El Cadáver

1

La cosa no era cómo lo pintaban, Shephard... Christopher Shephard era muy serio, no sonreía mucho y eso me asustaba, aunque lo que me reconfortaba bastante era que al menos no me hablaba, yo ya veía que le hablaba al tipo y me arrancaba la cabeza. Aunque le ganara en tamaño de cualquier modo podría matarme, sus dientes eran realmente afilados y una mordida directa al cuello sería mortal, pensar que podría terminar tirado en el piso rodeado de un charco de sangre me revolvía el estómago... De cualquier manera decidí dedicarme a la investigación, estuve reuniendo cierta información, busqué por todo los lugares reuniendo cosas sobre el avistamiento... pero claro, cómo no era un empleo en el cual yo era el jefe, tuve que dejar de trabajar en esa investigación.

-Shephard y Fothen, irán a patrullar cerca de los muelles en Shark Coast y si pueden ayuden a la unidad marina.

-entendido-y salimos

El viaje fue realmente largo. Aparte de que Shephard no estaba dispuesto a hablarme en ningún momento, el transito era horrible; embotellamientos por todas partes y gente que no sabe conducir. Encendimos la sirena pero no sirvió de nada, la gente seguía estorbando. El otro punto fueron los semáforos. Casi todos nos tocaban en rojo. Luego de eso fue un silencioso camino por la carretera, me encantaba el lugar por el cual íbamos, pero me entristeció el hecho de que Connor no estuviera conmigo para disfrutarlo... solo estaba Shephard, quien miraba por su ventana evitándome por ninguna razón. Estaba tan aburrido que estuve a punto de decirle "me tiré a Connor aquí" para ver cuál era su reacción... sinceramente pensar en eso me producía un pequeño remordimiento el cual no explicaré...

Finalmente doblamos a la derecha, un trecho con varios árboles hasta llegar a una verja mecánica, nos pidieron papeles de identificación y nuestros números de identificación, nos designaron un estacionamiento al frente de un pequeño edificio el cual parecía ser donde dormían los chicos. Un montón de aviadores sobrevolaban patrullando la zona. Y el resto estaban seguramente nadando cerca de las orillas. Nos bajamos del auto, el sol daba bastante fuerte a esa hora del día, aunque fuera otoño estaba haciendo mucho calor, aún no llegaba el frio. Amistosamente, se nos acercó un tiburón a saludar.

-¡hey! ¡Deben ser el equipo que ha enviado central!

-así es-respondí-yo soy Fothen...

-Shephard-interrumpió el canino.

-está bien, Fothen y Shephard, necesitamos de su ayuda, nuestros comunicadores tenían día libre hoy y parece haber ciertos problemas cerca de la orilla, necesitamos que nos ayuden a través de los radares.

-supongo que está... bien-dije.

-a la orden señor-y partió solo hacía la torre de vigilancia, yo fui junto al simpático tiburón.

-¿siempre está así?-me preguntó.

-es mi primer día con él... mi anterior...

-lo sé, Connor Wolf... amigo de la infancia.

-será mejor cambiar el tema-y guardé mis guantes de cuero.

Subimos las escaleras, abajó divisé lanchas aparcadas en el muelle del lugar, y más allá a las especies acuáticas, quienes nadaban libremente en trajes de látex apretados. Me senté en una silla frente a una pantalla amplia, la cual mostraba un radar del lugar por el cual nadaba el escuadrón policial, me coloqué los auriculares, arriba de nosotros había una pantalla en la cual se veía la actividad en video de los chicos. En sus trajes llevaban una cámara para documentar todo el procedimiento, solo veía a través del agua cristalina un montón de rocas, peces y algas.

-huelo algo...-dijo uno-es un olor... ¡ese olor!

-¡no puede ser!-gritó otro-¡Jones, Anniston! ¡Deténganle y sáquenlo de aquí!

-¡sangre, sangre, sangre!-gritaba forcejeando. Localicé en el radar un cuerpo extraño, fuera de lo común en el agua.

-¿Qué hallaste Fothen?-dijo Shephard al fin.

-no lo sé...-respondí inseguro.

