Capítulo 1: La muerte


"Un ángel caído, alguien frío y despiadado, un ser que oculta muchas cosas..."

Kim Jaejoong


Todos conocen al tal llamado "Ángel de la oscuridad", ese ángel que está en las sombras, que es frío y escalofriante. El que vive en la oscuridad y cuando lo ven tiemblan, el que es temido por muchos pero a la vez respetado, el que varías culturas tienen como dios, el que dicen que es un ángel caído y que apoya a la maldad. Pues déjenme decirles que yo soy ese ángel, sí yo soy ese ser oscuro temido y respetado, yo soy La Muerte.

Mentiría si dijera que mi vida es increíble, mi vida está llena de soledad, siempre tengo que ir por las almas que murieron, ir a provocarle sufrimiento a los mortales que les llegó la hora, hacer que deseen estar muertos para llevármelos, hacer que mueran, ir por esos mortales a los que me gusta llamar víctimas.


*****

Jaejoong estaba muy sumido en sus pensamientos cuando entro uno de sus sirvientes.

-Amo el señor lo llama-dijo el sirviente con respeto sacando a Jaejoong de sus pensamientos. Jaejoong se paró y camino hacia la puerta le dio una seña a su sirviente de agradecimiento y que se retirara serio como siempre saliendo de su habitación.

Jaejoong caminaba con pasos firmes y elegantes, serio como siempre, al igual que frío, en tan solo verlo causaba respeto y un poco de miedo su frialdad y seriedad pero sobre todo el respeto, todos sus sirvientes lo miraban hacían una reverencia y se retiraban rápidamente, Jaejoong no los volteaba a ver y seguía su camino.

Llego hasta el salón donde estaba su jefe, su amo, su señor, aunque todos lo conocían como "El Señor de la oscuridad". Entro al salón y vio a su amo que estaba leyendo una especie de pergamino muy atento.

-¿Para qué me mandaste a llamar Seung Hun?-dijo Jaejoong caminando para quedar frente a él, le llamaba a su amo por su nombre porque él mismo se lo había pedido, además por la confianza que él tenía hacia su sirviente de la muerte.

-¿Si ya lo sabes para qué preguntas?-dijo Seung Hun sin quitar la vista del pergamino con una sonrisa sínica.

-Sólo dime-se empezaba frustrar.

-Te tengo una nueva víctima-lo volteó a ver y entregándole el pergamino. Jaejoong lo tomó y vio la foto de una chica joven, linda, inocente, a simple vista se veía saludable ¿Por qué quería que ella muriera? Decidió no preguntar eso.

-¿Qué quieres que haga?-dijo aún con la vista en el pergamino.

-Quiero que la hagas sufrir-enpezó a caminar por el salón con pisadas firmes.-Quiero que hagas que desee estar muerta, quiero que cuando sea el momento hagas que se enferme, quiero que te ruegue morir-dijo Seung Hun caminando alrededor de él, las palabras de Seung Hun eran firmes y sínicas como si no le importara nada. Seung Hun siguió caminando por el salón después de decir eso. Jaejoong seguía viendo la foto de la chica, no era la primera vez que le pedía hacer eso pero ¿Por qué a una chica que era saludable?

-De acuerdo ¿Cuándo quieres que salga?-bajó el pergamino volteando a ver a Seung Hun.

-En cuando termines de leer su información-paró para voltearlo a ver.

-De acuerdo así lo haré-hizo una reverencia para luego salir de ahí.

Seung Hun lo vio salir, soltó un suspiro y empezó a caminar hacia su gran silla.

-Ve has tu deber, ve mi sirviente de la muerte-dijo Seung Hun sentándose en su silla y volteo a ver a su pozo en donde observaba a los mortales.


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Jaejoong estaba sentado en su silla frente al ventanal que tenía ahí. Tomó el pergamino para verlo.

-Haber que tenemos aquí-dijo Jaejoong abriendo el pergamino para leer la información de la chica.

"Nombre: Kim Yoo Jung


Edad: 18 años


Familia: padre con cáncer


Hogar: Seúl, Corea del Sur


Estado: trabajando"

Jaejoong terminó de leer la información, no necesitaba más que esos 5 ya sabía que hacer después.

-Esto me servirá-dijo volviendo a leer la frase "padre con cáncer", ahora entendía porque Seung Hun le dio a la chica, también quería que se llevara a su padre, dos pájaros de un tiro. Jaejoong soltó una pequeña risa sí que Seung Hun era astuto.

