Capítulo 6: ❝Tensión en el Cotillón❞ [Parte 1]

24 días para la operación EVIE.

  El viernes todo el mundo estaba feliz, pues el día del Cotillón Real había llegado.

— ¡Ugh! —Se quejó la descendiente de Maléfica cuando su mejor amiga la tomó por los hombros y luego le ajustó el vestido por cuarta vez en una hora. — ¡Auch! Ok, Evie, no puedo respirar. —Admitió, comenzando a ponerse de mal humor.

—Bueno, podrás respirar luego del Cotillón. —Replicó la princesa malvada, colocándose a su lado para acomodarle el atuendo.

—No seas gruñona, te ves preciosa. —Intervino el hijo de Jafar, quien estaba parado encima de otra tarima, mientras su pareja se aseguraba de que el traje le quedara perfectamente bien. —E, hiciste un excelente trabajo, como siempre.

—Oh, eso ya lo sé, aunque hemos recibido tantos pedidos para los próximos 20 eventos después del baile que ya no puedo recordar sobre qué se trata alguno. —Confesó la chica de cabello azul para luego acomodar la falda del vestido de Mal, luego besó sus dedos al darse cuenta de que el vestido solo necesitaba unos cuantos retoques que su compañera de cuarto había sugerido. — ¡Perfecto! —Exclamó, feliz, para luego sacarse la cinta métrica que tenía alrededor de su cuello.

—No te preocupes por eso, yo hice una lista de todas las futuras celebraciones, así que tengo eso controlado. —Dijo el menor del grupo, quien estaba muy feliz con el resultado de su trabajo. — ¿Qué te parece, amor?

—Me encanta, es bastante cómodo y elegante. —Afirmó el chico de cabello largo, haciendo varias poses ridículas que lograron que Carlos soltara varias carcajadas pues él siempre lo hacía reír. — ¿¡Te estas burlando de mí!? ¡Que atrevido! —Se quejó antes de darle un golpe leve en la cabeza.

— ¡Oye! —Protestó el descendiente de Cruella, cubriendo su boca con sus manos para tratar de controlar su risa. — ¡Me estaba riendo contigo, no de ti, cariño! —Se excusó.

— ¿Evie? —Murmuró la chica de cabello morado, dirigiendo su mirada hacia la chaqueta que solía usar en su antiguo hogar, que estaba colgada en un perchero de la habitación. — ¿Has pensado en lo que estaríamos haciendo si volviéramos a la Isla ahora mismo? —Dudó, logrando captar la atención de sus tres mejores amigos.

— ¡Ja, ja! Que graciosa eres, M... —La hija de Regina dejó escapar una risita incómoda, la ojiverde le sonrió falsamente, pero antes de que alguien pudiera decir algo más; el sonido del programa de chismes que dirigía Blancanieves captó la atención de los cuatro. —... ¡Miren quién está en televisión! —Cambió de tema, esbozando una sonrisa falsa, luego le ofreció su mano a su chica para ayudarla a bajar de la tarima.

  Mal levantó su falda con una de sus manos y con la otra aceptó la de su compañera, entonces descendió de la tarima y tomó asiento en su cama.

—Mientras la pareja real continúa organizando los preparativos para su boda, tuvieron muchas demostraciones de amor en público, ¡si siguen así, podemos esperar un heredero muy pronto! —Exclamó la enemiga de Regina, quien le sonreía a la cámara mientras que mostraban imágenes de la cita que el rey y su prometida habían tenido el día anterior.

— ¡Cierra tu horrible boca llena de botox, estúpida sin buen gusto! —Gruñó Evie, furiosa. — ¿¡Cómo se atreve a insinuar tal cosa!? ¡Ella solo tiene diecisiete años, por favor! —Se quejó antes de arrojar unas tijeras en dirección al televisor.

— ¡Inclínense ante Su Majestad! —Bromeó Jay, bajando de la tarima y haciendo una reverencia ante la princesa malvada.

— ¡Así es, su Real Azulesa! —Prosiguió el menor del grupo, imitando la acción de su pareja.

—También conocida como la Reina de los Celos. —Añadió la ojiverde, copiando las acciones de sus mejores amigos para luego tomar asiento en su cama, entonces comenzó a mirar sus uñas que seguían estando tan mal pintadas como siempre. 

