Capítulo 28: ❝Pobres almas en desgracia❞ [Parte 1]

  Un rato más tarde, dos piratas estaban en el puerto de la bahía pirata, preocupados.

— ¡Uma! ¿¡Dónde estás!? ¡No me gusta que juegues a las escondidas sin que lo sepamos! —Gritó el descendiente de Gastón antes de abrir un barril y revisarlo, en busca de la persona que estaban buscando. — ¡Aquí no está, solo hay pescado! —Se lamentó y volvió a cerrar el barril.

  Ella había desaparecido de un momento a otro, sin dar explicaciones.

— ¡Camaroncito! ¿¡Vas a aparecer a desgarrarme la garganta si te llamo así!? ¡Camaroncito! —Volvió a alzar la voz el rubio, luego se rascó la nuca, nervioso. —O tal vez eso únicamente funciona cuando Mal se lo dice...

— ¡Deja de formar escándalo y busca bien! —Demandó el primer oficial de Uma, señalándolo con su garfio y recorriendo el lugar. — ¡Uma aparece ya! —Gritó, pero al no recibir respuesta, gruñó.

— ¡Eso estoy intentando! —Masculló el otro pirata, revisando otros barriles con la esperanza de que su capitana estuviera dentro de alguno. — ¡Uma! ¡Danos una señal de vida, por favor!

— ¿Crees que se haya ido con su madre al fondo del mar o qué? —Lo interrogó Harry, mirando a su compañero de aventuras.

—No lo creo, sabes que ella detesta pasar tiempo con su madre... Pero ya buscamos en el restaurante y no está ahí. Además, vimos a Úrsula hoy en el bar, sé que había ido al fondo del mar pero se ve que la bruja mal humorada ya regresó. —Replicó el descendiente de Gastón, quien hizo una mueca, se estaba desesperando. — ¡Uma!

  Fue en ese instante cuando, del otro lado de la barrera, la chica de cabello turquesa –quien literalmente había nadado hasta allí luego de haberse infiltrado en el castillo una vez más– apareció en la superficie del agua. Se había hechizado a sí misma para que nadie la viera, a menos que se transformara en alguien más.

—Ay no... —Murmuró la hija de Úrsula, cuando se dio cuenta de que sus fieles piratas la estaban buscando.

— ¡Uma, sal del agua ya! ¡No soporto las bromitas de mal gusto! —Exigió su primer oficial, mirando a su alrededor. No podía perderla de nuevo. —Gil, creo que algo le pasó a Uma... Ella no desaparece así de rápido... —Murmuró y miró hacia el agua, frustrado.

—Pero ¿qué podría haberle sucedido a nuestra capitana? —Cuestionó el rubio, luego bufó.

—No lo sé, ¿crees que se haya lanzado al agua para buscar una salida? —Dudó el hijo de Hook, aún mirando el agua.

—Ella no nos dejaría sin avisarnos, no creo que se haya lanzado al agua para hacer eso, no hay un maldito agujero por dónde salir y Uma lo sabe bien. No perdería su tiempo cuando sabe que es inútil. —Comentó Gil y suspiró hondo, mirando al otro pirata.

— ¡Por todos los garfios! —Gritó el primer oficial, para luego patear un barril. — ¿Qué carajo le habrá pasado? —Inquirió, preocupado, llevándose las manos a la cabeza.

—Honestamente, espero que no haya sido nada malo. —Masculló el otro pirata, intentando mantener la calma.

  Mientras tanto, la descendiente de Úrsula los observaba con lágrimas en los ojos, estar tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos de sus amigos le dolía profundamente. Pero al ver que Jay, Evie y Carlos se acercaban al lugar de encuentro acordado, ella volvió a sumergirse en el agua, tratando de calmarse. Sabía que sus piratas eran inteligentes y harían cualquier cosa para volver a estar con ella.

—Muévanse, no queremos que nuestros padres nos encuentren... De nuevo. —Habló la chica de cabello azul, quien tenía una pequeña mochila en su espalda. ¿Qué llevaba ahí? ¿Su dignidad? Buena pregunta.

—No lo harán, en cuanto nos encontremos con Dizzy, no los volveremos a ver jamás. —Prometió el pecoso, quien también llevaba sus pertenencias en su propia mochila.

—Eso espero. —Susurró su novio, mientras avanzaba.

—Harry, mira quién está muy lejos de casa... —Dijo Gil en voz baja, señalándolos. El primer oficial dirigió su mirada hacia allí, percatándose de la presencia de esos tres traidores insoportables. —Deberíamos asustarlos.

—Vaya, vaya... Al parecer hay algo raro aquí... —Exclamó el chico del garfio, sonriendo con malicia y tomando a su compañero del brazo para que se ocultara en el rincón más oscuro que encontró. —Vamos, tenemos que averiguar que traman y aprovecharnos... —Ordenó en voz baja.

