Capítulo 5: ❝Injusticias y regalos❞ [Parte 2]
26 días para la operación EVIE.
Cuando Evie entró al cuarto de sus amigos durante el miércoles por la tarde, encontró al pecoso sentado en la cama, usando su computadora portátil.
—Hey, ¿qué haces? —Lo interrogó la joven de cabello azul, tomando asiento a su lado e inspeccionando la habitación, dándose cuenta de que la televisión estaba encendida pero el volumen estaba bajo y que había mucha ropa desordenada encima de la cama de Jay. — ¿Y dónde está el Señor dejo todo donde quiero y cuando quiero?
—Estoy descargando unos programas para hackear sistemas, tal y como tú me lo pediste, además de que conseguí la información que necesitamos sobre el Museo de Historia Cultural de Auradon. —Respondió él, sin levantar la vista de la pantalla, concentrado. —Mi novio está tomando una ducha, iremos a una cita.
— ¡Eso es genial! Cuéntamelo todo. —Pidió la princesa malvada, emocionada. —Oh, así que por eso te vestiste tan elegante. —Añadió, alzando ambas cejas.
—No te voy a aburrir con detalles sobre programación porque no vas a entenderlos y tampoco te interesa, por lo tanto te diré que el Museo abre sus puertas a las 8:00 am y las cierra a las 23:00 pm, ofrece visitas guiadas desde las 11:00 am hasta las 14:00 pm y también de 16:00 pm a 20:00 pm. —Informó Carlos, recitando sin titubear aquellos horarios que se había memorizado. —Hay un guardia que se encarga de cuidar el hall principal, pero él solo trabaja los lunes, miércoles y viernes. Durante los martes, jueves, sábados y domingos es una mujer quien vigila el hall princi...
—Me importa un carajo las visitas guiadas, nadie puede vernos. —Lo interrumpió Evie, comenzando a perder la paciencia. — ¿Qué sabes sobre la ubicación de lo que necesitamos?
—Claro que no, por eso estoy descargando los programas. —Exclamó el menor, quien cerró la computadora portátil con un poco de frustración pues debía esperar a que los programas se instalaran y la depositó sobre su mesa de luz, la descendiente de Regina dejó de observarlo para entonces volver a inspeccionar el resto de la habitación mientras escuchaba las palabras de su amigo. —Eso es lo más interesante de todo lo que averigüé, hay un Hall de Villanos en donde...
— ¡Regresamos con la sección de Moda Auradiana, en donde hablaremos sobre los mejores y los peores looks que han sido vistos en el Banquete de Bienvenida! —Dijo Blancanieves, apareciendo en la pantalla de la televisión. —Comenzaremos con los más horribles, entre ellos están...
— ¿Me estás prestando atención, E? —Dudó el dueño del cuarto, pero no recibió ninguna respuesta, tomó un almohadón y se dedicó a golpear con aquel objeto a su mejor amiga. — ¡Hey! ¡Mírame cuando te estoy hablando!
— ¡No me arrugues la ropa, imbécil! —Se quejó la villana, volteándose para quitarle el almohadón y arrojarlo lejos. — ¡Sube el volumen de la televisión! —Exigió inmediatamente.
— ¡Hice lo que tenía que hacer! —Se defendió el pecoso, luego frunció su ceño al escuchar aquel pedido. — ¿Para qué? ¿Te interesa escuchar a tu archienemiga?
—En otras circunstancias no soportaría ni verla, pero está hablando sobre el evento de la semana pasada y quiero saber si dice algo importante. —Contestó la princesa malvada, Carlos bufó. — ¡Solo hazlo de una vez! —Insistió, por lo que el menor de los VKs no tuvo más opción que obedecerla.
—Ahora, entre los mejores outfits de la noche, claramente se encuentran los de la futura reina de Auradon y su gente. —Prosiguió la hijastra de Regina, emocionada, mientras veían fotos de los trajes que ellos habían usado en el Banquete. —Y eso no es lo mejor de todo, cuando me presenté oficialmente ante Rosalinda, ella me dijo quienes fueron los diseñadores de sus fantásticos atuendos.
