Comida ruidosa
El turno extra de Martha termino mucho más lento de lo que había esperado, como si no fuese suficiente con tener que ir al hospital durante uno de sus días libres el lugar había estado particularmente colapsado debido a un accidente vehicular en el acceso de la ciudad, agradeciendo que finalmente el día había terminado se dejó caer sobre uno de los asientos a modo de reposar los pies y cubrir sus ojos de la luz artificial que alumbraba ese pasillo con su brazo izquierdo, permitiéndose finalmente pensar en algo que no fuese el trabajo: su familia.
Le había dado el ultimátum, llevaba tiempo pensándolo y ese día lo había hecho, quería hacerlo frente a su amiguito para zanjar todo de una buena vez y maldecía internamente por, muy probablemente, haber perdido la oportunidad, además aun le quedaba volver a casa y preparar la cena, muy posiblemente lidiar con un Jayden extremadamente molesto con ella, no importaba, sentía en su interior que era lo mejor pese a que no se sentía físicamente capaz de soportar mucho más del día o el humor de su hijo, pero había algo que sentía podía prepararla emocionalmente para ello, por lo que reuniendo la fuerza que le quedaba se dirigió hasta el pabellón de recién nacidos, saludando gentilmente a sus conocidos de ese sector se adentró al sector de las incubadoras, observando a una pequeña que yacía durmiendo ahí.
- ¿Qué dijo Edward sobre la niña?
- Como te dije ayer, y anteayer, y el día anterior a ese, la niña sigue estable, solo necesita ganar un poco más de peso aún.
- ¿Aún?
Nuevamente la mujer se centró en aquella máquina, notando que la niña se movió un poco la compañera de Martha termino por depositar uno de sus brazos en el hombro de su amiga con suavidad, llamando la atención de está.
- ¿Estás segura de esto Martha? De por si no tienes mucho tiempo libre.
- Ya encontraré la forma, pude cuando quede sola con Jayden, podré con esta dulzura.
- ¿Y que dijo tu hijo cuando le contaste que adoptarías a la niña?
Martha quedo mirando al vació por unos instantes manteniendo la misma sonrisa de siempre, centrándose en que la bebé parecía moverse.
- Mira como mueve sus deditos.
- (Seria) Martha.
- ¿Qué?
- ¿Le dijiste a tu hijo?
- Buuuuueno...
La castaña a su lado suspiro pesadamente mientras palmeaba su frente, Martha solo río nerviosamente ante la reacción de su amiga.
- ¿Quieres llegar de la nada con la bebé a tu casa? Espera, ¿Siquiera le has preparado un lugar para ella?
- Aun guardo muchas cosas de Jayden cuando era bebé, tengo un cuarto de invitados que prácticamente no uso, tengo todo cubierto.
- Esta bebé va a necesitar de buenos cuidados una vez le den el alta, no puedes tenerla esperando mientras limpias el cuarto cuando llegues con ella.
- Ya lo sé, era una de las cosas que iba a hacer hoy antes de que me llamaran a cubrir el turno.
- Si claro, yo que tú hablo pronto con tu hijo ya que esta próximo a ser hermano mayor, en fin, seguiré con lo mío, nos vemos Martha.
- Nos vemos.
La rubia se quedó observando unos momentos más a la bebé, desde que la había encontrado en aquella surreal escena se había cuestionado como alguien pudo hacer una brutalidad así, incluso lo consideraba con un acto repulsivo que no podía explicar cómo había sucedido, en medio de la nada, en aquella bizarra situación, la bebé apenas había sobrevivido, se lo habían dicho varias veces e incluso más de una vez le dijeron que esperase lo peor durante los primeros días, como doctora lo sabía, la situación era critica en todo sentido, pero no perdió la fe en que la niña saldría adelante y, con las constantes visitas y preguntas por su estado sintió como algo brotaba en su corazón lentamente lo cual le estaba produciendo una ansiedad similar a la que recordaba cuando estaba por dar a luz a su hijo, solo que sin los malestares y antojos extraños, cosa que le hizo reír por lo bajo.
- ¿Cómo te llamare pequeña? - Rio en ese momento, pensando en la cara de estupefacta de su hijo. - Creo que le preguntare a Jay cuando vuelva, quizás le ayude a no pensar tanto en Lincoln mientras se acostumbra.