—Muy raro, ellos no suelen venir aquí. —Le dio la razón Gil. —Este es nuestro territorio y van a lamentar haberlo pisado. —Dicho esto, permitió que el primer oficial lo guiara, ocultándose entre las sombras antes de que los otros VKs pudieran verlos.

—Quiero salir de aquí ya, no soportaré más quemaduras de cigarrillo. —Se quejó De Vil, mirando a sus amigos, mientras caminaban hacia el muelle de la bahía pirata.

—Yo voy a extrañar el arroz con pollo de Rosie, tengo que admitir que cocina bien. —Se lamentó el joven ladrón.

— ¿Es en serio, Jay? ¿Cómo puedes pensar en comida en un momento como éste? —Lo regañó la descendiente de Regina, comenzando una discusión con él, mientras que Carlos trataba de calmarlos.

  Los tres estaban tan ocupados peleando, al igual que los piratas estaban atentos a esa discusión, que ninguno se dio cuenta de que un brillo apareció bajo el agua del otro lado de la barrera.

Uma acababa de transformarse en la pequeña y dulce nieta de Lady Tremaine antes de invocar un pequeño remolino que la dejó en la parte del muelle roto que estaba a unos pocos metros de la cúpula.

—Ok, no voy a volver a nadar desde Auradon hasta aquí, fue una pésima idea. —Protestó la joven, acomodando sus lentes. —Si me enfermo ya sé a quién culpar. —Masculló y empezó a acercarse a la barrera.

— ¡Ya basta! —Alzó la voz Carlos, harto de oír tantas estupideces, pero fue ignorado. — ¡Ya vino el rescate, tarados! —Dijo al reconocer a la pelirroja que estaba del otro lado de la cúpula.

— ¡Pequeña! —Chilló Evie, emocionada, comenzó a correr mientras le hacía señas para que abriera la barrera. — ¡Vamos ya, chicos! —Exigió, emocionada.

— ¡Vamos, amor! —Dijo el hijo de Jafar, tomando la mano de su pareja para ir tras la princesa malvada.

— ¡Libertad, allá vamos! —Alzó la voz el pecoso, comenzando a correr hacia la barrera que aún no estaba abierta, hasta que la pelirroja sacó el control remoto que había robado –y protegido con magia para que no se rompiera al mojarse– y lo presionó, abriendo la cúpula mágica.

— ¿Viste eso? ¡Es nuestra oportunidad de huir! —Susurró Gil desde su escondite. — ¡Vamos, Harry! —Dijo antes de abandonar su escondite, caminando lentamente para no llamar la atención de los otros VKs, siendo seguido por su compañero; justo cuando los tres traidores salieron por el hueco que se había abierto en la barrera.

— ¡Al fin! —Masculló Evie, feliz por ser libre nuevamente, luego abrazó a su pequeña amiga. — ¡Dizzy, mi amor! ¡Te extrañé tanto! ¡Y lo siento tanto por no haberte sacado cuando tuvimos la oportunidad, fuimos demasiado egoístas, no te merezco!

—Yo también te extrañé mucho, claro que no me mereces, yo soy mejor que tú en todos los sentidos. Quiero decir, puedes sacar a la chica de la Isla, pero no a la Isla de la chica. —Mencionó Uma, fingiendo ser aquella niña adorable, por lo tanto correspondió aquel abrazo.

— ¡Al fin, cariño! —Habló el joven ladrón, dándole un beso apasionado a su novio. — ¡Somos libres de la tortura!

— ¡Escapamos de verdad! —Dijo el hijo de Cruella, sin poder creerlo, ignorando que los dos piratas habían comenzado a correr hasta que lograron salir antes de que aquel agujero en la barrera se cerrara; ambos cayeron al suelo, captando la atención de los demás.

Evie inmediatamente se apartó de la joven diseñadora y la colocó detrás de ella, mientras Harry y Gil se levantaban, al mismo tiempo que Carlos y Jay se ponían alertas.

— ¡Al fin! ¡No puedo creerlo! —Gritó Harry, conmovido y emocionado.

— ¡Lo logramos, Hook! ¡Pudimos escapar! —Chilló el descendiente de Gastón, con pequeñas lágrimas de felicidad en sus ojos.

Uma, estando detrás de esos traidores, sonrió como no lo había hecho en mucho tiempo. Esos son mis chicos, pensó la brujita del mar, orgullosa.

— ¡Oh por Lucifer, no! —Alzó la voz la princesa malvada, entonces varias chispas de magia comenzaron a salir de las puntas de sus dedos. — ¡No van a darnos problemas!