Miramos por la pantalla que había arriba nuestro, había un pequeño rastro de sangre la cual estaba hacía un tiempo ya, se acercaron a unas rocas para ver que había. Arriba de un peñasco sumergido se encontraba lo que parecía ser un brazo, descansando sobre el peñasco, al parecer llevaba varios días en ese lugar, tenía un aspecto de putrefacción no tan avanzada, algunos peces habían estado devorándolo. Un poco más allá se encontraba lo que parecía ser el cuerpo entero... Era un toro de pelaje color marrón claro con toques blancos en sus brazos y rostro. Éste no se veía tan mal cómo lo que parecía ser su brazo... hasta que lo sacaron del agua.

Lo vi desde cerca, le faltaba un brazo, el cual lo colocaron a un lado del cadáver, le faltaba el ojo derecho y tenía un montón de puñaladas en todo el cuerpo. Su ropa estaba bastante rota y estaba hinchado cómo si fuera un globo, un globo muy asqueroso.

-¿se encuentra bien señor Fothen?-me preguntó un chico orca.

-s... sí... solo intento no vomitar cada cinco segundos-todos me miraban, mi pelaje parecía una hoja de papel.

-yo creo que será mejor que nos vayamos y reportemos el hecho...-dijo Shephard llevándome del brazo.

El condujo de vuelta a la jefatura, sentía correr por mi rostro gotas de sudor, intentaba no pensar en el hecho pero cada vez que lo lograba, pasaba por mi mente esa horrorosa imagen. Sentía un montón de nauseas dentro de mi estómago, el cual estaba todo revuelto.

-¿nunca habías visto un cadáver?-me preguntó Shephard.

-nunca uno tan...-empecé a toser.

-al principio es así, luego te acostumbras.

-que tranquilizador...-dije-¡detente... por favor! ¡PARA!-se detuvo al lado de la carretera, apresuradamente bajé y corrí a vomitar. Después de regurgitar mi desayuno, me enjuagué la boca y volví al auto, en el cual Shephard ojeaba una pequeña libreta.

-vaya...-decía.

-¿Qué es eso?-pregunté tosiendo.

-la libreta de Connor-dijo con un tono melancólico-fui... muy malo con él...

-déjame ver-me acerqué y observé lo que había anotado.

"11 de Agosto de 2013: hoy es uno de los peores días de mi vida, Shephard terminó conmigo... llegué como todos los días a saludarle... empezó a gritarme sin control, diciendo que soy de lo peor y que nadie desea mi presencia. Él decidió terminar nuestra relación y solo tuve que aceptarlo... yo le amaba"

-y que fue lo que sucedió...-pregunté.

-es una historia bastante larga...

2

El sol estaba radiante, muy agradable al pelaje, los chicos del onceavo grado estaban formados en el campo de Rugby uno al lado del otro. Max estaba completamente sonriente frente a esto, tanto tiempo sin poder jugarlo lo mantuvo conteniendo energía dentro de él y hace bastante poco que pudo volver a jugarlo. Escuchó atentamente todo lo que el entrenador Terence dijo, no pudo no prestar atención.

-¿entendido?-preguntó el entrenador.

-¡si entrenador!

El juego empezó algo lento, aburrido. No se hizo un gol hasta unos quince minutos más tarde, luego de eso, se volvió completamente bestial. Todos los chicos corriendo en estampida, tacleando y empujando. Max al ser muy grande y corpulento, destrozaba al resto del equipo contrario, tanto así que le enterró un cuerno en el hombro a uno de los rivales, nuestro querido chico olvidó ponerse las protecciones plásticas. El chico del equipo contrario le gritó todas las groserías que se le ocurrieron. Max ni se inmuto ante éste acto, solo se limitó a observarle mientras le llevaban a enfermería.

Al final de todo fue un gran juego, Max esperaba en las bancas a Franklin, quien entró después que Max a las duchas por temas de población. Al cabo de un rato el tigre con franjas púrpuras se hizo presente frente al toro, quien tenía el balón de juego en sus manos.

-¿juagamos? Ahora si llevo puestas las protecciones.

