Capitulo 25: ❝Planes malvados❞ [Parte 1]

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  Mal seguía estando profundamente dormida en su celda en el calabozo pues la hipnosis era fuerte, se removió, estando incómoda en el suelo pues las pesadillas continuaban atormentándola y ella no era capaz de abrir los ojos; no podía escapar de aquella tortura, pero se la merecía.


 Maléfica bajó al calabozo, teniendo un plan en mente, se metió en la celda en la que había encerrado a su descendiente.


Bestia... Levántate ahora. —Gruñó la villana, enseñando los dientes con furia esperando a que Mal obedeciera, la muchacha despertó sobresaltada de aquellas horribles pesadillas y se incorporó; gimiendo de dolor debido a su cuerpo herido, se abrazó a sí misma e inspeccionó a su alrededor, desconfiada y confundida.


— ¿El bastardo que me abandonó cuando era bebé ya se ha marchado de nuevo? No me sorprende. —Exclamó la VK al ver que solo su progenitora estaba frente a ella. — ¿Qué quieres, madre? —Dudó, extrañada, pues generalmente aquella mujer la dejaba ahí por días enteros.


—Vine a reconocer que aunque seas una estúpida de mierda... —Comenzó a hablar la emperatriz del mal, su hija suspiró hondo al escuchar aquel insulto y entonces la adulta le sonrió de manera perversa. —...eres una muchacha muy mala. —Finalizó, caminando hacia la menor hasta quedar frente a ella, quien la miró con una ceja alzada.


—Pues sí, me has criado para que lo sea. —Reconoció Mal, tragó saliva con dificultad, poniéndose nerviosa al tenerla tan cerca de nuevo. —Y aún así no estás orgullosa, supongo que me lo merezco. —Añadió, su madre la tomó de las mejillas con fuerza.

—Pero no es suficiente... Aún no eres lo suficientemente mala, Mal... Te falta mucho para estar a mi altura. —Protestó la villana, enseñándole los dientes a su descendiente mientras que sus ojos comenzaron a brillar, desafiándola. —Esto no se puede quedar así Mal...


—Empiezo a pensar que jamás será suficiente. —Murmuró la joven de cabello morado, sus ojos también comenzaron a brillar, aceptando el desafío de su progenitora. — ¿Qué más quieres de mí? —Cuestionó.


—Quiero que seas perversa, Mal. —Respondió Maléfica, sonriendo de manera cínica y despiadada. — ¡Quiero que destruyas todo! ¡Quiero que lo incineres todo! ¡Quiero que le demuestres al mundo de lo que eres capaz, Mal! —Prosiguió, alejándose de ella y alzando las manos.


—Ser perversa... —Repitió la muchacha con una sonrisa malvada que se desvaneció al escucharla continuar. —No, yo no quiero incinerar todo, yo no quiero volver a ceder ante el dragón; ¡la última vez que lo hice papá casi me mata! —Gritó alterada, temiendo de lo que era capaz de hacer, su madre se le acercó y le levantó el mentón con su mano derecha.


—No vas a ceder ante nada... La última vez terminaste así porque eras una incompetente incapaz de dominar mis genes... —Le recriminó la mujer para luego acariciarle la mejilla por primera vez en su vida, ocasionando que la menor se estremeciera ante el extraño contacto físico ya que no estaba familiarizada con eso. —Pero eso ya no volverá a pasar... Tú vas a dominar a ese dragón y vas a quemarlo todo por tu propia voluntad. —Afirmó.


— ¡Eso no fue mí culpa! ¡Estuve encerrada aquí por diecisiete años! ¿¡Cómo pretendías que lo dominara!? —Se quejó la chica de cabello morado, quien esquivó la penetrante mirada de su madre para continuar hablando—: N-no, yo n-no quiero quemar nada por mí propia voluntad, ya no quiero herir a nadie más. —Tartamudeó, nerviosa.


 La villana la fulminó con la mirada y apretó los dientes.


— ¿No quieres herir a nadie? ¿No quieres lastimar a la hija de Aurora y hacerla cenizas? —La cuestionó la emperatriz del mal, sus ojos todavía brillaban. — ¿No quieres acabar de una buena vez con lo que empezaste?


—Audrey... —Susurró Mal, recordando a esa princesita primorosa que le había quitado todo, que se había llevado a Dizzy. —Quiero destruirla, esa maldita perra se lo merece. Necesito acabar con esto. Anhelo terminar con ella, es la única que falta. —Dicho esto, apretó los puños al pensar en ella y sus ojos brillaron aún más, en ese momento su progenitora volvió a acariciar la mejilla de su descendiente.


—Esto es una guerra, Mal... Una de las dos saldrá muerta... Tú... O ella... —Continuó hablando la mujer, sonriendo perversamente mientras todavía seguía acariciando la mejilla de su hija. — ¿O dudas de que alguien que toque mi cetro no va a pensar así? —La interrogó, mirándola a los ojos.


— ¡La única que acabará muerta será ella! —Masculló la joven de ojos verdes, furiosa, apretando más los puños. — ¿¡Quién se cree que es para tener tu cetro!? ¡El Ojo de Dragón era mi herencia, no suya!


—Sí, Mal... Tu herencia... —Concordó su progenitora, sonriendo con maldad sin dejar de acariciarla, su descendiente ya no se estremecía ante el contacto; así que la mujer se acercó a su oreja. —Tienes que incinerarla Mal... Debes demostrarle a todos que no eres mi hija por gusto... —Murmuró en su oído, sabiendo perfectamente lo que estaba haciendo.


—Recuperaré lo que me pertenece. —Aseguró la adolescente, sonriendo con malicia al pensar en la satisfacción que sentiría cuando concretara aquella meta. —Incinerar a Audrey... Suena tentador. Les demostraré a todos lo orgullosa que estoy de ser tu descendiente.


—Tú y yo vamos a idear un plan Mal... Un plan nunca antes visto... —Dijo Maléfica, mirándola a los ojos, entonces le sonrió. —Si ella quiere ser mala... Pues conocerá la peor maldad de todas. —Añadió.


