𝑃𝑖𝑒𝑛𝑠𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑖

«Sé que entraste en mi mente

Porque hoy me siento diferente

Pienso en ti, necesito de ti.»


— ¡Mark! Necesito que termines ésta sesión pronto. — Jaehyun, su jefe, no para de hablar y revisar cosas dentro del plan de acción de la agencia para el nuevo año. — Dentro de dos horas debe comenzar la sesión para B1.

El canadiense sonríe, acomodando ligeramente uno de los tripiés de las cámaras profesionales, apoyado en una de sus rodillas.

Canon y Nikon se lee en los alrededores del estudio; distintos lentes, luces brillantes y un fondo blanco son el entorno natural de Mark, un canadiense con mucho talento para la fotografía que llegó a trabajar a una agencia publicitaria coreana hace poco más de tres años.

— Jaehyun, man, relájate. La sesión ya terminó, las fotos entraron hace unos diez minutos a revisión. — le dice, levantándose.

El hombre mayor sonríe, quitando los ojos de su agenda por primera vez. — ¡Excelente!— contesta vagamente tachando un par de cosas en el cuaderno gris que sostiene 24/7.— Uno de los modelos de B1 llegó hace unos minutos, ¿Por qué no comienzas con él?

Mark hace una mueca mientras termina de tomar un trago de agua. — Dude, acabas de decir que B1 está agendado dentro de dos horas ¿Cuál es el punto?

Jaehyun le mira con una ligera expresión de fastidio. — El modelo que ya llegó, es hijo del director de Marketing de B1. No sé por qué mierda llegó tan temprano, pero Donghae es capaz de armarnos un berrinche si dejamos al niño esperando demasiado. — dice, sobándose la sien.— Sabes que no nos conviene un berrinche de B1 ¿Verdad?

B1 es una empresa de moda de alta costura para hombres jóvenes; sumamente influyente en la industria y básicamente, le da de comer a la agencia entera.

El canadiense rueda los ojos y después pasa una mano por su negro cabello. — Lo sé... ¡Yerim! — grita sin mucho tacto, consiguiendo que una de las asesoras de imagen aparezca en su campo de visión.

La rubia se para junto a ellos y se dirige a Jaehyun. — Adivino, ¿Ya le dijiste que no tendrá sus dos horas de descanso? — Jaehyun asiente. — Qué pena, Makku, no podrás irte a ligar con los modelos que están en la campaña con Johnny. — dice burlona, recargando su codo en el hombro del fotógrafo. Mark le hace un gesto de desagrado. — Como sea, el modelo ya está listo, si es para lo que me llamabas.

Mark mueve sus hombros en un intento por relajarse. — Hazlo pasar, empecemos con esta mierda.

Jaehyun hace un par de notas. — Mejora tu actitud o toda la agencia no come por tu culpa ¿Oíste? — advierte, mitad en broma, mitad seriamente.

Mark ríe por lo bajo. — ¡Haz pasar a nuestro maravilloso modelo, Yeri! Empecemos a hacer magia. — responde con un entusiasmo fingido que hace reír a sus dos compañeros de trabajo, luego ambos le dan la espalda y Jaehyun se dirige junto con Yeri fuera del estudio.

Un par de asistentes de iluminación reciben indicaciones por parte del fotógrafo, además de cambiar la cámara. Mark toma su propio cuaderno de anotaciones, fijando poca atención en la persona que entra con Wendy al estudio.

— Mark, te presento a Lee Jeno, el modelo que trabajará con nosotros hoy. — Presenta Yeri, señalando al chico que está a su lado.

El fotógrafo alza la vista y se encuentra con un chico sumamente atractivo; jovial y de ojos brillantes.  — Qué tal Jeno, soy Mark Lee y estaré tomando las fotografías. — sonríe amablemente.

— ¡Sé quién eres! Tu trabajo es increíble, hace mucho quería que fueras tú quien me tomara fotos. — Responde el más joven de forma genuina, con una sonrisa sincera.

