—Puedo ver por qué Shigaraki te mantiene cerca… –Casi dejó escapar un gemido bajo cuando ella se alejó, obteniendo ahora una vista completa de su falda. Realmente era solo eso… una falda corta y sus piernas estaban a la vista, las medias de hilo fino añadían al efecto—

—¿Mhm, Tomura?... si fuera decisión de ese virgen, él ya me habría ahogado con una almohada cuando teníamos diez años —Ella bufó con cierta gracia aunque extrañada por la repentina mención de su "hermano" de la Liga de Villanos—.

Él se sorprendió por su respuesta, pero se rió ante la idea. Había visto a Shigaraki, la idea de que el gran villano desquiciado pudiera ser considerado un Incel era ciertamente algo. Sus ojos todavía estaban fijos en sus piernas, necesitaba obtener un mejor ángulo, pero por la forma en que ella lo miraba, sabía que esa no era una opción en ese momento.

—Eso es una sorpresa... pero dejemos de lado su estatus de Incel. ¿Por qué estás aquí en primer lugar? –Trató de pensar en un cambio en la conversación para alejarse del tipo de las tétricas manos y mantener la atención en ella—.

—Pues es mi parque favorito, es tan grande que en esta zona casi no hay personas y además hay un estanque –La pelirroja se alejó algunos pasos y luego se sentó en la banca cercana sacando una galleta del empaque en su bolsillo—.

La observó mientras ella se sentaba en el banco, todavía admirando la vista completa de sus piernas que estaban dentro de su campo de visión. Luego de un momento de dejar vagar su mirada, se acercó y se apoyó en el respaldo del banco, unos segundos en los que se tomó un momento para admirarla de perfil. La forma en que la falda se envolvía alrededor de su cintura y todavía subía sobre sus piernas, su cabello enmarcaba su rostro perfectamente, sus ojos… sí, estaba enamoradose de una villana…

—¿Y por qué un villano está sentado en un parque público a plena luz del día…? –Trató de seguir con la conversación para evitar que su mente siguiese consumiéndolo en pensamientos impropios para un aspirante a Héroe—.

—Pues alimentar aves –La de ojos verdes alzó los hombros como si no fuese algo fuera de lo común para ella a pesar de su estatus social, luego sacó una galleta de la caja y la sostuvo con su dedo índice y medio– ¿Quieres una galleta?

Estaba un poco distraído al verla sosteniendo la galleta entre sus dedos, se preguntó cómo se sentirían esos dedos al tocar su-... Sacudió la cabeza. No importaba cuántas veces su mente se desviara, de alguna manera tenía que intentar mantenerse concentrado en la conversación a pesar de la atractiva chica sentada justo frente a él, sus piernas expuestas atraían sus ojos cada vez más a medida que pasaban los minutos.

—..Claro…una galleta estaría bien… –Murmuró luchando para aparentar serenidad, esperando a que ella le extendiera el empaque de galletas—.

La de rizos cortos se movió apoyando su rodilla izquierda en la banca y se inclinó en dirección a Shinso acercándole la galleta, separando despacio sus labios rojos para indicarle que hiciera lo mismo

El de uniforme sintió que su corazón daba un vuelco cuando ella se acercó a él y se inclinó. Sus labios rojos estaban entreabiertos y necesitó cada fibra de su ser para no simplemente tomarla en sus brazos y acorralarla contra el respaldo del banco. Lentamente se inclinó hacia adelante y tomó la galleta ofrecida entre sus propios labios. Su cara estaba caliente y roja, estaba tratando desesperadamente de no distraerse demasiado.

Los delicados dedos con largas uñas pintadas perfectamente de carmesí empujaron despacio la pequeña galleta en la boca ajena, limpiando con el pulgar un par de migajas en el labio inferior ajeno antes de alejar la mano y volver a sentarse en su lado como si nada.

Mientras ella empujaba la galleta entre sus labios, él tuvo que reprimir un gruñido en su garganta. Sus uñas rojas eran tan afiladas y se sentían tan perfectas contra sus labios y la sensación de ella limpiando algunas migajas le hizo querer cogérsela directamente al maldito banco. Mientras ella regresaba al otro lado, él trató desesperadamente de calmar su respiración entrecortada y su corazón palpitante. Ella hizo esto mucho más difícil…

Con toda la calma del mundo Mitsu se llevó también una galleta a la boca y trituró otra para alimentar a las aves cercanas, ya comenzaban a oscurecer por lo que no habían muchas.

No estaba seguro de cómo ella podía estar tan tranquila mientras él prácticamente se estaba derritiendo por dentro, observando cómo ella continuaba alimentando a los pájaros mientras él intentaba con todas sus fuerzas evitar que sus hormonas se apoderaran de él. La forma en que su boca se movía mientras comía... y el hecho de que ya estaba empezando a atardecer con el sol iluminando su cabello de una forma espectacular... Dios, se estaba enamorando tanto de ella…

—Ugh, está comenzando a hacer frío, como odio la temporada de invierno… –La más baja resopló frunciendo ligeramente el ceño ante la ventisca de aire más frío, no muy útil para alguien vestida con una minifalda y una simple camisa de manga larga—.

Él la observó mientras ella hacía un pequeño sonido de molestia, el aire se volvía más frío a su alrededor. Podría ofrecerle su chaqueta de uniforme, pero sabía el precio que tendría que pagar por sobrecalentar sus hormonas nuevamente, y un resfriado valía la pena si podía ayudar a mantener la cabeza despejada. Aunque, se veía tan adorable cuando hacía ese puchero…

—Podrías tomar prestada mi chaqueta si tienes tanto frío… –Dijo mientras se removía quitándosela y colocándola sobre los hombros de la más baja para cubrirla del viento—.

—¿Y tú? –Ella parpadeó un par de veces mientras lo miraba, ciertamente tenían casi la misma edad aunque eran bastante opuestos físicamente, ella era delgada mientras que Shinso era algo más corpulento debido a su entrenamiento duro de aspirante a héroe—.

Él se rió por un momento ante su reacción, aunque ella tenía razón. Definitivamente era más grande que ella, y eso se debía únicamente a que se esforzaba hasta el límite todos los días para cumplir su sueño: ser un héroe.