El gran robo


1

-¿y qué hiciste al respecto?-preguntó Terence.

-no quiero hablar del tema...-dije dándole un sorbo a mi café.

-no te sientas mal...-puso su mano encima de la mía-primero, era bastante más fácil que resistirse... o eso creo... y segundo, es tu mejor amigo ¿no? Y en mi opinión, el sexo entre amigos ayuda a fortalecer la amistad.

-si tratas de consolarme pues resulta poco.

Terence me invitó a salir en mi día libre, ese día no tenía clases las cuales administrar y pudimos estar juntos desde la mañana, la estábamos pasando muy bien, ahora, estábamos sentados en el Plaza Arlesdale Café, empezó a preguntarme que fue lo que sucedió aquel día en el borde de la carretera.

-para ti es fácil decirlo-expresé.

-no tanto cómo piensas.

-...

-es una larga historia, pero mantendré el secreto-miró picaronamente.

-deja de ser tan coqueto-bromee.

-lo mismo va para ti-y reímos.

-¿qué tal que si levantamos campamento?-preguntó.

-claro-respondí-vamos.

Caminamos al lado del rio, sin hablar... sentía el ambiente relajado y muy coqueto, el llevaba las manos en sus bolsillos y yo solo llevaba la mano izquierda en dentro del bolsillo, sacó su mano y con sus dedos acarició la mía. Lo miré sonrojado, de a poco entrelazó sus dedos con los míos. Me limité a sonrojarme y no hacer comentarios.

-pareces un tomate-se reía tiernamente.

-...

-eh... je je...-me miró-pensé... que era lo que querías...

-pues sí... de manera interesante.

-yo sé que te gusto Alex, no tienes que esconderlo-y se apegó a mí.

-Terence... pues...

-oye, te diré algo, si quieres estar junto a mí solo debes salir conmigo, yo creo que aún debemos conocernos más.

-pues... trataré de hacer-y sonreí bobamente.

Caminamos hasta la estación Toryrec, la cual era de metro. Esa línea tenía parada en el puente NussHarbor, el cual era el paso elevado que conducía a Manantial Rivers. Bajamos por los iluminados y concurridos pasillos. Los túneles de bajada estaban hechos con piedras de mármol, todo decorado con adornos artísticos y mármol blanco. Nos colocamos en el andén esperando a que llegara un tren, no pasó mucho tiempo para que llegará, abrió sus puertas y nos miramos.

-bueno es hora-dije.

-lo sé-se acercó a mí y me dio un beso.

-nos vemos otro día-dije semi-sonrojado.

-llámame-guiñó un ojo y se fue en el tren.

Salí al exterior, presenciando un hermoso tono azul junto con anaranjado del ocaso. La brisa era fresca y agradable al pelaje, decidí irme por la avenida principal, viendo a los trenes pasar y viendo la transición de los locales entre su modo día y su modo noche, pasé frente a una patrulla y me saludaron, "hola Fothen".

Llegué a mi hogar, subí hasta la planta doce, entré a mi departamento y bebí un poco de leche.

-hola papá-saludó Max.

-hola hijo ¿cómo va todo?

-bien, aquí veía algo de televisión aunque realmente está todo muy aburrido ¿y tú?

-pues diría distinto a ti, la pasé muy bien-y me senté para seguir bebiendo la leche.

-me alegro, mañana estás en servicio ¿no?-se sentó conmigo.

-sí, supongo-respondí terminando mi vaso de leche-y por lo que me han contado, tú volverás mañana al equipo de Rugby ¿no?-su estado cambió instantáneamente. Lo llevé varias veces a control médico y dijeron que no podría jugar por mucho tiempo hasta que sanara por completo.

-¡sí! ¡Por eso éste maldito día ha sido tan aburrido! ¡Ya tengo ganas de ir y destrozarles la cara!

-si pero es bastante injusto-dije riendo.

-¡¿Qué tiene de injusto?!

-bueno... digamos que mides más o menos uno setenta, tu musculatura es mayor que el promedio, pesas cómo ciento cincuenta kilos y... tienes fuerza de bestia.

-bueno, supongo que son las ventajas de ser un toro-dijo encogiéndose de brazos.

-algún día matarás a alguien con los cuernos.

-pff, ¿para qué crees que son los casquetes?

-ya está bien, entendí lo que quisiste decir.

