Capítulo 6: Aterradora prueba

Mmmm....

Estaba pensando una excusa para cuando publicara esto, en serio, pero apenas idee una, se me olvido de inmediato, creo que porque estaría mintiendo si dijera que tuve cosas importantes que hacer, cuando lo único que hice en estos casí tres años de ausencia es estar valiendo pura verg... Bueno, entienden el punto.

Ahora sin más... El capítulo que debi publicar hace un año y algo de meses, je.

Las imagenes y personajes no me pertenecen, sólo los uso con fines de diversión.

ADVERTENCIA: pocas referencias y algo de material ilicito. Si les falto para inspirarse, les puedo pasar algunos códigos secretos.


________________________________________________________________________________


Esta escena, como en algunas historias, comienza con oscuridad, un lugar frío y tenebroso, el eco del vacío y el sonido de las alimañas corriendo por doquier. El único rastro humano, un débil y triste sollozo, perdido en el rincón de uno de los tantos calabozos, no fue hasta después de un chirrido que la luz permitió vislumbrar a su único ocupante.

-Nii-san – Apenas abrió, la pequeña corrió hacia el niño, agachándose para tomarlo entre sus brazos, sin importarle nada. Lentamente, el vestido blanco se fue tiñendo de negro y rojo.

-H-H???... H???... – El niño reaccionó débilmente, sus temblorosos brazos rodearon la cintura de la rubia- H???... H???... H???... – Y luego se quebró, lagrimas brotaron, opacando la sangre en sus cortes.

- Ya, tranquilo, Pequeña de luz- Dejó que la cara del niño se hundiera en su pecho- Estoy aquí- Acarició los mechones dorados con delicadeza, con una sonrisa tan cálida que la oscuridad del calabozo parecía desvanecerse.

-No... No me gusta... No quiero seguir con esto... – La abrazó con más fuerza, temiendo que pudiera dejarlo.

-Padre volvió a molestarse contigo- Afirmó triste. Por su expresión, no era la primera vez que ocurría, y aun así no podía acostumbrarse, ver como su hermano se rompía, tanto física como mentalmente, le partía el corazón.

-¿P-Por qué yo?... No quiero.... No quiero seguir con esto... Duele... Todos los días... Ya no... No más...

La expresión de la niña se torció, parecía que rompería en llanto, pero se contuvo, tragó todo su dolor, tenía que ser su apoyo emocional. Con gentileza, tomó el rostro de su hermano, ambos orbes color ambar se vieron entre sí.

-¿H????... ¿Q-Qué estas...? ¡¿Hm?!- Él no pudo prever eso. Por un instante, el dolor y sufrimiento se hicieron a un lado, a la vez que una sensación suave y cálida tocaba sus labios -¿Q-Qué...?- Él la empujó, alejándose de inmediato.

Ella cayó sentada, bajó la mirada y tocó sus labios, un lindo carmín y una pequeña sonrisa componían su rostro.

-¿Q-Qué fue... eso?

-Es un hechizo- Respondió la niña, con un tono suave, a la vez que se le volvía a acercar.

-¿H-Hechizo? – Él no supo por qué retrocedió, no era miedo porque sabía que ella nunca le haría daño, tan sólo estaba confundido, ese sentimiento creciendo en su pecho, haciendo latir su corazón como loco, no podía describirlo. Pero lo que más lo confundía, era el por qué se dejó acorralar por la pequeña rubia.

-Hará que las cosas malas desaparezcan, que nunca estes triste o que te duela... Es un hechizo mío sólo para ti- Terminó de "acorralarlo" y el niño sólo pudo apoyarse contra la pared – Además, se siente muy bien, ¿No piensas igual, nii-san?

-Hmp- El niño bajo la mirada mientras ella acariciaba su cabellera. Pese a ser gemelos, y él considerado el hermano mayor, había ocasiones en la que la niña ocupaba su lugar, actuaba de manera madura, mientras que el niño era el más frágil, al que necesitaba que lo cuiden.

-Entonces... – Rodó sus ojos hacía él, sin dejar de acariciarlo. El sonrojo en su rostro volvió a crecer- ¿Quieres otro?

-¿Eh?- Él volvió a sorprenderse- Eso... Yo... Eso sería... – Su rostro se tiñó aún más mientras desviaba la mirada por ratos.

-Jijiji- La manera en que su hermano se ponía nervioso era demasiado linda, no pudo resistirlo- Ven aquí- Sin dudarlo, volvió a tomarlo del rostro- Este es mi hechizo especial, siempre que te duela o que estes triste vendré para darte uno. Lo haremos siempre que quieras, y nada ni nadie podrá impedirlo – Dijo, con una tierna sonrisa- Ni siquiera nuestro padre- Susurró, con un tono hostil.

-Hmp- Volvió a asentir tímido, ajeno a esas últimas palabras. Esta vez, ambos rostros se acercaron, uno tímido y la otra ansiosa.

Fue una promesa que juraron en la oscuridad. Luego del segundo beso, el niño se dejó adormecer en el regazo de su hermana mientras que la niña continuó acariciándolo, comenzando a cantar en una lengua desconocida.

- ...Dónde estás?... cielo, tierra y oscuridad.... ¿Hacia dónde tu irás? ¿Me pregunto si...? - Las letras eran suaves y tranquilizadoras. Poco a poco, adormeció a su hermano, a la vez que un aura dorada parecía rodearlos.

- ¿hm? - Luego de unos minutos, se detuvo, miró los mechones que tenía entre sus dedos, dorado y brillante, un color hermoso, igual al propio, pero, a medida que llegaba a la raíz, estos cambiaban, un color negro, tan oscuro como el fondo de un abismo-Tch...- Chasqueó, al punto de morderse el labio- No te preocupes, Nii-san... Tu hermana te protegerá... No importa en que te conviertas... H??? te amará por siempre – Declaró, como un hecho absoluto, cuando los ojos del hermano por fin se cerraron.

.

.

.

.

.

-¡INACEPTABLE!- Aquel gritó vino acompañado de un estruendo abrumador, como si el dueño estuviera en sincronía con la tempestad.

-Padre... Por favor...

-¡SILENCIO!

La niña se encogió de hombros y apretó los labios, su cuerpo temblaba. Las cadenas en sus muñecas y tobillos la obligaban a postrarse en medio de la gran sala.

El lugar parecía ser el interior de un palacio, exudando tanto lujo como oscuridad. En la gran sala, una alfombra roja y oscura que se extendía desde la entrada hasta el centro. Varias entidades se encontraban en formación, de considerable altura, vestidos con túnicas de diferentes colores, rojo como las llamas, azul y celeste como el basto mar y los grandes gélidos, y purpura como los rayos que partían el cielo. En medio y al fondo, el asiento principal, un enorme trono que hacía juego con la habitación. En ese momento, ocupado por una entidad antigua y oscura. De cabello largo y azabache, rostro maduro y serio, por no decir intimidante, vestido con túnicas negras y un aura de muerte. Él, con la mejilla recargada en su puño, miraba a la niña en silencio mientras su emisario se encargaba de dirigir el "juicio".

-Su majestad- Reverenció a su amo- Aunque se trate de su descendencia, debe impartir el castigo justo. No puede permitir que este tipo de comportamiento se lleve a cabo bajo su ala, en su propio castillo- Miró de reojo a la pequeña rubia, sus orbes reflejaban desprecio absoluto.

La expresión del amo era indescifrable. Con toda la calma del mundo se acomodó en su asiento. La pequeña se exaltó cuando su padre comenzó a levantar la mano, comprendía perfectamente ese gesto. Justo entonces, las puertas se abrieron de par en par.

