Capítulo 30: Un ángel siendo la muerte.
"Una mirada... Con solo una mirada puede comenzar una historia..."
Ambos aparecieron en el inframundo, Yeon Woo estaba escondida en el pecho de Seung Hun ya que no sabía que iba a pasar o cuando llegaron. Seung Hun la vio y esbozó una pequeña sonrisa un tanto divertida debido a como estaba ella, parecía una niña pequeña asustada.
-Ya estamos aquí-dijo Seung Hun para que ella se calmara. Yeon Woo se separó de él mirando a su alrededor. Todo era obscuro combinado con algo de rojo, era sombrío.-Sígueme-ordenó. Sin decir palabra alguna ella obedeció.
Caminaron por el largo pasillo hasta una habitación, Seung Hun abrió la puerta dejando que Yeon Woo entrara. Ella quedó impresionada ante esa habitación, paredes oscuras, color azul marino; cortinas rojo sangre; en la esquina un ropero antiguo de color negro; en el centro de la habitación una mesa con un florero con rosas azules y rojas; la cama con sábanas de seda roja con adornos negros; ventanales grandes con cortinas negras como la noche misma; y por último a un lado de la cama había un espejo con un marco de madera dándole el último toque a la habitación.
Yeon Woo se acercó a la mesa admirando las rosas, Seung Hun solo se limitaba a verla con curiosidad, ella era la primera mujer en ser la muerte después de cientos de años de no tener en el cargo a nadie y le llamaba la atención, había puesto su ojo en ella para ser la muerte en cuanto la vio caminar por el mercado junto con Min Young hace unos días. Había visto en ella una cualidad diferente a cualquier otra persona que había sido su sirviente y eso lo había impresionado.
-¿Por qué azules?-dijo Yeon Woo con una rosa en la mano volteando a verlo.
-Por raras.-se acercó a ella, tomo la rosa acariciando un poco la mano de ella.-Esta rosa representa lo oscuro y extraño y al mismo tiempo lo cautivante que puede ser la muerte y el inframundo.
Yeon Woo no sabia muy bien a que se refería pero decidió no preguntar ya que no quería que se enojara.
-Tienes que cambiarte.-dijo Seung Hun dejando la rosa en el florero. Yeon Woo se acordó que su ropa tenía sangre, Seung Hun fue hacia el ropero sacando un hanbok totalmente negro.-Toma-se lo entregó.
Yeon Woo lo vio fijamente, no le gustaba mucho el color pero no iba a negar que era hermoso.
-Gracias-dijo Yeon Woo con una sonrisa cálida.
-Te espero afuera-Seung Hun salio de la habitación. Yeon Woo soltó una pequeña risa por su actitud fría.
Fue hacia la cama dejando el hanbok encima empezando a quitarse el que tenia puesto, una vez que terminó se miró en el espejo, se veía bien aunque se sentía rara al usar ese color, ella estaba acostumbrada a usar colores mas vivos, en fin se acostumbrará. Fue hacia mesa tomando una rosa azul, le había gustado su color y su olor, tomó una pequeña cortándole el tallo y colocándosela como adorno en su trenza, un toque elegante y hermoso.
Salió de la habitación encontrando a Seung Hun recargado en la pared, él la volteó a ver impresionándose por como se veía, hermosa sin lugar a dudas y esa rosa le daba un toque original.
-Ven-dijo él caminando en dirección a su gran habitación. Una vez ahí volteó a verla.-Aquí te diré que personas están a punto de morir e irás por su alma.
Yeon Woo asintió.
-Tengo un pacto con Sang Woo el señor del paraíso, ese trato consiste en que las almas que vallas a recoger las traigas aquí y si son dignas se irán al paraíso y si no yo me quedaré con ellas.-dijo Seung Hun mirándola.
-¿Yo las llevaré?-preguntó Yeon Woo curiosa.
-No, un mensajero vendrá por ella-dijo un poco serio.
-¿Un mensajero?
-Sí un mensajero, él será el encargado de llevarle esas almas a Sang Woo.
-¿Quién es?