2

Al día siguiente me levanté y vestí con mi uniforme policial, eran alrededor de las seis treinta de la madrugada, salí al comedor a preparar desayuno. Max estaba dormido aún, encendí la televisión a ver si el ruido lo despierta. Puse el noticiero matutino, la presentadora habitual había sido cambiada por un guapo leopardo de nieves y a su lado había un chico orca. Pasaban las cosas importantes del día anterior y de la mañana.

-en otras noticias, hubo un asalto cerca de Wolly Shore, afortunadamente nadie salió herido y los agresores serán formalizados hoy-miró el escritorio y volvió a hablar-¿están emocionados? Se acerca el festival Barforiano, los preparativos empezaran hoy, recuerde tener cuidado y traer consigo el espíritu de esta festividad.

Cómo era de esperarse Max se despertó por el ruido del televisor, venía vistiendo unos boxers purpura y una cara de sueño realmente tierna.

-buenos días dormilón-le di un beso en la frente.

-ay papá... es muy temprano...-se tallaba los ojos.

-bueno, al que madruga Dios lo ayuda ¿no?

-cómo sea...-bostezó y se sentó.

-oh vamos, solo piensa en que pasará hoy, estarás corriendo por el campo con el balón en tus manos y seguramente harás varios goles-se recostó sobre la silla.

-lo sé, eso me reconforta un poquito.

-vas a quedar molido-mencioné dándole un sorbo a mi leche.

-bueno... quizás sí, pero he estado yendo al gimnasio también, tan mal no estoy...-y le dio un mordisco a su tostada.

La mañana transcurrió sin problemas, el colegio de Max quedaba paso a la jefatura, por lo que todas las mañanas lo llevaba al colegio. Siempre en la puerta estaban sus amigos esperándole, junto con Josh, era algo intrigante que fueran amigos, nunca se cayeron bien... pero de todos modos no son mujeres, por mi está bien. Continué mi camino a la jefatura, no hubo mucho que ver, aunque, en una esquina solitaria vi al mismo león que he visto siempre, sus guantes y ropa estaban teñidos de rojo. Manipulaba unas bolsas de basura.

Me detuve a observarle un poco, de mi presencia ni cuenta se había dado, observé alrededor de tres minutos y luego voltee a buscar mi radio. Al encontrarlo volví a buscar al chico misterioso pero no estaba por ningún lado. Esperé... pero nada, gruñí para mis adentros y continué camino.

Llegando a la jefatura hice lo habitual, me bajé de mi auto y encaminé hacia el comedor. Algunos oficiales se quedan toda la noche aquí y, como es de esperarse, otros no tomaban desayuno en sus casa. El turno nocturno le tocó a Okuro y como era mi amigo quise acompañarlo, en una mesa estaban Okuro, el jefe, Connor, Laquisha, Ali y Julia. Con Julia la cosa ya había cambiado, pero no tanto. Saludé y me senté.

-¿Qué tal todo?-pregunté.

-pues muy bien-respondió Connor.

-aquí disfrutando-decía Ali.

-¿saben? Hoy me pasó algo raro de camino hacia acá-les miré de pasada-vi a un león que lo he visto varias veces alrededor de la ciudad... estaba manipulando unas bolsas de basura y juraría que sobre su ropa... había sangre...-Leshawna se sentó al frente mío, no me di cuenta, era bastante corpulenta y algo rellena, su peinado hoy eran unas trenzas africanas tomadas en una cola de caballo.

-ah pues aunque no lo creas nene-movía mucho sus manos y su cuello-yo también lo he visto, anda husmeando por ahí por Maron Top-Maron Top era la calle de mi hogar.

-bueno...-contestó Julia-hemos estado recibiendo llamadas de gente diciendo que hay un león que está acechando varios lugares de la ciudad, ¿no es así Shawna? Desde todos los asesinatos la gente se siente insegura-Ali parecía nerviosa.

-¿me disculpan un momento?-y se levantó, caminando rápido hacia la salida.

-mmmm, esa perra está loca-dijo Leshawna moviendo su cuello.

-¿no creen que Ali está actuando demasiado raro?-preguntó el jefe.

-pues sí... siempre anda hablando al teléfono, el otro día encontré coordenadas de una vieja bodega en su escritorio...-agregó Connor. Intenté entender, no quise agregar nada más ya que no sabía mucho del tema, me levanté y fui a la barra a buscar unos pastelitos.

-buenas-saludé-¿quedan pasteles de chocolate?-el chico que me atendió nunca lo había visto, era un puma muy lindo.

