Capítulo 10: ❝Peleas y Sentencias❞

  Al día siguiente, todo Auradon había asistido al funeral de Ben, excepto Rosie –quien aún seguía encerrada sin poder recibir visitas por decreto de Adam–, hasta los VKs estaban presentes en la ceremonia.

 Bella subió al podio para ser vista por todas las personas y observó el ataúd cerrado en el que se encontraba su hijo.

—Ben... Siempre te alenté a que siguieras a tu corazón, yo sé que ibas a ser un excelente rey, pero ni siquiera pudiste concretar tu primera proclama: destruir la Isla de los Perdidos y a todos los que están encerrados allí. —Sollozó la mujer, generando murmullos en todo el salón. —Merecías más de lo que tuviste, no imaginas el dolor que siento ahora mismo, si tan solo no hubiera apoyado tu relación... seguirías aquí con nosotros. Pero no, te dejé dormir con una asesina, y te prometo que vamos a hacerla pagar por todo lo que te hizo. —Dicho esto, descendió del podio para ir a buscar refugio en los brazos de su esposo.

  Fue en ese momento en el que un rubio se levantó de su asiento y caminó hacia la tarima.

—Ben, ahora que no estas entre nosotros y tu viuda es la principal sospechosa por tu asesinato, ¿quién crees que será el sucesor? —Habló Chad Charming mientras acomodaba su saco. —Quizás al menos se debería considerar que fui tu mejor amigo y soporté todos tus ataques, así que concluyo que el rey debería ser yo.

— ¡Saquen a ese idiota de ahí antes de que yo lo haga! —Gritó la hija de Maléfica desde su asiento, a sus costados se encontraban sus amigos. — ¡Tú no mereces su corona! —Le recriminó, señalándolo con el dedo.

 Al escuchar aquel pedido, Carter se incorporó de su asiento y subió a la tarima para tomar al descendiente de Cenicienta del brazo.

— ¡Desaparece de aquí, estúpido! —Exigió la morocha. — ¡Estas muy loco, mocoso! ¡Fuera de mi vista! —Exclamó para luego ver como el príncipe corría de regreso a su asiento como una perra en celo.

— ¡Gobernado de mierda! —Alzó la voz Jay, desde su asiento.

— ¡Gracias, Car! —Habló Mal, guiñándole el ojo a su chica. — ¿No tienes un discurso que dar?

—Estoy aquí hablando en nombre de mi mejor amiga Rosalinda, quien en estos momentos está injustamente apresada por un asesinato que no cometió, un asesinato que fue totalmente merecido y que aún así ella no llevó a cabo, me atrevo a recalcar el hecho de que Benjamín Florian Beast fue un verdadero tirano; al igual que su padre, y al parecer es una costumbre familiar el golpear a las mujeres y maltratarlas. —Comenzó a decir su discurso la chica del PPP, recibiendo una mirada llena de odio por parte de Adam, ella lo observó de la misma manera para darle a entender que el sentimiento era mutuo. —En estos momentos Rosie, quien fue culpada siendo inocente sólo por la ira y la estupidez que posee una cabeza hueca que pensaría que ella sería capaz de asesinar a alguien, posiblemente estaría brindando sus condolencias más sinceras y de corazón porque aunque ese bastardo que ustedes le hacían llamar rey no era más que un genocida, ella es una persona de magníficos sentimientos y muy humana, a diferencia de los líderes que ha tenido esta tierra. Y para terminar, aclaro que voy a encontrar al culpable de estos actos, y le haré pagar por su mezquindad y crueldad, en nombre de mi mejor amiga. —Dicho esto, acomodó su cabello e hizo una reverencia para luego descender de la tarima con elegancia y regresar a su asiento en donde sus amigas la estaban esperando.

— ¡Así se habla, esa es mi chica! ¡Estoy orgullosa! ¡A ti no te van a callar! —Gritó la ojiverde, sonriendo victoriosa.

—M, ya cállate... —Murmuró De Vil, avergonzado por su comportamiento.

—Sí, mejor cierra la boca. —Intervino la princesa malvada, proporcionándole un codazo para calmarla.

  Cuando Carter finalizó su discurso, la hija de Aurora caminó hacia donde se encontraban los VKs.

— ¿Me permites un momento a solas, Mal? —Preguntó la recién llegada, seria e inexpresiva, se levantó de su asiento y se encogió de hombros al verla.