— Pues muchas gracias por los halagos. — Dice Mark, dando una palmada y sonriendo de nueva cuenta.— ¿Te parece si empezamos ya?— Cuestiona, colocándose la cinta de su cámara alrededor del cuello y obteniendo una respuesta afirmativa antes de caminar hacia las cámaras colocadas estratégicamente frente al fondo blanco.

Jeno está listo con el primer cambio de vestuario y el fotógrafo se asegura de capturar los mejores ángulos del chico increíblemente guapo. El canadiense se percata que el chico tiene un talento natural para posar, además de ser muy colaborativo, por lo cuál la sesión de desarrolla de forma fluida. 

Cerca de una hora más tarde, Mark da indicaciones. — Bien Jeno, acompaña a Wendy para que te ayude con el segundo vestuario, por favor. Estaremos de regreso en...

— ¡Mark! — Un grito de enojo sorprende a todos en el estudio.

El fotógrafo se gira, levantando una ceja al pensar en quién se atreve a hablarle de esa forma pero se relaja al notar que se trata de Johnny, el otro fotógrafo y mejor amigo suyo, quién luce bastante irritado.

— John, estamos en medio de una sesión, no puedes entrar gritando así.— dice entre dientes, intentando disipar la atención del resto del equipo de trabajo.

— ¡Es que ya no lo soporto! Es un malcriado, no quiero trabajar más con él.

Mark se dirige a Jeno con una sonrisa avergonzada. — Disculpa por esto ¿Puedes ir con Yeri mientras lo resuelvo?

Jeno parece más bien divertido. — Sin problema.

Una vez que el modelo se aleja unos pasoso, Mark por fi encara a su colega. — Jonh, qué te pasa, ese modelo es hijo del director de marketing de B1, no podemos quedar mal con él y justo entras a hacerme un berrinche.

El mayor parece no prestarle demasiada atención a su regaño. — No, es que no te imaginas. Llegó un modelo para los promocionales de la marca de maquillaje, pero es lo peor con lo que he trabajado. De todo se queja, no acata las poses que le pido, hace berrinche. Es francamente ridículo.

— ¿Y yo qué puedo hacer?

— Quiero cambiar. Déjame trabajar con las fotos de B1 y dedícate a esa sesión. Te juro que solo será para las fotos de ese modelo y no te vuelvo a molestar, solo no quiero lidiar más con él. — Seo suspira. — Por favor. Creo que tú sabrías más cómo afrontarlo porque eres más joven o lo que sea, no sé.

Mark permanece pensativo. ¿Cambiar la buena disposición -y el atractivo- de Jeno, que además es hijo de alguien influyente, por un modelo malcriado que quién sabe quién sea? La oferta no suena nada bien.

— John... — Mark aprieta el puente de su nariz con el pulgar y el índice, cerrando los ojos.

— Te compensaré, lo prometo. Solo líbrame de este estrés. — suplica un inusualmente desesperado John Seo.

Mark rueda los ojos. — Me vas a deber un favor muy grande, ¿me oyes? — Su amigo asiente, dispuesto a aceptar las condiciones.— ¿En qué estudio estabas?

— En el siete, con Wendy. Ella te ayudará a señalarte dónde estaba yo. 

— Bien, déjame avisarle a Yeri para que...

— No, no, no...— le interrumpe — Yo le avisaré que hubo un cambio de última hora, tú solo ve y sálvame.

Mark asiente y retira la cámara que colgaba de su cuello. Toma su botella de agua de la pequeña mesa y camina, evitando al resto del staff. Su estudio es el dos, por lo que necesita recorrer al menos un pasillo entero para lograr llegar al área de trabajo de John.

Minutos después, finalmente se adentra en el estudio número siete de la agencia para la que trabaja. Al entrar, el número de personas que conforman el equipo es considerablemente más reducido, puesto que las sesiones de fotos para las marcas de maquillaje son algo más sencillas que las de ropa. Wendy lo saluda con una sonrisa.

— ¿Te convenció? — pregunta, codeándolo.

Mark resopla. — No quiero hablar de eso. Empecemos ¿quieres?

