Luces, cámara, ¡Yaoi!
*Ring* *Riiing*
El sonido de la alarma marcando las 07:00 AM ensordeció mis oídos provocando que me despertara de mal humor. Estiré uno de mis brazos fuera de la cama molesto hacia la mesita de noche tratando de encontrarlo entre dormido, apagando el despertador con mi mano estrellándolo contra la pared sin una pizca de suavidad rompiéndose en el acto.
— Sabía que iba a llegar tarde. —pensé malhumorado.
Sin embargo, procedí a un largo estiramiento para comenzar con más energía la mañana. Abrí los ojos y los froté con mis dedos dándome más ánimos para levantarme de la cama pisando la alfombrilla suave que me rozaba, haciéndome leves cosquillas en los dedos de los pies. Procedí a mirar nuevamente el reloj que se encontraba tirado en el piso completamente roto.
— Mi madre va a matarme. —suspiré decepcionado de mi mismo.
Me dirigí hacía el pasillo con el cabello alborotado con mis pantuflas de león por el pasillo, tratando de no despertar a mi madre la cual se encontraba completamente dormida en su habitación. Caminé a pasos sigilosos hasta llegar al baño haciendo el menor ruido posible, entrando rápidamente y cerrando la puerta a mis espaldas.
Una vez ahí lavé mis dientes y me quité completamente la ropa de pijama, la cual contaba de unos shorts cortos y una sudadera de color negro «Oh si, amaba el color negro.» Susurré para mí mismo cuando vi como estos caían al frío suelo mientras salía de mis pensamientos. Entonces; en ese momento alzando la mirada en el espejo del lavabo pude observar de reojo mis ojeras marcadas en el reflejo. Mordí mi labio ansioso hasta que sangrase y me metí por fin a la ducha, abriendo la regadera para que pudiera salir por fin el agua caliente y caer sobre mi cuerpo desnudo.
Entrecerre mis ojos al sentir como cada gota de agua se fundía en mi piel relajando cada músculo. Tome el jabón en mis manos a ciegas el cual se encontraba a un costado de la llave colgando y procedí a empaparme de este por cada zona dando leves masajes.
El olor penetraba por mis fosas nasales el cual olía a agradable limón, provocando que me relajara mucho más. Abrí la boca en un suspiro cuando por fin froté el jabón desde el estómago a mi pelvis hasta llegar levemente a mi entre pierna provocando un leve sobresalto.
«Creo que después de todo aún es temprano para irme a la Universidad.. justifiqué inundándome en mis pensamientos». Después de todo es mi primer día de clases ¿Qué podría pasar? Sonreí complacido, soltando el jabón y dejándolo a un lado para llevar mi mano izquierda a mi miembro comenzando a masturbarme.
Continúe acariciando de arriba abajo con movimientos suaves disfrutando de mi humedad que se mezclaba con el agua soltando pequeños jadeos al sentir como una corriente eléctrica comenzaba acecharme allá abajo. Instintivamente cerré la ducha secándome el brazo derecho con la toalla para dirigir mi mano a un pequeño cajón del baño, en donde tenía una videocámara completamente cargada que solía guardar para hacer mis fechorías. «Así es; me encantaba grabarme en este tipo de situaciones sexuales.» Me excitaban, era como una fantasía. Así que sin titubear la tomé con mi mano y la encendí entrando al modo video dándole al botón de "play" apuntando el lente hacia mi pene ya algo erecto sin un poco de vergüenza.
Esta vez los movimientos con mi mano eran más rápidos provocando jadeos intensos con aquel roce de mis dedos tan satisfactorio.
— O-ohhhh, D-dioss. —susurré mordiendo mi labio tratando de calmar mis propios gemidos sin poder lograrlo.
Mi otra mano que tenía la videocámara comenzaba a temblarme a causa de la excitación del momento. Pero no me importaba más que el placer, asi que luego de un rato de acariciarme allí abajo me vine salpicando mi propio semen en la pared de la ducha aprovechando de obtener una buena toma para mi blog en internet.