-obvio sí, solo espera a que salgan-su acento era extraño, su ingles no muy fluido-¡oye papi! ¡Dale duro a esos pastelitos papi, apura y tráelos pa' acá!-estaba hablando en español.

-disculpa... ¿eres nuevo?-pregunté.

-no, ósea sí. Trabajé aquí antes, pero me fui y ahorita volví. Me llamo José Alfredo, pero todos me dicen "El Diablo".

-tú no eres de aquí ¿cierto?

-no, soy Colombiano junto a mi manito' Luis Alberto, a menos que te moleste el hecho de que sea Sudamericano.

-¡oh no cómo crees! Es solo qué... bueno no te había visto-estiré mi mano-soy Fothen, Alex Fothen.

-oye parcero, aquí tienes los pastelitos recién saliditos del horno.

-hola-saludé. No le entendí mucho, solo un poco.

-hola-me estiró su mano-yo soy Luis Alberto.

-Alex Fothen-le estreché.

-bueno chicos...-tome mi trozo de pastel-voy a sentarme, mucho gusto conocerles.

-nos vemos papi.

Caminé de vuelta a mi lugar y nos pusimos a conversar. Después de bastante rato llegó Ali con su mirada de cachorrito regañado. Se sentó y cómo siempre Julia quiso interrogarla, pero ella se negó a responder todas sus preguntas.

3

Nos tocó patrullar la Great Empire Avenue, varios trenes iban y venían, el transito pasó espeso en algunos momentos. Multamos a varias personas, algunos mal estacionados y otros caminando por la calle cometiendo infracciones. Aunque no había pasado nada más interesante. En los últimos seis meses no hubo ninguna persecución, me hubiera gustado que hubiera otra, jamás había sentido más emoción en mi vida. Pero me tuve que quitar esa idea de la cabeza.

Eran apenas las dos de la tarde, el ambiente se estaba poniendo fresco, no hacía frio, pero daba escalofríos. Miré a Connor, quien solo suspiro del aburrimiento. De pronto se escucharon varios gritos, cuando estos acabaron instantáneamente empezaron otros que decían "¡¡POLICÍA, POLICÍA!!" a lo que nosotros reaccionamos y empezamos a buscar de dónde provenía el llamado. Buscamos bien y vimos que un castor de edad avanzada gritaba para pedir nuestro servicio, buscamos bien y vimos mejor y había un chico que corría con una caja grande, no se veía bien que era, pero empezamos a correr. Bloqueamos la patrulla y salimos a la persecución.

-¡alto!-grité-¡policía de Backford!

-¡Alex, prepara el electrochoque!-sacamos las pistolas de alta tecnología y las ajustamos en electrochoque, la multitud no ayudaba, estuvimos bien cerca del joven pero no lo pescábamos-¡ahora Fothen!-disparamos las pistolas, los cables volaron entre la multitud dando en blancos. Connor se acercó a ver al chico que estaba tirado en el suelo.

-¡está detenido, tiene derecho a guardar silencio, si no tiene abogado se le concederá uno!-Connor lo esposo, levantó la mirada hacia mí y bajó las orejas.

-Alex... tu pistola está eh... los cables aún están en acción-seguimos los cables hasta llegar a una niña desmayada en el piso y a otra gritando.

-¡mataste a Sharon!-desactivé la pistola y me puse blanco.

-no está muerta... solo está desmayada-por desgracia tuve que ayudar a reanimar a la niña.

-casi te mueres perra-le decía su amiga a Sharon.

-aún me duele el cuerpo cerda, así que no molestes-y se fueron tranquilas.

Connor, el joven ardilla y yo fuimos hasta la patrulla, tuvimos que devolver las vasijas de plata que éste había robado, valuadas en cuatrocientas mil libras. Metimos al chico a la patrulla y fuimos de nuevo a la jefatura, a encerrar por cuarenta y ocho horas al pobre chico, a menos que pagaran su fianza.

Al cerrar la reja, el chico lloraba en su asiento, le dijimos cómo cien veces que debe pensar más en sus actos, pero de todas maneras no dejaba de llorar, también le pedimos repetidas veces el número de su madre, pero tampoco hablaba al respecto. Salimos del lugar y fuimos directo a la cafetería a almorzar. Nos sentamos y comenzamos a comer de lo que había, para ser sincero, los dos pumas cocinaban muy rico. Por lo que Connor me contó, ambos tenían rango de oficiales y podrían salir en cualquier momento con nosotros.