Con un extraño optimismo se despidió de la bebé y puso rumbo a su hogar, ya era relativamente tarde por lo que sabía que tendría que llegar a preparar la cena, tampoco es que le molestase, su mayor inconveniente era la idea de lo molesto que podría estar su hijo por lo que se detuvo en el camino para prepararle su platillo favorito, estimaba que no sería un encuentro inicialmente agradable pero esperaba que su hijo fuera aflojando su carácter a medida que le hablase. Cuando llego a su hogar pudo notar que las luces del interior estaban encendidas, algo que le extraño ya que aún quedaba algo de luz, no demasiada pero conociendo a su hijo pensaba que estaría intentando distraerse con algún videojuego encerrado en su cuarto, Martha no quería pensarlo demasiado, sostuvo el picaporte de la entrada mientras introducía la llave notando que la puerta no estaba con seguro, resoplando suavemente al notarlo.
- Este niño, no aprende.
Sin más miramiento abrió la puerta, sintiendo un aroma salado a comida preparada, extrañando considerablemente a la mujer quien sabía que su hijo no sabía cocinar, además pudo escuchar algunos sonidos de forcejeo provenientes de la cocina.
Preocupada dejo sus llaves en la mesa cerca de la entrada mientras se aferraba con más fuerza a la bolsa que llevaba en su mano, asomando con cuidado su cabeza por la pared que ocultaba su vista del interior de dicho recinto solo para fijarse como dos niños parecían estar revolcándose en el piso de la cocina, más bien, intentando luchar por quien lograba reducir al otro, cambiando su preocupación por molestia en cuando logro reconocer quienes eran ambos niños.
- ...entiende que si mamá te ve me va a llegar una bronca enorme. - Jayden era quien parecía estar llevando la ventaja, aferrándose a uno de los brazos de Lincoln además de haberle inmovilizado una de sus piernas.
- Me hubieras dicho antes de decirme que tenias hambre idiota. - Pero el peliblanco oponía buena resistencia, usando su brazo libre en intentar golpearle la cara mientras usaba su otra pierna para intentar alejar al rubio.
- Puedo engañarla diciendo que practique, pero no podré hacerlo con tu fea cara aquí.
- ¡Fea tu abuela! ¡Ya es tarde para arrepentimientos!
- ¡Ya deja de pelear!
En un arrebato de fuerza Jayden logro voltear a Lincoln de cara contra el piso, sentándose sobre este antes de tomar sus brazos y jalarlos hacia atrás.
- ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
- ¿Te rindes Linc... - Y en ese momento, el rubio finalmente noto a su madre observándolo con una expresión seria. - ...oln? Jeje. - Tan rápido como pudo soltó al peliblanco y se levantó, dándole la sonrisa más inocente que pudo. - Hola mami, ¿Qué tal el trabajo?
Lincoln iba a vengarse, pero en el momento en que escucho la palabra "mami" su sangre se helo, levantándose tan rápido como pudo para quedar parado junto a su amigo, casi en la misma posición que este como si estuvieran en un regimiento militar, pensando en saludar, pero en el momento en que noto su expresión solo pudo callar.
Martha no sabía bien que pensar, le había hablado estrictamente a su hijo sobre la situación con su amiguito y lo que debía hacer, pero ahora no solo el niño no había sido sacado de la casa, sino que ambos lucían visiblemente golpeados con varios moretones en sus rostros y el aroma de una cacerola en la estufa estaba haciéndole salivar.
Ella no odiaba a Lincoln, solo le preocupaba el efecto que estaba teniendo sobre su hijo, pero verlos tan animados juntos era extraño después de verlos tan golpeados le había generado muchas dudas y el cansancio en su cuerpo sumado a ese embriagador olor a comida ya hecha le estaban provocando que su voluntad se doblegara, llevándose una mano a su cara para ocultarla mientras meditaba.
- Primero, ¿Por qué están tan golpeados?
- Pues...
- Es una larga historia.
- De hecho diría que es corta.
- No es corta, hablamos bastante.
- Si, pero hablamos más después de golpearnos hasta hacernos sangrar.
- ¿No que no le íbamos a decir que nos golpeamos entre nosotros?
- ¿No que habíamos quedado en que sí?
- ¡No! Íbamos a usar la versión del ladrón.
- A si cierto.
- ¿Entonces se golpearon entre ustedes? - La mujer solo pudo cerrar sus ojos en silencio, meditando sobre esas palabras.
Ambos niños, casi como si fueran criaturas indefensas ante un depredador absoluto, sintieron un escalofrío al escuchar a la madre del rubio hablar con notoria decepción.
Viendo la duda en el rostro de su amigo, Lincoln dio un paso adelante en dirección hacia la madre de su amigo, pensando encarar cualquier reclamo que esta fuese a mencionar, ya le había dado suficientes problemas a su amigo para dejarle afrontar la molestia con su madre sabiendo que esta quería que rompieran su amistad.