— ¿Ella hizo tal cosa? —Murmuró el chico de cabello blanco y negro, sin poder creer lo que acababa de oír.
—Sí, pero... hay que ver para creer. —Exclamó la princesa malvada, intentando no ilusionarse.
Y, justo en ese momento, en la pantalla se mostró una pequeña parte de la entrevista que Blancanieves le había hecho a la agente del PPP.
—Cariño, te ves magnífica, ¿voy a tener que irme a Costa Luna para poder conseguirme algún atuendo tan bonito como el que llevas puesto en esta espectacular noche? —La interrogó la mujer de piel pálida y cabello negro como el carbón.
—Oh, muchas gracias, pero no tendrás que hacer eso. El vestido que uso me lo ha diseñado una de mis talentosas Damas de Compañía, Evie Grimhilde. —Respondió la mejor amiga de Carter, mientras que Ben pasaba uno de sus brazos sobre los hombros de su prometida y le sonreía a la cámara. —Y claro que no voy a olvidar mencionar al joven que me acompaña desde hace tantos años y el que se ha encargado de que todos los hombres en mi país luzcan sensacionales, estoy hablando de Carlos De Vil. Ambos son muy especiales para mí y deseo que tengan el reconocimiento que se merecen, así que pueden buscarlos si requieren sus servicios.
—Rosie acaba de nombrarnos en televisión. —Murmuró la joven de cabello azul, sorprendida. —La futura reina nos recomendó ante todos. —Prosiguió, tratando de asimilar aquella noticia.
—No puede ser...—Dijo el novio de Jay, sonriendo ampliamente como si le hubieran dado todo el chocolate del mundo entero. —... ¡aparezco en la portada! —Alzó la voz, emocionado.
— ¡Seremos famosos, ricos y poderosos! —Gritó su mejor amiga, emocionada, entonces lo abrazó y el menor no tardó en corresponderle. — ¡Y podremos abrir oficialmente nuestros negocios! Ya pensé el nombre para el mío, se llamará Evie's 4 Hearts y por ahora podría atender a la gente en mi habitación... hasta que consiga un lugar mejor, claro está.
— ¡Seremos famosos, ricos y poderosos! —Repitió el pecoso, alegre. — ¡Sí! ¡Y el mío se llamará La Casa De Vil, en honor a la empresa que mamá tuvo en sus días de gloria!
— ¡Ya cállense los dos, estoy terminando de ducharme y no puedo hacerlo con tantos gritos! —Se quejó el chico de cabello largo, alzando la voz desde el baño.
— ¡Cierra la boca y más te vale que salgas vestido! —Intervino Evie antes de subirse encima de la cama, su mejor amigo lo imitó. — ¡Vamos a tener lo que merecemos!
— ¡Vamos a tener lo que merecemos y no vamos a dejar que nadie lo impida! —Gritó el menor de los VKs, empezando a saltar sobre el colchón, al igual que la princesa malvada. — ¡La gente hará filas eternas para poder conseguir nuestra ropa! —Añadió, en ese momento su compañero de habitación salió del baño, con el cabello mojado y ropa elegante.
— ¿¡Se puede saber qué mierda les pasa!? —Exigió el descendiente de Jafar, cruzándose de brazos. — ¡No rompan esa cama, que ahí tenemos sexo desde que llegamos! —Pidió, entonces la princesa malvada no tardó en bajarse del colchón, haciendo una mueca de asco.
— ¡Salí en televisión! —Informó Carlos, feliz. — ¡Fui una estrella! —Alzó la voz antes de besar los labios de su novio, quien inmediatamente le correspondió, pero luego de unos segundos se separaron.
—Esa es otra razón para que nos vayamos a nuestra cita, podremos festejar tus logros, cariño. —Sugirió el chico de cabello largo, sonriendo. —Estoy tan orgulloso de ti, mi amor...