-¡Detengan esto!- Una tercera voz interrumpió la sentencia-¡Deja en paz a H???, padre!

- ¿N-Nii-san? - La niña se vio entre feliz y preocupada, su hermano había llegado a salvarla, pero la persona a la que iba a encarar era su propio progenitor, aquel ser causante de todo su mal y sufrimiento.

-Príncipe, usted no debe estar aquí- El hombre, si es que se le podía llamar así, era de considerable altura, vestido con túnicas gruesas color negro, con algunos incrustados metálicos que se entendían era parte de una armadura. Por último, un cuello largo y un casco con cuernos dorados ocultaban por completo su rostro- Abandonar su entrenamiento para interrumpir el juicio- Se colocó en medio, impidiendo al niño llegar a su hermana- Su majestad estará muy decepcionado de usted- Volteó hacia su amo, como si quisiera que confirme sus palabras.

-¡H??? no hizo nada malo! – Dijo con fuerza, sin conseguir que el emisario se apartará- Fue mi culpa... no tienen por qué castigarla... ¡Así que déjenla! - Gritó agitado.

-De acuerdo a las instrucciones de su majestad, su padre, nadie tiene permitido verlo durante su "entrenamiento" – De nuevo, volteó a ver a su amo, haciendo que el niño oscurezca la mirada y apriete los dientes – Usted sólo debe enfocarse en su entrenamiento, sin que nadie interfiera. Su hermana rompió las reglas, la palabra de su majestad, el rey- Dijo, haciendo que el niño baje la mirada. El pequeño comenzó a murmurar, provocando intriga en el emisario- ¿Hm? ¿Qué es lo que dijo?

-El rey esto... su majestad aquello...  padre lo otro... – Se había hartado. Las heridas y moretones en su cuerpo poco le importaban- Si tanto quieres a ese viejo.... -Lo días de soledad y tristeza en el calabozo eran nada- ¡ENTONCES VE Y FOLLATELO! ¡MALDITO HIJO DE PUTA! - Gritó a todo pulmón. Sin duda, esas palabras no eran las que soltaría un menor, menos dentro del salón del trono, mucho menos frente al amo del castillo, su padre.

Un relámpago hizo temblar el lugar antes de que reinara el silencio, duró unos cuantos segundos ya que los murmullos entre el resto de emisarios no se hicieron esperar. Ligeras risas y burlas que hicieron que el emisario oscuro se tensara como nunca, sintiendo la necesidad de aplastar al hijo del hombre al que le era leal.

-In... ¡Insolente!

-¡Nii-san!

Luego de que una especie de grimorio apareciera, una gran cantidad de energía comenzó a reunirse frente al emisario, tomando la forma de una esfera, dando la apariencia de un agujero negro.

-¡Vas a pagar! – Tan pronto colocó su mano sobre la esfera, un láser oscuro se disparó contra el niño.

-¡Waah!- El chico apenas pudo arrojarse a un lado, evitando el daño.

El ataque cesó al llegar al otro extremo de la sala, un camino de llamas negras quedó como evidencia del inmenso poder que había desatado.

-Te entrené, te di todos mis conocimientos- Dijo con arrogancia mientras se acercaba al infante- ¿Y qué haces? Sólo huyes como un perro faldero. Serás el príncipe, pero no tienes nada para suceder al rey, ¡NADA!, ni un rastro de lo que es su majestad- Declaró como un discurso, enalteciendo la figura de su amo, quien no mostraba reacción alguna, simplemente observaba como el pequeño temblaba en el suelo.

-Nii-san... Por favor... No sigan...  yo tuve la culpa... Castíguenme...  Pero... por favor, ya no lo lastimen... – La pequeña rogó entre lágrimas mientras retorcía sus cadenas. Se llenó de pánico una vez que el emisario oscuro colocó una mano sobre su hermano. Después, una mirada fría se posó sobre ella.

-Princesa, lo que le haré a su hermano no se comparará con lo que le haré a usted. Será mejor que se prepaAAHGK!.

De un momento a otro, el cuerpo del emisario retrocedió y se levantó un par de metros. En medio de la gran sala todos veían con sorpresa como el hombre sacudía sus pies mientras se aferraba a su cuello, como si una fuerza invisible lo estuviera ahorcando.

-Nii-san...

-Hooo- Los ojos del oscuro rey brillaron por un instante, con interés, reflejando la imagen de su hijo.

Lentamente, el niño se puso de pie, mientras mantenía su brazo extendido y su mano abierta hacia el hombre que era su mentor. El mechón, amarrado en una pequeña cola, se volvió azabache. La energía que emanaba era extrañamente dorada, pero lentamente comenzó a teñirse de negro.

-T-Tu... – A duras penas, el emisario se mantenía consciente mientras su oxigeno era cortado y sentía terror hacia su pupilo- ¡DespertAhkg!- Sintió su cuello romperse, impidiéndole usar sus poderes.

La niña observó con horror como su hermano, su Pequeña Luz, se perdía dentro de la oscuridad de sus poderes.

-¡Nii-san, detente!- Gritó, pero su hermano no reaccionó, estaba absorto, concentrado en aquel que se volvió su enemigo.

-No dejaré que la lastimes... Protegeré a H???... Te detendré.... Te... ¡TE MATARE! - Gritó con una voz espectral mientras revelaba su mirada, sus ojos color ámbar brillaban como el sol, contradiciendo el aura oscura que estaba emanando. Su mano comenzó a cerrarse, haciendo que el emisario se retorciera con mayor avidez.

-¡Ghagk! ¡Ugghkg! ¡Ghuakg!

-¡¿Eh?!- Justo cuando iba a cerrar su mano, la gran sala se sumergió en una gran oscuridad, arrebatando todo rastro de luz- ¿P-Pa... dre? – Quedó en shock a la vez que sus ojos dejaban de brillar. La presencia que sentía a su espalda sólo podía significar una cosa.

-Carne de mi carne, sangre de mi sangre- El rey profirió con un tono vacío. Levantó su mano y luego la hizo a un lado, sorprendiendo a todos los presentes.

-Haah...Haah- Tan pronto la oscuridad se disipó, los poderes del infante lo hicieron. El emisario se postró, recuperando el aire que le habían negado. Al igual que su cuerpo, su orgullo se encontraba por los suelos.

-P-Padre... Por favor... – La niña tembló, puesto que la intervención directa del rey sólo podía tener una razón, y no era nada bueno- Perdona a Nii-san... Él no hizo nada malo... Sólo... Por favor... No...

El miedo y desesperación de la niña podía sentirse en la sala, pero sin duda quien estaba más aterrado era el niño, cuyos ojos y mechón regresaron a su tono habitual.

-¡Hyp!- Cerró los ojos con fuerza a la vez que la mano del mayor se acercaba a su rostro -¿Uh?- Grande fue su sorpresa al sentir como su cabellera eran revuelta. Aun temblando, abrió los ojos.

-Mi hijo, mi pequeño...- Lo acarició con cariño, con una voz acorde, dejando congelados a todo mundo, su imagen oscura y tenebrosa estaba siendo destruida por sus propias acciones- Al fin despertaste, al fin aceptaste tu poder y por eso...

-¡¿Hm?!- Los ojos del niño se abrieron como platos al ser rodeado por los brazos del rey oscuro. A pesar del aura y apariencia, su cuerpo se sintió extrañamente cálido. Sus brazos extendidos temblaron antes de poder corresponder al gesto.