Él no quería eso, si tenía que encararla directamente lo haría, pero no dejaría que se perdiera aquella amistad que tanto apreciaba.
- Señora, yo fui el que empezó la pelea esta tarde, Jayden solo quería conversar y me alteré, después hablamos más y luego...
- ¡Mamá! Lincoln no tiene la culpa, comencé a recriminarle cosas cuando él de por si no quería venir y luego...
- ¡Oye, yo le estoy hablando a tu madre!
- Pero ella te odia, solo yo puedo convencerla.
- Jay, Lincoln, creo que hay algo que están malinterpretando aquí, veamos, Lincoln, ¿Tú preparaste la cena?
- Ah. - Preparado para una charla sobre su amistad lo último que espero Lincoln era que le hablasen por su comida, siendo aquella frase la que logro devolverlo a su nerviosismo. - Pues, mientras esperábamos que llegara Jay dijo que ya era tarde, y le dije que podíamos comer algo, pero dijo que no quedaba mucho ya que tenían que ir por la despensa mañana y le dije que estaba acostumbrado a eso y me dijo que...
- ¿Les parece que comamos primero? - Lincoln se callo inmediatamente, asintiendo con la cabeza rápidamente. - Bien, necesito algo en el estomago para pensar mejor todo esto, Jay, ¿Trataste las heridas de ambos verdad?
- Si mamá. - Dijo con el pecho inflado mientras hacía un saludo militar bien.
- Bien, preparemos la mesa y luego discutamos, ¿Sí?
Ahora Lincoln se sumo al saludo militar, algo que duro unos pocos segundos antes de que ambos niños, casi como si se hubieran sincronizado de antemano, preparasen todo para poder cenar, colocando los cubiertos y los platillos en la mesa mientras la mujer les ayudaba, ciertamente estaba molesta por el estado de animo de su hijo, pero no podía evitar estar más relajada de verlo tan animado, aunque fuese por la presencia de ese muchacho peliblanco, pero su decisión ya estaba tomada, si su hijo era tan dependiente de la aprobación externa, Lincoln le seguía pareciendo una mala opción.
Durante la cena Martha evitó cualquier comentario sobre su decisión referente a la presencia del peliblanco, el ambiente era agradable y no le molestaba esa sensación de alegría en la casa, pero entre más se sumergía en esa sensación hogareña más le preocupaba su decisión y se fracturaba su determinación.
Su hijo era alguien sensible, su amigo era un buen chico, todo el problema era algo más allá del razonamiento simple, si podía decirlo de alguna forma, solo era una mala jugada del destino la que los había puesto en aquella situación.
Cuando los cubiertos pasaron a estar en silencio y los chicos hablaban casualmente Martha sintió que era el momento, no sobre extenderse más.
- Lincoln, Jayden, es hora de que hablemos.
La seriedad de su voz se transmitió al ambiente, ambos chicos detuvieron su amena charla para dirigirse a la mujer.
- Lincoln, eres un buen chico, pero creo que eres dañino para mi hijo. - El peliblanco se esperaba algo así, su amigo le había dicho las intenciones de su madre, pero que se lo dijeran directamente de alguien a quien guardaba mucho cariño y respeto seguía siendo doloroso.
- Mamá.
- Déjame terminar Jay. - Su voz fue autoritaria y por ese instante miro directamente a los ojos a su hijo, pero devolvió su mirada a Lincoln una vez la orden fue dada. - Creo que te habrás dado cuenta con el tiempo, pero mi hijo es un muchachito muy... entrometido en la vida de los demás, más bien de la gente que aprecia.
- Lo sé señora, ha hecho muchas cosas por mi desde que lo conozco.
- Bien, pero Lincoln, hay algo que ustedes deben entender y es que hay una diferencia muy grande entre ser buenos amigos y vivir pendiente del otro, eso se llama dependencia y no es sano, pasa en ocasiones con las parejas o incluso entre padres e hijos, no solo entre amigos, pero sigue sin ser sano en ninguna de esas situaciones.
Lincoln solo puso atención a la mujer, pero Jayden parecía algo molesto por esa declaración.
- Mamá, ¿Tú crees que me volví dependiente de Lincoln?
- Si, no es que lo crea, estoy segura de ello, y por eso quiero que estén separados, o al menos por un tiempo hasta que puedan llevar esto de forma más normal.
- Pero mamá.
- Señora Smith, yo...