-No lo verás, su nombre es Jaejoong.
-¿Por qué no lo veré?-ella no entendía ese argumento, ¿por qué no lo vería?
-Porque no es como nosotros, él puso de condición que solo vendría por el alma y se iba.
-Oh.-no quiso preguntar mas.
-Tendrás un sirviente.-dijo Seung Hun para llamar su atención.
-¿Un sirviente? ¿Quién?-pregunto Yeon Woo con mucha curiosidad. Con solo mover su mano Seung Hun llamó al que seria su sirviente, la puerta se abrió dejando ver a un chico alto vestido de negro, su cabello un poco largo y castaño, piel blanca, ojos cafés, facciones finas y labios carnosos.
-Él es Onew tu sirviente-dijo Seung Hun señalando al chico.
-Señora-dijo Onew haciendo una reverencia a manera de respeto.
-Onew-dijo Yeon Woo correspondiendo a la reverencia con una sonrisa. Onew era igual a Taemin y Key con la diferencia de que no controlaba el sueño como ellos dos, lo que hacia era controlar la mente a su conveniencia y transformarse en lo que él quisiera o quién quisiera.
-Tienes que conocer a Sang Woo, tendré que llamarlo...
-No lo necesitas aquí estoy-dijo Sang Woo interrumpiendo a Seung Hun caminando hacia él pasando de largo por donde esta a Yeon Woo.
-Sang Woo-dijo Seung Hun soltando una pequeña risa por su actitud.-Ella es Yeon Woo, será la muerte.
Sang Woo volteó para poder verla, se impacto al verla, la muerte nunca había sido una mujer era la primera vez que pasaba y también porque era muy hermosa.
-Así que eres la muerte-dijo Sang Woo sonriéndole.
-Sí... Señor-dijo Yeon Woo haciendo una reverencia.
-Ya estabas cansado Seung Hun ¿no? De hacer todo ese trabajo.-dijo Sang Woo mirando a Seung Hun sonriendo divertido.
-No te burles-dijo Seung Hun amenazándolo, Sang Woo solo rio. Yeon Woo soltó una pequeña risa al ver como se trataban estos dos, se molestaban el uno al otro.
-Bienvenida-dijo Sang Woo mirándola con una sonrisa, ella le correspondió.-Me debo ir todavía tengo cosas que hacer.
-Adiós Sang Woo-dijo Seung Hun despidiéndolo. Sang Woo salió de la habitación y desapareció.
-Será mejor que vallas a descansar yo tengo que revisar unas cosas-dijo Seung Hun dándole la espalda yendo hacia el poso.
-Sí, gracias señor-dijo Yeon Woo retirándose.
-Otra cosa-habló Seung Hun, ella paró en seco.-No me digas señor, dime Seung Hun.
-Sí... Seung Hun-dijo ella con nervios y un poco de dificultad, le resultaba difícil llamar a las personas por su nombre pero se acostumbraría.
Yeon Woo se disponía a recorrer el lugar, sentía mucha curiosidad de saber como era el lugar en donde se encontraba. Salió del lugar, todo era gris ninguna pizca de luz, ella caminaba seguida por Onew que guardaba su distancia para no molestarla.
-¿Todo es así de gris?-hablo Yeon Woo para hacer conversación.
-Si todo el tiempo mi señora-dijo Onew con respeto. Ella paro y fue hacia él colocándose a su lado.
-No me digas señora-dijo Yeon Woo mirándolo.
-¿Por qué mi señora? Usted viene de Joseon y así la llaman a usted por respeto, yo quiero hacer lo mismo.-dijo Onew sin entender sus palabras.
-Lo sé, pero supongo que me quedaré aquí bastante tiempo y como el amo, perdón Seung Hun-Onew soltó una pequeña risa.-dijo que lo llamara por su nombre quiero hacer lo mismo contigo.
Onew sonrió, jamás le habían dicho que dijera sus nombres siempre le pedían que les dijera como señor pero ahora ella le pedía que la llamara por su nombre, solo a ella la llamaría así, solamente a ella.
