Capítulo 23: ❝Verdades dolorosas❞ [Parte 1]
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Por otro lado, las chicas de Auradon estaban caminando por las calles de la Isla, siendo seguidas por la castaña y la morocha.
—Ah-ah, oh-oh. —Se oyó una voz cuando una suave brisa recorrió las calles.
— ¿Escucharon eso? —Murmuró Carter, frunciendo su ceño.
— ¿Qué cosa? —Dudó la joven guerrera, mirándola de reojo. —Yo no oí nada. —Dijo, la prima de Alex Russo abrió la boca para contestar.
—Ah-ah, oh-oh. —Se oyó de nuevo, la brisa hizo que algunas hojas de los árboles fueran hacia la morocha.
— ¡Eso! —Insistió la joven, confundida. Su mejor amiga la miró, estando preocupada. — ¿Gale? ¿Eres tú?
—Ah-ah, oh-oh, oh, oh. —Se oyó de nuevo, Carter apretó los labios, siendo consciente de que eso no era normal. Si solo ella podía oírlo, ¿eso debía significar algo?
—Solo es el viento, no debes temer, pero no te distraigas. —Habló Jane, quien las guiaba. —Ahora mismo nuestro único objetivo es mantenernos a salvo.
— ¿Estás segura de que estás bien, Car? —Murmuró la reina de Costa Luna, observando a su compañera mientras caminaban, buscando heridas visibles en su cuerpo; pero no había nada, ni siquiera algún golpe después de todo lo que había tenido que enfrentar para poder salvarla en el reino. — ¿No estás demasiado cansada ni sientes que la vida se te está yendo? —Insistió, chocando con las AKs, quienes se detuvieron de repente.
—Estoy bien, Ro. —Afirmó Carter, brindándole una sonrisa, luego se detuvo. — ¿Es aquí donde vive tu papá, Jane? —Cambió de tema, elevando una ceja.
—Sí. —Contestó la pequeña hada, quien tragó saliva. —Aquí vive él junto a mis hermanas. —Dijo, su novia la tomó de la mano y le sonrió.
—No nos va a pasar nada mi vida, deja de ponerte nerviosa, ya habías estado aquí antes. —Le recordó Lonnie.
—Sí. —Concordó la chica de ojos azules, aún estando nerviosa, se acercó a la puerta y le dio un leve golpe a la misma. —Pero nunca había estado aquí en contra de mi voluntad. —Al oír eso, Rosie colocó una mano en su hombro para brindarle su apoyo.
—Relájate preciosa, no nos quedaremos aquí por mucho tiempo, ¿verdad, Car? —Comentó la castaña, su mejor amiga asintió, dándole la razón. —Alex, Shang y las demás no tardarán en rescatarnos. —Afirmó, en ese instante Yen Sid abrió la puerta y sonrió al ver a su descendiente frente a ella.
— ¡Hola cariño! —La saludó el hombre, bastante emocionado, entonces la abrazó y se apartó. —Veo que trajiste a Lonnie y a tus... amigas, supongo, pasen. —Dicho esto, él se hizo a un lado para dejarlas pasar.
—Hola, papá. —Comentó la pequeña hada, feliz y nerviosa por el reencuentro, así que lo rodeó con sus brazos nuevamente y el hechicero le correspondió. —Ellas son unas amigas, espero que no te moleste que las haya traído, necesitamos un lugar en donde quedarnos. —Murmuró algo apenada, sonriendo con timidez.
—No tesoro, claro que no tengo problema en recibirlas, todas ustedes son bienvenidas aquí. —Exclamó él, abrazando a su hija por segunda vez, hasta que ella se apartó. —Pueden llamarme Yen Sid, chicas.
—Buenas, señor. —Saludó Carter de manera cortés, tomó a la reina de Costa Luna de la mano.
—Es un placer conocerlo, gracias por la hospitalidad, Yen Sid. Yo soy Rosie y ella es Carter. —Le agradeció Rosie, feliz.
—Las conozco, las he visto en la televisión. Y lamento que hayan sufrido tanto, pero no es culpa de ustedes. —Dijo el hombre, las dos agentes del PPP ingresaron a la casa y él observó a Lonnie antes de abrazarla. — ¿Cómo está la valiente guerrera que hace tan feliz a mí nena?