-está bien nene, juguemos-le quitó el balón y salió corriendo con él.

-¡hey!-grito Max.

Empezaron jugando de equipo, planeando jugadas para próximos juegos en equipo, planeando posiciones y movimientos. Después, ambos jugaron un partido de uno contra uno, Franklin siempre se mostraba cómo alguien tranquilo y callado, pero en el Rugby era parecido o igual a Max: una bestia violenta y sanguinaria, el sol estaba en un punto hermoso, provocando luces anaranjadas y amarillas en el cielo. Finalmente, al medio del campo Max tacleo a Franklin, quedando el tigre debajo del toro, quien lo besó candente y provocativamente.

-tengo condones-dijo Max.

-¡¿qué?! ¡¿Aquí?!-el tigre se sonrojó.

-oh vamos, nadie nos verá y el único que PODRÍA es el portero, pero ambos sabemos que él no vendrá desde la entrada hasta acá-lentamente empezó a quitar los delgados y cortos pantaloncillos de Franklin mostrando unos suspensores púrpura.

-no lo sé...-el felino estaba sonrojado, su cuerpo empezó a irradiar calor.

-estás muy duro... aparte, todos deben tener su momento exhibicionista-llevó los dedos a la boca de su compañero, los introdujo lentamente.

-¡agh...!-empezó a lamerles a placer, haciendo que su pene azulado empezara a hincharse cada vez más. Provocándole un dolor molesto en la entrepierna.

Una vez Max los extrajo de la boca de su novio, los bajó, separó las piernas del muchacho dejando ver su ano cerrado y estrechó. Lentamente los introdujo dentro del joven, provocando gemidos por parte de éste, llevaban meses juntos, meses en relaciones sexuales y Franklin aún no se acostumbraba a Max. Un pequeño dolor de presión le invadió el cuerpo, se retorció un poco hasta que el toro alcanzó el punto exacto, el cual empezó a presionar y masajear provocando gemidos de manera constante y fuerte. Suavemente quitó los dedos de dentro de su novio y se desvistió ahí mismo quedando completamente desnudo, Franklin se arrodilló y quitó la camisa de deporte que llevaba puesta y la ropa interior que llevaba.

El felino besó a Max, se recostó boca abajo en el pasto quedando en frente al pene del toro el cual era muy grande y estaba semi-duro, empezó a masajearle toda su zona baja, provocando unos gemidos muy masculinos. De un bocado se lo llevó a la boca, moviéndose lentamente, usando lo más que podía su lengua. Max estaba en la gloria, gimiendo y bufando hasta que Franklin lo sacó de su boca con cara de disgusto.

-sabes a jabón-moduló disgustado.

-¿y por eso te detienes?-el gato le miró con cara enojada-sudo mucho, por eso después del deporte siempre procuro enjabonarme mucho.

-me gusta mucho tu sabor a sudor, es muy masculino-Max se sonrojó y Franklin volvió a su labor, mirando a los ojos del toro, con cara de gatito cachorro.

Max lo incorporó, lo recostó de nuevo en el césped, le abrió las piernas y las levantó, dejando elevado su trasero. Se puso el condón transparente en su miembro y comenzó el espectáculo. Franklin tanteó alrededor suyo, tomó los boxers de Max y los usó como mordaza, a veces usaba los calcetines de éste para morderles. Ambos eras muy fetichistas y les agradaban esta clase de cosas. El bovino entró en el pequeño felino provocando un gemido de dolor y placer, el de abajo mordió con fuerza la ropa interior de Max. Este se posiciono en manera de misionero, embistiendo duramente a su chico pasivo, quien hacía de pañuelo rojo en esa corrida de toros.

Después de un rato de gemidos, palabras susurradas y sonrojos por parte de ambos llegó el momento en el cual Franklin no pudo aguantarse. Su gran e hinchado miembro azulado soltó todo el semen que pudo, tanto morder la ropa interior del toro provocó que ésta se deslizara fuera de él. Max salió de adentro de Franklin, se quitó el plástico que cubría su pene y eyaculó encima del abdomen del felino, acumulando el fluido de ambos. El toro cayó medio rendido sobre Franklin, quien le besó tiernamente, después de unos dos minutos ambos se levantaron, y para mala suerte de Max se había manchado al igual que Franklin.