- Estoy orgulloso de ti- Profirió antes de separarse de su hijo. La sensación cálida de hace un rato fue reemplazada por una fría – Sin embargo, aún no es suficiente- Rodó sus ojos en busca de su hija. La pequeña rubia tembló al verse enfocada- Aun eres débil... Ella te hace débil- Esas palabras, dichas con frialdad mientras sus iris se volvían dos halos dorados.

-¡Nii-san!- La niña gritó de manera desgarradora. Su expresión reflejaba horror y desesperación. Ya sea que forcejeara o lubricara los grilletes con su sangre, no pudo liberarse de sus cadenas.

-¿Eh?- En cambio, el niño apenas pudo reaccionar. Con una expresión perdida, como si no creyera que la sangre y los brazos en el suelo fueran suyos- ¡AAAAAARGH!- Desgarradores gritos inundaron la sala - ¡AAAH!... ¡P-PADRE... P-PADRE...! ¿POR QUÉ...?!- En el suelo, mientras se retorcía sobre el charco rojo, no conseguía entenderlo, aún más cuando dos emisarios lo levantaron y tiraron de su cabello, de tal manera que no pudiera apartar los ojos de su padre.

-Tu hermana, nunca volverás a sentir su calor – Tan pronto la sombra del rey se extendió, los brazos y sangre del niño fueron engullidos- No hasta que aceptes la oscuridad por completo – Acercó su mano al rostro agonizante de su hijo, haciéndolo temblar, sentir el terror, al momento en que sus dedos comenzaron a hundirse en sus parpados.

-Padre... Padre... Por favor...No... NO LO HAGAS...–Suplicó entre lágrimas. La pérdida de sangre le estaba pasando factura, sin embargo, el dolor y las acciones de su padre lo mantenían consiente.

-Y hasta que no puedas borrar de ti la "luz" de esa mujer, jamás volverás a ver su rostro- Aplicó más fuerza, la sangre brotó una vez que arrebató a su hijo la mitad de su visión.

-¡AAAAAHRG!- Gritó antes de levantarse de golpe- Hah... Hah...- Sus jadeos eran constantes y pesados mientras su rostro se llenaba de sudor. Con cuidado, removió la sabana que traía encima, ya que no se encontraba sólo. Dentro de su sabana, una semidesnuda y agotada castaña le hacía compañía, se veía de lo más linda y tierna mientras dormía y sostenía su brazo. Había tenido suerte de no haberla despertado, ya que así no podría ver el mal estado en su rostro.

Con cuidado, se soltó de ella para luego hacerle abrazar un peluche que simulaba su apariencia.

Una vez que pudo levantarse, salió de la habitación y luego de la gran casa, vistiendo únicamente la parte inferior de su ropaje. La temperatura y la ausencia de sol no le impidieron salir y llegar hasta el pequeño lago. Una vez arrodillado, recogió agua y se la arrojó al rostro, removiendo el sudor y restos de lágrimas.

-¿Hm?- Tocó la comisura de sus ojos, dándose cuenta de la sangre que estaba brotando de ellos- Oh, dios- Miró la sangre en sus dedos- Acabo de recordar- Dijo con seriedad- ¡Es día de entrenamiento!- Gritó, levantando sus puños con emoción.

.

.

.

.

.

Sede de los caballeros de Favonius, un par de horas después...

-¡Atención, todos firmes!- En la sala de reuniones, la gran maestra observó a los posibles miembros de la orden. Jóvenes entusiastas, adultos queriendo cambiar o corregir sus vidas y uno que otro hombre de expresión altanera en busca de fama o prestigio- Llegaron hasta aquí por ser lo mejor de lo mejor, espero grandes cosas de ustedes en este último día de entrenamiento.

Sus palabras motivaron a algunos reclutas mientras que a otros los hizo sonreír con suficiencia. Observó a detalle, dando con una cabellera color plata perteneciente a una maid con piezas de armadura. Ella permaneció seria a pesar de que le dedicó una sonrisa.

-Escuchen con cuidado- Habló Jean- Se convertirán en caballeros, la gente confiará en ustedes, es por eso que deben transmitirles seguridad.

-¿transmitirles seguridad?- Preguntó una joven que encabezaba una fila -¿A qué se refiere, Gran maestra?

-Me refiero que deben mantener la compostura y la decencia en todo momento, ya sea en guardia o en batalla. Por lo general, las personas se sienten seguras cuando es un caballero quien los protege, no una persona con falta de determinación. Un caballero de Favonius tiene que estar en alerta, preparado para lo que sea.

-Creo que eso es inútil, gran maestra- Dijo otro recluta.

-¿Disculpa?- L rubia se vio confundida mientras se dirigía al hombre. De cabello oscuro y expresión altanera.

-Hemos llegado hasta aquí con éxito- Comentó el arrogante hombre- Creo que es innecesario realizar más pruebas- Dijo, a lo que varios reclutas lo apoyaron.

-Si, es verdad.

-Ya no más pruebas, estamos listos.

-Oh, ¿en serio? - Dijo Jean. Su actitud pacifica trataba de comprender las inquietudes de los reclutas- ¿Piensan que están listos para ejercer como caballeros? - Interrogó seriamente.

El cabecilla arrogante no se echó para atrás, después de todo tenía compañeros respaldándolo.

-Por supuesto. No hay nada que pueda tomarnos por sorp...- Calló ante el azotón de las puertas, las cuales se abrieron de par en par, al paso de un rubio cubierto de manchas rojas y llevando algo en el hombro.

-¡Hola, chicos, ¿no quieren ver un cadáver?!

-¡WHAAAAAA!- Gritaron ante la impactante entrada del viajero de Teyvat, el héroe de naciones y, en ese momento, caballero honorario, cubierto de sangre y cargando el cuerpo de un mago del abismo.

-Aet...- Se detuvo Jean- Quiero decir, caballero honorario, ¿qué estas... –Lo vio sonreír mientras arrojaba el cadáver enfrente de los reclutas- ... haciendo? - Terminó perpleja.

-Ah, nada malo- Contestó alegre- Sólo recordé que hoy es el último día de entrenamiento- Vio entre tantos el rostro sorprendido de una maid- Así que vine a darles una mano- Se dirigió a la Gran maestra- ¿o ya no es necesaria mi ayuda? - Le sonrió gentil, causándole un sobresalto.

-N-No... No, está bien, pero... – Volteó hacia los reclutas, estos observaban algo de curiosidad y miedo el cadáver arrojado mientras que algunos se encontraban postrados, vomitando parte de su desayuno entre estos el recluta de porte arrogante quien había tenido un accidente en sus pantalones- "Bueno, así podremos descartar la prueba de fortaleza mental"- Pensó resignada.

-¡Gran maestra!- De pronto, un caballero entró al lugar- D-Discúlpeme... Maestra- Empezó agitado mientras se sostenía del marco de la puerta-No pude detener al caballero honorario.

-No hay problema- Dijo Jean- Ya me encargué del asunto. Puede regresar a su puesto- Le pidió. El hombre respiró profundo antes de continuar.

-No... Maestra... Me refería a que no pude evitar que arrastrara ese cuerpo por toda la ciudad, incluso frente a la iglesia... justo cuando el coro infantil se encontraba ensayando.

-A

Ante eso, la gran maestra tapó su rostro y asomó a ver al rubio quien empezó a sobar su nuca.

-Emm... Ah... ya la cague ¿verdad? - Dijo nervioso.

-Hmmm- Mientras que la rubia expresó un poco de fastidio – "Perfecto, el trauma será tan grande que seguro se volverán administradores de empresas"- Pensó cansada.

