• Parte 6

Apenas vio que todo estaba listo, decidió subir las escaleras para ver si la niña ya se encontraba en su cuarto.

Antes de entrar al dormitorio de Felicity, la niña salió del cuarto de su padre con el pijama y al hombre con un vaquero, una camisa escocesa con las mangas remangadas y un par de botas tejanas.

―Buenos días, Orqui ―le dijo la niña abrazándola por la cintura.

―Buenos días, bella ―le respondió su niñera mientras le acariciaba las mejillas y la veía a los ojos―. ¿Cómo has amanecido?

―Muy bien, ¿y tú?

―Igual, se duerme muy bien aquí ―le contestó Orquídea―, ¿vamos a darte una ducha y a vestirte?

―¡Sí! ―le gritó contenta.

―Buenos días, señor Colleman.

―Buen día, señorita D'Orè.

La joven y la niña entraron al cuarto y la primera cerró la puerta. Unos minutos después de haberla bañado, secado y puesto una ropa bonita, ambas bajaron las escaleras para dirigirse hacia el comedor. Orquídea le sirvió una taza de leche caliente y otra taza con café caliente a Nathaniel.

Desayunaron con tranquilidad mientras Felicity y su padre charlaban. En ese instante, Orquídea aprovechó para preguntarle algo a su jefe.

―¿Señor Colleman?

―Dígame.

―¿Es mucha molestia si uso el teléfono de línea para llamar a Rock Springs?

―¿A quién tiene allí? ―le preguntó él con curiosidad.

―A mis padres.

―Puede llamarlos todas las veces que quiera. No tengo problema alguno.

―Se lo agradezco mucho, señor.

Tras aquella pregunta, Orquídea volvió a beber un poco de su taza de café con leche y terminó de desayunar. Unos minutos después, el hombre se levantó de la silla y se retiró a su oficina dejando a solas a su hija y a la niñera.

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