- Niños, silencio. - Y ambos obedecieron, temerosos del imponente timbre de voz de la mujer. - No lo hago porque me desagrade su amistad o no te quiera Lincoln, eres un chico muy agradable el cual se que no has pasado por una buena temporada, pero... sigh, realmente no quería recurrir a esto.
- Señora Smith, si nuestra amistad le esta haciendo daño a Jay le juro que me alejaría sin dudarlo.
- (Perplejo) ¿Qué?
- Pero lo que nos dijo ahora, admito que no me he portado bien con Jay, pero de eso fue lo que hablamos hoy.
- ¿Y llegaron a golpearse por ello? Eso no está bien.
- Yo creo que era necesario. - Dijo con algo de orgullo Jayden. - Si me sentí mejor luego de gritarnos algunas cosas.
- El camino de la violencia nunca es el correcto niños.
- Pero si pudimos conversar más calmadamente después señora Smith, yo tengo mis problemas en casa y quise evitar molestar a Jay con eso, y resulto que eso fue lo que más le molesto, fue algo curioso si se pone a pensarlo.
- No me están dando motivos para que no siga con mi determinación.
- Mamá. - El rubio tomo la mano de su madre, mirándola fijamente a los ojos. - Se que dijiste tus razones, pero no quiero alejarme de Lincoln, es mi mejor amigo, si quieres dinos como tenemos que comportarnos para evitar que lo que dijiste empeore y lo haremos, se que Linc lo haría. - El peliblanco asintió. - No quiero separarme de él ahora que finalmente pudimos hablar.
- Jay...
- Te lo juro mamá.
- Por favor señora Smith.
Ambos niños le miraron suplicantes, Martha los miraba con algo de recelo, dudando de su determinación ante aquellas expresiones suplicantes.
- Por favor...
- Por favor...
- Ay, dios, espero que tu hermanita no me haga estas cosas a futuro.
Ambos niños continuaron con su ataque unos momentos más antes de darse cuenta de lo que la mujer había dicho y esta se paralizo, dándose cuenta de que había dicho sin querer.
- ¿Hermanita? - Ambos niños hablaron en perfecta sincronía.
- Pues... supongo que mejor aprovecho el momento, uff, Jay, vas a ser hermano mayor en unas semanas.
El rubio observo perplejo a su madre sin terminar de entender bien lo que ocurría, a su lado, Lincoln se giró hacia este y, como si fuese un acto perfectamente ensayado, le dio la mano a su amigo.
- Felicidades socio.
- ¡¿Ehhhhhhhhhhhh?!
Lincoln no duró mucho más allí, no termino de entender si la madre de Jayden seguiría insistiendo con separarlos, pero la misma mujer le pidió a Lincoln algo de espacio para conversar con su hijo, ofreciéndose a pedirle un taxi el cual agradeció, sin pensar demasiado termino dando la dirección donde había dormido recientemente, no quería pensar mucho en ello ya que se sentía cansado y todavía adolorido por la golpiza que había tenido esa mañana y lo que había jugado después con Jayden, algo que sentía había sido un excelente día en general si se ponía a pensar, pero al verse frente a esa casa nuevamente se sintió nervioso.
No había dicho nada cuando se fue en la mañana, posiblemente esa chica castaña le estaría esperando para regañarle por desaparecer, Lucy tal vez intentaría asustarle de nuevo, había muchas posibilidades y no sabía cual sería la primera cosa que ocurría al entrar, pero no queriendo seguir afuera con el cielo ya oscurecido se animo a acercarse y golpear la puerta para pedir entrar.
Sus primeros golpes pareciese que fueron ignorados ya que no escucho ruido alguno desde el interior por lo que insistió, siendo finalmente la puerta abierta por Luna, mostrándose algo sorprendida al verlo.
- Hola.
- Si viniste.
- ¿Cómo?
- Nada, entra.
Después de las últimas interacciones que habían tenido esperaba algo más cercano a un interrogatorio tal como lo había forzado en varias ocasiones a hablar, pero como si fuera algo completamente normal su presencia allí Luna solo volvió al sofá a ver la televisión sin prestarle demasiada atención.
- ¿Ok?
Hizo una pequeña revisión con la vista y solo pudo encontrar a Luna en la sala, incluso pensó en que le ofrecería de cenar y tendría que negarse lo cual de imaginarlo le incomodaba un poco, pero no hubo reacción alguna más que aquella ligera sorpresa al verlo aparecer, sin deseos de forzar nada se dirigió al segundo piso, a la habitación en la que había dormido el día anterior y donde probablemente le estaría esperando Lisa, no le molestaba la idea, pero quería descansar luego del día que tuvo. Al abrir la puerta pudo notar a Lisa nuevamente con su cuaderno, esforzándose por verlo.