—Sí, claro que sí. Ahora vuelvo, chicos. —Accedió la chica de la Isla y se acercó al oído de la princesa—: ¿Dónde quieres que lo hagamos esta vez, rubia?

—No voy a dejar que me toques, Mal. —Gruñó la descendiente de la Bella Durmiente, seria.

—Eso no lo decías cuando te estaba haciendo mía, cariño. —Replicó la descendiente de Maléfica, logrando que su archienemiga bufara y la tomara del brazo para llevarla hacia un lugar un poco más apartado en el que pudieran hablar tranquilas, la villana se dejó arrastrar por ella y cuando llegaron a su destino la princesa la soltó. —Si no deseas que te toque, entonces ¿qué quieres? —Dudó, intrigada.

—Quiero saber por qué hay tanta felicidad de tu parte en un velorio, además de que no te he visto tener un ataque de ansiedad, sino ataques de felicidad. —Exigió Audrey, observando los ojos de la chica de la que estaba enamorada con su expresión seria. Su comentario logró sorprender a Mal, quien alzó una ceja.

—Hay que ponerle alegría a los momentos horribles, ¿no lo crees? —Sugirió la chica de cabello morado, sonriendo con cinismo. — ¿Ahora te preocupas por mí? Me siento halagada, considerando que normalmente solo te preocupas por ti misma. Y hablando de eso, yo tampoco te he visto llorar en este funeral...

—Ya lloré lo suficiente en mi cuarto. —Replicó la rubia, recordando lo que había leído en el diario que había robado. —Me parece sumamente falsa tu fachada, concluyo que eres una actriz magnífica Mal. —Confesó, esbozando una sonrisa cínica mientras que la apuntaba con su dedo.

—Yo digo exactamente lo mismo. —Mintió la villana. — ¿Y qué si no demuestro mis condolencias? Ben no era una buena persona y tú lo sabes perfectamente. Pero asumo que Rosie no fue la única víctima de sus maltratos, ¿qué más te hizo, además de golpearte? —La interrogó y sus ojos comenzaron a brillar para obligarla a decir la verdad, pues ella todavía recordaba el día en el que junto a las AKs había descubierto que él la golpeaba. La princesa no tardó en ceder ante la hipnosis.

—Él hasta me... —Comenzó a hablar Audrey, pero entonces sintió una mano que apretaba su hombro. Al ver a la persona que acababa de llegar, los ojos de Mal dejaron de brillar y su sonrisa perversa desapareció.

— ¿¡Qué estás haciendo cerca de Mal!? —Exigió Carter, celosa.

—Le dije que no quería tenerla cerca pero me arrastró hasta aquí de todas maneras, ¿puedes creer que no respeta mi privacidad? —Se excusó la Princesa del Inframundo, fingiendo inocencia. —Como sea, yo mejor... me voy. —Dicho esto se retiró sin siquiera mirar atrás, antes de que la chica de Luisiana pudiera recriminarle por sus acciones.

— ¡Oye! —Masculló la morocha, tomando del brazo a la hija de Aurora para hacerla girarse así podría verla a la cara, pues la rubia parecía estar algo shockeada. — ¿¡Qué haces cerca de mí chica!? —La interrogó, entonces la vio pestañear varias veces, comenzando a reaccionar.

— ¡Quita tus sucias manos de mi cuerpo! —Gruñó la princesa de Auroria, sacando la mano de la agente secreta de su brazo de manera bruta. —Ella no es tu chica, es mía, y su actitud es sospechosa.

—Mal es mía, ubícate nena. —Masculló la prima de Alex Russo, mirándola de arriba hacia abajo con desprecio. —Si ella actúa raro eso no te debe importar, princesita mimada. —Aseguró.

—Mal no es tuya, jamás lo será, no me interesa lo que ella escrito en unas hojas de mierda que no significan nada. —Afirmó la chica de Auradon, cruzándose de brazos, molesta. —Claro que me importa porque ella es peligrosa. —Insistió.

— ¿Hojas de mierda? —Repitió Carter, procesando aquella información, hasta que entonces reaccionó y la señaló con un dedo—: ¡Así que tú lo tienes, maldita ladrona! ¿¡Dónde mierda está mi diario!?

—Ella me dejó unas notas después de que me hizo suya, de eso hablo. —Se defendió la rubia, orgullosa. — ¡Yo no soy una ladrona! No sé de qué diario estás hablando, y no me interesaría leer nada sobre ti. —Protestó, indignada.