— ¡Cálmate, bruja! —Exigió el pirata con exceso de delineador en los ojos, apuntándole con el garfio. — ¡Salimos porque tenemos asuntos pendientes fuera de esta Isla! ¡No para joderte ni a ti ni a tu pandilla!

— ¿Asuntos pendientes fuera de la Isla? —Repitió el chico de cabello blanco y negro, incrédulo, se acercó hacia el pirata para entonces tomarlo de su chaqueta. —No me interesan sus mentiras, van a volver adentro de la Isla ahora, no van a arruinar nuestros planes. —Ordenó, pero Harry simplemente lo apuntó con su garfio.

—Sabandija, te recomiendo que huyas antes de que te lance con los tiburones. —Gruñó el primer oficial, apretando los dientes para luego soltar una pequeña risa. — ¡O con un perro! —Añadió antes de comenzar a ladrar para asustarlo.

— ¡Para tu información, sé nadar, así que tus amenazas no me asustan! —Se defendió el pecoso, quien se estremeció cuando escuchó el nombre de aquel animal. — ¡No, un perro no!

— ¡De Vil, déjalo en paz! —Gruñó Gil, empujando al menor para que soltara a su compañero. —Sus planes no nos importan, salimos para buscar a Uma. No la vemos desde ayer y creemos que algo le pasó. —Explicó.

— ¡No lo toques! —Intervino Jay, entrometiéndose para alejar a su novio del rubio. — ¡Si te vuelves a acercar a él, te voy a dejar sin huevos y luego te voy a tirar al mar!

— ¡No te hagas el valiente que no eres más que una rata callejera sin el cetro de Jafar! —Le echó en cara el descendiente de Gastón para luego reírse frente a él junto al primer oficial.

— ¡Hey, hey, hey! ¡No molesten a los piratas! ¡Ellos cuidaron de mí cuando ustedes se fueron sin despedirse como las ratas callejeras que son! —Dijo la joven que estaba haciéndose pasar por la hija de Drizella, estando tan resentida que ni siquiera se dio cuenta de que su magia se estaba descontrolando y de que su pecho había comenzado a brillar. Carlos la miró, al igual que Evie y Jay. —Dije que no los molesten más. —Ordenó, impaciente.

— ¿Dizzy? ¿Estas brillando? —Dudó De Vil, confundido. — ¿Por qué estás brillando?

— ¿Audrey te hizo algo y vas a desaparecer en pedacitos? —Sugirió el joven ladrón, Uma rodó los ojos, estos dos eran más estúpidos de lo que recordaba.

—Tú no eres Dizzy, a mí no me engañas. —Aseguró la chica de cabello azul, mirándola de arriba hacia abajo, con el ceño fruncido.

—Y tú no eres reina, pobre alma en desgracia... —Habló la niña, quien sonrió con malicia antes de soltar una carcajada malvada, su collar marino apareció en su pecho; brillando tanto que hizo que los VKs tuvieran que cerrar los ojos mientras que la descendiente de Úrsula se transformaba en ella misma justo cuando los demás volvieron a abrir los ojos. — ¿Me extrañaron?

Evie soltó un suspiro. Los piratas intercambiaron miradas mientras sonreían, incrédulos, mientras que Carlos y Jay negaban con las cabezas.

—Por un momento pensé que serías Mal, que decepción. —Masculló la hija de Regina, luego invocó llamas que aparecieron en sus manos, lista para una pelea.

— ¿Esa es tu manera de agradecerme por haberlos sacado de la Isla cuando podría no haberlo hecho porque ustedes definitivamente no se lo merecen? —Cuestionó Uma, elevando una ceja mientras hacía brillar su collar, preparándose mentalmente para una batalla que no pudo darse porque el primer oficial empujó a los VKs para sacarlos de su camino y corrió hasta donde estaba su capitana, siendo seguido por Gil.

— ¡Uma! —Gritó Hook antes de abrazarla con fuerza. — ¡Te estábamos buscando por mar y tierra, mujer!

— ¡Harry! —Exclamó la pirata, correspondiendo a aquel abrazo al que el rubio no tardó en unirse. — ¡Gil! ¡Estoy tan feliz ahora que estoy con ustedes otra vez!

— ¡Uma! —Mencionó el hijo de Gastón, emocionado, antes de que los tres se apartaran. —Creímos que nos habías abandonado o que algo peor te había pasado, ¿qué te sucedió? —La interrogó, curioso.

—Yo jamás los dejaría a propósito, ustedes son mis chicos. —Exclamó la chica de cabello turquesa antes de volver a rodearlos con sus brazos, gesto que ambos muchachos correspondieron.

—Déjalos, no vale la pena perder nuestro tiempo con ellos, Evie. —Le aconsejó Jay, colocando una mano en el hombro de su mejor amiga, mientras que el pecoso se les acercaba nuevamente.

