Capítulo Único
❝Nota: Esta historia está ambientada años antes de los acontecimientos sucedidos en Arcane.❞
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┊𝑫𝒆𝒅𝒊𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒂 ┊
˗ˋ GoldObsidian ˊ˗
˗ˋ Aleiska-S-Kakyoin ˊ˗
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Viktor no tenía otro lugar para pasar la tarde del viernes que la biblioteca de la Academia de Piltóver. Por más que él intentara ocultar el hecho de que no había conseguido una cita o por lo menos una salida para ese día, era evidente que el verdadero motivo de su estadía en aquella biblioteca distaba mucho de sus ganas de estudiar.
"¿Citas?, ¿Salidas?, ¿Por qué habría de perder el tiempo con esas cosas?" Pensaba Viktor al tiempo que hojeaba uno de sus libros. "El profesor Heimerdinger me necesita, debo probarle que no cometió un error al escogerme como su asistente".
Se excusaba a sí mismo con este argumento, aunque sólo por momentos. Afuera, incluso por los pasillos del instituto, había parejas paseándose y otros tantos jóvenes concretando sus planes. Los amigos del castaño - compañeros cercanos más bien - también formaban parte del grupo de los afortunados.
Había poca gente en la biblioteca, probablemente estudiantes que no gozaban de mucha popularidad al igual que él. Viktor los miró con atención, unos estaban leyendo, otros haciendo anotaciones y algunos rondaban por el lugar en busca de algún ejemplar en particular. Todos lucían bastante sumergidos en sus propios mundos.
Se puso a pensar en su propia situación. Él también estaba bastante enfrascado en sus estudios y eso no era algo que lo molestara en lo absoluto, pero hasta su mismo profesor le había dado el día libre para que pudiera relajarse un poco. Curiosamente esa fue la única orden de Heimerdinger que no obedeció, pues estaba estudiando en lugar de descansar o divertirse.
"Esto es divertido" Pensó Viktor. Y sí, en efecto era todo un deleite zambullirse en el vasto mundo de la ciencia, pero hasta él mismo reconocía algo de verdad en las palabras de su mentor. Tenía, a veces, que dejar de lado todas esas cosas, aunque fuera tan sólo por unos instantes.
Pero ¿a qué más podía dedicarse si no tenía familia, amigos, y mucho menos una pareja?
Ninguno de los chicos que Viktor conocía quería realmente tener una amistad con él y sabía que, aunque no lo admitieran, era por el hecho de ser zaunita. Por lo mismo, ninguna chica en el instituto era capaz de hablarle siquiera.
El joven no le daba mucho peso a esto, pues se concentraba más en sus investigaciones para, algún día, poder ayudar a la gente que lo necesitara a través de la ciencia y la tecnología. Eso era todo lo que importaba para él.
Viktor era también introvertido y solitario por naturaleza, pero a pesar de ello no podía evitar sentirse un poco excluido cuando prácticamente todos a su alrededor se reunían en sus respectivos grupos quedando él sin la más mínima compañía.
Esto le hizo desear tener un amigo con quien entenderse o con quien pudiera hablar. Por lo menos quería alguien que escuchara las ideas que tenía, sus planes para el futuro y ¿por qué no? incluso sus vivencias personales. Pensó en que, tal vez, una persona así llegaría a aparecer algún día. Hasta entonces, tendría que conformarse con las rígidas y raras conversaciones que ofrecía Heimerdinger.
Se levantó de su asiento al tiempo que cerraba bruscamente el libro que sostenía. "Esto no me sirve" pensó a la vez que tomaba su muleta para encaminarse hacia los enormes estantes de libros que se desplegaban ante sus ojos, con el fin de encontrar otro ejemplar que le fuera de más ayuda.
Rebuscó por largo rato entre las enciclopedias y artículos sin encontrar nada. Cuando por fin vio un libro que podría servirle, la mano de una joven lo cogió rápidamente, ganándole el único ejemplar que había de dicha obra.
Viktor resopló - Genial, llevo todo el día aquí y ni eso me sirvió para conseguir lo que necesitaba - Murmuró mientras se adentraba nuevamente en los pasillos para conseguir un libro nuevo.
Tras varios minutos se decidió por un tomo de "Física avanzada", para luego regresar a la misma mesa donde había estado sentado. Leía con atención, totalmente centrado en su lectura cuando, de pronto, un sonido lo obligó a alzar la mirada.
Una chica, la misma que había tomado el ejemplar que necesitaba, arrastró una silla y se sentó frente a él. Ella sonrió ante su incrédula vista, mas luego frunció el ceño y lo observó con mayor detenimiento, acomodándose los lentes que traía.
Por su parte, Viktor la reconoció al instante, pero luego sus pensamientos fueron en otra dirección. Piel morena, cabello rizado, gafas... aquella fémina le resultaba bastante familiar.
Y de pronto, ambos lo recordaron.
- Viktor - Pronunció ella con una sonrisa aún más amplia.