4

El tren principal de las mercancías se dirigía al distrito comercial, lo estaban cargando en los muelles. Cajas llenas de lechugas, tomates, zanahorias, maíz, repollos, cerezas, melones, etc. Le cargaban relojes y antigüedades mixtas, otros vagones iban cargados con video juegos, y otros cargados con suministros de carnicería, esto último iba en el vagón frigorífico.

Una vez todo listo, el maquinista y el fogonero acercaron la locomotora al tren, avisaban el retroceso tocando la campana. Una vez estuvieron acoplados, los funcionarios engancharon la locomotora al tren, el humo negro de la chimenea inundaba vagamente el aire, los cilindros a los costados desplegaban toneladas y toneladas de niebla blanca. Todos los funcionarios hablaban a gritos, la temperatura de la caldera estaba excedida y el fogonero liberaba la presión de vapor dentro de los cilindros para que no hubiera una emergencia a largo plazo, ya sea un cumulo de presión que detenga las válvulas o una explosión en la cabina por parte de las válvulas. El silbato del guarda sonó, agitaron la bandera verde y el tren partió, resoplando nubes de humo y vapor.

Se mantuvo constante a una velocidad de noventa kilómetros por hora, la clase de locomotora que viajaba por los rieles era una GER B12 de color verde,

 nada se interponía en el camino, todas las señales estaban en verde, el lobo maquinista hizo su clásico silbido, mientras el fogonero paleaba carbón a la caldera. Entre los dos intentaban mantener el inyector estable, una de las cosas que más costaba.

Mientras tanto, en el banco Nacional.

Este banco estaba en una calle cerrada, frente al museo de historia natural, al lado derecho de este estaba la avenida Bakery, la cual llevaba al distrito comercial B, lugar donde se venden recuerdos y cosas de entretención y en el distrito A se venden cosas de jardinería, vegetales, comestibles, etc. La calle estaba hermosamente adornada con plantas y cosas parecidas.

Por el lado A de la calle Bakery había un automóvil con un equipo dentro de este: una loba, un lobo, un tigre, un dragón, un caballo y una leopardo, estaban todos dentro del vehículo esperando la hora exacta, todo estaba planeado, hasta habían creado una "cortina de humo" con la cual podrían escapar fácilmente.

-supongo que ya vendrá-decía la loba muy seria.

-lo hemos planeado por años, todo ese platino-el dragón trataba de no llamar la atención.

-¡chicos! ¡Hay que prepararse! ¡El tren está en la parada!-mencionó el caballo.

Tren N° 61572, ruta "Prados Verdes"

El tren bajó su velocidad, por los lados empezó a salir vapor y el humo negro dejó de bombear por la chimenea, la señal del paso elevado estaba en rojo. Cerca no había ninguna caceta de señales para preguntar, desde la maquina intentaron comunicarse con el guarda pero no se pudo. Después de varios minutos de arriba del puente saltó un dóberman y bajó volando un cacatúa azul, ambos estaban armados.

El lobo maquinista y el caballo fogonero no tenían armas, el fornido fogonero tomó la pala dispuesto a golpear al que fuera a atacar a su amigo lobo, quien tomó dos trozos de carbón duro para lanzar. El vapor y humo bloqueaba la visión de los atacantes. Al fogonero se le ocurrió cerrar el flujo del vapor para hacer presión y escapar fácil. Cerró el inyector y destrabó el freno de mano. Atrás de ellos justo dentro de la cabina cayeron los dos atacantes, ambos armados con armas cortantes, el perro también llevaba una nueve milímetros. El equipo de la locomotora soltó sus armas y levantaron las manos, el traje militar del maquinista estaba mojado, su sudor era mucho, en cambio, el fogonero solo llevaba un overol verde, el cual mostraba su cuerpo en el pecho y los brazos (lo usaba por el calor de la cabina).

-¡que belleza!-exclamo el perro-¡dos cuellos llenos de sangre, que podré desparramar!

-por favor...-decía el maquinista-tomen lo que quieran y váyanse...

-no queremos problemas-dijo el fogonero.

-¡ay cosita!-exclamó afeminadamente el pájaro-¡cortémosles los dedos y vámonos!

-por favor...-el maquinista casi chocaba contra las puertas de la caldera.