—Sí, crearemos un plan para deshacernos de ella para siempre y recuperar lo que nos pertenece. —Accedió su hija, convencida. —No tiene idea de lo que le espera. —Finalizó, entonces la villana rodeó a la joven con sus brazos y la pegó a su pecho. Mal frunció su ceño al recibir aquel abrazo pues no estaba acostumbrada a ellos, pero le correspondió de todas maneras.


—Esto es lo que más he querido escuchar en toda mi vida, Mal... —Habló la emperatriz del mal, sonriendo con malicia, pues todo iba según lo esperado. —Vamos arriba, pequeño dragón malvado... ¡Vamos a planear cómo el mundo caerá en un caos inigualable! —Dijo mirándola a los ojos, ni siquiera ella misma podía creer que estaba dando amor de alguna manera, tomó la mano de su hija y la observó con sus ojos verdes fosforescentes. —Larga vida al mal... —Murmuró y soltó una carcajada llena de maldad antes de comenzar a caminar de la mano con la menor.


—Sí, vamos a hacerlos caer uno por uno... —Susurró la joven, entrelazando sus dedos con los de su madre, sus ojos brillaron más cuando ella la miró. —Larga vida al mal. —Repitió antes de reírse con malicia y salir de la celda, luego comenzó a avanzar junto a ella hacia la salida del calabozo.


—Estoy sintiéndome raramente orgullosa de ti, bestia. —Exclamó la villana, sin siquiera mirarla, pues estaba ocupada pensando en el gran plan siniestro que ejecutaría a la perfección; mientras caminaban por el pasillo. —Así es como deberías de haber sido siempre...


— ¿De verdad lo dices, madre? —Dudo la menor, sorprendida, mientras caminaba a su lado. —Y así es como seré siempre en cuanto seamos libres de nuevo... Ya no te decepcionaré. —Afirmó.


—Te lo aseguro, pequeño dragón malvado. —Concordó Maléfica, luego soltó una risita llena de maldad. —Estoy muy orgullosa de que al fin entiendas que eres mala... Muy mala, Mal... —Añadió cuando llegaron al final del pasillo y subieron las escaleras, sin soltarse las manos.


—Me hace muy feliz saberlo. —Admitió Mal, sonriendo. —Sí, soy mala de corazón, soy mala desde la cuna. —Dijo mientras subía los escalones junto a su madre.


—De algo sirvieron tantos golpes y tantos maltratos, bestia, sirvieron... —Murmuró la mujer, una vez que llegaron a la sala de estar de su hogar, todos sus esclavos -incluido su fiel sirviente Diaval- las miraron sorprendidos y shockeados. — ¿¡Qué miran inútiles!? ¡Largo de aquí! ¡Los mataré a todos! —Alzó la voz y todos los curiosos abandonaron el lugar más rápido de lo que Aurora se pinchó el dedo con la rueca maldita.


—Sí, supongo que tanto maltrato fue necesario. —Le dio la razón su descendiente cuando volvieron a la sala de estar y ella soltó una risita cuando escuchó como su madre espantaba a todos sus vasallos con aquel grito. Una vez que estuvieron solas, caminaron por la habitación y subieron los dos escalones que las llevaban hacia el trono, en donde Maléfica tomó asiento mientras que su descendiente se sentó en uno de los escalones y giró la cabeza para mirar a la adulta. —Ahora, ¿qué haremos para recuperar lo que nos pertenece, madre? ¿A quién manipularemos?


—Lo primero que vas a hacer ahora mismo es ir a ver a esa banda de niñas de Auradon, estoy más que segura de que a ese bando de niñitas las vendrán a rescatar, Mal... —Habló la villana, con una sonrisa perversa. La chica de cabello morado sonrió al oír aquello.


— ¡Veré a Carter de nuevo! —Chilló la menor, emocionada, pero luego se odio a sí misma por ser tan impulsiva. —Digo, ¡ay qué calvario tener que ir a ver a esas estúpidas! ¡Ya deseo que se vayan de una vez por todas! —Se corrigió velozmente. Su madre frunció el ceño al escuchar todo eso e hizo una mueca de asco.


—Como también sé que seguramente tus amiguitos andan con ellas, ya que Regina anda como loca buscando a Evie al igual que Cruella a Carlos por el supuesto "perro" que hay aquí en la Isla... —Prosiguió la emperatriz del mal, haciendo una mueca de asco, además de que odiaba ser interrumpida. Su hija frunció su ceño al escuchar eso.


— ¿Crees que Evie, Carlos y Jay estén con ellas? —Inquirió la joven, haciendo una mueca de disgusto. —Eso sí es extraño.


—Por supuesto que esos mocosos estúpidos estarán allí... Después de todo estamos hablando de ratas escurridizas como ellos y de niñas de buen corazón como lo son esas estúpidas de Auradon. —Gruñó su madre, puso los ojos en blanco y luego la señaló con una sonrisa bastante perversa en su rostro. —Así que tú, Mal Igna, irás a averiguar muy bien cuando es que esa banda de desgraciados huirán de aquí. —Finalizó, su descendiente asintió con la cabeza.


—Ay, no son tan ratas, sí lo fueran no serían mis amigos. —Mintió la joven. —Sí, madre, lo haré. ¿Qué más necesitas que haga por ti? —Afirmó la VK, estando segura de que lo lograría, pues después de todo sacar información a esa gente no podría ser tan difícil.


—Por ahora sólo vas a hacer eso... Si funciona y averiguas vendrás aquí, sino, ven también, estoy muy lista para lo que venga... Porque a mi nadie me subestima, bastardos. —Dijo la villana para luego soltar una carcajada malvada, luego le señaló la puerta de salida a su descendiente, comenzando a impacientarse. —Ve ahora bestia, ve y manipulalos a todos, haz como te enseñé; mi pequeño dragón malvado.