«Hacía dos meses para ser exactos en enero durante las vacaciones encontré un sitio navegando por la red en el cual puedes conocer gente de forma anónima. En dónde puedes subir tus videos íntimos sin enseñar el rostro y te pagan una buena cantidad de dinero por ellos. Así que no desaproveché la oportunidad y me registré.
Durante todo el verano conocí personas de diferentes lugares que comenzaron a solicitar mi contenido, así que me converti en una clase de "estrella" del sitio web. De modo que constantemente subo material para mis fans, beneficiándonos mutuamente. Sin embargo, al comenzar mis clases en la nueva y prestigiosa Universidad Hillside no me daría mucho tiempo para mí pequeña comunidad pero claramente no sería un impedimento para mi "brillante futuro".»
Mi familia creía que al escoger la carrera de Comunicación Audiovisual me convertiría en un blogger o un editor profesional que fuera capaz de crear contenido audiovisual coherente, atractivo y bien producido para los diferentes medios de la televisión y las redes sociales. Pero siendo realista solo escogí esta carrera para poder realizar con más producción mis videos sexuales y que la gente me comprara aún más a pesar de que no puedo contarle a mí madre sobre esto. desde que papá murió ha tenido que cargar con todos los asuntos de la casa y claramente ella no soportaría el peso que conlleva mi pequeño secreto. Con al dinero que logré ganar durante esos dos mes y gracias al trabajo de mi madre pude inscribirme a la Universidad. A la que claramente no voy a llegar el primer día. irónico, no?
— Soy un complemento desastre. —dije tomando la toalla que estaba colgada y secándome el cuerpo, limpiando los restos de mi semilla que había quedado en mis pálidos dedos.
Cuando estaba apunto de salir del baño dispuesto a envolverme con la suave tela tocando el piso fuera de la regadera, comienzo a escuchar unos pasos que se dirigían a toda prisa hacia mí. Y cuando menos lo espere abrieron la puerta de un golpe; dejando ver toda mi desnudez a flor de piel.
— H-heyy I-idiota eres tú el que está en la r-regad..
Tras escuchar la última palabra me quedé en shock con los ojos bien abiertos como platos al ver como mi hermanastro dos años mayor entrando al cuarto de un portazo el cuál se suponía que no llegaría a casa hoy luego de que asistiría a una fiesta. «Y sí. No le había puesto seguro a la puerta; ¡Que estúpido soy, tragame tierra!.»
Por lo que rápidamente trate de ocultarme terminando de cubrir con la toalla mi intimidad sonrojándome hasta las orejas a más no poder tras caer en cuenta lo que había acabado de hacer ahí hace un rato.
— ¡E-eeres un i-diotaa! Acaso no te enseñaron a tocar la p-puerta cabrón! —grité molesto.
— Tampoco es como si hubiera visto algo interesante. —soltó una carcajada en mi cara al observar lo rojo que estaba.
— ja, ja.. Estas borracho, apestas alcohol. —dije sarcástico por su chiste sin sentido increpándolo tras oler aquel hedor familiar dejando a un lado mi timidez por el momento bochornoso que acababa de ocurrir.
— Eso da igual, no son tus asuntos. —rodó los ojos con desinterés saliendo ya del baño hacia el pasillo.
— Si mamá te ve así se va a poner furiosa. —exprese sonriendo con malicia cruzándome de brazos, caminado detrás de él hacia el corredor hasta llegar a la puerta de mi cuarto escondiendo la videocámara detrás, la cuál hasta ese momento había sido la única testigo de mi secreto más personal.
— Deberias ir a clases y preocuparte menos por mi reputación. —contestó molesto. fulminándome con la mirada y cerrado la puerta de su habitación nuevamente de otro portazo, dejándome plantado allí.
«De todos modos ya sabía que llegaría tarde a clases el primer día. Volví a mencionar nuevamente.»
Al entrar a mi cuarto me senté sobre la cama un momento y me dispuse a tomar mi teléfono que estaba debajo de mi almohada, sorprendido al ver que marcaba las 07:45 AM y el cual tenía un montón de notificaciones de mensajes y llamadas pérdidas de mi mejor amiga Gala.