-Está bien mi se... Yeon Woo-dijo Onew sonriéndole, ella le correspondió la sonrisa.
-¿Tendré que ver a las personas?-preguntó Yeon Woo con curiosidad.
-Víctimas-la corrigió.-No necesariamente, si no quieres que te vean puedes usar tus dones, si lo piensas sucederá.
-Oh ya veo. No me gustaría que me vieran y me tacharan de nuevo como asesina.
Yeon Woo bajó la mirada triste al recordar la escena de su madre gritándole asesina.
-No se ponga así, si no quiere que la vean puede hacerlo así.
Onew la consoló, puso su brazo alrededor de ella y la abrazo sutil y gentilmente haciendo que ella se sonrojara por la cercanía.
-Creo que así lo haré, gracias Onew-dijo Yeon Woo mirándolo con una sonrisa.
++++++
Había pasado ya unos meses desde que Yeon Woo se había vuelto la muerte, iba por las almas de los que sentenciaban a muerte llevándoselas a Seung Hun mientras que las dignas iban con Sang Woo.
Yeon Woo estaba viendo al señor que estaba convaleciente en su hogar, el señor estaba en su lecho de muerte. Ella soltó un pequeño suspiro, se acercó a él hincándose para verlo mejor, acarició un poco su cabeza con ternura, cerró sus ojos concentrada.
-¿Quién es usted?-dijo el señor mirándola.
-Yo...-no supo que contestar.
-¿Señorita Heo?-dijo el señor.-Creí que había muerto.
-No, yo...
-¿Usted es la muerte verdad?
-¿Cómo lo sabe?-dijo Yeon Woo sorprendida.
-Por su atuendo y porque ya voy a morir, no es raro que señores viejos como yo sepan de estas cosas señorita.-dijo el señor sonriendo.
-¿Hay algo que pueda hacer por usted?-preguntó con esa dulzura que tanto la caracterizaba.
-Sí señorita, morir sin dolor.
-Claro señor, cierre los ojos.-dijo Yeon Woo con una pequeña sonrisa para darle calma. El señor hizo lo que le pidió respirando tranquilamente, ella se paró saliendo un momento de la habitación.
-¿Por qué eres tan buena cuando ellos no lo han sido contigo?-dijo el chico recargado en la pared.
-Porque él no me ha hecho nada. ¿Puedes dormirlo?
-Yeon Woo-dijo el chico abandonando su posición.-Debes de dejar de ser tan noble con personas que no lo merecen.
-No lo voy a dejar de hacer, no quiero ser cruel al estar en esta posición. Hyun Joong entiéndeme por favor es algo que no quiero hacer.-dijo Yeon Woo mirándolo fijamente, él soltó un suspiro asintiendo.
-De acuerdo.-caminó hacia la entrada.-Lo dormiré solo porque me lo pides.
Hyun Joong entró a la habitación hincándose para poder dormir mejor al señor, puso su mano en la frente del señor cerrando sus ojos, en pocos segundos el señor estaba profundamente dormido.
-Listo-dijo Hyun Joong parándose yendo hacia la puerta.-Ya está dormido no sufrirá dolor.
-Gracias-dijo Yeon Woo con una sonrisa, regresó con el señor hincándose de nuevo, puso su mano en el pecho del señor, se acercó a su frente depositando el beso de la muerte que de inmediato hizo que el señor se volviera pálido y frío como hielo. Apartó la mano de su pecho sacando su alma, se paró con el alma en su mano en forma de un remolino blanco.
-Esto le pertenece a Sang Woo-dijo Yeon Woo mirando el alma. Hyun Joong asintió y desapareció rumbo al paraíso para avisar que tenía una nueva alma. Yeon Woo soltó un pequeño suspiro volteando a ver al cuerpo inerte del señor.
-Una nueva alma-dijo Seung Hun apareciendo.
-Sí-dijo Yeon Woo mirándolo.
-Muy bien dámela para dársela a Sang Woo-dijo Seung Hun extendiendo su mano, Yeon Woo sin dudarlo se la entregó.-¿Por qué esa cara?
