Capítulo 9

Allie sintió los labios de su mejor amigo sobre los suyos. ¿Qué debía hacer? Había sido todo tan repentino que no sabía cómo reaccionar, pero unos segundos después ella le siguió y lo besó de vuelta. Él se acerca más a ella, anhelando ese sabor tan dulce que tenían los labios de la chica. Podría hacer eso todos los días si era con ella. La amaba y no quería nada más que besarla a cada minuto, tenerla a su lado. No quería hacerlo, pero el chico se separó de ella para mirarle a los ojos y ambos sonrieron. Aunque Allie seguía igual de sorprendida que al principio. Los dos estaban en silencio, no sabían qué decir.

─¿Vamos? Acaban de abrir, mira ─dijo Allie, señalando a donde se encontraba el señor del día anterior haciendo los preparativos.

─Sí, vale. Buena idea ─respondió Javier después de haberse girado para mirar a donde su amiga le había señalado.

Se levantaron los dos del banco y se dirigieron al muelle sin soltar ni una mísera palabra. Ambos seguían sorprendidos por lo que había pasado, aunque había una pequeña diferencia. Javier estaba feliz y Allie estaba confundida, intranquila; pero como siempre, se mostraba calmada y contenta. El chico le dio el dinero al hombre, que les ofreció un traje de buceo a cada uno de sus respectivas tallas. Tras comprobar que las tallas eran correctas, fueron a los vestuarios que estaban al lado del muelle, dentro de una cabaña de madera.

Ya en el vestuario, Allie se quitó la chaqueta y vio las vendas. Se había olvidado completamente. Intentó no pensar en aquel momento, por lo que se vistió lo más rápido que pudo. Dejó todas sus cosas en la taquilla que les habían dejado, menos la cámara de agua, que la llevaba consigo en todo momento. Salió de la cabaña, donde estaba Javi fuera esperando.

─Estás guapísima ─comentó Javier con una sonrisa al girarse para ver que su mejor amiga había salido del vestuario.

─Cállate, idiota. Me queda fatal... ─Allie le dio un puñetazo suave a su mejor amigo, sonrojándose al mismo tiempo.

Javi se rió de su amiga, le encantaba que fuese así, pero deseaba que ella viese también lo que él veía; deseaba que viese lo hermosa que era. La cogió de la mano y ella se dejó, sonriendo a su amigo. Fueron juntos hasta la zona de buceo, sin separarse ni un segundo y se prepararon para meterse al agua.

Cuando ya están preparados, a lo que tardan unos dos minutos, se meten al agua que, cómo no, está congelada. Allie grita de lo fría que está pero se ríe. Sin que se de cuenta, Javier va detrás suya y la empuja para que entre al agua y a continuación él se tira con ella.

─¡Te odio! ─exclamó Allie al salir del agua, y le hace una aguadilla a su amigo.

Ambos se ríen, pero el tiempo de juego se acaba cuando recuerdan que tan solo tienen una hora para poder sacar fotos y demás. Se sumergen y, cada uno por su lado, sacan fotos de todo lo que ven. Es un paraíso, algo increíble para un simple lago de un pequeño pueblo.

Cuando ya se les acabó el tiempo, salieron del agua, satisfechos los dos con las fotos que habían sacado. Se dirigieron al vestuario de la mano otra vez. Ella estaba contenta, pero algo inquieta. No sabía qué decir o hacer. Él era su mejor amigo y no quería hacerle daño, pero tampoco quería hacerle ilusiones. ¿Qué debía hacer? Entraron cada uno en su vestuario y unos diez minutos después salieron, uno antes que el otro. Claramente, había sido Javi el que salía primero de la cabaña.

─Ya te cuesta, eh. Venga, ¿qué quieres hacer ahora? ¿O prefieres ir a casa?

─Pues... ─Alle miró pensativa su reloj─, podemos ir a dar un paseo, que no es tarde.

─Vale. Ven, te llevaré a un sitio que me gusta mucho. ─Javi la volvió a coger de la mano y empezó a andar rápido.

Allie se rió y acelerando un poco el paso, consiguió alcanzar a su amigo. Unos minutos después de haber estado paseando por el parque, hablando y riéndose juntos, Javi se detuvo.

─¿Qué ocurre? ─preguntó Allie, a quien se le desvaneció la sonrisa.

─Nada, tonta, no te preocupes. Tápate los ojos, tengo una sorpresa para ti ─aclaró Javier, que le tendió un pañuelo a la chica para que se tapase los ojos con él.