—Sí, lo haré madre, te haré sentir orgullosa. —Accedió Mal, asintiendo con la cabeza, luego se levantó y abandonó el Castillo de las Gangas para irse a su nuevo destino. Una vez que estuvo fuera de su hogar, sonrió al reconocer el perfume de Jane. —Esa hadita no puede esconderse de mí por mucho tiempo. —Dicho esto, comenzó a escabullirse entre los callejones, rastreando aquel olor tan particular.


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Everybody see my sunny, everybody see my shine, but, they don't know my story, they don't know what's on my mind. —Tarareo la VK mientras caminaba entre los callejones en los que se metía para llegar mucho más rápido a cualquier lugar que ella deseara. —I carry on like a dragon princess, but man I've got 'em fooled, 'cause underneath my business, I am cold, I'm hard, I'm cruel.


Never gonna put a spell on me, never ever gonna bring me back, never gonna make me be somethin' I'm not because I'm evil. —Exclamó la ojiverde cuando finalmente salió de los callejones que la dejaron en la esquina de la casa del padre de Jane, corrió hasta llegar a la puerta principal y la golpeó varias veces. —Tell the people I'm evil, open your eyes, I'm all a disguise... —Murmuró mientras esperaba a que alguien le abriera.


— ¡Carter siempre tiene que rescatar princesas, Carter siempre debe estar despierta en el helicóptero del trabajo, Carter siempre tiene que hacer todo! ¡Siempre yo! ¡Ya voy, estoy yendo, ya voy! —Gritó la Consejera Real desde el interior de la casa, ya que Jane y Lonnie estaban con las hermanas de la pequeña hada en su cuarto, Carlos y Jay estaban con Evie en otra habitación, mientras que Rosie descansaba al igual que Yen Sid. Al escuchar su voz, Mal se puso nerviosa y se arregló el cabello, pues no quería que ella viera las marcas de ahorcamiento que Maléfica le había dejado. La morocha estaba cómodamente recostada en el sofá, leyendo su diario, el cual tuvo que guardar y levantarse de mala gana para ir a atender; abrió la puerta. —Pero que... Hola, dragoncita... —La saludo algo sorprendida, la recién llegada la observó de arriba hacia abajo y viceversa.


—Hola Car. —Dijo la Princesa del Inframundo, sonriendo. La agente del PPP solo se limitó a parpardear varias veces y a tragar saliva con dificultad. —Vine a verte, espero que no te moleste.


—Mal... Me viniste a ver. —Murmuró la joven hechicera, observando de arriba hacia abajo a la recién llegada, entonces le sonrió. —No sé si sea bueno que pases pero de todas maneras hazlo. —Dicho esto, se hizo a un lado para dejarla entrar.


—Sí, claro que sí, ¿crees que no te extrañaba? Además quería que me vieras en persona para que supieras que estoy bien, digo, no es como si te estuviera obligando a preocuparte por mí, cuando sé que dije unas cuantas mentiras ¡pero lo hice para protegerte! —Habló la ojiverde rápidamente antes de entrar a la casa, la mejor amiga de Rosie cerró la puerta cuando ella ingresó y la miro como una estúpida enamorada, sonriendo. —Yo no quería que mis padres te hicieran daño, por eso mentí, mi hechicerita... —Se apresuró a aclarar.


—Estaba preocupada por ti, ¿te lastimaron? —Preguntó Carter, inspeccionándola con la mirada en busca de algún rasguño en su cuerpo pero no podía ver por la ropa que la villana llevaba, suspiró hondo. — ¿Tu madre te pegó?


— ¿Estabas preocupada por mí? —Repitió la chica de la Isla, shockeada, se acomodó el cabello; dejando al descubierto su cuello lleno de marcas. —Lo que me hicieron no importa, pero... espero que ya no suceda. —Dijo y bajó la mirada, avergonzada. Cuando la morocha las vio, se llevó ambas manos a la boca, horrorizada.


— ¡Dragoncita! Te hicieron mucho daño. —Le llamó la atención la mejor amiga de Rosie, acercándose para ver mejor sus heridas, las cuales acarició con cuidado; sintiendo ganas de curarlas a besos dulces. —Demonios Mal... No puedes estar cerca de esa mujer, te va a matar.


—Sí pero no quería que te enteraras. —Susurró la joven de cabello morado y gimió de dolor cuando ella empezó a acariciar sus lastimaduras. —Auch, me duele, pero... no tengo otra opción, Car. No tengo a dónde ir. —Añadió, haciendo una mueca de dolor.


  En ese momento, alguien bajó las escaleras para dirigirse hacia la cocina, pero notó a la pareja y frunció su ceño.


—Mal... —La llamó la chica de cabello azul y se dirigió hacia ambas para entonces apartar a Carter de su camino, separándolas de manera brusca. La villana se sobresaltó al oír aquel llamado de su mejor amiga. — ¿¡Qué mierdas haces aquí, maldito monstruo!? —Le gritó.


—Hola Evie... —La saludo la descendiente de Maléfica, poniéndose nerviosa. —...vine para ver a Car, ¿qué haces tú aquí?


— ¡No te importa, estúpida! —Alzó la voz la hija de Regina, estando tan furiosa que la tomó del cuello de su chaqueta. — ¡No te quiero ver en mi puta vida Mal! ¡Eres un maldito monstruo!


— ¡Evie! —La regaño la agente del PPP, tomándola de la cintura e intentando separarla de la otra chica de la Isla. — ¡Deja a Mal! ¡Ella no te hizo nada!

— ¡Claro que sí lo hizo! —replicó la princesa malvada. — ¡Por su culpa hice la mayor estupidez de mi vida! —Volvió a gritar y empujo a la Princesa del Inframundo.


