CAPITULO 17

—Teresa, ¿no quieres volver hacerlo una última vez?

—Leonard, la Universidad ya terminó. —dijo ella mientras se vestía con una camisa.

— ¿Y eso qué? Admite que te encanta acostarte conmigo.

Teresa tenía veintiocho años, era una mujer de baja estatura, cabello corto y entre delgada y gorda. Estudió en el extranjero por el título de abogada. Sólo que los años de estudio habían finalizado y ahora podía regresar a su ciudad.

Ella se volvió a él.

—Eres bueno pero...

— ¿Bueno? —Espetó él— ¿Sólo eso piensas decir?

Ella meneó la cabeza buscando algo más que decir, y al final, asintió. Se le habían terminado las excusas.

Leonard, se quitó la sábana (estaba desnudo) y se vistió con rapidez. Refunfuñó mientras se enfundaba en los pantalones.

—Sólo me buscabas por sexo.

—Ya vete —dijo ella sin alterarse.

Y él lo hizo. No volvieron a verse desde que Leonard cruzó esa puerta. A Teresa le pareció bien. Tomó las maletas que estaban al lado de la puerta, listas para volver a su ciudad.

¿Cómo se encontrará, Edward?

Teresa y Edward, se hicieron mejores amigos en cuanto él, había llegado a la ciudad. Edward le compartía un poco de la mercancía que le había sobrado del robo a Miller. Le explicó por qué tuvo que mudarse y ella le ayudó a buscar un piso en el que pudiera vivir.

Luego de un tiempo (muy corto), él compró la pequeña casa que estaba en venta y Teresa se quedó por un tiempo hasta que aceptaron su ingreso a la Universidad en el extranjero.

Aunque para ir, debía abstenerse del alcohol y drogas que Edward le proporcionaba. Se despidieron y no han mantenido ningún contacto desde entonces.

Fueron largos años. Supongo que aún sigue viviendo en el mismo lugar.

Había una persona viviendo en esa casa, sólo que ya no se trataba de la misma.

Teresa tomó su equipaje y salió del dormitorio que la Universidad otorga a los estudiantes. E iba a ir directo a ver a Edward.

Espero que aún siga viviendo allí.

Recordaba aquellos tiempos en que se divertía como nunca antes con Edward. Se encariño demasiado con él, que incluso, sabe todo de él a la perfección. Sin ninguna falta y en caso de notar una diferencia, se daría cuenta aunque viera al menos unos tres duplicados del mismo Edward.

Le sería fácil identificarlo aunque lo viera de espaldas.

En fin, sabía todo de él.

En un par de horas, ya estaría en un avión viajando directo a la ciudad y tal vez a divertirse con él, como fue tiempo atrás.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top