Capítulo 33: ❝Reina del Drama❞ [Parte 2]
Mal se quedó atónita durante un par de segundos, luego se levantó, soltando al gato y llevándose ambas manos al rostro; sorprendida.
—Por mi cetro... —Murmuró la chica de cabello morado, con lágrimas en los ojos y una enorme sonrisa en su cara. —Acepto. ¡Acepto casarme contigo! —Chilló antes de acortar la distancia entre ambas, uniendo sus labios.
—Te amo muchísimo. —Dijo Carter, entre besos. —Te amo y nunca dejaré de hacerlo.
—Yo también te amo, Car. —Exclamó la ojiverde, separándose apenas unos centímetros de ella para observarla con admiración. —Y sinceramente nunca dejaré de hacerlo, tú eres parte de lo que soy. —Añadió.
—Yo te amo mucho más. —Afirmó la chica de Luisiana, entonces le colocó el anillo de compromiso con forma de dragón. —Espero que te encante porque tú me encantas.
La villana observó el accesorio en su mano, sonriendo aún más.
—Es tan perfecto... Como tú. —La halagó la Princesa del Inframundo.
— ¿Está feliz por esto, ex Emperatriz del Mal? —Inquirió Rosie, mirando a Lucifer/Maléfica, quien estaba meneando la cola delante de la joven reina y la princesa malvada; observando la escena con bastante desprecio. —Debería estarlo. —Habló, el gato la miró con todo el odio del mundo.
—Déjala, es una maldita rencorosa que no acepta la felicidad de su propia hija. —Masculló Evie, quien se atrevió a pisarle la cola al gato, quien chilló adolorido. —Eso fue por hacerme mierda hace rato, inmundo animal. —Aclaró antes de echarse el cabello hacia atrás.
Los ojos de aquel felino comenzaron a brillar intensamente.
—Será mejor que nos alejemos de este gato. Me da mala espina. —Sugirió la joven reina de Costa Luna, tomando a la villana del brazo y arrastrándola con ella mientras retrocedía un poco.
—Sí, mejor nos vamos lejos... —Le dió la razón la chica de la Isla, caminando hacia atrás junto a ella. — ¡M, yo te organizo la fiesta de compromiso!
— ¿¡Podemos festejarla aquí!? —Se atrevió a preguntar Carter, dirigiéndose hacia su prometida y su mejor amiga.
— ¡Claro que sí! —Accedió la otra agente del PPP, entonces la joven hechicera y la ojiverde se acercaron a ellas.
— ¡Por eso eres la mejor! —Exclamó la prima de Alex Russo, feliz.
— ¡Me casaré, mamá! ¡Tienes que ver esto! —Alardeó la descendiente de Maléfica, enseñándole el anillo al gato, cuyos ojos dejaron de brillar al ver eso. La joven tomó las manos de la chica de Luisiana. —Ahora que casi seremos esposas... Me vas a dejar ser la activa ¿verdad?
—Ya lo veremos, dragoncita, pero por ahora regresemos al castillo. Quiero presumir que serás mi esposa. —Dijo la descendiente del mayor Mason, divertida.
—La vida es injusta. Y por eso, mi madre vivirá con nosotras, es lo que te mereces. —Gruñó la chica de cabello morado, arrugando la nariz y soltándose de su chica, para entonces proceder a cargar al minino en sus brazos. —Vamos, Malsy... ¡Vamos muy lejos de Carter que siempre me quiere pasivear!
—Ni siquiera sabemos dónde mierda vamos a vivir, Mal. —Sentenció Carter, negando con la cabeza para luego cruzarse de brazos. — ¿¡Me cambias por tu madre!? Eso sí es un golpe bajo. —Fingió ofenderse y se dio la vuelta para dirigirse al castillo, sabiendo que Mal no tardaría en ir tras ella como la pasiva que era.
—A ver si te acostumbras a que ya no soy pasiva... —Gruñó su prometida, para luego caminar en la dirección contraria con su madre.
