CAPÍTULO 2
¿Debería hacerlo?
La pregunta fue una en la que la respuesta era en un cincuenta, cincuenta; por entrar y revisar el E-mail de Edward o sólo dejar el cuaderno en donde lo encontró. Lo dejó en el mismo lugar y siguió limpiando.
En cuanto recogió los desperdicios del suelo, levanto la sabana que tenía basura en un pequeño espacio, los tomó y a la bolsa. Vio algo que parecía la piel de un reptil, cuando ésta muda la piel. Era blanco nevado, transparente aunque un poco amarillento, supuso que fue porque estuvo guardado por un largo tiempo, pero...
¡Mierda!, ¿condones? ¿Acaso traías mujeres a este chiquero, Edward?
Lo sostuvo con la yema de los dedos y lo dejó caer en el montón de desechos. Se sintió asqueado.
Pasó un trapeador por el suelo y quitó el polvo de los espacios más pequeños. Aromatizó cada esquina hasta que el olor se desvaneciera.
En cuanto volvió a ver el cuaderno de soslayo, tuvo la necesidad de ver la cuenta de Edward, pero estaría cruzando el límite de confianza que tuvo con él durante años, nunca tocó sus cosas, pero entrar a su E-mail, era un caso más personal y privado.
El Coma de su hermano era Reversible, lo cual daría la oportunidad de que llegase despertar y se enteré de lo que hizo, le dará una paliza por tocar sus cosas.
Pero ahora no está aquí. Le echaré un vistazo.
Tomó el cuaderno y se encaminó a la computadora, luego de encenderla abrió el buscador y colocó el link que direccionaba al ingreso de las cuentas de E-mail, Outlook.
Tecleó la cuenta y luego puso la contraseña, pero lo más patético fue que a la contraseña, le haya puesto contraseña. Supuso que era para no olvidarla.
Lo siento, hermano.
Pulso Enter y en unos segundos la página se cargó por completo.
La lista de correos era extensa.
Johnny decidió borrar esos mensajes, la mayoría se remontan desde el inicio del sueño profundo de Edward. Luego de borrar algunos correos, vio una notificación de Facebook.
Decía sobre una amistad que tuvo con una persona que era de hace cuatro años.
Dio click en el correo por curiosidad, luego accedió con el mismo E-mail y contraseña a Facebook. Habían algunas actualizaciones que se hicieron, revisó el Perfil de su hermano, tenía una fotografía de él mismo sosteniendo una botella de cerveza mientras a su espalda, había la vista completa de la ciudad por la tarde.
Buscó en sus fotografías y sólo había dos más: una era con gafas de sol con las comisuras de su boca mostrando una sonrisa con los dientes, una con camiseta azul y el lugar parecía el centro comercial, en la segunda una en la que se había tomado mientras estaba recostado en su cama puesto las mismas gafas de sol.
Sólo tres fotos, nada más.
Vio sus publicaciones que eran escasas, algunas fueron compartidas de otras páginas y una que vendía camisetas, la más ridícula fue una que decía: "Cállate, idiota".
Algunas personas conocidas de Edward estaban conectadas, pero no era necesario decirles nada, sólo entró por un momento. Antes de que cerrara la cuenta para dejar de verla, y no entrar nunca más, según Johnny, fue algo que creyó que podría hacer, pero...
Todo iba a cambiar.
Un mensaje emergió con un pitido. Pertenecía a una mujer llamada Alice Bárbara.
—Hola Edward, has desaparecido durante mucho tiempo, ¿no lo crees, bastardo?
La forma en cómo lo insulto lo dejó con un gesto dubitativo.
¿Debería responder y decir que no soy Edward?
—Responde—exigió Alice—Sé que estás ahí.
— ¿Quién eres? —inquirió Johnny, luego se lamentó preguntarlo.
— ¿Cómo es eso de quién eres? Soy tu novia, si es que al menos me sigues diciendo así. No puedo creer que me hayas olvidado. —Luego de una pausa, llegó otro mensaje— Yo te amé durante mucho tiempo, siempre estuve esperando algún mensaje tuyo. Pero desapareciste...
Sabía que se enfadaría con la pregunta aunque el otro mensaje fue lastimero. Tampoco creyó que Edward tendría novia. El punto verde de la conexión de Alice desapareció. Subió con la rueda del ratón para leer los mensajes que Alice y Edward tenían entre los dos.
Durante más de dos horas y cuarenta minutos pudo ver las cosas terribles que su hermano había platicado con su novia a distancia. Edward era glacial, cortante y a veces cruel en los mensajes. Aunque desde que se agregaron a la cuenta, Edward mostró un lado tierno y pasivo, pero con el paso de los meses, se volvió tosco con ella.
Luego de que él hacia comentarios muy hirientes hacia Alice, al día siguiente trataba de enmendar la situación.
Johnny ingresó en el Perfil de Bárbara y vio algunas fotografías, contempló la hermosa sonrisa de Alice, agradable y contagiosa, tenía ojos topacio y su cabello era liso y castaño, sus labios tan finos y provocativos. Era una mujer hermosa, Johnny entendió porque Edward la eligió.
Pero era su novia a distancia, nunca se habían visto a la cara. Jamás.
Johnny no estaba seguro de qué hacer: si decir la verdad, actuar como Edward o simplemente cerrar la cuenta de Facebook para no volver jamás.
La verdad podría herirle el corazón, lo amó demasiado y eso no sería correcto.
No tuvo remedio que finalizar el romance siendo Edward.