—Rosie debe estar contando las horas para el Cotillón Real, donde se convertirá oficialmente en una Dama de la Corte. —Continuó hablando la mujer que había sido refugiada por siete enanitos cuando la Reina Malvada había ordenado que ella debía ser asesinada, en ese momento la chica de cabello morado reaccionó y estiró su brazo para tomar los dos diarios que había dejado en su mesa de luz. Se aseguró de que su pandilla no le estuviera prestando atención antes de abrir uno de los libros y comenzar a buscar la página que tanto necesitaba.

—Léelo pronto, no despacito, recuerda todo lo que necesito. —La descendiente de Hades y Maléfica recitó el encantamiento y cerró el libro, luego tomó el diario que le había regalado la descendiente del mayor Mason y movió sus dedos, logrando que pequeños rayos verdes rodearan el objeto; luego lo abrió pero maldijo al darse cuenta de que a su hechizo le había faltado potencia. — ¡Por Lucifer! —Protestó, indignada.

 En ese momento, Evie se dio la vuelta y colocó ambas manos en sus caderas mientras se acercaba a la cama, los chicos también se giraron y se cruzaron de brazos.

—Sé el secreto de Mal para encajar y a Carter no le gustaría nada. —Intervino la princesa malvada, seria. — ¿Qué más secretos quieres ocultarle, M?

— ¡Saben que soy un desastre sin mi libro de hechizos! —Se defendió inmediatamente la joven que aún estaba sentada en la cama. — ¡Ninguno! De hecho, quiero descubrir los que ella me está escondiendo.

—No te entiendo...—Susurró el chico de cabello blanco y negro, arrugando la nariz.

—Esa morocha me regaló este diario, ella me dijo que anteriormente lo usó para desahogarse, pero hay unas páginas que no puedo leer porque hay algo que me lo impide y ni siquiera puedo acceder a ellas a través de mi magia negra. —Explicó la ojiverde. —Carter tiene secretos, necesito saberlos.

—Bueno, como tu mejor amiga, personalmente creo que este libro de hechizos puede ser muy útil... cuando el momento indicado llegue; bonita. —Exclamó la chica de cabello azul, tomando el objeto del que estaba hablando. Mal depositó el otro diario sobre su regazo y observó a su compañera de cuarto antes de comenzar a hacer pucheros. —No me pongas esa cara, no vas a lograr convencerme, sabes que tengo razón. —Añadió antes de colocar el libro de hechizos en la mesa de luz.

  La descendiente de Maléfica desvió la mirada hacia la pared, frustrada, luego apretó los labios y finalmente se volteó para encarar a su gente.

— ¿No extrañan correr por todos lados y romper todas las reglas que queramos? —Los interrogó ella.

— ¿Hablas de robar? —Cuestionó el hijo de Jafar.

— ¿Además de mentir? —Dudó la princesa malvada.

— ¿Y luchar por comida fea? —Sugirió el pecoso.

— ¡Sí! —Exclamó con entusiasmo la Princesa del Inframundo.

— ¡M, ven aquí! —Exigió su mejor amiga, caminando hacia ella y tomando sus manos para obligarla a incorporarse de la cama. — ¡Mira donde estamos! ¡Estamos en Auradon! ¡Somos chicas de Auradon ahora!

—Somos realeza. —Añadió Carlos, alzando una ceja. —Y debemos actuar como tales.

— ¿Qué tan difícil puede ser mantener un perfil bajo hasta que logremos recuperar todo lo que nos pertenece? —Preguntó Jay. —Nuestro momento pronto llegará y debemos estar listos para cuando eso suceda.

— ¿Lo ves? Esta es la tierra de las oportunidades. Podemos ser quienes deseemos mientras estemos aquí. —Exclamó la joven diseñadora, emocionada.

—Supongo que tienen razón, intentaré ser más paciente hasta que podamos rebelarnos de una vez por todas. —Accedió la chica de cabello morado, quien suspiró para luego sonreír con malicia. —Somos malos...

—De corazón. —Contestaron los miembros de su pandilla.

 Los cuatro sabían que aún tenían tiempo para fingir que podían ser gente de la realeza, pues todavía necesitaban conseguir todo lo que les faltaba para poder concretar su plan, debían hacerlo cuidadosamente para no levantar sospechas –aunque ninguna persona de Auradon conocía sus verdaderas identidades, por lo tanto no tenían motivos para sentirse amenazados– y así lograrían cumplir con su verdadero propósito.

  Pero al escuchar varios golpes en la puerta, salieron de sus pensamientos.