-Quisiera saber como está mi familia.-dijo Yeon Woo un poco cabizbaja.
-Puedes ir a verlos, solo procura que no te hagan daño.
-Lo sé-dijo ella sonriendo.-Gracias.
Yeon Woo se dirigió a su antigua casa entrando rápidamente, nadie la podía ver. Vio como su madre estaba sentada hablando con su hermano, no hablaban de ella, era como si ella nunca hubiera existido, eso la puso bastante triste que derramó muchas lágrimas. No quiso escuchar mas así que se fue corriendo lo mas rápido que podía.
De nuevo en el bosque sentada a la orilla del lago llorando desconsolada.
-¿Por qué estas aquí?-dijo Seung Hun mirándola sentado en la misma roca que la última vez.
-Por nada.-dijo Yeon Woo ladeando su rostro para que no viera sus lágrimas.
-Si es por algo-dijo Seung Hun parándose de la roca y sentándose al lado de ella.-¿Qué tienes?
Yeon Woo lo volteó a ver y más lágrimas cayeron por sus mejillas.
-Mi familia habla de mi como si nunca hubiera existido.-dijo ella llorando escondiendo su rostro en sus manos después. Seung Hun no supo que contestar, no tenia las palabras adecuadas para hacerlo, él no tenía familia así que no sabia que hacer en ese momento. Lo único que se le ocurrió fue abrazarla y apegarla a su pecho, Yeon Woo se sorprendió por ese acto raro viniendo de él, levantó la mirada para verlo pero él se limitaba a verla de reojo un poco serio, la verdad era que estaba nervioso.
-No deberías llorar por ellos, no se lo merecen.-dijo Seung Hun mirando hacia el lago con mirada seria.
-Son mi familia y los quiero, por eso lloro por ellos, por eso los veo, por eso...-dijo Yeon Woo volviendo a derramar lágrimas. Seung Hun no sabia que hacer, al verla llorar supo que ella era diferente, ella era dulce, tierna, humilde, totalmente diferente a sus sirvientes anteriores. La apego mas a él consolándola, era lo único que podía hacer. Ella se separó de él.
-Creo que tienes razón, ya no lloraré.-dijo Yeon Woo secando sus lágrimas, se dio unos pequeños golpesitos en las mejillas y sonrió. Se paró sacudiendo su ropa al igual que Seung Hun.-Eh... Gracias por tu compañía.-dijo con una sonrisa tímida, nerviosa y reservada. Sabía perfectamente que Seung Hun era frío y distante, eso hacía que ella se sintiera nerviosa de hablarle, pero en este momento había mostrado un lado diferente a él.
-Si.-dijo Seung Hun cortante.-No tardes en volver.
Después de decir esto Seung Hun se fue regresando al inframundo. Yeon Woo sonrió un poco, volteó a ver al lago mirando que algo resplandecía. Se acercó al lago hincándose sacando el objeto del resplandor, en su mano tenía una pequeña roca, como una especie de cristal que hacia una hermosa luz, sonrió.
-Que hermosa y rara roca, misteriosa pero bella.-dijo sonriendo. Guardo la roca y fue hacia el inframundo.
Seung Hun entro a su gran salón dirigiéndose al pozo, ahí encontró una rosa azul con una roca plateada junto a una nota, la tomó y leyó.
"Gracias por escuchar mis pensamientos, se que no debo de llorar por ellos pero lo seguiré haciendo aunque no me quieran. Lamento molestarle con lo que siento pero creo que sin ello me sentiría perdida, no volveré a llorar en su presencia, lo prometo.
Esta roca estaba en el lago y es un poco parecida a usted, fría, misteriosa, rara, pero cuando la pones en el lado correcto deja ver toda su belleza.
Gracias, amo.
Yeon Woo. "
Seung Hun sonrió dejando la nota a un lado tomando la roca viéndola mejor, la luz que emanaba el pozo la toco dejando ver esa hermosa luz que Yeon Woo había visto. Soltó una pequeña risa.
-Rara la roca.-fue lo único que dijo y se puso a ver el pozo dejando la rosa junto con la roca y la nota a un lado de él.
