Capítulo 11: ❝El principio del fin❞ [Parte 1]
El día del juicio de Rosie había finalmente llegado, pero también era el día en el que las AKs tenían una sola oportunidad para dejar Auradon para siempre, así que Lonnie y Jane ingresaron por la ventana de la habitación de Audrey en la residencia; llevando sus respectivas mochilas en sus espaldas.
— ¡Hoy es el día! —Habló la descendiente de Mulán, acomodando su ropa.
— ¿Ya estás lista? —Interrogó la pequeña hada, echando hacia atrás su cabello.
—No recuerdo ser hija de Rapunzel y haber tirado mi cabello para que ustedes escalaran por mi ventana. —Masculló la hija de Aurora, frunciendo su ceño al ver lo que sus amigas acababan de hacer.
—Así es más divertido. —Exclamó la menor de las AKs, acomodando su chaqueta de cuero celeste.
— ¿Decidiste hacer lo correcto con respecto al diario de Carter? —Cuestionó la joven guerrera, observando a la princesa de Auroria.
—No hay nada que hacer con ese diario. Fin del tema. —Gruñó la rubia, mirando con desprecio a la chica que se había atrevido a insinuar que ella alguna vez haría lo correcto, eso no estaba en su sangre. —Ahora ayúdenme con mis cinco maletas.
— ¡Claro que sí! No es de Mal, es de Carter, tienes que devolverlo. —Insistió Lonnie, pero su novia se acercó a ella para murmurar algo en su oído y la descendiente de Mulán asintió con la cabeza. —Bien, pero solo voy a cargarlas porque no hay tiempo que perder. —Dicho esto, ella tomó dos maletas.
—Es mucho equipaje. —Protestó Jane, levantando otras dos valijas. —Lleva una tú, Audrey, ¿quieres? —Pidió, haciendo pucheros.
— ¡Esperen! Tengo que ponerme el protector solar y las gafas antes de salir. —Dijo la rubia, corriendo hacia su tocador para tomar aquel objeto y colocarse aquella crema que la protegería de los rayos del sol, también se puso las gafas. —Ahora sí puedo huir con mucho estilo.
—Serás la falsa VK más diva y perra de todas. —Exclamó la pequeña hada, negando con la cabeza cuando la vio colocarse aquel protector solar.
— ¡Que no se me olvide la lima de uñas! —Comentó de repente la princesa de Auroria, deteniéndose abruptamente y avanzando hacia su tocador para tomar aquel objeto y guardarlo en su bolso de mano. —Ahora si nos podemos retirar. —Dijo, levantando la maleta restante.
—O la van a destrozar apenas lleguemos a la Isla. —Intervino la joven guerrera, haciendo una mueca. —Vámonos ya... —Dicho esto, se acercó a la ventana y arrojó el equipaje de Audrey por allí, saltó por la ventana y ayudó a su pareja a hacer lo mismo.
— ¿¡Como voy a bajar por esa ventana!? ¡No me voy a lanzar por ahí ni aunque Mal me lo pida! —Gritó la dueña de la habitación, mirándolas desde la ventana por la que sus amigas acababan de brincar. — ¡Yo no soy hija de Rapunzel por si no se dieron cuenta! ¡Soy hija de la Bella Durmiente así que dormir y ser bella es mi don! ¡No andar de marimacha bajando por las ventanas! —Se opuso inmediatamente y les arrojó su valija.
— ¡Por el amor a toda la magia! ¡Eres imposible! —Protestó la menor de las AKs, perdiendo completamente la paciencia. —O bajas por las escaleras como una persona normal o bajas con estilo con mí magia. —Sugirió, guiñándole el ojo.
—Eres descendiente de Aurora pero no dormiste cuando estuviste con Mal, ¿o si? —La interrogó la hija de Mulán, alzando ambas cejas.
— ¡Cállense las dos, par de incompetentes! ¡Una princesa nunca pierde su estilo! ¡Les demostraré de qué soy capaz! —Gruñó Audrey, sentándose en el marco de la ventana y mirando a sus amigas desde allí, ya que estaba a dos metros de distancia del suelo y temía romperse un pie si daba un mal salto y sus preciosos tacones rosados podían quebrarse fácilmente. — ¡Atrápame y te haré un oral, Lonnie! —Pidió, arrugando la nariz.