— ¡A mí no me engañas! —Gritó la chica de Luisiana, exaltada, tomándola del brazo con fuerza. — ¿¡Dónde tienes mi diario, maldita ladrona!?

— ¡Te dije que me sueltes! —Demandó la descendiente de Aurora, furiosa, mirándola de arriba hacia abajo con desprecio. —Ya te dije que yo no tengo tu estúpido diario, ¿por qué lo querría? Ahora quítame tus asquerosas manos de Consejera mediocre de encima o le diré a los Beast que condenen a Rosalinda por asesinar a Ben. —La amenazó, seria.

—Inténtalo y terminarás en un ataúd al igual que él antes de que puedas llamarlos, maldita ladrona de mierda. —Le advirtió la morocha, apretando el brazo de la princesa primorosa. —Dame mi diario ahora mismo Audrey Rose, no sabes de lo que soy capaz, estúpida descerebrada. —Insistió nuevamente, pronto perdería la paciencia.

— ¡Que no soy una ladrona, perra descarada! ¡Deja de perder el tiempo conmigo y preocúpate por salvar a tu amiguita! —Masculló la hija de Auroria, indignada. —No tengo tu estúpido diario, ¡ya te lo dije!

 En ese momento, Lonnie y Scarlett se acercaron rápidamente hacia ellas al percatarse del alboroto.

— ¿¡Qué les pasa!? —Inquirió la joven guerrera, confundida.

—Pero ¿¡qué significa esto, señoritas!? —Dudó la pelirroja, siendo ignorada.

— ¡Tú eres la perra descarada! —Alzó la voz la mejor amiga de Rosie antes de lanzarse encima de su archienemiga, jalándola de los cabellos. — ¡Dame mi diario, puta!

— ¡A mi nadie me insulta sin pagar las consecuencias! —Chilló la rubia, comenzando a golpearla, por lo tanto la agente del PPP comenzó a defenderse. — ¡No lo tengo, idiota!

— ¡Carter, no hagas esto! —Gritó Scarlett, tomando de la cintura a su amiga para sacársela de encima a Audrey. Al notar esto, la prima de Alex Russo comenzó a forcejear con ella para que la dejara continuar arreglando sus asuntos pendientes con la princesa primorosa insoportable que tanto despreciaba. — ¡No tenemos tiempo para que te busques más problemas! —Exclamó, tratando de hacerla entrar en razón.

— ¡Y tú no le sigas la corriente! —Dijo Lonnie, ayudando a su mejor amiga a levantarse y colocándose entre ambas para separarlas, luego miró a la agente del PPP cuando la oyó hablar. — ¿De qué diario hablas? ¿Cómo es?

— ¡Es mi diario, solo mío, nadie más lo puede tocar porque es de propiedad! ¡Tiene la carátula negra y unas páginas que son indescifrables! —Alzó la voz la morocha, lanzando patadas al aire para que la pelirroja la soltara, sin embargo apuntó a la hija de Aurora con su dedo índice. — ¡Yo sé que lo tienes, perra inútil! ¡Y esa es la razón por la que Mal no te ama! —Dijo, furiosa.

— ¡Te voy a matar, Mal sí me ama! —Exclamó la princesa de Auroria, intentando volver a golpear a la Consejera Real de Rosie, pero la hija de Mulán no se lo permitió.

— ¿Carátula negra? ¿Páginas indescifrables? —Repitió la joven guerrera, frunciendo su ceño mientras aún sujetaba a Audrey. — ¿Te refieres a que las primeras 20 páginas están en blanco? —Inquirió, curiosa.

— ¡Car, tu mejor amiga estaría muy decepcionada de ti si viera que te peleas con una princesa en lugar de buscar la manera de sacarla de la cárcel! —Comentó Scarlett, alejando a la chica de Luisiana de ambas princesas.

— ¡No son páginas en blanco en sí! ¡Tienen magia! —Explicó la prima de Alex Russo, sin dejar de patear el aire, tratando de liberarse. — ¡Rosie estaría orgullosa de mí si supiera que golpee a la perra que me quiere quitar a Mal! —Dijo sin dejar de luchar, a pesar de que sus esfuerzos eran en vano.

— ¿Páginas en blanco mágicas? —Habló la descendiente de Mulán, sorprendida por la respuesta, entonces miró a la rubia que luchaba por separarse de ella. — ¡Ahora todo tiene sentido! ¡No le robaste el diario a Mal, le robaste el diario a Carter!

