Capítulo 6. Entrega


Atsushi había ido al festival de las niñas, Akutagawa odiaba aquello pero no podía presentarse en esos lugares. Aunque este año fue diferente; Atsushi había grabado a Gin en todo momento y aquello fue enviado a Akutagawa haciendo creer que aquel era un excelente chico.

Pasaron las semanas donde convivían seguido, pero Atsushi no había vuelto a quedarse en su casa.

Akutagawa peinaba a Gin cuando ella le miró sonriente — Mami comienzas a oler rico de nuevo

— ¿eh? ¿En serio? — suspiró — tomare mi medicina y te llevo a la escuela

— Si mami

Gin y Akutagawa salieron de casa después de que el mafioso tomó su píldora sencilla; sólo llevaría a Gin y regresaría, era tiempo suficiente. Habían llegado bien al jardín de niños donde Kyouka ya esperaba a Gin

Atsushi saludó a Gin quien pasó a su lado dejando a ambas niñas entrar al jardín de niños, miró y le sonrió a Akutagawa— Buen día Akutagawa

— Hola Jinko. — suspiró y le miró — Jinko

— ¿mmmh?

— ¿puedes oler algo?

— Si claro, lo que necesites

— ah, no, no es nada. — mencionó con algo de decepción lo cual le sorprendió a él mismo — mm Jinko

— ¿si?

— ¿Quieres ir por un café?

— Oh... bueno, un café no me hará mal — mencionó sonriente — vamos

Ambos caminaron hasta el restaurante, donde fueron atendidos como siempre pero el azabache pudo sentir un par de miradas. Estaba sinceramente molesto; quería que el menor le oliera, pero este solo olía el café que acababan de ponerle. — Akutagawa, ¿Pasa algo? Creí que querías hablar de algo

— así, bueno, quería algo de compañía

— oh, si, si entiendo — le sonrió

— Jinko — le hablo serio — ¿Que entiendes?

El menor se sonrojó, se acercó a hablarle casi al oído — estás en celo ¿no? — Akutagawa se sonrojo. Se sentía alegre de ser notado.

— umh, por eso

— está bien, tranquilo. Yo te protegeré

Lo odio

Le gusto. Estaba feliz.

Después del café, Atsushi llevó a Akutagawa a su hogar, su propósito era dejar a Akutagawa e irse pero el mafioso lo retuvo ahora con te, estaba curioso, el agente sabía que estaba en celó pero no había reaccionado. Así que se dejó de bromas

— Jinko

— ¿mmm?

— ¿como sabes que estoy en celo?

— oh — señaló su propia nariz — puedo oler a todos los omegas y alfas — mencionó — es por el olfato del tigre

— ¿todos? ¿No te descompensa?

Subió sus hombros — La agencia me tiene constantemente medicado, por lo que aunque los huelo no entro en celo por ello — añadió — Fue horrible tener esa charla con Yosano-sensei pero entendí que es algo normal y natural.

— Ya veo, el tigre hace que puedas olernos a todos

— sip, así es. — hizo una pausa y sonrió — de hecho, no había dormido tan cómodo desde que dormí aquí, sin olores extra, tranquilo, fue relajante

— ¿por que no lo haces de nuevo?

— Oh no, no, no, no, no. Debo tomar los medicamentos y también cuidar de Kyouka. Además cómo estás en celo llegó a olerte más.

— puedes evitarlo pero sigues oliendo, ¿no?

— sip.

— Ya veo... — miró a los lados — la verdad... No tengo suficientes pastillas, y debo hacer un trabajo ¿me acompañas?

— No

— Jinko

— No debo involucrarme; ademas quien sabe que podría pasarme, mejor voy por tus pastillas; dame la receta

— Jinko

— Se que el que habla es tu celo; me explicaron, anda. Dame tu receta

— Bien, bien. Esta en la cocina

Atsushi se levantó yendo a la cocina, buscó la receta y mientras lo hacía; Akutagawa se armó de valor y fue tras de él, lo abrazó sorprendiendo al menor y apretó el abrazó — Jinko

— A-Akutagawa este no eres tú, reacciona

— Solo se, que eres un buen chico. Quiero un buen chico... Para Gin

Atsushi se soltó de los brazos del mayor, — Akutagawa, tu me odias.

— como papá eres excelente

Suspiró. Sabía que no era él. Lo llevó cargando lo cual Akutagawa disfrutó. Hasta que lo lanzó a su habitación y salió huyendo.

Atsushi pasó a la farmacia, compro lo necesario para Akutagawa y regresó a lanzarlo por la ventana.

Corrió hasta el centro de la ciudad y solo allí respiró — Aaah... Ahora entiendo a lo que se refería Yosano-sensei — sonrió ligeramente — olía tan bien, era olor a flor ¿me pregunto cuál será?