— ¡Estoy genial! —Respondió la hija de Mulán, pues viendo el lado positivo a esta situación horrible, la supervivencia le gustaba.
—Me alegra saberlo, preciosa. —Dijo el hechicero. —Entremos ya, tienen que contarme por qué han venido. —Les indicó, sonriéndoles.
—Sí... Debo explicarte todo lo que ocurrió. —Murmuró la pequeña hada, ingresando a la casa con su novia, su padre cerró la puerta. —¿Y dónde están mis dos rubias favoritas? —Le preguntó, intrigada.
— ¡Ya llegó, Val! ¡Te dije que no nos fallaría! —Se oyó el grito de Sabrina, desde las escaleras, la susodicha caminó hacia ella y sonrió al ver a la recién llegada.
— ¡Freddie tenía razón! ¡No nos estaba estafando cuando dijo que volveríamos a verla! —Chilló la primogénita de Yzma, las dos bajaron las escaleras corriendo y abrazaron a su hermana, felices de verla.
— ¡Me alegra tanto volver a estar con ustedes, chicas! —Exclamó la descendiente del hada madrina, sin separarse de ellas.
— ¿Regresaste para quedarte con nosotras? —Dudó Sabrina, separándose de ella luego de unos minutos. —Digo, ahora que no tienes a na...
— ¡Sabrina Ann! —La regañó su padre, mirándola con desaprobación, mientras se cruzaba de brazos. — ¿Qué te dije con respecto a ese tema?
— ¡Perdón! —Se disculpó la rubia, apenada. —Me dijiste que no sacara ese tema porque Jane nació en Auradon y ese reino es su hogar, al igual que la Isla de los Perdidos.
—Y que no debemos presionarla para que se quede a vivir aquí si no desea hacerlo. —Añadió Valentina, dándole un codazo a su hermana menor que no sabía cuándo debía cerrar la maldita boca. —Pero somos la única familia que le queda, podría vivir con nosotros, nos encantaría tenerla aquí todos los días. —Sugirió, encogiéndose de hombros.
— ¡Niñas! Podemos hablar de eso más tarde, ahora debemos oír los problemas en los que se metió nuestra querida hadita. —Exclamó el adulto, dirigiéndose hacia la sala de estar, en donde él se acomodó en uno de los sillones junto a sus tres hijas, Carter y Rosie tomaron asiento en otro cómodo sillón. Lonnie se quedó de pie, sosteniendo la mano de su pareja para darle apoyo. — ¿Qué sucedió ahora, Jane?
—Supongo que ya sabes que Mal, Evie, Carlos y Jay mataron a casi todo Auradon... Pues el caso es que estamos aquí porque nos dispusimos a llevar a cabo una operación para rescatar a Rosie, el problema fue que todo salió pésimo en la parte final y pues según Carter cuando estuvo a punto de rescatar a Rosie llegó Audrey c-con el... —Tartamudeó nerviosa y soltó la mano de Lonnie para abrazarse a sí misma, Sabrina la rodeó con sus brazos. —... Con.. e-el ce-cetro de Maléfica... —Balbuceó y abrazó a su otra hermana, estando tan asustada que no pudo continuar hablando.
—Sí, sé lo que hicieron los VKs... Y lamento sus pérdidas. —Murmuró Yen Sid, hablándole a las chicas de Auradon. —Sé como Audrey tuvo acceso al Ojo de Dragón. Aurora me llamó hace tiempo, quería saber si era conveniente trasladar el cetro a Auroria, claramente le dije que no. Pero supongo que la pobre mujer estaba tan preocupada por su familia que hizo lo que creyó que era mejor para todos. —Explicó e hizo una mueca.
—Entonces Audrey tuvo una pequeña pelea con Mal. —Prosiguió Carter, luego suspiró y se llevó la mano al puente de la nariz. —Y se enojó muchísimo con todos nosotros, al final terminó mandándonos tanto a Mal, Evie; Carlos y Jay como a nosotras aquí a la Isla, dejándonos encerrados. —Finalizó, el hechicero se llevó la mano a la frente al oír lo último y luego la miró.
—Si ella los encerró a todos aquí... ¿Dónde están los VKs? —Cuestionó Sabrina, temiendo lo peor.