— ¡Calla, yo sé bien lo que hice! —Se quejó la hija de Aurora.

—Ok, ya hablaste suficiente, es hora de que te calles. —Intervino la pelirroja, cubriéndole la boca a la chica que sujetaba. —Vamos a sentarnos. —Dicho esto, la arrastró por todo el lugar sin quitar la mano de su boca, mientras que la joven aún lanzaba patadas hasta que ambas llegaron a sus asientos en donde Cinder las estaba esperando. En ese momento Scarlett la soltó y se colocó delante de ella para bloquearle el paso antes de quitarle la mano de la boca.

—No te cansas de meterte en problemas. —Mencionó la rubia que las esperaba, divertida.

— ¡Carter! ¡No puedes hacer esto! —Le recriminó la pelirroja, indignada. —Nos estás arriesgando demasiado, tenemos que ayudar a Rosie, no empeorar su situación.

— ¡Quítate que la voy a matar! ¡Esa maldita se robó mi diario! ¡Tiene que morir de manera lenta y dolorosa! —Gritó la prima de Alex Russo, mirando a Audrey que ahora se encontraba hablando con Jane y Lonnie, lejos de ellas.

— ¡Carter! —La reprendió nuevamente la pelirroja, elevando su tono de voz. — ¡No vas a matar a nadie, eso va en contra de las reglas! —Murmuró.

—No armes más escándalo o empezarán a sospechar de nosotras y que las cuatro terminemos en la cárcel no puede ser una opción. —Habló Cinder. —Además, Mal te dio un diario, ¿eso no es suficiente? —Dudó, arrugando su nariz, entonces la morocha se cruzó de brazos e hizo pucheros.

— ¡No me grites! ¡Ese diario es hermoso y mío! —Le dijo la descendiente del mayor Mason a Scarlett, luego dirigió la vista hacia su otra amiga y finalmente observó hacia el suelo. —Pero el que me dio Mal también es hermoso... —Admitió, elevando la vista para buscar a su amada, que se encontraba a unos metros hablando con sus amigos.

— ¡Te grito porque tú me gritas! —Se defendió la pelirroja, pasando una mano por su cabello, suspiró hondo. —Te garantizo que recuperarás tu diario pero ahora Rosie es nuestra prioridad, ¿si?

—Y hablando del diario que te dio Mal, ¿qué tal si lo lees? Así podrías sentirte un poco mejor... —Sugirió la rubia, quien sostenía el bolso de su amiga pues se lo había dado antes de subirse al podio para dar su discurso, así que lo abrió y sacó el objeto para entregárselo.

—Vamos a ver que dice aquí... —Exclamó la prima de Alex Russo, abriendo el diario y pasando las páginas que estaban hechizadas para que lucieran vacías hasta que llegó a las hojas en las que la chica de cabello morado le había escrito dedicatorias para cada día.

—Eso es, buena chica. —Murmuró Scarlett, mirándola con una sonrisa. — ¿Qué dice el diario, Car?

"Amor mío, hay dos cosas que debes saber: primero deseo decirte que te amo, y segundo tengo que comunicarte que Ben está muerto" —Leyó la morocha en voz alta, palideciendo al instante, dejando que el regalo que le había hecho la Princesa del Inframundo cayera al suelo.

  Scarlett y Cinder intercambiaron miradas, tan shockeadas como sorprendidas, pero la rubia fue lo suficientemente rápida como para levantar el diario del suelo y guardarlo en el bolso de Carter.

—Cin, quédate aquí y vigila a los VKs. Car, quédate callada, no hagas nada estúpido; nos vamos de aquí ahora. —Exigió la pelirroja, tomando la mano de la chica de Luisiana y comenzando a caminar hacia la salida, evitando acercarse a Mal, Jay, Evie y Carlos. Una vez que estuvieron fuera del edificio, ella soltó a su compañera de misión y la miró atentamente. —Llama a tu prima y cuéntale todo lo que te estresa, ahora mismo.

—No me des órdenes, Scarlett. —Dijo la hija del mayor Mason, sacando su teléfono y marcando el número de su pariente. —Contesta, loca. —Pidió, impaciente.

—Lo hago por tu bien. —Replicó su amiga, cruzándose de brazos.

