Capítulo 22: ❝Isla, horrible Isla❞ [Parte 1]

 Unos minutos después, Evie fue la primera que despertó, sintiéndose incómoda al darse cuenta de que no estaba durmiendo sobre su cómoda cama; sino que descansaba en el suelo frío e incómodo. A su alrededor estaban todos los demás.

—Oigan, tuve una pesadilla, soñé que Audrey enloquecía y nos mandaba a todos a la Isla... —Murmuró la princesa malvada, entre bostezos, luego miró a sus costados y fue entonces cuando reaccionó. — ¿¡Qué hacemos aquí!? ¡No, no! —Chilló, desesperada, antes de arrastrarse hacia donde estaban Carlos y Jay para comenzar a sacudirlos; despertándolos luego de varios intentos.

— ¡Me prometieron que no volvería a quedarme encerrada aquí! —Les recriminó la chica de cabello azul. — ¡Me miraron a los ojos y me lo prometieron!

—E, demonios, déjame dor... Espera, ¿qué? —Susurró el pecoso antes de incorporarse rápidamente, causando que se mareara inmediatamente, por lo tanto examinó el lugar con la mirada. —Oh no, esto es muy malo. —Dijo, mientras que su pareja se levantaba del suelo y le ofrecía la mano a Evie para ayudarla a incorporarse, quien la aceptó al instante.

— ¡No! —Gritó el descendiente de Jafar, histérico, mirando a su alrededor con desconfianza y temor. — ¡Esto no puede ser! —Alzó la voz, horrorizado, provocando que la hija de Mulán se despertara y se acercara hacia la más pequeña de las AKs.

— ¿Jane? —Murmuró la joven guerrera, buscando el pulso en su muñeca, suspiró hondo aliviada cuando afortunadamente lo encontró. —Cariño, despierta.

—Cinco minutos más, madre. —Suplicó la pequeña hada, pero ante la insistencia de su pareja, no tuvo más opción que abrir los ojos. —Oh, por todas las varitas mágicas, esto sí que no me lo esperaba. —Exclamó al darse cuenta del lugar al que habían regresado.

—Malditos mocosos insoportables, ¡dejen dormir a un dios! —gruñó Hades, levantándose de mala gana y dándose cuenta de que habían regresado a la Isla, bufó resignado y se levantó; sacudió su ropa y caminó hacia donde estaba su descendiente, dormida. —Esto es mío, maldita ladrona. —exclamó tomando el ámbar que ella tenía y acomodándose la chaqueta.

  Ante aquel escándalo, la descendiente de Maléfica despertó y se talló los ojos, luego miró a su alrededor y al darse cuenta en donde estaban, simplemente suspiró y se levantó para sacudirse la ropa.

— ¿Extrañaste esta bazofia de Isla? —La interrogó su padre, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de ella, quien no contestó. 

 La hija menor del Hombre Sombra abrió los ojos al oír aquello.

— ¡Que poco me duró la maldita libertad! —Protestó Celia, cruzándose de brazos para luego soltar un bostezo, entonces se levantó para caminar hacia donde se encontraban Hades junto a Mal. — ¡Qué pésimo nos salió todo!

  Rosie abrió lentamente los ojos y frunció su ceño, lo último que recordaba era haberse quedado profundamente dormida en el castillo.

— ¿Qué... qué sucedió? —Inquirió la castaña, estando muy confundida. — ¿Dónde carajo estamos? —Preguntó, dándose cuenta de que la hija de Úrsula comenzó a moverse lentamente, reaccionando al fin.

—Ugh, me duele la cabeza. —Gruñó la chica de cabello turquesa, alzando la cabeza y sintiéndose mareada, entonces abrió los ojos y observó el panorama. — ¿Qué almejas fritas está pasando...? —Dudó, en ese momento los demás piratas abrieron los ojos.

— ¿Qué mierda? —Inquirió el hijo de Gastón, aún estando recostado en el suelo, en una posición bastante incómoda; por otro lado el chico del abrigo rojo se levantó del piso.

—Uma, ¿estas bien? —Preguntó el primer oficial, buscando heridas en el cuerpo de su capitana, pero no había nada extraño.

— ¡Harry! —Gritó la brujita del mar antes de rodearlo con sus brazos y comenzar a llenarle la cara de besos. — ¡Oh gracias a Lucifer, estás bien!

