XII
Se hicieron las 18:00 horas y aun estábamos en el auto, cuando desperté de mi larga siesta, vi el parabrisas roto, mis papás me contaron que al viajar, tres pájaros chocaron con el vidrio y lo quebraron.
A unos minutos de la ciudad de Tandilia, con algunos de los rayos solares a la vista, el auto se detuvo. Se había pinchado una goma.
Por fortuna, encontramos una estación de servicio y a unas pocas cuadras estaba nuestra casa de campo como parada, una choza pequeña color madera y techo de color negro.
Al entrar, los pisos de la casa estaban todos inundados.
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