—Mal y Evie se encontraron con sus madres que estaban muy enojadas con ellas, hasta Hades se fue con Maléfica y Mal, después de eso vinimos aquí. —Explicó la reina de Costa Luna, nerviosa.
— ¡Hades! —Gritó de repente Valentina, logrando sobresaltar a todos los que estaban en esa misma habitación. — ¿Me están diciendo que él fue a buscar a su hija? —Dudó, sin entender completamente la situación.
— ¿Y tú cómo sabes que ellos son padre e hija? —La interrogó Jane, frunciendo su ceño.
—Freddie habla mucho cuando está borracha. —Se limitó a contestar la primogénita de Yzma, encogiéndose de hombros.
—Yo tampoco entiendo bien lo de Hades. —Dijo la hermana de Shang, observando a Carter para que ella les explicara la situación.
—Al parecer antes de que todo ocurriera, Evie junto a Carlos y Jay vinieron a buscar a Hades a la Isla ya que Mal estaba muy rara, lo sacaron de aquí y después Hades hizo la catástrofe por lo que pude entender, cuando llegué estaba peleando con Mal a muerte. —Habló la prima de Alex Russo, recordando esa horrible escena que había tenido que presenciar. —Entonces cuando llegó Audrey nos mandó a todos acá en un soplido... —Dicho esto, bufó.
— ¿¡Hades y Mal estaban peleando a muerte!? Eso significa que él utilizó su ámbar. —Repitió Yen Sid, estando muy sorprendido. —Por favor díganme que ninguna de ustedes interfirió en esa batalla. —Pidió, mirando a las cuatro chicas.
—Yo estaba encerrada en el calabozo y Jane y Lonnie estaban en Northern Wei. —Masculló la descendiente de la ex reina Sophia.
—Y yo casi muero... Si no hubiera sido por mi dragoncita que se lanzó contra el ataque ahora estaría muerta por culpa de ese maldito bastardo... —Dijo Carter, tragó saliva con dificultad y miró a su mejor amiga. —Pero estoy bien, no me pasó nada...
— ¿No te pasó nada? —Repitió la castaña, incrédula. —Cuéntales lo que hiciste y las consecuencias de tus actos, Car. Ahora, por favor. —Exigió.
— ¿Mal se lanzó contra el ataque? —Repitió Lonnie, frunciendo su ceño al oír aquello. —Yo hubiera hecho lo mismo por Jane si ese maldito la hubiera intentado matar. —Murmuró y le sonrió a su novia para calmarla.
—T-tú siempre m-me cuidas. —Balbuceó la pequeña hada, sintiéndose afortunada de tenerla.
— ¿¡Mal se lanzó contra el ataque!? Pero... ¿cómo es que está viva? Digo, supongo que lo está porque Audrey no la habría encerrado aquí de nuevo si ella estuviera muerta. —Dijo Yen Sid, mirando a la descendiente del mayor Mason.
—Ella está viva porque la besé, al parecer lo que tenemos si es amor verdadero, lo supe cuando abrió sus lindos ojos verdes. —Murmuró la morocha, recordando todo eso, entonces sonrió de lado.
—Un beso de amor verdadero. —Habló Jane, mirando de reojo a su novia con timidez. —Hasta los villanos pueden amar. —Dicho esto, la joven guerrera le sonrió antes de besar la punta de su nariz.
—Y finalmente Audrey llegó en mi peor momento, yo estaba tan débil que el campo de fuerza en el que había encerrado a Hades comenzó a romperse y para evitar que el nos destrozara, le quite su piedra mágica de porquería pero eso logro debilitarme mas; entonces la hija de Aurora nos mandó aquí a la Isla donde la magia del ámbar ya no me afecta. —Finalizó Carter.
— ¿¡Usaste el ámbar de Hades!? ¡Sí que te arriesgaste, estarías muerta si Audrey no te hubiera encerrado aquí! —Dijo Yen Sid, alterado, respiró hondo para tranquilizarse y miró nuevamente a la morocha. —Mientras estés aquí la magia del ámbar no te afecta, pero... si abandonas la Isla, morirás.
La prima de Alex Russo palideció al oír aquello, no podía creerlo.
—Entonces yo... Yo... ¿Yo no puedo salir de aquí jamás? —Habló la morocha finalmente, comenzando a temblar, abrazó a su mejor amiga.