—Claro que estoy bien, ¿o creías que iba a dejar sola a mi capitana? —Dijo el descendiente de Hook, correspondiéndole al abrazo con fuerza. —Sí tengo muchas ganas de vengarme de cierta princesita primorosa insoportable...

— ¡Gracias a Lucifer, no me dejaste sola, Hook! —Chilló la pirata, sonriéndole, luego vio como el hijo de Gastón se incorporaba del suelo; así que no dudó en abrazarlo con fuerza, siendo correspondida. — ¡Algagil, estaba preocupada! —Dijo entonces.

—Sabes que nunca lo haré, Uma. —Replicó el chico del garfio, negando con la cabeza.

—Yo también temía perderte, capitana. —Murmuró el rubio mientras acariciaba su cabello lentamente. —Es bueno saber que estas bien, Niñerry. —Exclamó emocionado al ver al otro pirata, quien se unió al abrazo.

—Estamos juntos... —Habló Uma, sintiéndose feliz y aliviada.

— ¡Car! —Gritó Rosie, se levantó y corrió hacia ella, temiendo perderla. —Despierta, no te atrevas a dejarme.

— ¿Qué? —Masculló la morocha, abriendo los ojos de repente. —No te voy a dejar, por alguna razón ya no me siento débil. —Dudó, entonces su mejor amiga la abrazó, conmovida; luego la ayudó a levantarse.

— ¡Amor! —Habló el hijo de Cruella, corriendo hacia los brazos de su pareja, quien lo abrazó con fuerza. —No puede ser, no podemos estar atrapados aquí de nuevo. —Dijo, asustado.

—Estamos en este infierno, de nuevo. —Se lamentó el chico de cabello largo antes de soltar un suspiro, frustrado.

—No, no puede ser, no esto de nuevo. —Murmuró Evie, mirando a sus dos mejores amigos, nerviosa. —Tenemos que salir...

—E... Sabes que no hay manera de salir de aquí. —Replicó el pecoso, haciendo una mueca.

—Esperen, si todos nosotros estamos aquí... —Exclamó la princesa malvada, señalando a todos los que estaban a su alrededor. — ¿...dónde está Dizzy? —Dudó, mirando de reojo a Jay.

—Oh no... ¿Y Dizzy? —Cuestionó el joven ladrón, observando a su novio, temiendo lo peor. — ¿Y si Audrey la tiene prisionera?

— ¡Dizzy! —Chilló la hija menor del Hombre Sombra, nerviosa, observó a la chica de cabello azul con tristeza y luego apretó los dientes; dirigiendo su mirada hacia la descendiente del mayor Mason. — ¡Tú la mandaste con esa princesa psicópata! ¡Me las vas a pagar, perra! ¡Si le hace daño, te mando al Upside Down! —Gritó alterada, preparándose para darle su merecido, pero Mal se apresuró a abrazarla para contenerla. La chica de cabello morado, preocupada por la nieta de Lady Tremaine, observó a su padre con los ojos entrecerrados.

—Yo no tengo la culpa de lo que le pasó a la mocosa. —Se defendió su progenitor, dándole una palmada en la espalda a su descendiente, quien arrugó la nariz y soltó a la pequeña VK; bastante indignada por todo lo que habían pasado. —Deberías culpar a la loca con el Ojo de Dragón o a la castaña, elige a la que más desees culpar, Malsy. —Sugirió, la ojiverde bufó y rodó los ojos al escuchar aquel apodo.

—Un momento, ¿cómo es que Dizzy aún está en Auradon? —Preguntó el hijo de Gastón, comenzando a contar las personas que estaban a su alrededor, lamentablemente les faltaba una. —Oh, por todos los huevos...

—Dizzy tendría que haber venido con nosotros. —Masculló Harry, apretando los puños y mirando a la agente del PPP con decepción y enojo.

—Mi Dizzy. —Murmuró la hija de Regina, llevándose las manos al corazón. —No, no, no; si algo le pasa... —Ni siquiera se atrevió a terminar la frase, solo se dejó caer de rodillas al suelo, derrotada. Carlos la miró y se apartó de su novio.

— ¡Si esa loca le hace algo a Dizzy, Evie va a mover cielo y tierra para matarla, estoy completamente seguro! —Afirmó Jay, acercándose a la princesa malvada para comenzar a masajear sus hombros con algo de fuerza, la chica lo miro con desaprobación y dolor. — ¿Que? ¿Me vas a decir que no puedo hacerte sufrir un poquito por lo que le hiciste a Rosie? 

