Que aproveche (1)
8 de Agosto de 2017
Nos reímos un poco antes de tumbarnos en el sofá. Inuyasha se echó hacia atrás cerciorándose de que siguiese su movimiento hacia abajo tomándome de las caderas. Una vez tumbado conmigo encima besando su cuello, sus manos se pasearon por mi espalda haciendo que las yemas de sus dedos delinearan mi figura suavemente y con una lentitud tortuosa.
Apoyando una de mis manos en su hombro y separándome de su cuerpo, me siento sobre él pasando mi otra mano por su torso con caricias tan lentas como las suyas antes quitarle la camisa lentamente escuchando su respiración entrecortada. Sus manos me acercan una vez más a él para besar mi clavícula con decisión, mordiendo y succionando mi piel. Decidí morderle el hombro para que me soltara y cuando nos separamos él sonrió:
- Ahora enserio, chica de ciudad. Deberíamos parar...
- Tienes razón. Siento que en cualquier momento voy a vomitar.
- Eres única encendiendo a alguien. – susurró mientras nos sentaba a ambos en el sofá.
Poco a poco nos levantamos, siendo reacios a separarnos. Yo no paraba de tocarme la clavícula, esa zona todavía estaba entumecida... ¿había dejado marca? No lo sé, no me interesa mucho ahora porque después de estar besándome con Inuyasha tengo las piernas más temblorosas que antes y debo de concentrarme para llegar a la habitación.
.
.
.
Vale, a ver... ¿qué coño pasó ayer y por qué tengo una marca en el cuello?
Me duele la cabeza muchísimo, me pasé demasiado con el alcohol, de verdad. Me quedo sentada en la cama mientras me tomo la cabeza con las manos, necesito una pastilla.
Me levanto con lentitud intentando hacer memoria mientras hago una mueca parecida a una sonrisa. Me acuerdo de mis años de universidad, cuando salía hasta las tantas y debían de pasar unas horas para que me acordara de todo lo que había pasado la noche anterior.
Cuando llego a la cocina, me sirvo un vaso de zumo de naranja y busco un ibuprofeno. Cuando lo encuentro, me lo tomo junto al zumo y me quedo un rato allí sentada dando vueltas al líquido que ha quedado en el vaso de cristal. Decido ponerme a pensar en la noche pasada. Recuerdo a ver salido con Sango y las demás, creo que vi al frutero pero no estoy segura... De lo que sí me acuerdo es de ver a Koga y Miroku juntos, luego a Inuyasha, y de bailar muchísimo. Sé que me quedé más tarde que la última vez, supongo que me iría luego a casa de Inuyasha y después no me acuerdo de más.
No le doy mucha importancia, no tengo un mal presentimiento ni nada parecido. O eso es lo que creo hasta que Inuyasha Taisho se levanta del sofá con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes que me deja ver la marca de unos dientes en su hombro. Lo que me hace recordar a mí misma sobre él haciéndole eso cosa que me sorprende y hace que niegue con la cabeza para sacar esa rara imagen de mi mente.
- Buenos días, chica de ciudad – saluda mientras se acerca a la cocina.
- Buenos días...- susurro.
Él me mira de soslayo antes de prepararse el café mientras yo me doy cuenta de que sigo con la ropa de ayer y con el maquillaje encima. Así que descalza, camino hacia el servicio y me lavo la cara antes de hacerme una coleta.
- Ayer te pillaste una buena, ¿te has tomado algo?- me pregunta cuando salgo del baño
- Sí, un ibuprofeno, no te preocupes
- No habrás cogido los de este cajón, ¿cierto? – pregunta con cierta inquietud
- Pues sí, es el único cajón donde hay pastillas...
- Ya, pero estas están caducadas, ¿no lo has mirado? – me pregunta alzando una ceja como si fuera lo más lógico del mundo.
A ver, sí es lógico, pero si están metidas en un cajón ya das por hecho que se pueden tomar.
- No me digas que me he tomado una pastilla caducada, joder Inuyasha.