-Aether-san- Mientras los reclutas se encontraban observando el cadáver y Jean daba instrucciones a su subordinado, Noelle aprovechó para saludar al rubio.

-Hola, Noelle- Sonrió hasta tomarse de sus brazos- Perdón si te asuste- Comentó bromista.

-No, para nada- Ella estaba sonrojada y con una tierna sonrisa- Me alegra que este aquí- Aprovechando el breve receso, sacó un pañuelo de su delantal y comenzó a remover la sangre del rostro del rubio.

-Vine para ayudar, y también porque no quería perdería tu último día de entrenamiento. Estas a un paso de cumplir tu sueño- Acercó su mano a ella hasta alcanzar su cabellera. Un gesto infantil pero apropiado, ya que no quería inquietarla demasiado.

-Hm- Ella asintió tiernamente en respuesta. Le encantaban esas pequeñas muestras de cariño, aunque no estuvieran solos, aunque hace un rato la Gran maestra había tomado lugar frente a los reclutas.

-Ujum- Con tan sólo aclarar su voz, hizo que la mayoría de reclutas recuperaran la compostura. De inmediato, Noelle se integró a la formación- Caballero honorario te agradezco por la ayuda que nos estas prestando, así que se te permitirá acompañarnos en esta prueba.

-Que bien- Dijo contentó.

-Pero sólo como observador, ya que si intervienes en las acciones de los reclutas serás castigado... Severamente- Agregó, con una sonrisa amenazante y un gesto con su dedo, como si prometiera que su cabeza rodaría.

-Que mal- Aun nervioso, aceptó la condición.

De esta manera podría apoyar a la nueva generación de caballeros y además ver de primera mano todo el progreso de su amante y, no hace mucho, maid personal.

-Muy bien, todos los reclutas revisen su equipo y reúnanse enfrente de la sede- Indicó la rubia- Todos, excepto los que ensuciaron el piso- Eso último mientras miraba a un puñado, dentro de estos, al arrogante recluta aun recuperándose, y mientras lo hacía, este sintió como la Gran maestra lo miraba con decepción.

-Entonces, lo veré afuera- Dijo la maid.

-Ve a impresionarlos- La animó, ella le sonrió antes de alcanzar a sus compañeros.

Toda la escena fue observada por una rubia, que luego de deshacer la sombra en su mirada, se acercó al rubio para tomarlo del hombro- ¿Vienes?

-Claro-Respondió. Acto seguido, hizo aparecer una cesta cubierta y un libro- Pero antes debo entregar esto o Paimon y yo vamos a "morir"- Dijo sonriente y luego salió del alcance de la rubia- No tardare.

-Si, te veo...- Su mirada volvió a ensombrecerse tan pronto el rubio dejó la habitación-... después.

.

.

.

.

.

En una gran biblioteca, una bella castaña se hallaba laborando, llevando algunos libros a las estanterías, cuando terminaba de acomodarlos, regresaba a su escritorio y tomaba otros, lo hacía diligentemente, con una sonrisa, tarareando a pesar de que costaba llevarlos por montón, y es que sus atributos no sólo la hacían más atractiva a los ojos de cualquiera, sino que también agregaban más carga a su trabajo.

Ya se encontraba a mitad de la biblioteca cuando escuchó la puerta abrirse, aun así, continuó su camino hasta pararse frente a un estante.

-Oye, eso se ve pesado- Comentó una voz joven y alegre- ¿Quieres que te ayude? - Voz que la bruja reconocía muy bien.

-Oh, cariño, eres tú- La mujer sonrió mientras asoma en su hombro- Claro, sería de mucha ayuda- Aceptó, haciendo al rubio sonreír y colocarse detrás de ella- Me es un poco difícil levantarlos, ¿puedes sostenerlos un momento?

-Por supuesto- Confirmó sonriendo.

-Gracias, eres un encantOh? - Ella sintió como su carga disminuyó de golpe, pero no como esperaba- C-Cariño... ¿Q-Qué estás haciendo?

-Ah, pues... Ayudándote a sostenerlos- Dijo inocente. Casi de inmediato comenzó a amasar los suaves montículos, robando a la mujer varios suspiros.

-Mmhr- Aun sonrojada, Lisa formó un moflete. Sin duda, el rubio había cambiado demasiado, desde aquel incidente en la mazmorra desconocida. Ya no se contenía, y demostraba cuánto quería a sus "compañeras", aunque de una manera bastante traviesa.

-¿No te gusta?- Preguntó como un niño inocente.

-Hya- Ella soltó un dulce gemido al momento en que el rubio metió una mano dentro de su blusa, tomando uno de sus pezones- N-No se trata de... Aah... Esoh...

-Entonces, ¿cuál es el problema? - Esa forma casual de hablar mientras sonreía y jugaba con el cuerpo de la mujer. Definitivamente, había cambiado.

-Estoy trabajando... Y vas a hacer que... ¡Ahhi nOh!-

-¿Hacer qué? – Esta vez, escabulló su mano dentro de la prenda de encaje, listo para jugar directamente con ella. No tardó para que su toque se volviera húmedo y caliente.

-Hmmm... Aaah-La mujer hizo su cuerpo hacia atrás y soltó los libros, ya que tuvo que usar una mano para apoyarse en el estante mientras que usó la otra para tapar su boca. Retrocedió de repente hasta apoyar su trasero en la cintura del chico.

-Mira... Lo que hicisteh... Aah... Cahriño- Lo regañó, aunque su sonrisa y constantes jadeos no convencían a su pareja.

-No me voy a disculpar- Él sentenció- Después de todo, no hice nada malo- Volvió a su faceta de niño bueno, lo que le costó que la bruja se girara hacia él- ¿Lisa-san? - Sus bellas facciones cubiertas de carmín, su ceño fruncido y su respiración pesada, era una combinación única en ella – "Creo que me pase un poco"- Ni su nueva faceta o el tatuaje en su muñeca, nada pudo disminuir su temor- ¿Uh?

De un momento a otro, el cuerpo del rubio fue sujetado y aporreado en una silla, invirtiendo la situación de hace un rato.

-Auch- Se quejó y luego se preocupó aun cuando la bruja abrió las piernas y se sentó en su regazo- ¿Lis...?- Aturdido, recibió los labios de la bruja sobre los suyos, un sentimiento cálido invadió su ser e hizo que la marca en su muñeca vibrara por un momento.

Los labios de la bruja se encontraban sellando los del joven viajero. Su entrepierna ardía con deseo por lo que comenzó a restregarse en la entrepierna del varón. Provocándolo, ya sea con su intimidad o con su beso, el cual había escalado en un juego de lenguas, donde la mujer aprovechaba para chupársela o enrollarla con la suya.

-Puaff- Se separaron. Todo lo bueno dura muy poco, habían estado besándose por tres minutos, pero sentían que sólo había sido un par de segundos. El hilo entre sus labios se desvaneció fugazmente. Sus respiraciones eran pesadas y cargadas de calor, parecía que volverían a unirse. En cambio, ella volvió a tomarlo y enterró su rostro en el cuello del rubio.

-Eres malo- Dijo con un tono suave- Te vas por varios días y cuando vienes a verme...

-Perdón... Creo que me sobrepa...

-Vuelves a llamarme así- Lo interrumpió.

- ¿Eh? ¿Llamarte así? – Algo tarde, recordó el "san" empleado-¿Es lo que te molesta?

-¡Por supuesto que sí!- Ella recobró la compostura y ahora se veía exaltada- Es como si retrocediéramos a ese tiempo, en el que sólo te veía como un lindo y bien portado caballero y tú me veías como...

