08.- Corazones rotos

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08.- Corazones rotos
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10 Años Después.

Barcelona, España.

El tiempo de verdad avanza muy rápido, y este jamás se detiene a esperarnos...

En un abrir y cerrar de ojos el tiempo hace cambios en la vida y muchos de ellos tienen repercusión en el futuro.

En eso que alguna vez fue y no será.

O que pudo ser.

Lionel Messi se encontraba firmando unos documentos en aquel espacioso y gran despacho. Tenía una barba recortada meticulosamente y pese a tener una estatura baja, mantenía una complexión fuerte sin llegar a enmarcar sus músculos pero aún así mantenía una atractiva figura. Todo un hombre de negocios pese a que hacía un año que había dejado el fútbol a nivel profesional.

Mantenía un porte serio y una figura autoritaria como en años pasados lo tenía su padre. Diego Maradona había contraído cáncer y muy a regañadientes Leo había optado por ocuparse de los negocios familiares. Y aunque su padre tenía los días contados, no sentía por aquel hombre un afecto genuino.

Pues años atrás le arrebato de la peor forma a su amado Omega de hermosos rizos y ojos preciosos.

Guillermo Ochoa había desaparecido del mapa, no había forma de encontrarlo y pese a haberse casado con Cristiano Ronaldo, Leo jamás lo amo y mucho menos lo marco y tuvo hijos con él. Un matrimonio de a mentira, como todo lo que hacía y decía su padre.

"Ese imbécil te dejo".

No era verdad... Leo sabía perfectamente que algo le había pasado a Memo y día a día se lamentaba de no poder encontrarlo...

Por eso también no había hecho por formar un lazo con Ronaldo, por temor a lastimar a Memo a la distancia. Pues ellos ya estaban en una unión y no quería que eso fuera a romperse.

Durante años Leo busco por cielo mar y tierra a su amado. Sin resultado. Era como si se lo hubiera tragado la tierra y su padre no le daba respuestas.

¿Lo mataría?

Su corazón no soportaba pensar en esa posibilidad.

Y también por eso, se esforzó a continuar con su sueño de ser futbolista, uno reconocido de manera en que así Memo donde quiera que estuviera lo reconociera. También sabía que Guillermo tenía el sueño de ser Portero. Si ambos a la distancia cumplían sus sueño como una manera de encontrarse, se esforzarían.

Pero sin mucho éxito. Memo jamás en esos años apareció.

Ni siquiera contratando a un detective privado. En el tiempo en que vivió casado en Portugal los padres de Memo también se habían ido de Argentina. No tenía manera de localizarlos en Argentina... debía estar en México pero nada, no daba con nada que le dijera donde estaba su amado.

Todo era inútil pero sus esperanzas no morían.

Siguió viviendo con el corazón roto.

— ¿Lo has encontrado?

— No...

Leo suspiró mientras le daba un sorbo al café. Se llevó la mano a la cara del lado derecho, donde en esa mejilla tenía una cicatriz profunda que la barba no le cubría del todo, y que aunque había sanado dejo una marca que no olvidaría.

Y le recordaría todos los días el dolor que sentía.

Pues el día en que intento escapar con Memo y todo se fue al carajo, logró abrir la puerta pero no pudo salir corriendo de ahí, de un golpe lo habían derribado y Diego lo hirió en la cara...

"Lo que te pase a ti, ese sujeto lo vivirá mil veces peor".

Su corazón seguía temiendo que le hayan hecho algo.

Ahora, viviendo en Barcelona, pese a ya no tener tanto control paternal, Messi seguía bajando ligeramente la cabeza con Maradona. Pero no por eso dejo de pensar en Memo.

— Neymar.— Comenzó a hablar el Argentino.

— Dime.— Aquel muchacho lo vio con detenimiento.

— He contratado investigadores privados en México, parece que tienen pistas sobre Guille.— Comenzó a explicar.— Mañana... me largo de aquí... Iré a Guadalajara.

— ¿Estás seguro?.— Eso sorprendió al moreno.— Pero tu padre está muy enfermo, seguro quiere que sigas aquí...

— Me importa un carajo lo que le pase...— Se molestó por ello.— Escaparé a primera hora, tengo un vuelo a New York, allí tomaré otro y jamás me volverá a ver...

