Espías por los caminos

19 de Julio de 2017 

Después de tener la primera sesión de doma con Inuyasha y de llegar a casa con él, he recibido un mensaje de Sango. Dice que está en el Quinto Pino y me pregunta que si puedo ir lo más pronto posible.

La verdad, estoy algo emocionada, así que, contesto al mensaje diciendo que en cuando me duche, estaré allí. Me meto en la ducha con la pregunta de por qué Sango me ha hablado tan de repente. Ayer creo que lo pasó algo mal cuando me encerré en mi cuarto, pero algo me dice que no me quiere hablar de lo que pasó ayer, sino que, me va a contar otra cosa.

Siempre me ha gustado darme duchas, más que darme baños. Me puedo pasar horas en la ducha peinando mi pelo sin aburrirme, de verdad. Así que, aunque estaría encantada de quedarme aquí una hora, decido salir treinta minutos después y comenzar a vestirme.

Opto por unas calzonas vaqueras y una blusa blanca que deja mis hombros a la vista. Como no sé si Sango luego quiere enseñarme un poco más el pueblo, creo que me pondré unas deportivas negras.

Dejo mi pelo suelto para que se seque después de cepillarlo, pero, por si acaso, me pongo un coletero en la muñeca antes de salir de la habitación con algo de dinero, mi móvil y unas gafas de sol. Antes de girar a la derecha para salir del pasillo de las habitaciones, Inuyasha sale de la habitación contigua a la mía. Qué queréis que os diga, sigo sin acostumbrarme a que duerma tan cerca pero, tiene sentido si esta era la habitación de su hermana.

Me mira de arriba a abajo un momento antes de apoyar su mano en la pared y mirarme a los ojos. Él también se ha duchado, supongo que tomará un pequeño descanso y ayudará a su madre con la comida, pero vuelve a llevar unos vaqueros y una camisa de cuadros.

Ahora que lo pienso... ¿Y si solo tiene pantalones vaqueros y camisas a cuadros en el armario? Me hace un poco de gracia mi pensamiento, pero me niego a reírme delante de él.

- Hola, Inuyasha-kun. Gracias por ayudarme con Misha hoy.

- ¿Vas a salir?

"Hola, Kagome. No es nada. Te has arreglado un poco, ¿Vas a salir a algún sitio?... ¡Oh! Pues pásatelo bien, nos vemos a la hora de comer."

Creo que no es muy difícil, Inuyasha-kun...

- Sí. Sango me ha llamado.

- Vale.

- Pues... nos vemos.

Me despido de una forma más normal y cercana con Izayoi y me pongo rumbo al pueblo. La verdad he aprendido el camino para llegar al pueblo aunque la finca de Inuyasha esté un poco alejada. Escasamente son unos 5 minutos en coche y unos 15 andando. Así que empiezo a correr no demasiado deprisa, para llegar un poco antes.

Cuando ya llego a la Plaza Mayor, tuerzo a la izquierda y subo la pequeña cuesta para llegar justo a la fachada del bar. Una campanita suena cuando entro y saludo a todos los presentes mientras busco a Sango con la mirada. Cuando la encuentro la saludo y me acerco a la barra.

- Buenos días, Miroku, ponme un refresco por favor.

- Marchando un refresco, querida, pero no soy Miroku

- ¡Perdón! - exclamo mientras me fijo para ver quién es.

Es una mujer delgada y alta, con el pelo marrón recogido en un moño y con unos ojos grades y rojos como dos rubíes. Va vestida con una blusa y con una falda negra de tubo.

- Soy Kagura, la hermana mayor de Miroku.

- Encantada, soy Kagome...

- Ya sé quién eres cariño, estás viviendo con los Taisho, con Inuyasha Taisho, es normal que la gente te conozca.

Por un momento pensé que me había reconocido de verdad, suspiro y le sonrío mientras agarro el vaso.

- ¿Eres amiga de Sango? - pregunta y yo asiento- Genial, hoy he traído a mi hija al pueblo y pensaba que se iba a aburrir, se llama Yura, está sentada con la maestra- me dice guiñando un ojo.

Habría jurado que tenía mi edad, o tal vez unos cuantos años más pero, si tiene una hija de mi edad, es un poco imposible. Por fin, camino rumbo a la mesa donde está Sango y la tal Yura que es la viva imagen de su madre, solo que tiene el pelo negro, lacio y corto; pero sus ojos rojos como la sangre crean el parentesco entre las apariencias de madre e hija.

- Hola a todas.- digo cuando me siento.