-¿Como una bella y relajada bibliotecaria?- Tomó la palabra, sorprendiéndola- Descuida, aun lo sigo pensando, sólo que... Esta vez, esa bella y relajada bibliotecaria ahora es mía o más bien yo le pertenezco a ella jeje - Agregó juguetón. No tardó para que el rostro de la castaña volviera a enrojecerse y cerrara sus ojos con fuerza.

-"Maldición, es demasiado lindo, me lo quiero comer ahora"- Pensó, y luego de que recobró la compostura- C-Cállate- Soltó más avergonzada que molesta.

-"Jejeje"- Aether rio por dentro. Una vez que la bruja se puso de pie y le dio la espalda, aprovechó para abrazarla nuevamente, pegándose a ella. Con algo de esfuerzo, pudo acomodar su barbilla en su hombro y sorprenderla.

-¿Cariño?

-Al ser de las primeras personas que conocí en mucho tiempo, fue lo primero que pensé al verte. – Le susurró dulcemente. La bruja respiró profundo al sentirse atrapada por su calor y aquellas palabras – Y durante nuestra primera cita (encuentro)- Recordó algo tímido- Puede conocerla aún más, ver que eras diferente, no, mucho mejor de lo que pensaba de ti, Lisa.

-Cariño, tú... –Ella se giró para mirar su rostro, su corazón volvió a estremecerse- ¿Cómo puedes decir esas cosas y sonreír alegremente como si nada? – Puede ser por estar con él casi a diario o porque a veces pasaban días de no verlo, aun así, se dio cuenta algo tarde, de que no sólo el comportamiento del rubio estaba cambiando sino también su apariencia y estatura- Has cambiado- Lo abrazó con ternura- Me gusta... Pero es injusto.

-Bueno, creo que es lo normal cuando tienes una experiencia cercana a la muerte jejeje- Río, refiriéndose a lo sucedido hace poco.

-Por favor- Ella lo abrazó con fuerza e hizo que la viera a los ojos. Se podía ver que estaba preocupada- No bromees con eso. No quiero volver a sentirlo... No... No quiero que te hagas daño- Poco a poco sus ojos se fueron cristalizando. La sonrisa del rubio se volvió apagada.

-Lo siento... –Dijo apenado. Se dio cuenta del alcance que sus palabras tenían para ella- Haré mi mayor esfuerzo para estar a salvo- Le prometió.

-Que bueno- Ella sonrió en respuesta mientras removía una lagrima en su comisura- Gracias, cariño- Tomó la mejilla de su pareja- Te perdono por volver a llamarme así.

-"Problema resuelto"- Pensó contento.

-Pero...- De pronto, ella le estiró la mejilla y sonrió de manera sombría- Aun sigo un poco molesta por irte varios días, sobre todo por "eso" de hace varios días.

- "Y uno nuevo empieza"- Pensó algo preocupado.

- Y bien ¿tienes algo que decir a tu favor? - Interrogó, estando a punto de librar su energía electro.

-Bueno... No tengo una respuesta- Dijo nervioso- "o al menos una que no te haga enojar más"- Pensó, recordando a cierto caballero exploradora a la que tuvo que dejar durmiendo en la seguridad de su tetera y también por el asunto de hace unos días. De pronto, la energía electro se hizo presente a la vez que el dolor en su mejilla se volvió intenso- ¡Pero te lo compensare! ¡Lo prometo!

Los orbes de la castaña centellaron, lo que provocó que su energía elemental cesara y su expresión se relajara.

-Fuuh- El chico suspiró al ser soltado, aunque sus problemas no harían más que aumentar. Ya iba a decir algo cuando la bruja lo tomó de su bufanda y nuca para sellar sus labios, fue un beso casto y breve, muy diferente a los besos ardientes en los que acostumbraban a devorarse. Cuando se separaron ambos estaban rojos hasta las orejas, unieron sus frentes y quedaron mudos, como dos adolescentes después de su primer beso.

-Ara ara, que adorable te ves- Habló con un tono y aura de hermana mayor- Esas palabras, espero que puedas sostenerlas- Esta vez dijo coqueta.

El corazón de Aether comenzó a acelerarse, eso hizo que el tatuaje en su muñeca se moviera y empezara a trepar. El muchacho apretó su antebrazo, obligando a la marca a regresar y desaparecer.

-Yo...- Nuevamente, fue interrumpido por la bruja, quien tenía su índice sellando sus labios.

-Está bien. Dejemos este asunto hasta aquí – Se giró y luego acomodó su cabello detrás de su oreja. Con una mano sostuvo su pecho, de tal manera que pudiera calmar su corazón- Tengo varios pendientes y tú supongo que ayudaras a Jean con la prueba de los reclutas- Afirmó mientras se inclinaba para recoger los libros.

-Ugh- Realmente le estaba costando contenerse, esa manera de menear la retaguardia mientras recogía los libros, era imposible resistirlo- "Tan relajada y aun así es consiente de todo lo que ocurre a su alrededor... ¡Maldición, quiero respetarla!"- Pensó, calmados por fuera, pero rugiendo por dentro.

El tatuaje hizo un segundo intento, el rubio hizo aparecer su espada, la colocó como si amenazara cortar su propio brazo, cosa que funcionó muy bien. La marca retrocedió y luego intentó subir de nuevo apenas el chico retiró el filo.

-¿Cariño?- Apenas volteó, el rubio guardó sus brazos, la espada asomaba descaradamente detrás de su espalda. La bruja no le tomó importancia y siguió recogiendo los libros.

-S-Supongo que te vere cuando termine- Dijo el rubio.

-Por supuesto- Confirmó contenta- o... ¿Estarás haciendo otras cosas con Jean? - Preguntó con un tono y sonrisa ligeramente hostil.

-"Dios... que sonrisa" – Pensó entre aterrado y excitado- N-No... Por supuesto que no- Intentó verse calmado. La bruja poco a poco recuperó su sonrisa alegre.

- ¿Aquí en la biblioteca? - Sugirió ella.

-¡Claro! traeré la comida- A lo que el rubio aseguró sonriendo- Hablando de comida ¿Y Paimon?- Buscó con la mirada sin dar con la pequeña.

-Ah, ella...- No terminó de decir, en cambio, guio al rubio a otra habitación, específicamente a la sección prohibida. Apenas abrió la puerta, se podía ver un gran número de estantes, algunos vacíos, ya que la mayoría de libros estaban apilados formando varias torres.

En medio de la desordenada sección, una pequeña albina se hallaba tumbada, con sus ojos dando vueltas y su alma queriendo salir por su boca.

-Por favor... llamen a los caballeros... Están matando a Paimón- Suplicaba que algo o alguien la salve, o por lo menos que la liberen de su tormento.

-Paimon, aquí.

- ¿E-Eh?- Sus suplicas fueron escuchadas y su salvación llegó en forma de un rubio llevando una cesta.

- ¿Como estas? ¿terminaste los deberes? – Bromeó.

- ¡Tabibito! - La pequeña se lanzó hacia el mencionado, abrazando su cabeza con todas las fuerzas que pudo reunir- ¡¿Dónde estabas?! ¡¿Por qué abandonaste a Paimon?! ¡Buaahw!- Su tono era lloroso, denotando cuando lo extrañaba.

-Oye, tranquila, sólo me fui un par de días- Dijo mientras consolaba a su compañera.

- ¿Para poder coquetear con Amber-chan? - Mencionó la bruja.