— Tú sabes que yo siempre te apoyaré en todo.

Eso había hecho sentir mejor a Lionel. Quería irse y buscar a su amado. Todavía tenía miedo que le dieran malas noticias pero su corazón necesitaba saber que fue lo que le ocurrió a su amado. Así sea bueno o malo lo que tenía que saber.

Solo así su corazón estaría tranquilo.

Mintiendole a su "esposo", Leo le dijo a Ronaldo que tenía un viaje de negocios. Y dado a qué todo estaba bien entre ellos, el Portugués le había creído.

Sin embargo al llegar a New York, Leo esperando el avión que lo llevaría a la ciudad de Guadalajara en México. Fue ahí que recibió una llamada.

— ¿¡Dónde carajos estás!?

Se escuchaba la voz colérica de su padre, pese a que debía guardar reposo, le valió alzar la voz por molestarse. Lo había descubierto huyendo.

Pero ya era muy tarde.

— Donde esté, te importa una mierda.

— Lionel...

— Y por mi quédate con tu maldito dinero, y con Ronaldo... yo no vuelvo a poner un pie en Argentina ni en ningún lado donde tenga que respirar tu asqueroso aire.

— Tú eres mi hijo.— Siguió exasperado Diego.— ¡Harás lo que yo te ordene! ¡Y se acabó!

— Vete al infierno.— Siguió Lionel.— Me arrebataste lo que más amaba. No seguiré viviendo detrás de ti.

Enseguida colgó el teléfono y lo lanzo al piso. El aparato se hizo añicos al caer. Pero eso a Leo no le importaba.

Se anuncio su vuelo y abordo por la puerta que la Azafata le indicó.

Era libre por primera vez.

Ojalá hace años hubiese hecho eso y era seguro que Memo seguiría a su lado.

"Fui un cobarde".

"No fui valiente por ti".

El vuelo no fue lo más difícil... Lo más difícil para Lionel fue al día siguiente. Cuando fue a aquel edificio de aspecto desaliñado donde estaba el privado de uno de los investigadores que había contratado. El aire era denso en ese lugar o quizás solo era así como se sentía.

— ¿Y bien?.— Leo tomo asiento frente al escritorio tras saludarse.

— Fue difícil señor Messi...— Comenzó el investigador.

— No he sabido nada de mi amado en 10 años... y temo que mi padre le haya...— Se quedó en silencio.

— Las fosas clandestinas y la desaparición de la gente es muy común en estos días.— El comentario del hombre no era muy alentador para Leo.

Pero eso preparó a Leo para todo lo que debía escuchar.

— No tenemos mucha información de Guillermo Ochoa.— El investigador sacó un folder de buen grosor con unos documentos dentro, reviso estos y saco unas fotos que le pasó a Leo.— Pero dimos, con su hija.

— ¿Hija?.— Enseguida Leo tomo las fotografías.

Las fotos en la mayoría no eran de muy buena calidad dado a qué el investigador como fotógrafo debía hacer todo con sigilo sin llamar la atención. Pero eran nítidas y podía observarse a una niña de unos 9 años de edad, de hermosos ojos cafés y preciosos rizos.

Y una sonrisa que asemejaba bastante a Memo.

— Es su hija, señor Lionel.— Continúo hablando.— Se llama María Natalia Megaña.— Comenzó a explicar.— Le pusieron por seguridad, el apellido de la madre de su pareja.

— Mi hija...— Una sonrisa nerviosa mostrando felicidad se dibujo en el rostro de Messi al tocar la fotografía.— Guille le puso María, el nombre de mi madre.

El corazón le latía con emoción tras ese hermoso gesto.

— ¿Y... Guille?.— Messi siguió con lentitud.

Pero la expresión del investigador probado era severa, no mostraba signo de esperanza.

"Su pareja... falleció".

El mundo con esa noticia se le vino encima a Leo.

— ¿Q-qué?.— La voz se le quebró al Argentino.

"El embarazo fue de alto riesgo, y lo que investigue en los pocos archivos que tenían en el hospital donde dio a luz indican que, por el lazo débil que tenía con usted, no fue posible que resistiera el parto".

"Su hija se aferró a la vida gracias a Guillermo y su acto de amor por ella".

"Lo siento".

"Lo siento".

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