— ¡Carter! —Habló la joven hechicera de la familia Russo cuando atendió la llamada de su prima. —Al fin llamas, ya estaba preocupándome porque no lo hacías, ¿hay algo que quieras contarme? —Cuestionó, intrigada.

— ¡Alex! —La saludó la descendiente del mayor Mason, comenzando a dar vueltas por todo el jardín del castillo. — ¡Estamos metidas en un gran problema! ¡Rosie esta presa porque la acusaron de matar a Ben!

—Hey, parece que es hereditario meterse en problemas. —Dijo su prima, mordiéndose el labio inferior. — ¿De verdad? Wow, ¿y sí fue ella? Porque claramente puede gobernar sola. —Exclamó mientras miraba sus uñas.

— ¡Claro que no fue Rosie, idiota! ¡Ella no mataría ni a una mosca! —Alzó la voz Carter, pateando una piedra. — ¡Pero lo peor es que ya sé quienes posiblemente sean los verdaderos culpables! ¡Y entre ellos está la chica de la que estoy enamorada!

—Ya sé que Ro no lo haría, pero siempre hay una primera vez para todo. —Exclamó Alex, encogiéndose de hombros. —Oh, así que tienes problemas amorosos... Bueno, ¿qué es más importante para ti? ¿Salvar a tu mejor amiga que fue incriminada o hacerte la estúpida y quedarte con esta chica asesina que te causa tantos conflictos? —La interrogó, forzando a su prima a tomar una decisión que no era para nada fácil.

—Salvar a Rosie. —Respondió la chica que solía vender cebo en Luisiana, bajando la mirada.

—Hacer lo correcto es la mejor opción, tal vez la vida te de más oportunidades de estar con esta chica. —Sugirió su pariente, quien suspiró hondo. — ¿Qué más te sucede, primita?

—Es que... Mi padre no la acepta tampoco. —Confesó Carter, haciendo una mueca de disgusto. —Ella es la hija de Maléfica y Hades. —Murmuró, nerviosa.

—Ah, sí, él me contó la pelea que inició cuando fue a Auradon; pero tú no tienes la culpa de haberte enamorado de ella. —Masculló la joven hechicera, que ahora se encontraba descansando en la sede del PPP, ya que también era miembro de la agencia secreta. —Tu padre tiene miedo de que esa villana te lastime, Car, y honestamente yo también. Pero yo no voy a interponerme en tu relación, tienes que vivir tu vida con libertad, sin preocuparte por lo que dicen los demás. Además, ¿ella te ha demostrado que tiene las mismas intenciones que sus padres? —Preguntó, intrigada.

—Ella es... Ella es buena en el fondo, lo sé. —La defendió la descendiente del mator Mason, confiando en sus sentimientos. —Pero sé que no sería capaz de hacer lo mismo que su padre hizo. Ella puede ser una loca en muchas circunstancias pero confío en ella, además de que mi padre en parte le dijo monstruo sin razón, Mal no le hizo nada. Y lo sé, es mi culpa por enamorarme.

—Si tú lo dices, entonces me quedaré más tranquila. —Aseguró la joven hechicera, pues tenía fe en su pariente. —Si confías en ella, más le vale que no te decepcione, porque si lo hace la destrozo con solo chasquear mis dedos. Ambas sabemos que tú padre no hizo lo correcto al juzgar a esta chica sin siquiera conocerla. No, esto no es tu culpa, no elegiste enamorarte de ella. Simplemente sucedió, así es la vida. No quiero que vivas con miedo de amar, tu madre no querría eso. —Añadió.

—Lo sé Alex, pero presiento que en el fondo tengo gran parte de la culpa. Aunque ya es tarde, ya me enamoré. —Habló Carter, viendo como su amiga le hacía una seña que la morocha no supo interpretar. —Alex, necesito que no le digas a mi padre que te llamé, y que por favor, mañana a primera hora mandes un helicóptero con el mejor piloto que exista. —Pidió, cruzando los dedos.

—No es tu culpa, tú no hiciste nada malo. Enamorarse no es malo, es hermoso, aunque también puede ser doloroso. Todas las experiencias que tienes te convierten en una mejor persona. —Dijo su prima, quien sonrió. —Tu secreto está a salvo conmigo, tú y yo nunca tuvimos esta conversación. Y está bien, el helicóptero estará en Auradon mañana a primera hora, y conozco a la persona indicada para este trabajo. —Mencionó con orgullo.