— ¡Audrey jamas le haría daño a Dizzy! —Intervino la pequeña hada, segura. —Aunque, nos envió a nosotras aquí, que somos sus mejores amigas así que... —Apretó los labios y se quedó callada.

—Yo diría que nos desprecia bastante. —Masculló la hija de Mulán, quien hizo una mueca y abrazó a su novia. —Pero vamos a salir de aquí, lo hicimos antes.

— ¡Pero antes nos sacaron con magia, que ahora no podemos usar, ni un puto deseo del corazón me sacara de aquí! —Protestó la hermana de Freddie. — ¡Nunca debiste haber metido a la hija de Drizella en esto, Carter! —Le recrimino.

—Hey, no le pasará nada, ¿ok? La vamos a salvar. —Dijo De Vil, agachándose hasta quedar a la altura de la princesa malvada para tomar sus manos, luego miró a la morocha. — ¿¡Que tú hiciste qué!?

— ¡La envié con Audrey porque creía que la cuidaría, la trató bien cuando la sacó de aquí, creí que estaría a salvo de ustedes cuatro! —Contestó la prima de Alex Russo, cruzándose de brazos para observar a la pequeña estafadora. —Y tú no me dijiste que sabías que Hades estaba en Auradon, ¿¡en qué demonios estabas pensando!? Debiste habérmelo advertido. —Le recriminó, tan decepcionada como indignada.

— ¡Soy una villana! ¡No iba a delatar ese plan bajo ninguna circunstancia! —Dijo Celia, cruzándose de brazos, el dios del inframundo le acarició el cabello como muestra de agradecimiento por ocultar su secreto.

— ¡Y yo soy la idiota que luchó para sacarte a ti, a los piratas y a Dizzy de aquí! ¡Y tú fuiste la única VK que nos traicionó esta vez, arruinaste todo! —Alzó la voz Carter, frustrada.

—Así que teníamos razón... ustedes cuatro siempre estuvieron ayudándolas a ellas. —Exclamó el descendiente de Cruella, incorporándose del suelo junto a Evie mientras miraba a los piratas y luego a la mejor amiga de Dizzy, él se cruzó de brazos.

— ¡Ya cálmense todos! —Pidió Rosie, colocándose delante de su mejor amiga y poniendo ambas manos en sus caderas. —Vamos a encontrar una solución, pero no lo haremos si comenzamos a culparnos los unos a los otros. —Exclamó, entonces Uma la observó.

—Estoy de acuerdo con la muchacha... —Concordó la hija de Úrsula, quien dirigió su mirada hacia la chica de cabello morado. —...pero parece que están olvidando que aquí hay alguien que es la culpable de todo... —Habló, la susodicha bufó y rodó los ojos, ignorándola. Todas las miradas se posaron sobre la Princesa del Inframundo.

— ¿Qué fue lo que hiciste para que Audrey perdiera la cabeza, Mal? —Inquirió Carter.

—Mal, ¿se lo dirás tú o se lo diremos nosotros? —Habló Jay antes de cruzarse de brazos, expectante. —Todo esto es tú culpa.

¿Así que todo esto es mi culpa? —Replicó la ojiverde, negando con la cabeza. —Si ustedes no lo hubieran traído, esto nunca hubiera pasado. —Gruñó ella, furiosa, señalando a su padre con un brazo.

 Los tres bajaron la mirada, la chica de cabello morado colocó una mano en su cadera.

— ¿¡En qué infiernos estaban pensando!? —Les gritó Mal, harta.

—Solo queríamos protegerte. —Admitió la hija de Regina. Su mejor amiga alzó ambas cejas, incrédula.

—Sí, y lo arruinamos completamente. —Masculló el chico de cabello blanco y negro, mirando de reojo a Evie, quien colocó ambas manos en su cadera.

—Ok, ok. —Alzó la voz el descendiente de Jafar, entonces la princesa malvada volteó a verlo, al igual que su novio. —Entonces ¿qué vamos a hacer?

— ¡Jay! —Le recriminó la chica de cabello azul, dándole un golpe en el brazo, pues estaba cansada de que sus vidas se arruinaran siempre por culpa de la ojiverde.

—Nosotros...—Volvió a hablar la hija de Maléfica, señalando a los cuatro. —...no vamos a hacer nada. Se acabó. ¡Casi me muero por culpa de ustedes tres, inútiles!