¿Por qué estas cosas me pasan a mí, en serio? ¿Tan mala fui en mi última vida para merecer esto? Dios... ¿qué hago? Tengo que ir al médico, pero aquí no hay médico, solo viene tres veces por semana... ¡La he cagado pero bien! Tengo que coger el coche y correr a la ciudad, al hospital. Me harán un lavado de estómago, y muchas preguntas, y pasare mucha vergüenza y todo culpa del idiota del chico de pueblo que guarda medicamentos caducados en un cajón, ¿qué hace con ellos? ¿Los colecciona? Quien me mandaría a mí tomarme nada, tendría que haber aguantado el dolor de cabeza para aprender a no beber tanto.
¡Ah! Porque esa es otra, no me acuerdo muy bien de lo que hice al llegar aquí y solo me acuerdo de ver a Inuyasha sentado en el sofá al entrar, pero no se lo voy a preguntar así porque si y-
- ¿Kagome? ¿Me estás escuchando? Te estoy diciendo que era una broma. Tenías que haber visto tu cara, chica de ciudad- me dice soltando una carcajada.
Cuando vuelvo en mí y veo cómo se está riendo le pego un codazo en el abdomen lo más fuerte que puedo haciendo que deje de reírse y de poner esa sonrisa de satisfacción que ahora se encuentra en mi cara al ver como se encorva.
- No vuelvas a hacer eso. Ya me estaba visualizando en el hospital...
- Solo era una broma, no te lo tomes tan a pecho. – contesta para después beber de su café.- Ven siéntate, vamos a desayunar.
Le hago caso y cuando ya vamos por la segunda tostada le pregunto:
- ¿Tu madre está sola Inuyasha?
- No, Koga y su madre están con ella, normalmente Koga se venía conmigo a esta casa, pero parece que alguien está ocupando su sitio – dice mirándome- Aunque es mejor acompañante que él. – comenta a lo que me río.
- Y tú, ¿no deberías de preocuparte de la finca?
- Está a buenas manos. Un señor que trabajó con mi padre es mi mano derecha y puede hacerse cargo de todo el tiempo que yo esté haciendo otra cosa, además en estas fechas trabajamos poco por el calor.
- No lo sabía – susurro al no tener ni idea de cómo se trabaja en los pueblos rurales, pero es interesante que el ritmo de trabajo cambie con la estación, en la ciudad eso no pasa.
Terminamos de desayunar en un silencio cómodo. Aunque yo intento recordar algo más me es imposible, así que desisto para descansar un poco. Cuando estamos recogiendo y yo estoy lavando los platos, Inuyasha se encuentra tras de mí colocando las cosas en los armarios de la pared.
- Por cierto, ¿tienes algo que hacer esta noche? – pregunta mirándome desde arriba.
- Supongo que lo que llevo haciendo dos noches, ¿por?
- Miroku nos ha invitado a una cena, creo que también irá Sango. El Quinto Pino tiene dos plantas más, que son la casa de Miroku.
Termino de colocar un plato y le sonrío.
- Claro, estaría bien cenar con ellos.
- Perfecto. ¿Y qué vas a hacer esta tarde?
- Escribir, voy a ir a casa de Sango, voy a descansar un poco y después aprovecharé para escribir, ya tengo fechas fijadas con mi editor y necesito cumplirlas. – dije apoyada en la mesa-¿Tú dónde vas a estar?
- Por casa. – me contesta frente a mí- Entonces supongo que nos veremos por la cena...
- No. Tengo que traerte la ropa que te cogí para volver a casa de Sango, así que me pasaré por aquí antes de la cena para dejártelo e ir juntos.
- Vale, me parece bien.
Me despido de él no sin antes haber cogido una de sus camisas de cuadros para esconder el vestido bajo ella y de haberme calzado. En vez de pasar por la calle principal, decido darme un rodeo para no cruzarme con el alcalde por si acaso está ahí como la última vez. Debería de hablar con Inuyasha sobre ese hombre...
Buenas, feliz año nuevo a todos~~ Sé que me hago de rogar y lo lamento por ello pero me alegro mucho de que siempre estén apoyándome, os lo agradezco mucho :3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top