Cambio

Desde que Lola ya no estaba los días se habían vuelto ligeramente más grises y lentos, como si todo estuviese reproduciéndose en una cámara con la velocidad ralentizada, en ocasiones el solo hecho de caminar se sentía más como nadar, con los pasos más pesados mientras más caminaba y se hacía la idea de que la cama del otro extremo de la habitación permanecería vacía.

De las pocas veces que había encontrado a su madre esos días la respuesta era igual, la misma seca y cortante respuesta: "no volverá".

La idea de la muerte no era algo que Lana terminase de comprender, en el pasado había encontrado una pequeña ave tirada junto al camino y la protegió de un gato, pero por más que tomo al ave con sumo cuidado esta no se movía, cuando pregunto a su madre esta dijo que había muerto, ¿Por eso esa ave no se movía? ¿Era el mismo caso para Lola? Lo único que tenía claro es que veía cada vez menos rosa en su vida.

Aun así, aunque fuese por un momento había vislumbrado algo de rosa, ese espejo donde pudo ver a Lola, mirándole tan asombrada como ella lo estaba, deseaba tocarla y asegurarse de que había vuelto pero Luan seguía allí, seguía recordándole que no estaba sola y le proponía actividades, no terminaba de entender que había hecho pero gracias a eso pudo ver a Lola una vez más, eso era todo lo que necesitaba para seguir con esas cosas, las cosas que Lola disfrutaba, era la única clave que tenía, quizás si hacía las cosas que gustaban a Lola podría volver a verla, quizás, solo quizás, por esa razón había tomado uno de los guantes que usaba Lola cuando participaba en esas cosas con más niñas.

Había estado gran parte del día aferrada a ese guante que guardaba en su overol, realmente no quería soltarlo aun cuando su otra mano era jalada por Luna mientras ella caminaba, estaba demasiado absorta en sentir aquella prenda de su bolsillo que si Luna o alguien más le había hablado ni siquiera se había enterado, tampoco es que le importase tampoco.

Al llegar a casa se encerró rápidamente en su cuarto, lo había hecho varias veces antes, incluso recordaba en ocasiones aquellas palabras que Rita le había dicho sobre que Lucy fue la responsable, su recuerdo de esa noche era borroso, tantas cosas pasaron tan rápidamente, ella solo recordaba estar asustada por como sus hermanas peleaban, si algo entendía es que Lola no está y Lucy tenía la culpa, ¡Pero Lola si estaba allí! ¡La había visto el día anterior!

Recreo todo como pudo, la posición de los muñecos, las galletas sobrantes, todo menos Luan se encontraban en la misma posición pero al girar su cabeza hacía el espejo solo podía notarse a ella misma.

- Así no es, así no jugábamos.

Comenzó a rondar por la habitación, el juego no encajaba, aunque cambiaba las cosas de lugar, los peluches, aunque movía las cosas no solo de ella sino las de Lola, simplemente no volvía, cada vez que miraba el espejo no calzaba con la imagen que buscaba sino que veía su molesto rostro, uno que le enojaba cada vez más.

No quería ver esa cosa, solo le estaba molestando con cada movimiento de su cabeza con el que se fijaba en aquel reflejo y nuevamente estaba ese maldito, asqueroso y molesto rostro observándola una vez más.

- (Furiosa) ¡Ahg!

Su cuerpo fue incapaz de seguir procesando ese amargo sentimiento y termino volcando la mesa donde había jugado el día anterior con Luan, resoplando con fuerza mientras el plástico se esparcía y los trozos de galleta se fragmentaban al chocar contra el desordenado piso, rascándose la cabeza con molestia mientras pensaba, pasando a llevar las cintas con las que Luna había atado sus coletas esa mañana mientras se cuestionaba que había pasado, como lo había hecho Luan, por qué con ella si apareció Lola y con ella no, hasta que noto la tiara tirada en el piso junto a la tetera de plástico.

Se encamino a esta y la levanto con sumo cuidado, observándola con miedo, en su furia pudo haberla dañado con la mesa, y si hacía eso tal vez Lola definitivamente no volvería, y de forma casi inconsciente, al pensar esa idea, giro con miedo para buscar esa imagen en el reflejo, observando para su impresión que allí estaba ella, nuevamente, mirándole mientras sostenía su tiara.

Con algo de miedo camino hacia ella pero algo no terminaba de encajar, ese overol no era de Lola, ese era su overol, pero ese rostro, esa mirada, esa tiara... eran de Lola.