— ¡Casi nos quemas vivos, Mal! —Le recriminó Evie, acercándose a ella, tan furiosa como dolida por todo. — ¡Le mentiste a Jay, le mentiste a Carlos, y me mentiste a mí! ¡Éramos tu familia! Pero estoy harta de pagar por tus errores, Mal. —Gruñó, señalando a cada uno cuando los mencionó, negó con la cabeza.

— ¡Estaba intentando protegerlos del desastre que ustedes mismos provocaron, quería mantenerlos a salvo! —Se justifico la ojiverde. — ¡Les mentí al hacerles creer que tu me hechizaste solo porque...! 

— ¡Ya dejen de dar excusas estúpidas, ustedes cuatro tienen toda la culpa de que estemos aquí encerrados otra vez! —Los interrumpió Uma, ya harta. — ¡Me importa una mierda lo que hizo esta pequeña brujita presumida!

— ¿A que te refieres? Porque, según lo que entendí, ella hizo demasiadas cosas malas; pero luego me perdí con tantas discusiones. —Inquirió el hijo de Gaston, alzando la mano como si pidiera permiso para hablar, su capitana lo miro de reojo y se llevo la mano a la frente; el rubio era un caso perdido. — ¿Que fue lo que hizo Mal esta vez? —Dudo.

  La chica de cabello morado abrió la boca para defenderse, pero entonces oyó esos pasos acercándose hasta detenerse detrás de ella, se quedó muda.

—Eso mismo quiero saber yo, Mal Igna. —Habló Maléfica, cuyos ojos verdes llenos de maldad pura observaban a su descendiente fijamente, quien le estaba dando la espalda en ese momento. — ¿Qué hiciste esta vez, bestia?

 Celia se apresuró a alejarse del Dios del Inframundo y corrió hacia donde estaban los piratas, Uma la abrazó, mientras que Jane y Lonnie también retrocedían lentamente para permanecer lejos del caos. Carter tragó saliva con dificultad al ver a su suegra en persona por primera vez.

—Vaya, vaya. —Murmuró Hades, observando a su ex esposa con una sonrisa cínica en su rostro. —Que gran momento para una reunión familiar. —Exclamó, divertido.

— ¿Acaso este día puede empeorar? —Habló la prima de Alex Russo en voz baja, dirigiéndose hacia su mejor amiga, tomó su mano. Rosie la presionó y comenzó a retroceder junto a ella hasta donde estaban los piratas.

—Mejor te grito más tarde, M. —Susurró la chica de cabello azul, caminando lentamente hacia atrás, donde sus mejores amigos la esperaban.

—Sí, vete al demonio Evie, huye de las culpas después de hacer todo el maldito caos. —Gruñó la ojiverde, sintiendo rabia hacia ella.

— ¡No empeores la situación, Mal! —Le advirtió Evie, quien estaba aferrándose al brazo de Jay, apartó la mirada ya que no quería ver la reacción de la villana.

—Yo no empeore esto, tu lo hiciste cuando le pusiste las manos encima a Rosalinda, Mills. —Le recrimino la Princesa del Inframundo, luego se volteo para encarar a su progenitora. —Hola, mama. 

—Ay, Mal. —Exclamó la villana, acercándose peligrosamente a su hija, por lo tanto el Dios del Inframundo se apartó de su camino; riendo. —Ahora me explicarás muy bien todo... ¿Verdad, sabandija? —Le habló de manera intimidante. La joven tragó saliva con dificultad, sabiendo que no podría escapar de lo que estaba destinado a suceder.

—Muy bien, madre. —Accedió la adolescente, observando de reojo hacia atrás, estaba asustada; sin embargo suspiró y volvió a ver a su madre. —Para empezar, quiero decirte que maté a Aurora, Felipe, Leah y Stefan. —Confesó entonces.

— ¿¡Cómo que mataste a Aurora!? —Gritó la Emperatriz del Mal, furiosa, tomando a su descendiente por el cuello y levantándola del suelo; los ojos de la adulta comenzaron a brillar. — ¡No! ¡No podías hacer eso! —Alzó la voz, su ex esposo silbó al ver aquello y caminó hacia las chicas del PPP, mirándolas de reojo con una sonrisa cínica.

—No... —Murmuró Carter, asustada, apretó la mano de la reina de Costa Luna; pues era consciente de que intervenir en ese momento no era una opción. Rosie hizo una mueca al ver la reacción de su mejor amiga.

—Que escena tan conmovedora. —Se burló el villano, captando la atención de la castaña, quien lo observó con desprecio.