-¡oh demonios!-dijo pasándose los dedos.

-ahora debemos darnos una ducha, los dos juntos-su expresión era muy coqueta.

-bueno...-Max pasó su mano por el líquido-una ducha contigo es algo nuevo-y lamió sus dedos.

Ambos partieron directo a las duchas, olvidando completamente sus prendas de vestir, las cuales estaban tiradas en medio del campo, cuando volvieron, uno de los conserjes que estaba repintando el césped, recogió la ropa, más avergonzados no se sintieron esos chicos.

3

Era invierno en la academia policial, el ya oficial Christopher Shephard de veintiocho años hacía su labor en archivos en la jefatura central, revisando expedientes y cosas de casos pasados, rebuscando en todas las cajas y carpetas, hasta que su radio empezó a sonar.

-¿sí?

-Shephard, se le necesita en la oficina del jefe.

-10-4.

Subió las escaleras silbando una canción que se le quedó pegada camino hacia el departamento. Abrió la puerta y se encontró con el jefe hablando con un joven lobo, de facciones bonitas, ojos azules y pelaje gris. Este canino sonreía alegremente, para todos.

-Shephard, te presento a tu nuevo compañero recién graduado; Connor Wolf.

-¡hola, es un gran gusto!-el lobo estiro la pata sonriente.

-hola-dijo Shephard sonriéndole igualmente-un gusto igualmente.

Los días pasaron, al igual que las semanas, Connor y Shephard se volvieron muy buenos amigos, los mejores que hubieron en toda la jefatura, entre ellos no había secretos, ninguno... Excepto uno, el cual Connor guardaba en lo más profundo de su corazón. Solo su padre, Leithan Wolf conocía ese secreto...

-y bueno-Shephard enfatizaba en su historia-luego de graduarme conocí a mi novia, con la cual vivo ahora... ¿y tú? ¿Tienes novia?

-n...no... es una muy larga historia... bueno yo... las chicas...-suspiró.

-¡vamos, cuenta! Es Julia ¿no?

-Julia es muy bonita y sexy pero...

-¿es algo más... verdad?-preguntó Shephard curioso.

-sí... las chicas a mí no...-bajó sus orejas.

-mírame-Shephard tomó el rostro de Connor mirándole a los ojos. Sin pensarlo dos veces, Shephard le besó, cosa que Connor separó de inmediato.

-¡qué haces!-gritó-¡tienes novia!

-bueno... si eres gay pues... me gustaría probar con un chico-su cara era muy picarona-y no te preocupes pro mi novia... no sabrá NADA.

Y así es cómo empezó todo, lentamente. Al principio solo eran un par de besos y abrazos, todo continuó así por un tiempo, hasta que Connor empezó a regalarle cosas a su "novio de a mentiras" y viceversa. La relación empezó a profundizar, Shephard empezó a sentir cosas reales por Connor, las cuales obviamente el lobo se las devolvía. Hasta que llegó el momento, algo que no pensaron sucedería, solo dejaron llevarse esa noche, en la cual Connor y Christopher tuvieron sexo. Ambos, solos en el departamento de Connor, en su cama, después de un largo día de trabajo, sin encender las luces el lobo lanzó al alemán a la cama y le besó.

-Co... Connor...-gemía éste.

-calla y disfruta-reprochó el lobo.

Desabotonó el pantalón del perro, disparando un bulto húmedo el cual se reflejaba con la luz de la luna. Agachándose y lamiendo el pene de su compañero a través de su ropa interior, provocándole gemidos y bufidos. Humedeciendo con tanto placer y cariño, haciéndole olvidar que su novia le daba caricias similares. Con sumo cuidado y ternura, el lobo la quitó los pantalones y esa opresora ropa interior. Liberando así en la oscuridad, el miembro del pastor, el cual se erguía ante la oscuridad, siendo así, un objeto brillante.