- Kagome, ella es Yura

- Encantada- decimos las dos y Yura se acerca para darme dos besos, a los que respondo algo incómoda, en el norte no se suelen dar estas muestras de afecto.

Sango nos empieza a contar porqué estamos aquí, al parecer hay un rumor de que Miroku está acompañando a una mujer hasta su casa todos los días, y, aunque no quiera admitirlo, eso a Sango le molesta.

- Bien chicas, he creado un plan con una ruta, la ruta que Miroku y esa mujer hacen por lo que me han contado los vecinos, así que, yo estaré al final de la ruta, Kagome- dice mirándome - tú estarás por el medio y tú, Yura, estarás al principio.- Entonces, levanto la mano- ¿Sí, Kagome?

- ¿Tú nos colocarás en nuestras posiciones? Conozco muy poco el pueblo y no sabré donde está la calle que me digas

- Sí, os guiaré a las dos.- Contestó y escuché a Yura suspirar de alivio.- Yura, en cuanto veas a Miroku, te moverás hasta donde está Kagome y, te quedarás con Kagome para ver si realmente pasa por allí. Kagome, cuando llegue a vuestra posición, ambas debéis correr hacia donde estoy yo, así lo pillaremos entre todas.

Sango puso su mano en el centro de la mesa, después, yo puse la mía sobre la suya y cuando Yura colocó la suya encima las alzamos. El plan ya estaba en marcha.

Dimos una vuelta por el pueblo, no enseñó la iglesia, el ayuntamiento, las fuentes y, la calle principal. Después, nos alejamos hasta llegar a la calle de la Arboleda, calle que pasaría Miroku. Allí nos dio nuestros lugares y nos enseñó el camino para llegar a la siguiente posición. Yura tenía que acordarse de cómo llegar a donde yo estaba y yo me tenía que acordar de dónde estaba Sango.

Antes de lo que podía haber imaginado, Yura llegó hasta mi lugar.

- ¿Ya está aquí?- pregunté y ella asintió.

- Iba riéndose con alguien. Al principio me pareció que todo esto era una mentira que le dijeron a Sango, pero ahora parece más serio.

- Supongo que sí es importante para ella, debemos apoyarla- contesté.- Aunque Miroku tenga toda esa fama, solo tiene ojos para ella.

- Bueno, los enamorados son complicados...-explicó Yura.

Pronto escuchamos voces y vimos a Miroku acercarse, así que corrimos hasta donde estaba nuestra amiga afirmándole que pronto llegaría. Todas estábamos detrás de un árbol rodeado por arbustos y teníamos una visión clara de la calle, Cuando escuchamos pasos las tres nos escondimos y nos miramos fijamente. Miroku ya estaba cerca.

- Gracias por hacerme este favor.

- No es nada, querida. Haría esto por cualquiera que lo necesitara.

- Pero sigue siendo un favor, muchacho, y mucha gente se negaría. Deja que te invite a comer unas galletas.

- Tranquila, no quiero que se sobrecargue.

- Puede que tenga ciática, jovenzuelo, pero todavía puedo moverme en la cocina como pez en el agua.

Espera un momento, ¿muchacho? ¿Jovenzuelo? ¿Ciática? Miroku no está viendo a una mujer todas las tardes... ¡Está ayudando a una señora todas las tardes! Ninguna de nosotras sale de su asombro al mirar, y ver cómo Miroku carga las bolsas de la compra de la señora y parece que la acompaña hasta su casa.

Cuando le perdemos de vista, Yura y yo nos echamos a reír.

- Sango, las mujeres mayores y expertas son una buena competencia- se burla Yura- Ya tira la toalla, está a otro nivel.

La cara de Sango enrojece mientras nos reímos, pero consigo parar de reír y acercarme a ella.

- Sango, si tanto te molesta la idea de que esté tonteando con otra, creo que deberías ser sincera y decírselo.- le hablo claro.- No está bien esconder cosas.

Ella duda pero finalmente asiente muy confundida. Las tres bajamos la calle hasta llegar a la Plaza Mayor y despedirnos. Comienzo mi caminata hasta la finca, cuando llego el sol empieza a picar, y mis sospechas de que llego algo tarde para comer se confirman al mirar la hora en el reloj. Corro lo que me queda de camino hasta la puerta de casa y toco, es Izayoi la que abre.

- Lo siento mucho, tuvimos una misión de chicas- le expliqué y ella se río con ganas.

- Me alegro de que ya tengas amigas por aquí, Kagome.

- Y no llegas tarde, chica de ciudad- salta Inuyasha- Te estábamos esperando.

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