Sigo de Pie
Como periodista debía ser profesional y que su investigación no fuera subjetiva por la persona a quién entrevistaría, sin embargo, como hombre, ¿de qué manera debía actuar teniendo enfrente a la mujer que amó por tantos años y le fue infiel con su primo? La que le hizo tener la esperanza de una vida feliz a su lado alta como una torre para luego derrumbarla con un ligero toque...
Flashback
8 años atrás
La vista detrás de la pequeña ventana del avión era de película, era lo que Felipe siempre sentía cuando viajaba. A pesar de que tenía casi 3 años en el mismo ritmo desde que se graduó de periodista y empezó a trabajar casi a la semana en "Diario Libre", un importante periódico de su país natal, República Dominicana. Era un hombre culto, con interés social, le encantaba salir y conocer lugares nuevos; por eso amaba su profesión. Hoy estaba camino de vuelta a su patria y no venía precisamente solo...
-¿Tienes frío?
Ella le sonrió.
-Un poco, ¿y tú?
-Mucho. -Ambos rieron levemente-. Ven, acorrúcate conmigo -dijo el pelinegro casi en susurro.
Madison se acercó apoyando su cabeza en el pecho de su chico, traían consigo una pequeña manta, con esta se abrigaron como pudieron. El calor del cuerpo de uno ayudaba al otro a sobrellevar un poco el frío que la atmósfera y el avión le proporcionaban. A los pocos minutos ya estaba sumidos en un profundo sueño.
La pareja se conoció hace 4 años en Inglaterra, en ese entonces Felipe estaba vacacionando en dicho país. Al principio era algo complicado comunicarse, ella no hablaba español, pero con el dominio de Felipe en el inglés todo fue más sencillo. Él le enseñó su lengua materna y tomaba clases para poder conversar con Elizabeth, la madre de Madison.
Hoy por hoy eran novios y estaban por cumplir 3 años siéndolo. Ella era modelo y él periodismo. Estaban en profesiones muy aparte, por algo dicen que los opuestos se atraen, se podría decir que ellos eran la prueba de eso.
Esta era la 1ra vez que viajaban juntos a la patria de él.
Las horas de vuelo se las pasaron en sueños. De vez en cuando despertaban, pero volvían a caer, sus cuerpos les exigían ese descanso. Era un vuelo de casi 9 horas de Inglaterra a República Dominicana.
La mirada de Felipe estaba en ella, admiraba sus rasgos como si estuviera contando los pelos de sus cejas, estaba profundamente enamorado. El idioma no fue una barrera para ellos, él trabajó duro para que no lo fuera, esa inglesa no solo estaba entre sus brazos, sino también en su corazón.
El pelinegro sacó del bolsillo delantero derecho de sus Jeans un anillo, trató de hacer el menor ruido posible para no despertarla, colocó el aro en el dedo índice de la mano izquierda de Madison mientras aún estaba profundamente dormida. Sonrió para sí mismo por unos segundos luego de entrelazar su mano con la de ella. Entre el silencio que los arropaba la besó. Ella fue abriendo de a poco sus ojos al sentir esa presión en sus labios, le sonrió casi al instante en que se apartaron.
-Y eso...
-Nada, solo quería besar a mi novia. ¿Por qué me miras así? ¿No puedo hacerlo?
-Nunca dije que no lo hicieras... ¿Falta mucho?
-5 horas -respondió él luego de mirar su reloj-, estaremos allí un rato más. -Ella suspiro luego de esas palabras-. ¿Todo bien?
-Sí, es solo que estoy cansada.
-Sigue durmiendo o prefieres que sigamos besándonos.
-No lo sé...
-Sigámonos besando entonces.
Él no perdió ni un segundo y se acercó haciendo inexistentes los centímetros que los separaban.
-Espera, Felipe.
-¿Qué?
-Estamos en un avión, que dirán las azafatas o los demás pasajeros si nos ven...
-No me importa lo que piensen, lo que quiero es besarte.
-Felipe... ¿Qué crees que haces?
-¿Qué pasa ahora?
-Lo que dije antes sigue en pie.
-No me importa que nos vean.
