Capítulo 1

(Fuera del mundo de Héroes)
Cobranza

Los gritos rogando por clemencia se mezclaban con el intenso dolor que escapaba entre lágrimas y el pánico en los ojos de un drogadicto con una inmensa deuda. Apenas unas horas atrás aquel hombre se encontraba en una casa de apuestas intentando sacar dinero para pagar parte de la deuda, pero en cambio de dinero obtuvo una visita de un despiadado joven con cabello color musgo, que en ese preciso momento le destrozaba los dedos con un martillo.

— ¡Por favor! —sollozaba tembloroso — ¡Por favor no! ¡Te lo ruego, no! ¡No lo hagas!

Eleva la comisura izquierda en una leve sonrisa —Pero bueno... —aprieta el cabello castaño entre su palma atrayendo el rostro ajeno a la cercanía de su enfado —Ahora estás más despierto que antes, parece que... —suelta al hombre con brusquedad —el dolor es una muy buena medicina para la desintoxicación...

Su mirada esmeralda se dirige brevemente sobre su compañero en trabajo, un hombre de rubia cabellera erizada que, recargado de la pared en aquel sucio edificio abandonado, mantenía los brazos cruzados fingiendo indiferencia aunque su mirada viajaba cada tanto sobre el castigo que aquel adicto estaba recibiendo; la mano izquierda de aquel hombre había perdido tres dedos que ahora estaban inmóviles tomando un color obscuro junto al rojo de su sangre. Midoriya sonrió con gracia de ver a aquel hombre comportarse indiferente, y pasando su dedo gordo sobre su labio inferior daba media vuelta sobre sus botas negras para observar a la excusa de hombre que se contraía de dolor aferrándose a su muñeca entre el fruncir de su adolorido rostro.

— ¿Y bueno...? —inclina el cuerpo para tomar el martillo ensangrentado del suelo — ¿Tienes planeado contarme lo que harás para pagar? —toca la sangre del metal —Ya sabes... Necesitamos ese dinero —sonríe mirando al hombre —asi que más vale que me digas lo que harás para conseguir ese dinero en una semana. —exhala un suspiro acuclillándose al lado del hombre —Te haré un favor —peina cuidadosamente los cabellos pegados en el sudoroso rostro de su trabajo —pagaré una parte de tu deuda para darte la semana completa —sonríe dulcemente atrapando la atención del sujeto —tienes que saber que lo normal sería darte dos días de sufrimiento y luego ir a matarte, pero siento algo de pena por ti... —observa de reojo a su compañero — ¿No le dirás al jefe, no?

Chasquea la lengua desviando la mirada por una ventana rota cubierta por tablones —No es algo que me importe. El dinero es lo que vale, y si quieres desperdiciarlo en esa escoria... —suspira —haz lo que te venga en gana, imbécil.

— ¡Bien! —sonríe radiante ayudando al hombre para que tome asiento —Bueno, —sacude la ropa ajena —hagamos lo siguiente pequeño... —aprieta el cuello de la camisa ajena atrayendo el rostro ajeno hacia el suyo —pagaré esa mierda, te daré una maldita semana para buscar el dinero... —sonríe amenazante —y si al finalizar la semana no tienes ni un mísero centavo para darme... —suelta el agarre para deslizar su indice sobre el dorso de la mano herida —no solo serán los dedos, voy a hacer lo posible por causarte el mayor dolor posible antes de que mueras por infección o trauma... —posa las manos en la frente de su presa para peinar los cabellos ajenos hacia la nuca —te despertaré de cada desmayo para herirte cada vez de una manera peor, haré un esquema y seré cuidadoso para poder causarte el mayor dolor posible sin que mueras rápido... ¿Que te parece?

El hombre se estremecía de miedo temblando entre un inhalar profundo que intentaba calmar sus lágrimas, ese hombre daba un miedo terrible ¿Como si quiera era posible tener una mirada y sonrisa tan compasiva, y al mismo tiempo ser... Despiadado y tan aterrador?

Al ver su objetivo logrado deja salir un suave jadeo para luego deslizar su lengua sobre sus labios, le parecía tan increíble ver el miedo que podía causar. Bakugou fruncía el ceño tragando grueso al ver cómo aquel chico podía ser tan... Horrible, y dando un arreglo de voz se impulsaba lejos de aquella pared para ajustarse los guantes negros de cuero.

— ¿Terminaste? ¿Podemos largarnos o qué?

— ¿He? —ríe dejando caer el martillo sobre el suelo —Ups... —aprieta los labios conteniendo su risa.

Aquel fuerte estruendo era causante de un temor tan intenso que había hecho orinar al drogadicto de aquella sala, gimoteándo entre su vergüenza y miedo, aquel hombre había mojado sus pantalones causando la estruendosas risa de su capturador.

