Elección
Sus recuerdos del día anterior eran extraños, al momento de intentar evocarlos borrosas siluetas eran lo que realmente podía enfocar, al menos le era fácil saber que silueta correspondía a cada uno de los involucrados en lo que debía ser un agradable día para él.
Un día de clases normal, una extraña solicitud, una fiesta sorpresa y una charla, sabía que esos eran sus recuerdos, sabía que realmente los había vivido pese a lo borroso que se le hacia todo y que todo eso no había sido una ilusión o uno de esos tantos sueños que tenía al irse a dormir sin pensar en su realidad. Aunque eso solo hubiese sido un sueño y no un recuerdo no asimilado el mensaje todavía resonaba en su cabeza.
Ver al sr. Dawkins con aquella cariñosa mirada mientras lágrimas recorrían sus mejillas era el único recuerdo que su mente lograba mostrar con la suficiente naturalidad para saber que no había sido un sueño o ilusión, aquella mirada cargada de afecto al verle fijamente mientras le encaraba y prometía que todo mejoraría le era agradable, tomando parte de su dolor para ayudarle con el, algo que le hizo sentir bien y le daba una suerte de confort a su atribulada mente, lo que incluso provoco que girara su cabeza para observar a quien dormía a pocos metros la segunda cama de aquella diminuta habitación.
Era muy temprano, no necesitaba ver el despertador de su padre para saberlo pues se notaba que los primeros rayos de sol todavía estaban lejos de brotar para cubrir a todo el pueblo con su cálido manto al punto que el adulto seguía profundamente dormido al menos por unos minutos más antes de tener que prepararse para su trabajo.
Ese hombre siempre se había proclamado como su padre, dándole un lugar donde dormir, comida para su estomago y estudio para su mente, con una cuota de palabras diarias restringida a saludarle y darle alguna indicación siendo extraños los momentos donde le dirigía una conversación más estructurada y que no fuese porque debía de llevarle al hospital por algún chequeo medico o instrucciones para ir de compras, incluso si se esforzaba juraría que alguna vez le escucho decirle que le amaba y era feliz de tenerle cerca, más no era algo regular.
Fechas importantes, festividades, días especiales en la escuela, no era más que días normales en ese hogar cuando el adulto estaba presente, pues incluso en ocasiones debía ausentarse por temas laborales llegando al día siguiente excusándose que la próxima vez si estarían para las fechas quedando solo con una cena rápidamente hecha y la televisión con los pocos canales que contaban para su única entretención.
Pero sobre todo recordaba su mirada, no era una mirada fría sino más bien era una cansada, una que recuerda perfectamente y estaba bien con ello, creía que eso ya era normal y debía de convivir con ello... o eso creyó hasta el día anterior. Pues no podía evitar compararla al lado de la de su maestro.
Sintiendo el caos en su cabeza al pensar en ello termino por decidirse, levantándose calmadamente de su cama para quedar parado junto a la de su padre, meciéndole suavemente en un intento de despertarle y de obtener respuestas.
- Qué... ah... que hora es? - la somnolencia de Lynn era evidente en su torpe habla
- Papá, necesito hablar algo contigo, es... importante
- Lincoln? - toma torpemente su despertador y ve la hora - vamos, todavía es muy temprano y tengo un largo día por delante
- Se que es temprano pero esto ya no puede seguir así, además siempre encuentras excusas para no hablar ni estar conmigo, por lo que ahora es el momento perfecto para que hablemos
- Hijo, es muy temprano para que estemos despiertos, lo mejor será volver a dormir y ya hablaremos cuando vuelva a casa
El fastidiado tono con el que el adulto le había hablado a su hijo generalmente hubiese detenido el impulso del muchacho, pues se le notaba algo molesto y e incluso atolondrado al hablar, pero no era momento para dejarse llevar por eso, necesitaba despejar su mente de aquellos pensamientos.
- Eso no va a pasar, jamás pasará, siempre me dices la misma excusa y cuando llegas lo haces tan cansado que vas a la cama directamente, incluso has roto varias de tus promesas por eso
- Lincoln, puede que algunas veces no te diera atención, pero mi trabajo...
- Siempre ha ido primero tu trabajo, siempre hablas del dinero y no hablamos de nada más, ni siquiera cenamos juntos
- Acaso es por la cena de la semana pasada? ahh... - Lynn no pudo evitar llevar una de sus manos a su rostro mientras suspiraba - Lincoln, muchas veces tendremos que hacer cosas que no queremos en esta vida ya que suceden cosas que no podemos controlar, la vida te va a golpear una y otra vez sin tregua, algo de lo que solo podemos resignarnos, hay niños que no tienen que comer o donde dormir, niños que cada día soñarían con tener un lugar propio o algo cercano a una familia, hijas que no pueden crecer con su padre porque su madre es una arpía, tú en cambio tienes techo, comida y ves a tu padre todos los días, lo tienes todo y aún así te das el lujo de ser egoísta y pedirme el poco tiempo que tengo para descansar
Para Lynn aquellas eran palabras que tenía acumuladas dentro de su ser desde hace mucho tiempo, la vida era injusta con él, se burlaba de él y ahora su hijo, un niño que siempre fue un niño de bien repentinamente había cambiado su forma de ser y comenzaba a mostrarse egoísta ante él, era como sus propias palabras decían, la vida le golpeaba una y otra vez, como si no tuviese suficientes problemas con las demás.
En cambio el niño solo miraba fijamente al adulto que tenia en frente, había escuchado detenidamente cada una de sus palabras, sintiendo como si descargase su frustración sobre él, sin siquiera detenerse a pensar en su edad o el estado de su hijo, respondiéndole con una seria mirada, ni berrinches, ni gritos, ni pena.