- (Pensando) ¿A esto se va a tener que enfrentar Jay desde ahora?
Caminando a paso tranquilo se acerco a la pequeña, quien estaba recostada en el piso con los brazos extendidos hacía el techo mientras sostenía el cuaderno hasta que escucho las pisadas de Lincoln, volteándose en su dirección.
- Las demás decían que posiblemente no llegarías.
- ¿Sigues viendo ese cuaderno?
- ¿No puedo?
- Si puedes, pero sabiendo que no ves nada es extraño.
- Aun así quiero ver tus dibujos, son interesantes, además tengo muchas preguntas más.
- ¿En serio?
- Si, verás, sobre este dibujo de aquí. - Dijo señalando un colibrí. - ¿Qué es?
- Pues, es un ave, creo que se llama colibrí.
- Colibrí, ¿Y que más sabes de este colibrí?
- Amm... que es un ave... y es bonita, supongo.
- ¿Solo eso? - La voz de Lisa sonaba increíblemente decepcionada.
- Pues... no sé mucho de aves.
- ¡Quiero saber más!
- Ehh... déjame ver si tienes algún libro de aves.
En el desastre que era la habitación había un grupo de libros junto a otros juguetes a los cuales se les notaba el desgaste del tiempo, Lincoln lo había visto en primera instancia y no le había dado importancia, pero ahora que estaba rebuscando en ese pequeño desastre que era la habitación pudo notarlo, varios juguetes parecían tener al menos unos 10 años por el notorio desgaste en el color o los daños evidentes que presentaban, habían algunos que se encontraban en perfecto estado, pero aquellos que parecían antiguos eran más.
- No pude encontrar, lo siento Lisa.
- Pero... las aves... - La pequeña se vio visiblemente afectada, y Lincoln pudo notarlo.
- Eh... escucha, se dé un lugar mágico en la ciudad donde hay toda clase de información, te prometo que el lunes después de clases te llevaré si no lloras, ¿Ok?
- ¿Lo prometes?
- Por supuesto, pero no llores, ¿Sí? Si quieres podemos seguir viendo mi cuaderno.
- ¿Por qué tu cara esta morada? - Dijo Lucy quién estaba detrás de Lincoln.
- ¡¡¡Ahhhh!!! - Lincoln grito asustado, el cual asusto a Lisa, susto el cual estuvo unos minutos buscando como calmar en la pequeña.
Quizás era porque esa niña le agradaba o la idea de que su mejor amigo iba a tener que pasar por un destino similar, pero esa noche Lincoln no se cuestiono demasiado y termino "jugando" con Lisa lo cual significaba responder a todas sus preguntas, el resto de personas del hogar no interfirieron, el ambiente no era el mejor, solo Lori se asomó por un momento por la puerta entreabierta para observar la fuente del sonido antes de volver a la habitación de la gemela y por el resto del día hasta la hora de dormir, ellos tres conversaron tranquilamente.
El resto del fin de semana paso sin demasiadas complicaciones, Lincoln recibió una llamada de Leonard durante la mañana para confirmar que había llegado bien, más no le propuso como el día anterior desayunar juntos, además sabía que tenía que prepararse para los exámenes que tenía esa semana, con todos los sucesos que habían ocurrido en su vida incluso tenía algunos exámenes pospuestos que tendría que resolver durante esos días por lo que pensó reunirse con sus amigos a estudiar aunque fuese de forma desesperada, pero dado que nadie le contesto termino por concentrarse solo en el piso de la habitación.
- ¿Qué lees ahora? - Dijo la pequeña castaña tirándose al piso a su lado, Lucy estaba en la cama de la habitación leyendo un libro negro.
- Necesito estudiar para un examen.
- Recuerdo que mamá Lori odiaba los exámenes, siempre esta de mal humor cuando tiene exámenes, ¿Te vas a enojar también?
- Si no me dejas estudiar, sí.
- ¿Y qué estudiaras?
- Matemáticas.
- ¿Qué son las matemáticas?
- Cosas como sumar, multiplicar, fracciones, esas cosas.
- ¿Cómo se hace?
- No creo que lo puedas entender.
- Pero quiero saber.
Lincoln se ergio, quedando sentado sobre sus piernas a lo cual Lisa no perdió tiempo en sentarse apoyando su espalda sobre su pecho, iba a quejarse pero prefirió no hacerlo, de hecho, el aprendía mejor cuando le explicaba a Jayden o Trent las cosas, quizás explicarle a Lisa sobre el contenido de sus exámenes podría ayudarle por lo que con esa idea, comenzó.