— ¿¡Qué!? ¡No! —Gritó Rosie, asustada, rodeando con sus brazos a su chica cebo. — ¡Yo no lo voy a permitir!
— ¿Morirá? —Chilló Jane, asustada, miró a sus hermanas y luego a su progenitor. — ¿No hay una forma de salvarla? —Preguntó, aferrándose a los brazos de ambas rubias. El adulto la observó y suspiró hondo, volviendo a ver a la agente del PPP.
—No, lamentablemente no puedes salir de aquí. —Dijo el hechicero, negando con la cabeza. —La única manera de salvarte es que Hades o Mal usen esa piedra mágica para curarte, pero para utilizarla ellos también deberían salir de aquí.
— ¿Sacar a esos dos de aquí? —Dudó la joven guerrera, soltó una risita pues la idea era completamente absurda. —Hacer eso sería una locura.
—No, permitir que ambos salgan de aquí no es una opción. Es muy arriesgado. Ya rompimos las reglas muchas veces. Claro que es una locura, Lo, por eso no lo haremos. Ellos ya nos traicionaron y no voy a arriesgar a más gente. —Sentenció la reina de Costa Luna, quien ahora tenía los ojos llenos de lágrimas, observando a su compañera de aventuras. —No voy a perderte, acabo de recuperarte, tiene que haber otra manera. —Exclamó.
—Sería más confiable sacar a Mal que a ese Hades. —Opinó la pequeña hada, quien seguía asustada, miró a Rosie y suspiró. —Al menos ella ama a Carter.
La descendiente del mayor Mason comenzó a desesperarse al escuchar como todos intentaban tomar una decisión por ella, pero estaba demasiado shockeada como para opinar en ese momento.
—Dejen ese asunto. Ahora no es importante. —Intervino la prima de Alex Russo, quien cerró los ojos para poder calmarse.
—No voy a dejar que mueras, Car. —Dijo Rosie, tan segura como asustada.
—No voy a morir. —Exclamó la morocha, pensando en que debía tener un final feliz con su dragoncita y en que deseaba volver a ver al resto de su familia. Entonces abrió los ojos y suspiró. —No puedo morir y no lo haré.
—Esa es mi chica cebo. —Comentó Rosie, orgullosa, besó su frente. —Yo te protegeré, ¿si? —Murmuró, entonces su mejor amiga le sonrió y le dio un beso en la mejilla.
—Lo sé muy bien. —Exclamó su compañera de misión.
—Lo importante es que mientras estés aquí, estás a salvo. —Comentó Sabrina, sonriéndole amablemente.
—Si sales, tu magia y tu vida se van. Él ganará. —Prosiguió Valentina e hizo una mueca.
—Pero no te preocupes, te protegeremos, aunque debes hacernos caso en todo. —Continuó la descendiente del hada madrina. —Así que si te digo: Quédate donde estas, entonces tú me contestarás... —La miró, alentándola a que terminara la frase.
— ¿Tengo elección? —Dijo Carter, alzando los hombros. —No puedo creer que deba estar encerrada aquí durante el resto de mi vida, ¡yo no hice nada malo!
—Tampoco nosotras, pero aún así aquí estamos... para siempre. —Se lamentó Sabrina, quien mordió su labio inferior.
Rosie suspiró, mirándolas con tristeza. Si ella pudiera hacer algo por esas chicas, lo haría... pero ahora claramente no podría.
—Estoy seguro de que todas están agotadas y necesitan descansar así que mis amores, ¿por qué no las llevan a una de las habitaciones para huéspedes? —Sugirió Yen Sid, mirando a sus tres hijas y luego a las chicas que vivirían allí por un tiempo indeterminado. —Tranquilas, no es tan malo estar aquí.
—Sí papá, las llevaremos. —Murmuró Valentina, incorporándose del sofá junto a sus hermanas, les hizo una seña a las chicas del PPP para que las siguieran y ellas se levantaron de sus asientos.
—No es tan incómodo y horrible como piensan. —Añadió la otra rubia.
—Gracias por todo, papi. —Murmuró Jane, volviendo a abrazar a su padre.