— ¡Ahora eres una princesa rebelde! —Dijo la joven guerrera, sorprendida cuando la vio sentarse en la ventana. — ¡Si haces esas promesas, hasta te llevaría a la Isla en limusina!
— ¡Ah no, la única que te hace orales soy yo así que no te atrevas a tocarla y salta de una maldita vez! —Protestó Jane, celosa, la rubia cerró los ojos y se dejó caer así que la pequeña hada utilizó su magia para depositarla en el suelo y arrebatarle el diario de Carter de su maleta para entonces guardar el libro en el bolsillo interior de su chaqueta de cuero celeste. —Abre los ojos y vámonos, la Isla nos espera. —Exigió, tomando las dos maletas que le pertenecían a la princesa de Auroria.
— ¡Sí soy una princesa rebelde! —Alardeó Audrey, abriendo los ojos y acomodando su cabello con elegancia. — ¡Jane! ¡Yo sé que tú te mueres porque yo te enseñe lo que le enseñé a Malsy! ¡Pero no lo haré! —Masculló, señalándola con el dedo.
— ¿Qué le enseñaste, exactamente? Quiero detalles... —La interrogó la pequeña hada, mordiéndose el labio inferior mientras comenzaba a caminar hacia la frontera junto a su novia, la rubia las seguía lentamente.
— ¡Le enseñé que las princesas podemos ser perras en la cama! —Alzó la voz la rubia, moviendo la cabeza para agitar su cabello. —Además de que le enseñé mi cuerpo hermoso y escultural sin ninguna censura. —Dicho esto, se mordió el labio inferior al recordar la manera en la que Mal la había tocado.
— ¡Excelente! —Dijo Jane. —Pero ¿quién fue la pasiva primero?
—Le cuentas mientras caminas más rápido, rubia, o no llegaremos más. —Las interrumpió Lonnie, impaciente, pero fue ignorada.
—Pues yo, ¿quien más?, esa Mal es una fiera insaciable. —Contestó la princesa de Auroria para luego soltar un suspiro. —De tan solo recordar todas las cosas que dice cuando está caliente me dan unas ganas de ir a buscarla para que eso se repita...
—Y seguro quieres que se repita, ¿no? Tenerla entre tus piernas mientras te hace gemir... —Continuó interrogándola la descendiente del hada madrina. — ¿Y qué te dice cuando está caliente? —Dudó, recibiendo un codazo por parte de su novia, quien estaba muy celosa.
—Ok, no lo soporto más, apresúrate ya. —Masculló la hija de Mulán, tomando del brazo a la rubia para hacerla caminar más rápido hacia la frontera, volteó a ver a su chica con su semblante serio. —Y tú, no pienses en Mal. —Exigió, así que la menor asintió con la cabeza y las siguió.
— ¡Claro que quiero que se repita! ¡No sabes como grité con Mal! —Admitió Audrey sin ningún tipo de vergüenza. —Uf Jane, la hija de Maléfica no tiene control cuando se pone caliente, esa chica es el mismísimo infierno en persona.
—De hecho sí lo sé porque las escuché, ustedes me despertaron. —Replicó la pequela hada, haciendo pucheros. —Esa chica realmente te tiene a sus pies... Tal vez si te quedas te conviertes en su esclava sexual.
— ¡No se va a quedar aquí! —Sentenció la joven guerrera.
— ¡Por Dios pero que alto me hizo gritar Mal para despertarte a ti con ese sueño de hipopótamo! —Gritó la princesa de Auroria, luego miró a la chica que la estaba forzando a caminar velozmente. —Lonnie, ¿te gustaría que te haga lo que hizo Mal?
— ¡No ofendas a mí novia con su sueño pesado o te entrego al primer VK que vea cuando lleguemos a la Isla de los Perdidos! —Masculló la descendiente de Mulán, pero luego consideró aquella propuesta. —Claro que sí, tal vez en la Isla podamos hacer ese trío. —Accedió, encogiéndose de hombros.
— ¡Lonnie! —Se quejó su pareja, celosa de solo pensar en la idea de Audrey compartiendo la cama con su chica sin ella.
— ¡Yo solo soy pasiva con Mal! —Se apresuró a aclarar la rubia. —Si ustedes dos me provocan mucho les enseñaré a no meterse conmigo.