Su mirada bajo lentamente hasta enfocarse en la tiara que sostenía en sus manos mientras una extraña idea paso por su mente, volviendo a mirar a Lola quien ahora le miraba con algo de miedo, pero que veía como lentamente sus manos se alzaban, temblorosas, con ese pequeño plástico de color dorado hacía su cabeza, depositándolo sobre su cabello como si fuese un objeto invaluable pero tan frágil como el cristal, observándola en aquella pequeña ventana que las separaba, fijamente, enfocándose únicamente en su rostro, en... el rostro de Lola.

- Lola, volviste.

Se acerco lentamente al ver aquella imagen mientras su cuerpo temblaba, mirando severamente afectada aquel rostro frente a ella.

- Me dijeron que no volverías, ¿Qué ridículo no?

A pocos pasos se quedo quieta, observando como el rostro de su hermana le observaba de forma extraña, como si hubiese visto un fantasma, pero seguía sin responder.

- Lola, respóndeme.

Pero ella solo le miraba con más lastima, en completo silencio.

- Si no quieres hablarme lo entiendo, nadie me quiere realmente, ¿Has visto a mamá Lori? Ella no ha sonreído en varios días, ha venido algunos días y se queda observando tu cama, a mi no me mira, seguro que si te viera ella se alegraría, ¿Por qué no vienes conmigo? Todos estarían más felices.

Y nuevamente, silencio.

- Ya veo, lo siento, de nuevo te estoy pidiendo muchas cosas, perdón si siempre te decía mis problemas, me gustan los animales, pero a ti no te gustaban tanto, decías que no olían muy bien, si quieres no me acercare más a ellos, también me decías que se me verían bonitos tus vestidos, también los usaré, jugaremos a las fiestas de té, te acompañare a tus practicas y concursos, seré más cuidadosa, pero al menos respóndeme, solo quiero eso.

Pero para tristeza de Lana, el rostro de Lola solo seguía mirándole con dolor.

- Entiendo, perdón por molestarte Lola.

La niña se retiró en ese momento, si su "hermana" no quería hablarle lo mejor era no molestarla por el momento, pues al menos había descubierto que Lola seguía allí, de una manera u otra.


Minutos después, suburbios de Royal Woods

Aunque las intenciones de Luna eran las mejores no podía evitar pensar que no había meditado mucho sobre lo que estaban haciendo, solo podía confiar en que la seca respuesta que le había dado Luan de cuidar la casa esa tarde sería cumplida y que de alguna forma lograría llevar todas las cosas que Lincoln necesitase hasta su casa, todo era más sencillo decirlo que hacerlo, cuanto o que cosas eran algo que ella desconocía y las pocas palabras que había cruzado con el niño solo marcaron más silencio, sin considerar que Lucy debería estar castigada pero aun así les acompañaba, quería confiar en Luan pero al menos lo que respecta a Lucy lo mejor era mantenerla aislada, al menos hasta que se calmase el ambiente, pero su peor parte era que al menos le gustaría tener un vehículo para mover las cosas.

El problema de la habitación ya había sido zanjado, compartiría habitación con Lisa quien es la única con espacio en su cuarto, era mejor que ponerlo en el armario al final del pasillo, el ático o el sótano, pensó inclusive en el garaje pero no podía cerrar ese lugar para convertirlo en una habitación, o no al menos con Lori guardando a vancilla en ese lugar.

No quería pensar mucho en ella, pero desde el día anterior la había notado más... fría, molesta, no sabría describirlo, y eso le preocupaba.

Al menos no había tomado al durmiente peliblanco y arrojado hacía la calle, eso era una victoria personal para ella.

Termino meciendo su cabeza, debía tener fe, las cosas iban a mejorar, tenía que al menos alguien pensarlo, o al menos alguien debía creerlo.

- Lincoln, por cierto, ¿Qué vamos a buscar?

- Bueno... asumo que algo de ropa, a mi mascota y algunas de mis cosas.

- ¿Crees que podremos entre nosotros?

- Creo... tal vez...

- Por cierto, esta mascota... ¿Es necesario que la lleves? Rita no es fan de los animales.

- Es un erizo, no hace ruido ni mucho desastre, estará quieto y no hará ningún daño.

- Aun así...

- Por favor, no puedo simplemente deshacerme de él, es alguien especial para mí.

- Sigh, bueno, intentare que Lori no haga un escándalo por él, pero cambiando el tema, ¿Qué tal la escuela?

- (Desanimado) Bien, supongo.

- ¿Seguro?

- No quiero hablar de eso.

- Ok, pero sabes que si necesitas un oído, yo soy tu chica.

- Gracias Luna.

Había sido un intercambio fugaz, pero era suficiente, no tenía que forzarlo, el chico debía abrirse a su ritmo por lo que simplemente comenzó a tararear la letra de una canción.

- Tonight, i want to give it all to you, in the darkness, there's so much I want to do...

