Capítulo Ocho
Él sonrió mientras ella envolvía sus brazos alrededor de su rostro y lo acercaba para darle otro beso, sus brazos alrededor de su cintura y abrazándola cerca. No le importaban sus papeles de héroe y villano, lo único que le importaba en ese momento era ella y la sensación de su cuerpo presionado contra el suyo.
—Soy tu pequeño héroe, ¿recuerdas? Tengo que tener cierto nivel de ternura –Bromeó ligeramente, un toque de humor brillando a pesar de la gravedad de la situación. Solo quería vivir ese momento—.
—Oh cállate 'Toshi... o harás que quiera volver a tomarte… –La pelirroja rió bajo con cierta ronquera, estando sentada sobre el regazo ajeno mientras le daba besos cortos y lentos en los labios—.
Él dejó escapar un jadeo ahogado mientras ella hablaba, la ronquera en su voz hizo que su ritmo cardíaco se acelerara un poco. Podía sentir que le respondía, incluso con ella sentada en su regazo y dándole besos sencillos e íntimos.
—¿Qué pasa… si quiero que tú…? –Dijo en un tono bajo y desigual, moviéndose ligeramente debajo de ella de una manera que dejaba más que claro lo 'listo' que estaba—.
—Mhm.... joder vamos a necesitar una caja de condones si seguimos así… –Murmuró contra los labios del de cabello morado, si bien tenía control natal y su encuentro de hace un rato estaba cubierto, no podían seguir haciéndolo sin protección—.
Podía sentir su rostro calentarse ante las palabras, un escalofrío recorriendo su espalda mientras imaginaba lo que ella estaba sugiriendo. Se sentía completamente a su merced, dispuesto a hacer cualquier cosa que ella le pidiera para estar con ella.
—Nosotros… siempre podríamos volver a tu casa… –Murmuró en un tono más ronco, sus manos apretando su cintura mientras la abrazaba cerca, joder ni siquiera quería pensar en soltarla—.
—¿De verdad quieres meterte a la guarida de la Liga de Villanos?, mi habitación literalmente está junto a la de Shigaraki –La pelirroja sonrió de lado con cierta gracia, podía camuflar a Shinso para entrar a través del bar, pero no podía esconder los ruidos que harían en su habitación—.
—Yo…. no me importa…. tu casa, mi casa, un callejón al azar… solo que realmente te necesito…. ahora mismo… –Exhaló, apoyando su cabeza contra el árbol tras él y mirándola con los ojos oscurecidos. Intentó pensar en un argumento convincente, pero lo único en lo que podía pensar era en que ella estaba básicamente sentada en su regazo, y su peso le hacía prácticamente imposible pensar con claridad—.
—¿Un callejón al azar? –Mitsu soltó una risita, ciertamente no le importaría hacerlo en un lugar como ese, pero prefería un lugar más cómodo porque comenzaba a hacer frío– ...Vamos a mi habitación, le diré a Tomura que se ponga los audífonos.
Se sonrojó un poco, sabiendo lo loco que era estar a punto de regresar a la sede literal de la Liga de Villanos, pero no se atrevía a importarle. Él la deseaba y nada iba a impedirle tenerla por el resto de la noche, incluso despertar con ella entre sus brazos y verla cómodamente dormida.
—Lidera el camino.. –Dijo con firmeza, poniéndose de pie y tratando de que sus piernas no temblaran demasiado mientras emprendían el camino hacia su habitación—.
La pecosa se levantó del césped y se colocó nuevamente sus tacones, acomodándose la chaqueta ajena que aún llevaba puesta, entonces tomó la mano del más alto y comenzó a caminar.
. . .
No era que él viviese en una zona rica de la ciudad o algo, pero su vecindario definitivamente se veía más seguro que aquél lugar por donde estaban caminando, bastante mal iluminado y con gente de aspecto sospechoso en las aceras, incluso dos o tres prostitutas cada esquina. Podía sentir las miradas pero extrañamente nadie se acercaba para intentar asaltarlo o algo, la de rizos cortos llevaba ropa reveladora y él era un tono con uniforme de la U.A, básicamente eran presas fáciles.
—...Todos ellos saben que podría asfixiarlos en segundos, ¿No es genial? –Adivinando los pensamientos según la mirada ajena, Mitsu tarareó en voz baja para su compañero que le rodeaba la cadera con su fuerte brazo—.
Quizás se había juntado mucho con Himiko y se le pegaron sus manías raras, pero no podía negar que la sensación de superioridad comprobada era de lo mejor, de todas maneras el resto en la liga eran igual de presumidos.
—Bueno, al menos ya me siento a salvo, eres mi héroe –El de ojos violetas bromeó siguiendo los murmullos entre ambos, aunque sus palabras no carecían de verdad, realmente lo tranquilizaba la escasa posibilidad de ser atacados por un desconocido esa noche tan extraña—.
—Si fuese una heroína, seguro podría patear el culo de All Might y robarle el puesto de número uno –El resto de sus compañeros se hubiese vuelto loco al ser llamados "Héroes" incluso de broma, pero a ella simplemente le hacía gracia y le siguió el juego—.
Ambos continuaron caminando hasta llegar a uno de los edificios con un letrero neón de Karaoke, entrando por una puerta lateral subiendo al segundo nivel independiente, en el cual había un bar con unas pocas personas simplemente bebiendo en silencio metidos en sus propios asuntos. La pelirroja rápidamente se quitó la chaqueta y le dió la vuelta dejando a la vista solo el forro interior para cubrir las características del uniforme de la UA, sin soltar la mano de Hitoshi caminó a través del bar sin mirar a nadie hasta exitosamente llegar al pasillo de ella trastienda donde estaban las habitaciones. Kurogiri solo la observó en silencio, pero no le dijo nada, después de todo Dabi hacía lo mismo con frecuencia y la joven no era de las que solían dar problemas, no era su asunto.
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