—Ya veremos quién será la pasiva. —Murmuró Lonnie.
— ¡Yo no lo seré! —Chilló Jane, apresurando su caminata.
—Le agradezco a mi Malsy por sodomizarme aquella noche, así ahora las controlaré a ustedes dos y las volveré mis esclavas. —Exclamó la hija de Aurora, quien siempre conseguía lo que deseaba. — ¿A que no es mala idea? —Dicho esto, les guiñó el ojo.
—No me molestaría ser tu esclava... —Admitió la pequeña hada, mordiéndose el labio inferior con fuerza.
—La mala idea es que sigamos aquí en cuanto el juicio de Rosie empiece así que cállense y caminen. —Intervino la descendiente de Mulán, seria, caminó más rápido siendo seguida por sus compañeras.
Tenían que irse antes de que el caos comenzara.
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Por otro lado, en el castillo de Bestia, Scarlett; Carter y Cinder estaban reunidas alrededor de una pequeña mesa, repasando su estrategia en voz baja.
Ahora que conocían la verdad –y tenían pruebas de ello– no podían fallar.
—Ok, todas sabemos que hacer, no hay lugar para errores. —Murmuró la pelirroja, mirando a sus amigas. —Cualquier cosa que desconozcamos solo dificultará todo esto aún más.
— ¡Oh esperen chicas! —Exclamó la rubia, recordando un detalle importante que había averiguado y no había recordado que debía comunicarlo antes. — ¡No puedo creer que olvidé decirles esto! —Prosiguió, haciendo una mueca.
—Ahora ¿qué pasó? —La interrogó la descendiente del mayor Mason. —No me digas que viste a Mal con Audrey porque me iré de aquí y mataré a esa princesita primorosa ahora mismo... —Gruñó en voz baja.
—No creo que la chica de cabello morado sería tan estúpida como para volver a acercarse a la hija de Aurora. —Opinó Scarlett.
— ¡No! ¡No es eso, Car! —Replicó Cinder. — ¡Es que el día del entierro de Ben Adam dijo que condenaría a Rosie a muerte!
— ¡Desgraciado hijo de puta! ¡No puede hacer eso! ¡Tenemos pruebas que muestran su inocencia! —Se quejó la pelirroja, apretando los puños al oír aquello, así que le dio un golpe a la mesa. —Rosie no se puede enterar de lo que dijo Adam, ¿ok? Así que cuiden sus palabras.
— ¡Ese bastardo debería morir ya! —Masculló la prima de Alex Russo, alterada luego de escuchar eso. — ¡Claro que ella no se debe enterar! ¡Si lo hace, todo esto será un completo desmadre! —Dijo, frustrada.
—Cálmense chicas, debemos llevar a cabo perfectamente esta operación. —Intervino la rubia, seria.
—Hoy nos vamos de Auradon cueste lo que cueste. —Aseguró Scarlett, viendo como dos guardias acababan de entrar a la habitación escoltando a Rosie, quien está esposada. La obligan a caminar hacia donde están sus amigas. —Prepárense para cualquier cosa.
— ¡Chicas! Me alegra tanto verlas, no saben cuánto las extrañé. —Habló la castaña, siendo totalmente sincera cuando llegó junto a ellas. —No soportaré otro momento lejos de ustedes... —Confesó.
— ¡Ro! —Exclamó su Consejera Real, caminando hacia la recién llegada con la intención de abrazarla, pero un guardia se interpuso para evitarlo. — ¡Quítate de en medio! ¡Es mi mejor amiga! —Gruñó ella, queriendo golpearlo, pero Cinder la tomó del brazo para evitar que lo hiciera.
—No a la violencia, repito, no a la violencia. —Murmuró la rubia.
—Car, no te alteres, ya estoy aquí. Eso es lo importante. —Intervino la chica de Costa Luna, entonces los dos guardias se alejaron de ellas para darles un poco de privacidad antes de que el juicio comenzara. — ¿Hicieron lo que les pedí? Porque no puedo pasar otro día en la cárcel. —Dudó, viendo de reojo a los VKs, quienes acababan de llegar y estaban acomodándose en sus asientos.
Evie la saludó con la mano y la castaña imitó su gesto.
— ¡Tarados! —Les gritó la chica que solía vender cebo a Luisiana a los guardias una vez que ellos se alejaron de ella, entonces miró a su mejor amiga. —Hicimos todo lo que pediste, maldita, estaba muy preocupada por ti.
