Capítulo 6: Entrenamiento
El día era precioso en el exterior, además de que era un ambiente muy fresco. Arreglando y aseando su hogar, la pelirosa se encontraba distraída en sus pensamientos.
Uno de ellos era el hecho de que Tsunade le había comentado acerca de su retiro como jefa del hospital... pero el otro pensamiento se centraba en las palabras que dijo después, y eran nadamás y nada menos que ella, Sakura, sería la nueva jefa del hospital una vez que Tsunade se retire.
No le tomaría mucha importancia si ese día estuviese aún lejos, pero la realidad era que sería solo en un par de meses.
¿Le aterraba? por supuesto.
Es decir, sería algo totalmente nuevo, no por el hecho de ser la jefa en algo, sino porque se trataba de todo el hospital, de todos sus departamentos... pero sabía, también, que Tsunade la eligió por algo, y si era sincera, ella misma también confiaba en sus habilidades, tanto como líder, como ninja médico.
Aunque esos pensamientos se vieron interrumpidos cuando al girar su cabeza hacía uno de sus costados, miró a Shina, el cual se encontraba algo distraído.
–¿Pasa algo, cariño?– le preguntó.
Sacudiendo su cabeza, el Uzumaki miró a su mamá.
–Eh... bueno, no sirve de mucho mentirte porque siempre me descubres, pero he estado pensando en que no sé mucho de lo básico para ser un shinobi– dijo.
Eso llamó la atención de la pelirosa quien, dejando todo el instrumental que tenía para limpiar, habló.
–Para poder ayudarte, deberás ser más específico, así que dime ¿a qué te refieres?– preguntó.
Suspirando, Shina tomó asiento en la sala principal.
–Siento que me estoy quedando por detrás de Anzu– respondió. –Ella ha aprendido un jutsu espectacular, la ví practicándolo– dijo.
Ganando más su atención, Sakura tomó asiento a su lado.
–¿Cuál jutsu aprendió?– cuestionó.
–La ví hacer el jutsu estilo de fuego: gran bola de fuego
[katon: Gokakyu no jutsu] – respondió
Eso dejó algo sorprendida a la pelirosa, sobretodo por tener en cuenta de que Anzu tiene la misma edad que Shina, y realizar un jutsu de ese estilo, a los ocho años... vaya.
Suspirando, Sakura habló.
–Cariño ¿para tí qué significa convertirte en shinobi?– preguntaba.
Mirándola, el rubio se quedó algo extrañado por esa pregunta.
–Bueno... pienso que sería algo genial de concretar– decía.
Negando con la cabeza, la pelirosa lo miró nuevamente.
–Me refiero a un nivel personal ¿qué es para tí? ¿o es actualmente solo por rivalidad con Anzu?– cuestionó nuevamente.
–Claro que no es de esa manera, mamá– decía. –Pienso que convertirme en shinobi es ser uno con Konoha... estar dispuesto a todo con tal de protegerla– respondió. –Pero el problema con Anzu es que... no lo sé, siento que me estoy quedando atrás, y me supera en lo más importante, taijutsu y ninjutsu– comentó. –Supe que su papá vino a la villa hace algunos meses y le enseñó el jutsu que la ví hacer, y lo logró aprender en tan poco tiempo– dijo.
Tras aquellas palabras, Sakura pensó.
¿Era posible que Anzu tuviera también una afinidad con el rayo como Sasuke? ya que al tener sangre Uchiha, era normal tener como segunda afinidad el fuego. ¿O quizás su segunda afinidad sería el agua? no sería tan raro, puesto que Karin la posee.
Mirando a su alrededor, una idea vinó a ella. Era su día libre, Hana había ido con Naruto a comprar algunas cosas para el hogar... podía darse la libertad de llevar a cabo lo que pensaba.
El joven Uzumaki miró a su madre levantarse de su lado, para después escuchar su voz.
–Te entrenaré– decía, dejando muy sorprendido al rubio. –Pero antes debo saber una cosa, y es sobre tu afinidad a alguna naturaleza de chakra... ¿sabes cuál es la tuya?– le preguntó.
Aunque al mirar a su hijo negar con su cabeza, sonrió.
–Andando entonces, iremos a los campos de entrenamiento– decía, para después chocar un puño con la palma de su otra mano. –Oh, pero antes pasaremos a comprar unas cosas que serán necesarias– dijo la pelirosa.
Y así, antes de salir de casa, una nota fue dejada en la sala principal...
Fuí con Shina a los campos de entrenamiento, volveremos dentro de un par de horas, prepara la comida y cuida de Hana, te amo.
Sakura.
...
–Primero debes saber sobre las naturalezas de chakra, como bien sabrás, esas...– decía.
