigos vino a visitarte y creo que te haría bien conversar con alguien más... ya sabes... para poder ventilar un poco tu mente...
- Hey Linc, soy yo, Trent, vengo también de parte de los demás, queremos saber de ti amigo... ¿Me dejas pasar?
Ambos esperaron alguna reacción, pero el silencio era la única respuesta que recibían.
- Lincoln, entiendo que estés molesto conmigo, pero al menos escucha a tu amigo.
- Si Linc... se que no soy Jayden pero amigo, sabes que cuentas conmigo, con todos de hecho y más después de... bueno, eso no importa, pero vamos viejo, ábreme.
Y el silencio fue nuevamente la única respuesta.
- ¿No estará durmiendo? Quizás por eso no nos contesta.
La teoría del castaño de lentes era algo que le hubiese gustado creer a Ethan, pero después de estar un tiempo con él sabía que eso era poco probable, incluso de ser así el chico era de un sueño sumamente frágil por lo que sus palabras le hubiesen despertado, por lo que una extraña y desagradable sensación comenzó a crearse dentro de él. Una que rogaba estuviese equivocado.
- Espérame aquí, tengo una copia del cerrojo en mi habitación.
- Espere ¿Va a entrar así nada más?
Ethan ni siquiera termino de escuchar al niño antes de encontrarse en camino a su cuarto, ni siquiera alcanzo a procesar cuando ya tenía la llave y se encontraba abriendo la cerradura, aquella idea que se formo en su mente no le gustaba, incluso le aterraba, si se equivocaba ya se disculparía, pero si no se equivocaba...
Y con ello la puerta se desbloqueo, giro la manilla y la habitación quedo expuesta.
Solo para ser sorprendido con aquello a lo que tanto temía.
- (Aterrado) Lincoln...
En ese momento, parque de Royal Woods
Sus pies solo siguieron el camino, realmente no lo pensó en el momento en que salió por la ventana pero necesitaba alejarse de allí, aquella mirada todavía le perseguía, aquel rostro dolido solo se sumaba a las sutiles quejas con las que pudo presento por el dolor causado.
Su maestro era alguien gentil, le había acogido y dado cariño cuando más lo necesito, el por su parte solo le hizo gastar su dinero y provocarle dolor, solo era una sentencia de muerte andante, si solo basto una semana con él para provocar eso cuanto tardaría en dañar a sus amigos, ellos eran gente de bien, gente que tenían sus propias y felices vidas antes de conocerle y encerrarse en aquella burbuja de felicidad, era cosa de tiempo antes que aquella maldición comenzara a afectarles y el solo podría ser testigo de como todos comenzaban a lamentar haberle dejado aproximarse a sus vidas, como serían dañados solo por estar cerca de él.
Lo que más lamentaba era su escape, el adulto no se merecía un acto así pero era lo mejor, sus amigos le olvidarían con le tiempo y solo sería ese chico raro que conocieron una vez en sus infancias, pero por sobre todo lamentaba haber dejado sus guantes sobre su cama, no quería pensar en cuanto daño más podría hacer si seguía tocando cosas, cuanta tortura más produciría antes de que el mundo se diese cuenta del peligro que representaba, como...
- Eso Lincoln ¿Cuánto se tardará el mundo en darse cuenta que eres una plaga que debe ser erradicada de este mundo? ¿Crees que me trago eso de que no lo haces intencional? Ese anciano tenía razón hijo, eres un cobarde, atacas cuando sabes que nada te va a pasar ¿Acaso golpeaste como correspondía mientras estuviste libre o cuando el estaba fijándose en ti? No... no lo hiciste, atacaste cuando estaba aturdido, cuando estaba confundido y el remate... atacaste a Dawkins, quien sabes que no te atacaría ¿Eso te gusta no? No te costará mucho comenzar con tus amiguitos...
Lincoln solo bajo la cabeza ante la charla de aquella sombra, su risa y sus insultos eran cosas que no podía soportar y dañaban seriamente su corazón, pero tanto como le dolía la odiaba, odiaba esa cosa y una parte de él no quería darle la razón.
Por más que sus ojos se humedecían no quería llorar.
- Incluso llegas a este lugar, tienes un retorcido sentido del humor hijo, mira que tanto te gusto ese sueño que buscas recrearlo jajaja.
Eso obligo al niño a revisar con pánico su entorno, palideciendo tanto como su cabello al notar donde se encontraba, era ese parque, ese lugar en especifico, ni siquiera se había dado cuenta pero había llegado a ese lugar, uno que por mucho deseo visitar con su padre y ciertamente hizo una última visita con él... en la que había sido la peor de sus pesadillas.