—De nada, hijita. —Dijo el hechicero, correspondiendo a su abrazo y luego separándose. La descendiente de Mulán sonrió, feliz, al verlos. —Y si necesitan algo, me buscan. Estaré aquí todo el día. —Añadió, la joven guerrera le guiñó el ojo y entonces Jane tomó su mano para dirigirse hacia las escaleras, en donde ambas rubias las esperaban.
— ¿Ya habías venido a la Isla a ver a tu padre antes de conocernos, Jane? —Dudó Rosie, yendo tras las chicas de Auradon junto a su mejor amiga.
—Sí, yo había venido un par de veces, el año pasado. —Murmuró la pequeña hada, nerviosa, sin embargo sonrió al recordar todos los momentos que había pasado con su familia durante ese tiempo. —Pero era un secreto.
—Hiciste lo correcto, no querías estar lejos de tu familia, cualquier lo haría. Si yo tuviera la oportunidad de ver a mi padre otra vez, lo haría. —Le dijo la reina de Costa Luna.
—Secretos. —Murmuró Carter, intercambiando una mirada cómplice con su mejor amiga, la castaña se mordió el labio inferior. —Siempre tenemos algunos.
—Sí, parece que los secretos nos persiguen. —Concordó Rosie, guiñándole el ojo.
—Es que no es legal venir aquí sin autorización del rey... Y Ben no era muy agradable... —Prosiguió la pequeña hada, sintiéndose incómoda al estar hablando de un muerto.
—Ese chico Bestia merecía ser secuestrado por alguien de la Isla, ugh. —Dijo Sabrina, mientras subían las escaleras. —Pero al menos ya no está entre nosotros, eso debemos agradecérselo a Evie, prescindir de él fue una de las pocas cosas que hizo bien.
—O debió haber sido quemado, o ella debió haberle arrancado el corazón, o pudieron haberlo enviado al Upside Down. —Añadió Valentina. —Creo que paso mucho tiempo con las Facilier, ya estoy hablando como ellas.
—Esa ley es estúpida, Ben era un imbécil que nunca quiso escucharme, él quiso todo el poder y ya sabemos cómo terminó... Yo iba a hacer que todo fuera mejor. —Comentó Rosie, arrugando la nariz mientras subía las escaleras.
—Yo creo que el amor verdadero que se tenían falló... —Murmuró Lonnie.
—Era un matrimonio forzado, yo jamás me podría enamorar de alguien como él. —Aclaró la reina de Costa Luna. —Primero: Ben era un misógino y asesino, segundo: prefiero a las mujeres.
—Sabemos que tu harás lo mejor cuando recuperes tu trono. —Habló la pequeña hada, todas se detuvieron frente a una puerta. —Este será su cuarto, espero que no les moleste dormir juntas.
—Cuando asesinaron a Ben, yo estaba dispuesta a renunciar a mi corona, sin embargo... ahora solo quiero recuperarla. —Dijo Rosie. —Oh, claro que no nos molesta en lo absoluto. En Luisiana también compartimos habitación y fue una experiencia nueva e inolvidable.
— ¡Ay, querida! —Exclamó Carter, ladeando la cabeza. — ¡No sabes todo lo que hemos hecho en mi cuarto y todo lo que haremos aquí! —Confesó, Lonnie y Jane las observaron, shockeadas, por lo tanto la morocha empezó a reírse.
— ¡Oh, no las miren así, seguro ustedes también lo hicieron en Auradon! —Comentó Sabrina.
—O tal vez lo hicieron en alguna de las ocasiones en las que vinieron aquí juntas. —Sugirió la otra rubia, soltando una carcajada, chocó los cinco con su hermana y corrieron a sus habitaciones antes de que Jane pudiera quejarse.
— ¿Qué? —Murmuró la descendiente del hada madrina, estando sorprendida, pero su novia la tomó del brazo antes de que pudiera decir algo más.
—Será mejor que... Nos vayamos a tu cuarto ya, cariño. —Dijo Lonnie, impávida, no esperó respuesta y empezó a caminar por el pasillo, arrastrando a su chica con ella.
—Eso fue raro. —Dijo Rosie, abriendo la puerta y dejando que la morocha entrara primero, fue tras ella y cerró la puerta para voltearse a encarar a su chica cebo. —Ahora... ¿En qué estábamos?