— ¡Lo que digas, prometida! —Dijo la joven hechicera, para luego comenzar a caminar hacia el palacio junto a Rosie y Evie. Una vez que entraron al mismo, se encontraron con todos los demás que estaban ahí reunidos, esperando por ellas. — ¡Oigan! ¡Tengo un anuncio que hacer! ¡Maléfica se adueñó del cuerpo de Lucifer, pero lo más importante es que le pedí matrimonio a Mal y ella aceptó! Así que estamos comprometidas ahora, y... la voy a amar desde aquí hasta el más allá.
—Aw, eso es adorable, muchas felicidades. —Habló la descendiente de Úrsula, sonriendo, pero luego frunció su ceño. —El más allá... Eso me recuerda que... ¡Ay mierda, Harry, dejamos a Celia en la Isla sola y la última vez que eso sucedió nada salió bien! —Exclamó, alterada, girándose para ver a su primer oficial.
— ¡La mocosa! —Chilló Harry, antes de golpear la pared con bastante impotencia y apuntar hacia la misma con su garfio. — ¿Viste eso, pared? Dejamos a Celia. Somos incompetentes.
—Por mí que se quede allá... —Gruñó el descendiente de Jafar, cruzándose de brazos al recordar todo lo que ella les había hecho.
—Ustedes son los incompetentes, yo salí de la Isla sin pedirlo. —Replicó la chica de cabello turquesa, suspiró hondo. — ¡Jay, no seas imbécil! ¡Casi la violan en ese maldito arcade! —Le recriminó, para luego darle un golpe en el pecho al muchacho.
—Ay no, Celia... —Susurró el hijo de Gastón, aterrado. —No podemos darle la espalda a la Isla, no, ellos nos necesitan.
—Pero... sus padres los matarán si vuelven. —Dijo la princesa malvada, asustada.
—Ya lo sé. —Murmuró la capitana, con los ojos llenos de lágrimas. —Pero la Isla es nuestro hogar. Necesitan que los cuidemos, todos esos niños a los que ustedes cuatro les dieron la espalda, no pueden ser abandonados de nuevo. —Añadió, caminando hacia sus piratas, sin saber qué hacer.
— ¿¡Te irás a la Isla!? —Chilló la hija de Aurora, aterrada. — ¡Uma, no se te ocurra hacer eso! ¡Yo no puedo vivir allí!
— ¡Pero es nuestro hogar, su majestad de todas las majestades! —Dijo el chico del garfio, para luego mirar a la morena. —Uma... Es nuestra gente. No podemos abandonar a todos esos inocentes. —Trató de hacerla entrar en razón.
La brujita del mar observó a su novia con lágrimas en los ojos.
—Amor, te amo muchísimo, pero tengo que hacer lo correcto. —Le dijo la pirata, entre sollozos. —No iremos a la Isla, tú te quedarás aquí, en donde perteneces. Yo regresaré a casa... en donde puedo proteger a quienes más me necesitan. —Sentenció con todo el dolor de su corazón, pero tenía que hacer lo correcto.
—Rosie... —La llamó Carter, mientras caminaba hacia ella para colocar una mano en su hombro. —...tenemos que hacer algo. —Dijo, preocupada.
—Sí hay algo que pueden hacer algo por nosotros... —Murmuró la hija de Úrsula, mirando de reojo a sus piratas, el rubio asintió con la cabeza para hacerle saber que estaba haciendo lo correcto. —...pueden abrir la barrera por última vez y dejarnos volver a casa. —Pidió, entre sollozos.
La joven reina la miró mientras se relamía los labios, pensando en qué hacer.
—Si quieren volver a la Isla no soy quien para impedirlo, Uma. —Le respondió la chica de Costa Luna.
— ¿¡Cómo que no!? ¡Eres la reina! ¡Impide que se vaya! —Chilló la descendiente de Aurora, acercándose a ella, pero la mejor amiga de Carter negó con la cabeza con decisión; no era alguien que aprobara o llevara a cabo injusticias. —Quienes deberían estar dentro, están afuera, entonces los que deben estar fuera están dentro. ¡Eres una maravillosa gobernante, Rosalinda! —Le gritó antes de marcharse de ahí corriendo, mientras comenzaba a llorar.