-Si, para coque... ¿Eh? ¡No!... Bueno... No fue del todo así – Exclamó nervioso.

-¡Ghiii!- Entre las dos lo miraron de forma inquisidora.

-"Carajo, no puedo lidiar con ellas cuando me miran así"- Suspiró- Esta bien, lo siento... Paimon, prometo que ya no volveré a irme tanto tiempo sin ti- Le acarició la cabellera, la pequeña hada se ruborizo ligeramente.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo, y que me muera si lo vuelvo a hacer jeje- Dijo bromista- Auch, auch...- Su mejilla volvió a ser estirada. La mirada entre molesta y preocupada de Lisa era notoria – Lho shiento- Dijo una vez más antes de ser soltado- Oh, ya me tengo que ir. Te entrego esto– Le entregó un libro y una cesta a la bruja para luego tomar a ambas en un abrazo- Nos vemos después – Y sin más se fue corriendo, dejando una sonrosada castaña y una chillona hada.

-De nuevo olvidándote de Paimon... Paimon no te perdonará hmn- Cruzó sus brazos e hizo un moflete.

-Ara ¿Estás segura? - Cuestionó la castaña, mostrando una gran cesta.

-Eso es...- El hada tragó duro y luego una gota asomó de la comisura de su boca.

-Es la comida que Aether dejo para ti, pero supongo que prefieres seguir molesta con él y no co... ¿Are? - Expresó confundida viendo la imagen de Paimon y la cesta desaparecer como si fuera humo- Bueno, los libros pueden esperar un poco más- Sonrió resignada.

Justo cuando se dirigía a la puerta, una de las tantas torres cayó, regando un buen número de ejemplares.

-Que desastre- La bruja se acercó a levantar unos cuantos, dando con algo inquietante- ¿Qué es esto? - La cubierta era de cuero negro y algo desgastado, parecía estar hecha con la piel de un reptil, por el patrón de escamas y lo poroso que era al tacto. Se preguntaba desde hace cuánto lo estaba guardando, pero lo más extraño era el título y el contenido, lo primero escrito con símbolos extraños- ¿La marca... del renacer? - Símbolos que pudo leer con algo de dificultad- ¿Qué es esto? -Y lo segundo que la extrañó fue el hecho de que todas las páginas estaban en blanco-Mmmm... Encuentro esto misterioso- Sin duda lo era.

Con el pendiente de investigarlo, dejo el área prohibida, llevándose el ejemplar consigo.

.

.

.

.

.

-Dis... Disculpa la demora... Jah... Jah...- Dijo entre jadeos el rubio. Luego de salir en carrera de la sede, pudo alcanzar al grupo en la plaza principal.

-No, llegas a tiempo- Dijo Jean, viéndolo recuperar el aliento-¿Hm?- Justo cuando el rubio paso a su lado, una suave fragancia llego a su nariz, haciéndola apretar sus labios y puño.

- Uff... Por un momento pensé que volví a llegar tarde- Era algo que no quería repetir muy seguido. Miró a la maid y esta le regresó la sonrisa, ya habría tiempo para hablarse y hacer otras cosas.

- De acuerdo, todos muévanse- Indicó Jean- Estaremos haciendo un recorrido por la ciudad y luego iremos al exterior.

-¿Fuera de la ciudad?- Cuestionó Noelle.

-Así es, la última prueba será en otro lugar- Le respondió- Un lugar conocido y temido por muchos- Resaltó, haciendo que algunos reclutas, incluso Noelle, se vieran inseguros – No perdamos más tiempo y empecemos.

-Bien- La confianza del rubio era visible.

-Sólo te recuerdo- Jean resaltó- No te distraigas de tus deberes o habrá consecuencias, Caballero honorario- Su expresión más seria que la de hace un rato, por no decir severa.

-Ugh- Aether tragó duro. En su cabeza, las palabras de la gran maestra fueron muy claras: "Cagala y te mato"- Entendido... Capitana Jean- Ante la situación, decidió ser formal, poniéndose firme y saludando como un militar. La actitud estricta de la rubia era algo que lo hacía temblar de muchas maneras.

Hecho los preparativos, se pusieron en marcha. Aether siguiendo a Jean, sin que ella pudiera ver su sonrisa algo misteriosa.

Durante toda la mañana, realizaron un recorrido por toda la ciudad, principalmente en los alrededores del muro. La maestra Jean no escatimó en esfuerzo y les encargó varias tareas, cosas rutinarias como patrullar o vigilar puntos importantes del muro.

Cuando terminaron, se dirigieron a la entrada principal. Mientras bajaban las escaleras, Jean les dio algunas indicaciones.

-Recuerden, un caballero debe estar concentrado y mantener la calma en cualquier situación, dialoguen antes de actuar, y además deben estar atentos a cualquier situación problemática o comportamiento sospechoso.

-Tengo una duda, Capitana Jean- Aether tomó la palabra.

-¿Cuál es?

- Durante el recorrido ¿podemos arrestar a quien este o haya cometido algún delito?

-Si... Mmm... pueden hacerlo- Confirmó dudosa, sin saber lo que el rubio planeaba con esa sonrisa.

-De acuerdo jejeje- Él rió de manera juguetona mientras se acercaba a la inocente maid.

-¿Eh?- La albina quedó perpleja cuando el rubio tomó sus manos blindadas y las ató con un nudo simple- ¿A-Ather-san?.... ¿Por qué...?

-Ah, bueno, eso es porque... – Rascó su mejilla, sonrojándose un poco- Eso es porque me has robado el corazón, Noelle.

Tal frase resultaría cursi o trillada, sino fuera por la brillante sonrisa del rubio y porque el rostro de la maid había adquirido un rojo intenso.

Las pocas reclutas femeninas taparon sus bocas, igual de ruborizadas, mientras que los hombres ardían de celos y maldecían en silencio, ya que para ellos era como ver a un playboy ligándose a la más linda e inocente chica de su vecindario.

-...- En cambio, la expresión de la gran maestra era indescifrable, por los mechones cubriendo sus ojos y sus labios apretados con fervor.

-A-Aether-san, se lo agradezco...- Noelle intentó sonar calmada, pero la mirada expectante de sus compañeros la puso nerviosa- "Que vergüenza... Pero que Aether me dirija esas palabras... Soy muy feliz"- Una tímida sonrisa se dibujó en sus labios- Pero... creo que no es el momento...

-¿Por qué?- Se hizo el desentendido- Simplemente digo la verdad. Además, la capitana Jean dijo... ¿Areh?- Volteó a ver a la rubia, pero ella ya se encontraba a su espalda- ¿C-Capitana Jean?

-A-e-ther... ¿Qué fue lo que te dije? - Preguntó, lenta y aterradoramente.

El rubio giró de manera robotica, dando con la imagen de la enojada capitana.

-Te-he- Sacó la lengua y golpeó su cabeza, marcando una vena en la frente de la rubia.

-¡Suficiente!- Exclamó. Por temor, todos alcanzaron a formarse y ponerse firmes, incluso Noelle- Nos reuniremos en la entrada, marchen todos juntos, ahora- Ordenó.

Como buenos soldados, todos se fueron en orden, menos dos.

-M-Me pondré en marcha- Anunció el rubio mientras apuntaba hacia los demás- Nos vemos desp...- Una mano en su ropaje evitó que huyera- "O tal vez no".

-Escucha, Aether. Esta vez te has sobrepasado, no me dejas más opción que suspenderte de esta prueba- Sentenció.