Jaejoong soltó un suspiro parándose de la silla yendo hacia la mesa que tenía en el centro de su habitación, dejó el pergamino encima, apoyo sus manos en la mesa pensando en que hará.

-Ahora si pequeña Kim Yoo Jung empezara tu sufrimiento, desearas nunca haberme conocido-miró hacia el techo soltando una sonrisa y risa sínica.

Jaejoong salió de su habitación rumbo al salón para volver a ver a Seung Hun. Entró al salón y vio a Seung Hun sentado en su silla mirando atentamente hacia el pozo.

-¿Ya terminaste?-dijo Seung Hun aun mirando el pozo.

-Sí, eres muy astuto Seung Hun-dijo caminando hacia él con una sonrisa sínica.-Dos pájaros de un tiro.

-Qué bueno que te diste cuenta-lo volteó a ver riendo un poco, luego volvió a ver al pozo-Acércate-ordenó. Jaejoong obedeció y se acercó a él colocándose a su lado.-Mira-dijo Seung Hun señalando hacia el pozo.

Jaejoong vio hacia el pozo y vio una casa de donde salía una chica muy linda y apurada.

-Ahí es donde vive ella-le dijo Seung Hun señalando a la casa mostrada en el pozo.-Quiero que te acerques a ella, ya sabes qué hacer ¿no?

-Claro que sí, se perfectamente que hacer-sonrió sínico. Seung Hun soltó una risa al igual que Jaejoong.-Ya tengo que partir.

-Sí ve-dijo. Jaejoong hizo una pequeña reverencia con su cabeza saliendo del salón.

Jaejoong camino hacia la salida, fue hacia el bosque, todo era gris, oscuro, los árboles no tenían hojas, eran viejos, negros, simplemente no había color ahí. Soltó un suspiro mirando hacia arriba, ya era hora de irse, bajo la mirada concentrado haciendo que unas grandes y oscuras alas aparecieran envolviéndolo por completo desapareciendo de su mundo para aparecer en el mundo de los mortales.

Estaba en un lugar apartado donde nadie lo podía ver, ocultó sus alas y emprendió su camino. Llamaba la atención de todos por su apariencia, era apuesto tenían que admitir pero sobretodo porque iba vestido completamente de negro, era como si fuera rico o algo así. Se dirigió hacia un bar, él ya había estado ahí así que ese era el lugar era su refugio, entró y fue a ver al dueño. Entró sin avisar y el dueño de inmediato de paró.

-Señor ha venido de nuevo-dijo el dueño haciendo una reverencia.

-Sí he vuelto-dijo Jaejoong mirando alrededor de la oficina.

-¿Una nueva víctima señor?-dijo con respeto.

-Sí, una nueva víctima-sonrió.

-Entiendo señor-dijo un poco triste.

-Ay Lee, Lee-rió sínico, fue hacia el dueño quedando frente a él-No todos tienen tu suerte de convertirse en mi sirviente pequeño Lee-dijo dándole palpadas en su rostro al recién nombrado.

-Lo sé señor-dijo Lee sin mirarlo. Él antes había sido su víctima pero hizo un pacto con él, había prometido servirlo con tal que no se lo llevará, con tal de no morir le serviría con toda su alma, no le gustaba que Jaejoong fuera cada vez porque tenía una nueva víctima pero tenía que soportarlo.

-Ahora necesito el trabajo de siempre-se apartó de de él para ir hacia el librero y tomar un libro para ojearlo.

-Señor hace mucho que no trabaja como eso-dijo Lee, a pesar que era grande y temido le tenía mucho miedo a Jaejoong, miedo era poco le tenía pavor.

-Lo sé pero necesito volver a ser bar tender, es el trabajo que necesito ahora-dijo sin despegar la vista del libro.

-Como usted diga señor ¿Cuándo quiere comenzar?

-Mañana hoy tengo que ir a ver a esa chica-dejó el libro de nuevo en su lugar.

-De acuerdo señor, así será-le contestó con mucho respeto. Jaejoong lo volteó a ver una última vez y salió de ahí.

Ya fuera del bar soltó un suspiro mirando hacia el cielo, dejó que el sol rozara su rostro, respiró lentamente acostumbrándose de nuevo al mundo de los mortales.

"Que comience el juego" dijo en un susurro solo audible para él. Así es para él quitar vidas era un juego y su nueva víctima no sería la excepción.

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