No existió otro intercambio de palabras, él simplemente la besó. Al principio estaba algo negada, pero lentamente se fue dejando llevar por el beso, por un momento sintió que eran solo ellos 2 planeando por los aires.
-Si no te reniegas tanto lo puedes disfrutar mejor.
-Tonto.
-Me gustas más cuando no piensas tanto en lo que hay alrededor.
-Quiero seguir durmiendo.
-Ven aquí, puedes dormir todo lo que quieras así.
Entre cortas platicas y largas siestas pasaron las 5 horas restantes, hasta que las azafatas los despertaron para decirles que habían llegado a su destino. Madison caminaba ansiosa por el lado tierra del aeropuerto con Felipe detrás de ella con las maletas. Allí los esperaba Lucas, un primo materno de él.
Ese fue el principio del fin... aunque Felipe no lo sabía, Madison aún no demostraba su verdadero ser, pero Lucas sí.
Los ojos avellana del contrario casi escanearon sutilmente a la novia de su primo. Era de esperarse, ella era una modelo inglesa, ¿quién no querría mirarla? Su belleza era sublime: una larga cabellera pelirroja que llegaba hasta su cintura no opacaban su tez un poco pálida, su rostro ovalado, grandes ojos café claro y labios carnosos; su cara llamaba la atención. Sin mencionar su delgadez, porte y morbo propios de su carrera.
-Lucas. ella es Madison.
-Un gusto conocerte. Felipe me habló mucho sobre ti -decía él mientras le extendía su mano. Lo cual ella tomó como un gesto de saludo.
-Igual.
-¿Cómo me ves?
-Muy formal.
El hombre de ojos avellana traía puesto un traje negro con una corbata del mismo tono y una camisa blanca.
-¿Cómo esta tía?
-Bien, ansiosa por verte como no tienes idea y de conocerla-respondió Lucas refiriéndose a su madre-, vamos, nos están esperando.
Ellos se dirigieron hasta el estacionamiento. Un taxista de mediana edad los ayudó a subir las paletas al vehículo.
-Muchas gracias, señor.
-No hay de qué. Son un bello compromiso.
-Oh no, nosotros no...
Madison no encontraba palabras hasta que Felipe entrelazó sus manos.
-Gracias.
Ella lo observó extrañada hasta que se percató del anillo que había en su mano izquierda.
-¿Pero cómo...?
-Este es un bello país, tienen muchos paisajes que escoger para la boda.
-Lo tenemos presente, gracias.
-No hay de qué... Con su permiso.
El señor taxista se alejó de ellos dejando a la mujer de tez algo pálida un mar de preguntas.
-Felipe...
-¿Sí?
-Nosotros no...
-Suban, se nos hace tarde -vocifero Lucas desde el auto.
Felipe puso sus ojos en ella. Era algo un poco inexplicable como esa simple mirada, como esos ojos cafés le daban todo la tranquilidad que necesitaba.
-Te amo mucho -añadió después de unir nuevamente sus labios con los de ella-, te explicare más tarde, ¿de acuerdo?
-E-esta bien.
Subieron al vehículo rápidamente.
El trayecto a la casa de Lucas llevaba un silencio profundo por parte de ellos, interrumpido para hablar sobre temas triviales y vagos. De vez en cuando ella miraba el anillo de compromiso que llevaba, no le molestaba mas tampoco lo veía del todo bien, ¿Qué clase de propuesta de matrimonio era esa? "Solo a él se le podía ocurrir tan descabellada idea", consideró.
El transito no estaba tan de inframundo como era común en Santo Domingo a las 12 del mediodía. Esa ciudad literal era el infierno a esa hora, pero por alguna razón, y suerte para ellos, hoy no era así. La pelirroja no pudo negar que la ciudad era bellísima, el brillo en sus ojos lo decía todo, para Felipe era adorable su expresión. Los edificios, parques y tiendas comerciales no eran tan grandes e imponentes como los de Inglaterra, e igual a los ojos de él eran muy bellos.
-Felipe, te extrañe mucho, pequeño -decía Jessica, la madre de Lucas, mientras lo abrazaba.
-Tía, no soy un niño -decía él sonriéndole-, igual la extrañe.