—E, claro que me importa, eres mi mejor amiga... —habló la ojiverde en voz baja, sorprendiéndose cuando la VK la tomó del cuello de la camisa, pero sabía que se lo merecía. Era consciente del daño que le había causado a ella y a los chicos. — ¡No digas eso! ¡No quiero ser un monstruo! ¡Y perdóname por todo lo que te hice en Auradon, no sabía lo que hacía! ¡Me arrepiento de todo el daño que causé! ¡Pero lo hice por nosotros, por nuestras vidas, por las vidas que teníamos allá! No quería que perdamos todo lo que conseguimos con tanto esfuerzo... —Se disculpó, apenada.


— ¡Cállate, Mal! ¡No soy nada tuyo! ¡No soy tu mejor amiga ni nada por el estilo! ¡Te odio, maldito monstruo! ¡Eres lo peor que existe! —Alzó la voz la chica de cabello azul, volviendo a empujarla, pues no quería tenerla cerca. —Esto es para que te quede claro que me importas una mierda, Mal Igna.


—E, solo escúchame por favor... Evie, lo siento tanto, lo lamento, yo solo... yo creí que... Estaba asustada de... Creí que iba a perder a mi mejor amiga; pero tenía que hacer algo, tenía que proteger a Rosie. —Suplicó la chica de cabello morado mientras se dejaba empujar, sus ojos se llenaron de lagrimas al oír sus palabras tan hirientes.


—Deshipnotizar a Rosie fue tu idea. —gruñó la princesa malvada. —Y ahora la perdí por tu culpa, Mal, porque ¿desde cuándo ella se volvió tu prioridad? ¿Desde que me diste la espalda a mi, a Carlos y a Jay? ¿Desde que te convertiste en un monstruo?


— ¡Ella no es mi prioridad, mi prioridad eres tu! —replicó la hija de Maléfica, dolida. —Y tienes razón, me convertí en un monstruo, ¡pero lo hice por nosotros, por las vidas que teníamos allá en Auradon! No quería que perdamos todo lo que conseguimos con tanto esfuerzo... Pero lo arruine todo cuando fui a Auroria. —Se lamentó, sintiéndose culpable.


— ¿Por nuestras vidas? ¡Es un poco tarde para eso, nuestras vidas ya se arruinaron de nuevo y ahora solo empeorarán! —masculló Evie, señalando la distancia entre las dos VKs. — ¿¡Y qué hay de la pequeña que dejamos atrás en el reino!? ¿¡Qué hay de Dizzy!? ¿¡Mi hermanita menor a la que prometimos no abandonar y eso fue exactamente lo que hicimos cuando tuvimos la maldita oportunidad!? ¡Éramos su única oportunidad de huir y fuimos demasiado egoístas como para recordar su existencia!

 La chica de cabello morado solo escuchaba la decepción en su voz, sabiendo que había ido demasiado lejos, pero no era la única que se había equivocado; aunque si era la única que estaba lista para confesarlo en voz alta.


— ¡Creí que ibas a defenderla, pero solo le mentiste! —prosiguió la princesa malvada, señalándola con el dedo. — ¡Y le mentiste a Jay, le mentiste a Carlos, me mentiste a mi! ¡Ya no somos tu familia! —afirmó, decepcionada, mientras ahora se apuntaba hacia ella misma y negaba con la cabeza.


—Evie. —la llamó Mal, pero la otra VK solo negó con la cabeza y le dio una bofetada, provocando que la primera se quedara shockeada. La descendiente de Regina le dio un codazo a la morocha para que la soltara y una vez que fue libre, se giró para dirigirse hacia las escaleras. — ¡Evie, por favor! ¡No tenía opción! —insistió, dirigiendo su mano hacia su mejilla adolorida, mientras la veía subir los escalones hasta que llegó al segundo piso y desapareció de su campo de visión.


  Mal había perdido a Evie para siempre.


 Carter la vio alejarse, sintiendo ganas de asesinarla por todo lo que había hecho, pero ahora debía consolar a su chica; que había comenzado a llorar sin siquiera darse cuenta de eso.


Dragoncita... no llores, Evie se dará cuenta del error que cometió, ella solo está herida por todo lo que pasó entre ustedes; pero ella entenderá que fue demasiado lejos con esas palabras tan hirientes... aunque tenga que golpearla varias veces para hacerla comprender lo estúpida que es. —murmuró la joven hechicera, caminando hacia ella y acariciando su rostro con dulzura para luego rodearla con sus brazos, transmitiéndole todo su amor. —No llores, ella ya se dará cuenta de que eres una chica fantástica, mientras tanto yo estoy aquí para ti; mi amorcito. —añadió en su oído mientras le daba suaves caricias en la espalda para intentar calmarla.


—Car... Ella ya se dio cuenta de que soy un monstruo, cariño, ya no hay vuelta atrás. E tiene razón, soy un monstruo pero no quise convertirme en uno, ahora ella me detesta. —Sollozó la ojiverde, correspondiendole el abrazo con fuerza. —Yo también te amo, por eso necesito que tú y las demás se vayan de aquí, así estarán a salvo...

—Te juro que la haré abrir los ojos Mal... Te amo, tú no eres ningún monstruo, eres una chica maravillosa, a veces eres muy testaruda e impulsiva, pero también eres hermosa y estás un poco lastimada; pero a pesar de eso eres un ser hermoso, Mal. Si no lo fueras, entonces yo no estaría tan enamorada de esos preciosos ojos verdes que reflejan tu alma. —Murmuró Carter, mirándola a los ojos y dándole un corto beso, el cual fue correspondido por la villana pero la primera se apartó para tomar sus manos y continuar hablando—: Te amo Mal, tu no eres ningún monstruo... Eres el brillo de mis ojos, dragoncita... Eres una chica demasiado valiente... —Dicho esto, volvió a unir sus labios, expresando así todo el amor que sentía por la VK.


—No la harás cambiar de opinión, Car, tiene que darse cuenta por sí misma... Yo también te amo, bonita, te amo infinitamente y eso nada ni nadie lo va a cambiar. —Susurró la villana, entrelazando sus dedos mientras la escuchaba decir cosas tan hermosas de ella. —Te amo tanto, te amaré para siempre. —Añadió antes de corresponderle el beso de manera dulce, se apartó luego de unos segundos, pero la morocha volvió a unir sus labios por solo unos cuantos instantes..