- Cantas bastante bien.

- And tonight... ¿Ah? Eh... gracias, me gusta bastante la música.

- ¿En serio?

- Si, el rock corre por mis venas, de hecho... antes diría que me veía más como una rockera.

- ¿Tocas algún instrumento?

- Deberías preguntar que instrumento no toco boy, antes la casa era un concierto constante mientras Rita no estuviera en casa, me hubieras visto tocar en mi mejor momento, rockeaba con el alma.

- ¿Ya no lo haces?

Esa fue una buena pregunta para la propia Luna quien tuvo la intención de responder un potente "claro que lo hago", pero era cierto, cada vez ensayaba menos con sus amigos, en casa ya no recordaba la última vez que había afinado las cuerdas de su querida hacha, si seguía tan apasionada a la música era una muy buena pregunta.

- Yo... creo que he estado un poquito ocupada.

- Entiendo.

- Ella no ha tocado en meses. - Intervino Lucy por detrás, asustando a ambos que ya habían olvidado que la niña les estaba acompañando.

- ¡Lucy! ¡Casi me das un infarto! - Dijo Luna molesta mientras se tomaba el pecho.

- Pero es verdad.

- Bueno, sí, pero no es para que me asustes así.

Por el susto Luna no pudo evitar hablarle algo golpeado a la niña, notando que esta rápidamente se refugio junto a Lincoln, como si se intentara esconder de ella detrás de él, algo que no era la primera vez que notaba en la pequeña.

- En fin, es verdad lo que ella dijo, llevo un tiempo sin tocar, pero no es gran cosa chico.

- Yo tampoco he dibujado nada en mucho tiempo, el anciano me prohibió dibujar, dijo que no era un pasatiempo para hombres, apenas si me dejaba cocinar, también llevo bastante que no he hecho algo que me gusta.

- ¿Dibujas eh? Suena interesante.

- Él era el miembro estrella del grupo de arte, el maestro a cargo siempre lo adulaba mucho. - Dijo Lucy nuevamente interrumpiendo, pero esta vez no asusto a Lincoln, sino que lo molesto ligeramente.

- Yo ya no estoy en el club de arte.

- Cierto, comentaste algo sobre eso... pero no te preocupes, si quieres volver a pintar algo dudo que a Lisa le disguste verte haciéndolo en su habitación.

- Seguramente solo lo mire enojada como siempre que alguien le habla. - Interrumpió nuevamente Lucy.

- Ella es alguien bastante curiosa, me pregunto porque mira a todos como si estuviera enojada. - Increpo Lincoln.

- Les juro que me encantaría saberlo. - Dijo con tono cansado Luna.

Desde ese punto una conversación casual se erigió en el pequeño grupo, aunque los diálogos de Lucy se limitaban a pequeños datos que ambos se cuestionaban como es que la niña lo sabía, lograron mantener un ritmo de conversación más adecuado, seguía habiendo algo de tensión en las frases pero nadie podía negar que el ambiente era grato, algo que se mantuvo hasta que llegaron al barrio donde yacía la casa de Albert.

- Casi llegamos, estamos a solo un par de casas.

- Realmente te manejas bien por las calles, algunos chicos de tu edad todavía se pierden.

- Cuando tienes poco dinero, caminar es un buen pasatiempo.

- Yo... no discutiré eso, aunque ahora que lo pienso, el otro día cuando desaparecieron los dos vinieron a esta casa, ¿Verdad?

- Bueno, sí.

- Si que debieron caminar un tramo bastante largo.

- Un amigo de Lincoln nos trajo. - Intervino Lucy.

- No es mi amigo, es un compañero de clase, eso es todo, aunque su papá fue bastante amable ya que me reconoció que éramos vecinos, eso es todo.

- Si evito que caminasen tan tarde solos puedo creerte.

- De hecho, al día siguiente nos invitaron a desayunar, pero Lincoln tenía una expresión de que podía matar a alguien.

- Lucy, cállate.

- Solo son hechos, no puedes negar las acciones que tu cuerpo físico ha realizado con todos nosotros.

Esta vez Luna dio un paso atrás y dejo que ambos niños hablaran, pues cuando se detuvo a pensarlo Lucy había hecho varios comentarios mientras caminaban, más de lo que normalmente tendería a escucharla. Desde el día del incidente había estado indecisa sobre como tratarla, recordaba lo afectada que la había visto antes que tuviese ese horroroso ataque de rabia que termino por causar esa fatalidad, la incertidumbre de que pudiese volver a actuar así con otro miembro de la familia era un miedo latente, pero la muchacha solo termino por desaparecer más de lo que ya había hecho en el pasado y, por lo que pudo notar el día anterior, era ella quien les temía a ellas, o al menos esa impresión le daba.