—Tienes razón, esto merece ser celebrado a solas. —Concordó su pareja, entonces ambos chicos empezaron a caminar hacia la salida, siendo seguidos por la hija de Regina. La última abrió la puerta y entonces los tres salieron.
Evie regresó a su habitación mientras que los VKs abandonaron el establecimiento para dirigirse hacia el lugar en donde sería su cita.
La princesa malvada solo podía pensar en una cosa: Rosie realmente quería mejorar sus vidas, mientras que la villana tenía otras intenciones.
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25 días para la operación EVIE.
— ¡Esta cita fue la peor de todas las que he tenido, te lo juro! —Protestó la futura reina de Auradon durante la prueba de vestido que la chica de cabello azul se había encargado de programar para el día jueves. —Ben no me ha dejado tomar ni una sola decisión sobre nuestra propia boda, ¿¡puedes creerlo!?
—Eso te pasa por salir con un príncipe mimado, cariño. —Exclamó Evie mientras le ajustaba el atuendo por décima vez desde que había la castaña había llegado luego de haber pasado toda la tarde con el chico Bestia. —Eso sucede cuando alguien tiene el poder durante mucho tiempo, cree que puede controlar a los demás, pero no es así.
—Voy a casarme con él por el bienestar de mi amada Costa Luna, pero mi corazón no aprueba esto. Yo no lo quiero. Y créeme que intento lograr que lo que tengo con él funcione, pero mis esfuerzos son en vano. —Masculló Rosie, frustrada. —Me encantaría darle una lección para demostrarle que no debe tratar así a nadie.
—Si no lo amas, y jamás lo harás, ¿eso significa que lo odias? —Cuestionó la villana, intrigada, mientras acomodaba la falda del vestido. —Cuando seas reina, podrás hacer lo que quieras.
—Yo no odio a nadie, porque el odio es espantoso. Es una emoción estúpida e inútil. Puedes odiar a alguien con todas tus fuerzas, pero con eso no le perjudicas. La única perjudicada eres tú. Puedes pasarte la vida odiando, dejando que aquel sentimiento horrible te corroa, y la persona que odias seguirá viviendo tan tranquila. —Replicó la mejor amiga de Carter. —Quiero que mi gobierno sea justo para todos, quiero marcar la diferencia.
—Se lo dices a alguien que ha sido criada en un lugar en donde predomina el odio, por lo tanto no estoy de acuerdo. —Dijo la princesa malvada, encogiéndose de hombros, creyendo que su cliente decía puras locuras. — ¿Qué opinas de las últimas modificaciones que le hice a tu ropa? ¿Te gustan? —La interrogó, cambiando de tema drásticamente, le ofreció su mano para ayudarla a descender de la tarima y la castaña la tomó; Evie la guió hacia el espejo de cuerpo completo y la tomó por los hombros, expectante.
—Creciste en la Isla de los Perdidos, en donde la maldad reina, tal vez jamás conociste lo que es el verdadero amor; pero eso no significa que nunca lo harás. Tu hogar no define quien eres, tampoco tu ADN, tú lo descubrirás tarde o temprano. Sabrás que eres capaz de amar cuando llegue el momento correcto y cuando conozcas a la persona indicada. —Aseguró la descendiente de la ex reina Sophia, quien bajó de la tarima y siguió los pasos de la diseñadora hasta llegar al enorme espejo que había en la habitación, sonrió al ver su reflejo. Todo su outfit era perfecto, excepto por un pequeño detalle. ̶D̶e̶b̶í̶a̶ ̶s̶e̶r̶ ̶l̶a̶ ̶D̶a̶m̶a̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶o̶r̶t̶e̶ ̶d̶e̶ ̶B̶e̶n̶.̶ —Creo que las hombreras azules no son necesarias, además de que son incómodas.