— ¿Quién es? —Dudó Mal, mirando sus uñas mal pintadas.

— ¡Somos Carter y Rosie! —Informó la futura reina de Auradon.

— ¡Esperen un minuto, es que estoy desnuda! —Chilló la descendiente de Maléfica, quien corrió hacia su cama y tomó el diario que aún no había logrado descifrar junto a su libro de hechizos para acto seguido guardarlos dentro del cajón de su mesa de luz, pues no deseaba ser regañada una vez más por su necesidad de utilizar magia cuando sabía perfectamente que la misma estaba prohibida. — ¡Y por si les interesa conocer el motivo de por qué lo estoy, les diré que así es como hacemos las pruebas de vestidos en nuestra casa, no es que yo estuviera pensando mucho en Cart...! —Se intentó justificar, pero su mejor amiga le cubrió la boca con la mano antes de que siguiera inventando excusas.

 Carlos intentó aguantarse la risa mientras caminaba hacia la puerta para entonces abrirla, se hizo a un lado para dejar pasar a las recién llegadas.

—Creí que no tenías nada puesto...—Exclamó la prima de Alex Russo, sintiéndose aliviada –y realmente decepcionada– cuando vio que la ojiverde usaba un vestido morado bastante hermoso. —... de nuevo. —Susurró, pero Mal pudo escucharla y le guiñó el ojo de forma seductora.

— ¡Eres una princesa ahora! —Dijo con emoción la prometida de Ben, por lo tanto Evie sacó su mano de la boca de su mejor amiga y se acomodó el cabello, preparándose mentalmente para recibir un cumplido por su trabajo, pero eso no sucedió.

—Sí...—Concordó la chica que solía vender cebo en Luisiana, observando de arriba hacia abajo y viceversa a la villana con quien se había acostado, sin siquiera intentar disimular la atracción que sentía por ella.

—Realmente dudo que lo sea...—Admitió Mal, pero luego les sonrió de una manera bastante forzada. —... pero gracias, E realmente se lució con este atuendo.

—Y hablando de vestidos, me alegra que hayas venido, porque he terminado el que te pertenece. —Intervino la joven diseñadora, caminando hacia su armario y abriéndolo, buscó una prenda y al encontrarla se la entregó a la morocha. —Es caribe azul, tal y como me lo pediste, puedes probártelo en el baño si así lo deseas. —Añadió, sonriendo amablemente, Carter asintió con la cabeza.

—Pensé que a todas tus clientas les pedías que se desvistieran frente a ti. —Le reclamó Rosie, cruzándose de brazos mientras miraba con frialdad a la villana, pues había hecho todo lo posible por ignorarla desde lo que había sucedido la noche anterior; pero no pudo negarse a acompañar a su Consejera Real a retirar su pedido.

  Inmediatamente los VKs y su mejor amiga la observaron, intentando descifrar la razón de la actitud de la prometida de Ben, sin embargo la descendiente del mayor Mason decidió rendirse y meterse al baño; sabiendo que tendría que tener una conversación bastante seria con su compañera de misión.

—Eso es válido únicamente durante las pruebas de vestido, en cambio esta es una entrega oficial. —Aclaró la chica de cabello azul cuando tuvo el valor de hablar, colocando ambas manos en sus caderas.

 La futura gobernante de Auradon apartó la mirada, poniéndose nerviosa inmediatamente al recordar la manera en la que se habían besado y cómo Evie la había provocado hasta lograr que olvidara todo lo que debía importarle.

  Tenía que hacer lo que fortaleciera a su pueblo, tenía que casarse con ese príncipe que ni siquiera la respetaba, tenía que hacer lo que era mejor para su gente; haciendo a un lado sus verdaderos deseos.

 Salió de sus pensamientos cuando escuchó que la puerta del baño acababa de abrirse y se cubrió la boca con sus manos al ver a Carter usando aquel atuendo que le quedaba perfecto.

— ¿Cómo me veo? —Preguntó la descendiente del mayor Mason, algo nerviosa.

—Como una verdadera princesa. —Contestó Mal, sin poder creer que aquellas palabras habían salido de sus labios.

—Bueno, yo no soy una princesa. —Respondió la morocha, sintiéndose algo ridícula, por lo tanto no pudo evitar reírse de sí misma.

—Gira lentamente...—Habló la princesa malvada, caminando hacia ella, quien inmediatamente le hizo caso. —... te queda bien pero siento que algo le falta.