Lori no se había pronunciado sobre ella, Lana estaba tan absorta en su mundo que posiblemente ni siquiera había volteado a verla, pero tanto ella como Luan el día anterior le habían dado la razón de ser ese presentimiento real, ella sería la que más asustada estaría, miedo que por lo visto no afectaba en Lincoln.

Pensado en eso termino por llegar junto a sus hermanos a la casa, esperando poder encontrar la forma de llevar todo a casa y no causar un desastre muy grande, aunque ni ella ni los muchachos pudieron notar que mientras ingresaban a la casa había un hombre que los observaba desde su vehículo, uno que acababa de llegar y pudo contemplar como los tres jóvenes se internaban en el lugar.

Howard McBride no había dejado de pensar sobre la situación tan irregular de ese niño, en un principio por que esa casa que desentonaba por su descuido respecto a las demás del barrio había comenzado a verse más viva, sino que lo poco que sabía de la situación le había dejado ciertamente preocupado, como padre pensaba que un par de niños no podían andar simplemente por ahí vagando, de lo poco que sabía su hijo tampoco servía para que su preocupación se calmase, por lo que una vez dejo estacionado el vehículo en su casa se dirigió a donde se encontraban los jóvenes, suspirando con nerviosismo antes de tocar la puerta.

- Tranquilo Howard, solo preguntaras si están bien, son los mismos niños de hace unos días, no te ves sospechoso ni ellos son sospechosos.

- ¿Señor McBride?

- (Aterrado) ¡¡¡Ahhhhh!!!

Lucy había aparecido detrás del pelirrojo, dándole un fuerte con el que casi pierde el conocimiento, pero solo termino agarrando su pecho con una mano mientras respiraba agitado.

- Santo dios.

- Lo siento, no era mi intención asustarlo.

- ¡¿Qué paso...?! ¿Eh?

Luna al escuchar el fuerte grito rápidamente volvió del patio trasero, notando la peculiar escena y al pobre hombre mientras intentaba recuperar el color en su rostro tras aquel potente grito.

- Lo siento, le di un fuerte susto.

- No... no cielito, yo... uff...

- (Confundida) ¿Se conocen?

- Es el señor que nos ayudo a venir la otra noche, el señor McBride.

- Hola, - Howard dio un fuerte suspiro y logro recomponerse, tosiendo ligeramente para arreglar su voz antes de alzar su mano en dirección a Luna. - Mi nombre es Howard, Howard McBride, asumo que eres familiar de estos niños.

- Si... la hermana mayor.

- Oh, bueno, es que como el otro día los vi deambulando y el chiquitín peliblanco no lucía bien estaba algo preocupado, así que al ver que retornaron quise pasar a verlos.

- Retornar como tal... no, venimos a buscar las cosas de Lincoln, va a su nuevo hogar.

- Oh... eso es bueno, sin el señor que vivía aquí él no podía quedarse.

En ese momento la puerta fue abierta por dentro, pudiendo notar los tres a Lincoln quien era el que abrió la puerta.

Lincoln miro con algo de desconfianza al adulto, pero rápidamente negó con la cabeza, bajando un poco la mirada.

- Hola señor McBride.

- Hey, te acuerdas de mi nombre.

- Si.

La incomodidad podía sentirse en las palabras de Lincoln, algo que el adulto no tardo en notar.

- Bueno... veo que están bien... me puedo quedar tranquilo con eso, si nece.. ajem, si necesitan ayuda pueden hablarme.

- Gracias.

- Eh... entonces yo... amm... supongo que volveré a casa...

En el momento que el adulto señalo su hogar y Luna se giro levemente hacía este, sintió que algo dentro de su mente conecto, como si hubiese descubierto una solución a sus problemas con solo ver ese hogar, pero sobre todo, el vehículo.

- Señor McBride, quería pedirle un favor, ¿Podría ayudarnos a transportar las cosas? Nuestro hogar queda algo lejos y posiblemente llevemos varias cajas, le pagaré por el servicio.

- Eh...

Aquellas palabras dejaron pensativo al adulto, Lincoln claramente quería negarse ante esa suposición pero Luna dio rápidamente un paso adelante como si intentase tapar el cuerpo de este de la visión del adulto.

- Bueno... hoy estoy libre... supongo que podría ayudar.

- Cool, nos ayudaría bastante.

- Si, pero tengo una duda, ¿No debería haber un adulto con ustedes para todo esto?

- Bueno... mamá está algo... indispuesta, y no quería cargarla con más problemas por lo que decidí hacerme cargo.

Aunque la sonrisa de Luna intentaba parecer genuina, Howard no lucía muy convencido.