Después de todo, los ladrones solo los amarraron de brazos y piernas y los lanzaron a un lado de las vías.

-sabes qué...-el perro pensó un momento-no se ven bien-y les dio un disparo en las piernas a cada uno, los dos pobres, chillaron estrepitosamente.

-¡adiós!-exclamó el pájaro.

Ambos tantearon los fierros de la cabina, empujaron uno prominente que había al lado derecho pegado al piso y el tren empezó a avanzar. Los dos polisones empezaron a celebrar gritando y pateando lo que tenían dentro.

El tren cada vez avanzaba más rápido, cien kilómetros, ciento diez, ciento veinte, ciento treinta, ciento cuarenta, ciento cincuenta kilometros, los pasos de vapor estaban cerrados y las válvulas estaban acumulando mucho vapor. Abrieron las puertas de la caldera y el dóberman no paró de palear carbón. Ellos no entendían lo que hacían, toda el agua del tender estaba yendo rápidamente a la caldera, evaporándose y creando presión. Avisaron a su equipo que podrían empezar con el golpe y continuaron en la locomotora haciendo estragos.

Después de un rato dentro, en el costado izquierdo una luz roja con un pitido empezó a sonar "bip... bip... bip..." los ladrones no prestaron atención a esta. Después de un rato lo lamentarían, faltaban veinte kilómetros para entrar a la ciudad, la luz roja empezó a sonar más rápido "bip bip bip bip". Fue entonces cuando los dos ladrones le prestaron atención, la golpearon a ver si se apagaba pero no pasó nada. "Bipbipbipbipbip", tomaron su teléfono y llamaron a su equipo.

-¡falta poco para nuestra cortina de humo!-exclamó el pájaro.

-¡entraremos!-exclamó la loba.

Faltaban poco kilómetros para entrar a la ciudad, el pitido de la luz ya no era separado, ahora estaba siendo uno continuo "¡CALLATE YA!" exclamó el perro con violencia... se calló... la alarma de presión finalmente se calló... las válvulas se soltaron un poco; vapor a presión salió desde las mangueras metálicas. Ambos chillaron con terror, las válvulas explotaron quemándolos con el vapor y casi seguido, explotó la caldera, envolviendo la cabina en una bola de fuego. El pájaro azul chocó contra los comandos y quedó pegado al metal caliente, el dóberman rodaba en el piso intentando extinguir el fuego, pero era imposible. La locomotora iba a una velocidad imparable. Al cabo de un rato solo eran dos cuerpos rostizados.

Banco Central.

El banco estaba relativamente vacío, el equipo sacó del maletero armas: escopetas, rifles de asalto, bengalas, granadas y bombas. Caminaron llamando completamente la atención, el tigre desde el auto desactivó el sistema de seguridad del banco, el equipo entró usando máscaras y ropa de un solo color, dispararon al aire y asaltaron a las cajas. Todo el personal y el público se tiraron al piso, inmovilizaron a los guardias en el piso y empezaron la extracción de dinero.

5

Estábamos sentados en descanso cuando todos los radios empezaron a sonar, era una sonajera de estática con algo de voz, después de un momento se escuchó claramente lo que decía.

-¡¡10-200, 10-200 NECESITAMOS TODOS LOS REFUERZOS DISPONIBLES, CALLE BAKERY BANCO CENTRAL RÁ...!! ¡¡AGH!!-y se cortó la señal.

Nunca viví nada parecido a esto, pero todo el mundo corría dentro de la jefatura hacia el garaje a buscar patrullas, furgonetas y camionetas. Vi a Craig con nosotros correr también, algunos se dirigieron al helipuerto y otros a las guaridas de armas. Leshawna estaba en todos nuestros comunicadores, dirigiendo la arriesgada operación. Con ella también estaba Luis y Ali, quienes también hablaban por los comunicadores, dirigiéndonos por todo el lugar.

Helicópteros de la prensa volaban con cámaras siguiendo toda la operación de cerca, las fuerzas especiales también nos seguían. Ambulancias se veían salir de la escena del robo, dentro de mí se sentía algo, sentía un agudo dolor de estómago, un mal presentimiento me recorría entero, miré a Connor, quien iba conduciendo, por mi cara corría sudor y mi respiración era agitada.

-Connor...-dije nervioso-por favor, déjame aquí... ¡no puedo!