— ¡Aud, espera! ¡No te vayas así! ¡A mí también me duele que toda la familia que me quede esté dentro de la Isla pero de esta manera, todos estamos más seguros! —Dijo Jane, repitiendo la frase que su madre siempre le había dicho, luego fue tras ella con la intención de consolarla. Lonnie y Shang la siguieron.
—Es lo correcto. —Murmuró Uma, intentando convencerse a sí misma de aquello, pero lo cierto era que estaba muy asustada de lo que podría pasar; sollozó al ver la reacción de Audrey y miró a sus mejores amigos mientras las lágrimas continuaban cayendo por sus mejillas. —Proteger la Isla... es un trabajo para piratas. —Añadió, intentando sonreír, pero en lugar de eso volvió a llorar y escondió su rostro en el pecho de Harry; desconsolada.
—Ok, realmente nos merecemos oír eso, pero... dolió. —Habló el pecoso, quien bajó la mirada y recostó su cabeza en el hombro de Jay. —Esperen un momento... ¿nosotros también debemos volver? —Murmuró aterrado y empezó a temblar.
— ¿¡Qué!? ¡No, no, ustedes dos me prometieron que no volveríamos a quedarnos atrapados ahí! —Protestó la princesa malvada, señalando a sus dos mejores amigos y sus ojos se llenaron de lágrimas, luego comenzó a caminar en círculos. —No, no, por favor no... Yo... N-no puedo... No quiero... No pueden obligarnos... Lo merecemos pero... no lo soporto. No puedo. No sobreviviremos esta vez.
—Yo... —Empezó a decir Rosie, quien se mordió el labio y acomodó su cabello, indecisa. —Realmente no sé qué es lo que deba hacer. Esto no es algo que pueda decidir en un minuto... —Murmuró y soltó un suspiro.
—Dejarnos ir a la Isla es lo que debes hacer. —Comentó Harry, acariciando el cabello de su capitana, quien aún lloraba en su pecho. —No te estamos pidiendo que nos saques, sino que nos devuelvas a donde pertenecemos.
—Por favor, déjanos volver. —Le rogó la brujita del mar. —Si algo malo le pasa a Celia... Yo jamás me lo voy a perdonar. —Sollozó, aferrándose a su primer oficial, destrozada.
—Rosie, los piratas necesitan volver, déjalos hacer lo correcto. Cumplieron con éxito su misión y se merecen que nosotras hagamos cualquier cosa por ellos. —Intervino la chica de Luisiana, para luego mirar con atención a Evie, Carlos y Jay. —No la presionen, ella ha pasado por un infierno que ustedes iniciaron, así que se tomará el tiempo que necesite para meditar sobre su situación y decidir qué hacer con ustedes.
—Está bien, Uma. Los dejaré volver a la Isla. —Accedió la agente del PPP, quien presionó sus labios. —Su misión fue un éxito. Pueden contar con nosotros para lo que sea.
—Gracias, Majestad. —Dijo la chica de cabello turquesa, dejando de ocultar su cabeza en el pecho de Harry y mirándola, le sonrió con tristeza.
—Hey, todo está bien, Uma. —La consoló el chico del garfio, acariciando su cabeza para luego besar su frente. —Y estoy seguro de que la princesita primorosa irá a verte.
— ¡No! ¡Eso no puede pasar! —Se opuso la pirata, nerviosa. — ¡Si mamá la descubre, intentará matarla, tal y como lo hizo contigo cuando ella creyó que nos acostábamos, Hook! ¡Es por eso que no pueden permitir que ella vaya a la Isla! —Explicó, aterrada.
—La bruja marina no se va a enterar, Uma. —Dijo Harry, tratando de animarla. —Yo mismo le haré escolta a la hija de Aurora, si es que decide ir a visitarte.
—La protegeremos. —Aclaró Gil, sonriéndole. —Vamos a la cabaña que robaste, Evie, todos necesitamos descansar. Ha sido un día intenso y larguísimo. —Sugirió, encogiéndose de hombros.