- Bien... igualmente si los ayudo me gustaría hablar con ella, estoy preocupado por como estaba el muchachito el otro día y por lo irresponsable que fue por dejar que los dos anduviesen tan tarde solos, comprendo lo de dar libertad a los niños pero dios mío, eso fue irresponsabilidad en su máxima expresión, ¿Y si les pasaba algo? ¿O si aparecía un secuestrador? Según estudios dicen que el 13,8% de los niños que...

Lincoln simplemente se adentró, no quería seguir escuchando aquella charla en la que la misma Luna se había metido, por lo que se encamino a su cuarto no sin antes voltearse a ver, notando que Lucy le estaba siguiendo.

- Bu.

- Empiezo a creer que disfrutas asustar a la gente.

- Es divertido asustarte.

Lincoln quería quejarse, pero ver la pequeña sonrisa que la estoica niña mostraba lo detuvo de hacerlo y siguió su camino.

- Mejor ayúdame con mis cosas.

- Esta bien.

Lucy siguió a Lincoln quien se interno en su cuarto, pero Lucy por un momento de descuido al girarse para ver como Luna seguía sufriendo de la charla del adulto no se fijó bien por cual puerta ingreso el muchacho, además de no recordar bien como se distribución por lo que termino entrando en la puerta abierta más cercana que tenía, un lugar que tenía un hedor algo molesto, pero del cual no noto que estuviese Lincoln dentro.

- Lucy, ese cuarto no. - La pequeña se giró y noto molesto al muchacho mirándole desde la entrada a la habitación. - Es del anciano.

- Lo siento.

- Mejor sal pronto, no sería bueno si él te vie... no importa, solo sal pronto.

La pequeña se retiro y se encamino en la dirección que Lincoln le señalo, este solo dio un último vistazo antes de volver a su cuarto y comenzar a distribuir las cosas junto a Lucy mientras buscaba algunas cajas donde guardar algunas cosas, una irónica idea paso por su cabeza, pues de las últimas dos mudanzas que tuvo siempre alguien se había encargado de eso y él solo se dedicaba a sentirse miserable, aquel molesto pensamiento termino transformándose en una pequeña risa irónica que para su suerte Lucy no noto, aunque para su molestia se dio cuenta que se le habían acabado las cajas.

- Iré a buscar cajas al garaje, quédate aquí y no te muevas.

Lucy solo asintió con la cabeza mientras se quedo mirando al pequeño erizo quien olfateaba su mano, Lincoln salió de la habitación con intención de salir de la casa, pero recordó que desde aquel incidente con la ventana el anciano guardaba la llave del garaje en su cuarto, un lugar que si él quería ser sincero no quería entrar, pero ante la situación simplemente suspiro y se internó a este lugar.

Eran pocas las veces que pudo entrar a esa habitación y la poca ventilación de esta podía sentirse en el hedor, casi por reacción sentía deseos de asear el lugar pero sabía que no correspondía, ni siquiera sabía el destino de ese lugar considerando que su dueño estaba encarcelado, las risas y las burlas se superponían en forma de pequeños susurros que inundaban la mente de Lincoln pero que rápidamente sacudía, e intentando mantener su mente lo más fría posible comenzó a buscar, partiendo por el velador junto a la cama y luego en el ropero.

Había encontrado varías cosas, desde algunas como la llave de la motocicleta hasta algunas fotografías que se notaban algo desgastadas, encontrando una que ciertamente le llamo la atención pues se veía bastante antigua y desgastada, una donde pudo identificar fácilmente al hombre que posaba con una sonrisa, era el anciano, mucho más joven, pero a la mujer a su lado no podía reconocerla, tenía la misma edad del hombre o esa impresión le daba, pero si algo le sorprendía era el parecido a la mujer que se hizo llamar su madre cuando arrestaron al anciano.

Ver la sonrisa de felicidad en el rostro del anciano le lleno de molestia y el deseo de romper aquella fotografía, le molestaba ver esa felicidad, pero termino por soltarla, pues noto las llaves del garaje la cual priorizo, pero al intentar tomarla rápidamente termino provocando que estas resbalasen de su mano y cayesen al piso junto a la fotografía la cual se deslizo bajo la cama.

- Tsk, incluso ahora me sigues jodiendo anciano.

No sabía si era por aquel habito de aseo inculcado en él o por mera cortesía, pero al menos quería retornar esa fotografía al cajón por lo que levanto parte de la sabana que ocultaba la parte baja, notando que había una pequeña caja de zapatos abierta allí.

Por un momento dudo, pero la curiosidad termino ganándole y al levantarla pudo notar que esta tenía unas pocas cosas, pero entre ellas destacaban 2, un revolver y un cuaderno, uno el cual reconoció.