—Pero no entres en pánico, porque nosotros tenemos la solución perfecta. —Exclamó el pecoso, caminando hacia el tocador de las chicas, abrió uno de los cajones. —Elije la tiara que desees, porque mi mejor amiga te la prestará, ¿no es así, querida? —Añadió mirándola con una ceja alzada, mientras la chica que solía vender cebo en Luisiana se acercaba para echar un vistazo más de cerca.

  Ella se sorprendió al ver que dentro del cajón se encontraban muchas coronas, todas estaban un poco rotas, sin embargo ninguna parecía ser la adecuada para un evento tan elegante como el Cotillón Real.

—No, ¡yo soy la reina! ¡Es mi destino! —Gritó la joven diseñadora, apretando los puños, logrando captar la atención de las personas que la rodeaban. —Quiero decir... claro que te daría cualquiera, es solo que no creo que te gusten, porque son de mi estilo y... —Comenzó a excusarse, nerviosa.

—De hecho, a ella no le gustan este tipo de cosas. —Masculló Rosie, metiendo la mano en su bolso para buscar algo que había traído desde Costa Luna, cuando lo encontró no dudó en mostrárselo a los demás. —Afortunadamente, traje la única corona que ella aceptó usar hace tiempo.

—Es la tiara que me dieron cuando me anunciaron como princesa del baile de graduación en la preparatoria. —Susurró su mejor amiga, sorprendida. — ¡Creí que la había dejado en casa!

—Sí, pero supuse que ibas a necesitarla, es por eso que la guardé con el resto de mis pertenencias en mi equipaje. —Respondió la futura reina de Auradon, sonriéndole amablemente. —Date la vuelta. —Pidió, entonces Carter le hizo caso para acercarse hacia uno de los espejos de cuerpo completo; siendo seguida por su compañera de cuarto.

—Estas convirtiéndote en una princesa en tu interior...—Habló la prometida de Ben, segura de sus palabras. —... y ahora te ves como una también. —Añadió antes de colocarle la corona sobre la cabeza., entonces las dos sonrieron.

 Las hijas de villanas avanzaron hacia donde se encontraba otro espejo y Evie apoyó sus manos sobre los hombros de la chica de cabello morado.

—Me veo... —Comenzó a hablar Mal, sin poder creer lo que veía.

—Admítelo. —La alentó la princesa malvada, emocionada.

—... nada horrorosa. —Finalizó la hija de Maléfica.

—Te ves muy hermosa. —La halagó su compañera de cuarto.

  Por último, los chicos también se dirigieron hacia el tercer espejo que había en la habitación, el menor se colocó detrás de su pareja.

— ¿Quién es el novio más sexy de todo Auradon? —Lo interrogó el ladrón del grupo, fingiendo que no sabía la respuesta.

—Obviamente tú, cariño. —Afirmó Carlos, divertido. —Y me vas a acompañar a entregar los pedidos para esta noche, así que vamos, comenzaremos con el traje que ha pedido Chad y luego seguiremos con Doug y los demás.

—No confío en ese chico, no me gustó la manera en la que te miró cuando vino a que le tomaras las medidas para su atuendo. —Se quejó el muchacho de cabello largo, evidentemente celoso.

—Al menos yo no le pido a la gente que estén semi desnudos durante mi horario de trabajo, no soy Evie. —Replicó el pecoso, logrando que su novio y la chica de cabello morado se rieran y que su otra mejor amiga se sonrojara, al igual que Rosie.

—Cierra la boca, De Vil. —Le advirtió la descendiente de Regina, ejerciendo algo de presión sobre los hombros de Mal.

—Vamos amor, dejemos solas a las chicas, o lamentaremos estar aquí cuando ellas comiencen a desnudarse. —Se burló Jay, dicho esto ambos corrieron hacia la salida del cuarto antes de que las VKs tuvieran la oportunidad de herirlos o gritarles, dejando a las cuatro mujeres que intentaban resistirse a la tensión sexual que se había generado en aquel ambiente.

 Sin embargo, ambas agentes del PPP supieron controlarse y abandonaron el lugar antes de que hicieran algo de lo que pudieran arrepentirse.

                                                                   ♛♛♛♛

  Esa misma noche, todos se encontraban danzando en el Cotillón Real, y esta vez los hijos de villanos habían llegado temprano.