Horrorizado y asqueado llevo sus manos a su cabeza mientras no dejaba de escuchar aquella risa en su cabeza, algo que rogaba con todo su ser, con toda su alma se detuviese, caminando sin observar, sin importarle nada, solo quería salir de allí rápidamente, solo quería callar esa risa, solo quería estar en paz... solo quería recordar lo que era ser feliz.
Y con ello tropezó.
El golpe raspo ligeramente su rodilla pero la risa se detuvo, por lo que adolorido abrió sus ojos para revisar el daño notando como su rodilla comenzaba a tornarse ligeramente de un color carmesí pero también noto la razón de su tropiezo, era una caja dejada en el camino con la que había chocado.
Pero por sobre todo pudo escuchar un suave chillido.
Por lo que aún con su rodilla adolorida se incorporo y se acerco al objeto, solo para notar una pequeña criatura de blanquecino color que yacía enroscada en si misma.
Era consiente que estaba desesperado, era consiente de su objetivo y ahora había involucrado a un pequeño animal en ello, realmente solo era capaz de causar dolor a la gente de su alrededor y por ello estaba por alejarse antes de causarle más daño pero aquella pequeña esfera blanca comenzó a moverse, mostrando su pequeña cabeza entre su espalda llena de espinas tan blancas como el cabello del niño, enfocando su mirada en la del este.
Lincoln no quería acercarse, no quería provocarle nada más después de golpear su hogar pero no pudo evitar observar al pequeño erizo del mismo color que su cabello observarle, lo que le dio tiempo de pensar "¿Y si le provoque una lesión y por dejarlo aquí le pasa algo peor?", pensamiento que se contradecía con sus sentimientos pues aún cuando toda su vida era un desastre no podía dejarla tirada como si nada... no podía provocar "otra victima más", tiempo que la criatura aprovecho para acercarse todo lo que pudo a él, casi al punto de tocar su mano expuesta que se encontraba dentro de la caja. Cosa que causo cierta gracia en el peliblanco.
- No te recomiendo que te acerques tanto pequeño, estas... estas manos están malditas...
Y en ese momento el pequeño animal aprovecho para apoyar su cabeza en el dedo expuesto del niño, quien pudo sentir aquella suave caricia de la criatura.
- Eres agradable, no se porque estás aquí solo, deberías estar con los tuyos... con tu...
Las propias palabras del niño eran dagas para su propio corazón, sentía que cada una cortaba incluso su propia garganta.
- Quizás no quisiste quedarte aquí... quizás te separaron por tener ese color... por ser único a tu manera... incluso me gustaría llevarte conmigo pero...
Entre más hablaba más sentía que su pecho se cerraba, separándose en cierto punto de aquella caja permitiendo que la pequeña criatura saliera de esta.
- No podría, yo... yo ya no soy capaz... - Sus ojos comenzaban a reflejarse tenuemente mientras se fijaba en la pequeña criatura que seguía mirándole con calma - No soy una buena persona, solo sirvo para dañar a los demás snif estoy seguro que no tardare en dañar a mis amigos snif si ni siquiera pude evitar dañar al Sr. Dawkins... siendo que él... que él... solo ha intentado hacerme feliz y yo lo sigo rechazando... ¿Qué quiere que haga contigo?
El chico miro cabizbajo a la criatura que solo contemplaba, quien solo se fijaba en el muchacho que sollozaba débil y silenciosamente a esa pequeña criatura que se había encontrado en su camino por aquel infierno que era la vida mientras soltaba aquello a lo que nadie podría llegar, aquello que ocultaba en lo más profundo de su ser y no lograba dejarle conciliar paz alguna.
- No puedo... no puedo... no te quiero dañar amiguito snif, solo vete por favor.
Al notar que el animalito no solo no dejaba de verle sino que había comenzado a dar lentos pasos en su dirección temió, temió por dañarlo, por ser el causante de su futura desgracia, por no ser capaz de controlarse y causarle mal alguno, por lo que lleno de pavor hizo lo único que le quedaba en ese punto, intento alejarle de él.
Rápidamente movió su mano en un intento de sujetar a la pequeña criatura para apartarla, acción llena de temor y duda sabiendo que tener contacto con él tal vez solo le dañaría, pero necesitaba hacerlo, hacerle entender que no debía acercarse, que no era bueno para él... pero no fue capaz de ello.
El pequeño erizo al notar como la mano se acercaba se enrollo dando como única oportunidad para la interacción su espalda y ante la brusquedad del agarre Lincoln solo pudo dañarse su mano, la cual ahora se encontraba picada por la coraza protectora del animal.