Ese cuaderno era suyo, uno en el que hacía sus bosquejos y dibujos más toscos mientras vivía en el departamento con Lynn y creyó había perdido cuando se mudó de casa, un cuaderno que tenía años de sus sentimientos plasmados en bocetos y cosas que el anciano tantas veces el había dicho que eran una pérdida de tiempo.

- ¿Qué hace esto aquí? ¿Por qué él tenía guardado esto?

Casi como si hubiese visto una visión Lincoln lo abrió, podía recordar esos bocetos, esas líneas, su propia letra escribiendo recetas de cocina, no era una jugarreta de su mente, realmente era su cuaderno, viendo asombrado que hubiese sobrevivido tanto tiempo y más estando tan cerca del anciano hasta que llego a la hoja final, una donde encontró un amargo recuerdo de un boceto donde él y Lynn aparecían abrazados, un dibujo que había hecho unos días antes de aquel fatídico cumpleaños, pero había algo diferente, una fotografía había sido puesta en esa hoja.

Lincoln solo pudo contemplarla en silencio, no sabía que sentir ante aquella imagen, ante aquel descubrimiento, ¿Por qué había guardado eso? ¿Por qué tenía eso? ¿Por qué había guardado esa fotografía en esa página?

¿Por qué estaba comenzando a sentirse mal nuevamente?

No tenía que ser un genio para saber quiénes estaban en esa imagen, podía reconocer al feliz anciano, aquella expresión llena de amor y calma mientras observaba a esa pequeña criatura que sostenía en sus brazos, un pequeño bebé de pelo blanco el cual se mostraba feliz de estar con esa persona.

Podía intuirlo, ese pequeño bebé era él.

- (Molesto) ¿Por qué guardaste esto anciano? ¿Por qué...? ¿No fuiste tú quien dijo que no te importaba?

- ¿Lincoln?

Al escuchar a la distancia a Lucy el muchacho rápidamente cerro el cuaderno y tomo nuevamente las llaves, encaminándose fuera de la habitación con el cuaderno en su otra mano.

- ¡Ya voy!

Eso no era lo que importaba, tenía otra misión, se iría pronto de todos modos, nada de eso importaba, nada de eso debía de importarle... pero... ni siquiera él estaba seguro de ello.

Por el momento, tendría que mudarse de una buena vez... otra vez.


Minutos después, centro de Royal Woods

- ...

- Vamos.

- ...

- (Irritada) Vamos.

- El número que usted marca no está...

- ¡Ahg!

Lori colgó la llamada con molestia, realmente tenía deseos de conversar con su tío, más con toda la situación que ahora había ocurrido, con aquellas venenosas palabras que Rita había pronunciado y no sabía hasta cuanto podía confiar, como si cada oración hubiese sido planificada con anterioridad, como si sus propias palabras hubiesen estado dentro del plan de Rita, no podía quitarse esa sensación de la cabeza y quería discutirlo con la única persona en la que confiaba, pero ante otro intento infructuoso simplemente resoplo y se dejo caer sobre la banca de esa plaza, no conseguiría nada molestándose más.

- Necesito calmarme, pero necesito pensar bien en que debo decir la próxima vez que vaya a buscarla, ¿Por qué carajos le interesa tanto ese estúpido niño? El idiota de ese anciano se lo va a llevar pronto y Rita volverá a casa... maldita sea.

Termino sacando nuevamente la petaca que había robado de la habitación de Rita, el sabor era asqueroso pero la sensación al rato de beberla le agradaba, como si los problemas no fuesen tan grandes, si el precio por un momento de calma era aquel sabor peor que la medicina podía soportarlo, solo necesitaba algo en lo que pensar como derrotar a ese demonio... por lo que dio otro trago, uno bastante largo, no le importaba, encontró la botella con la que lo rellenaba en el cuarto y aun tenia suficiente, después de todo solo necesitaba un poco antes de llegar a ese estado de calma.

- Si no logro acabar con esa desgraciada... ¿Cómo voy a poder mirar a Lola a la cara el día que muera?

Podía sentir un ligero calor en su cabeza, su cuerpo estaba ligeramente entumecido pero no le molestaba, al contrario, era una sensación agradable.

- Lola, era un nombre tan precioso, podías iluminar tu día solo con mencionarlo, Lola, Lola, ¡Lola! Definitivamente es un nombre muy lindo.

Dejo caer su cabeza, provocando que mirase directamente al cielo al apoyarse completamente del respaldo de la banca.

- Si Rita pudiese saber lo que significa que te quiten a tu precioso ángel de esa forma, bah, que le importaría a esa mujer, ni corazón debe tener, seguro tiene un extraño vórtice de mierda en el pecho que se alimenta de mi desgracia, no, de la de todos, seguro ni come ya que le basta con mi miseria.