Su amiga asiente, caminando hacia el gran espejo rodeado de luz led que se encuentra en un costado del estudio. Mark no se había percatado del chico que había estado dándole la espalda, por lo que decide fijar su mirada hacia ellos, mientras bebe un poco de su bebida.

El chico que cree, es el modelo del que tanto se quejaba su colega, baja de la silla y arregla su camisa, que se había desfajado accidentalmente. Después de eso, finalmente se da la vuelta, dirigiendo sus ojos hacia el fotógrafo.

Mark se atraganta ligeramente con el sorbo de agua que había ingerido previamente, por lo que comienza a toser. Wendy camina rápidamente en su dirección, para ofrecerle auxilio. 

— ¡Ay, Mark! ¿Estás bien? — pregunta genuinamente la maquillista, sobando suavemente su espalda. Mark se avergüenza justo como en sus años de secundaria. 

El modelo es encantador, está arreglado de forma elegante, la camisa negra que está usando le sienta como un guante de seda a su divina figura y a su preciosa cara, adornada con unos grandes ojos expresivos, brillantes y unos labios llenos.

El fotógrafo sale de sus pensamientos al notar que el otro chico le mira confundido. — Sí, una disculpa, yo, eh...— señala torpemente la botella y suspira. — No importa.

Wendy le dedica una mirada llena de pena ajena. — Bien... Haechan, este hombre que casi se ahoga, es Mark Lee. John me dijo que lo suplirá para tu sesión de fotos.

El moreno sonríe de forma brillante. — Un gusto, Mark. Soy Haechan, gracias por trabajar conmigo hoy.

Mark le devuelve la sonrisa, aún torpe. — El gusto es mío, Haechan. — responde, con cortesía.

Wendy de pronto siente que sobra ahí, por lo que retrocede un par de pasos, sin embargo, Mark la toma de un brazo. — ¿Necesitas algo Mark?

— Haechan, ¿podrías regalarme un par de minutos con la maquillista?

El chico bonito parpadea un par de veces y luego señala el sillón frente al fondo blanco del estudio. — Claro, iré tomando mi lugar. Con permiso.

Mark lo sigue con la mirada, hasta que se aleja y Wendy lo mira divertida. — ¿Necesitas, por ejemplo una bolsita para la baba o algo?

El fotógrafo voltea hacia ella. — Respétame, sigo siendo tu jefe. — finge enojo, lo que hace a su compañera levantar una ceja. — ¿En serio John no quiso trabajar con él? ¡Es hermoso! — susurra.

— Nah, el modelo que hizo enojar a John acaba de irse. Iba a llamarlo para decirle que este chico lo supliría, pero entraste. — explica. — Y si Jaehyun se da cuenta del tiempo que estamos perdiendo, estará furioso ¿o quieres cambiar?

Mark no lo duda. — ¡No! Ya estoy aquí...

La chica sonríe. — Claro, es tu nivel de productividad lo que te preocupa y no el perderte la oportunidad de conseguir el número de este precioso ejemplar, ¿o me equivoco?

— ¿Siempre eres así de metida?

• • •

La sesión duró dos horas. Posiblemente hubieran tardado mucho menos, pero Mark se distrajo un tiempo considerable jugando con las luces en ese rostro a gusto personal.

Cualquier ángulo le favorecía al modelo, cada movimiento era tan elegante y no importaban las sombras o la pose, la fotografía quedaba impecable.

Quizás Haechan tenía un talento natural o simplemente a Mark le había gustado.

Una semana más tarde, Mark no podía dejar de pensar en él. Estaba distraído en las sesiones, las indicaciones al staff parecían vagas e incluso las juntas del comité creativo eran dolorosamente largas, pues no les prestaba atención en lo absoluto.

Para Mark es difícil creer que su atención se había fijado tan intensamente en el chico; es decir, no es la primera vez que se fija un modelo y le atrae; la diferencia radica en que los movimientos elegantes y fluidos habían logrado atraparlo de una forma mucho menos superficial. 

Su corazón se había acelerado al conocerlo, sonreía cada vez que miraba las fotos y esperaba de manera ansiosa poder hablar con él otra vez. No quería comentarlo con nadie, pues era bien sabido que él era hombre de conquistas de una noche, pero esta vez es... diferente, como si el chico lo hubiera enviciado con tan solo su mirada.