Ella lo cogió extrañada y se lo puso con la ayuda de Javier. Para guiarla sin que se chocase, el chico la cogió de la cintura. Allie reconoció que estaban en un pasadizo un tanto estrecho. Tenía que agarrarse a los lados del pasadizo, callejón o lo que fuese, para no caerse, con la ayuda de Javi que seguía cogiéndola por detrás.

Pocos segundos después llegaron al lugar deseado, donde Javi le quitó finalmente el pañuelo a Allie, la cual se quedó asombrada al ver el lugar donde estaban.

─Es precioso... ─murmuró la chica, que aún estaba boquiabierta observándolo todo.

─Tanto como tú no lo es ─comentó Javi, poniéndose en frente de la chica.

Ella ya sabía lo que pretendía, pero tampoco hizo nada para pararlo. Él la cogió de la cintura y le colocó un mechón de pelo que aun estaba mojado por detrás de la oreja. Se acercó a ella y le volvió a besar. Esta vez, la chica no tardó en reaccionar. Rodeó sus brazos por el cuello de su mejor amigo y le besó de vuelta, pero esta vez el beso era más rápido, más apasionado. Contenía más sentimientos que el anterior, sobre todo por parte del chico.

Después del beso se sentaron frente al pequeño claro de agua cristalina, que estaba cubierto por enormes árboles que impedían la entrada de la mayoría de la luz solar, tan solo algunos rayos conseguían colarse por las verdes hojas de aquella utopía. Una pequeña cascada fluía al fondo del claro, pero no se podía percibir bien de donde provenía el agua, ya que el hueco estaba tapado por las plantas que ahí crecían. Un grupo de ranas saltaban de nenúfar en nenúfar, creando una sensación de movimiento increíble. Las libélulas que volaban de un lado al otro, inquietas, rápidas, daban colorido al paisaje. Y entre los juncos se escondían patos y cisnes, de los que había también en el lago del parque, que completaban la belleza del lugar. Asomaban las cabezas, algunos salían de su escondite, asegurándose de que no había peligro y volvieron a nadar todos en grupo hasta el centro del claro, donde sumergían la cabeza en el agua. Los pequeños patitos seguían a su madre, que no hacía nada más que dar vueltas por el agua, en busca de algo de comer para sus bebés.

─¿Entonces qué? ─preguntó Javi de la nada.

Su pregunta se quedó flotando en el aire unos segundos un tanto largos, mientras que Allie reflexionaba lo que quería decir con aquello.

─¿Qué? ─Fue lo único que salió de la boca de Allie, que aún estaba confusa.

─Nada, da igual ─aseguró el chico con una sonrisa, que se había pensado mejor todo eso.

El silencio que antes era maravilloso, se había tornado algo incomodo tras la pregunta misteriosa de Javi, que había quedado sin contestar. La chica abrió la boca para decir algo, pero, al igual que antes su amigo, se lo pensó bien y no dijo nada, soltando un suspiro en vez de hablar.

─¿Qué ibas a decir? ─preguntó el chico, que se había cerciorado de que su amiga tenía intención de decir algo.

─Nada ─dijo Allie sonriendo.

 ─Ya, claro. Venga pequeña, dime que ibas a decir ─suplicó el chico, que parecía que no se iba a dar por vencido.

─Vale..., te iba a preguntar a ver si te podría contar un secreto.

─Claro que puedes, ya sabes que yo no cuento nada. Soy una tumba ─aseguró, haciendo como que pasaba una cremallera por encima de sus labios, símbolo de que no diría absolutamente nada.

─Vale. Pero no te enfades, por favor.

─¿Por qué me iba a enfadar? ─El chico se estaba empezando a preocupar.

─Por esto... ─Allie reunió el coraje suficiente y se remangó la manga de la chaqueta.

Javier estaba aún extrañado. ¿Qué estaba haciendo su amiga? Entonces se dio cuenta de la venda que rodeaba su brazo, la cual la chica retiró, dejando ver los cortes que se había hecho ella misma hacía unos días.

─Joder... Pero, ¿por qué? ─Javier estaba en blanco.

Quería decirle millones de cosas y preguntarle otro millón de cosas más, pero las palabras no salían de su boca.

─No lo sé... No sé que me pasó. Estaba cabreada con mi padre, con todo. Estaba triste y esta parecía la única solución en el momento.

─¿Por qué estabas enfadada con él?

─Le culpó a mi madre de la muerte de mi hermana ─confesó ella, tras un largo suspiro.