- Auch.
En ese instante algo dentro de el volvió, aquella furia que no era capaz de controlar.
- (Molesto) Tú...
Pero las palabras murieron rápidamente en su boca mientras que aquel brusco cambio de pensamientos era apaciguado por aquello que tenía enfrente, siendo que su cuerpo incluso se negó a apartarse más mientras sus manos caían suavemente por su propio peso ante ello, aquella mirada de la criatura que tenía frente a él, una que después del contacto se desenrollo y le miro.
Algo dentro de aquella mirada calmo al peliblanco, pues no era una mirada inocente o aquellas de los animales que le llenan de ternura, sino que era una que él conocía bien, que compartía con él... era miedo... pero ni siquiera era miedo por el peligro que significaba el ser frente a él... era miedo por lo que acababa de hacer.
- Tú... ¿Por qué...?
La criatura solo le observo por unos segundos más antes de acercarse a la mano el muchacho y comenzar a lamer suavemente uno de los dedos antes pinchados del chico.
- ¿Acaso...?
La criatura siguió con su acción hasta que casi por instinto Lincoln volteo su mano dejando descubierta su palma, momento que el pequeño erizo subió a su palma y se acurruco en ella.
- Tú no querías dañarme... ¿Verdad?
La criatura no hizo alguna acción o gesto en ese momento más que dar nuevamente un pequeña lamida a la palma del chico, y eso fue suficiente para que este le entendiese.
- Tú no dañas porque quieras... solo estabas asustado ¿Verdad? Aún cuando lo que tocas... lo que se te acerca lo hace con buenas intenciones... tú no lo lastimas porque quieres... solo tienes miedo de la situación, de dañar al otro, de que él te dañe a ti...
Con ello y con delicadeza comenzó a incorporarse mientras cuidaba que el animalito no perdiese el equilibrio hasta que se encontraba parado, momento en que comenzó a acercarlo a su rostro.
- Naciste así, tu no decidiste sobre ello y aún así cosas pasaron, todo para terminar aquí... conmigo...
La criatura al tener cerca el rostro del niño lamió suavemente su mejilla por donde una traicionera lágrima iba bajando, algo que Lincoln pudo sentir.
- Solo querías brindar cariño sin dañar a nadie... solo querías ser feliz... y yo... yo te di la oportunidad... pero yo no le di una a mi maestro... él... él...
- ¡Lincoln!
Ante el repentino grito el chico volteo con rapidez mientras aseguraba que el pequeño erizo no cayese de su mano, solo para encontrarse con un cansado y aterrado adulto que corría a su dirección.
- Señor Dawkins...
- ¡Lincoln, demonios chico, no me asustes así!
El grito del adulto lleno de miedo al pequeño pero antes de que pudiese emprender retirada alguna pudo sentir como era atrapado por los brazos del adulto, cosa que provoco que el animalito saltase a su cabellera. Ahora envuelto en el abrazo del nervioso castaño se permitió sentirse confundido.
- Niño, no me hagas eso otra vez, estaba... estaba... - Las lágrimas comenzaban a mezclarse con las palabras del adulto - Incluso llegue a pensar lo peor, por favor Lincoln, se que no he sido el mejor o un gran ejemplo pero...
- No entiendo... ¿No estaba furioso conmigo? No... ¿No me temía?
Ahora la impresión se la había llevado el adulto, quien se cuestionaba lo dicho por el muchacho.
- Linc, no hay forma en este mundo de que pueda temerte, no hay forma en que pudiese enojarme contigo después de lo sucedido, si bien las cosas se salieron de control puedo comprender lo que pasó, el que me tiene que disculpar eres tú... yo... no supe abordar bien todo lo que estaba sucediéndote, aislándote de tus amigos, forzándote a cosas conmigo, sobre pensándolo todo... yo... incluso llegaste a intentar huir... y si te hubiese pasado algo jamás me lo hubiese perdonado... yo...
- Señor Dawkins, yo... yo lo siento tanto... yo snif...
- Shh, tranquilo... ya todo esta bien... venga, vamos a casa.
- Snif... Si.
En ese momento Lincoln se incorporo y avanzo junto al adulto, tomado débilmente de la mano mientras sus dudas seguían atacándolo sobre ello, pero al sentir aquella sensación picuda en su cabeza le recordó su propia reflexión, por lo que pudo añadir algo de fuerza al agarre.
Ante esto Ethan se sentía feliz.
Y Lincoln pudo sonreír.
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