—No puedo arriesgarme a hacerle más daño, no puedo. —Insistió la morena, negando con la cabeza, para luego suspirar con resignación pues ya estaba agotada. —Vamos a la cabaña, quiero dormir en una cama cómoda por última vez, ¿nos acompañan...? —Murmuró, cansada, mirando a los otros tres VKs; quienes asintieron con la cabeza.
Y en menos de un minuto, los seis VKs abandonaron el castillo, siendo rodeados por el humo turquesa.
—Car... ¿Tú qué crees que deba hacer con respecto a esto? —Preguntó Rosie, algo insegura. —Es que sinceramente ellos no merecen estar en esa Isla, no sé que hacer por ellos.
—Debes hacer lo que creas que sea correcto, Ro. —Respondió su mejor amiga, acariciando su mejilla con cariño. —Hemos visto lo que sufren en la Isla, obligarlos a volver si no quieren hacerlo... no me parece bien, pero no hemos hablado lo suficiente del infierno que viviste estando con ellos durante seis meses; no tienes que tomar una decisión ahora mismo. Necesitas tiempo para pensar en esto, así que ¿por qué no lo meditas y lo anuncias en mi fiesta de compromiso? Y, sea lo que sea que decidas, yo te apoyaré. —Le propuso.
—Tienes razón. —Concordó la gobernante de Costa Luna. —En serio me hierve la sangre de pensar en lo que pasan todos esos chicos en esa Isla. No quiero que los dañen más... Pero necesito un tiempo realmente, un tiempo para recuperarme.
—Vinimos aquí con un propósito, Rosie. —Le recordó la chica de Luisiana, tomando sus manos y entrelazando sus dedos. —Cuando llegamos, queríamos liberar a la Isla, costara lo que costara. Sabíamos que sería difícil que los demás lo aceptaran pero estábamos dispuestas a luchar por esa causa. Y luego nuestras vidas se complicaron gracias a los VKs... Y sé que es difícil dejar ir todo el sufrimiento que pasaste, pero eres la persona más fuerte que conozco, puedes hacer esto. Y tómate todo el tiempo que necesites, porque tú eres la reina, y tienes que hacer lo que es mejor para toda tu gente. Sé que tienes miedo de lo que puede suceder, pero ya no voy a dejar que te alejen de mí. —Afirmó, mirándola a los ojos.
—No me alejaré de ti, Carter. No puedo estar sin ti y lo sabes. —Dijo la otra agente del PPP. —Sólo necesito un poco de tiempo para pensar las cosas; quizás con la cabeza fresca o más bien recuperada de todo este atareo. Haré lo mejor para todos, estoy segura; sin embargo voy a pensarlo antes, debo estar segura al 100%.
—Claro que lo sé, y tendrás todo el tiempo del mundo para tomar una decisión tan importante como esta, siempre haces lo mejor para todos porque te guías por tu enorme corazón. —Dijo Carter. — ¿Quieres pensarlo sola o quieres que me quede contigo, te hornee galletas y haga una lista de todos los familiares a los que debo invitar a mi boda? —Sugirió, alzando una ceja.
—No, quédate conmigo, por favor. A tu lado puedo pensar mejor, me brindas muchísima seguridad emocional, Car. —Pidió Rosie, sonriéndole. —Gracias por ser mi mejor amiga, te adoro como no tienes una idea, hechicera estúpida.
—Tus deseos son órdenes, mi reina bonita. Y siempre seré tu mejor amiga, te adoro muchísimo más, cariño. —Exclamó la prima de Alex Russo.
—Voto que sí por las galletas. —Dijo la hechicera de la familia Russo, quien había permanecido callada durante todo ese tiempo, antes de dirigirse hacia la cocina del castillo.
—Vamos a la cocina, te prepararemos unas ricas galletas con chispas de chocolate, mientras hablamos de los pros y las contras sobre el tema de la Isla. —Le dijo Carter a su mejor amiga, tomando la mano de la joven reina para arrastrarla hacia su nuevo destino, sintiéndose feliz por poder pasar tiempo con ella y su pariente de nuevo.