Por la tarde, Atsushi pasó por Gin y Kyouka; las llevó por helado y después a  su hogar donde hicieron la tarea; ya pasando el atardecer, Kyouka se quedó en casa. Gin por primera vez escucho aquello

"Iré a dejar a Gin, no le habrás a nadie, Montgomery-san ya viene"

¿Quien era Montgomery? Bueno. Podría averiguarlo al día siguiente con Kyouka.Y con aquella larga caminata, Atsushi terminó cargando a Gin por lo cansada que estaba.

Se encontraba frente a la puerta, conocía el código. Pero podía olerlo; era un olor intenso a Nardo.

Atsushi trago saliva, entró delicadamente y llevo a Gin a su habitación, el olor de intensificaba con cada segundo que estaba allí. Arropo a la niña, iba directo a la puerta, y no.

Rashomon lo tenía tomado del tobillo, miró hacia la habitación del azabache con temor, Akutagawa estaba saliendo de allí idéntico al día en que lo molesto por primera vez, escalofriante y decidido — A-Akutagawa, tú no quieres esto, yo tampoco. Suéltame, ¿si? — Rashomon lo tomó más — Suéltame — pidió molesto

— Jinko... ¿si no quieres a qué vienes?

— te traje a tu hija

— pudiste dejarla contigo, querías venir ¿no?

— No, claro que no. Pero ahora que lo dices así, tomaré algunas de sus cosas para que esté segura estos tres dias

— ¿segura? — le sonrió acercándose — estaría más segura aquí en su casa; con un mafioso, y un tigre come hombres

Atsushi se sonrojó, el olor era insoportable pero se decidió, uso al tigre aún con el riesgo de perder el control. Corto a Rashomon y empujó a Akutagawa en su habitación para encerrarlo.

Corrió a la habitación de Gin donde tomó unas cosas en una mochila. Tomó a Gin aún dormida y salieron por la ventana.

Akutagawa por su parte estaba encerrado en su habitación molesto. En el suelo, mirando su desastre — maldición... jamás me había puesto tan mal — se quejó a sí mismo — Quiero que venga a mi, quiero que me tome y — se sonrojó — Yo... podría ir por el — Akutagawa sonrió. Tenía varias ideas en mente.

A la mañana siguiente. Atsushi llevó a ambas niñas al kínder, Justo al dejarlas fue atacado nuevamente. Akutagawa no daba su brazo a torcer pero esta vez había tomado más supresores — Akutagawa

— Tranquilo. Tome mi medicamento — mencionó con confianza

— si, te siento más suave

— acompáñame a desayunar, ayer estuve sin Gin y necesito su abrazo

Atsushi le miró y sonrió — parece que al final del día puedes ser todo un omega por tu hija

— Jinko, solo buscó que mi instinto proteja a mi bebé. Ahora déjame agradecerte por cuidarla tan bien

— Está bien, vamos

Atsushi fue con el azabache, este estaba feliz. El tigre era tan fácil de engañar que no tuvo mucho que decir. Akutagawa llevó al albino a un restaurante especial, uno donde los camareros lo conocían bien.

Se sentaron, rápidamente fueron atendidos, el azabache pidió pedir por el menor. ¿Cual era el plan? Drogarlo.

Conforme el albino comía sentía más y más sueño. Hasta caer sobre la mesa. Solo en ese momento Akutagawa sonrió






Atsushi despertaba algo mareado, talló su rostro y miró alrededor, reconoció la habitación — ¡Akutagawa! — gritó. El azabache estaba a su lado abrazado de su cintura — oye, oye

— cállate Jinko. Estoy relajado

— Pero... — miró alrededor — ¿Que hora es? Las niñas

— Apenas es media mañana, ellas están bien. De todos modos ya pedí un favor

— Akutagawa no está bien

— solo te estoy abrazando por que tu olor es bueno. Así que guarda silencio

— tengo trabajo al que debo ir

— Yo puedo mantenerte

— ¿Que? Akutagawa

El azabache se levantó... de la cama, únicamente para sentarse sobre el albino — Jinko, guarda silencio

— A-Akutagawa

— Solo dale unos minutos, y pronto se habrá terminado el efecto — añadió besando el cuello del menor

— Akutagawa no, no quiero. Detente

— Escucha Jinko. No he estado con nadie; absolutamente nadie. Mi celo no provoca nada en mi, razono, trabajo, soy un asesino. Pero tú, maldita sea, tu Jinko estupido.  No he podido sacarte de mi mente, de mi cuerpo quien te llama desesperadamente. Solo una vez, y lo olvidamos. ¿De acuerdo?