+++++
-Onew-dijo Yeon Woo cerrando el libro que tenía en sus manos.
-¿Si?-dijo Onew haciendo lo mismo viéndola.
-¿Cómo es el paraíso?-preguntó curiosa.
-No lo sé muy bien, hace demasiado tiempo que no voy.
-De lo que recuerdes.
-Es... Pacífico, iluminado, diferente a lo que hemos visto. ¿Por qué pregunta?
-Curiosidad, no he salido mucho de aquí, solamente para ir por las almas nada mas y me gustaría visitar otros lugares.-dijo ella yendo hacia el ventanal mirando el paisaje.
-No sé si el amo dejará que se valla.-dijo Onew acercándose a ella.
-Lo sé por eso no pregunto-dijo Yeon Woo mirándolo sonriente. La puerta se abrió entrando Seung Hun.
-Sígueme Yeon Woo-dijo Seung Hun serio. Yeon Woo se espantó un poco pero obedeció. Ambos caminaron en silencio hasta llegar al enorme salón, Yeon Woo se quedó en la mitad del salón mientras Seung Hun se paro frente a ella dándole la espalda.-¿Quieres ir al paraíso?
-N...no mi señor, era solo curiosidad nada mas.-dijo Yeon Woo nerviosa.
-Si quieres ir ve.-dijo Seung Hun sin mirarla caminando hacia su silla tomando un pergamino. Yeon Woo se sorprendió.
-¿Señor?-dijo ella sorprendida.
-Ve, para saciar tu curiosidad.-dijo Seung Hun leyendo el pergamino.
-¿Cómo?
-De la misma manera que vas al mundo mortal.
Yeon Woo asintió mordiendo un poco su labio inferior. Cerró sus ojos pensando en ir al paraíso, en poco tiempo ella ya estaba ahí.
-Sabía que vendrías.-dijo Sang Woo recargado en un pilar, Yeon Woo abrió los ojos mirándolo.
-¿Cómo lo supo?
Sang Woo señalo su oído con una sonrisa haciendo que Yeon Woo sonriera.
-¿Te gusta?-dijo él señalando al lugar con la mirada.
Yeon Woo miró a su alrededor, un hermoso lugar. Una fuente en el centro con una hermosa agua cristalina, unos cuantos arbustos con rosas blancas adornando alrededor de la fuente y pilares en forma circular protegiendo el lugar, entraba mucha luz, una luz tan hermosa que te llenaba de paz.
-Es hermoso.-dijo Yeon Woo admirando el paisaje.
-Que gusto que pienses así, ven conmigo te mostraré lo demás.-dijo Sang Woo extendiéndole su mano, ella la tomó sin dudar.
Caminaban por los pasillos tranquilamente, Yeon Woo admiraba cada rincón, el lugar era bastante pacifico, lleno de luz, totalmente diferente al inframundo.
-¿Te sientes cómoda siendo la muerte?-dijo Sang Woo mirándola.
-En estos últimos años me he acostumbrado, pero sigue siendo extraño.-dijo Yeon Woo sonriendo un poco.
-¿Por qué?
-No me agrada la idea de llevarme a las almas con dolor, no me gusta ser cruel.
-Pero no lo eres, eres noble ¿por qué debería de preocuparte eso?
-No lo sé, Hyun Joong y Seung Hun me han dicho que no debería de llorar o ser tan humilde con las personas que no lo merecen, pero yo seguiré así, siento que todas tienen un lado bueno aunque lo tenga muy oculto en su corazón.
Sang Woo sonrió, era la primera vez que escuchaba eso viniendo de un sirviente de Seung Hun.
-¿Por qué la risa?-dijo Yeon Woo mirándolo sonriente.
-Se me hace raro escucharte hablar así.-dijo Sang Woo mirándola.
-¿Por qué?-dijo ella sin entender.
-Los antiguos sirvientes de Seung Hun eran más crueles, más... insensibles. Y tú no, se me hace raro que él no te halla hecho cruel.