La expresión del rubio estaba aturdida, aunque después se convirtió en una pequeña y misteriosa sonrisa. Sin ninguna pena, se acercó a la mujer. Jean sólo pudo exaltarse y retroceder un paso. Se puso nerviosa al momento en que un brazo rodeó su cabeza y tomó su nuca.

-"¡Él.... ¿Desde cuándo...?"- Al igual que cierta bruja, tardó en darse cuenta de cuánto había "crecido".

-No tienes que ponerte así- Dijo en un tono ronco y misterioso- Esta noche, cuando lleguemos a casa...- Susurró aún más bajo. Sus labios se alejaron de ella y luego recuperó su sonrisa de siempre- Alcancemos a los demás- Dijo antes de ir detrás del grupo.

La rubia, con la boca medio abierta, sólo pudo guardar silencio, un leve sonrojo decoraba sus mejillas mientras veía al rubio alejarse. Aquellas palabras resonaban en su cabeza.

.

.

.

.

.

Una vez que se reunieron en la plaza, Jean de ultimo porque tardó un par de minutos en volver en sí, reanudaron sus actividades y se encontraban saliendo de la gran ciudad.

Jean mantuvo un ojo en cada uno de los reclutas, pero principalmente en Aether quien, en ocasiones, se encontraba conversando con la maid aspirante, esto hizo que apretara sus puños con suficiencia, aunque se contuvo de reprenderlo ya que el rubio sólo le daba algunos consejos, a Noelle y a algunos reclutas que se encontraban a su alrededor.

.

.

.

.

-Es aquí- Anunció la rubia.

Luego de un largo trayecto, llegaron a su destino. Algunos tragaron duro y otros más comenzaron a sudar frío. Aunque habían intuido de qué lugar se trataba, por las pistas que les dio su capitana y el trayecto recorrido, seguían dudando si acaso sobrevivirían a tal reto.

-"Espinadragón"- Para alguien como Noelle, el lugar no era tan peligroso, sin embargo, había sido la cuna de su mayor debilidad. Justo cuando comenzó a dudar, una mano calidad tomó su hombro- Aether-san... – Bastaba con ver su expresión para saber que quería animarla.

-Descuida, hazlo como siempre lo has hecho- Le dijo, refiriendo a su esfuerzo cotidiano- No tienes que cambiar tu forma de ser, pero tienes que esforzarte también en otra cosa.

-¿Qué sería eso?- Preguntó muy curiosa.

-Mantenerte a salvo- Respondió, recibiendo una mirada aún más atenta por parte de la maid- Cubrir y cuidar a tus compañeros es muy noble de tu parte, pero tienes que entender que la persona a la que más debes proteger no son tus compañeros, una amiga en problemas o incluso a mí, sino a ti misma, Noelle- Sabía que no era nadie para soltar esas palabras, pero la quería tanto. Al igual que a sus otras compañeras, deseaba tanto que estuviera a salvo, y para ello debía ayudarla a ser fuerte.

-Descuide, Aether-san- Ella dijo mientras tomaba la mano que él le prestó- Voy a estar bien, demostrare lo mucho que he mejorado, porque en el futuro, quiero protegerlos a todos, a la gente de Mondstad, a Amber-chan y a ti. Quiero ser el caballero más fuerte que haya existido- Le aseguró, desbordando confianza en una sonrisa.

-Esa es mi chica- Expresó complacido.

.

.

.

.

.

Era increíble lo cálido del clima a pesar de estar a unos metros de la peligrosa montaña, gracias a eso y debido al largo trayecto, el grupo de aspirantes preparó un campamento. Mientras las estrellas dominaban, un par de reclutas hacían su última ronda entre las tiendas, sólo una se diferenciaba de todas, por su tamaño, el patrón de colores azul, blanco y dorado, y el estampado de un león. La tienda era lo suficientemente grande para estar de pie en el interior, y la iluminación era la ideal cuando se trataba de terminar el papeleo pendiente.

-A pesar de lo que paso en la sede, todavía tenemos reclutas muy capaces- Varios papeles componían la mesa de la Gran maestra, quien no dejaba de sonreír, llenando cada casilla de manera positiva - No puedo esperar a ver lo que lograrán en el futuro-Ya estaba por terminar, llegando al último documento. Un semblante de orgullo al ver el nombre de la aspirante maid.

- "No hay duda de que Noelle ha mejorado por su cuenta"- se detuvo un momento- "Pero él también influyó, la hizo cambiar..." – En su mente la imagen de cierto rubio. Siempre dispuesto, dando lo mejor de sí para ayudar a los que lo necesitan, su imagen sonriente era lo que más sobresalía en sus recuerdos- Hmr- Sin querer se sonrojo y mordió su labio inferior- Aah- Pero fue en vano, soltó un ligero suspiro mientras lo recordaba, las palabras que le susurró antes de salir de la ciudad.

- "Debo estar loca"- Sin poder evitarlo, se acomodó en su silla. Una de sus manos se posó sobre su pecho mientras que la otra se deslizó y bajo sobre su cuerpo, abrió sus piernas para alcanzar aquella zona que la tenía inquieta- "No... Yo también... Yo también he cambiado por su culpa..." Mmm- Apretó los labios para ahogar su gemido- Aah- Pero no fue suficiente- No puedo.... No... No debo... – Jamás tendría suficiente, no de esa manera.

Sin poder resistirlo más, salió de su tienda en busca de aquello que tanto anhelaba. Paso entre las tiendas sin ser notada, hasta llegar a una última ubicada cerca del límite creado con energía Geo.

Su respiración era pesada y su rostro era el de alguien que sufría de un aumento de temperatura. Se agachó y acercó a gatas, ya estaba a punto de abrir la tienda cuando un sonido del interior la detuvo en seco.

-Aun estas nerviosa- Susurró gentilmente. La figura del joven acostado dentro de una bolsa de dormir.

-A-Aether-san- Ella no pudo evitar sonrojarse y cerrar sus ojos. Habían hecho cosas increíbles y lascivas juntos, pero, el hecho de compartir la misma bolsa de dormir mientras le susurraba dulcemente, era algo con lo que no podía lidiar fácilmente.

- Te veías muy linda durante la prueba en la ciudad, esforzándote y trabajando duro, pero verte así... Vas a hacer que te abrace y no vuelva a soltarte.

-Por favor... - Ella desvió la mirada por un momento- No siga... Es vergonzoso- Dijo de manera linda y tímida, como sólo ella podía hacerlo, aun así, se acercó al varón y enterró su rostro en su pecho, de tal forma que no viera su rostro, pero si para sentir su calor.

-Voy a seguir haciéndolo. Me gustas mucho- Declaró sin pena, abrazando la cabellera plata con delicadeza. Sus latidos confirmaban cuan verdad eran sus palabras- Eres una chica muy buena y confiable, lo harás bien en esta prueba, no tienes por qué estar nerviosa- Dijo, haciendo que el cuerpo de la maid se tense.

- No... Aun me falda demasiado... Aun soy débil- Dijo sin despegar su rostro, sintiendo otro tipo de vergüenza- Esa vez... Yo estuve... Estuvimos a punto de...- Quería decirlo, pero sólo recordar ese evento le aterraba, más que nada, le aterraba la idea de perder a su amiga y actual pareja.

- lo recuerdo- Hablo el rubio, tomando a la maid y sorprendiéndola al momento de erguirse y sentarse, con ella sentada en su regazo. Él apenas usaba un pantalón mientras la chica vestía un camisón blanco- Recuerdo que estuvieron conmigo hasta el final, me protegieron y yo no pude hacer nada para evitar que las lastimen- Soltó de manera conmovida- Eres más fuerte y capaz de lo que crees y lo harás bien en esta última prueba, Noelle- La abrazó firmemente.