Trató de conseguir más datos del modelo en la base de datos de la agencia, pero no había información útil; Wendy ayudó y aún así no tuvieron éxito en la búsqueda.

El toque en la puerta de su oficina lo devuelve a la realidad, haciéndolo sacudir la cabeza. — Pase. — Wendy entra con el sobre amarillo que él mismo le había entregado por la mañana. — ¿Qué es eso?

— Las fotos.

— Te las di para que se las entregaras a Jaehyun, hoy vienen por ellas.

— Lo sé.

Mark comienza a irritarse por la poca cantidad de palabras. — ¿Y bien?

Su compañera sonríe, colocando el sobre en su escritorio. — Acaba de llegar alguien por ellas.

— ¡¿Y por qué vienes a dejármelas?!

— Me agradeces luego.

Mark permanece confundido, viendo irritado el sobre. Wendy simplemente sale de su oficina, sin cerrar la puerta del todo.

Cuando vuelve a levantar la mirada, el modelo de la sesión entra; luce mucho menos arreglado que aquel día, pero igual de precioso, enfundado en una chaqueta roja que le va bien a su piel. El canadiense entra en pánico, sin saber exactamente cómo comportarse. — Buenos días, Mark. Perdón por entrar sin tocar, pero Wen me dijo que podía pasar...— dice el chico firmemente. — No sé si me recuerdas, trabajamos juntos la vez pasada.

Mark se escuda parándose detrás de su silla giratoria, en un intento por disimular los nervios. — ¡Claro! Haechan, ¿cierto?

— Exacto. Bueno, es una historia larga, pero tuve que venir yo a recoger los promocionales y me dijeron que los tú los tienes. ¿Puedes entregármelos, por favor?— Mark se pierde en lo sedoso que luce el cabello de la persona que está parada frente a él. Inclusive sin tantas luces, su piel parece brillar y sus ojos lucen chispeantes. Haechan trata de hacer caso omiso a la boba mirada del fotógrafo, pretendiendo no lucir cohibido. — ¿Mark?

El mayor parpadea repetidamente. — Perdón, ¿Qué decías? 

Haechan ríe bajo, lo que parece música angelical para los oídos del contrario. — Que si podrías entregarme los promocionales.

El pelinegro parece por fin reaccionar. — ¡Claro! Los promocionales, eso...

El modelo comienza a incomodarse. No es la primera vez que consigue reacciones de ese tipo por parte de un compañero de trabajo y no le agrada para nada; lo cohíben y hace que comience a enojarse al pensar que el lindo fotógrafo al que buscó volver a ver, es exactamente igual a otros hombres, que únicamente le miran como si fuera un objeto. — ¿Puedes dármelos ya? Tengo algo de prisa. — Miente, para evadir el incómodo momento que empeora su humor.

Mark parece realmente apenado cuando se da cuenta de la incomodidad del contrario. — Perdón, es este sobre. — Dice, entregándoselo.

— Gracias. — Haechan sonríe cortés, pero ya no tan brillante como anteriormente. Toma el sobre y lo jala, pero la mano del fotógrafo continúa haciendo presión, sin liberarlo.

El moreno lo mira, levantando una ceja, como si le preguntara silenciosamente cuál es problema. —  Perdón, Haechan... ¿Aceptarías una invitación a comer?

Mark sonríe cuando ve la sorpresa dibujada en la faz del chico lindo, casi anticipando una respuesta afirmativa. — Eh, no Mark, no acostumbro hacer eso, lo siento. — Responde en voz apenas audible, provocando que el otro finalmente suelte el sobre.

Haechan simplemente se da la vuelta y sale por la puerta de la oficina, dejando al fotógrafo perplejo.

• • •


Hola, soy yo de nuevo. Feliz San Valentín, ¿Qué mejor que celebrar al amor con una lectura Markhyuck? 🥰 jajaja. Deberían quedarse al pendiente del siguiente capítulo, porque en serio creo que les gustará, uwu 🌸

Gracias por leer.🧡

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