- ¿Sky? - Inquirió asombrado. Ante su respuesta afirmativa él se puso de pie -. No puedo creerlo. Hace años que no te veo.
- Es verdad. Te he extrañado muchísimo - Confesó la chica al tiempo que bajaba la mirada tímidamente.
- ¿Y qué haces aquí? Quiero decir... siempre supe que eras brillante pero, no sé, simplemente no creí que te interesarías en venir a Piltóver.
- Sabes que desde joven he tenido un gran interés por la ciencia. Además quise contribuir, ya sabes, hacer lo que esté en mis manos para ayudar a quien lo necesite, y puedo empezar aquí en esta academia.
- Una buena elección - Afirmó.
- ¿Y en qué trabajas ahora? - Preguntó ella con curiosidad. Esto desencadenó una larga y animada conversación entre ambos. Él le mostró el libro que leía y le dijo algunas ideas que tenía en mente. Sky hizo algunas sugerencias y compartió sus puntos de vista con el joven.
Viktor estaba feliz y emocionado. Hacía tiempo que alguien había estado tan dispuesto a escucharlo, pero no se sorprendía. Con Sky las cosas eran así, ella entendía lo que le decía e incluso compartían aquel noble propósito de ayudar, con su ingenio, a muchas personas en el futuro. Sin contar que crecieron en Zaun y fueron amigos en la infancia.
Mientras, la morena escuchaba cada palabra con embeleso. Había olvidado lo lindo que se veía Viktor cuando hablaba de sus planes y proyectos. Sin embargo, ella no sólo se limitaba a escucharlo: el joven siempre la animaba a comentar su opinión e ideas, además de darle valor a su trabajo y esfuerzos. Eso era justo lo que más le gustaba al momento de hablar con él.
Estaban tan distraídos y envueltos en aquella charla que no se dieron cuenta de que el lugar poco a poco se iba vaciando. Una empleada fue la que les pidió que se retiraran, ya que la biblioteca iba a cerrar y ellos eran los últimos que quedaban.
- ¿Y a dónde iras ahora? Tienes una residencia en la academia, ¿cierto? - Preguntó Viktor.
- Sí, queda en el ala Oeste.
- Podría acompañarte entonces ¿te gustaría?
- Claro - Respondió ella, tratando de no tartamudear demasiado - Me encantaría.
Los dos caminaron hacia el lugar indicado por la chica, sin dejar de lado su conversación anterior. De nuevo, no sintieron el paso de los minutos y para cuando se dieron cuenta ya estaban en la entrada de aquella sección en la que se encontraban las habitaciones donde dormían las estudiantes de la academia.
- Bueno, es aquí - Habló Sky, con algo de decepción en su voz -. Gracias por acompañarme.
- No es nada, Sky. En realidad, debo agradecerte a ti.
- ¿A mí?, ¿Por qué?
- Por hacer mi día más interesante - Le sonrió -. En verdad, gracias por haberme escuchado.
- Siempre lo haré, Viktor - Le aseguró ella -. Deberías ir a descansar. Podríamos seguir hablando de tu investigación mañana.
- Me parece bien. Tengo que apoyar a Heimerdinger en algunas labores, pero creo que puedo terminar antes del mediodía, bueno, si es que él no me retrasa contándome por sexta vez la historia de cómo se fundó la ciudad - Ambos rieron. Luego, a Viktor pareció ocurrírsele algo -. Por cierto, Sky ¿Qué hay de ti? ¿No has pensado en iniciar tu propia investigación?
Ella lo pensó un momento - Por ahora, no se me ocurre de qué podría ser.
Viktor hizo una mueca. Luego, de una mochila que traía al hombro sacó una elegante libreta color verde aqua y también una pluma. Enseguida, abrió la libreta, apuntó algo en la primera página y luego la cerró.
- Toma - Extendió la mano ofreciéndole el objeto a la joven. Ella lo miró con confusión - La compré ayer, y me costó bastante, debo añadir - Agregó con tono divertido -. Pensé en usarla para hacer anotaciones de algún proyecto, uno importante para mí.
- Viktor...
- Sky, eres una científica talentosa. Créeme. Lograrás grandes cosas si tú te lo propones. Empieza por aquí.
La morena tomó la libreta entre sus manos - No sé que decirte, Viktor...
- Tómalo como un regalo de bienvenida, de un viejo amigo y futuro compañero - La contraria asintió y tomó la iniciativa de abrazarlo. El joven, un poco extrañado por aquella súbita muestra de cariño, le correspondió con un abrazo a medias.
- Buenas noches Sky - Se despidió él.
- Que descanses, Viktor.
Él se dio la vuelta y se alejó mientras que la chica se dirigía a su habitación. En cuanto llegó, se detuvo un momento frente a la puerta, abrió la libreta, y la hojeó un poco. Vio en la primera página las palabras "Investigación de Sky" escritas con su elegante letra. Suspiró.
- Algún día iniciaré una investigación y voy a mostrártela a ti primero, Viktor. No voy a defraudarte - Murmuró para sí misma, para después entrar a su habitación y descansar.
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