—Te amo, perra. —Habló la chica de Luisiana, sintiéndose feliz de que algo le estaba saliendo bien. —Eres una de las mejores personas que siempre ha estado a mi lado, así que por favor envíame a alguien competente. —Suplicó, aunque eso no era necesario, pues confiaba en la intuición de su pariente.

—Yo también te amo, hermosa. Sé que soy imprescindible en tu vida. —Presumió la joven hechicera de la familia Russo antes de soltar una fuerte carcajada. —Sí, te mandaré al imbécil que sería el primero de su familia al que sacrificarían si estuvieran a merced de Shan Yu, ¿le digo que te traiga a la base del PPP; que te lleve a Costa Luna o que te deje en Luisiana? Te extraño mucho, quiero verte.

—O sea que me enviarás al hermano de Lonnie, ok. Ya le daré órdenes yo misma Alex, aún no sé muy bien que planes utilizaré para esto. —Afirmó la Consejera Real de Rosie, observando a su amiga con el ceño fruncido. —Scarlett me ayudará. —Exclamó entonces.

—Bien, sé que harás lo que sea más conveniente, confío en ti. Quisiera ir con él, pero sabes que viajar en helicóptero me marea muchísimo, además de que prefiero usar la magia. O los portales. —Dicho esto, Alex se rió de sí misma. — ¿Hay algo más de lo que desees hablar?

—No... Nada más Alex... —Respondió su prima, la pelirroja la miró confundida cuando escuchó aquello. —Pero desearía pedirte una última cosa. Que me tires un beso. —Dijo con picardía.

— ¿No le vas a contar de tu ansiedad, Car? —Murmuró Scarlett, extrañada, brindándole un codazo a su compañera de misión para llamar su atención. La morocha alejó el teléfono de su oído y lo cubrió para que su pariente no la oyera.

— ¿¡Quieres que ella venga a buscarme ahora mismo!? ¿¡Eres muy imbécil o completamente estúpida!? —La regañó la chica de Luisiana, indignada.

—Solo era una simple pregunta, no te alteres, pero no se lo vas a poder ocultar para siempre. —Exclamó la pelirroja, haciendo una mueca ante la actitud de su amiga, quien dejó de cubrir el objeto y volvió a acercarse el celular a su oído.

—Oh, bueno, si tú lo dices... —Alex suspiró hondo. —Y yo desearía poder verte pronto, ¡con tanto trabajo, no vas a Waverly Place! Y los demás Russo te extrañan demasiado, querida. —Dicho esto le arrojó un beso.

—Yo también los extraño a todos, y créeme que me pasaré por ahí cuando llegue a Costa Luna. —Afirmó Carter.

—Más te vale o iré a buscarte yo misma. —Le advirtió su pariente, entre risas. —De seguro tienes cosas que hacer, te deseo suerte con tu misión y con tu chica.

—Muchas gracias, te quiero prima. —Exclamó la descendiente del mayor Mason, le arrojó un beso y finalizó la llamada, volviendo a guardar su teléfono para apuntar con un dedo a su compañera. — ¡Tú y la discreción no son compatibles definitivamente!

—Eso es irónico porque soy una agente secreta. —Habló la pelirroja, encogiéndose de hombros.

— ¡Escucha bien Scarlett! ¡Ahora mismo tú y yo iremos a revisar cámara por cámara de este castillo! —Ordenó la morocha, seria. — ¡Vamos a encontrar la evidencia para sacar a Rosie de la cárcel! —Afirmó con seguridad, ya que esa debía ser su prioridad.

— ¡Como usted ordene, señorita Mason! —Accedió la joven que la acompañaba, haciendo una reverencia exagerada ante ella. —Hagámoslo, vamos a necesitarla para el juicio de mañana.

 Dicho esto, ambas se dirigieron hacia la residencia, pues debían observar muchas horas de grabación de cámaras de seguridad que ellas mismas habían instalado cuando apenas habían llegado al reino.

  Probarían la inocencia de Rosie y localizarían al verdadero culpable, costara lo que costara.

♛♛♛♛

 Mientras tanto, en el Castillo de Bestia, Bella había obligado a su marido a beber todos los vasos de agua que fueran necesarios para que él se tranquilizara; antes de permitirle acercarse al ataúd de su descendiente.

¡Atención! —Gritó Adam, logrando que todos los presentes lo miraran. —Como miembro del Consejo Real Auradiano, yo concluyo que la reina Rosalinda debe ser condenada a muerte por traición a la Corona, por lo cual en este mismo instante exijo que esa sea su sentencia y lo comunico ante todos los presentes. —Exclamó, generando murmullos entre la gente.