—Sí, claro, lo que tú digas...—Murmuró la compañera de cuarto de Mal, quien no le estaba prestando atención debido a que estaba concentrada observando el cuerpo de la agente del PPP a través del espejo. Mordió su labio inferior, deseando recorrer su anatomía con sus propias manos, pero salió de sus pensamientos cuando ella volvió a hablarle para quejarse. — Ok, entonces las quitaremos, pero primero vamos a prescindir de tu vestido por hoy; porque no quiero que se arrugue. Déjame ayudarte a quitártelo, bonita. —Exclamó cerca de su oído, vio como Rosie asintió con la cabeza y entonces dirigió sus manos hacia el cierre del atuendo y empezó a bajarlo lentamente, luego se lo quitó y fue lo suficientemente rápida para colocarlo en uno de sus maniquíes antes de que su clienta se diera cuenta.
Evie la tenía en su habitación, frente a un espejo, en ropa interior. Supo que ésa era su oportunidad y decidió aprovecharla.
Caminó hasta colocarse detrás de ella y posicionó sus manos sobre sus hombros, haciéndole creer que iba a quitarle las hombreras, pero en lugar de eso no pudo resistirse y comenzó a besar su cuello; logrando que Rosie la mirara sorprendida por el reflejo del espejo pero no hizo nada para detenerla, en lugar de eso la chica de Costa Luna ladeó su cabeza hacia un costado para darle mejor acceso a la villana.
—Evie... —Gimió la castaña, dándole a entender a la diseñadora que no deseaba que parara.— ... mis labios también requieren tu atención. —Pronunció, harta de reprimir sus verdaderos deseos, entonces la princesa malvada se detuvo.
—No creo que quieras volver a besarlo a él después de que pruebes lo que pueden hacer mis labios, mi reina. —Susurró la villana en su oído, utilizando un tono tan sensual que hizo estremecer a la prometida de Ben, quien se separó de ella para poder voltearla de un veloz movimiento; entonces la besó con pasión, desesperación y sobre todo, con mucho deseo. Rosie le correspondió de la misma manera y no tardó en meter la lengua dentro de su boca, logrando intensificar aquel beso.
La descendiente de Regina rodeó su cuello con sus brazos mientras que la futura reina de Auradon acariciaba los pechos de Evie por encima de su ropa, luego de unos segundos ambas tuvieron que separar sus labios para recuperar el aire perdido.
—Te dije que tenías grandes atributos. —Alardeó la prometida de Ben, presionándolos con un poco de fuerza, logrando que a la villana se le escapara un gemido. —Adoro que gimas por mí, Evs.
—Creo que mereces verlos más de cerca. —Exclamó la diseñadora, quien se separó de ella para poder quitarse el jumpsuit azul que se había colocado aquel día, revelando su ropa interior de encaje del mismo color. Rosie la inspeccionó de arriba hacia abajo y viceversa, relamiéndose los labios. — ¿Deseas que me arrodille ante ti, mi reina?
—Merezco más que un príncipe misógino e hipócrita, aún así creo firmemente que esto es un buen comienzo. —Habló la castaña y sonrió con picardía cuando escuchó aquella pregunta, sin embargo decidió hacerse la difícil. —Deseo que me sigas besando hasta que me hagas olvidar todas mis obligaciones. —Exigió, sabiendo que le convenía dejar lo mejor para el final.
—Sus deseos son órdenes, Su Majestad. —Accedió la villana, quien se apresuró a unir sus labios nuevamente con los de la chica de Costa Luna mientras que la última comenzó a enredar sus dedos en el cabello azul de la dueña de aquella habitación.
—Te haré gemir tanto que no dejarás de rogarme que te haga mía de una maldita vez por todas. —Susurró entre besos mientras la guiaba hacia su cama, en donde solo se separaron para que Rosie se acostara, la princesa malvada no tardó en colocarse encima de ella.
—Yo voy a ser la reina, pero parece que tú tienes el control ahora. —Dijo la mejor amiga de Carter, guiñándole el ojo de forma cómplice. —No tienes ni la menor idea de lo que provocas en mí, Evs. —Habló, mordiéndose el labio inferior con fuerza.