— ¿¡Quién demonios te crees que eres, Mal!? ¡Aurora era mía! ¡Mía! —Prosiguió Maléfica, presionando más el cuello de la joven, comenzando a ahorcarla.

— ¿No tienes que volver al infierno? —Gruñó la descendiente de la ex reina Sophia, nerviosa.

—Al infierno irán ustedes si abro la boca ahora. —Replicó Hades antes de sacarles la lengua, luego miró a su ex esposa. —Déjala dragón, la vas a matar y te quedarás sin muñeca para desquitar tu ira y odio. —Intervino, pero ella lo ignoró y sonrió perversamente mientras apretaba más el cuello de Mal, luego la soltó y la VK cayó al suelo, adolorida. Carter observó aquello mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Eres una maldita inútil, una estúpida y una cretina... Lo único que falta es que te hayas enamorado. —Protestó la villana, quien apretó los dientes para luego pisar la espalda de Mal con su pie. La joven se mordió el labio inferior con fuerza para no soltar un gemido de dolor, ni algo que pudiera comprometerla, pues que su madre supiera de que estaba enamorada de la morocha no era una opción. A pesar de todo lo que habían pasado, la chica de cabello morado aún haría cualquier cosa para protegerla. —Vas a vivir un infierno Mal, cada día que te queda en esta maldita vida va a ser un suplicio... Te lo aseguro, bestia estúpida. —Gruñó antes de pisarla con más fuerza.

—Pero Mal aún no te dijo algo muy importante, dragón de Lucifer. —Dijo su progenitor, sonriendo cínicamente y mirando de reojo a Carter, quien sintió escalofríos.

—No te atrevas a hablar. —Le advirtió la castaña, observándolo con desprecio, luego volvió a prestarle atención a la escena que se estaba llevando a cabo entre madre e hija.

 La ojiverde levantó la cabeza cuando escuchó aquello y sintió la verdadera desesperación en ese momento, así que antes de que su padre revelara la verdad, ella no lo pensó dos veces y se atrevió a decir lo primero que se le ocurrió; a pesar de que sabía que su progenitora se enojaría todavía más con ella.

— ¡Enamoré a la hija de Aurora, la seduje para tener sexo y estoy muerta de amor por ella! —Mintió la chica de cabello morado, sabiendo que era la única forma en la que evitaría que su verdadero amor fuera asesinada frente a sus propios ojos. Carter comenzó a llorar involuntariamente cuando escuchó eso, pero luego recordó las palabras que su dragoncita le había dicho en el castillo y comenzó a limpiar sus lágrimas con su mano libre, pues Mal tenía que estar mintiendo.

— ¿Qué? —Cuestionó Maléfica, shockeada, quitó el pie que tenía sobre la espalda de su descendiente y se quedó inmóvil. — ¿Que te enamoraste de la hija de Aurora? —Apretó los dientes y gruñó alto.

  Los demás VKs y las dos AKs observaban todo con terror, apreciaban demasiado sus vidas como para intervenir, mientras que las agentes del PPP aún seguían en shock; mirando todo con lágrimas en los ojos.

—Ponte de pie ahora, Mal Igna. —Ordenó la villana, apretando sus puños, mientras el odio corría por sus venas al ver como su hija se levantaba tambaleándose y la miraba a los ojos.

—Sí... Me enamoré de ella. —Aseguró la chica de cabello morado, quien sintió un mareo así que se tambaleó hacia delante, chocando con su progenitora quien seguía estando rígida.

—Hoy vas a arder como nunca, Mal. No te vas a salvar de la paliza que te voy a dar, mocosa imbécil e inútil. —Murmuró Maléfica, sonriendo con malicia antes de alejarla lentamente de ella y proporcionarle una bofetada tan fuerte que la hizo caer al suelo inmediatamente. — ¡Maldita bestia ingrata! —Gruñó, furiosa, tomándola del cuello y levantándola del suelo para entonces darle más golpes en el rostro.

—Creo que Malsy no ha dicho todo aún. —Intervino Hades, su ex esposa lo miró antes de soltar a su descendiente, quien cayó al suelo; débil. La Emperatriz del Mal miró a su hija con odio y solo entonces la VK comenzó a incorporarse del suelo, la chica la observó a los ojos y se limpió la sangre de los labios con el dorso de su mano.