- Me alegra saber que eres lo suficientemente maduro para entender Lincoln, aunque entiendo que últimamente he estado un poco lejos de ti, uno de estos días saldremos juntos, te parece?
La respuesta del chico seguía siendo aquella mirada fija que le había entregado desde el inicio de su platica, una a la que no le dio mayor importancia ni peso, sin ser capaz de sentir el atisbo de frialdad que lentamente surgía de ella.
- (pensando) que extraño, generalmente hubiese saltado de felicidad, pero bueno el cansancio debe de haberle afectado
Y con ello se recostó nuevamente dándole la espalda a su hijo, feliz de haber aclarado aquellos aspectos que le molestaban.
Lincoln por su parte debatía en su interior, las palabras de su padre solo consiguieron reforzar su creencia y ahora solo necesitaba hacer una última pregunta para no lamentar aquella decisión que guardaba en lo profundo de su corazón.
- Esa cena era especial para mi, lo sabías?
El suspiro de resignación que Lynn soltó al escuchar nuevamente la voz de su hijo pudo sentirse en cada rincón de la pequeña habitación.
- No lo vas a dejar verdad? Tú mismo lo dijiste, era un regalo para mi, lo aprecio realmente pero no fue un buen momento, ahora duerme hijo
Esta vez ni siquiera volteo a verle y Lincoln siquiera se molesto en responderle, quedándose en silencio unos momentos antes de salir de aquella habitación y sentarse en el pequeño y viejo sofá del salón.
Realmente eran palabras que esperaba por parte del adulto, le molestaban un poco pero estaba preparado para ello, pues llevaba años recibiendo un trato similar con la única diferencia que esta vez abogaron en su madures y en que sus deseos eran egoístas, que la vida era cruel y debía resignarse, palabras que distaban de aquel efecto que tuvo su conversación con su maestro el día anterior y ya no tenían el mismo peso que hubiesen tenido en el pasado.
Con su mente más tranquila y un suspiro escapando de su boca su mirada se torno hacia aquella ventana para observar el oscurecido cielo el cual lentamente comenzaba a reemplazar sus oscuras tonalidades por algunas más coloridas, vislumbrando levemente en el horizonte unas pocas líneas doradas quienes removían aquella oscura visión que lo abarcaba todo.
Pues finalmente había llegado a una conclusión.
Solo eran convivientes.
Y posiblemente jamás cambiaria ese hecho.
Y con ello en mente se levanto de un salto, ese pensamiento le había llenado de una extraña energía y optimismo, incluso algunos de los borrosos recuerdos del día anterior comenzaron a hacerse más notorios pudiendo recordar las sonrisas de sus amigos, las bromas y los juegos, recordando incluso que su maestro le trajo a casa con los restos de aquella torta que no pudo saborear bien y los regalos todavía cerrados en alguna parte de su hogar, tenia mucho que hacer, tenia personas a las que visitar, agradecer y disculparse, tenia un largo día por delante y una mirada optimista para ello.
- Bien, es temprano, tengo regalos pendientes por abrir, una torta por comer y leche que calentar, después de todo no creo que a pa... no creo que a él le importe si no vuelvo a la cama
Minutos más tarde
La alarma ahora sonaba apropiadamente, siendo su molesto timbre el causante que Lynn estuviese despierto viendo con lastima la hora que se indicaba en esta antes de apagarla.
Tal como era su rutina de la mañana se levantaría para darse una rápida ducha, vestirse, si le alcanzaba el tiempo beber un café e irse a su trabajo, al menos los fines de semana las cosas eran más calmadas que durante la semana cosa que agradecía.
Ni siquiera miro la cama junto a la suya, siempre tenia que irse antes que su hijo necesitase despertar por lo que siempre asumía que estaría durmiendo por lo que con suma pereza se dirigió al baño ignorando por completo aquella vacía cama.
Mientras se duchaba los recuerdos de su conversación nocturna vinieron a su mente, eran vagos y no pudo evitar pensar que simplemente fue un sueño, pues ese no era el comportamiento usual de su hijo, era alguien más calmado, más tranquilo y responsable, jamás había sido citado de la escuela por algún problema o escuchado quejas de sus vecinos, muy por el contrario de las otras, siendo una de las razones por las que debía trabajar tanto.
En parte debió ser el cansancio o el estrés de una larga semana, últimamente estaba tiendo esos problemas para dormir de vez en cuando o incluso pequeños momentos borrosos, pero este había sido muy real, demasiado para su gusto, si bien sabía que había dicho la verdad de igual forma sabía que no fueron dichas de la mejor forma, si llegase a ser cierto que no fue una extraña visión debería de recompensarle en algún momento.
Al menos esa era otra de las virtudes de su hijo, era muy paciente, era consiente que algunas veces no había estado presente y quizás le había descuidado un poco, pero el chico era feliz, tenia a su padre y varias comodidades, todo marchaba bien.
Quizás la excepción era esa pequeña jaqueca que le molestaba en ese momento, probablemente causada por sobre pensar aquel sueño con su hijo pero ya se había prometido recompensárselo.
Su mente se debería calmar con eso y se dirigió a la puerta, ignorante del pequeño que estaba sentado en el sofá con algunos envoltorios desechos, prometiéndose que ya le daría tiempo.
Repitiéndose la misma frase que desde hace años, cada mañana, sin siquiera saber del número de veces que la había empleado.
Sin saber cuantas veces se mentía.
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