II
"Entre la oscuridad de la
venganza y la luz del amor,la línea es más delgada de lo que imaginamos."
•02•
desconocido
- Riley Thompson Foster, 25 años de edad, físicamente alta, cabello castaño, ojos avellanas, rasgos definidos, tenemos información de que sus padres biológicos Richard Thompson y Sarah Foster, la abandonaron en el orfanato Refugio de Angeles al norte de su ciudad natal Willowbrook, a sus 6 años de edad, se conoce que desde pequeña no ha tenido amigos se le de muy mal socializar, ya que a los 8 años fue diagnosticada con TPA es decir Trastorno de personalidad antisocial.
Conocemos que actualmente trabaja en Rincon aromático una cafetería situada en el centro de la ciudad de Ashford.
Creo que estos datos son suficientes para comenzar la operación. De igual manera agente Shadow informece de lo que crea necesario y mañana a las 13:00 horas de la tarde comenzaremos con la operación.
-si, Jefe.
Riley
Otro lunes desagradable. Tengo que trabajar en la maldita cafetería y, como se puede notar, no tengo humor para nada.
Sin ganas, me levanto de la comodidad de mis sábanas y me dirijo directamente al cuarto de baño, donde me paro frente a un espacio en la pared donde solía estar un espejo. Qué tonta, olvidé que lo rompí a golpes hace unas semanas.
Realizo mi rutina de aseo y luego bajo a la cocina.
Abro la nevera y, a pesar de tener variedad para elegir, decido saltarme el desayuno, como suele ser habitual.
Me visto con unos pantalones anchos y una camisa a juego, luego me pongo mi sudadera favorita con el logo de Black Veil Brides, recogiendo mi cabello en un moño pulcro. Me encamino hacia mi moto, una hermosa Yamaha T110 Crypton.
Podrías preguntarte: ¿Cómo demonios me compré eso trabajando en una cafetería local?
La respuesta es sencilla: una de mis víctimas fue un viejo pedófilo millonario, y gracias a él pude darme ciertos lujos.
Montando en mi preciosa moto, me dirijo hacia el fastidioso trabajo que me espera.
Al llegar, me coloco el delantal con el logo de RA, abreviatura de Rincón Aromático. Vaya porquería de nombre eligió mi jefe para su asqueroso local.
Hablando del viejo calvo insoportable, allí estaba, escaneándome con su mirada incisiva habitual.
Termino mi turno a las 2 de la tarde, agarro mi moto y decido dirigirme a un pequeño río en las afueras de la ciudad.
Al llegar, noto a un grupo de unos tres chicos y dos chicas sentados en la orilla. Genial, lo que me faltaba.
Decido rápidamente marcharme de allí. Sin embargo, al dar la vuelta, alguien me grita.
"-Oye linda!! ¿Por qué te vas?" - al voltearme vi que se trataba de una de las chicas.
¿En serio? - fue lo que pensé.
Me di la vuelta para largarme de allí de inmediato, pero algo me detuvo sosteniéndome del brazo.
Era la misma chica, pero esta vez estaba frente a mí y en su mano sostenía su móvil.
- ¿Me das tu número? Soy Ruth, Ruth Watson - dijo en un tono suave.
Al tenerla frente a mí, pude detallarla mejor. Sus rizos pelirrojos parecían tener vida propia, como si bailaran al compás del viento, y sus ojos verdes me miraban con una intensidad que me dejaba sin aliento. En su mirada encontré un misterio que me atrajo de inmediato, como si escondiera secretos ancestrales en lo más profundo de su ser. Era como si la naturaleza misma hubiera tejido su cabello y esculpido sus ojos, dotándola de una belleza única y cautivadora.
Pero ¿qué demonios estoy pensando?
Instintivamente, me di la vuelta y me marché de allí de inmediato.
Horas después, me encontraba sentada en el borde de mi cama, reflexionando sobre lo sucedido.
Maldita sea, esa chica era muy hermosa.
No puedo seguir pensando en esto.
¿Qué me está pasando?
¿Será eso que he visto en las películas, donde la chica no puede dejar de pensar en el chico y dicen que... se gustan?
Nunca había sentido esto.
O... quizás solo son deseos hacia ella.
Deseos de sangre.
Maldición, tengo que encontrarla de nuevo.
En ese momento, una idea iluminó mi mente.
Rápidamente me levanté en busca de mi móvil y comencé a investigar en las redes sociales si encontraba a alguna chica llamada Ruth Watson.
Después de casi media hora buscando, encuentro un perfil con un avatar de una chica pelirroja y unos enormes ojos verdes.
Instintivamente entro a ese perfil y, como era de esperarse, encuentro varias fotos de ella.
Mi favorita era una en la que sostenía un pequeño gato blanco en sus manos, con una expresión de felicidad en su rostro. Inconscientemente hice zoom a la foto y observé detenidamente esos ojos verdes que podrían hipnotizar a cualquiera.
Me di cuenta de que no era de esta ciudad.
Con razón no la había visto antes.
No es una chica que pase desapercibida fácilmente.
Por un momento, consideré enviarle una solicitud, pero no quería ser tan evidente.
Intenté investigar a fondo su perfil para ver si lograba encontrar su número o algo que me ayudara a localizarla específicamente, pero fue en vano.
Maldita sea, qué tonta soy, debí haberle dado mi número.