—Ella lo hará Mal. —Aseguró la descendiente del mayor Mason, dándole otro beso que fue correspondido. —Y nosotras vamos a ser felices... Tú y yo vamos a tener un lindo final feliz, mi amor... —Añadió, enroscandole las manos en el cuello.


—No estoy segura de eso, cariño. —Replicó la ojiverde, negando con la cabeza, pues la princesa malvada estaba demasiado enojada con ella. —Sí, nos merecemos ese final feliz, pero no lo tendremos si estamos aquí.


— ¿Y qué importa si estamos aquí? La vida es una sola, debemos vivirla. —Exclamó la morocha, ladeando la cabeza, le dio un beso en la punta de la nariz. —Y es por eso que hoy por la noche voy a ir a verte Mal... Esté o no esté tu madre, dragoncita... Quiero curarte todas esas heridas que tienes mi amor... Quiero demostrarte que no me importa lo que piensen los demás de ti... Que tú eres mi dragoncita hermosa y perfecta... Y nada va a cambiar mi amor por ti... —Susurró, juntando su frente con la de su chica y mirando esos preciosos ojos verdes que tanto adoraba.


—Es peligroso que vengas, Car. —Le advirtió Mal, aunque sabía que sus palabras no detendrían a la agente del PPP, la conocía perfectamente y sabía que haría lo que quisiera cuando quisiera; no tenía caso intentar convencerla de lo contrario, a pesar de que la preocupación la invadía. —No es necesario que me cures, va a ser en vano porque tarde o temprano ella me lastimará de nuevo. —Masculló e hizo una mueca.


—Y si te hiere de nuevo, entonces te curaré todas las veces que sean necesarias, pero ni ella ni nadie va a lograr que me vuelva a alejar de ti. —Dijo Carter, segura. —No sabes cuanto te he extrañado todo este tiempo. —Dicho esto, la abrazó con fuerza.


—Yo también te he extrañado muchísimo. —Aseguró la Princesa del Inframundo, correspondiéndole el abrazo con fuerza. —Debería irme ya, no quiero hacerlo pero... tengo que hacerlo antes de que alguien más venga a gritarme.


—Espérame hoy Mal... —Pidió la morocha, separándose de ella pero dándole un último beso, luego caminó hacia la puerta para abrirsela. —Ve con cuidado... Y manda a tu madre a verse con alguien, aunque igual voy a ir... —Insistió.


—Lo haré, preciosa. —Accedió la villana y salió de la casa cuando ella le abrió la puerta principal, todavía mirándola. — ¿Y a dónde quieres que la mande? ¿Con mi padre? Ella no me hará caso. —Replicó, negando con la cabeza mientras ella comenzaba a alejarse.


—Te amo Mal... —Exclamó la Consejera Real de Rosie, lanzándole un beso.


—Te amo más, Car. —Dijo la VK antes de meterse en los mismos callejones que había recorrido antes.


 La morocha todavía sonreía cuando una ráfaga suave de viento la hizo estremecer y negó con la cabeza.


—Ya basta Gale, no iré a ningún lado contigo, no quiero preocupar a Rosie. —Le habló la muchacha, dirigiéndose hacia el viento, luego cerró la puerta de la casa y camino hacia la sala de estar. —Mh, podría descansar aquí, necesito una siesta para recuperar energías si hoy no voy a dormir mucho al estar con mi dragoncita. —Dicho esto, se recostó en el sofá y saco su diario íntimo del bolsillo interior de su chaqueta, lo abrazó y cerró los ojos; quedándose dormida unos minutos después.


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  Cuando Mal ingreso al Castillo de las Gangas, suspiró hondo.


— ¿Madre? —Llamó la recién llegada, encontrando a la mujer sentada en su trono. — ¡Ya volví!


— ¡Demoraste, Igna! —Exclamó la adulta, lanzando contra la pared una taza vacía que tenía en la mano, la joven simplemente lo ignoró pues ya estaba acostumbrada a ver esas reacciones en su madre; quien le hizo una seña para que se le acercara. — ¿Y bien? ¿Qué pasó?


—Tenía que tardar, debía ser convincente. —Se excusó la VK, caminando hacia ella obedientemente, pero no subió las escaleras pues no quería estar tan cerca de su madre. —Lo que pasó es que ¡me patearon el trasero apenas llegué! Ugh, que descaradas, ¡y además me gritaron un montón de cosas! Pero no saben cuándo demonios vendrán a buscarlas, esas inútiles no sirven para nada. —Mintió, ignorando que tenía labial de Carter por toda su boca, la emperatriz observó aquel detalle con atención al percatarse de ello.


—Límpiate la boca Igna, tienes pintalabios. —Gruñó la mujer, llevándose una mano al puente de la nariz y soltando un suspiro.


— ¿Que yo qué? —Dudó la chica de cabello morado, frunciendo su ceño antes de limpiarse la boca con la mano, estando avergonzada ya que sabía que su madre no iba a dejar pasar esta situación.


—No me engañas Mal, estuviste con alguien y no averiguaste nada. ¡Incompetente! —Alzó la voz la villana, enojada y teniendo ganas de estrangularla de nuevo, pero se contuvo. —Sin embargo... Yo ya sabía que no ibas a averiguar nada. Por eso me quedé aquí esperando a que llegaras, Igna... Ven, ven aquí ahora, bestia... —Replicó, haciéndole un gesto con la mano.


— ¡Sí lo intenté, madre! Pero no me dijo nada y luego Evie apareció y me gritó que soy un monstruo y que ya no quiere volver a verme. —Se justificó la menor, quien hizo una mueca mientras avanzaba hacia ella, pero nuevamente evitó subir las escaleras; de hecho se acercó hasta que lo único que las separaba era la distancia entre el trono en el que su progenitora estaba sentada y la baranda que había entre ambas.