Christopher tenía un sonrojo y mucho calor, quería apartar con todas sus ganas al lobo, el cual lamia y saboreaba su pene como si fuera un paleta de caramelo, pero otra parte de él se lo impedía, observaba al lobo ahí, en su entrepierna y no podía evitar pensar que él era cien veces mejor que su novia en esa labor, así que se dejó llevar por el placer y la pasión. Connor terminó de jugar con el sexo de su compañero y le preparó. Colocó un preservativo en este y se posicionó completamente desnudo en cuatro patas, el pastor dulcemente empezó a frotarle su pene duro entre sus glúteos, preparándole para la estocada, la cual dio unos segundos después. El lobo gemía y aullaba a la luna, mientras el perro se movía golpeando y disfrutando de aquel acto, tan sensual y tierno.

Christopher volteó a Connor, quedando ambos frente a frente, uniéndose en un beso, muy húmedo y torpe, pero demasiado excitante a la vez, Shephard empezó a gemir cada vez más fuerte y Connor le detuvo mirándole a los ojos.

-quítate el condón-dijo el lobo.

-¿qu... qué?-jadeó el pastor.

-quítatelo y lléname...

Obedientemente, Christopher se quitó el condón, volvió a penetrar al lobo empezando a llegar de nuevo al clímax. Dentro de ambos hubo fuegos artificiales explotando, lanzando luces en la oscuridad. Llenando a su lobo con esperma caliente. Connor hacía lo mismo, pero encima de sí mismo. Christopher cayó rendido al lado del lobo, jadeando y lamiendo la mejilla de su lobo.

Esa mágica noche quedó en la mente de ambos... hasta que llegó el día maldito, el día el cual les oscureció una parte de sus vidas. El día estaba tranquilo y nublado, Connor estaba en archivos, sentado, estudiando el caso "católicos". Un portazo furioso se escuchó proveniente de la entrada, Connor se levantó recibiendo a un Christopher endemoniado, quien le cogió por el uniforme y lo lanzó contra las repisas.

-¡maldito! ¡Te odio! ¡TE ODIO!-un puñetazo se dirigió al rostro del lobo, este le bloqueó y se lo quitó de encima.

-¡qué te pasa! ¡Que hice yo!-gritaba alterado.

-¡tú eres el causante de todo esto!-Connor le tomó por los brazos y le inmovilizó en el escritorio.

-¡y que fue lo que causé!

-me confundiste, ahora cada vez que veo a mi novia no sé si la quiero ¡esto es todo tu culpa!

-¡no es mi maldita culpa!-le empujó quedando frente a él-¡tú empezaste todo!-acusó apuntándole.

-¡pero tú seguiste con esto!-le tomó violentamente del brazo, haciéndole sangrar-¡terminamos estúpida perra!-y le lanzó contra la pared.

El brazo le ardía y sangraba, Connor respiraba agitado, esperando un ataque de vuelta, pero no sucedió y nada y comenzó a llorar, se cubrió la cara y lloró desconsoladamente. Al día siguiente pidió una restauración de compañero.

4

-y así es cómo termina... me siento fatal-decía entrecruzando los dedos.

-por Dios...-exclamé.

-y ahora...-levantó la cabeza y vi que estaba llorando-¡me arrepiento de todo!

-cálmate...-le dije poniendo mi mano sobre su hombro.

-¡aún estoy confundido! Le amo... amaba...

-primero, debes calmarte, fue una reacción tonta tuya, la cual te tomó fuera de tus cabales...

-lo que me hizo enojarme y confundirme más aún fue que llego alardeando que tu él... confabularon... me sentí tan...

-por eso el odio... ahora entiendo todo.

-Alex...-le miré-¿tú has tenido experiencia igual?

-bueno pues... no igual... pero sí bastante desastrosa-le miré y hablé-se llamaba Floyd.

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Hello Bitches!!

¿Cómo están? he vuelto jejeje, y ahora si que no tengo nada que decir, solo que difundan eso me ayuda, estamos a más o menos cinco capítulos del final y pone emocionado y triste... y además como dije voy a empezar de lleno con la historia de Zootopia, de Bogo y Leonzales, gusten o no.

Good Bye My Bitches!!

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