— ¡Carter! ¡Compórtate antes de que te encierren a ti también! —La regañó Rosie, observándola con seriedad. —Perfecto, entonces todo esto será fácil. —Murmuró, aunque la verdad era que estaba nerviosa.
—Chicas, que no cunda el pánico por favor. —Suplicó Cinder, mientras sacaba su computadora portátil de su bolso y la colocaba sobre la mesa, ya que ahí tenían todas las pruebas que necesitaban.
—No hay pánico, vamos a ganar esto. —Exclamó la pelirroja, sacando el diario de Rosie de su cartera y apoyándolo sobre la mesa, ya que lo usarían como evidencia.
—Claro que vamos a ganar, sí o sí. —Afirmó Carter, segura.
—Si el pánico cunde nosotras fracasamos, y eso no puede suceder bajo ningún concepto. —Añadió la rubia.
—Nosotras nunca hemos fallado y hoy no será la excepción. —Finalizó Rosie, mirando a sus amigas, tomó la mano de la morocha por debajo de la mesa y la apretó.
— ¡Todos de pie para recibir al rey Adam y al jurado, todos los miembros del Consejo Real! —Ordenó uno de los guardias, así que todos los presentes se incorporaron de sus asientos. — ¡Presentando a la reina Mérida de DunBroch! —Habló él, así que la mujer ingresó a la habitación y se dirigió hacia su asiento en la sección para el jurado.
— ¡La reina Cenicienta y el rey Henry, de Cinderellasburg!
Los susodichos entraron tomados del brazo y caminaron hacia sus asientos.
— ¡El rey Erick y la reina Ariel, de Seaside!
Ambos atravesaron el salón hasta llegar a sus lugares.
— ¡La sultana Jasmine y el sultán Aladdin, de Agrabah!
Dicho esto, la rata callejera junto a su esposa aparecieron y caminaron hacia sus asientos, mientras que Jay los observaba apretando los puños.
— ¡El rey Felipe y la reina Aurora, de Auroria!
La Bella Durmiente ingresó a la habitación junto a su esposo, Mal los siguió con la mirada mientras ellos iban hacia sus sillas, los ojos de la villana brillaron por unos segundos.
— ¡La reina Blancanieves y el rey David, del Bosque Encantado!
Evie observó con rencor como la pareja entraba y se ubicaban junto al resto de los héroes.
— ¡El rey Arturo y la Reina Guiniver, de Camelot Height!
El rubio apareció y caminó hacia sus asientos junto con su esposa.
— ¡La reina Rapunzel y el rey Eugene Fitzherbert, de Corona!
La joven con larga cabellera junto al ex ladrón ingresaron y se acomodaron en sus asientos.
— ¡Las representantes de Arendelle, la reina Elsa y su hermana Anna, han decidido no asistir debido a que consideran que este juicio es injusto! —Anunció el guardia. —En palabras de ambas, "no formaremos parte de este cruel ataque a una pobre chica que fue forzada a casarse por este mismo Consejo Real que no acepta que las mujeres pueden gobernar sin tener a un hombre a su lado, no puedes casarte con alguien que acabas de conocer, así que váyanse al demonio todos los que aceptaron esto. Atentamente, reina Elsa de Arendelle y su Consejera Real, Anna de Arendelle."
Al menos hay dos personas inteligentes en este lado del reino, pensó Carlos.
— ¡El emperador Shang y la emperatriz Mulán, de Northern Wei!
Ambos entraron y caminaron hacia sus asientos en la sección que estaba designada para el jurado, una vez que estuvieron sentados la mujer que había salvado China le guiñó el ojo a Rosie y le sonrió a Carter.
— ¡El rey Adam y la reina Bella, de Auradon!
Los dos ingresaron a la habitación y se acomodaron en sus lugares, Mal y Evie gruñeron al verlos mientras que la chica de Costa Luna volteó a ver a su mejor amiga y se acercó a su oído.
— ¿Qué averiguaste anoche? ¿Cuál es la verdad? —La interrogó la castaña en voz baja, Carter solo apretó su mano con fuerza para luego mirarla y apretar los labios antes de abrir la boca para contestar, pero Rosalinda fue más rápida. —: ¿Quién asesinó a Ben?
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