  Cinder y Bestia observaron a Mal, Jay, Evie y Carlos; quienes se incorporaron de sus asientos velozmente, estaban en shock.

—No habrá perdón para esa traidora. —Afirmó Adam.

—E, vámonos, me harté de estar rodeada de tantos estúpidos. —Masculló la chica de cabello morado, haciéndole una señal con la cabeza al hijo de Jafar, quien rápidamente comprendió aquel gesto y tomó a la princesa malvada de un brazo mientras que Mal hacía lo mismo con su otro brazo.

 Los cuatro comenzaron a caminar hacia la salida del palacio.

—Este hijo de puta... ¡Le sacaré el corazón! —Susurró la descendiente de Regina, siendo arrastrada por sus amigos. —Me las vas a pagar Adam... Lo juro como que me llamo Evie... —Prosiguió, furiosa.

— ¡Evie cállate la boca o te arranco la lengua! —Le advirtió la ojiverde, caminando más rápido por el pasillo.

— ¡Me voy a vengar! ¡Esto no se ha terminado! —Continuó hablando la chica de cabello azul, ignorando a su compañera de habitación. — ¡Él no merece morir como su hijo! ¡Merece algo aún peor! ¡Lo torturaré! ¡Lo destruiré!

— ¡Evie cállate o terminarás igual que Rosie! —Insistió Mal, comenzando a perder la paciencia, pues deseaba que le hiciera caso y cerrara la maldita boca. —Te lo advierto por última vez, E, una palabra más y te callo con mi magia. —Murmuuró y sus ojos brillaron por unos instantes.

— ¡Agh! ¡Odio la impotencia! —Protestó la princesa malvada, quedándose callada hasta que los cuatro salieron del castillo, entonces sus amigos la soltaron.

— ¿¡Qué haces, E!? ¡No puedes perder los estribos así todavía! —Le recriminó la hija de Maléfica.

—Él no va a dañarla, no dejaremos que pase. —Intervino el joven ladrón, seguro.

— ¡Más le vale a ese imbécil que no se atreva a tocar a mi Rosie! —Gruñó Evie, furiosa, caminando hacia su mejor amiga con la furia corriendo por sus venas. — ¡Hago lo mismo que ibas a hacer tú cuando viste que él golpeó a tu Carter!

— ¡Por favor no peleen! —Pidió el pecoso, colocándose entre ellas. — ¡Que no cunda el pánico señoritas!

— ¡No lo hará! —Afirmó Mal, cuyos ojos dejaron de brillar e hizo una mueca en cuanto la descendiente de Regina le dijo aquello. —Excelente punto, soy la menos indicada para reclamarte. Y hablando de ella, espero que no haya oído la sentencia, eso la destrozará completamente... —Dijo, pues ni siquiera se había dado cuenta de que la chica de Luisiana se había marchado antes de que Adam anunciara aquello.

—Mi amor tiene razón, deberíamos ir a la residencia a descansar, mañana será nuestro día. —Habló Jay, cruzándose de brazos.

— ¡No descansaremos! ¡Hoy yo quiero gozar! —Replicó su novio, mirándolo y mordiéndose el labio inferior. — ¡Hoy tú y yo no dormiremos!

—No necesito descansar cuando te tengo conmigo. —Masculló el hijo de Jafar, guiñándole el ojo de forma coqueta.

—Cállense ambos que estoy de pésimo humor. —Demandó Evie. —M, dame mi cartera ahora mismo. —Exigió, estirando el brazo para recibir aquel objeto, el cual le fue entregado por su mejor amiga inmediatamente.

¿Qué vas a hacer, E? —Se atrevió a preguntar la chica de cabello morado.

— ¿¡En serio me estás preguntando qué mierda voy a hacer!? ¡Maquillarme y quitarme esta pestaña que se me cayó! —Gritó la princesa malvada, comenzando a caminar velozmente hacia la residencia. Volteó a ver a su pandilla al no escuchar sus pasos detrás de ella. — ¿¡Qué esperan!?

—Tal vez querías volver a espiar a Rosie con tu espejo mágico, sé perfectamente que adoras hacer eso. —Murmuró Mal, antes de ir tras ella junto a los muchachos en silencio para evitar que ella se enfadara aún más.

  Mañana sería el principio del fin. 

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