Como si fuese uno de los mejores chistes que se le habían ocurrido la muchacha comenzó a reír, simplemente reía, ni siquiera sabía porque reía pero cuando lo pensaba era lo único que le quedaba y solo reía con más fuerza hasta que quedo agotada, mirando nuevamente el cielo, aquel infinito cielo.

- Ella debe pagar... de la misma forma... con su propio ángel... un ángel por otro...

Era una idea bizarra, pero su mente se encontraba lo suficientemente aturdida para no pensarlo demasiado, si Rita solo le atormentaría ella tendría que devolverle la mano de alguna forma, por lo que se levanto y comenzó a caminar, era difícil pero intento caminar lo más normal posible, aunque algunos pasos eran más largos que otros o el mundo parecía querer torcerse ella no le dio importancia, tenía un nuevo objetivo, tenía una nueva resolución, y era todo lo que necesitaba.

No necesitaba más, ese sería el motor en su vida, y al voltearse ante cierto local sintió que era la señal para que sellase su destino en esa causa, ingresando a este sin la menor duda, casi como si todo su mareo hubiese desaparecido en post de su determinación, pues marcaría en su propia carne su objetivo de modo que jamás lo olvidase.

- No me permitiré olvidar tu lindo rostro mi princesita.


Más tarde, casa Loud

Lincoln había dejado la ultima caja finalmente en la habitación, no tenía demasiadas cosas de por si pero la ayuda había facilitado bastante las cosas, además de haber adicionado la caja de zapatos que encontró en la habitación del anciano de la cual solo dejo el arma en esa casa, al menos ahora tenía una cama, ropa, su mascota y sus otras pertenencias, unas que para su molestia estaban siendo totalmente husmeadas por su compañera de habitación.

- Lisa, deja eso.

- Te quiero ayudar.

- Solo estás sacando las cosas de las cajas.

- Estoy ayudando al revisar que cosas tienes.

- (Fastidiado) Solo quieres saber que tienen las cajas.

- Un uso interesante para referirte a lo que hago.

- Sigh.

Igualmente tendría que darle alguna ubicación a cada cosa, pero considerando que seguía sintiéndose en parte invasor de ese espacio estaba demorándose, aunque ver el descaro con el que su "compañera" estaba invadiendo su privacidad le estaba ayudando a simplemente apropiarse de algunos espacios, la idea de dejar todo en las cajas también paso por su mente, pero si lo hacía el desastre solo sería peor, después de todo, nada parecía estar deteniendo a Lisa.

- ¿Qué es esto?

- Es un atril, el anciano no lo destruyo solo porque dijo que era algo caro y yo podría venderlo cuando fuera adolescente.

- ¿Y que es un atril?

- Pues, donde pones lienzos y dibujas.

- ¡Dibuja algo!

- Estoy guardando las cosas, ya deja en paz las cajas y juega con Boss.

- Esta bien. - Dijo mientras hacía un puchero y volvía a su cama, lugar donde estaba la jaula del erizo.

- Espero se quede quieta un rato.

- ¿Por qué se llama Boss?

- Me gusto el nombre.

- ¿Por qué se siente tan puntiagudo?

- Porque es un erizo.

- ¿Por qué es blanco?

- Porque es albino, supongo.

- ¿Qué es albino?

- Alguien que tiene cabello blanco.

- ¿Tú eres albino?

- Tal vez.

- ¿Estás molesto?

- No.

- ¿Quieres que me calle?

- Si.

- ¿Estoy obligada a callarme?

- Técnicamente no, pero lo agradecería.

En ese momento aunque Lincoln esperaba otra pregunta pudo finalmente escuchar sus propios pensamientos, la pequeña había detenido su ronda de preguntas y finalmente podría seguir meditando sus próximas acciones, pero eso no duro más que unos pocos minutos hasta que sintió como su pantalón era tirado, notando que Lisa ahora le miraba mientras sostenía un cuaderno con su otra mano.

- Léemelo por favor.

Lincoln pudo notarlo, era el cuaderno que acababa de recuperar, observando molesto en la dirección donde tenía esa caja de zapatos solo para notar que estaba volteada junto al resto del pequeño desastre que la niña había hecho.

- Sigh, Lisa...

- Por favor.

- Esto ni siquiera es uno de tus libros de cuentos, este es mi cuaderno de dibujos, es algo personal.

- ¿Tiene tus dibujos? (Emocionada) ¡Quiero ver!

Lincoln lo medito un segundo antes de volver a centrar su mirada en la niña.

- ¿Si te lo muestro te quedaras tranquila mientras termino?