••••
Cuando el grupo de VKs apareció en la cabaña, Chad soltó un grito.
— ¡No hagan eso! ¡Me van a matar de un susto! —Chilló el rubio, luego se percató de que Evie, Carlos y Jay estaban con los piratas. — ¡Haz algo, musculitos! ¡No quiero terminar siendo un perro de nuevo! —Le dijo a Gil, ocultándose detrás de él.
—Pero que príncipe gallina. —Se burló el descendiente de Gastón, soltando una risita. —Tal vez no quieras ser un perro de nuevo, pero puedes dormir conmigo en la cama de mi cuarto.
—O mejor yo duermo en tu cama como el rey que soy y tú duermes en el suelo. —Sugirió el primo de Dizzy.
—Mh, ya lo veremos. —Exclamó el pirata, dándole una nalgada en el trasero antes de comenzar a subir las escaleras junto a él para irse hacia su habitación.
— ¡Dizzy! —Exclamó Evie, acercándose al sofá en donde la pequeña pelirroja todavía estaba durmiendo. — ¿Qué hacemos?
—Solo hay una persona que puede hacer algo al respecto. —Murmuró la hija de Úrsula.
—De hecho, hay dos personas. —Se oyó la voz de Mal, antes de que la muchacha apareciera por arte de magia con el cetro y el gato, a quien dejó en el suelo. —No estoy segura de si seré capaz de despertarla... Pero no perdemos nada con intentarlo. —Dijo, sacando aquella piedra mágica de su bolsillo y acercándose a la menor, comenzó a mover su herencia familiar y todas las luces de aquella habitación se volvieron azules.
El hijo de Jafar masajeó los hombros de Evie para tratar de calmarla, mientras que Carlos sostenía su mano y los dos piratas observaban la escena con atención.
La Princesa del Inframundo aún movía la piedra cuando, luego de unos minutos, la pequeña VK comenzó a ser rodeada por un aura azul que hizo que se sentara y abriera los ojos; confundida, antes de bostezar.
— ¿Qué pasó? Tuve una pesadilla fea... —Murmuró la hija de Drizella, observando el lugar en el que se encontraba. — ¿Dónde estamos?
—Sucedieron muchas cosas horribles, Dizz. —Exclamó Uma, viendo cómo Mal sonreía y se guardaba la piedra en el bolsillo. —Pero estás a salvo ahora, ya todo terminó. —La tranquilizó.
—Y lo siento tanto por todo, Di. Tú debiste haber sido mi prioridad, y no lo fuiste. —Se disculpó la hija de Regina, avergonzada por su comportamiento. —No merezco tu perdón, no cuando me olvidé completamente de ti. —Añadió, bajando la mirada.
—Evie... Ya no importa lo que hiciste, porque estás aquí ahora. —Exclamó la nieta de Lady Tremaine, tomando sus manos. —Además... Pueden sacar a la chica de la Isla, pero no a la Isla de la chica.
El último comentario hizo reír a todos.
—Creo que es momento de que nuestra valiente VK que hizo todo por salvarnos tenga una pequeña pijamada con nosotros. —Exclamó De Vil, divertido, la pelirroja asintió y Jay se apresuró a colocarla encima de sus hombros mientras subía las escaleras, siendo seguidos por el pecoso y la princesa malvada.
—Uma, tal vez deberías... —Empezó a sugerir Harry, viendo que su capitana todavía se veía triste.
—No, Hook. No quiero nada. —Lo interrumpió la morena. —Yo solo... Necesito hablar con Mal. A solas, por favor. —Dijo, abrazándose a sí misma.
—Como quieras... —Accedió su primer oficial, quien suspiró antes de subir las escaleras, dejándolas solas.
La chica de cabello turquesa tomó asiento en el sofá y se quitó la chaqueta, la descendiente de Maléfica no tardó en sentarse a su lado.