—Así es, pronto me entregarás todo lo que tienes, tu ropa interior, tu corona; tu virginidad, tu pueblo...—Comentó la hija de Regina, sonriendo con picardía. —Solo hay una forma de averiguarlo, mi reina. —Dijo antes de colocar su mano derecha sobre las bragas de Rosie, notando que su entrepierna estaba muy húmeda, dejó la mano allí pero entonces dirigió sus labios a su cuello y lo volvió a besar.
—Te daré todo de mí, no tendrás que pedirlo dos veces. —Accedió la castaña, permitiendo que varios gemidos salieran de su boca. —Ya eres consciente de todo lo que generas en mí.
—Mh, qué buena chica eres, Rosie; muy obediente. Ahora quiero ver qué tan alto gimes mi nombre. —Exclamó la princesa malvada, comenzando a mover en círculos la mano que aún estaba sobre las bragas de la prometida de Ben. —Y tú no eres consciente de todo lo que vas a perder, mi reina.
—Evie, mh, amo la manera en la que me tocas; Evie... —Gimió la futura reina de Auradon, quien sólo podía pensar en lo excitada que se sentía, estaba desesperada. —Lo único que quiero perder ahora mismo son las bragas, Evs.
—Eres afortunada, porque a partir de ahora no voy a perder la oportunidad de acariciarte así, no me importará si estamos rodeadas de gente durante el Cotillón Real o si estamos solas en tu suite, preciosa. —Masculló la princesa malvada, proporcionando suaves palmadas sobre las bragas de Rosie, logrando hacerla gemir aún más fuerte debido al placer que sentía en ese preciso momento. —Quiero escucharte suplicar que te haga mía, mi reina.
— ¡Ah, Evs, mh! ¡Sí, más! —Chilló la castaña, quien mordió su labio inferior con fuerza. — ¡Evie, hazme tuya! —Pidió finalmente.
Y eso fue todo lo que la villana necesitaba oír, se quitó su sostén y la prometida de Ben imitó su acción para luego volver a acomodarse sobre aquel colchón.
—Sigue rogando, preciosa, porque incluso las reinas deben sufrir para conseguir lo que quieren. —Exigió la chica de cabello azul, divertida, mientras pellizcaba uno de los pezones de Rosie; logrando que la chica de Costa Luna gimiera más alto. —Mañana te llamaré mí Dama de la Corte, mientras te meto la mano por debajo del vestido, así que ni se te ocurra usar bragas.
—Mh, no entiendo por qué debes ser tan cruel conmigo si ya me tienes completamente a tu merced, Evs. —Susurró la mejor amiga de Carter, quien volvió a morder su labio al oír las últimas palabras de la diseñadora. —Mh, sí, seré tú Dama de la Corte, seré tu... Espera, ¿de qué estoy hablando? No puedo hacer esto. —Dijo ella, reaccionando de repente, haciendo que la villana dejara de tocarla.
— ¿Qué? —La cuestionó la dueña del cuarto, frunciendo su ceño. —No seas ridícula, tú quieres hacer esto tanto como yo.
— ¡Esto está mal, no puedo engañar a Ben, tampoco debo mentirle a mi propia gente! —Habló la castaña, quitándose de encima a la villana y levantándose de su cama para colocarse su sostén. —Si alguien se entera de lo que casi hicimos, estaremos en problemas y eso no nos conviene. —Dijo antes de correr al baño de la habitación, en donde había dejado su ropa, se la colocó torpemente lo más rápido que pudo y se retiró dando un fuerte portazo sin siquiera mirar atrás.
— ¿Qué le pasa a esta chica? —Se quejó la chica de cabello azul, extrañada, sin embargo se acomodó mejor en su cama y se encogió de hombros ante la rara actitud –o lo que a ella le gustaba llamar típico ataque de consciencia de vírgenes de la realeza extranjera– de la agente del PPP. En la Isla de los Perdidos, había una regla muy importante: los villanos no deben seguir a nadie (esto no es válido para los secuaces) así que, teniendo eso en mente; la princesa malvada se metió la mano dentro de sus bragas azules y relamió sus labios lentamente. —Tarde o temprano caerás, Rosie.
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