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Mal abrió los ojos lentamente, reconoció que estaba en el suelo del calabozo en el Castillo de las Gangas y frunció su ceño.
— ¿Cómo ruecas endemoniadas llegué aquí? —Murmuró ella, se sostuvo de la pared mientras se levantaba lentamente, solo para darse cuenta de que –para su mala suerte– sus padres también estaban allí. —No creí que volverías a dejar que este bastardo entrara a casa, mamá. —Habló en voz baja y se cruzó de brazos, pues si había algo que los villanos tenían en común era que ambos la odiaban.
— ¡Cállate, Mal! —Gritó su madre al oír su voz, su descendiente retrocedió por instinto y la mujer se le acercó rápidamente. — ¡Nadie te mandó a hablar, mocosa ingrata! —La ofendió, volviendo a tomarla del cuello por enésima vez en el día. Hades observó la escena sonriendo y caminó hacia ellas para colocar una mano sobre el hombro de su ex esposa.
—Déjala ya, dragón de Lucifer, puedes matarla y honestamente yo quisiera hacer eso. —Dijo el villano, viendo como la chica de cabello morado dirigió sus manos hacia su cuello, intentando inútilmente que su madre la soltara.
—Mamá, por favor, déjame... Haré lo...lo que sea. —Suplicó la VK, observando a su padre con desesperación.
—Déjala ya. —Insistió el Dios del Inframundo, quien suspiró hondo antes de proseguir—: Descarga la ira por tu cetro después, Mal ya ha sido golpeada mucho por hoy.
— ¡Ni todos los golpes del mundo serán suficientes para esta maldita desgraciada! —Gruñó Maléfica, sus ojos brillaron y ella soltó a su hija, frustrada. La menor cayó al suelo tosiendo y no se atrevió a intentar levantarse de ahí. — ¡Hoy es el peor día de todos! —Protestó, indignada.
—Lo que le pasó a Aurora... —Habló Mal, débil. —...es tu culpa por obligarme a ceder ante el dragón. —Dijo antes de arrastrarse hasta esconderse detrás de Hades para evitar ser más dañada.
—Uhhhh. —Comentó el villano, sonriendo con malicia. Maléfica se quedó estática y entonces se volteó lentamente, mirando a su hija con desprecio.
—Fuera de mi camino ahora mismo, Hades. —Ordenó la mujer, de manera siniestra.
—No te atrevas a dejarla tocarme de nuevo, papá. —Le advirtió la chica de cabello morado, pero su progenitor no le hizo caso y se apartó, dejando que Maléfica avanzara hacia su hija; quien temblaba de miedo.
—Te voy a enseñar a respetarme, Mal Igna... —Masculló la villana antes de tomarla de los cabellos y golpearle el rostro bruscamente contra el frío suelo del calabozo. — ¡Tú no tienes ovarios para culparme ahora, bastarda! ¡No los tienes, rata de mierda! —Gritó furiosa y le volvió a estrellar su cara contra el suelo.
— ¡Esto no habría pasado si no te hubieras entrometido en mí vida, tenía todo bajo control, me estaba apoderando de Auradon y tú lo arruinaste al manipularme y usarme como siempre lo has hecho! —Sollozó la joven, mientras su madre le estrellaba el rostro contra el suelo.
— ¡No te atrevas a culparme por tu incompetencia! —Alzó la voz la villana, tomándola del cuello y levantándola hasta pegarla contra la pared. Su descendiente gimió de dolor y soltó un gruñido. — ¡Debería matarte! ¡Debería enseñarte lo que son las verdaderas cenizas! —La amenazó.
Hades aún observaba la escena, sintiendo un poco de lástima por su hija, frunció su ceño mientras pensaba en si le convenía intentar detener a su ex esposa.
— ¡Sé muy bien lo inútil que soy, no tienes que recordármelo! —Gritó Mal, harta, mientras lloraba. —Aurora me confundió contigo... Ella no sufrió... No como Stefan y Leah lo hicieron... Piedad, piedad. —Sollozó, asustada, su madre palideció al pensar en que aquella rubia había sido capaz de confundirla.
— ¿Qué estás diciendo, Mal? —La interrogó la villana, mirándola a los ojos, pues no planeaba soltarla. En ese instante, Hades salió de sus pensamientos y comenzó a prestarle atención.