— Akutagawa yo no puedo hacer esto...

El azabache suspiró — mira, no quiero yo tampoco. Pero es cierto lo que te digo, desde Gin no he tenido a nadie por que mi celo es débil. Jinko, eres el primero que logra olerme y decir que soy relajante, además... E-Eres el primer Alfa que huele bien a mi alrededor... Solo piensa en esto como un favor — movió su cajón — mira, tengo condones

Atsushi suspiró — Akutagawa, tu también hueles muy bien, pero me enseñaron a que esto debe ser teniendo a ambas partes de acuerdo, y de ser posible amor. — miró al azabache — lo siento pero... No me atraes, no como omega o pareja...

Akutagawa cacheteó a Atsushi, tomó su cuello y le golpeó la cabeza con la suya dejándolo desmayado. Talló su frente — ¿donde deje ese afrodisíaco?

El azabache bajo de la cama y se puso a buscar en el armario, cerró la ventana y puerta, puso una toalla debajo de la puerta — listo. Solo podrá olernos a nosotros.

Encendió la vela mientras tenía al menor sobre la cama. — Soy un omega autosuficiente y si digo que lo haremos... — saco una cuerda — Lo haremos

Comenzó atando al menor, dejó sus manos atas a tu espalda, y sus tobillos juntos, ató sus rodillas también por cualquier cosa.

Prosiguió su acto bajando el cierre del menor, y dejando el pantalón abierto, miró el bóxer y trago saliva — ¿en verdad esto está bien? — se cuestionó y el delicioso aroma salió del cuerpo del albino. Akutagawa lo respiró sonriendo — ah si, si está bien...

Akutagawa acercó su cuerpo al del menor y su nariz a su cuello, su cuerpo se estremeció solo de olerlo — Solo es olor a tierra mojada, pero es tan delicioso — mencionó abrazando al menor — me alegra que estes inconsciente, odiaría que me escucharas decir estas cosas

Se acercó mordiendo su cuello y deleitándose con el sabor en su boca.

Akutagawa tallaba su cuerpo en el del menor sin ningún descaro. Atsushi se quejó por un momento y abrió los ojos viendo los de Akutagawa de frente — Akutagawa...

— ¿si?

— me duele la cabeza y las manos

— por que te golpeé y ate

Atsushi reaccionó, intentó levantarse pero fue en vano — ¡AKUTAGAWA!

— es una lástima que despertaras pero no me detendrá — menciono desafiante y con el rastro de feromonas en la habitación, Atsushi se sentía mareado

— aaah...  huele...

— ¿rico no? A ti también te gustan las mías... — Lo abrazó y olió, Akutagawa estaba feliz de sentirlo — me encanta ¡me encanta!

— A-Akutagawa, por favor, n-no puedo controlarme. Te haré daño

— entonces hazme daño

— No, Akutagawa cálmate po-por favor...

— ¡Deja de pedirme que me calme!

Grito para después cachetearlo — ¿cuánto te cuesta entender que quiero sexo?

— ¡TODO! Tu me odias, ni siquiera tenemos una relación ¿Que hay de las niñas? ¿No dijiste que querías que estuvieran juntas por siempre? Ni siquiera podré verte a la cara si lo hacemos

Akutagawa lo miró sorprendido, se levantó, y talló su rostro — ¿como es posible?

— es que las niñas

— ¿como es posible que no caigas en la lujuria?

— Yo... solo puedo pensar que... bueno...

— ¿Que?

— No quiero... que las niñas se queden solas...

Akutagawa reaccionó, lo odio claro que si pero suspiro. Rashomon soltó a Atsushi, y ambos fueron a la cocina. Akutagawa se sentía abatido, el albino sirvió chocolate caliente — No quiero esto Jinko

— ¿por que no hablamos? No se como manejar estas cosas pero he leído algunos libros de paternidad

Akutagawa soltó una gran risa, Atsushi lo miró serio; el mayor trago saliva — si, tienes razón...

— ¿Quieres bombones con el chocolate?

Akutagawa miró su taza — Bien Jinko.

Ambos platicaron toda la tarde, al anochecer, las niñas llegaron siendo mandadas por Chuuya; las dos platicaban con Atsushi sobre su día, el azabache las miraba. — realmente... es lindo esto — mencionó mirándoles — Jinko

— ¿mmm?

— tengo una propuesta para ti

Atsushi le sonrió, Akutagawase sentía muy seguro de si mismo.



...

Bueno, ese era el secreto. Atsushi puede oler a los omegas incluso si están medicados. Eso hace que Atsushi sea más precavido y no se lanzara como si nada

Akutagawa tiene varios planes por delante

¡Gracias por leer!

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