—Qué asco hombre. —suspira —Deku, vámonos de una maldita vez de este basurero.

—Creo haberte —avanza con suaves zancadas sacando una navaja mariposa —dicho que no me llamaras de ese modo —acerca la navaja al rostro ajeno mostrándose completamente serio —odio ese maldito apodo.

Observa el filo cercano a su rostro —Mueve esa mierda —aparta el brazo ajeno —Y mueve tu maldito culo de una vez —avanza.

Con una mirada disgustada observa como aquel rubio de ancha espalda sale del edificio, y finalmente ríe levemente cubriendo su sonrisa sin apartar la mirada del camino a seguir.

—Vende un órgano o algo. —saca una tarjeta de su chaleco dejándolo caer tras su espalda —Ese hospital es tan ilegal como el carajo, pero no pagan tan mal por tus órganos, pregunta los precios y gasta un poco en un chequeo para ver si algunos aún sirven... —regresa la mirada sobre el hombro —vende lo que puedas, paga, y deja esa porquería que te está haciendo inservible hasta para vender. —sonríe tomando otra tarjeta —O si prefieres la prostitución, ese local es dirigido por un conocido que es sumamente asqueroso, vende de todo... Podría encontrar a un idiota que quiera comprarte, —avanza mostrando una sonrisa de suficiencia —hay algunos con unos gustos tan asquerosos que podrían estar interesados en comprarte.

—Yo... Haré todo lo posible... —avanza a rastras tomando las tarjetas —Gracias... Gracias...

Al salir de aquel edificio puede ver a su compañero esperar en la acera bajo una farola parpadeante, su sonrisa se dibuja con levedad y avanza mostrándose totalmente tranquilo para seguir con su camino.

—Eso está hecho, sigamos con lo nuestro.

—Volver al casino será... —suspirando sigue a su lado —Ya nos encargamos de los cinco tipos en la lista, al que dejaste muy grave tirado en medio de la construcción... —observa de reojo la sonrisa satisfecha en boca ajena —no creo que sobreviva al ataque así que ya es dinero perdido para el jefe.

—Los intereses de los que siguen vivos cubrirán parte de eso.

Sin más que decir siguen su camino hasta llegar al casi en donde parejas de todo tipo convivían y gastaban entre risas y algunas riñas.

— ¡Oigan! —eleva la palma con entusiasmo — ¿Ya terminaron? No tardaron mucho —sonríe de manera radiante —Hacen un muy buen duo.

Ríe descansando la mano en el hombro ajeno —Es lo que yo dije —palmea el hombro —Bueno... —observa a ambos —debo ir a la oficina principal... Kaminari ¿Se encuentra Dabi?

—Te está esperando en la oficina de Kirishima.

—Gracias.

Su andar continúa mientras una brillante y angelical sonrisa llena su rostro, Kaminari sonríe complacido con la actitud de aquel muchacho y enseguida vuelve la mirada a su amigo que se muestra mucho más disgustado que de costumbre.

— ¿Aún no te agrada?

—Me molesta. —suspira para ver a su amigo y pegar unos documentos contra su pecho —Lo rellene en el auto, posiblemente uno está muerto, dijo que él se haría cargo del jefe así que... —avanza a la barra rascando su nuca —No lo sé, ya lo verá él.

—Uh... —observa los documentos entrando detrás de la barra —jamás te habías confiado tanto de alguien Bakugou, normalmente —menea la mano pidiendo que preparen una bebida para su amigo —si te dicen algo así caminas hasta la oficina del jefe para explicar la situación desde tu boca... —observa a su amigo —sobre todo si se trataba de un jefe de otra prefectura.

Obteniendo su bebida simplemente da una mirada al local percatándose de la presencia del jefe de su prefectura, Kirishima sonríe apenas lo observa y eleva la mano en saludo para después poner una mirada sería hacia los hombre con los cuales mantenía una charla de negocios.

—Solo estoy cansando y sorprendido... —bebe su trago —el tipo no era así durante la escuela secundaria...

—Lo comprendo, también tengo amigos que están sorprendidos de verme y saber que estoy metido en esté lío.

—Lo hiciste por voluntad tanto como yo.

— ¡Claro! —expresa con completa calma preparando un cóctel —Pero ellos no pensaban que terminaría en esto, porqué... Ya sabes... —extiende la mano bajo su barbilla —las apariencias.

Sonríe levemente y siente como un brazo rodea su hombro con mucha confianza, a su lado el jefe de su prefectura toma asiento mostrando una radiante sonrisa para él.

— ¿Qué tal te fue?

—Deku... —exhala un suspiro enfadado —Él se salió de control con uno de los tipos.