─Mis ojos no creen lo que ven... No lo vuelvas a hacer, por favor ─dijo él, agarrándole las dos manos a la chica y mirándole a los ojos, pero ella apartó la mirada de la suya.

─Ya, pero es que me relaja, no sé... Es difícil de explicar, dudo que lo entiendas.

─No, no lo entiendo. No lo vuelvas a hacer, prométemelo. Odio que te hagas daño.

─No te puedo prometer nada, Javi. Es fácil decir que no lo voy a volver a hacer, pero es difícil hacerlo. De verdad que sé que no es la mejor manera, pero es que me alivia tanto...

─Ya sé que no es fácil, pero al menos inténtalo. Ya sabes que yo te voy a ayudar.

─Lo intentaré, pero no puedo prometer nada.

─Vale... ─Javier suspiro, se sentía derrotado─. ¿Quieres que nos vayamos ya?

─Sí, como quieras.

El chico asintió. Recogieron sus cosas del suelo y comenzaron a caminar, dejando el parque atrás. El tiempo había pasado volando, eran ya las siete y media, pero parecía que habían estado juntos tan solo unos pocos minutos. Estaban ambos destrozados, pero lo enmascaraban con una sonrisa en la cara. En la vuelta a casa no se dirigieron ni una palabra más ni fueron cogidos de la mano. Allie se sentía mal porque sabía que había hecho daño a su amigo, pero si no lo hubiese hecho el remordimiento le estaría comiendo internamente, necesitaba decírselo a alguien y finalmente había reunido el coraje para contárselo a uno de sus amigos.

Minutos después llegaron a la casa de Allie, donde se despidieron.

─Bueno... Supongo que esto es un adiós ─dijo ella, sonriendo.

─Eso parece. Gracias por hoy. Hasta el lunes ─respondió él, igual de amable que ella, regalándole una sonrisa.

El chico dio media vuelta y se marchó, mientras que Allie abrió la puerta de su casa y entró apurada. Necesitaba contarle todo lo que había ocurrido a su mejor amiga. No había tiempo ni de ducharse ni de cambiarse. Corrió a su cuarto donde dejó todas sus cosas y cogió el teléfono. Menos mal que tenía a su mejor amiga en el marcado rápido.

─¡Hombre, Al! No esperaba una llamada tuya hoy. ¿Qué te cuentas?

─Tía, no te vas a creer lo que ha pasado...

─¿Qué ha pasado? ¡No me dejes con la intriga! ¿Has tenido la cita con Javier? ¡A que es eso! Si es que soy adivina.

─Lu, calla y escúchame.

Allie le contó a su mejor amiga con pelos y señales todo lo que había pasado con Javier en esa tarde. Se sentía mucho mejor después de habérselo contado, pero aún se sentía mal por haberle besado de vuelta. Ni siquiera sabía por qué se sentía mal. ¿Quizás porque no le gustaba? No lo sabía y tampoco quería saberlo por el momento.  

─Dios mío. Te dije que le gustabas, ¿o no? ¿Y si ahora te pide salir?

─Que me haya besado no significa que le guste, Lu. Y no me hagas ni pensar en lo de salir, ya me monté demasiadas paranoias con eso. Y, además, me queda otra cosa que contarte...

 ─Lo siento, pero fue él el que te preguntó a ver si habría algo más después del beso. Yo lo dejo en el aire. Y ahora cuéntame qué es lo otro.

─Créeme que recuerdo perfectamente lo que me dijo, no me lo tienes que recordar. ─Hizo una pausa para coger aire─. Lo otro te lo contaré en persona.

─A la próxima que me vayas a contar algo en persona, intenta no dejarme con la intriga ─dijo Lucía, fingiendo estar indignada─. Entonces me toca ahora a mi contarte algo. Iba a esperar al lunes, pero ya que estamos puestas, te cuento.

 ─Vale, ¿el qué?

─Antes de nada, ya sé lo que me dijiste y ya sé lo que dije, pero no he podido evitarlo. Me gusta Luke.

─Lu... ─suspiró Allie.

─Sí, sí, ya sé que me vas a decir que soy tonta y estúpida, ya me he atormentado mucho con ello, no hace falta que me lo digas tu también. Es que no sé, no quería que pasara esto, pero es tan... Ay ─confesó la chica, soltando un suspiro─. La palabra perfecto se le quedaría corta.  