—Entonces solo hablaste con una persona... Y te besuqueaste con ella y no averiguaste nada... ¡Mereces una paliza, Mal! —Grito Maléfica, incorporándose de su asiento y tomándola del cuello, mirándola con atención. — ¡Si el plan dependiera de ti estaríamos metidas en esta Isla toda la vida!


— ¡Es que solo vi a esas dos personas! -Se contradijo la VK, sintiéndose mas nerviosa que antes.  — ¡No, madre, por favor no! Suéltame, por favor, mam... —Rogó, asustada, colocando ambas manos sobre los brazos de la villana; tratando de liberarse aunque sabía que sus esfuerzos eran en vano.


— ¡No Mal! —Se opuso su progenitora, estrangulándola y zarandeándola violentamente, la menor apenas pudo gemir de dolor pues se estaba quedando sin aire. — ¡No sé qué hacer contigo! ¡Te doy una oportunidad y te aprovechas besuqueandote con alguna puta por ahí! ¡Debería darte una buena tunda! —Le recriminó, zarandeándola nuevamente.


—Ma-madre por favor, n-no volverá a pa-pasar... —Suplicó la ojiverde con la poca voz que logró salir de su garganta. —P-por favor, b-basta... —Insistió, entonces la villana la soltó poco a poco y bajó las escaleras para alejarse de ella, mientras que la VK tosía en el suelo.


—No sé qué mierdas hice para merecer a una estúpida como tú de hija... —Gruñó bajo la villana, repleta de odio y frustración. — ¡Me tienes harta Mal!


—Y yo no sé qué mierda hice para que me odiaras tanto. —Susurró la Princesa del Inframundo, mientras continuaba tosiendo, su progenitora volvió a gruñir y apretó los dientes para luego acercarse a Mal, pensando en acabar con ella. — ¡Ya no me hagas daño, haré lo que sea, madre; lo juro! —Suplicó, aterrada, entonces la mujer se detuvo frente a ella.


Maldita bestia. No sirve de nada golpearte, tú nunca aprendes, Mal... —Masculló la villana, agachándose para tomarla del brazo y levantarla del suelo mientras negaba con la cabeza y la forzaba a subir los dos escalones para obligarla a sentarse en el trono, luego se dirigió hacia el balcón y abrió las puertas del mismo para salir a tomar un poco de aire con el objetivo de calmarse. —No la mates... No la mates... —Habló en voz alta, estando bastante alterada.


  Su descendiente solo bajó la mirada, sintiéndose avergonzada, suspiró hondo y toco su cuello; el cual le dolía mucho, era consciente de que Carter notaría eso así que se mordió el labio inferior, no podría ocultarlo por mucho tiempo.


— ¡Maldito sea el momento en el que tuve una bastarda tan estúpida como ella! —Protestó la emperatriz del mal, llevándose la mano al puente de la nariz, luego entró de nuevo a la sala de estar y se detuvo a unos metros de su descendiente. —Dime Mal, ¿qué ruecas endemoniadas hago con tu estupidez? ¡¿Qué te hago, Igna?! —Alzó la voz, furiosa, entonces comenzó a dar vueltas por la habitación; llevándose las manos a la cabeza. La menor solo la miraba con temor.


—N-no lo sé, madre. —Murmuró la VK, nerviosa. — ¿Dejarme ir a mi habitación con un beso en la frente y una patada en el trasero? —Sugirió y arrugó la nariz luego de decir tal estupidez, pero su madre se volteó y camino hacia ella.


— ¿Quieres una madre amorosa Mal? ¿Quieres que te dé un besito en la frente y te cargue en brazos para llevarte a dormir, pequeño dragón malvado? —Preguntó la villana, manteniendo una expresión expectante delante de su descendiente y haciendo que sus ojos verdes comenzaran a brillar.


—Sí, pero por la manera en la que me miras presiento que eso jamás sucederá... —Susurró la chica de la Isla, sintiéndose intimidada, por lo tanto apartó la mirada y se preparó mentalmente para recibir la peor tortura de todas.


 Maléfica apretó los dientes y gruñó, pensando en eliminar a su descendiente de una vez por todas, sin embargo sabía que necesitaba la confianza de su hija para poder llevar a cabo aquel plan que tenía en mente.


—Como digas, maldita bestia. —Gruñó la villana, haciendo una mueca, luego cargo a Mal en sus brazos. —No sé cuándo carajos te volviste tan grande. —Comentó, reprimiendo una sonrisa, comenzó a caminar hacia el cuarto de la menor.


—Creo que prefiero los golpes a esto que es muy extraño. —Murmuró la menor ante la nueva actitud de su progenitora, por lo tanto se pellizcó a sí misma para asegurarse de que no se había desmayado del dolor y estaba soñando esto. — ¡Auch! Ok, no estoy soñando, estabas muy ocupada odiándome para darte cuenta de cuánto crecí.


 ¿De verdad prefieres los golpes, Mal? —Preguntó la villana mientras caminaba por su hogar con su descendiente en brazos. —Seguramente sí estaba ocupada. -Gruñó, mirándola con sus ojos verdes intimidantes.


—No, no, es que esto... sí es muy raro y no creí que lo harías. —Se justificó la VK, sintiendo algo de vergüenza al decirlo en voz alta. —Pero sí lo estabas. —Concordó y tragó saliva con dificultad, aun procesando lo extraño que era todo esto, cuando se encontraron con los escoltas de Maléfica; quienes observaba la escena shockeados.


— ¿Qué pasó, imbécil? ¿No puedo cargar en brazos a mi hija? —Dudó la villana, furiosa, ella tampoco podía creer lo que estaba haciendo; sin embargo miró de reojo a su descendiente y le sonrió con malicia. — ¡Fuera de mi vista, criaturas inferiores! ¡Ábranme la puta puerta del cuarto de mi hija y luego desaparezcan! —Exigió, uno de los duendes la obedeció y la emperatriz del mal se dispuso a colocar a Mal en su cama, observándola a los ojos.