-¡cálmate!-doblamos por Bakery y nos paramos ocultos del fuego enemigo-mírame-me tomó la cara y me obligó a observarle-todo estará bien ¿sí?-no pude resistirlo, mi cuerpo me decía que iba a suceder algo malo, mientras me tenía agarrado me acerqué y le besé.

-para que tengas suerte-nos bajamos del auto, con todo el equipo encima y unas pistolas doble cañón de alta tecnología, nos cubrimos en unas patrullas que había en la zona, divisé al gato que nos llamó por radio, agonizando de dolor siendo atendido por un médico. Me asomé y le disparé a un tigre que nos disparaba en contra, los ladrones también llevaban equipo anti balas y ellos no estaban heridos como algunos de nuestro equipo, de pronto todos bajaron un par de escalones y empezaron a disparar con metralletas.

Tren de Mercancías.

La locomotora no se detenía, varios trozos en llamas saltaban hacia los vagones, un trozó de madera en llamas se alojó cerca del enganche de los vagones traseros. Las agujas estaban puestas de tal manera que el tren llegaría sin problemas al distrito comercial, los comerciantes estaban en los andenes esperando que llegara el tren.

Todo el mundo se apartaba de los cruces corriendo, la locomotora era un peligro para todos, cuando alcanzó la curva hacía el distrito casi se vuelca, casi todos los vagones pasaron limpiamente por la curva excepto los últimos, el trozo de madera aflojó los enganches y al doblar se rompieron y volcaron dejando a dos personas heridas. El resto del tren iba muy rápido por el pequeño callejón, todos corrieron apartándose de las plataformas. La locomotora arrasó con todo lo que había a su paso, destruyó casi por completo los andenes.

En frente del Banco.

Íbamos bien ¡logramos herir a dos de ellos! La lucha era encarnizada, pocos de nosotros estaban heridos, en un momento se acabó el tiroteo, los ladrones se quedaron parados mirando hacía la vía ferroviaria, nosotros hicimos lo mismo, miramos hacía la vía de dónde provenía un furioso "CHUFF CHUFF CHUFF". Gritos y nubes de humo negro se veían salir.

-¡nuestra cortina!-gritó el dragón.

-¡vamos!-la loba disparó con una escopeta de alta tecnología, robada de los galpones militares, las esquirlas se dirigieron a alguien... ese alguien mi compañero, un lobo de gran corazón... a Connor... las esquirlas impactaron en el pecho del lobo, levantando una ola de sangre, la cual quedó pegada a las escaleras del museo.

-¡¡¡NOOOO!!!-grité...

La locomotora destrozó los parachoques, se desplazó hacía el hotel Maximus, el lobo no se quitó a tiempo y se ensartó en el enganche de la locomotora. Éste canino quedó embarrado en la pared del hotel, la locomotora lo reventó contra la pared. Uno de los vagones se rompió cortándole la cabeza al dragón, otro de los vagones traía fierros los cuales volaron por el aire y uno dio en el estómago del caballo, el cual murió después de un rato. Finalmente uno de los vagones soltó una cristalería fina, la cual destrozó por completo a la leopardo de curvas y pechos grandes.

Corrí rápidamente a ver cómo estaba Connor, mi pobre compañero luchaba por respirar, su nariz y hocico estaban inundados en sangre, lo tomé y lo acosté en mi regazo, no pude evitar llorar.

-¡Connor, no! Cálmate ¡todo estará bien!-le acariciaba la cara.

-Al... Al... Ale...x gr... gra... gracias por... t... t... todo-y con un último esfuerzo dejó de respirar, cerró sus ojos y su alma se liberó de su cuerpo. Terminé lleno de sangre, abracé el cuerpo sin vida de mi compañero llorando.

"¡cuidado!" gritaron, de la nada, la locomotora se volcó mostrando ladrillos llenos de sangre. La única que sobrevivió fue la loba, quien corrió hacia la avenida principal, pasó a un montón de gente que había esperando en el cruce, se paró en medio de la vía, un toro le exclamó "¡señorita!" y ¡pum! Un tren expresó la hizo explotar a ciento diez kilómetros por hora. Un lobo y un tigre iban conduciendo.

-¿escuchaste eso?-preguntó Roger.

-solo fue un pájaro pequeño-afirmó Jake.

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HELLO My Bitches!

Como podrán ver, actualizaciones seguidas para poder, espero les haya gustado, falta poco para el final y... me siento triste por lo que hice. Recuerden, difundir, eso me ayuda mucho, gracias por leer, los adoro. 

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