-Supongo que soy diferente.-dijo Yeon Woo mirando hacia enfrente sonriendo.
-Bastante diferente.-dijo una voz a sus espaldas. Ambos voltearon viendo al chico recargado en el pilar con los brazos cruzados.
-Mi señor-dijo Yeon Woo sorprendida de verlo. Sang Woo solo sonrió.
-Hace mucho tiempo que no la veía señorita Heo.-dijo Sun Joon caminando hacia ella.
-Veo que se conocen.-los miro Sang Woo.-Los dejaré para que hablen.
Sang Woo se fue dejándolos solos. Yeon Woo bajó la mirada tímida y nerviosa ante Sun Joon que la estaba mirando fijamente.
-Eres la muerte.-articulo Sun Joon.
Yeon Woo no contestó solo se limitó a asentir temerosa.
-¿Por qué?-dijo en un hilo de voz.-¿Por qué tuviste que ser la muerte?
-Para proteger a mi familia a distancia.-dijo Yeon Woo caminando hacia el otro lado, Sun Joon la siguió.
-¿Por qué a distancia?-se paró frente a ella.-Ser la muerte no es bueno, le trairá dolor a la larga.
-No soy como mis predecesores, soy diferente.
-Lo sé, eso es lo que la caracteriza.
-Mi familia me desprecia, si volvía les harían daño por eso...
-Por eso te volviste la muerte, para hacer "justicia".-dijo Sun Joon dándole la espalda.
-Sí, quiero protegerlos aunque me desprecien.-dijo ella al borde de las lágrimas.
-Yeon Woo-dijo Sun Joon tomándola de los hombros, Yeon Woo se sorprendió que la llamara por su nombre.-Nunca, escucha bien, nunca dejes que Seung Hun controle tu corazón, nunca.-decía mientras acariciaba su rostro.
-Nunca-dijo Yeon Woo mirándolo a los ojos. Sun Joon soltó un pequeño suspiro y se fue, con un chasquido de dedos regresó al mundo mortal.
Yeon Woo se quedó ahí estática, le dolió sus palabras, ella había decidido ser la muerte y no afectarlo en su posición por salvarla o algo mas. Si ella era parecida a Yoo Jung, Sun Joon era igual que Yoochun, siempre quería protegerla, ayudarla en todo lo que necesitara aunque eso implicara problemas.
Yeon Woo quería derramar unas cuantas lágrimas pero no quería que la vieran, ya había aprendido que sus lágrimas no le gustaban a Seung Hun, aunque en ese momento él no estaba ahí.
-Sabes...-se escuchó la voz de Sang Woo detrás de ella. Yeon Woo se espantó un poco y volteó, ahí estaba él recargado en el pilar con una rosa blanca en su mano.-Las rosas son maravillosas, diferentes.-dejó su posición y fue hacia ella.-Hay blancas, rojas, rosas, amarillas, azules iguales a esta.-acarició la rosa que llevaba en su cabello con una sonrisa.-No importa cuantas complicaciones haya a su alrededor siempre crecen fuertes y emanan su belleza, al igual que ciertas personas.
Yeon Woo sonrió ante sus palabras, Sang Woo la miraba sonriente, ella era única, gentil, cualquiera diría que ella es un ángel y no la muerte, para él ella era eso... un ángel.
-Mejor vuelve, Seung Hun seguramente te tiene un trabajo.-dijo separándose de ella.
-Creo que sí.-dijo ella sonriendo un poco.
-Toma.-dijo Sang Woo dándole la rosa. Ella la tomó sonriente admirando su belleza.
-Adiós Sang Woo-dijo regalándole una cálida y tímida sonrisa, él le correspondió.
Yeon Woo cerró sus ojos y apareció de nuevo en el inframundo en el salón de Seung Hun.
-¿Te gusto el paraíso?-dijo Seung Hun mirándola, ella abrió sus ojos mirándolo.
-Es diferente al inframundo.-dijo Yeon Woo sonriendo un poco.
-Muy diferente.-dijo él acercándose a ella.-¿Y eso?-dijo mirando la rosa.