-Estás tan alto. Te has vuelto un hombre muy apuesto.
-Gracias.
-Ella es Madison.
-Que hermosa eres. Mi sobrino no se equivocó describiéndote.
-Gracias...
-¿Cómo sigue?
-Estoy mejor, mucho mejor ahora que están aquí. Tomen asiento por favor.
Hasta altas horas de la tarde conversaron tranquila y confortablemente.
Jessica a sus 50 años tenía cáncer terminar, lo había aceptado, estaba intentando vivir lo más plenamente posible los días que le quedaban en compañía de sus hijos y su inexistente esposo. Los compromisos con "Construct" seguían restringiendo el tiempo de sus hijos y esposo. Llevaba 1 año de licencia, dejar de trabajar, estar encerrada todo el día en esa espaciosa casa, entre esas 4 paredes le dio el pum que necesitaba el cáncer para explotar, pero eso nadie lo veía, ni siquiera sus hijos.
Felipe reconocía el estado de depresión de Jessica, mas no estaba en sus manos cambiar el estilo de vida que la familia de ella llevaba desde que se casó con el primo segundo de su padre. Al parecer siempre es así, las personas mientras más bienes poseen más insensibles son, es como si el poder volviera ciego a los seres humanos.
Felipe creía ciegamente en Madison, ella tenía sus pasos definidos en el mundo de la moda como musa y empresas detrás de sí como si de un quilate de oro se tratase. Ella no era ese clase de persona, él lo creía hasta...
Así mismo como el reloj marco las 6:30 de la tarde Madison y Felipe se marcharon, no sin antes una larga despedida por parte de Jessica. Tomaron rumbo en un taxi hacia la casa de él.
-Mi niño.
-Mamá. -Victoria lo abrazó-. Te extrañe mucho.
-Yo igual a ti, esta casa se siente tan solo sin ti.
-Ya estamos aquí. Buenas tardes.
-Están tan altos y elegantes... Pasen, ya está oscureciendo.
La casa estaba intacta como si el tiempo no hubiera pasado sobre ella. Volvieron a Felipe todos los recuerdos que creó años atrás: los días de navidad con su madre, las salidas con sus amigos a "Dream's Coffee", el día en que recibió la carta de la beca para estudiar periodismo, su 1ra salida de trabajo...
-Acompáñenme a la cocina, les tengo unos postres exquisitos.
-Mamá, vinimos por el auto, no queremos incomodarte.
-No digas tonterías, nunca me incomodarían, están es su casa.
-Gracias, mamá.
-Pensamos pasar estos días en el departamento del primo de Felipe -confesó Madison
-Si no es mucha molestia.
-Está bien, les daré su espacio. Como no quieren a una señora mayor interrumpiéndolos lo entiendo.
-No es así mamá, sabes que te queremos mucho, es solo que...
-Él nos ofreció el lugar y no podíamos negarnos.
-No es que no queremos pasar tiempo contigo, sabes que por eso estamos aquí.
-Descuiden entiendo, pero deben comer algo de los postres, no quiero excusas...
Una noche entre pláticas y postres fue su compañía junto a Victoria.
Desde un principio en su relación Madison se sentía en familia con Felipe. Siempre fue el centro de atención donde sea que estuviera. El conocimiento de que alguien la necesitaba y ella igual a esa otra persona era su gravedad. Crecer sin su padre no le permitió entender bien lo que era una familia, pero con el cariño y aprecio que le brindaba Felipe se sentía parte de eso. Victoria la quería como a una hija, sin embargo ella no sabía que era eso
Conducir por 30 minutos hasta el apartamento fue simple rutina. Ella recorrió con la mirada todo el departamento, la estructura del mismo le resultaba moderna y diferente, con la pared principal pintaba en un tono azul electrizante, un gran sofá tipo L color negro con una mesa central de cristal, las paredes del comedor pintadas con rayas horizontales en tonos amarrillos, la recámara donde dormirían juntos... espera, ¿qué rayos?
-Felipe...
-¿Sí? -cuestionaba él mientras se sentaba en el borde de la cama.
-Nosotros no...
Felipe enredo sus brazos en la cintura de ella acercándola más a su ser.