- Si, lo prometo, bajare al primer piso de hecho para que mis deseos por preguntarte cosas no superen a mi voluntad.

- Confiare en ti Lisa.

Dicho esto Lincoln se sentó en el piso y cruzo sus piernas, cosa que Lisa aprovecho para sentarse en estas mientras acurrucaba su espalda en el pecho del muchacho, encajando perfectamente para que su cabeza quedase bajo la de Lincoln.

- Te lo advierto, la mayoría son bocetos algo feos.

- Aun así quiero ver tus dibujos.

- O..Ok. - La emoción y el interés de la niña por sus dibujos lograron avergonzarlo un poco, una parte de él sabía perfectamente que era por el gusto de la niña por cosas nuevas, pero que demostrasen tanta emoción por algo hecho por él seguía avergonzándolo. - Aquí vamos.

El primer boceto era un pequeño animalito, parecido a la mezcla de un conejo con una ardilla.

- Es... una manzana.

- No, lo pensé hace tiempo, es una mezcla de dos animalitos, lo pensé como un pequeño alien, se llama skaatar.

- No tengo idea que es pero me gusta.

Lincoln simplemente rio secamente ante la emoción de la niña y paso a la siguiente página, donde podía notarse un dibujo más estructurado, más concretamente era una niña.

- Es... una lámpara.

- ¿Qué? No, es una niña.

- Parece una lámpara.

Aquel comentario molesto ligeramente a Lincoln pero no quiso recriminar y volteo varias páginas, encontrándose con el dibujo de un ramo de flores que había hecho hace tiempo.

- ¿Ahora si es una lámpara?

- ¿Qué parte de eso te parece una lámpara? ¿Y por qué siempre lámparas? Es una flor, estoy seguro de que habrás visto varias flores en tu vida.

- Generalmente las flores las huelo y se que son flores, pero es difícil diferenciarlos por su forma, aunque lo he pensado muchas veces no logro entender como ustedes distinguen las cosas, asumo que la experiencia es la que permite saberlo, pero sigue pareciéndome difícil aunque me he esforzado por hacerlo.

- ¿Experiencia? ¿De qué estás hablando?

- De las cosas, del mundo en general, el como todo se parece y se mezcla, siempre me ha parecido increíble como ustedes los mayores pueden saber fácilmente que es algo solo con mirarlo.

- No... logro entender... ¿Difícil?

- Si, por eso necesito saber como son y que son las cosas, así llegara el día donde finalmente pueda poder diferenciar las cosas, cuando salgo de casa es incluso más difícil, he escuchado a mamá Lori que hay que tener cuidado con los vehículos pero creo que nunca he visto uno.

- ¿Nunca?

Una ligera idea comenzó a crearse en la mente de Lincoln, varías de las palabras que la niña usaban eran cosas que normalmente trabarían la lengua de alguien más pequeño, de eso estaba seguro, pero aun así la niña no sabía leer, ahora había preguntado varias veces sobre las mismas cosas, principalmente cuando comenzó a husmear en su ropa y varias veces tuvo que aclararle que eran poleras suyas, ahora no podía distinguir una flor de una persona y de una lampara, a tan corta distancia, eso no era normal, no para alguien que podía hablar tranquilamente y razonar a tan corta edad.

- Lisa, ¿Te acuerdas de lo que hablamos el otro día sobre los animales?

- ¡Claro!

Lincoln tomo el cuaderno y un bolígrafo que vio cerca y dibujo rápidamente una jirafa, lo más parecida posible a la que había visto en el cuaderno ese día, una simple caricatura de una jirafa.

- ¿Sabes qué es esto?

- Mmm... ¿Una piedra?

- ¿Recuerdas lo que es una jirafa?

- Claro, es un animal que posee un largo cuello y manchas por todo su cuerpo, tienen una dieta vegetariana ya que solo comen plantas, espera, ¿Dibujaste una jirafa? Aun me falta experiencia.

- Lisa... ¿Alguna vez te has ido al médico?

- Algunas veces.

- ¿Y a uno de los ojos?

- ¿Existen médicos de los ojos?

Con esa afirmación Lincoln termino de hacerse una extraña idea, una que le estaba preocupando, pero si era cierto explicaría varias cosas sobre la pequeña, y de ser cierto... tal vez podría ayudarla enormemente.

Quizás era una forma de evadir sus otros pensamientos, quizás era su preocupación por la niña, quizás simplemente era un simple deseo de poder ayudar a alguien como a él le hubiera gustado, realmente no lo sabía.

Pero simplemente deposito su mano sobre la cabeza de Lisa y le esbozo una sonrisa.

- Creo que puedo adelantar esa experiencia que mencionaste, ¿Te gustaría ver como adulto Lisa?

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