Desenlace

19 de Agosto 2017

- ¿Cómo? – le pregunto como si fuera un acto reflejo. No tengo ni idea de por qué me ha dicho eso.

Él parece dudar en hablarme, lo veo guardar sus manos en los bolsillos de los pantalones y zarandearse levemente hacia delante y hacia atrás con los pies, como si quisiera moverse y algo se lo impidiera. No puedo evitar que mis ojos lo miren de arriba abajo buscando cualquier pista que me diga el motivo de lo que me acaba de soltar, de porqué está tan frío conmigo. Estamos hablando de Inuyasha Taisho, no me esperaba el desayuno en la cama o algo parecido, pero tal vez si algún beso; y, sobre todo, me había esperado como una frase para burlarse de mí llamándome "chica de ciudad" con una sonrisa en la cara a la que yo habría respondido con otra burla para él. Desde la cama, viéndole de espalda a la ventana de la habitación, parece más pequeño que nunca, y eso que su altura no ha disminuido para nada aunque no lleve puestos los zapatos.

Inuyasha siempre ha sido una persona difícil, desde que me llevó a su casa ese primer día donde no tenía a donde ir hasta en las cenas y comidas que hemos tenido con Sango y Miroku hablando de cosas triviales. Siempre ha sido bastante callado, algo reservado, pero aunque siempre dijera lo justo y necesario, era suficiente para negar que era una mala persona o un ser huraño. En realidad, Inuyasha parecía una persona demasiado amable, que había abandonado la típica vida en la ciudad que sueña cualquier adolescente de campo por quedarse en su tierra, cuidar de su madre y mantener a los trabajadores y a su poco ganado mientras su hermana pequeña estudiaba fuera. A pesar de su poco gusto por las conversaciones más íntimas y personales, por dejarse conocer, tenía un buen grupo de amigos que lo querían y lo apoyaban. Incluso conocía a gente de la ciudad, ¡tan bien los conocía como para que le hicieran favores sin esperar nada a cambio!

Porque Inuyasha Taisho ante todo, era una persona honesta y buena, no hacía falta mucho tiempo para ver eso en él y en sus ojos dorados.

Aunque tal vez tampoco hacía falta demasiado tiempo para pensar todo lo contrario. Porque el chico con el que he estado compartiendo casa y vivencias este verano, y el chico que esquiva mi mirada estando en la misma habitación no parecen la misma persona.

Quizá soy yo quien no es la misma.

Me aferro a la sábana que cubre mis pechos mientras espero unos segundos a que se decida a hablar. Sus ojos se clavan en los míos con tanta intensidad que ahora soy yo la que prefiere que no nos miremos a la cara.

- Quiero decir, que no cambia nada entre nosotros... - dice con voz firme.- Tú te irás a tu querida ciudad y yo me quedaré aquí.

Ahora mismo no me puedo creer las ganas inmensas que tengo de sonreír por su estupidez, pero evito hacerlo, para parecer que entiendo su punto de vista. Que, a ver, es comprensible, yo no voy a dejar mi vida por él y él tampoco parece querer hacerlo, lo ha dejado claro desde siempre, el irme significaba que todo lo que ha pasado entre nosotros quedaba en el olvido, ¿tanto miedo tenía a que yo le conociera mejor? ¿A quedar de vez en cuando a pesar de la distancia?

- Vale. – contesto.

Es que, ¿qué le voy a decir? ¿Que me he comido la cabeza durante todo su silencio pensando que no quería nada conmigo y encima se arrepentía de lo de anoche? No quiero que piense que estoy tan enamorada de él. Que lo estoy, pero no es el momento.

- "Vale" no Kagome, "sí"

- Pues "sí" – ruedo los ojos. – Tampoco es como si fuéramos a casarnos.

Aunque tal vez si haya soñado con niños tan guapos como él siendo nuestros hijos y teniendo como suegra a Izayoi porque esa mujer es oro. Pero claro, ahora mismo no pienso decirle nada de eso. No es el momento.

Sus manos se pasean por su pelo alborotándolo. Me está poniendo nerviosa esto de que no hable y no se mueva del sitio. No entiendo si es que quiere que siga hablando yo o está intentando cambiar de tema, pero la cosa es que solo consigue que el ambiente se vuelva cada vez más y más tenso.

- ¿Te arrepientes de lo de anoche? – pregunto para confirmar lo que pienso.

Eso parece hacerlo reaccionar. Da tres pasos hacia mí pero se queda ahí, en el centro de la habitación del hotel. Sus ojos se abren de par en par, sus manos se alzan entre el espacio entre nosotros y las agitan con violencia.

- Joder, no, claro que no. Nunca lo habría hecho si no quisiera.

Pensé que esa respuesta, que confirma mi idea de que lo que le preocupa es la relación a distancia, no que le disguste estar en una relación conmigo, pero mi corazón comenzó a latir más rápido mientras sentía cómo se me secaba la boca.

- ¿Entonces cuál es el problema? – pregunto

- Vamos a ver, Kagome. – me dice mientras se restriega las manos por la cara, buscando calmarse. -No vives aquí, no eres de aquí cerca, encima te vas a ir hoy y yo me voy a quedar aquí, en mi casa, en el pueblo.

- Repito, ¿cuál es el problema?- le digo acercándome al final de la cama.- No es como si nunca nos volviéramos a ver o como si no tuviera planeado visitaros...- le digo como se lo he dicho ya mil veces- no es como si te estuviera pidiendo que dejaras todo atrás y de mudaras conmigo. No te estoy haciendo elegir entre nada.