-Me la dio Sang Woo.-miró la rosa con una sonrisa.
-Ya veo.-dijo serio. Fue hacia su silla tomando un pergamino.-Toma, un nuevo trabajo.
Yeon Woo tomó el pergamino abriéndolo, al leer el nombre y ver la foto reconoció de inmediato a su víctima.
-Es el que mi hermano estaba persiguiendo estos últimos años.-dijo sin despegar sus ojos de la foto.
-Fue sentenciado a muerte.
-Lo atrapo.-dijo ella sonriendo.-¿Cuándo será ejecutado?-dijo bajando el pergamino.
-Mañana.-la miró serio.
-Iré mañana. Gracias amo, que descanse.-hizo una pequeña reverencia de despedida y se dirigió a su habitación.
-¡Onew!-gritó Seung Hun.
-Mi amo-dijo Onew con una reverencia.
-Díselo-dijo Seung Hun mirando hacia la puerta.-Díselo ahora.
Su tono de voz se escuchaba triste, melancólico. Onew no quiso preguntar a que se debía, solo hizo una reverencia y se retiró. Fue hacia la habitación de Yeon Woo, tocó.
-Adelante-se escuchó la voz de Yeon Woo. Hizo caso y paso, Yeon Woo estaba sentada en la cama cepillando su largo cabello.-Acércate.
-Se dio cuenta que era yo.
Se acercó a ella.
-Eres el único que toca.
-Debe de ir a visitar a su hermano ¿no cree?
-Eso estaba pensando, iré a verlo.
Se paró dejando el cepillo en la mesa, Onew hizo una reverencia y se marchó para dejarla dormir.
-Que descanse, Yeon Woo.-dijo en la puerta.
-Igualmente Onew-dijo Yeon Woo con una sonrisa. Onew asintió con una sonrisa y salió de ahí. Yeon Woo se acostó acomodándose y calló profundamente dormida.
Seung Hun estaba recargado en la mesa mirando a Yeon Woo mientras se tocaba el labio inferior con el dedo índice, abandonó su posición y se acercó a ella hincándose para verla mejor. Ella lucía tan pacífica así, hasta dormida emanaba pureza, esa pureza que la caracterizaba.
-Espero y no enloquezcas con lo que verás.-susurró delineando con su vista cada facción de su rostro.
++++
Yeon Woo se debatía si entrar o no, si dejarse ver o no. Tomó una bocanada de aire entrando sigilosamente, su madre no estaba y Min Young tampoco. Cerró la puerta nerviosa ¿cómo reaccionaría al verla? Cerró sus ojos dejándose ver. Volteó a verlo, Yi Han se encontraba acostado con una mano en su pecho cubriéndose la herida sudando demasiado.
-¡Hermano!-fue hacia él hincándose. No sabia que hacer, se alarmó demasiado.
Yi Han abrió sus ojos al escuchar la voz de su hermana, pensaba que era una ilusión después de tantos años sin verla. Volteó hacia donde estaba ella.
-¿Yeon Woo?-dijo en un hilo de voz.
-Hermano.
-Volviste.-sonrió.
-Sí hermano, volví. ¿Qué le hicieron?
-Una herida de pelea, no debe preocuparse.
-Hermano yo...
-Lamento no haber hecho nada ese día.
-No lo haga, yo decidí irme.
Yi Han soltó un pequeño quejido de dolor al quererse sentar.
-No se siente.
-Sigue igual que la última vez.-acarició su mejilla con ternura.
-Igual usted hermano.
-Me alegra haberla visto de nuevo.-se acostó de nuevo con dificultad, el dolor de la herida esa muy fuerte que lo cansaba demasiado.
-Hermano yo...-hizo una pausa pasando un poco de saliva nerviosa.
-No diga nada. Me alegra que siga sonriendo a pesar de todo lo que hice, siga mostrando esa bella sonrisa aún cuando me haya ido.
-Hermano ¿qué?...
-Siga sonriendo, nuestra madre tal vez ya no la quiera ver pero a mi me alegra que haya venido. Yeon Woo te quiero.