–Son las naturalezas que cualquier shinobi puede poseer, comúnmente se posee una, pero con entrenamiento puedes tener más de una naturaleza de chakra... Anzu, por ejemplo, con su afinidad al fuego puede llegar a controlar otra naturaleza de chakra con entrenamiento– decía, interrumpiendola. –Me haces repasar todo el tiempo, mamá– dijo.
Sonriendo, Sakura habló.
–Bueno, al menos me alegra saber que si pones atención– decía.
Shina observó a su madre sacar aquellos tres papeles que habían pasado a comprar de camino a los campos de entrenamiento.
–¿Para qué son esos papeles?– preguntó el Uzumaki.
Sosteniendo uno, la pelirosa lo miró.
–Estos papeles son recolectados de árboles que son plantados y mantenidos con chakra– decía. –Su función es básicamente facilitar la tarea de hacerte saber cuál es tu afinidad de chakra– dijo.
Eso captó aún más la atención del rubio.
–Presta atención– decía Sakura, mientras ponía un papel en la palma de su mano. –Mi afinidad de nacimiento es el agua pero entrené para obtener una segunda naturaleza de chakra, la cual es la tierra... ahora observa esto– mencionaba.
Shina pudo observar como su mamá se concentraba, mientras que, de pronto, el papel se humedeció hasta la mitad, mientras que la otra se solidificó a tal punto de parecer arenisca.
–Lo que acabo de hacer fue que infundí chakra en el papel, y este me demostró cuales naturalezas de chakra poseo– decía. –Como ves, la mitad se humedeció, lo que demuestra que soy afín al agua, mientras que la otra se solidificó, demostrando que poseo la naturaleza de tierra también– comentaba. –Bien, siguiendo eso, si eres afín al fuego, el papel se quemara, si eres afín al viento, el papel se cortará a la mitad y si eres afín al rayo, el papel se arrugará ¿quedó claro?– preguntó.
Tragando un poco de saliva, el Uzumaki asintió.
–Bien, toma este– decía la pelirosa, dandole un papel. –Como esta es tu primera vez para saber tu naturaleza de chakra, cubre con tu otra mano el papel, así para que ambas manos dejen fluir chakra, después quiero que cierres los ojos y te concentres, así para dejar fluir chakra con más libertad– dijo.
Haciendo caso, Shina hizo todo aquello que Sakura explicó... y cerrando sus ojos, solo podía sentir el papel entre ambas palmas, dejándose llevar.
Pasando unos cuantos segundos, el Uzumaki abrió nuevamente sus ojos, separando ambas palmas, dejando ver así el papel.
Sin contener su emoción, la pelirosa abrazó a su hijo.
–Ma-má, me aplastas– mencionaba Shina.
Separándose, Sakura sonrió con vergüenza.
–Me deje llevar– decía, para después tomar el papel que Shina había utilizado. –Como puedes ver, eres afín al agua, como yo...–
Esa pausa hizo que el rubio mirase a su mamá.
Sakura, por otro lado, observó con más detenimiento el papel... el cual, además de estar húmedo, también tenía una pequeña fisura en medio, lo que la hizo sonreír.
–Dos afinidades... diablos, y apenas tiene ocho años– pensó.
Acercando el papel hasta su hijo, habló.
–¿Ves esa pequeña fisura?– preguntó, mientras el rubio asentía. –Esa fisura quiere decir que también eres afín al chakra de viento... y eso es algo en lo que no te puedo ayudar– dijo.
Algo decepcionado, el rubio habló.
–Porque no eres afín al viento ¿cierto?– preguntó.
Asintiendo, la voz de la pelirosa se escuchó.
–Así es, conozco la teoría de algunos jutsus de ese estilo, pero te será más fácil practicar esa naturaleza con alguien que la maneje– decía. –No te desilusiones, sinceramente, en esta parte del mundo es algo rara, pero en el país del viento no tanto... además, sé la persona correcta que podría ayudarte con eso– dijo.
Sonriendo, y con aquel brillo de vuelta en sus ojos, el Uzumaki habló.
–¡¿En serio?! ¡¿quién?!– preguntaba.
–Tu papá... su afinidad de nacimiento es el chakra de viento– dijo.
Aquello emocionó al pequeño Uzumaki.
–¡Genial!– decía, con algo de euforia.
Aclarando su garganta, la pelirosa lo miró.
–Pero esa también es una de las más complicadas para perfeccionar, así que por el momento te deberás concentrar en aprender tu afinidad con el agua, ya que esa es un poco más fácil, y teniendo agua cerca de nosotros, te lo facilitará un poco más todavía– decía, mirando al pequeño río que se encontraba cerca. –Además, en todos estos años aprendí algunos jutsus de ese estilo que podrían ser de mucha ayuda en misiones– dijo.
