Prólogo
A diferencia de otras personas de Magnolia, no puedo utilizar magia. No nací con ese don, no puedo dominar ningún elemento o clase de poder. No obstante, eso no me ha impedido ser feliz y tener una vida satisfactoria. Trabajo en una pequeña tienda de objetos mágicos. Si, ya se que es un poco irónico pero hay que ganarse la vida y llevar dinero a casa.
Mis padres trabajan en una floristería, de las más populares, pero eso no impide que su educación sea algo estricta y tenga que ganarme las cosas por mi mismo. Pero se preguntarán como conocí a Lucy.
Todo fue hace un año y medio...
—Mierda, voy a llegar tarde, ¿cómo me he podido dormir?—me levanté todo lo deprisa posible y arregle lo mejor posible con la ropa más cómoda y limpia que encontré en la silla.
Hoy es el día donde un famoso escritor de libros venía a hacer una firma a Magnolia tras una petición de más de seis meses por parte de sus fans. Ahora que se había decidido a venir, yo iba a llegar tarde.
Corrí por las calles evitando a ancianos, gatos, puestos de frutas y niños que jugaban alegremente a la pelota. No llevaba ejemplar puesto que deseaba comprarlo allí mismo. Y encima esa era otra, su nuevo libro había salido hoy.
—Ya falta poco—dije algo optimista.
Exhausto, me detuve ante la puerta de la librería. No me importaba hacer cola, necesitaba leer ese libro y tenerlo firmado. Justo entonces, vi que ya se había marchado. No estaba allí pero si muchos fans admirando el ejemplar firmado y con otros regalos que él siempre llevaba para sus admiradoras.
—No puede ser—pensé cabizbajo.
Había llegado tarde. Ni siquiera pude verle en persona aunque fuese a pocos metros. Al salir, las chicas comentaban lo guapo y admirado que era, llevaban el libro casi amarrado a su mano. Entré por si acaso había dejado algún ejemplar con su firma, aunque no tuviera dedicatoria, por lo menos quería uno firmado.
—Lo siento, pero se nos han agotado todos—dijo la dependienta—lo siento.
Ella me conocía y pude ver tristeza en su rostro ante mi pesar.
Salí del establecimiento sin ganas, lento y cabizbajo mientras un pequeño suspiro salía de mi boca. Entonces, sentí que alguien me tocaba el hombro.
—Disculpa, ¿también eres fan de Salomón Pershem?—preguntó la voz.
Era una chica de cabello rubio, con dos coletas, vestida con unos pantalones cortos y camisa que dejaba al aire su tripa. E iba en chanclas. Y la reconocí, no había duda, era Lucy Heartfilia.
—Esto...si—dije saliendo de mi mundo—si, soy fan suyo pero he llegado tarde.
La joven se me quedo viendo, como analizándome.
—Toma—para mi sorpresa, saco un ejemplar firmado y me lo entregó.
—Esto es...
—Un ejemplar. Me lo quería quedar pero creo que a ti te hará más ilusión, ¿no?—esbozó una sonrisa que me dejo cautivado durante unos segundos.
—¿Estás seguro de esto?
—Me recuerdas mucho a mi, hace tiempo me pasó lo mismo y alguien hizo esto por mi. Es como una cadena—respondió.
—Gra-gracias—dije alegre y casi entre lágrimas.
—Disfruta del libro—dio media vuelta y se marcho tranquilamente, como si la cosa no fuera con ella.
—¡Gracias!—dije alzando mi voz.
Ella se dio media vuelta y sonrió.
Con el libro en mis manos, regresé a casa para poder leerlo cuanto antes.
No esperaba cosa igual, el libro era una maravilla pero quería que me durase lo máximo posible. Después de cenar me encontraba leyendo la última página del capítulo y al hacerlo, solté un suspiro. Por un lado quería seguir leyendo pero por otro no quería para alargar la trama.