—Vámonos de aquí mientras aún podamos. —Murmuró De Vil, entonces Uma dejó de abrazar a sus compañeros.

—Lo que pasó es que... oh, denme un segundo, ¿¡a dónde se creen que van ustedes, trío de desagradecidos!? —Gruñó la brujita del mar, con un solo movimiento de su mano hizo que una gran ola apareciera y se llevara a la descendiente de Regina hacia el agua, entonces soltó una carcajada malvada para entonces mirar a sus piratas; pues todavía debía darles explicaciones. —Lo que sucedió es que mí madre me estaba golpeando por escaparme de la Isla sin decirle y de repente aparecí en Auradon gracias a Audrey, ella me... ayudó y también me secuestró, supongo. Dizzy y yo la hicimos enojar al traicionarla y yo pude escapar, pero... Dizzy está en problemas.

  Evie gritó antes de caer al agua y sus mejores amigos corrieron hacia el borde del muelle, buscándola con la mirada, cuando la VK sacó la cabeza del agua.

— ¡Mi maquillaje se arruinó por tu culpa! —Gruñó la chica de cabello azul, enojada. — ¡Te vas a enterar de lo que soy capaz! —La amenazó.

—Te lo merecías por perra traidora y desagradecida. —Se burló la descendiente de Úrsula, chocando los puños con Gil, quien también reía hasta que vieron como la otra chica de la Isla hacia un hechizo para que el agua se elevara hasta dejarla nuevamente en el muelle; junto a sus amigos.

— ¡Conmigo no se juega, Uma! —Le recordó Evie antes de lanzarle una llamarada de fuego azul que envió a su oponente directo hacia el agua, sonrió satisfecha. — ¡Vete a donde perteneces, pulpo asqueroso!

—Evie, cálmate, fue divertido pero ya no más pelea. —Le aconsejó el descendiente de Jafar, tomándola del brazo y haciéndola retroceder un poco.

— ¡Uma! —Gritaron ambos piratas, corriendo hacia el borde del muelle, Harry fue el primero en reaccionar ya que le entregó su garfio a su compañero y se lanzó al agua para ir a buscar a su capitana.

— ¡Hook! —Alzó la voz el rubio, tratando de localizar a sus mejores amigos con la mirada, desesperado.

  Bajo el agua, Uma hizo brillar su collar para transformarse en pulpo, hasta que vio a su primer oficial en el agua y lo sujetó delicadamente con uno de sus tentáculos; volvió a salir a la superficie inmediatamente para que él pudiera respirar, provocando una gran ola que salpicó a los demás pero la chica de cabello turquesa dejó a su mejor amigo en el muelle antes de colocar ambas manos en sus caderas.

— ¡Bruja estúpida! —Gritó Uma, tomando a su enemiga con uno de sus tentáculos y acercándola hacia ella, mirándola con desprecio. —Si te saqué de la Isla fue porque pensé que Dizzy te importa lo suficiente como para que quieras ir a rescatarla, pero no puedes hacer esto sola porque Audrey está descontrolándose y su magia es cada vez más poderosa. Ella puso a dormir a Dizzy y no hay magia que pueda revertir el hechizo excepto el cetro de Maléfica o el ámbar de Hades, así que si quieres seguir teniendo tu libertad te aconsejo que me obedezcas. ¿Tenemos un trato o quieres volver a la Isla para siempre? —Gruñó, apretándola más fuerte, causando que la princesa malvada se retorciera de dolor y apretara los dientes.

— ¡Dejen de pelear! —Gritó Carlos desde el muelle, preocupado, pero ninguna de las dos le prestó atención.

— ¿Trato? Oh no, yo hago lo que quiera... —Replicó Evie, con un chasquido de sus dedos logró prender fuego el tentáculo que la sostenía. — ¡A ver si aprendes a no joderme! —Chilló, concentrándose para que él fuego la quemara más rápido, entonces Uma soltó un gemido de dolor.

— ¡Se van a matar ambas! —Alzó la voz Jay, preocupado.

— ¡Maldita estúpida! ¿¡Estás buscando que te mate!? —Masculló la brujita del mar, furiosa, entonces la arrojó hacia el muelle en donde estaban los chicos. — ¡Se acabó mí paciencia! ¡Hasta nunca, imbéciles! —Gritó furiosa, volvió a salpicar los antes de sumergirse de nuevo en el agua, en donde esperó a que su tentáculo dejará de doler y cuando eso pasó; hizo que su collar volviera a brillar para transformarse y aparecer detrás de los VKs sin que se dieran cuenta.

— ¡E! —Dijo Carlos mientras la ayudaba a levantarse, preocupado, revisando si había heridas visibles pero afortunadamente no había ninguna.