Poniéndose más serio, Shina suspiró, para después mirar a su mamá.
–¡Claro, daré mi máximo!– dijo.
Sonriendo, la pelirosa lo miró.
–¡Esa es la actitud!–
...
Después de una demostración por parte de Shina sobre los jutsus que se enseñaban en la academia a forma de exámenes, la pelirosa debía admitir que estaba sorprendida, sobretodo porque los había hecho a la perfección... aunque también le explicó el hecho de que, como tal, hacer un jutsu de ese estilo, sin combinar alguna naturaleza, era más fácil que hacerlo combinando alguna.
–Y para poder ser capaz de lograr eso, debes controlar por completo tu afinidad elemental– decía, sacando así, también, un papel. Solo que este era común y corriente. –Trata de hacer lo mismo que hiciste con el primer papel– dijo.
Tomándolo, Shina hizo caso a las palabras de la pelirosa, juntando así ambas manos, con el papel en medio, de nueva cuenta cerrando los ojos... pero al abrirlos, su cara de descontento se hizo visible.
–¿Dos gotas solamente? ¿por qué no se humedeció por completo?– preguntaba.
–No funcionó de la misma manera porque el primer papel sirve como eso, un canalizador de chakra, lo cual hace más fácil todo– dijo, tomando ella, también, un papel normal en su palma. –Pero cuando se aplica a cosas comunes, resulta más difícil, entonces tenemos que partir de ahí– decía, mojando el papel. –Para llegar a controlar a la perfección tu naturaleza, debes mojar ese papel, después seguiremos a algo más avanzado– mencionó.
Bajando su mirada, el Uzumaki habló.
–Eso será muy tardado– dijo.
Al escuchar eso, la pelirosa posó sus manos en su cintura, y mirando al rubio, habló.
–Así son las cosas porque ningún camino es fácil, y si quieres convertirte en un gran shinobi, debes mentalizarte desde ya que el entrenamiento arduo y duro va a ser constante– decía, aunque aún seguía viéndolo decaído. –Escucha, si te lo propones y entrenas con la dedicación y dureza de la que hablo, en el futuro podrás ser capaz de hacer jutsus como este...– mencionaba.
Aquellas palabras captaron la atención del Uzumaki, quien levantando su mirada, observó a su mamá haciendo una serie de sellos con las manos, aunque después...
–¡Estilo de agua: muro de agua!–
[Suiton: Suijinheki]
Shina miró, atónito esta vez, como de la boca de Sakura salía un chorro de agua, el cual, al alcanzar ciertos metros, se expandía causando una ola de gran tamaño, además de que podía observar a su madre rodeada por agua también, como en una especie de barrera formada por el propio jutsu, protegiéndola así de cualquier ángulo.
–¿Lo ves? ese es un jutsu de clase B, lo que significa que se trata de uno avanzado– decía. –¿Quieres llegar a realizarlo? entrena, no hay más– dijo.
Shina, atónito aún, miró a su mamá, para después sonreír ampliamente.
–¡Lo lograré!– decía.
También sonriente, la pelirosa habló.
–Sé que lo harás, al final eres hijo mío y de Naruto– decía, orgullosa. –Y, además, si Anzu tiene afinidad con el fuego, tu afinidad al agua es capaz de contrarrestar su afinidad– dijo.
Eso dejó algo confundido al rubio.
–¿Lo contrarresta? ¿cómo?– preguntaba.
–Lo diré de una manera sencilla, el fuego es débil contra el agua, pero el agua es débil contra la tierra, así como el viento es débil contra el fuego, y el viento es fuerte contra el rayo y, para finalizar, el rayo es fuerte contra la tierra– decía. –Pero no te confíes, un jutsu poderoso de estilo fuego puede, fácilmente, evaporar a uno de estilo agua– explicó.
Asintiendo, el rubio habló.
–Entiendo a la perfección– decía, para después mirarla. –Por favor, mamá, enseñame lo que sabes– dijo.
Sonriendo, la pelirosa habló.
–Espero estés listo, no solo te entrenaré en aspectos del ninjutsu, sino en taijutsu también– decía. –Eres mi hijo, pero eso no quiere decir que seré blanda todo el tiempo– dijo.
Tragando un poco de saliva, este bajó un poco su mirada... para después volverla a alzar.
–Estoy de acuerdo con eso– dijo.
Mirándolo, Sakura conocía bien esa mirada que el pequeño tenía, esa mirada de determinación, esa mirada de querer romper sus propios límites y llevarlos más allá.
–Comencemos entonces–
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