— ¿Qué pasó, Umita? —Dudó la ojiverde, la pirata suspiró con frustración y observó hacia el suelo.
—Mal, me encanta estar aquí, amo estar con Audrey... —Empezó a hablar la pirata, cuyas lágrimas no tardaron en volver a descender por sus mejillas. —Pero no puedo quedarme. Celia está sola en la Isla, Mal, y la última vez que eso pasó... Casi abusan de ella, Harry lo evitó pero... Ahora está sola de nuevo y no sé si le sucedió algo... Yo... Tengo que volver a casa. Debo cuidar de ella, de todos esos niños indefensos.
—Esto es complicado. —Admitió Mal, y apretó los labios, pensando en qué decir. —Aunque sinceramente duele Uma, porque ahora que encontraste la paz aquí, encontraste a alguien que te ame, que debas irte es... Destrozante. Si fuera por justicia, tú deberías estar aquí afuera y yo debería estar allá dentro; pero sencillamente hay veces en las que las cosas son tan difíciles que no podemos ni calcularlas. Quizás la solución que ves por ahora es irte allí y dejar todo; pero quizás mañana todo esto cambie. —Dijo antes de comenzar a limpiar sus lágrimas y levantándole la barbilla con la mano para mirarla y sonreírle.
Uma suspiró, ambas permanecieron en silencio durante unos segundos.
—Pero no te sientas así, yo también siento algo que me hace tener el deber de volver; y no regreso allí por culpa de este gato que es mi madre. —Dijo la chica de cabello morado, viendo a Lucifer que las observaba desde el suelo, luego giró la cabeza para volver a ver a la VK. —Pero escucha, no estás sola. Desearía volver allí, ya que a diferencia de ti, yo sí hice crímenes. Y cualquier decisión que tomes es correcta Uma, eres una de las mejores personas que he conocido; tú me salvaste cuando casi me ahogo en el lago, yo te debo mi vida, capitanita.
Y entonces Mal la rodeó con sus brazos, tratando de brindarle algo de consuelo.
—Sé que duele alejarte de quien amas; pero al menos tú sabes que ella está allí para ti y que tú estás allí para ella... —Le murmuró la ojiverde en el oído.
—Debiste ver su expresión cuando recordé a Celia y ella me dijo que no iríamos a la Isla, le aclaré que ella se quedaría aquí y... me miró con tanta decepción, estaba tan enojada y triste conmigo cuando le rogué a Rosie que nos dejara volver... Audrey se fue corriendo y estoy segura de que no quiere volver a verme. —Se lamentó la pirata, dolida. —Mal, no quiero irme, pero no tengo otra opción. Si le pasa algo a Celia, jamás me lo perdonaré. Primero te fuiste tú, luego me fui yo... no tiene a nadie que la cuide allí dentro. Pero al mismo tiempo, estoy asustada, mamá casi me mata cuando descubrió que me escapé la primera vez... Y no sé cuánto dolor pueda soportar ya, Mal. Aún así, me siento egoísta porque sé que la tripulación, Celia y los niños me necesitan, ya no quiero ser egoísta, Mal. —Añadió, negando con la cabeza mientras se aferraba a la chica, luego se apartó para verla a los ojos.
La hija de Maléfica volvió a acariciar la mejilla de la contraria.
—Audrey te entiende. Puede ser una princesita primorosa pero tiene buenos sentimientos, yo te lo puedo asegurar. Y tú no vas a decepcionar a nadie. —Afirmó la ojiverde. —Si quieres voy contigo a la Isla, llevo el cetro de mi madre conmigo y vamos a mi casa, le digo a los duendes que los haré mierda si te hacen algo. Ahora que mi madre es un gato, no la voy a mandar a casa, los duendes le hacen caso a quien tenga el Ojo de Dragón así que no me desobedecerán. Esto es lo mínimo que puedo hacer por ti, Uma.