-¿Nosotros no qué?
-No te hagas el indiferente, sabes que...
No puedo terminar la oración, los labios de Felipe no se los permitieron.
-Casémonos.
Dicen que el amor es ciego, pero más ciegos son las personas que lo viven sin importarle el otro, pero eso no es amor, entonces, ¿qué es el amor? Un simple y bello, pero dolorosa sentimiento humano o un boleto sin regreso a la "realidad"; quizás es, simple y llanamente, algo que nos vuelve seres caprichosos e irreprochables.
***
-¡No lo sabía! No sabía que te gustaba. -Ella logró liberarse de su agarre-. Cuando me di cuenta... No tengo que darte explicaciones sobre qué hago con mi cuerpo.
-Se supone que debería ser conmigo.
-Eres un descarado como puedes decirme esto, estoy comprometida.
-Me gustas. -Madison podía jurarse a sí misma que en ese instante la expresión en su rostro, indignación pura-. No sé desde cuándo o cómo pasó, pero cuando te vi con ese anillo y nos besamos me sentí inmune.
-Yo...
-No te cases. No sin darnos una oportunidad y si al final no puedo competir con lo que sientas por mi primo lo aceptaré, por favor, no lo hagas más.
-Él...
-Olvídalo... Olvídalo por un momento por favor.
Madison dio 3 pasos hacia atrás. Era retorcida y lastimosa esa forma de sentir. Los ojos avellana de Lucas estaban fijos en ella, a su parecer se veía hermosa en ese largo vestido rojo ceñido a su figura con corte sirena. No podían evitar el contacto visual que tenían, que mirara los labios de ella no daba buenas ideas o intenciones. Sus respiraciones iban a la par, agitadas con suspiros constantes. Él la acercó de un estirón a su ser. La pelirroja apoyó su mano en el pecho de él intentando apartarse.
-Te quiero... pero no puedo simplemente dejarlo, no merece eso. Tú tampoco mereces eso, tu corazón vale mucho más...
-¿Acaso no cuanta que yo no quiera eso? -cuestionó tomando el rostro de ella entre sus manos-, no quiero eso, sé que tú tampoco lo quieres, tienes que aceptarlo.
-No mereces esto.
-Eso tienes que dejar que yo lo decida
Miró los labios de ella sonriéndole por última vez antes de unir los de él con Madison en un beso. Se dejaron llevar de la manera más cruda e indiferente.
¿Qué eran ellos?
***
-Te amo -añadió luego de tomar el rostro de ella entre sus manos-, es enserio, Madison.
La pelirroja se quedó inmóvil, no podía decir ni una sola palabra, su prometido la había tomado por sorpresa.
-Felipe...
Él se acercó un poco más abrazándola.
-Papá y mamá están ansiosos por la boda, quieren que sea aquí, yo igual, pero quiero lo que tú quieras.
-No lo sé, es muy pronto para decidir eso, ¿no?
-¿Eso crees...? -Ella le asintió.
-Es muy pronto, Felipe. Aún somos jóvenes.
-Quiero mi vida a tu lado. Te he dado tu espacio, pero aún no respondes mi pregunta.
-Yo solo...
-¿Tú solo qué?
-Necesito un poco más de tiempo.
Él bajó su mirada un poco desconcertado.
-Has tenido una semana lejos de mí para pensarlo. Llevamos 4 años conociéndonos, ¿eso no es suficiente?
¿No lo era? Claro que no eran desconocidos, pero...
-No es eso... es solo que... no me siento lista. -Los ojos de él expresaban todo menos que entendía lo que pasaba con su prometida-. No sé qué esperar, sabes que yo... -Felipe tomó nuevamente el rostro de ella entre sus manos.
-Te amo, eso nunca cambiará. Lo intento, créeme que trato de entender y aceptar que pienses que el matrimonio no es lo tuyo, que es demasiado para ti, pero nada ni nadie me harán cambiar de opinión, solo tú puedes decidir.
-Felipe, yo igual te quiero a mi lado.
Madison le dio un corto beso luego de esas palabras. ¿Cómo podía ser tan sínica? Sin embargo lo era, descaradamente siempre lo fue con él.