— ¡Uma, no! —Gritó Gil, mirando el agua, esperando a que ella volviera a aparecer; pero se giró para encarar a los tres traidores. — ¿¡No se cansan de arruinar nuestras vidas!? —Les recriminó, furioso.

— ¡Ella no murió! —Aclaró la princesa malvada, quien tosió varias veces y miró a los dos piratas. — ¡No es tan débil para morir con eso, dúo de tarados! —Gritó y se acomodó el cabello empapado mientras respiraba con tranquilidad.

— ¡Pues más te vale que no esté muerta o acabaré contigo, degenerada! —Le advirtió Harry, arrebatándole el garfio a su compañero y acercándose a ella rápidamente.

— ¡Cálmate! —Habló Jay, furioso, empujando al hijo de Hook para alejarlo de su mejor amiga. — ¡Aquí nadie va a morir así que cálmate!

— ¡La heriste, bruja psicópata! ¡Y ahora está sola bajo el agua de nuevo por tu culpa! —Protestó el rubio, mirándola con odio y acercándose a ella, pero Carlos se interpuso.

—Hey, hey, hey, no la vas a tocar. —Dijo el pecoso, empujándolo, entonces Uma se aclaró la garganta para hacerse notar. 

—Hola chicos, claramente no estoy muerta, duh. —Exclamó la capitana del Lost Revenge, sonriendo victoriosa y captando la atención de los VKs, quienes se giraron para verla mejor. —Dejen de pelear, así solo captarán la atención de Audrey y ella es tan poderosa ahora que puede destrozarnos con solo chasquear los dedos... así que si quieren evitar eso, por mucho que me desagrade la idea, debemos trabajar juntos para sobrevivir.

—Tú dijiste que Dizzy está en problemas, ¿no es así? —Dudó el descendiente de Cruella, viendo cómo la pirata asentía con la cabeza, dándole la razón.

— ¿¡Lo ven!? ¡Yo siempre tengo la razón! —Alardeó la princesa malvada para luego alzar una ceja. — ¿Se puede saber cómo quieres que trabajemos en equipo? Si estamos unidos, Audrey se dará cuenta más rápido de todo, no hay mucha lógica en eso.

—No te ilusiones, no siempre la tienes. —Replicó Uma, para luego caminar hacia donde se encontraban sus amigos. —Trabajaremos en equipo, pero no estaremos juntos a menos que sea necesario. —Dijo antes de acomodar su cabello.

—Claro que siempre la tengo. —Insistió la hija de Regina. —Prefiero que trabajemos por separados y que ustedes no sepan donde nos escondemos, así nos podemos evitar cualquier tipo de inconveniente, así que piérdanse en el fondo del mar.

—Tú no nos das órdenes, Uma es nuestra capitana así que ella es la que nos manda. —Intervino el chico del garfio, señalando a la brujita del mar con orgullo.

—Sabemos que eres gobernado, Hook, no necesitamos que nos lo recuerdes cada cinco minutos. —Habló Carlos y chocó los cinco con su novio.

—Y Evie es nuestra líder, así que ella es la que decide cual es el plan para nosotros... —Habló el joven ladrón, quien miró al pirata y luego a su mejor amiga. — ¿Qué hacemos?

  La chica de cabello azul permaneció en silencio durante unos segundos, pensando en sus posibilidades, luego suspiró y miró a la descendiente de Úrsula.

¿Tienes algún plan en mente? —La interrogó la princesa malvada.

—Nos esconderemos por Auradon, ustedes dirán donde porque conocen mejor el reino que nosotros, ustedes tendrán que convivir mientras que yo intentaré averiguar algo más sobre Dizzy. —Explicó la brujita del mar para luego cruzarse de brazos. —Un momento, ¿escuché bien? ¿Ella es su líder? ¿Qué pasó, ya se hartaron de Mal y la mandaron a la mierda? Díganme porque en serio quiero saberlo. —Dijo, interesada, pero la otra VK solo negó con la cabeza.

— ¿Ya le pusieron un apodo despectivo como hicieron con Uma, cuando Mal la llamó Camaroncito? —Dudó Gil, intrigado, pero su capitana le dio un golpe en el brazo para que se callara.

—Mal está muerta, punto final. No quiero tocar el tema, no la mencionen delante de mí. —Gruñó Evie, con despecho, luego miró al descendiente de Jafar quien acababa de hacer una mueca. — ¿Qué pasó, Jay? No me digas que la extrañas.

—No. Ya no me importa ella. —Mintió el joven ladrón, mirando a los piratas y apretando los puños. —Me importa mi cetro que ustedes robaron, trío de sinvergüenzas. —Exclamó con rencor. 

— ¡Vaya vaya! —Habló Harry, sonriendo de manera perversa para luego señalarlo. — ¿¡Nos culpas a nosotros por tu idiotez!?