─Lucía, no eres tonta ni estúpida ni nada, eso lo primero. Lo segundo, yo no te voy a decir de quién debes enamorarte y de quién no, porque es tu vida y tu decides no yo. Pero lo que sí te puedo dar es mi opinión, y esa es que Luke no es la mejor opción, porque será todo lo mono que quieras, pero es muy mayor para ti y hasta puede que tenga novia o esté casado. Y no te lo digo a malas, pero es que no quiero que sufras, no quiero que te pase nada malo, Lu.

─Bueno, más malo que esto creo que no hay, porque ya me he pasado unos días llorando porque sé que no va a haber nada entre nosotros, y no porque él no quiera, sino porque es imposible.

─No sé, Lu... No quiero que estés así. ─Allie se paró para pensar en algo─. Hablar con él no sé si va a ser una buena idea y la otra opción es que te olvides de él, que aunque no sea fácil, va a acabar siendo lo mejor.

─Vale, tienes razón, intentaré olvidarme de él... En fin, tengo clase de ballet ahora, ya hablamos en otro momento. Te quiero, chao.

─Y yo a ti, hasta mañana.

Allie colgó el teléfono y lo dejó en su sitio. Ahora que se había quitado eso de encima, fue a darse una buena ducha, porque era lo que necesitaba en ese momento. Después de la ducha se secó el pelo y se puso ropa limpia. Allie deja el teléfono en su sitio y va de vuelta al baño. Se viste y se seca el pelo.

Se observa al espejo. Ya no es la misma que era hacía un año. Aquella felicidad se había quedado atrás, junto con su hermana. Aquella vitalidad que siempre tenía, ahora se había convertido en un insoportable cansancio constante. Echaba de menos esa parte de ella. Ahora el espejo reflejaba a una adolescente triste, melancólica. No quedaba rastro de las mechas azules que decoraban sus rizos a principio de curso.

No sabía qué hacer, así que se alisó el pelo. Así parecía más mayor, ya no parecía una niña. Ya no era una niña.

*****

El lunes no tardó en llegar, y las horas no tardaban en pasar. Estaban en el recreo cuando Lucía se fijó en que Luke estaba allí. Sabía que había prometido olvidarle, pero no podía, necesitaba hablar con él, aunque fuese de algún tema intrascendente.

─Buenos días, Luke. Solo me pasaba para decirte que me encantan tus clases ─comento Lucía con toda la confianza del mundo.

─Gracias, Lucía ─agradeció con una sonrisa, pero que poco después se desvaneció cuando el joven comenzó a toser.

 ─¿Estás bien?

─Bueno. Estoy cogiendo algún virus creo, pero nada grave. Seguiré viniendo a dar clase a menos que esté muy mal..

─Vaya, pobre... Tendrían que dejarte descansar, así te pondrías bien antes.

─Ojalá fuese así, pero me temo que no pequeña. ─Él rio por el comentario de su alumna. Era una de sus preferidas ─. Y ahora me voy yendo que tengo que hacer unas fotocopias, que te sea leve el día, hasta mañana.

La chica lo saludó con la mano y se quedó observando cómo se alejaba hasta las puertas del instituto para subir a la sala de fotocopias. Estaba tan ensimismada que ni se enteró de que su mejor amiga estaba a su lado.

─Lu, tía, estás empanadísima. ─Allie la arrastró del brazo hasta unos bancos, mientras que Lucía seguía concentrada en las puertas por las que acababa de pasar Luke.

─Es que es tan...

─Sí, sí. Ya lo sé, no hay día que no hables de sus ojazos y del culo que tiene. Hija, podría escribir una novela con tan solo lo que me dices de él. Podría titularla Luke. Sería un best-seller. Yo lo veo ─dijo Allie, burlándose de su mejor amiga.

─Ja, ja. Si quieres que me calle, pues me callo ─respondió Lucía indignada por la burla de su amiga.

─No he dicho que te calles, Lu ─aseguró Allie, aguantando la risa.

─No, pero lo insinuabas. Ahora hablemos de tú "amor", Mike.

─¿Qué pasa con él? ─Miró expectante a su amiga, que no decía nada─. Ya no me gusta tanto, sinceramente.

─Bueno, un comienzo es un comienzo. Entonces, ¿quién te gusta, eh?

─Él, pero ya no tanto como antes.

─Halando del rey de Roma ─Lucía señaló discretamente con la cabeza a una pareja que estaba a punto de pasar por delante del banco, a cierta distancia.

Mike y Nicky se detuvieron frente a ellas dos y Allie juró ver una sonrisa pícara dibujada en la cara de la chica esa.

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