Cerró sus ojos con respiración débil, cada vez se hacía más lenta. Yeon Woo lo miraba alarmada hasta que dejó de respirar.
-¡Hermano! ¡Hermano por favor despierta! ¡No quiero llevarlo! ¡Por favor!-lo movía para que despertara sin éxito, se recargó en su pecho llorando, lo había perdido.
Levantó el rostro acariciando su mejilla, se acercó depositando un beso en su frente sellando el trato. Puso su mano en su pecho sacando su alma aun besándolo derramando muchas lágrimas que caían en su rostro. Sacó su alma separándose de él mirándolo desconsolada.
-Hermano, descansa.
Se paró con dificultad soltando su alma para que llegara con Sang Woo, esta fue la única vez que hizo eso, mandar el alma ella misma y no Jaejoong. Cerró sus ojos con fuerza respirando agitada, los abrió de golpe apretando los dientes, estaba enojada. Salió de ahí haciendo que nadie la viera rumbo a la prisión donde estaba su víctima.
Se paró al lado de él mirándolo furiosa, se hincó. El hombre volteó y se alarmó al verla
-¿Quién es usted?-la miro alarmado.
Ella no contestó solo lo tomó del cuello implantando en él un humo negro que jamás había visto, empezó a derramar mientras lo hacía, apretó mas el agarre haciendo que el hombre tosiera con dificultad.
"Siga mostrando esa bella sonrisa aún cuando me halla ido..."
Quitó su mano al recordar las palabras de su hermano. Se apartó llorando por la tristeza, llevando las manos a su rostro cubriéndolo, llorando aún más, mientras que el hombre se tocaba el cuello tosiendo por el humo en su cuello.
-Yeon Woo-se escuchó la voz de Sun Joon. Entró a la prisión tocando los barrotes haciendo un hechizo de ilusión que hizo que se ocultara la presencia de Yeon Woo y él a la vista de los demás. Se hincó acariciando su cabello.-Yeon Woo...
Ella levantó su rostro lleno de lágrimas. Sus ojos mostraban toda la tristeza que sentía en su corazón, la estaba destrozando por dentro, era lo que no quería, no quería llevarse a su hermano tan joven.
-Se fue... Me lo tuve que llevar... Yo...
No podía terminar la frase debido a los sollozos, Sun Joon la abrazó consolándola. Todavía seguía siendo la pequeña niña que había conocido, la niña que había ganado su corazón.
-Es tiempo.
Yeon Woo se separó de él encontrándose con esos ojos profundos que la miraban con tristeza y ternura, ella asintió parándose. Cerró los ojos haciendo que nadie la viera, Sun Joon salió de la prisión quitando el hechizo.
-Llévenlo afuera.
De inmediato los guardias obedecieron.
Ya afuera todo estaba listo para la ejecución, Yeon Woo miraba la escena esperando para llevarse el alma. Con un movimiento de su mano Sun Joon dio la orden de matarlo y así acabaron con la vida del criminal.
Yeon Woo se acercó a él poniendo su mano en su pecho sacando el alma, movió su mano mandando el alma con Seung Hun derramando una última lágrima.
"Tranquila, recuerde que no debe de dejar que su corazón sea controlado." escuchó la voz de Sun Joon en su mente.
"Lo sé, no dejaré que se apodere de mi corazón. Le agradezco sus palabras, adiós mi señor." contestó marchándose devuelta al inframundo.
Al llegar se dirigió a su habitación.
-¿Cómo te sientes?-Seung Hun se colocó enfrente de ella.
-Bien señor, sólo un poco cansada me retiro, que descanse.-hizo una reverencia y se fue a su habitación. Una vez dentro se acostó en la cama llorando, tenía que sacar todo la tristeza de su corazón para no llorar frente a su amo de nuevo.
Seung Hun se extrañó de su actitud, se había mostrado tan distante que era extraño en ella. Soltó un suspiro tocando su frente.
-Lo viste...
A partir de ese momento Yeon Woo vio la realidad de la muerte, supo el verdadero significado de ser el ángel de la muerte.
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