Al final, decidí ver mi película favorita por quincuagésima cuarta vez: 'American Satan'.
Después de pasar la hora y 52 minutos que dura dicha película, me recosté a pensar, pero terminé quedándome dormida.
(...)
Despierto y al ver la hora, son las 3:00 am.
¿Qué demonios, cómo pude dormir tanto?
En ese momento, lo último que quería era levantarme, así que opté por volver a dormir.
(...)
La maldita alarma suena a las 7:00 am., indicándome que debo levantarme.
Qué fastidio.
Sin ningún deseo, me levanto perezosamente y, después de estirar mi cuerpo, voy al baño para darme una ducha caliente.
Esto es relajante.
Luego bajo a la cocina y como parte de mi rutina diaria, simplemente echo un vistazo a la nevera y me voy de allí sin desayunar nada.
No sé por qué tengo la costumbre de mirar la nevera si sé que no voy a comer nada.
Bueno aparentemente si estoy loca.
Hoy, como todos los días, simplemente me puse un pantalón ancho y una camisa a juego, mi atuendo diario.
Al llegar al trabajo, agradecí que el viejo odioso no estuviera, era un alivio absoluto.
Hoy no había mucha clientela, lo cual también agradecí. No soporto esos días en los que hay mucha gente; es asfixiante.
En ese momento entró al local un grupo de chicos. No presté atención, ya que la chica que trabaja conmigo se dispuso a tomar su orden.
Pero rápidamente la detuve tomándola del brazo.
-Espera, yo tomaré su pedido -ella solo me miró con cara de "¿Qué está pasando?", pero es cierto que siempre le pido que tome las órdenes. Sin embargo, al mirar hacia el grupo de chicos, noté un cabello rojo que distinguiría a kilómetros de distancia desde ayer.
Al acercarme a su mesa, la chica no se percató de mi presencia, pero un chico a su lado la empujó levemente para que se volteara, y ahí fue cuando sus ojos hicieron contacto con los míos.
Y vaya si podían hipnotizar.
-¿Ehm, van a ordenar algo? -dije separando mi mirada de la suya, notándome nerviosa sin razón aparente.
Los chicos se miraron entre sí y al final terminaron pidiendo muffins de chocolate para todos.
Llevé su orden a la mesa y tomé una servilleta para escribir mi número de móvil en ella, entregándosela a la chica junto con su muffin.
Ella no dijo nada al respecto y después de un rato, todos se marcharon.
Faltaban exactamente 6 minutos para que terminara mi turno.
•••••••••••••••••••••••••
Esta vez fui directo a mi departamento luego de salir del trabajo.
Me dispuse a preparar algo de cenar; acostumbro a comer cualquier cosa, pero hoy tenía deseos de cocinar algo.
Me decidí por cocinar pasta con salsa de tomate.
Luego me senté a ver televisión.
Maldita sea, no ponen nada que valga la pena en la tele.
Pasé la tarde mirando el móvil para ver si llegaba alguna notificación de un número desconocido, pero nada.
Quizás ya se arrepintió de querer mi número.
Al final, me dediqué a stalkear sus fotos hasta que llegó la noche y me recosté en la cama.
Sin embargo, no tenía sueño, así que simplemente me quedé mirando el techo de mi habitación.
Hasta que el sonido de una nueva notificación en mi móvil me hace tomarlo rápidamente.
Tiene que ser una broma.
Tiene que ser una maldita broma.
La notificación era de la aplicación de Pinterest diciéndome que tengo buen gusto.
Vale, no te alteres.
Me digo a mí misma.
Ni siquiera sé por qué espero tanto su mensaje.
Estar recostada mirando el techo no ayuda, así que tomo un cuaderno que tengo en la mesita de noche al lado de mi cama y comienzo a dibujar algunos trazos.
Dibujar se me da bien, no es que sea un talento, pero se me da decentemente.
Los trazos indefinidos terminan formando una bailarina.
Desde pequeña siempre soñé con ser una.
¿Quién lo diría? De soñar con ser bailarina, terminé convirtiéndome en una asesina en serie.
Arranco la hoja del cuaderno y la pego en un espacio de la pared de mi habitación, que está llena de dibujos como ese.
Mientras pegaba la hoja en la pared, una notificación llegó a mi móvil.
En un movimiento rápido lo tomo en mis manos y al fijarme, era una notificación de WhatsApp. Con esperanzas de que fuera la chica, desplazo la pantalla de notificaciones para encontrarme con: 'Comprobando si hay mensajes nuevos'.
¿Me están tomando el pelo?
Lanzo el móvil lejos de mí y me recuesto en la cama.
Ni siquiera sé por qué espero tanto su mensaje.
Simplemente podría encontrármela en la calle, acorralarla y apuñalarla.
Aunque debo tener más cuidado y no actuar por impulsos.
Hace poco, en uno de mis asesinatos, dejé testigos que sabían que la víctima se había ido conmigo.
Esto me sometió a varias investigaciones, pero logré salir inocente.
Debo planear las cosas con cuidado. Con esta chica, intentaré involucrar a alguno de sus amigos para obtener información sobre ella, o quizás logre involucrarla a ella misma.
En ese momento, llega otra notificación a mi móvil y esta vez decido no tomarlo.
No voy a caer de nuevo, maldición.
Sin embargo, el móvil vuelve a sonar. Esta vez decido tomarlo, y es un mensaje de un número desconocido.
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