—No quiero perderla, odio esto, detesto pensar en que tendré que volver a vivir estando lejos de ella... cuando ya habíamos hecho planes para nuestro futuro juntas. —Protestó la pirata, haciendo una mueca de disgusto, pero luego la miró con sorpresa y emoción pues aquello definitivamente no se lo había esperado. — ¿En serio regresarías conmigo para garantizar mi seguridad? Wow, gracias por hacer esto por mi, Mal. Realmente significa mucho para mí. —Exclamó, agradecida, volvió a abrazarla.
—Yo misma llevaré a Audrey a verte, si ella está de acuerdo, claramente. Aún debo disculparme con ella, es un asunto que todavía tengo pendiente. Pero yo sé que temes que Úrsula vea a la hija de Aurora, pero esa bruja malhumorada no se atreverá a meterse conmigo si me pongo un par de cuernos negros y un traje gótico para hacerme respetar. —Le dijo Mal, divertida, mientras todavía la abrazaba; hasta que la contraria se apartó.
—Audrey no soportaría pasar ni un día en la Isla, jamás le pediría tal cosa. Pero no creo que haga falta que te vistas como tú madre, todo el mundo te tiene miedo por ser quien realmente eres. —Habló la hija de Úrsula. — ¿Sabes qué más voy a lamentar? Tener que perderme tu boda, sé lo peligroso que es que sigan abriendo y cerrando la barrera... así que será mejor que me quede adentro y ya no salga.
—Mh, hablando de mi casamiento... Pasaré por la Isla para la despedida de soltera. —Masculló la ojiverde, antes de morderse el labio inferior. Uma no pudo evitar reír.
—Ja, eso definitivamente terminaría en una orgía. —Bromeó la capitana, divertida. —Mal... Gracias por todo, en serio.
—Debería aprovechar ya esa opción de orgía. Últimamente ando follando con todas, me estoy convirtiendo en una agente del club de VPP... O sea, Villanas Putas y Prostitutas. —Dedujo la Princesa del Inframundo, quien arrugó la nariz, la morena volvió a soltar una carcajada. —Y no quiero agradecimientos, es lo que menos puedo hacer por ti. —Dijo y le besó la mejilla.
— ¿Quién te falta? ¿Rosie? ¿Evie? No respondas, realmente no quiero saberlo. —Se burló la pirata, entre risas, ladeó la cabeza. —Bien, ya no te agradeceré, pero... no puedo creer que te voy a extrañar. —Añadió, acariciando la mejilla de la otra VK.
—Ya me las follé a todas. Soy Mal Igna, la dragona más sexy. —Alardeó la chica de cabello morado. —Yo también te voy a extrañar, maldito pulpo... Aunque quería molestarte a ti y a Audrey. Pero bueno, ya podré hacerlo cuando lleve a la princesita, bueno, ahora reina, a verte. —Dijo, arrugando la nariz y riendo.
— ¡Ay, Mal, no seas presumida! —Le recriminó la pirata, dándole un golpe suave en el brazo con su mano libre, iba a extrañar a su ex enemiga. —Mh, sí, nos molestarás cuando la lleves a casa. Y... hablando de regresar, ¿hay algo que quieras que le diga a Celia por ti? —Sugirió, alzando una ceja.
— ¡Dile que no le lleve más comida a mi padre! ¿Verdad, mami? Te encantará que ese bastardo se quede sin comer, lo sé. —Chilló la ojiverde, quien cargó al felino y volvió a mirar a la chica de cabello turquesa. —Dile a Celia que digo yo que no le dé más comida a Hades, que lo deje morir de hambre en esa maldita mina. —Gruñó con rencor, el gato maulló en forma de aprobación.
—Mh, se lo diré, pero no sé si me haga caso con respecto a eso. —Dijo Uma, comenzando a acariciar la cabeza del animal. —Y hablando de tu padre... ¿lo vas a invitar a la boda? Y si es así, ¿le llevo la invitación? —Dudó, aunque claramente eso sería imposible.
— ¡Claro que no lo invitaré! —Se opuso la ojiverde.
—Bueno, eso es una decisión que tú debes tomar. —Habló la pirata. —Pero ha sido un día largo y estoy cansada, ¿quieres dormir conmigo por última vez aquí? —Sugirió, haciendo pucheros.