La maid más que verse sorprendida, estaba sonrojada hasta las orejas, su corazón latiendo como nunca, quería responderle, pero se limitó a abrazarlo de la misma forma. Fue un tierno momento... que no duro mucho.

Cuando se separaron para mirarse, no tardaron en volver a unirse, sus labios buscaron el calor del otro. Como hombre, Aether tomó a la maid de su nuca y cintura y con mucho cuidado la hizo recostarse, se posicionó sobre ella para continuar. Noelle no se quedó atrás, y rodeó la cabellera rubia para intensificar el acto, su pequeña lengua salía cada que el muchacho se separaba de ella, buscando oxígeno y un ángulo diferente para devorarla.

En medio de la sesión de besos, la expresión del varón se vio sorprendida, bajo su mirada y vio como la maid intentaba bajarle el pantalón. Al igual que él, Noelle había cambiado, o por lo menos lo demostraba en la intimidad.

Presintiendo lo que iba a pasar, cerró los ojos con fuerza y apretó el puño. La marca en su muñeca se congeló a mitad del antebrazo antes de volver a la forma de un brazalete y desaparecer.

-Mmmh... ¿Aah?- Suspiró confundida apenas los labios de su amado se alejaron.

-Ok, es... suficiente- Sentenció el chico, apartando la mano de la maid con la suya antes de acomodar su pantalón.

-¿Eh?... ¿Por qué? - La chica dijo con decepción, como si le hubieran prohibido su juego favorito.

-Tienes que descansar, mañana será la prueba definitiva- Razonó, acostándose junto a ella.

-Yo... Lo haré bien... No tienes que preocuparte por mi- Insistió la maid, sin embargo, sólo consiguió que su pareja la tome entre sus brazos.

-Vamos, no me lo perdonaría sino estuvieras al cien-La acarició suavemente, intentando confortarla. Por la forma en la que Noelle alcanzaba a mirarlo, no lograba convencerla- Ya habrá tiempo después de la prueba. Cuando llegue ese momento, celebraremos sólo nosotros- Dijo cambiando el semblante en la maid -¿Qué te parece?

- ¿Eh? ¿Usted...? ¿Lo jura, Aether-san? – Ella dijo como si estuviera emocionada.

-Claro, lo prometo- Aseguró sonriendo- Iremos a... Bueno, iremos donde quieras jeje- Dijo sin ocurrírsele algo- Incluso haré rodar la tetera de Gordi para que nos deje solos en la Tetera - Dijo robándole una risilla a la chica.

-No es necesario. Cualquier sitio esta bien... Mientras estes conmigo- Se atrevió a decir para luego cerrar los ojos. Abrazos el uno al otro, consiliaron el sueño, todo sin enterarse de la presencia que se iba alejando.

La tienda más grande se abrió de golpe, papeles volaron del escritorio debido a la brisa. La rubia, con la mirada ensombrecida tomó asiento. Apenas sus manos se asentaron en la mesa, estas se hicieron puños. Miró a su derecha, una hoja resaltaba del resto, por el nombre conocido y la fotografia de una peliplata.

.

.

.

.

.

La mañana llegó y aunque el sol no hubiera salido, muhos aspirantes a caballeros se habían reunido cerca de un viejo puente de piedra.

Cierta rubia se hallaba frente a las filas de aspirantes, con los brazos cruzados, golpeteando su brazo con su indice y una expresión demasiado seria incluso para ella. Debido a esto, ninguno de los aspirantes se atrevia a hablar o hacer algún ruido. Y por alguna razón, Noelle sentía que alguien no dejaba de vigilarla.

-¿Hm?- Reaccionó Jean a las siluetas que se iban acercando.

-¡Hey, hola! - Se trataba del joven viajero, acompañado de otras tres personas- Traje a la caballeria, jeje.

Muy temprano y antes de que todos despertarán, había recibido un mensaje por parte de la Gran maestra en donde le encomendaba cierta tarea y que sólo él podía cumplir, debido a su facilidad para moverse por casi todo Teyvat y por la candidad de amigos y compañeros que había hecho en sus viajes.

-Hola a todos ¿Listos para la aventura?- El primero era un joven entusiasta bien conocido en el gremio de aventureros y que hizo sudar frío y preocupar a más de uno.

-Wuaah... Sol aun no salir... Razor... Aun... sueño tener...- Dijo el segundo individuo antes de cavar un poco, dar tres vueltas y acurrucarse en la tierra.

-Caballero honorario...- Pero sin duda, quien estaba más preocupada era la propia Jean- ¿Qué es esto?

-¿Esto?- Expresó inocente- Estos son los refuerzos para la prueba. Los llamo: el escuadrón sui.. digo... ¡Equipo estrella!- Dijo como si fuera un presentador de algún evento o concurso. Nuevamente, todos sudaron y tragaron duro ante la imagen de los tres individuos que servirían como refuerzo. El tercero de ellos se acercó alegremente a la Gran maestra.

-Capitana Jean, Capitana Jean- La llamó consiguiendo que baje la mirada- ¿Le gusta el nombre del equipo? El caballero honorario me dejo escogerlo jiji- Se trataba de una linda y tierna niña de cabello rubio y ojos rojos, muy conocida por su actitud alegre y explosiva personalidad- Lo escogí por que las estrellas son muy brillantes y porque también hacen ¡Kaboom!- Expresó con emoción y mientras levantaba los brazos.

Jean miró al viajero fijamente antes de que este sonriera algo nervioso. Y mientras lo hacía, alguien le acerco.

-Aether-san, ¿está seguro de esto?- Preguntó Noelle- Estoy preocupada por ellos.

-No hay porque hacerlo- Respondió el rubio- Confió en su fuerza y habilidades. Además, no creo que nos explote en la cara jeje.

-Alguien dijo... ¿Explotar? - Klee sonrió antes de presionar una de sus esferas. Bennet y Razor, quienes estaban detrás de ella, explotaron sin más.

-Aunque tal vez haya que limitar un poco sus habilidades- Dijo con una gota en su nuca.

- No hay tiempo para eso- Jean sorprendió a todos, sobre todo al rubio, por la voz fría y el rostro sin emociones- Nos pondremos en marcha. Fórmense en los equipos que les asigne, que cada refuerzo vaya con un grupo de su elección.

-Muy bien, entendido- Un Bennet recién recuperado junto con un Razor algo carbonizado respondieron al pedido.

Luego de revisar que todo estuviera bien, se pusieron en marcha, en filas y en orden comenzaron a cruzar el descuidado puente.

-Bien – Sonrió Aether- Pido ir al frente- Ya iba a tomar posición cuando la figura y mano de la Gran maestra se pusieron en su camino- ¿Capitana Jean? – Eso sin duda lo tenía confundido y más al ver la mirada y rostro sin emociones de la mujer más importante en todo Mondstadt.

-Caballero honorario, te doy las gracias, la ayuda que nos has prestado ha sido indispensable para esta prueba- Dijo de manera formal.

-No hay de que- dijo el chico- "Aether bueno" - Pensó.

-Sin embargo, debido a tu comportamiento anterior, te relevó de tu cargo. Abandona la zona de prueba de inmediato- Dijo fríamente Juan. El rostro de Aether pasó de un sonrisa a una expresión apagada.

-"Aether... triste".

———————————————————-
Hasta aquí el capítulo.

Que cuando volveré a actualizar? No lo sé, revisaré mi calendario... creo que... Pronto.

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top