— ¡Nadie le dice idiota a mi novio excepto yo! —Lo defendió De Vil.

— ¡Oh, ahora te importa tu cetro! —Se burló Uma, riendo junto a sus amigos. —Hook tiene razón, eres bastante idiota, ¡lo escondite en el clóset; imbécil!

— ¡Lo escondí en el clóset, así como tú ocultas las ganas que le tienes a Mal, reina de las bisexuales! —Replicó Jay, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de la princesa malvada, entonces les sacó la lengua a los piratas. —A ver si aprenden quien tiene el poder, inútiles.

—No sé de qué estás hablando, consíguete una vida propia. —Dijo la pirata, encogiéndose de hombros. —Es obvio que el poder lo tengo yo, no les conviene volver a contradecirme porque van a terminar encerrados de nuevo.

—Claro que no, nadie te va a hacer caso, y si quieres intenta mandarnos de nuevo a la Isla... —La desafió Evie, haciendo que de sus dedos volvieran a aparecer rayos azules. —...así tendré una excusa para regresarte a Audrey electrocutada.

—Trata de electrocutarme y te ahogo en el mar antes de que me pongas un solo dedo encima. —Le advirtió Uma, comenzando a hartarse de nuevo.

—Entonces... queremos el cetro de mí novio de regreso. Ahora. —Cambió de tema Carlos, interponiéndose entre ambas para evitar más conflictos y estirando su brazo. — ¿Dónde está?

—Oh, no te lo vamos a decir, De Vil. Si lo quieren recuperar, van a tener que confiar en nosotros porque este es un trabajo para piratas. —Masculló la chica de cabello turquesa, luego chocó los puños con sus amigos, aunque ninguno de los tres tenía idea de que había hecho el PPP luego de que ellos le entregaran aquel objeto pero no iban a decirlo.

— ¡Vas a decir donde está ese cetro sí o sí, Camaroncito! —Demandó el joven ladrón, provocando que Evie se riera.

—Nadie me llama así, bastardo ingrato. —Chilló Uma, mirándolo con los ojos entrecerrados. — ¿Cuál es mi nombre?

—Uma. —Exclamó Gil, sonriendo de lado.

—Camaroncito. —Lo corrigió Jay, avanzando hacia ella, Harry también dio un paso adelante.

— ¡Intenta acercarte a ella y te meteré el garfio en el...! —Comenzó a hablar el primer oficial pero el joven ladrón se lanzó encima del pirata para golpearlo. — ¡Suéltame, inútil! —Dijo antes de darle una patada, logrando alejarlo para abalanzarse sobre él, golpeándolo con fuerza.

— ¿¡Cuál es mi nombre!? —Volvió a preguntar la brujita del mar, pero bufó al darse cuenta de que ambos VKs estaban peleando. — ¡Ay, por los siete mares, no lo mates que lo necesitamos vivo lamentablemente! —Ordenó, indignada, le hizo una señal con la cabeza al descendiente de Gastón quien inmediatamente la comprendió y tomó al pirata para tratar de separarlo de su oponente; mientras que Carlos trataba de alejar a Jay. 

— ¡Uma! —Gritó Harry mientras dejaba que el otro pirata lo separara de su enemigo, a quien miró con odio y desprecio. —Me las pagarás.

—Ya lo veremos, piratilla. —Exclamó el joven ladrón, tratando de abalanzarse sobre él de nuevo, mientras que su novio trataba de impedirlo.

— ¡Oye, quítale las manos de encima, que lo vas a dañar y no me va a poder hacer cosas sexuales! —Se quejó el rubio, indignado.

—Los hombres son tan imbéciles... —Murmuró Uma, negando con la cabeza. —...con razón me atraen más las mujeres.

— ¡Te voy a...! —Masculló el primer oficial, intentando avanzar para golpearlo, pero su capitana lo tomó del brazo.

— ¡Harry, ya entendimos, relájate! —Exigió la chica de cabello turquesa, harta. — ¡He dicho que ya fue suficiente, obedéceme!

—Bien, ya basta. —Intervino Evie, lanzando un rayo gigante para evitar otra pelea, ocasionando que sus amigos brincaran asustados. —Si no quieren ser los primeros en probar mi nueva magia que aprendí leyendo viejos libros de brujería, cállense de una buena vez.

—Que presumida... —Dijo la hija de Úrsula, quien hizo que su collar brillara, invocando tres motos con sus respectivos cascos para sus mejores amigos y ella claramente. —Vámonos, chicos. —Exigió mientras se subía a su moto y se colocaba su casco, los piratas hicieron lo mismo.

—E, ¿nos traes nuestras motos con tu magia? —Pidió el pecoso, acercándose a ella. —No quiero nadar hasta Auradon y el agua parece fría...