— ¿Lo mató sin avisar? —exhala un suspiro exhausto  —Entre los novatos pueden venir un par de psicópatas... —golpetea la barra con sus dedos —Bueno, como sea... —sonríe recargando el codo de la barra para peinar los rubios cabellos de su menor —si tienes muchos problemas puedo intentar convencer a Dabi para que te lo quité de encima, confía en mí.

—Deja de tratarme como... —suspira apartando la mano del pelirrojo —deja de jugar Kirishima, no puedo pedirte ayuda con algo tan pequeño y ridículo como ésto... —observa al rubio detrás de la barra — ¿Qué pasa contigo?

— ¿Conmigo? ¿Por qué? —ríe entre el limpiar de algunos vasos —No tengo nada.

—Lo vi Kaminari. —bebe tranquilamente.

Al escuchar aquellas palabras Kirishima observa a aquel joven rubio detrás de la barra, él se estremece ante esa dura e interesada mirada, pero solamente baja la vista y continúa con la limpieza de copas. Kirishima suspira y toma su bebida comenzando a beber para girar en el asiento recargando los codos de la barra entre su analizar del local.

—Eres uno de mis favoritos Bakugou, no me importa si es una nimiedad... —sonríe observando al joven que lo analiza de reojo sin mostrar importancia —puedo hacer cualquier cosa por ti.

—Ya dejé esa mierda. Una mamada está bien, pero no volveré a dejarte tocar mi culo con tu grotesco pene.

— ¿¡Enorme!? —ríe a carcajadas —Oh, claro que se lo enorme que lo tengo... —gira de costado hacia el chico —Kaminari mejor que nadie lo sabe.

Avergonzado por tales palabras, el rubio detrás de la barra simplemente gira la mirada hacia los clientes para apartarse de aquellos dos e ir a atender algunos pedidos de bebida. Kirishima ríe enternecido por aquella actitud mientras que Bakugou suspira moviendo su cerveza en círculos antes de dar un gran trago.

—Estas muy interesado en él. —ríe negando — ¿Tú favorito? Cambias de juguete como de ropa interior maldito depravado.

Entre risas desliza la mano al muslo ajeno —Sabes que eres uno de mis favoritos.

—Si, si... —expresa sin importancia manteniendo su sonrisa.

—En fin... —aparta la mano —descubrí que llegó con Dabi debido a un tema con los policías, ya sabes que pueden llegar a ser unos malditos cuando se lo proponen... No sé si llegó a ser una persona importante para ti... —observa de reojo al hombre —pero su madre murió por un grupo de policías que abusaron de su poder como tantos...

Sus ojos apenas y pueden captar una mínima cantidad de incomodidad sobre aquellas palabras, pero no necesitaba ver más, era obvio que esa persona le importaba.

—Midoriya Izuku... Fue acogido, y cogido por Dabi, por eso llegó tan rápido a su puesto, aunque... Aún no tengo ni la más mínima idea del porqué se ha decidido por trabajar contigo.

— ¿Tampoco te crees esa mierda de que soy el único sin compañero?

—Bueno, —encoge los hombros —es la peor excusa que pudieron inventar. Las parejas cambian constantemente, tú también has tenido uno que otro compañero, y... Muchos están solos al igual que tú... —observa al rubio qué prepara una bebida —Me hubiera creído esa mentira si hubieran alabado tú conocimiento en el campo y el manejo que tienes en todo lo que te pido hacer. —suspira peinando sus cabellos con la mano —Pero decidieron no hacerlo.

—Quizá está intentando algo... Él siempre tiene algo en mente, no es un completo estúpido aunque lo parezca.

— ¿Te preocupa mucho?

—No... Es... Extraño.

—No deberías...

—Decir lo que piensas decir. —señala al rubio detrás de la barra con su cerveza —Porqué tú mismo estás rompiendo esa regla.

Kirishima sonríe y ríe levemente para pedir otra ronda de bebidas a su bartender preferido. Bakugou suspira elevando la mirada hacia el segundo piso de aquel local, al fondo de todo ese sitio, debía encontrarse aquel imbécil siendo profanado por un tipo mucho mayor que él, no le interesaba saber quién hacia qué con aquel estúpido trasero, pero... Era extraño todo lo que estaba ocurriendo.

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Primero que nada, espero les guste.

Segundo, si son lectores que frecuentan mis obras, debo pedir una enorme disculpa por hacer esto en lugar de terminar o avanzar con mis otras historias.

Um... Me siento un poco fuera de mi, no me podido avanzar con mis otras historias y de verdad lo lamento. No creo que esta historia dure mucho, solo... Quiero escribir, saber que todavía puedo hacerlo.

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