 Todos se estaban divirtiendo mientras que esperaban a que el evento comenzara oficialmente: Chad se estaba sacando fotos con Audrey, los dos ignoraban que detrás de ellos Lonnie se las ingeniaba para arruinar sus fotos al darse besos con su novia, pues ambas no perdían las oportunidades para molestar a sus amigos.

  Mal, Carlos, Evie y Jay se habían adueñado de la pista de baile, finalmente la Consejera Real de Rosie se encontraba hablando con Scarlett y Cinder.

— ¡No estas haciendo que la cámara aprecie mi lado bueno, que es el perfil izquierdo, no el derecho! —Protestó el rubio al ver que ninguna fotografía le favorecía. — ¡Y esas dos entrometidas no dejan de arruinar esta sesión de fotos! —Se quejó, cruzándose de brazos.

—Y tú no me dejas tomarme fotos con mis chicas, te estás comportando como un niño caprichoso. —Le recriminó la princesa de Auroria, revisando lo hermosa que había salido en la selfie que se había tomado con su celular. —Tú arruinaste el entrenamiento de R.O.A.R para la hija de Mulán así que yo diría que te están dando lo que te mereces.

— ¡Yo no soy un niño caprichoso! —Se defendió Chad, poniéndose a dar pequeños saltos en su lugar. —Ay, no seas melodramática, no pueden seguir estando molestas conmigo por eso; ya casi ha pasado una semana.

—Claro que lo eres, deja de intentar engañarte a ti mismo. —Habló la joven guerrera, caminando junto a la pequeña hada hacia donde se encontraba la rubia. —Has estado rechazándome por cinco años, es lógico que estemos enojadas contigo. —Dicho esto, las tres posaron para sacarse una foto.

— ¿Cómo esperas salir bien en las fotos si ataste mal esa horrible corbata que te compraste? Ugh, los hombres nunca hacen nada bien. —Se quejó Audrey, acercándose al príncipe de Charmington para acomodársela, entonces leyó una inscripción que había en la etiqueta de su camisa: <<La Casa De Vil>>. — ¿Dónde compraste tu atuendo?

—La maldita corbata es incómoda. —Exclamó el hijo de Cenicienta, indignado. —Este fabuloso traje se lo he comprado a Carlos, él me lo hizo luego de que nuestra futura reina lo recomendara en la televisión.

 El príncipe siguió hablando pero la chica ya ni siquiera lo estaba escuchando, ella dirigió su mirada hacia las cuatro personas que danzaban en la pista de baile como si estuvieran viviendo los mejores momentos de sus vidas, frunció su ceño pues el nombre del negocio del pecoso le parecía familiar –ya que ella conocía cada establecimiento de moda que se había construido en el reino– pero salió de sus pensamientos al oír el sonido de las trompetas que indicaban que la fiesta estaba a punto de comenzar.

  En ese momento los VKs corrieron hacia la primera fila y los demás se acomodaron apenas vieron que el Consejero Real de Ben acababa de aparecer.

— ¡La futura Lady Rosalinda! —Anunció Lumiere para luego hacerse a un lado cuando la heredera al trono de Auradon apareció usando aquel vestido azul y amarillo que la princesa malvada había diseñado para ella. —Deslúmbralos, cariño. —Le aconsejó, haciéndola sonreír.

 Carter comenzó a aplaudir y a gritar, siendo imitada por los chicos de la Isla y sus compañeras de misión, pronto se les unieron Jane, Lonnie, Doug, Chad y el resto de la gente.

  La descendiente de la reina Sophia empezó a bajar las escaleras para reunirse con todos justo cuando el rey Bestia le ofreció su mano para ayudarla, por lo tanto la joven la tomó.

—Hola. —La saludó el hombre con una sonrisa. —Ben ya está en camino.

—Hola, Su Majestad. —Murmuró la chica de Costa Luna, haciendo una reverencia ante él. —Eso es grandioso.

—Te ves hermosa. —Prosiguió Adam cuando ambos terminaron de bajar la primera parte de las escaleras, en donde Bella los estaba esperando.

—Oh, muchas gracias. —Dijo Rosie, observando su atuendo y luego a sus futuros suegros, la reina tomó sus manos.

—Sé que esto debe haber sido una sorpresa para ti cuando te enteraste de nuestros planes con respecto al comrpomiso, pero tú... eres exactamente lo que Ben necesita, cariño. —Habló la mujer de vestido amarillo.

