Capítulo Siete
Hitoshi estaba completamente perdido en el sentimiento de ella. Ella era como una droga y él ya era adicto a ella. Cada jadeo, cada caricia, cada beso, era demasiado para él, apenas podía formar un pensamiento coherente. Cuando ambos alcanzaron el orgasmo, él quedó completamente destrozado, sólo capaz de apoyar su cabeza contra el pecho de la más baja mientras luchaba por recuperar el aliento.
—Carajo… eso fue… –Ni siquiera podía encontrar las palabras para expresar lo que estaba sintiendo, la sensación de revoloteo en su estómago era superior a cualquier paja que se pudo haber hecho—.
—Que buen chico...... tu primera vez y me dejaste tan llena… –Ella no pudo evitar murmurar más melosa mientras su mente estaba aún envuelta en la neblina de su placer, pero sabía que aún debían limpiarse y arreglarse por si alguien pasaba en algún momento—.
Él se estremeció al escuchar las palabras, su voz sonaba tan suave y gentil. Sabía que ella tenía razón, tenían que limpiarse antes de que alguien los encontrara y se metieran en problemas. Todavía se sentía tan mareado y desorientado que le resultaba difícil formar una frase coherente.
—Yo… puedes...No puedo moverme ahora mismo… –Alcanzó a decir, mirándola con ojos cansados. Él no quería irse de su lado todavía, y por su expresión estaba claro que quería que ella se quedara un poco más—.
—Creo que fui un poco brusca contigo… –La más baja rió despacio y se levantó con cuidado del regazo ajeno, le dolían un poco las piernas y tuvo que quitarse los tacones un momento mientras estaba de pie esperando a dejar de gotear la semilla de Shinso, luego se arregló la ropa y lo ayudó a limpiarse con un paquete de pañuelos pequeños que este tenía en su mochila—.
La observó mientras ella se levantaba, sintiendo una sensación de decepción cuando se separó de su regazo hasta que vio su leve mueca cuando se separaron. Trató de concentrarse en sus palabras mientras hablaba, pero sus ojos se distrajeron un poco al ver su semilla goteando por su muslo antes de que ella pudiera limpiar.
—....Tú… estuviste perfecta… –logró murmurar, sintiendo un dejo de vergüenza ante la idea de haber sido un poco demasiado duro con ella, incluso si no había hecho nada más que quedarse sentado y hundirse en sus pechos—.
—Levántate y camina un poco, vamos a acostarnos en el césped un rato… –Le sonrió de lado y estiró su mano sana en dirección al de cabello morado para ayudarlo a levantarse de la banca—.
Él asintió, tomó su mano y dejó que lo ayudara a levantarse. Sus piernas se sentían un poco tambaleantes, todavía temblaban por la intensidad de lo que acababa de experimentar, pero aún podía caminar. Se apoyó un poco contra ella mientras avanzaban hacia el césped, con una pequeña y cansada sonrisa en su rostro mientras ella lo conducía a un pequeño lugar entre algunos árboles sin luz.
—¿Esto... Esto va a ser algo normal... entre nosotros? –Preguntó mientras se sentaban, su mente aún dando vueltas por lo que acaba de pasar—.
—¿Hacerlo en el parque o hacerlo en general? –Preguntó con simpleza mientras se adentraba descalza en el césped y luego lo ayudaba a sentarse, aunque obviamente la diferencia de tamaño hacía que él pesara más—.
Todavía estaba un poco mareado, y la diferencia de tamaño entre los dos definitivamente estaba jugando un papel en que se sintiera un poco débil porque le encantaba.
—Bueno… ambas, supongo. Yo… estaría mintiendo si dijera que no quería que volviera a pasar… muy pronto… –Él se sonrojó un poco cuando ella le hizo la pregunta sin rodeos. La miró, una pizca de deseo comenzaba a regresar solo de pensarlo—.
—Bueno, el sexo riesgoso fue increíble y todo eso pero.... ¿Realmente quieres enredarte con una villana? –Mitsu musitó mirándolo con algo más de calma y cierta seriedad, recordándole los estatus sociales de ambos, aunque en ese momento fuesen sólo dos jóvenes viviendo un momento algo muy ilegal en un parque—.
La pregunta lo hizo detenerse, haciéndolo pensar en la situación en la que se encontraban. Todavía era tan surrealista para él que ella lo hubiera elegido, un poco destacado aspirante a héroe, para pasar tiempo con él, especialmente cuando se trataba de momentos más... íntimos como éste.
—No me importa –El de cabello despeinado dijo con firmeza. Él conocía la realidad de su situación, pero estaba demasiado perdido en el momento para preocuparse por las consecuencias de lo que estaban haciendo– Me preocuparé por el villano más tarde. Ahora mismo sólo te quiero a ti…
—....No hay mucha diferencia entre Hellfire y Mitsu Nakiri, siempre hubo mal en mi… –La de ojos verdes suspiró, cielos... Si alguno de la Liga se enteraba sobre su pequeño romance con un alumno de la UA, estaría en problemas—.
Él se acercó y colocó una mano en su mejilla, acariciando suavemente su piel con el pulgar en un gesto reconfortante. Sabía que ella tenía un lado oscuro, por muy bonita que fuera su identidad civil. Sus antecedentes y elecciones no eran algo que él tolerara, pero mentiría si dijera que eso no la hacía aún más atractiva para él.
—Sé quién eres realmente. Conozco lo bueno y lo malo. Eso no hace que te quiera menos. Te quiero por completo… –Las palabras salían solas de su boca directo desde su corazón, quizás solo estaba confundido por lo bien que se había sentido follar, pero en ese momento solo estaba mirando esos preciosos ojos verdes—.
—.....Mierda, ¿Por qué tienes que ser tan lindo?... –Ella suspiró la cubriéndose el rostro con ambas manos durante un momento, era ciertamente frustrante ese margen de diferencia entre sus mundos, pero aún así lo tomó de las mejillas y volvió a besarlo—.
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