- Partamos por la base ¿Sabes sumar?
- No, ¡Enséñame!
- Pues, ¿Sabes los números?
- ¡Si!
- Entonces sabes que el dos viene después del uno.
- ¡Si!
- Entonces, uno más uno es dos, porque al agregarle el valor de uno a otro uno tienes dos.
Lucy levanto su mirada de su libro, juzgando la pésima explicación de Lincoln de forma silenciosa mientras miraba con algo de lastima a su hermana menor.
- ¿Entonces encadenar números consecuentes es el resultado de sumarlos?
- Eh... sí, claro.
- ¿Entonces dos más dos es tres?
- No, veamos, el valor de uno es la base, dos es como sumar uno más uno, por lo que dos y dos es como sumar uno más uno más uno más uno.
- Entonces es cuatro.
- Si, buena chica.
Lucy nuevamente levanto la mirada de su libro.
- Lincoln, no creo que...
- Entonces cuatro más uno es cinco, pero cuatro más cuatro es ocho.
- Si, perfecto, que rápido.
La pelinegra se quedó en silencio, cuestionándose aquella escena, el como esa explicación tan mala había sido suficiente para que la pequeña hubiese entendido o si bien era ella la tonta que no podía entender como eso había funcionado, pero las clases improvisadas de Lincoln continuaron y este no tardo más de media hora en llegar al contenido del que tenía examen esa semana, Lucy estaba sorprendida en como su pequeña hermanita en poco tiempo podía decir que sabía más que ella, incluso en menos de una hora era Lincoln quien le estaba preguntando a Lisa el como resolver algunos de sus ejercicios de práctica, por lo que dejo su libro sobre la cama y sacando su cuaderno de apuntes de su mochila la cual ahora tenía con ella en esa habitación, se encamino en silencio hasta donde estaban sus dos hermanos estudiando.
- Lisa, ¿Me puedes explicar esto por favor?
- ¡Ahhh! - Lincoln y Lisa gritaron del susto, pero aquella reacción fue rápidamente suprimida por el peliblanco quién reacciono rápido al sentir que comenzaba a acostumbrarse. - Lucy, Lisa no ve bien, pero si quieres te puedo explicar yo eso.
- Hermano, lo agradezco, pero creo que Lisa sabe más de esto que tú.
- Las matemáticas son algo simple. - Dijo con una enorme sonrisa en su boca. - A quien se le ocurrió todo esto debió ser un genio.
- ¿Ya ves? Creo que Lisa sabe de lo que habla.
- Aun así... ella ya me está ayudando a mí, espera tu turno Lucy.
- No seas codicioso, yo también tengo exámenes.
- Cuarto grado le gana a segundo grado.
- Nuestra diferencia de edad es menor.
- Pero yo llegue primero.
Ante la pequeña discusión Lisa solo veía confundida a los dos, viendo como los comentarios parecían incrementar en intensidad, pero antes de que la niña comenzase a sentirse realmente asustada fue el mismo Lincoln quien puso su mano sobre la cabeza de la castaña y miró fijamente a Lucy.
- Mejor hagámoslo así, ella termina de explicarme un ejercicio y luego te explica dos a ti, luego dos a mi y nos vamos turnando, ¿Te parece?
- Puedo vivir con ello.
- ¿Y tú Lisa? - Lincoln se encorvo lo suficiente para que la niña pudiese ver parte de su expresión, la cual parecía ser una sonriente en contraste a lo que parecía ser el calor de una discusión recién terminada. - ¿Te crees capaz de explicarnos a ambos?
- S..Si, creo que sí.
- Entonces continuemos.
El día continuo de esa manera hasta que llego la hora de almorzar y la puerta fue abierta por Luna, viendo a los tres tirados sobre el piso con sus respectivos cuadernos delante, algo que impresiono a Luna al ver lo que parecía ser la más pequeña quien lideraba la conversación.
- ¿Chicos?
Los tres levantaron su cabeza al unísono, mirándola como si fuese una intrusa.
- El almuerzo esta... esta... ¿Qué están haciendo?
- Les estoy enseñando para sus exámenes, ellos me explican y yo les enseño. - Dijo con un tono orgulloso Lisa.
- (Pensando) Pensar que encontraron una forma de divertirse jugando a la escuela, que tierno. - A ellos. - Venía a decirles que el almuerzo ya está así que bajemos a comer.