***
Saltar en un carro, porque esta ciudad es aburrida, comprar cigarrillos en la tienda que nos convenga o formalizar una relación, ya es tiempo, ¿no? Casarnos y tener hijos... Creando nuevos clichés en nuestros propios pequeños tours. Arranquemos, porque la vida no nos va a esperar, pero, ¿enserio vale la pena?
Tal vez Madison lo pensaba demasiado, o quizás no, tal vez no le encontraba vuelta, quizás porque no la tenía o solo pensaba demasiado, eso sentía. Se estaba quedando sin ideas o quizás no le encontraba fundamentos a las que ya tenía alojadas en su sub-consciente. Exacto, eso era, o talvez no, ¿qué?
-Enserio me gustaría que me vieras ahora, no sé qué hacer -decía la pelirroja hablando con su amiga del otro lado de la línea-, te extraño mucho. -Intentó sonreír mas le era imposible-. Me voy a casar, debería estar feliz, pero no lo estoy... Estoy embarazada, Felipe no es el padre. ¿Qué se supone que haga ahora? Quisiera que estuvieras aquí, te necesito, quiero escuchar tus regaños, que me digas que estoy loca... Él es perfecto, ¿no? -Miró el anillo en su dedo anular-, pero yo no lo soy.
No encontraba palabras, él había sido tan amable, dulce y atento; mientras que ella estaba en la recámara del primo de él.
***
-Yo...
-Noah, déjala. Ella no tiene que decirnos nada.
-Entonces lo que Lucas siente no es importante.
Felipe quedó anonadado con esas palabras que retumbaron innumerables veces en su subconsciente en pocos segundos. Formuló tantas preguntas en tan poco tiempo, no entendía nada, sin embargo, sentía que le apuñalaban el corazón descaradamente mientras que desangrándose pedía ayuda y nadie respondía. Se apoyó en la pared buscando regular la forma en la que se sentía, pero no podía, su corazón seguía siendo apuñalado vilmente. Quién tenía las respuestas las estaba guardando para sí misma con su silencio, quién podía decir la verdad era la mujer que amaba y por la que, ahora en su conocimiento, su primo sentía lo mismo.
"Entonces lo que Lucas siente no es importante".
El pelinegro sentía que su cabeza estallaría en cualquier momento, ¿acaso era él la 2da opción en la vida de su prometida o solo un simple juego para ella? Con todas las incógnitas en su mente no cabía que una mujer tan dulce pudiera usar a alguien. La realidad, reconocía que Charlotte, tanto como Jackson y Noah estuvieron siempre al lado de ella muchos años antes de conocerla. Si alguien la conocía bien eran ellos, no él. Lo que ellos no sabían era que el dominicano seguía allí, en el bar, del otro lado la pared donde se podía escuchar la conversación de ellos con su prometida.
***
-Eres lo único en lo que puedo creer ahora. -Le confesó Felipe intentando no llorar-. Eres todo en mi vida.
Eres una persona hermosa por dentro y por fuera, ¿no es así?
Por favor, no me hagas esto.
Tú me conoces bastante bien, ¿no?
¿Por qué mi primo se enamoró de ti? ¿Por qué nunca me dijiste nada?
Sabía que solo se atormentaba a sí mismo con esos pensamientos, sin embargo, estos aparecían repetidamente en su subconsciente.
-Te amo, jamás me iré de tu lado. Estamos juntos en esto.
Esas palabras fueron una melodía, una a la que Felipe no tenía más opción que creer ciegamente pese a que desconocía la realidad del instrumento que la producía.
No estoy listo para soltar tu mano, creo que jamás lo estaré...
***
3:30 de la madruga.
Dormir fue una idea que pasó efímeramente como la luz de un rayo por la mente de Felipe. Conciliar el sueño se le hacía imposible, no podía pensar claramente, sus preguntas continuaban sin respuesta alguna.
Ver a su prometida besándose con su primo, le dio respuesta a todas sus preguntas. Aunque no estaba mirándola, su vista estaba fija en el techo, el rostro de ella e imágenes siéndole infiel aparecían repetidamente en sus pensamientos, algo que fue desapareciendo por los recuerdos de la repentina muerte de su tía.
Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente como horas atrás, sentía que su mundo se estaba derrumba sobre sí; su primo, a quién consideraba como un hermano, tenía sentimientos por su prometida y su tía, Jessica, que apreciaba como a una madre, no era más que un cuerpo sin vida.
¿En qué momento las cosas cambiaron tanto? Quería saber que hizo para merecer todo lo sucedido justo cuando lo tenía todo. No sentía que era mala persona, jamás en su vida sintió serlo, así todo lo que amaba se estaba derramando. Siempre fue un ángel; todos lo decían, sin embargo, ahora sufría como el más miserable del planeta.
Sollozaba en silencio, un silencio que lo arropó por casi 3 años.
Fin del flashback
"El tiempo no cambia nada, tu vida la tienes que mejorar tú no los demás", ese fue y seguía siendo el lema de Felipe.
Tiempo después de que descubriera que la relación que sostenía con Madison no era más que una farsa se alejó de todo y de todos, incluso de su familia. Decidió dejarla, a ella y a su pasado. Fue a Estados Unidos buscando nuevos aires, un reinició en su carrera. Ya no había espacio para más oscuridad, debía seguir, y lo estaba dando a demostrar. Incluso su forma de sonreír cambió, como casi todo en él mas su amor por el periodismo fue su esperanza en medio de tanto drama y tragedias. Creía en sí mismo antes que en los demás. La amó, de una manera que lo sobrepasaba y por eso su caída fue difícil, sin embargo, allí estaba después de tanto tiempo caminando en su dirección como si nada hubiera cambiado, pero él sí varió; para bien.
El amor es ciego, él lo fue aún más.
Cambió, como todo el mundo.
-Hola.
-¿Felipe?
-Sí, soy yo Madison.
Ahora no eran tan jóvenes. La carrera de ella como modelo despegó y llegó muy alto, casi tanto como la vida de él como periodista. Casi estaban a la par, casi, solo porque él no volvió a tener una relación estable mientras que con la pelirrojo su relación con Lucas no duró más de 2 años, al final aportar el hijo en común que tenían fue un detonante en su fallido "matrimonio".
A su edad la vida como modelo que tenía estaba cayendo. Hoy por hoy era una musa de la moda. Es una realidad que después de los 30 eres vieja para la industria; algo que ni siquiera ella, una modelo con gran experiencia y de renombre, pudo cambiar.
-He visto tu nombre en un par de artículos. Te está yendo bien.
-No me quejo.
¿Cómo podía? Escribiendo para New Your Times y un sin número de colaboraciones con periódicos de otros países, incluyendo su patria. Era exitoso, así como siempre soñó serlo cuando era pequeño.
Los sueños si se cumplen...
La humildad que le caracterizaba seguía ahí. El brillo en sus ojos nunca ceso, ni jamás lo haría. Pasaron tantas cosas casi al mismo tiempo: el engaño de Madison, la muerte de Jessica, su cancelación del periódico local en República Dominicana donde obtuvo su 1er empleo. Muchos pensaron que luego de eso nunca volvería a ser el mismo y no se equivocaron, creció, maduró; era mucho mejor. Perseverante y persistente como siempre.
Hoy entrevistaría a Madison y a unas cuantas top models casi retiradas totalmente de los reflectores. Escribiría un artículo referente a la vida de las mujeres más bellas del mundo y la pelirroja estaba entre ellas. Todo sería gravado y luego presentado en The Ellen Show con él siendo invitado especial y con su libro título: "Sueños y realidad".
-En 5 minutos grabamos.
Una miembro del staff les sacó de su conversación a lo que Felipe le añadió con una sonrisa.
-Gracias... Nos veremos, Madison -concluyó para luego retirarse e ir a su lugar en el set de filmación.
Tiempo atrás, llegó a pensar que no sería capaz de verla otra vez a los ojos. Considerando que sus emociones tenían fecha de vencimiento mas no fue así porque la madurez y edad le sentían bien.
Contexto:
Historia inspirada en la canción "I'm still standing" de Elton John de 4000 palabras.
La canción que se presenta es un cover de la serie de televisión Glee.
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