- Ese es el problema, -suspiró y noté su mirada más cálida y acogedora- llegará un momento que te cansarás de esto, de la distancia, de que no estemos a unos minutos el uno del otro y será entonces cuando me pidas que me vaya contigo. – decretó.- O peor, decidirás venirte al pueblo porque no quieres hacerme elegir, acabaremos peor porque allí no te sentirás cómoda y te irás y los dos tendremos esa sensación de que nunca debimos dar el paso y se tuvo que quedar en eso, un verano.

Dios santo, creo que es la primera vez que escucho a Inuyasha hablar tanto. Me ha sorprendido tanto que siento mis ojos llorosos por el tono de voz que ha mantenido durante todo su discurso, pasivo, triste, monótono, y sobre todo dolorido.

- ¿Lo intentaste con alguien? Lo de las relaciones a distancia.

Él suspiró y se sentó en la cama obligando al colchón a hundirse con su peso.

- Fue el mismo año que acabé la universidad. – me contestó en un tono bajo- Habíamos empezado en el segundo semestre de ese año. Nos llevábamos muy bien, era de mi misma facultad y compartíamos bastantes clases. Nuestros amigos también se conocían y, no sé, - siguió encogiéndose de hombros.- todo era muy bonito, ¿no? Típica idea de pareja de la uni que luego acaban juntos y se casan a los 30 porque ambos han conseguido su trabajo soñado por apoyarse tanto.

» Pero no fue así. Yo tenía que volver, tenía que cuidar de mi hermana y al principio ella también lo entendió porque iba a trabajar con sus padres durante un tiempo. Así que, bueno, decidimos mantener la relación pese a la distancia. Ella era de una ciudad justo al lado de la capital, así que trataba de viajar a verla todas las fiestas y vacaciones que pudiera y si no podía moverme, era ella quien me avisaba para quedarse en mi casa. Estuvimos así medio año más y, pasado nuestro primer aniversario me confesó que se había visto con algunos tíos porque nunca estaba disponible cuando ella podía y porque no tenía coche propio y tendría que esperar a un tres o un bus para que me llevara hasta ella. Yo lo entendí, quiero decir, es bastante complicado tener en mente que tienes pareja si está bastante lejos de ti y encima no está mandándote mensajitos todo el rato. – Dijo con sorna.- Lo estuvimos discutiendo durante días. Algunas chicas me habían intentado seducir en alguna salida con amigos por Kuuto, pero siempre me había negado. Así que a ella se le ocurrió la maravillosa idea de abrir la relación y, aunque yo no soy de ese tipo de personas, aunque lo respeto, lo acepté.

» Al principio no me molestó mucho, ni siquiera lo pensé y traté de pasar tiempo con otras chicas, tal y como hacía ella. Tiempo después fue ella quien se arrepintió de abrir la relación y me prometió irse a vivir al pueblo ese mismo verano. Al principio no lo entendí, pensé que estábamos bien y a gusto haciendo lo que ella quería, pero luego me di cuenta que el dejarla alquilar una casa en el pueblo solo me iba a causar problemas. Esa casa fue su carta blanca para echarme en cara cada vez que estaba demasiado cansado o cada vez que no quería pasar tiempo con ella para echarme en cara todo lo que había abandonado en una ciudad con buenas comunicaciones, buen servicio de electricidad y un montón de lugares de ocio y discotecas por estar en ese pueblucho conmigo. Terminamos odiándonos y odiando el hecho de haber dejado que todo eso pasara cuando pudimos habernos separado al terminar la carrera y ver que nuestros caminos se distanciaban.

Me quedo muda ante todo lo que Inuyasha me acaba de contar. No le gusta hablar de sí mismo ni de sus cosas, realmente me siento afortunada porque haya querido contarme todo esto para hacerme entender su punto, pero sigue sin cuadrarme.

- Todas las relaciones soy distintas, las personas somos distintas. – le digo intentando que eso le haga entrar en razón.

- Puede ser, pero yo sigo siendo el mismo. – me contesta.

- Yo creo que no eres el mismo. – empiezo- Eres más viejo, estás en otra situación y yo no te estoy pidiendo nada serio ni ningún "por los siglos de los siglos, amén" – le miro a los ojos- Quiero conocerte mejor de lo que te he conocido este tiempo en tu pueblo y en tu casa, quiero que no perdamos el contacto y que nos veamos de vez en cuando. – tomo su mano- Y me encantaría que me trajeras comida de tu madre cuando vinieras a verme, o que me cocinaras algo mientras me cuentas tus novedades.

No quiero que abandone lo que es y lo que tiene por mí porque yo no pienso hacer eso por él. Quiero que nos demos tiempo, que lo disfrutemos lo que tenga que dudar.

- Si los dos nos sentimos igual... - susurro tomando su mano- ¿por qué me tiene que importar lo demás, chico de pueblo?





Bueno, bueno, bueno, ¿cómo lo lleváis? Creo que la historia va a pasar de los 30 capítulos, esta sería el 28, así que más o menos le quedan 5 capítulos o tal vez más.

Ya estoy trabajando en el siguiente, pero no sé cuándo podré publicarlo porque sigo estudiando y tal, por favor, sed pacientes conmigo.

Comenten qué os ha parecido y espero leeros pronto, mis amores


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