—La descendiente de Aurora nos envió a todos aquí, ella tiene tu cetro. —Confesó la Princesa del Inframundo, en voz baja, luego miró hacia el suelo. Su progenitora la miró, bastante sorprendida por esa revelación.

—Eres una deshonra total, Igna... No puedo creerlo. —Le recriminó Maléfica, quien se acercó a ella para levantarle el mentón con un dedo, mientras que los ojos de la adulta brillaban con más intensidad. —Voy a matarte Mal, voy a hacerte basura humana... Te destruiré, pedazo por pedazo... ¡Vas a conocer de lo que soy capaz, maldita perra! ¡Te voy a matar, Mal! —Gritó y comenzó a ahorcarla de nuevo, sin temor a matarla, presionó aún más su cuello para dejarla sin aire.

—Mata-Mátame... —Concordó su descendiente en voz baja, sin oponer resistencia ya, pues no había nada que hacer. En sus ojos habían lágrimas acumuladas, por lo tanto los cerró, esperando a que su madre terminara con ella de una vez por todas.

 Carter se cubrió la boca con su mano libre para ahogar sus sollozos, pues estaba presenciando una escena totalmente horrible y desgarradora, deseaba intervenir pero estaba paralizada del miedo; mientras tanto su mejor amiga estaba pálida al ver aquello, las lágrimas aún seguían acumuladas en sus ojos. Ahora entendía la razón por la que Mal las había engañado para poder escapar de la Isla cuando se conocieron. La chica de cabello azul cerró los ojos con fuerza mientras lloraba, mientras que Carlos la sostenía del brazo con fuerza. Hades frunció el ceño y volteó a ver a la castaña y a la morocha.

—Ya saben de lo que es capaz esta mujer. —Se burló el Dios del Inframundo, les sonrió antes de acercarse sigilosamente hacia la villana, dispuesto a darle un golpe.

—No me toques o arderás. —Le advirtió su ex esposa al adulto, quien se encogió de hombros mientras veía como ella presionaba más el cuello de su hija. Cuando Maléfica la sintió casi muerta, la soltó, haciéndola caer al suelo como basura. —Recógela y tráela. La voy a dejar sin alma y sin nada. —Le ordenó a Hades, señalando a su descendiente con el dedo, no esperó respuesta y se volteó para comenzar a caminar por la calle; furiosa.

—Como digas, dragón de pésimo humor. —Accedió él, en un rápido movimiento cargó a Mal sobre su hombro y comenzó a seguir a la villana. Evie observó aquello, llena de impotencia.

—No, no, no podemos dejar que se la lleven. —Murmuró Evie, mirando a sus dos mejores amigos, quienes negaron con la cabeza y la sostuvieron más fuerte de los brazos; intervenir en una pelea familiar ajena era una muerte segura. La Emperatriz del Mal se detuvo al escuchar aquel comentario y giró la cabeza para observar a los tres VKs.

—Regina, Jafar y Cruella estarán muy felices de verlos, malditas sabandijas. —Habló la adulta, observándolos con odio, luego miró a Carter durante unos segundos. La princesa malvada apretó los labios al oír aquello, el joven ladrón los miró con desprecio y por último el pecoso tragó saliva con dificultad al oír el nombre de su madre y un escalofrío recorrió su espalda. —Esa mocosa... —Susurró antes de sonreír y darse la vuelta y continuar su camino hacia el Castillo de las Gangas junto a su ex esposo y su descendiente inconsciente.

 Cuando perdieron de vista a los tres, el ambiente dejó de estar tan tenso.

— ¿Crees que sepa quién soy? —Murmuró la prima de Alex Russo en el oído de la reina de Costa Luna, quien se encogió de hombros. —Ok, ¿saben qué? Vamos a salir de aquí para destrozar a Audrey, pero... mientras esperamos a que se nos presente la oportunidad de irnos, ¿por qué no nos vamos a un lugar seguro antes de que aparezca otro villano?

—Yo conozco un lugar. —Habló Jane, levantando la mano tímidamente. Evie se volteó al escuchar aquello.

— ¿Y tú te crees que seguiríamos a un hadita insignificante por el lugar más peligroso que conocemos? —Dijo la chica de cabello azul, acercándose a ella de manera intimidante, ignorando el sonido de unos tacones que se acercaban a ella y de repente se detuvieron.

—Claro que ella no cree eso. —Aseguró Regina, su descendiente tragó saliva con dificultad al escuchar su voz después de tanto tiempo. —Porque vas a volver a casa conmigo, manzanita podrida.

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