Tanto Lisa como Lucy voltearon esta vez en dirección a Lincoln, este se encontraba ligeramente dudoso, las cosas básicas para sobrevivir las había resuelto de alguna manera fuera de ese lugar hasta la fecha, una comida allí era algo extraño y las dos chicas a su lado parecían estar dispuestas a hacer lo que sea que él decidiese, era bastante presión para él pero notando la expresión de Luna y recordando sus palabras, decidió darle un voto de confianza.
- Pues... bajemos, creo.
La duda se notaba en su voz, pero para Luna, sintió que eso era una victoria.
Lori se había marchado en la mañana por lo que podría estar tranquila referente a sus ideas, por lo que sentía que era una buena idea para que los demás se reuniesen en la mesa a comer, sentía que Lincoln era quién más le costaría dadas sus experiencias con la familia, pero ver que no se esforzó en rechazarla y solo dudo un poco en aceptar era algo que le había tranquilizado bastante.
Una vez Lincoln descendió ayudando a Lisa con la escalera Luna sintió que era el turno de una de sus mayores preocupaciones ahora, golpeando con suavidad la puerta de la habitación de enfrente a la que estaba, abriendo con delicadeza para indagar en el interior donde encontró a Lana sentada en el medio de la habitación con su pijama aun puesto.
- Lana, ¿Cómo estás?
La niña no reacciono ante ese nombre, pero Luna insistió.
- Oye, ¿Estás bien? - Dijo ahora apoyando su mano sobre la espalda de la niña.
- ¿Uh?
- Oye, se que ayer fue un día intenso, pero creo que debes comer algo.
- Está bien.
Aletargada la niña se levanto y se dirigió rumbo a la cocina, aquella reacción no terminaba de agradarle, pero un poco de convivencia tal vez podría ayudarla, o al menos esperaba eso.
Una vez termino la niña salió cerro la puerta y se dirigió a la habitación contigua, golpeando la puerta con firmeza en comparación a los casos anteriores.
- ¡Lynn, el almuerzo ya está, baja de una vez!
No espero su reacción o siquiera una respuesta afirmativa o positiva, solo continuó su camino hasta la habitación de sus hermanas mayores.
Quien estaba allí le preocupaba, las frías palabras de Lori el día anterior le habían preocupado enormemente sobre el estado emocional de Leni, no podía negar que el favoritismo de Rita hacía esta le había molestado más de una vez en el pasado, pero sentía que había una diferencia muy grande entre tener rencor a hacerle daño directamente, y aunque la orden de Lori había sido dejarla en paz, ahora que sabía un poco de como debía de estar su hermana sentía que convivir con los demás ayudaría a relajarla, quizás era tarde, pero sentía que ahora se necesitaban más que nunca como familia, por lo que golpeo la puerta con suavidad.
- ¿Leni?
- ¿Q..Quién es?
- Soy yo, Luna. - Mientras la castaña hablaba, Lynn se asomó por la puerta de su habitación, observando de reojo como esta le daba la espalda por hablar con Leni.
- ¿Qué quieres?
- Que almuerces con nosotros, ni siquiera se si has comido apropiadamente estos días.
- L..Lo hago, no te preocupes.
- Vamos Leni, acompáñame.
- Luna, oye. - Lynn intento llamar la atención de Luna, pero...
- Ahora no Lynn, estoy hablando con Leni, ve al comedor. - Volteó su cabeza nuevamente en dirección hacía la puerta. - Vamos amiga, te hará bien comer la comida fresca.
- P..Pero si salgo, el anciano...
- No hay ningún peligroso anciano, no te preocupes, nada malo pasará.
- ¿M..Me lo prometes?
- Totalmente.
Hubo un momento de silencio hasta que sintió movimiento del interior, poco después la puerta fue abierta mostrando a Leni quien tenía notorias ojeras bordeando sus ojos además de que su cabello estaba desordenado, como si no hubiera dormido la noche anterior.
- Cielos... Leni...
- Todo estará bien, ¿No?
- Si, por supuesto, además creo que eres la única que no ha visto al nuevo miembro de la familia.
- ¿Nuevo miembro?
- Si, ya lo vas a ver, es alguien adorable.
Las primeras impresiones en general entre Lincoln y sus hermanas habían sido malas, era lo que Luna creía, o por lo menos con las mayores ese era el caso después de ver la buena relación que había formado con Lucy o Lisa, por lo que viendo que incluso Leni había aceptado sentía que la primera parte del plan había salido bien, pero ahora la parte más difícil de todas estaba por llegar: la convivencia alrededor de la mesa.
- ¿No quieres lavarte la cara al menos antes de bajar?