Pensé en Lucy, ella me había regalado algo tan preciado sin nada a cambio. Otra persona sin duda me hubiera reclamado una suma de dinero que no hubiera podido pagar. Pensé en devolver el favor y lo hice de la mejor forma posible.
El día siguiente lo tenía libre así que iría al gremio. Pero antes rebusque en mi gran estantería para alcanzar un ejemplar de un libro de una edición limitada y muy complicada de lograr. Tenía dos iguales y en muy buen estado, casi nuevos. Me arreglé tras una ducha y salí rumbo a Fairy Tail que no quedaba demasiado lejos.
—Me pregunto si tendrá este ejemplar. Espero que no, quedaría como un idiota—pensé mientras caminaba hasta allí.
Me tomó poco más de diez minutos encontrarme en aquella puerta. Escuchaba voces en su interior y tras suspirar, empujé la madera para encontrarme con muchos magos allí reunidos.
La magia siempre me había llamado, tal vez al no poder utilizarla.
—¡Beber es de hombres!—dijo un grandullón parecido a una bestia no muy lejos de mi.
Busqué con la mirada a Lucy pero estaba tan lleno que no lograba encontrarla.
—¿Buscas a alguien?—era Mirajane, cualquiera la reconocería al instante—¿hola?—sacudió su mano frente a mi cara.
—Ah, perdón—me disculpe—busco a Lucy.
—Oh, ella esta en aquella parte del gremio donde hay menos gente y ruido—era lógico no verla ya que estaba casi oculta.
Me sentí observado y tras darle las gracias a la albina, fui derecho allí tratando de no ponerme nervioso ante los ojos del resto.
Estaba sentada ojeando un ejemplar del periódico mientras bebía un poco de zumo. Estaba muy relajada, ni siquiera se dio cuenta de mi presencia.
—Hola—salude tímidamente.
Levantó la vista y al verme, esbozó una sonrisa.
—¿Ya has leído el libro?
—No del todo pero no me falta demasiado—dije riendo y con mi mano detrás de la cabeza.
—¿Qué te trae por aquí?—preguntó invitándome a tomar asiento.
—Gracias—me senté y busqué en la bolsa—me gustaría darte esto como muestra de gratitud.
—No tenías que molestarte.
Al tomar el libro y leer el título, enseguida lo abrió. Aunque no tanto como sus ojos.
—Esto...esto es una edición limitada muy complicada de tener—sus manos temblaban.
Realmente estaba muy emocionada.
—Tenía dos así que he pensado en regalarte este, espero que te guste—dije.
La rubia no dijo nada hasta pasado unos segundos.
—¡No me lo puedo creer!—dijo dando saltos de alegría y contenta.
—Veo que te gusta je,je.
—¿De verdad es para mi?—asentí feliz—¡muchas gracias!.
Tras eso, me invitó a un zumo y estuvimos un rato charlando donde me presenté ya que no lo había hecho y luego, nos pusimos a hablar de libros.
—Bueno, he de irme, se me hace tarde y tengo que terminar unas cosas en casa—dije poniéndome en pie.
—Ya veo, ha sido un placer hablar contigo—parecía ser completamente sincera.
—Ara ara, ¿de qué han estado hablando tanto rato?
—Mirajane...—dijo sorprendida—de libros y demás.
La albina me miró y luego soltó una pequeña carcajada.
—Tengo dos entradas para el teatro, ¿por qué no van?. Representan una obra de esa famosa autora Lauren Winter—dijo enseñando los tickets.
—¡Me encantaría ir!
—Yo también—respondí.
—Pues...¿vamos?—preguntó.
—Claro.
No tarde mucho en despedirme de ambas y acordar la hora. Salí muy feliz e incluso contento. Ya en mi cuarto, estaba deseando que llegase el día.
—¿Esto es una cita?—esa pregunta hizo que me sonrojase—no, esto es una quedada de dos amigos y...¿amigos?, solo nos conocemos de hace un rato...arggg—dije revolviendo mi cabello confuso.
Aquel día solo fue la primera página de nuestro libro.
Continuara...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top