—Hipnotizamos a todos los héroes... Y ella estaba tan hechizada que me confundió contigo, Aurora se enteró de que su hija y yo estamos enamoradas y jamás se interpuso entre nosotras, por eso no la hice sufrir... No fue mi intención matarla, pero su hija sí había escapado, perdí el control de mí misma. Ella murió en mis brazos, pero antes me dijo que te perdonó. —Susurró la VK, mientras las lágrimas aún descendían por sus mejillas.
Cuando escuchó esas palabras, la Emperatriz del Mal apretó los dientes, sintiendo algo que logró hacer que el corazón de la villana latiera un poco más rápido, la mujer soltó a Mal y se dio la vuelta; sintiéndose furiosa por no entender que le estaba sucediendo.
— ¡Hey! —Chilló la VK y volvió a toser, en el suelo.
—Perdón... —Habló Maléfica, recordando los ojos azules y puros de la Bella Durmiente. —...la única persona a la cual... —Gruñó y se detuvo para volver a girarse hacia su hija, mirándola a los ojos.
—Te voy a matar, Mal. —Exclamó la villana, tomándola del cuello de su blusa rápidamente. — ¡No debiste acabar con ella, idiota! —Alzó la voz, sintiendo rabia y dolor por aquella pérdida.
— ¡No sé cuántas veces tengo que decirte que lo siento y que no quise hacerlo! —Insistió su descendiente, desesperada. — ¡Si tanto la necesitas, dile a papá que te la regrese! ¡Yo no quise hacerle daño pero esa voz en mi cabeza me estaba obligando! —Dijo entre sollozos.
— ¡Nadie me la devolverá, absolutamente nadie, Mal! —Gritó Maléfica, sintiendo un montón de emociones oscuras que no podía descifrar, por lo tanto apretó con fuerza el cuello de su hija mientras que sus ojos brillaban de manera intensa e intimidante. — ¡Tú la mataste! ¡Tú me la arrebataste! —Dijo con rabia y le proporcionó una bofetada, luego la soltó.
— ¡Y me arr... arre... arrepiento por... p-por e-eso! —Admitió Mal, mientras tosía, luego se llevó la mano a la mejilla y suspiró hondo; viendo como su madre se llevaba las manos a la cabeza y gruñía con tanto desprecio y odio que si hubiera estado fuera de la Isla se habría convertido en dragón sin siquiera dudarlo.
—Tengo que matar a alguien. —Habló la mujer, desesperada, mientras que el Dios del Inframundo la observaba, sintiendo terror. —Debo incinerar a alguien. —Prosiguió, estando fuera de sí misma, su corazón oscuro la impulsaba a asesinar sin piedad y fue entonces cuando el villano la tomó del brazo pues era consciente de que ella mataría a Mal si la dejaba ahí.
—Vamos, lárgate, fuera de aquí dragón del demonio. —Murmuró Hades en su oído, dio un paso adelante, sin embargo Maléfica no se movió de su lugar.
La Emperatriz del Mal suspiró, furiosa, dirigiendo su mirada hacia su descendiente; mientras sus ojos brillaban más que nunca.
—Duérmete ahora. —Le ordenó la villana.
— ¡No de nuevo! —Se lamentó la VK, quien intentó resistirse a la hipnosis, pero fue inútil ya que estaba muy débil así que cedió unos segundos más tarde; golpeándose la cabeza contra el suelo cuando cayó en aquel sueño que pronto se transformaría en otra pesadilla.
Al verla así, la villana apretó los puños, pues era consciente de lo fácil que sería terminar con ella mientras estaba inconsciente.
—Dragón de Lucifer, ya basta, desahógate con alguien más pero ya la has torturado bastante. —Insistió el Dios del Inframundo, caminando hacia las rejas y abriendo la celda, indicándole con la cabeza que se marchara; pero su ex esposa no le estaba prestando atención. — ¡Mal! He dicho que ya es suficiente. —Le llamó la atención.
La Emperatriz del Mal gruñó y pasó por su lado, le pisó el pie y abandonó la celda, Hades la siguió y cerró la mazmorra; oyendo los veloces pasos de su ex esposa que se dirigían hacia el exterior del Castillo de las Gangas.
Después de todo, la verdad puede ser más dolorosa que cualquier golpe.
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