CAPITULO 8

Johnny se encontraba recostado en su cama, mirando el cielorraso sin ninguna razón, o tal vez a la espera de que algo lo sacará de los profundos pensamientos en los cuales, todos se trataban de Alice.

Alice, inundó sus pensamientos con aquella sonrisa, tan radiante y encantadora. Al igual que esa esencia tan carismática y alegre que está impregnada en ella.

Habían transcurrido tres días en los cuales aún pudo ignorar a Alice, sin embargo, Johnny, se sentía tan diferente.

Se sentó en el borde de la cama, pensativo y melancólico. Miró de soslayo el periódico que salió está mañana y vio el artículo que él mismo había escrito. Decía: Hombre fue apuñalado frente al 7 ELEVEN. Fue un suceso que ocurrió anoche. Asesinaron a un tipo llamado Zack Jones.. Al menos lo escribió él antes de que el famoso periodista del periódico la hubiese escrito.

Afuera, el cielo estaba oscuro y no iba a salir la luna.

¿Lo prometes? Le había dicho Alice aquella tarde en la que creyó que todo había terminado. Entonces se sintió molesto y furioso consigo mismo por la promesa que había hecho, para que al final no la cumpliera.

Consultó su reloj, eran las siete de la noche. El estómago le gritaba que lo llenara de comida.

Johnny no quería cocinar esa noche, así que salió de la casa y se dirigió a un restaurante que estaba a un par de calles.

¿Por qué viniste aquí exactamente?

Por ti. —Le había respondido Alice aquella tarde en el centro comercial.

Johnny refunfuñó.

¿Por qué ella sigue encariñada con mi hermano? Le trataba de lo peor y aun así, lo ama. Es muy patético. Aparte de que nunca se habían visto.

Johnny siguió caminando y a lo lejos pudo divisar el restaurante, pero que estaba cerrado. Rara vez suelen cerrar; dio media vuelta y está vez decidió ir a una Pizzería que era cruzando la calle y avanzar unas cuantas más.

Johnny cruzó la calle, caminó hasta la esquina y empujó la puerta de la Pizzería Vito's. Se acercó a la barra y una mujer pizzera le ordenó una pizza pequeña de peperoni y una Coca Cola. La mujer lo anotó en una libreta y le dijo a él que espero unos minutos hasta que la orden esté lista.

Se encaminó a ocupar una mesa al lado de las ventanas.

Una mesa solitaria... como siempre.

Miró por la ventana para ver como los vehículos transitaban. Coches de todo tipo de marcas y colores. Johnny suspiró.

¿Lo prometes?

Una y otra vez, el mismo pensamiento le taladraba el cerebro, no era la promesa que la estaba ignorando o que iba a incumplir. No, no se trataba de eso.

Se trataba de...

—No sabía que los periodistas les gusta comer pizza.

Johnny levantó la mirada para encontrarse con los cristalinos ojos de Alice. Entonces Johnny se irguió en el asiento; Alice tenía las comisuras de la boca levantadas.

—Si supieras que creí que, eras vegetariana por ser veterinaria. —Comentó Johhny-

Él pensó que su comentario pudo ser muy ofensivo. Para su suerte, fue lo contrario, ella soltó una risita.

—Hay pizzas vegetarianas, ¿lo sabías? —Preguntó ella, luego ocupó el asiento que Johnny tenía enfrente— Pero no lo soy. Sí que lo has olvidado todo de mí, Edward.

Él se encogió de hombros.

—En verdad lo lamento.

—No importa, ya te haré recordarlo todo.

Todo...

Johnny no espero que la volviera a ver, tampoco espero a enviarle un mensaje ya que tenía su propia promesa intacta, bueno hasta hoy.

Se irguió en el asiento.

— ¿También ordenaste algo?

—Sí, la misma que debiste haber ordenado. Ya que también es mi favorita.

— ¿Peperoni? —Masculló.

Ella frunció el ceño y en ese gesto, Johnny se dio cuenta de que cometió un error.

—No, ordené de jamón... ¿tus gustos también cambiaron? En verdad que cambiaste mucho. —Esbozo una sonrisa.

— ¿Y tú no hiciste algún cambio?

—Sólo me mudé.

Johnny asintió. Debió al menos recordar algunas que otras conversaciones en las que Alice y su hermano mencionaban las cosas que les gustaban, sus hobbies, o algo. Necesitaba ese respaldo para estar en presencia de Alice y así, no parecer un desconocido.

A pesar de que Johnny, si era un desconocido para Alice.

— ¿Estás ocupado está noche?

—Pasaré leyendo algún libro está noche, —confesó Johnny — creo que sólo eso.

Alice abrió sus ojos de par en par y la sonrisa pareció ampliarse más.

— ¿Leer? ¿Desde hace cuánto tiempo lees?

Otro error. Johnny se encogió de hombros.

Se supone que debía ser como Edward, aunque...

Una sonrisa se dibujó en su rostro. En ese instante no era su hermano, ni desde el principio. Era Johnny Mason. Sólo él.

—Leo desde hace unos años...

Más errores.

— ¿Años? —Carcajeó Alice— Pero de haber sido así, debías al menos escribir correctamente en los mensajes que me enviabas.

—No le daba mucha importancia. Pero para escribir los periódicos necesitaba una ortografía legible.

—La verdad que sí, o ya te habrían despedido.

Ambos sonrieron, una mujer se acercó con dos platos. Eran sus órdenes y entonces las tendió en la mesa. Tomaron el tenedor y luego colocó un vaso frente a Johnny.

Alice volvió a fruncir el ceño.

—Creí que no te gustaba la Coca Cola.

Sin importar lo que Johnny haga, ella siempre saldrá sorprendida, ya que todo en el supuesto Edward, ya que le pareció mejor de lo que fue el anterior antes de desaparecer.

—Me parece que tendrás que volver a conocerme. —Le sonrió Johnny.

—Pienso que sí. Oye, ¿recuerdas la promesa?

—Que te enseñé la ciudad. — Dijo él y dio un sorbo a la bebida

—Exacto, bueno, pensaba en que podíamos salir está noche. Sí tú puedes...

—Claro—accedió Johnny. —Comamos, y saldremos.

Ella sonrió y empezó a comer de inmediato. En los pensamientos de Johnny no se trataba de hacer cumplir la promesa, nunca se trató de eso, sino que desde el momento en que vio a Alice...

Se enamoró. Se trataba de eso.

Era por eso que no quería estar con ella ya que estaría quitando a alguien de su hermano por haberlo usurpado, aunque se le hizo inevitable por la belleza de ella. Ella era la novia de su hermano... y lo entendía a la perfección.

Pero Edward está en coma. Y él la trataba muy mal. A alguien tan hermosa como Alice, no merece que la hayan tratado de esa forma. Seguiré con el nombre de Edward, ya es muy tarde para decir que soy Johnny, el hermano menor.

Buscó los ojos topacio de Alice.

Pero sólo ella deberá creer que soy Edward, nadie más. Aunque en mi trabajo saben cómo me llamó... No importa, de todas formas ni me saludan en la calle ni en el empleo.

Johnny y Alice sonrieron mutuamente mientras comían.

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