 La menor se acomodó mejor en su cama cuando su madre la recostó allí, espero a que se fuera, pero ella no lo hizo.


— ¿De qué quieres hablar, bestia? —Cuestionó la adulta, Mal arrugó la nariz cuando escuchó que su madre mostraba interés en ella. — ¿Quieres hablar de tus problemas amorosos con la hija de Aurora? —La interrogó, incorporándose del incómodo colchón solo para cerrar la puerta para tener privacidad, entonces volvió a sentarse en la cama, prestandole atención a su descendiente.


—Sí, debí haberme dado cuenta de que solo me estuvo usando desde que se acercó a mí, yo creí que la estaba usando a ella pero no fue así... —Dijo la chica de cabello morado e hizo una mueca, los ojos de su madre brillaron levemente y luego la villana frunció su ceño, ladeando la cabeza y haciendo otra mueca. —Anda, dime que soy una patética y una estúpida por creer en el amor y esas mierdas, yo sé que quieres hacerlo.


—Te diría que eres una estúpida y te daría una paliza Mal... —Comenzó a hablar la villana, llevándose la mano al puente de la nariz. —Pero ya estoy harta de decírtelo porque no cambias de idea. —Replicó, negando con la cabeza.


—Soy una estúpida y el amor es una mierda. —Le dio la razón la ojiverde para luego soltar un bufido. —Me dejé manipular por ella y me odio por eso.


— ¿Es linda esa estúpida? —Dudó la emperatriz del mal, su hija asintió con la cabeza rápidamente. —Apuesto a que es rubia como su madre... —Sugirió, poniendo los ojos en blanco y luego mirando a la menor.


—Sí, es muy linda, es rubia y tiene una obsesión por el rosa; le encantan las coronas y escucharme gemir... —Empezó a hablar la VK, hasta que se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se mordió el labio inferior. —Y creo que ya tuvimos suficiente charla emocional entre madre e hija. —Añadió, sonrojándose inmediatamente, su madre sonrió con maldad al verla así.


—Supongo que algunas costumbres son hereditarias, aunque nunca te había visto sonrojarte, bestia. —Comentó la emperatriz del mal, agarrando las mejillas de su descendiente con algo de fuerza. —Nunca pensé en hablar de estas cosas estúpidas contigo... Ilusionaste a esa estúpida rosadita, ¿verdad?


—Me acosté con ella para distraerla, claramente, todo fue parte de un plan... —Admitió Mal, mirándola con atención. —Sí, ilusioné a Audrey pero creo que la subestimé porque se escapó antes de que pudiera atraparla cuando nos apoderamos de Auradon, no la vi durante seis meses pero sí intenté buscarla. No funcionó hasta que ella regresó con el cetro. —Explicó e hizo una mueca.


—Que esa mocosa tenga el Ojo de Dragón no es algo muy gracioso... —Masculló la mujer, soltó a Mal mientras pensaba. —Seguramente ella actuó por venganza. Quiso vengarse de ti por todo el dolor que le hiciste pasar... Seguro sabe que mataste a Aurora... —Afirmó, pensando en miles de maneras siniestras para hacer un gran plan.


—Lo siento, sé que debí haberlo protegido, pero nunca pensé que ella lo robaría. —Se lamentó la menor, quien bajó la mirada. —Sí, la hice sufrir mucho... Primero maté a Ben, su ex novio y ex mejor amigo, luego a Aurora, Felipe, Stefan, Leah... Claramente quería vengarse, probablemente se enteró de todo. —Añadió, haciendo una mueca.


—Si hubieras tocado el Ojo de Dragón, ahora mismo yo estaría en Auradon contigo dominando el bien y el mal a mi voluntad. —Le recriminó la mujer. —Tal parece que en esta historia ella es quien me representa y no tú. —Murmuró, sus ojos comenzaron a brillar y ella miró de reojo a su hija.


—Nuestra voluntad. —Se atrevió a corregirla su descendiente, quien entrecerró los ojos, sintiéndose algo intimidada por ella; las palabras de su madre le había dolido profundamente; pero le demostraría que estaba muy equivocada. — ¿Qué? ¡No! ¡Yo soy mejor que ella, lo probaré! —Afirmó, en ese instante sus ojos también comenzaron a brillar, atreviéndose a desafiarla.


— ¿Lo probarás Mal? ¿Cómo? —Inquirió la villana, acercándosele más y mirándola fijamente a los ojos verdes, mientras que sus orbes también destellaban.


—Sí, lo probaré. —Aseguró la VK. —No sé cómo aún pero nos sacaré de aquí y la destruiré por haberme robado lo que me pertenece.


— ¡Esa es mi chiquita malvada! —Exclamó Maléfica, sonriendo con malicia mientras la miraba con sus ojos brillando intensamente, le levantó la barbilla. —Tengo un plan para sacarte de esta Isla, Mal Igna... Un plan sin fallos... ¿Quieres escucharlo o prefieres que me vaya y te deja sola para que te toques pensando en la perra a la que besaste hoy? —Dudó, la menor sonrió al escuchar aquello y acomodó su cabello mientras sus ojos dejaban de brillar.


—Sí, quiero escucharlo ahora, luego puedes irte para dejar de soportarme por hoy. —Accedió la joven, sintiéndose ansiosa e intrigada, su madre tomó sus manos.


—Escúchame bien Mal... En estos días, seguramente llegará el rescate hacia esas chiquillas... Cuando eso pase y abran la barrera... La hija de Aurora va a aparecer... Yo sabré exactamente cuando ella aparecerá porque cuando lo haga tendrá el Ojo de Dragón listo para mandar a esas estupidillas de nuevo aquí dentro... —Dijo la villana, esbozando una sonrisa malévola mientras miraba a su descendiente. —Entonces pequeño dragón malvado, ahí entras tú, porque tú y yo iremos a ver a tu padre mañana a primera hora... ¿Sabes para qué? —Preguntó la mujer, ladeando la cabeza y acercándose a su oído.


