CAPITULO 11
Pasaron tres semanas. Johnny siguió haciéndose pasar por Edward.
Johnny empezaba a entrar más seguido a la cuenta de Edward para mensajearse con Alice y nadie más. Sólo que ahora, hubo unos cuantos inconvenientes.
Algunas personas que eran amigos de Edward, le enviaban mensajes para saber qué había pasado con él. Johnny no sabía cómo contestar, así que no les envió nada,y después fue bloqueando a cada uno.
No importaba, de todas formas, la mayoría le preguntaba para cuándo irían por droga y también hizo lo mismo con ellos. Fue una suerte que los amigos de Edward se hayan dado cuenta de que la cuenta haya estado activa.
Eso había pasado en la primera semana, pero en la segunda dejaron de preguntar acerca de él.
Cambió la foto de perfil, por una de las que ya estaban ahí.
Alice le sugirió que se tomará una fotografía nueva. Y Johnny le contestó:
—Algún día. Me gusta esta foto.
Esa noche saldrían a ver los fuegos artificiales en el parque, era un día importante para la ciudad, ya que cumplía un año más de su fundación.
Johnny aún no sabe lo que le espera.
Se abrigó con una chaqueta negra. Revisó su computadora por si Alice le envió algún mensaje. Pero sólo había una fotografía en el que le mostraba como estaba vestida.
Vestía un abrigo de lana gris y un par de pantalones blancos.
—Perfecta. En serio, luces hermosa.
Ella agradeció y pregunto a qué hora pasaría a verla. Le respondió que no era mucho tiempo, ya que tenía un coche.
—Tal vez unos diez minutos o quince. —respondió él.
***
Aparcó el Volkswagen al borde de la acera, enfrente de un restaurante. Se guardó las llaves en el bolsillo.
El espectáculo estaba a unos minutos de comenzar. Quince minutos con exactitud.
Alice entrelazó su brazo con el de Johnny apegándose más. Johnny no quiso separarse de aquel momento tan magnífico que significo. Caminaron hasta los pequeños puestos de ventas.
— ¿Has leído a Stephen King? —Preguntó Alice.
— ¿Qué si lo he leído? Es uno de mis escritores favoritos—confesó Johnny. — Sus libros son fantásticos.
—Admito que con uno de sus libros no había podido dormir.
Johnny frunció el entrecejo, no dejó de mirar como un grupo de personas acomodaba los fuegos artificiales.
— ¿Cuál historia?
—El Misterio de Salems Lot.
Él abrió los ojos de par en par, contuvo la carcajada.
— ¿Miedo de los vampiros? —se mofó.
Alice le dio un ligero codazo en las costillas. Faltaban diez minutos.
—No es gracioso.
— ¿Y qué me dices de Drácula?—Preguntó Johnny.
Alice se encogió de hombros, fue un libro que había leído en su adolescencia.
—No da miedo, pero no deja de ser interesante. ¿Qué opinas de Crepúsculo?
En ese instante Johnny contuvo una carcajada.
—En su tiempo, fue muy sobrevalorado... y la mayoría de chicas, leían el libro a medias y decía soy una lectora. Lo peor, es que eso sí paso. Supongo que algunas siguieron leyendo otras historias mejores.
Ella sonrió, hasta que no pudo contener una risita.
Ambos, en la semana anterior vieron una película en el pequeño departamento de Alice. Ella prefirió ver la película en la casa de Johnny, pero éste se negó de inmediato. Él tenía sus razones.
En la casa, habían dos habitaciones: una le pertenecía a Johnny, en cambio la otra era de Edward. El problema era que las cosas en la habitación de Edward, aún seguían allí. Johnny sólo había limpiado y ordenado, pero no quitó nada, no vendió, ni menos se le ocurrió arrojar las cosas de su hermano.
Sí en algún momento iba Alice a la casa de Johnny, tendría que vaciar esa habitación por si ella quería revisar la casa...
Faltaban cinco minutos.
La muchedumbre se iba acumulando en el parque. Personas de todas las edades concurrieron al espectáculo.
Johnny concentró sus azulados ojos en Alice, que miraba al frente mientras caminaban.
Se ve hermosa. Pensó Johnny a la vez que sonreía. Me enamoró cada vez más.
Amarla era el problema de Johnny; aún no le dijo la verdad sobre lo que le había ocurrido a su hermano y había veces en que pensaba decírselo. Pero luego de pensarlo varias veces, decirle, acabaría con todo. Así que era mejor guardar el secreto.
Tal vez Edward no despierte, alguien me había dicho que de los Comas Reversibles, no despierta.
Sí es que al menos, eso llegara a pasar.
En unos grandes y gruesos parlantes, se escuchó una voz de un señor.
—Damas y Caballeros, hoy se cumple un año más de la inauguración de nuestra ciudad...
Era el Alcalde, dio un discurso un poco extenso y aburrido. Luego de unos segundos, por el cielo, se desplazaban rápidos y fugaces estallidos con múltiples colores. Figuras, formas, explosiones distintas por cada fuego artificial.
A lo lejos, un bebé que iba en los brazos de una madre lloraba por las explosiones que de seguro lo atemorizaron. Varias personas estaban atentas por cada explosión de colores.
Johnny, divisó a lo lejos a una pareja que se abrazaba, rodeando los brazos por la cintura. Así que él, hizo el mismo gesto.
Alice miró como el brazo de Johnny recorría por debajo de sus omoplatos y su mano agarró su cintura. Fue en aquel instante en que ella, alzó la mirada, parpadeó asombrada. De repente, sonrió.
Ella imitó la misma acción de Johnny y acercó su mejilla al pecho de Johnny.
No puede ser. Pensó Alice, y la sonrisa se le amplió. Johnny cerró los ojos, su palpitar era a un nivel no muy regular. No le importó.
Una gran explosión hizo que Johnny abriera los ojos y luego al mirar al frente miro a una persona, se sobresalto al pensar que fue...
¿Edward?
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