— ¿Para qué quieres nuestras motos? Soy más poderosa que eso... —Alardeó la princesa malvada, chasqueó sus dedos y un rayo cayó sobre el grupo, teletransportándolos hasta Auradon. 

  Acababan de aparecer en el medio del bosque, frente a una casa tan grande que parecía ser un castillo.

— ¡Eso fue impresionante! —Dijo Gil, bajándose de la moto y quitándose el casco, bastante emocionado por aquel viaje. —Hagámoslo de nuevo...

—Eso si me agrada. —Masculló Carlos, mirando con orgullo a su mejor amiga.

— ¡No me canso de decir que Uma es la mejor! —Comentó Harry, quitándose el casco y arrojándolo al suelo para acto seguido bajarse de la moto, muy feliz.

— ¿Y se puede saber en dónde estamos, exactamente? —Preguntó la bruja del mar, deshaciéndose del casco y descendiendo del vehículo con elegancia.

—Pues en casa... —Mintió la descendiente de Regina, señalando un cartel que había en aquel terreno, usó su magia para cambiar lo que aquel cartel decía y también chasqueó sus dedos para asegurarse de que aquella propiedad estuviera vacía. —Será mejor que entremos ya. —Habló feliz y orgullosa.

—Creí que anhelabas un castillo pero... Esto no está nada mal. —Confesó la pirata, impresionada.

—Esto fue más rápido de lo que pensé... —Dijo Jay, mirando a su alrededor antes de seguir a su mejor amiga.

— ¡Sí, Uma es la mejor! —Repitió el rubio y fue tras la princesa malvada.

—Me encanta. —Susurró De Vil antes de ir tras la VK. —Al fin tienes tu propio castillo, E.

—Solo es un castillo pequeño. —Se justificó Evie, haciendo un gesto para restarle importancia al asunto.

— ¡Es genial! —Chilló la chica de cabello azul mientras caminaba hacia la entrada. —Quería conseguir este lugar desde hace rato pero nos enviaron a la Isla.

—Haremos que Audrey entre en razón, ella no volverá a meternos ahí. —Prometió la pirata, aunque pensar en la hija de Aurora le dolía. —Esto... de verdad no está nada mal, Hook. —Insistió, mientras se dirigían hacia la entrada de la casa.

—Se ve lindo. —Dijo el chico del garfio, sin dejar de observar a su alrededor, hasta que se abalanzó sobre Jay para bajarle los pantalones sin siquiera pensarlo dos veces. — ¡La venganza, amigo!

— ¡Hey! ¡El único que le baja los pantalones a Jay soy yo! —Exclamó el pecoso, riendo sin poder evitarlo, mientras se acercaba hacia él. —Ya vieron que tú cobra está despierta, mi amor. —Susurró en su oído.

—Por los siete mares. —Dijo la chica de cabello turquesa, luego soltó una carcajada al ver la ropa interior del VK, además de que él tenía una erección. — ¿¡En serio tienes lámparas en tus bóxers!? ¡Oh, vamos! ¿Qué más tienes? ¿Bóxers con la cara del genio? —Se burló, divertida.

— ¡Loco! —Masculló el descendiente de Jafar, soltó una carcajada. — ¡Piratita, me las vas a pagar! —Aseguró y lo señaló con un dedo mientras se subía los pantalones.

— ¡Eso fue divertido! —Habló Gil y soltó una risita tierna. — ¡Hazlo conmigo, Harry! ¡Mal no está aquí para atraparnos! —Pidió, entonces el primer oficial corrió hacia él para bajarle los pantalones.

— ¡Todos caerán ante mí! —Prometió Hook antes de reírse de manera perversa.

— ¡Sí! —Gritó Gil, feliz. — ¡Esto es muy divertido! —Exclamó, pero en ese momento Jay aprovechó la oportunidad para bajarle los pantalones al chico del garfio.

— ¡La venganza, amigo! —Repitió el joven ladrón para luego reírse.

—Pero qué rayos... —Habló Evie, luego se llevó la mano a la cara. —Por todos los espejos mágicos... —Murmuró, dándose cuenta de que Carlos estaba de espaldas, por lo tanto usó su magia para bajarle los pantalones y luego se hizo la desentendida.

— ¡Oye! —Protestó el chico de cabello blanco y negro, girándose para ver a su mejor amiga. — ¡Chicos contra chicas! —Sugirió, mientras Uma reía sin parar hasta que oyó eso.

— ¡Atrápennos si pueden, bacalaos tarados! —Los desafió la brujita del mar, quien tomó la mano de Evie y su collar comenzó a brillar, causando que ambas fueran rodeadas por humo de color turquesa; siendo teletransportadas hacia el interior de la casa.

— ¡A ver si nos alcanzan, tarados! —Les gritó la princesa malvada desde la ventana antes de cerrárselas en la cara. — ¡Somos bien divas!