 La morocha comenzó a subir las escaleras para ir a buscar a su mejor amiga.

—Y afortunadamente para mí, ella no se fija en las primeras impresiones. —Bromeó el rey Bestia, logrando que los tres rieran, justo cuando Carter llegó a su lado e hizo una reverencia.

— ¿Puedo llevármela, Sus Majestades? —Dudó la chica que solía vender cebo en Luisiana.

—Claro que sí. —Accedió Bella, soltando sus manos, entonces la futura gobernante dio media vuelta y tomó las manos de su Consejera Real.

— ¡Hola de nuevo! —Comentó la prima de Alex Russo mientras comenzaba a bajar las escaleras junto a ella. — ¿Cómo estas?

—Hola. —Exclamó su compañera de habitación. —Uhm, siento que voy a vomitar en cualquier momento. —Admitió algo avergonzada.

—Sí, pero solo estas nerviosa, es normal en ti cuando suceden estos eventos. —Le recordó Carter cuando ambas llegaron junto a los demás. —Estamos aquí contigo, ¿ok?

—Sí, lo sé, me siento así porque esta es la segunda celebración en mi honor que hacen en Auradon. —Dijo Rosie, tratando de convencerse a sí misma de aquello, pero todo era tan difícil para ella cuando su madre no estaba a su lado para darle su apoyo. Miró a su alrededor: a sus Damas y Caballeros de Compañía, y a sus amigas, que habían venido a cuidarla y sonrió con seguridad. —Ok. —Murmuró, apretando las manos de su Consejera Real para tratar de calmarse.

  Las trompetas volvieron a sonar y ambas observaron hacia donde se encontraba el hombre francés.

— ¡El futuro Rey Benjamín! —Anunció Lumiere con una gran sonrisa y dio un paso al costado mientras los invitados comenzaban a aplaudir al ver al castaño hacer su gran entrada, luego hicieron una reverencia ante el recién llegado, quien comenzó a bajar las escaleras.

—Ve por él. —Le aconsejó la descendiente del mayor Mason a su mejor amiga para luego guiñarle el ojo, entonces la chica de Costa Luna empezó a avanzar hasta quedar frente a su prometido.

 Ben hizo una reverencia ante ella y la joven imitó su acción.

—Rosie, desde que oí tu nombre por primera vez, sentí una conexión entre nosotros. Fue amor a primera vista, porque me di cuenta de que tú y yo somos muy parecidos, estamos destinados a estar juntos. —Dijo el castaño, mientras que la muchacha deseaba que se la tragara la tierra, sin entender cómo es que su prometido podía ser tan malditamente hipócrita. — ¿Me concedes este baile, amor?

—Ahora soy yo la que quiere vomitar. —Le susurró la chica de cabello azul a su mejor amiga, quien había tomado su mano para darle fuerzas. —Desgraciado, mentiroso, hijo de...

—Claro que sí. —Accedió la futura reina, quien tomó su mano nuevamente y entonces la música de vals comenzó a reproducirse, así que ambos empezaron a bailar.

—Ugh, me voy a enfermar. —Murmuró Jay, haciendo una mueca de desagrado. —No puedo creer que esté perdiendo mi tiempo viendo esto, ¿dónde está la buena comida cuando se la necesita?

—Sé quien conoce la ubicación de las mesas de bocadillos, así que ¿podrías guiarnos hasta lo único que vale la pena en esta fiesta, señorita organizadora de celebraciones auradianas importantes? —Pidió el pecoso, mirando de reojo a la chica de cabello morado, dándose cuenta de que sus ojos brillaban con intensidad y luego dejaban de hacerlo. — ¿Mal? ¿Estas escuchándome? —Preguntó y empezó a chasquear sus dedos frente a su rostro para llamar su atención, pero no logró hacerlo.

—M... estas temblando y sudando. —Exclamó la princesa malvada, decidió hacer lo que siempre funcionaba en la Isla cuando eso le pasaba a su mejor amiga. —Iremos a tomar un poco de aire, ustedes vigilen a Rosie. —Les ordenó a los chicos antes de marcharse por la salida más cercana junto a su chica. 

  Audrey las vio irse, reconoció que la ojiverde estaba teniendo un ataque de ansiedad, y decidió que si quería ayudarla debía conocerla mejor personalmente –porque había intentado buscar algo sobre ella en Internet pero no había nada de información– pero primero tenía que asegurarse de que valía la pena salvarla. 

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