- Si... creo que será lo mejor, gracias Luna.
- Te espero en la mesa.
Por más que había una sonrisa en la cara de Luna la realidad de su interior es que estaba terriblemente nerviosa, no terminaba de entender bien como estaba la relación entre sus hermanas y su hermano, el animo en general estaba decaído y le había costado demasiado que Luan accediese a cocinar un plato para Lincoln alegando que el anciano debería de haberse encargado de su alimentación, por lo que más nerviosa que nunca bajo las escaleras, observando el escenario en el momento que llego a la planta baja.
Por un lado de la mesa se encontraba Lincoln, Lucy y Lisa, sentados en ese orden, en el lado contrario estaba Luan y Lynn, siendo Luan quien miraba con algo de recelo a quienes tenía en frente mientras que Lynn no miraba a nadie, estaba concentrada en la mesa sin prestar demasiada atención a nada más, Lana estaba en una de las cabeceras con una expresión distraía, siendo ese momento donde sintió que, dependiendo que lado escogiese para sentarse, bien podía volverse un foco de problemas y no sentía deseos de sentarse en alguna de las cabeceras, pero termino por sentarse del lado de Luan, considerando que era el lado al que le quedaba más espacio para sentarse.
- Finalmente bajas. - Luan no sonaba nada contenta.
- Estaba hablando con Leni, también comerá ahora con nosotros.
- Ya veo.
Las miradas entre Luna y quienes tenía en frente no se cruzaban, era una resistencia pasiva a todo lo que estaba ocurriendo luego de que Luna le rogase que hiciese caso con la cantidad de comida, pero pudo notar un pequeño atisbo de burla en la expresión de Luan, fijándose que su mirada estaba sumida en el plato de Lincoln.
- Creo que como el primer almuerzo oficial de Lincoln en la casa deberíamos aprovechar de hablar y conocernos mejor, ¿No?
Todos le miraron, incluso Lynn levanto su cabeza por un momento hasta observar a su hermana, luego escaneo rápidamente para encontrarse con la mirada de Lincoln para luego dejarla caer sobre su plato nuevamente, carente de cualquier deseo de confrontación pasada. Luan, por su parte, no se esforzaba en ocultar que no le agradaba la situación, riéndose ligeramente cada poco cuando miraba a Lincoln.
- Bueno, ya que no parece que nadie quiera hablar, mejor nos cambiamos de lugar para convivir, ¿No?
Esta vez todos se fijaron directamente en Luna y no apartaron la mirada cuando la vieron rodear la mesa y quedarse detrás de Lincoln.
- ¿Qué haces Luna?
- Pues, quiero sentarme entre las pequeñas, gusto de hermana mayor, ¿Puedes sentarte tu como niño entre tus hermanas mayores? A no ser que te de vergüenza.
El tono burlesco de Luna carecía de real burla, había sido forzado y hasta robótico pero Lincoln, sin ánimos de continuar extendiendo aquel espectáculo se levantó, provocando una expresión de preocupación en Luan.
- Oye, p..pero, ¿Tiene que ser su puesto?
- Si, claro.
- Entonces déjame cambiar sus platos.
- ¿Por qué? Se nota que nadie ha tocado su comida.
- P..Pero... pero... ya sabes, es un chico, quizás le eructo o algo y le tiro sus gérmenes a la comida.
- Correré ese riesgo.
Lucy se notaba incomoda por el cambio pero viendo que Lincoln ahora estaba rodeado por sus hermanas mayores no opino, Lincoln al pasar junto a Lynn le preocupo alguna reacción como las que tanto había escuchado en la escuela, pero al verla tan apagada esta más confundido que preocupado, Luan estaba visiblemente nerviosa, incluso podía verse sudor caer por su frente mientras sus ojos estaban clavados en el plato frente a Luna y Lisa solo observaba la comida fijamente intentando descifrar que era, la gemela no reacciono en ningún momento, casi como si hubiese desconectado su cerebro.
- Pues bien, ¿Falta algo para empezar a comer?
Luan estaba a nada de levantarse de la mesa y retirarle el plato a Luna, pero su intención se vio mermada en el momento que un fuerte grito llamo la atención de todos hacía la entrada en dirección a la escalera, pues Leni observaba con absoluto horror hacía la mesa, más bien, a uno de sus integrantes, uno cuyo cabello blanco era idéntico al de aquel perpetrador del pasado.
- ¡¡¡Noooooooooo!!!
Con ese grito corrió escaleras arriba, dejando a todos confundidos.
Y a Luna, pensando en la "agradable" comida que estaban por tener.
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