—Lo siento Alice, sé que he cometido errores a lo largo de nuestra relación y en verdad lamento las idioteces que te escribía que te hirieron, también en cómo te trate y demás. Pero quiero que sepas que sí floreció en mí amor y aprecio hacia ti. Admito que también debí decirte "Te Amo", y me siento culpable al no habértelo dicho antes. ¿Aceptas que seamos amigos?
Esperó durante siete minutos ante su respuesta, pero era absurdo y aburrido seguir esperando, luego de que le contestó, ya no volvería a entrar de nuevo.
Dirigió la flecha del ratón a las opciones, buscó en Salir y antes de que lo presionara, el mensaje de Alice llegó.
—Me siento confundida, ¿quién eres tú? Edward jamás me había dado una disculpa tan sincera. Tampoco escribía así, porque su ortografía era terrible.
Johnny se dio cuenta de su error, Edward era cortante, frío e incluso no tenía ortografía; debió dejar un mensaje tipo: ¿Savez ké? zí, te olbide, fue weno kreer que nunka fuiste himportante.
Pero ahora no había remedio, sólo le quedaba algo por hacer: actuar como la persona del mensaje, no como Edward Mason, sino como Johnny Mason.
—Soy Edward, —dijo Johnny, usurpando el nombre de su hermano mayor en el mensaje— Perdón si desaparecí durante mucho tiempo.
—Me sorprende. Creí que habías muerto o algo así.
—Estoy vivo—replicó Johnny.
—Mándame una fotografía tuya. —Pidió Alice.
La lluvia no había cesado desde que llegó, un relámpago se desplazó por el cielo titilando de azul eléctrico. Johnny no podía enviar una fotografía de sí mismo, se daría cuenta por el color de ojos. Pero...
Pero nunca le envío fotos antes, y en las tres, no se le ve el color.
La computadora era de Johnny, la compró dos meses después del Coma de Edward, pero la usaba de vez en cuando y no tenía fotos ahí, más bien tenía algunas en el celular. Aunque algunas tenían efectos de aplicaciones que descargó, se daría cuenta de que no es reciente. Debe ser una fotografía nueva, sin ediciones para que se vea convincente.
Sacó el celular de sus bolsillos y activó la cámara. Sonrió y el flash le golpeó la cara. Olvidó quitarlo. Entornó los ojos hasta que se le pasará. Esta vez lo quitó y sonrió de nuevo para tomársela de nuevo.
Pasó la imagen a la computadora por la memora micro SD. Luego de unos segundos, se lo envió.
—Sí eres tú. —mensajeó Alice.
—Sí... pero aún no has respondido a mi pregunta, ¿amigos?
Johnny quiso terminar todo en el "Sí" de Alice. De esa forma sería libre y podría cerrar la cuenta de Facebook de su hermano. Luego de unos segundos, ella respondió:
—De acuerdo, amigos. Aunque debo decirte algo.
Tuvo la necesidad de salir, pero le dio curiosidad saber lo que quería decirle. Pero debió admitir que eso no era hacía él, sino hacía su hermano.
— ¿Qué cosa? —preguntó Johnny.
—Me voy a mudar el miércoles a una pequeña habitación que renté en una ciudad...—Luego de unos segundos, ella mensajeó— Bueno, en la ciudad en la que vives.
Mierda.
La palabra fluyó sin emitir sonido. Sólo se movieron sus labios.
¿Qué se supone que deba hacer?
—Pienso que así podríamos iniciar una amistad. ¿Te parece? —ese mensaje lo dejo gélido, incómodo y nervioso.
No. Debo decirle la verdad... Pero decirlo sólo la lastimaría... No quiero eso.
—Está bien—respondió Johnny.
—Estuve unos días allá, pero sólo por buscar un techo en el que pueda dormir, espero que me enseñes el lugar. Me habías dicho que estuviste allí desde que tenías veintiún años.
Perfecto... ahora seré tú guía turístico.
—Entendido. —Sólo eso pudo escribir Johnny.
—Hay un Starbucks, en la calle Saint Raphael, en un centro comercial. Te veré allá a las tres de la tarde, el día miércoles.
—Miércoles a las tres de la tarde, entendido—accedió Johnny. ¿Por qué ella se enfocaba en querer verlo de nuevo? Escribió palabras cortas como lo haría su hermano, para que al menos pensara que no tenía ni el más mínimo interés en hacerlo.
Cuando ella venga, tendré que decirle la verdad, no puedo mentir.
Admitió Johnny, pero deberá hacerlo, ya sea lastimándola.
—Me tengo que ir. Al menos espero que no me dejes plantada ese día.
En unos segundos Alice se había ido. Mientras tanto, Johnny trataba de evaluar la situación (o problema) en el que se había metido. Se supone que entró a la cuenta de su hermano para verificar alguna que otra cosa... pero todo salió con un giro inesperado.
Alice era una mujer de una belleza exótica y radiante. Es extraño creer que no haya sido infiel con Edward, a pesar de que eran novios a distancia y jamás se habían visto a los ojos. En cambio Edward pudo haberse acostado con cualquier otra chica en su asquerosa habitación. Es como si ella fuera uno de los trofeos del hermano de Johnny, lo cual lo hizo enfadar.
En lo que Johnny revisaba los mensajes de Edward y Alice, se percató de que en ningún momento, mencionaba que era adicto a las drogas.
No puedo creer que no le hayas dicho la verdad, Edward.
Decirle la verdad de su hermano a Alice, no era lo único malo, ya que tampoco podía ignorar el hecho de que estaba involucrado en las drogas.
Alice no reaccionaría bien ante eso. Ni tampoco sabía cuándo se entere del estado de Coma.
Johnny se arrimó en la silla en la que estaba, se tapó la cara con las manos.
¿En qué me he metido?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top