Tomé lo primero que encontré en mi clóset y me vestí lo más rápido que puede, escogiendo un jodido suéter y unos jeans rasgados con zapatillas Vans. Tomé mi mochila del suelo lista con los cuadernos que había dejado el día anterior preparados y caminé rápidamente hacía la habitación de mi madre entrando sigilosamente; besando su frente sin que ella pudiera despertarse en forma de despedida. para rápidamente ir a la puerta principal para tomar mi transporte que en quince minutos vendría a recogerme.
Al salir de mi casa recién caí en cuenta que no había desayunado una mierda, al escuchar como mis intestinos rugían por el hambre recordándomelo. Caminé alrededor de cinco minutos, ya que la parada de autobús quedaba a una cuadra de dónde vivía. Por lo que no fue un problema llegar hasta allá a pasos agigantados.
Al llegar a mi destino y ver qué aún me quedaban algunos minutos abrí mi mochila sacando de uno de mis bolsillos una cajetilla de cigarrillos, dispuesto a fumar para liberarme de la presión del primer día de clases. Disminuyendo mi ansiedad social y sintiéndome más cómodo.
Pero aquel momento que para mí sería agradable se esfumó y terminó siendo interrumpido por un chico que se acercó a mí, el cuál también se encontraba en la parada de autobuses.
Mis ojos color miel cruzaron miradas con sus ojos negros profundos, formando una atmósfera extraña; que no sabía a qué se debía exactamente por unos segundos.
«Era demasiado alto. Decir que media más de 1,80 centímetros es quedarse corto, literalmente me sacaba dos cabezas.»
— ¿Puedo ayudarte con algo? —pregunté con rareza al notar como él y yo nos quedamos en silencio unos minutos.
— Si. —respondió firme, en un tono de voz confiado. Quería decirte si podrías ofrecerme un cigarrillo.
Sinceramente su pregunta me sorprendió, por simple el hecho de que nadie me había pedido un cigarrillo jamás en mi puta vida.
— Claro, no hay problema. —sonreí por cortesía. Y volví a sacar la cajetilla de cigarrillos que esta vez estaba en el bolsillo de mi pantalón.
Podría jurar que este chico no dejaba de observarme de arriba abajo, lo cual se tornó un poco incómodo.
— ¿Sucede algo? —preguntó nuevamente. Frunciendo un poco el ceño al ver que lo había descubierto.
— Nada, es solo que.. no encuentro mí encendedor.
Rápidamente busque en mis pantalones, en la mochila y nada. Hace unos instantes lo tenía y ahora no había rastro de él. ¿Se habría caido?
— No te preocupes no es necesario. Cuando puedes hacer esto. —respondió inclinándose derrepente mirándome fijamente y acercándose a la altura de mi rostro.
Tomó el cigarrillo que había estado fumando el cual se encontraba en mi mano y me lo quitó para colocarlo en mi boca nuevamente. Sin perder un solo segundo tomó uno nuevo de la cajetilla y lo puso en la comisura de sus labios acercando ambos cigarrillos para que el mío pudiera encender el suyo.
En ese lapso de tiempo pude apreciar más de cerca su cara, tenía unas pestañas el doble de largas que las mías. Inmediatamente me sonrojé al darme cuenta de lo que estaba pensando en ese momento.
Me aleje de él por inercia al estar demasiado pegado a mí. No sin antes ver cómo inhalaba el humo del tabaco y lo soplaba contra mí rostro.
Comencé a toser un poco ya que fue de manera inesperada su acción; y justo cuando planeaba recriminarle en cara lo que había hecho, llegó mi autobús tocando la bocina provocando en mí un susto inevitable.
El chico comenzó a reírse al ver mi cara de terror y sorpresa al ser casi asesinado por mi propio transporte.
— Nos vemos. —expresó rozando una de sus manos sobre mi cabeza. A modo de despedida continuando su camino. Causando en mí un gran desconcierto por todo lo que había sucedido.
Ni siquiera tuve tiempo para decirle adiós al extraño chico ya que el conductor del autobús comenzó a gritarme a todo pulmón que subiera pronto o me dejaría allí tirado sin posibilidades de llegar a mi destino, la maldita Universidad Hillside.
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