—Sí, vamos a "dormir". —Bromeó Mal, haciendo comillas con sus dedos para luego reír y ofrecerle su mano.
La morena rió antes de tomar su mano, para entonces agarrar su chaqueta con la otra que tenía libre. El gato saltó del regazo de la ojiverde para entonces acomodarse en el sillón, dispuesto a dormir ahí, así que las VKs aprovecharon la oportunidad para incorporarse.
—Voy a extrañar mucho esa cómoda cama, y voy a extrañar compartirla contigo. —Confesó Uma, mientras se dirigía hacia las escaleras junto a su compañera.
—Pero tú y yo nunca dormimos juntas. Uma, me estás confundiendo mucho. —Replicó la ojiverde, para luego reírse mientras comenzaba a subir las escaleras. —Audrey no estará feliz.
— ¿Ah no? Ugh, entonces lo imaginé en la Isla, cuando te odiaba pero te deseaba en secreto. —Dijo la morena, entre risas, mientras avanzaba junto a la otra VK. —Oh, jamás sabrá esto, al igual que Carter. Además, solo quiero dormir, estoy muy agotada como para hacer otra cosa. —Añadió.
—No sabía que me deseabas, si me lo hubieras dicho, nos habríamos acostado; estúpida. —Masculló Mal, para luego mirarla de reojo. —Dímelo a mí, que casi muero por culpa de un dragón grande, negro y morado.
—Si te lo decía, iba a arruinar lo que teníamos, además no quería tener problemas con tu madre si alguna vez nos encontraba. —Se justificó la pirata, encogiéndose de hombros cuando terminaron de subir las escaleras y caminaron hacia la habitación de la capitana, la brujita del mar abrió la puerta de la misma y ambas ingresaron al cuarto. —Casi me muero intentando salvarte, de verdad no creí que eso me agotaría tanto.
— ¡Lo que teníamos era una enemistad! —Le gritó la chica de cabello morado. — ¡Agh, por eso eres una tarada! —Mencionó, mientras caminaba hacia la cama para destenderla.
— ¡Lo sé, pero era una enemistad y debíamos mantener nuestras reputaciones! —Insistió Uma, sentándose en el borde de la cama para quitarse las botas y una vez que lo hizo, se metió en la cama. —Cause, baby, now we have bad blood.
—Una vez, mi madre me encontró con Evie, y pregúntale a mi mejor amiga cuántas cosas tuvo que hacer para esquivar todos los floreros viejos que mi progenitora le lanzó. —Comentó Mal, quitándose las botas rápidamente y dejando el cetro apoyado en la mesa de luz.
—Ja, eso no debió haber terminado bien para ustedes, pobre E. —Se burló la pirata, mientras se acomodaba mejor en la cama.
—Casi la matan. —Habló la ojiverde, mirando a la dueña del cuarto. —Pero bueno, si Úrsula me hubiera encontrado teniendo sexo contigo, ahora yo tendría marcado su tentáculo en mi trasero. —Aseguró antes de subirse a la cama.
— ¿Ves que yo sí hice bien al evitar eso? —La interrogó la pirata, mientras se cubría con las sábanas. —Sí, no lo dudes. Ahora... ¿Te puedo abrazar para dormir? —Murmuró, algo avergonzada.
—Está bien. —Accedió la descendiente de Maléfica, acurrucándose cerca de ella. —Abrázame. Aunque tal vez te de un par de patadas, no creo ser un muñequito cariñoso como Audrey.
Uma soltó una pequeña risa al escuchar eso.
—Mh, no espero que lo seas, pero muchas gracias por dejarme abrazarte. —Susurró la brujita del mar, entonces la rodeó con sus brazos, aferrándose a ella. —Buenas noches, Mal... —Habló en voz baja y cerró los ojos, quedándose dormida al instante pues estaba exhausta.
—Buenas noches, Uma... —Murmuró la ojiverde, le besó la frente antes de cerrar los ojos, ella tampoco tardó mucho en quedarse dormida.
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