 Mal negó con la cabeza, esperando a que ella prosiguiera.


—Para tomar su ámbar... Cuando abran la barrera yo te avisaré y tú irás allí... Usarás esa piedra y escaparás Mal... Tomarás ese cetro y me harás salir de aquí, bestia. Saldré de esta maldita Isla y reinaré como la emperatriz que soy a tu lado. —Murmuró la mujer en su oído, luego se alejó para mirarla a los ojos, la muchacha sonrió con malicia. — ¿Entendiste?


—Sí madre, lo entendí perfectamente y me agrada. —Confirmó la VK, quien relamió sus labios lentamente. —Reinaremos juntas por fin... —Dijo, anhelando aquello.


—Juntas Mal... —Repitió su progenitora, sonriendo perversa para luego soltar una carcajada siniestra. — ¡Desataremos el verdadero caos! —Gritó feliz, sabiendo que su plan funcionaría a la perfección.


—Sí, lo haremos juntas. —Afirmó su hija, mientras asentía con la cabeza, sintiéndose ansiosa y emocionada por concretar aquel plan.


—Ahora me voy... Me voy para que... Para que hagas tus cosas bestia... Pero primero, cierra los ojos, Igna. —Habló la villana, levantándose de la cama, cuando su descendiente la obedeció ella le dejó un pequeño beso en la mejilla, Mal abrió los ojos al sentir el contacto y la adulta se dio la vuelta. —Te... Te quiero, bestia... —Masculló e hizo una mueca de asco mientras caminaba hacia la puerta de la habitación.


— ¡Madre! —La llamó la chica de cabello morado, entonces la emperatriz del mal se volteó para encararla. —Yo también te quiero, mamá... —Murmuró, entonces la villana se fue del cuarto y cerró la puerta, mientras que Mal se quedó despierta para esperar a Carter.


  Un rato más tarde, la morocha comenzó a escalar el balcón que la llevaba hacia la habitación de su amada en el Castillo de las Gangas, una vez que estuvo allí; se acercó al ventanal y la vio recostada en su cama; parecía estar dormida, pero lo cierto era que la chica de la Isla solo estaba fingiendo estar dormida en caso de que su madre ingresara a su habitación.

—Es perfecta... —Susurró la descendiente del mayor Mason, chifló para llamar su atención. Al oír su voz, la ojiverde abrió los ojos y sonrió al verla.


— ¡Al fin! Estaba esperándote. —Dijo Mal, sonriendo. —Entra ya. —Le indicó, haciéndole un gesto con la mano, por lo tanto la recién llegada le hizo caso.


— ¿Mi suegra está o no? —Preguntó la joven hechicera, sintiéndose algo temerosa mientras avanzaba hacia la cama de su chica para detenerse delante de ella. —Si ella está aquí no podemos hacer mucho ruido...


—Sí, está aquí, pero ya debe estar dormida. Hoy... me pasaron un montón de cosas extrañas con ella. —Respondió la dueña de la habitación, haciendo una mueca e impulsándose para sentarse en la cama, palmeó el espacio a su lado para indicarle que se acercara. —No quiero que ella sepa que estoy enamorada de ti en vez de Audrey, te asesinaría, por eso necesito que tú y las demás se vayan pronto de aquí. —Murmuró, algo preocupada.


  Maléfica estaba detrás de la puerta del cuarto, escuchando aquella conversación sin atreverse a interrumpir, pues quería saber quien es la maldita de la que su descendiente está enamorada.


— ¿Cosas extrañas? —Repitió la Consejera Real de Rosie, gateando en la cama para acercarse a la Princesa del Inframundo, la miró a los ojos. — ¿Acaso ella te pegó más, dragoncita?


—Sí, cosas extrañas... —Afirmó la ojiverde, quien suspiró hondo, avergonzada. —Me hizo esto cuando se dio cuenta de que tenía tu labial en mis labios, mi hechicerita. —Murmuró, enseñándole las marcas de ahorcamiento que tenía en el cuello, las cuales la recién llegada observó, sintiéndose impactada e impotente.


—Oh por Dios, Mal... —Susurró la agente del PPP y le acarició levemente las horribles marcas, provocando que la villana gimiera de dolor. —Que horror mi amor, lo lamento tanto, no debí haberte besado; Mal... —Dijo, sintiéndose culpable, pestañeó varias veces al darse cuenta de lo complicada que era la vida de su amada.


—No es tu culpa, cariño, así que no debes disculparte por nada. —Afirmó la dueña de la habitación, tratando de calmarla. —Lo extraño es que luego de que me golpeó yo creí que ella iba a matarme pero le dije que quería que fuera una madre amorosa y entonces me cargó hasta la cama, tuvimos una extraña conversación entre madre e hija y luego me dio un beso y se fue de aquí. —Añadió, recordando lo rara que se había sentido cuando eso había pasado.


— ¿Ella hizo eso? —Preguntó Carter, anonadada. — ¿La famosa emperatriz del mal fue capaz de hacer eso? —Inquirió, sorprendida.


 Los ojos de Maléfica brillaron intensamente al oír aquello, guardando muy bien la voz de aquella intrusa en su mente.


—Sí, te juro que sí. —Exclamó la VK, entonces hizo pucheros. — ¿Cuándo vendrá a buscarte tu prima, hermosa? No es que quiera que te vayas pero que papá ya sepa sobre nosotras ya es bastante malo, si mi madre se entera... no vamos a sobrevivir. —Dijo, asustada de lo que podría sucederles a las dos.


—Mal... Alex vendrá pronto, pero yo no puedo irme de aquí, Mal. —Habló Carter, respiró hondo para reunir valor para confesar aquello que sabía que rompería el corazón de su dragoncita, pero debía ser sincera con ella. Tragó saliva con dificultad antes de finalmente admitirlo en voz alta—: Si salgo de la Isla de los Perdidos, muero.

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