— ¡No van a poder entrar hasta que los dejemos hacerlo! —Se burló la hija de Úrsula, miró a la otra VK antes de chocarle los cinco. — ¡Somos muy perras! ¡Lo hicimos! —Exclamó, muy feliz.

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  Al día siguiente, un helicóptero llegó a la Isla de los Perdidos.

—Esto será muy rápido: abres la barrera, sacamos a las chicas y nos vamos. Ya no podemos correr más riesgos. —Habló el primogénito de Mulán, mirando a la joven que la acompañaba, quien asintió y abrió la puerta del vehículo. Ella recitó un encantamiento que abrió un agujero en la barrera y dejó caer la escalera para entonces descender por la misma hasta que aterrizó en el puente  roto.

— ¡Hey! ¡Las veo! —Gritó la joven hechicera, dándose cuenta de que sus amigas estaban a tan solo unos metros de ella. — ¿Me extrañaron? ¡Vengan, vamos a sacarlas! —Dijo, feliz de volver a verlas.

— ¡Iremos a casa! —Masculló Rosie, ilusionada.

— ¡Alex! —Exclamó Lonnie antes de comenzar a correr junto a las demás, ella fue la primera en abandonar la Isla, le dio un abrazo a la recién llegada. —Al fin llegaste, me alegra tanto verte. —Mencionó, ansiosa por estar a salvo, comenzó a subir las escaleras hacia la entrada del helicóptero.

— ¡Libertad, allá vamos! —Dijo la pequeña hada una vez que salió de aquella prisión, miró a su alrededor y respiró hondo antes de seguir a su pareja hasta que ambas llegaron a la puerta del helicóptero y el descendiente de Mulán las ayudó a subir.

— ¡Llegó el rescate! —Dijo el joven guerrero antes de abrazar con fuerza a su hermana. —Vine por ti, mi heroína de mil batallas.

— ¡Shang! —Alzó la voz Lonnie, aferrándose a él. —Te extrañé tanto, creí que no volvería a verte.

— ¡Prima! —Dijo la hija del mayor Mason, mirando a su pariente desde el interior de la barrera. —Me alegra que puedan irse...

— ¿De qué hablas, Car? —Cuestionó la hechicera de la familia Russo, confundida. —Salgan ahora, las dos, no tenemos tiempo que perder. —Dijo con seriedad.

—No puedo hacerlo, Alex. Si salgo, lo que el ámbar me hizo me afectará y no tardaré en morir, pero... si me quedo aquí; estaré a salvo. —Explicó su pariente, con los ojos llenos de lágrimas, luego se giró hacia su mejor amiga y tomó sus manos. —Ro, tienes que irte, vive tu vida. Sé feliz, ve a gobernar Costa Luna, pasa tiempo con tu madre; yo siempre estaré en tu corazón.

—No... No quiero irme sin ti... No puedo hacerlo... —Murmuró la reina de Costa Luna, presionando suavemente sus manos mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. —No voy a dejarte aquí... —Exclamó, temiendo por lo que pasaría si la dejaba sola.

—Sí puedes y lo harás, es lo mejor. Tu pueblo y tú familia te necesitan. Te dedicas a salvar princesas, no dejes de hacerlo. La mejor manera de rescatarme es dejar que me quede aquí, bonita. —Intentó persuadirla su mejor amiga, a pesar de que tener que separarse de ella le dolía. —Además, Yen Sid cuidará de mí, no debes preocuparte. Por favor vete.

—No Car, no quiero... No puedo irme sin ti. —Replicó la descendiente de la ex reina Sophia, quien bajó la vista con tristeza. —Te necesito a mi lado para hacer grandes cosas. —Dijo, tratando de no llorar.

—Hey, hay más personas que te necesitan, ¿ok? Te salvé dos veces, es hora de que tú me salves. Tienes que hacer lo que es correcto. —Exclamó Carter, quien ya estaba llorando, pero sabía que sobreviviría. —Rosie, tú perteneces a Costa Luna, no a la Isla. Yo voy a estar bien, ahora deben irse, por favor. —Susurró, su mejor amiga la abrazó, gesto que la chica de Luisiana correspondió y luego de unos segundos se apartó. 

—Car, por favor dile a mis hermanas y a papá que lamento irme sin despedirme de ellos. —Pidió Jane, su novia la abrazó.

—Esas cosas duelen... —Comenzó a hablar Shang.

—Me destroza el corazón que deban separarse. —Los interrumpió Audrey, que acababa de aparecer, apuntó al helicóptero con el Ojo de Dragón y disparó un rayo hacia el mismo; que apenas lo rozó. Los miró con profundo desprecio a cada uno antes de gritar—: ¿¡Pensaron que los dejaría huir tan fácilmente!?

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