4-Narza

Fue rápido acostumbrarse a la presencia de Lucy y como ayudaba mucho tanto en casa como en el trabajo e incluso hizo aumentar la clientela, mis padres la dejaron quedarse como una más de la familia.

Uno de esos días nos vinieron a visitar dos jóvenes magos los cuales eran fáciles de identificar ya que eran muy populares. Nada menos que de Natsu y Erza. Se presentaron en busca de la maga quien al verlos se abalanzó sobre ellos y los invitó a pasar dentro para charlar tranquilamente.

—Que bueno veros de nuevo—dijo alegre sirviendo un té y pastel.

—Si, ¿pero por qué no nos pediste ayuda?—preguntó el mago devorando un gran trozo.

Ella agachó la cabeza y les contó todo. El enojo de estos se hizo grande cuando escucharon la parte donde fue insultada de esa forma por el casero anterior. La maga me dio las gracias por haber defendido a pesar de que no pude hacer cuanto apenas. Natsu estaba apretando los puños deseando ir a verlas cara a cara con ese hombre.

—No ha sido nada, de verdad, me alegro mucho de haber sido de ayude—les dije.

—Nos vendría bien gente con tu valentía en el gremio—comentó la pelirroja.

—Por desgracia...no soy capaz de usar magia—respondí avergonzado.

—Pero aún así es un gran amigo—dijo Lucy guiñando un ojo—por cierto, ¿por qué solo han venido ustedes?.

—Ah, el resto anda atareado y bueno...Natsu y yo...estamos saliendo—al decir eso Lucy casi se cae de culo de no ser porque logré atraparla.

Tardó un rato en recomponerse.

—¿Ustedes dos saliendo?—miraba a uno y luego a otro.

—Así es—agarró al mago por el cuello. En su mente debía ser romántico pero la realidad es que sentía pena por el chico.

Estuvimos toda la tarde charlando alegremente ya que mis padres estaban de viaje a un pueblo cercano y nos encontrábamos solos. Erza contó alegre como comenzaron su relación. Todo empezó en una típica misión donde solo fueron ellos dos y profundizaron hablando de las aventuras vividas.

Cuando quisieron darse cuenta, supieron que estaban enamorados el uno del otro.

—Pero veo que no soy la única, me alegro por ti Lucy—dijo alzando el pulgar y con una sonrisa.

—¿Eh?—nos miramos y negamos con las manos.

—¿No están saliendo?

—No, solo somos amigos—respondimos.

La verdad es que pasamos un rato agradable los cuatro juntos. Natsu habló poco porque aún estaba molesto, se notaba que quería mucho a sus amigos. Ambos se fueron ya tarde y les dijimos que pasasen cuando quisieran.

—Tienes suerte de tener a esos dos como amigos—dije feliz.

—Si, me han salvado muchas veces y me alegra saber de que han aceptado mi decisión de dejar el gremio y las misiones una temporada.

Caída la noche comenzó una fuerte lluvia y recibimos un mensaje de mis padres a través de una bola de cristal. Debido al temporal, se quedarían allí y de paso tratar de ampliar la lista de clientes.

—Ya esta la cena—avise a la joven que estaba en su cuarto escribiendo.

—Ah, ¿ya es tan tarde?—al levantarse y escuchar de golpe el trueno, se asustó cayendo al suelo.

—¿Te encuentras bien?

—Si—es solamente el susto del momento—se puso en pie y bajamos a cenar.

En la cena le pedí que me contase algunas aventuras que había vivido. Ella entusiasmada contaba todo imitando caras o gestos. La cena fue muy agradable gracias al espectáculo que hizo Lucy.

—¿Te has percatado de que siempre acabas desnuda?—preguntó divertido.

—¡Eres un pervertido idiota!—dijo haciéndose la enfadada para luego echarse a reír—¿sabes?, siempre pensé que acabaría con Jerall.

—¿Tu?

—¡No, Erza!—se calmó un poco—supongo que el destino es caprichoso, ella siempre iba detrás suya y al final acaba con Natsu, con el último que esperaba.

De pronto se fue la luz.

—Vaya, los plomos han debido de saltar—dije levantándome.

—Te acompaño.

Fuimos con cuidado de no golpearnos con nada ya que no se podía ver debido a la oscuridad. Cuando llegamos, solamente tuve que levantar una pequeña palanca.

—No funciona

—Debe haber algo estropeado—comenté.

—Será mejor esperar a que vengan tus padres. Además si se vuelve a ir por la tormenta puede estropearse y saldrá más caro repararlo

—Tienes razón—suspiré y como habíamos ido, nos marchamos al comedor donde logré prender un pequeño farolillo que teníamos a modo de emergencia.

Nos quedamos allí mirando como caía el agua a través de los cristales y envueltos en una manta para taparnos los dos. Estaba muy cerca de ella y eso me ponía algo nervioso.

—¿Tienes frío?—pregunté preocupado por esta.

—No, tranquilo—respondió, pero se veía que era mentira.

Me pegué un poco más a ella y la abrace para entrar en calor. Ella simplemente apoyó su cabeza en mi hombro mientras seguíamos observando fuera.

—¿Mejor?—pregunté.

—Si—dijo dando un pequeño bostezo.

—Duerme un poco si quieres.

Cuando nos quisimos dar cuenta, ambos estábamos dormidos y ya era de día.

—Buenos días—dije bostezando.

—Buenos días.

Al mirarnos, no pude evitar sonreír, la tenía muy cerca y olía muy bien. Incluso teniendo el pelo algo revuelto la veía guapa.

—¿Qué pasa?—preguntó ella.

Y fue en ese momento donde le di un pequeño beso en los labios, sintiendo el calor de estos y sorprendiendo a la joven. Al darme cuenta, retrocedí un momento.

Quise pedirle perdón pero fui besado por ella y después de separarnos, sonreímos tímidamente.

—Yo...—comencé.

—Shhh—no digas nada—nos volvimos a besar felices.

—Ya hemos llega...do...—ambos nos separamos rápidamente. Mis padres habían regresado y habían visto toda la escena.

—Lamentamos irrumpir—dijo mi padre.

Se marcharon a arreglar los plomos mientras nos miramos sin saber que decir. Simplemente nos sonreíamos, deseando volver a besarnos pero nos fuimos a lavarnos la cara y desayunar. 

Mis padres no dijeron nada. Nos trajeron unos dulces y demás del poblado mientras nos preguntaron que tal la tormenta y eso. Les contamos sobre la visita de los amigos de Lucy.

—Ya veo, comida y tarde en parejas—soltó mi madre.

Ese comentario nos hizo agachar la mirada avergonzados.

No dijeron nada más porque tenían que ir a trabajar y Lucy se fue con ellos. Yo por mi parte volví al trabajo con una gran sonrisa sabiendo que las cosas iban bien. Antes de desviarme por el callejón para ir a la tienda me quedé por un momento viendo a Lucy trabajar. 

Al  verme, solo me guiñó un ojo mientras se dibujaba una sonrisa en su cara. Yo hice lo mismo, estaba feliz.

Continuara...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top