Capítulo 1: Aterrador Viajero.
Los personajes e imágenes de esta historia no me pertenecen, sólo los empleo con fines de diversión.
Al final algunas aclaraciones a quien le interese.
Advertencia: Un poco de texto explicito junto con algunas imágenes sugerentes.
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Era temprano en Mondstadt, la ciudad del viento y la libertad, dentro de esta metrópolis, un pequeño edificio, ubicado cerca de los grandes muros, este estaba conformado por varios cuartos, de los cuales, uno estaba siendo ocupado por cierto joven.
Ni siquiera bajo sus sabanas pudo evitar sentir la luz del sol tocar su rostro. El héroe de la ciudad, el caballero honorario como lo habían nombrado, poco a poco comenzó a abrir los ojos, cuando lo hizo, soltó un largo bostezo, se estiró y luego se levantó con rumbo al baño, con una expresión de pereza mientras ingresaba su mano debajo de su playera para rascar su estómago. Una vez que entró, procedió a lavarse la cara y se preparó para cepillarse los dientes.
Es aquí donde comienza su historia... Esta es la historia del caballero más valiente de todo Teyvat, el caballero... ¡Cara de pinga!
-¡Prrrr!- Escupió mandando al diablo tanto el agua como el cepillo de dientes – Coft... Coft... P-Paimon... Coft... coft... ¿Q-Qué... ¿Qué diablos estas leyendo?... ¿Y por qué tu voz suena tan extraña? – Preguntó el rubio apenas dejo de toser.
-Ah, lo siento – La pequeña albina cerró el libro y luego flotó cerca de su amigo- Paimon sólo estaba leyendo uno de los libros que tomó de la biblioteca.
-¿De la biblioteca? – Cuestionó con una ceja arriba el rubio. Después, arrebató el libro a su compañera- Pero qué clase de libro es... Oh – Sus ojos se abrieron como platos, ya que la contraportada tenía un sello rojo, clara señal de no pertenecer a la sección pública - Paimon ¿Cómo es que Lisa-san te dejo prestar este libro? – Preguntó serio.
-Eto... - La pequeña hada comenzó a juntar sus dedos con nerviosismo.
-Paimooon – Lo miró de forma severa el rubio- No me digas que lo robaste de la sección prohibida.
-Emmm... Robar es una palabra fea... llámalo "préstamo secreto", te-he – El hada dijo para luego tocar su cabeza y sacar la lengua.
- ¡Nada de te-he! – Gritó el rubio – Paimon, aunque trabajemos para la capitana Jean y los Caballero de Favonius, aun somos visitantes. ¿Cómo se te ocurre robar uno de los libros de la biblioteca? - Dijo y luego tapó su cara, consiguiendo calmarse un poco- Lisa-san va a matarte ¿sabías?
-Amm... No te preocupes por eso- Dijo el hada – Paimon le dejó una nota a Lisa.
-¡Ah, perfecto! - Expresó de manera sarcástica el rubio- Ahora va a doblemente matarte. Ya sabes que a Lisa-san le molesta cuando no le dicen las cosas directamente – Le explicó mientras comenzaba a cambiarse de ropa.
-Ammm.... sobre eso... - El hada comenzó a volar con nerviosismo- Paimon pensó que no habría problemas si la nota venía con tu nombre- Dijo inocentemente haciendo el rubio se vire se forma robótica.
- ¿Qué... hiciste... ¡Qué?!
- Deje una nota con la firma de Paimon y viajero-san, te-he- Dijo con la misma expresión tonta e inocente, en cambio la expresión del rubio era indescifrable.
-¡Ahora yo te voy a matar tres veces, hija de...!
-¡AAAHHH! – Apenas escapó por la ventana, Paimon comenzó a volar por su vida- ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Llamen a la ley! – Voló entre edificios, siendo perseguida por un ágil rubio.
-¡Estas hablando con la ley! – Gritó furioso, con un claro objetivo: darle una lección a su mejor compañera.
Es aquí donde comienza esta historia... La historia de cómo un joven e inocente viajero se convirtió en el "terror" de todas las mujeres de Teyvat.
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Más tarde, a los pies de la gran escalera...
-Jaah... Jaah... - Respiraba agitadamente, con apenas fuerzas para mantener el vuelo- Por... favor... Perdona a... Paimon – Dijo con lágrimas en sus ojos, siendo cubierta por la sombra de su compañero.
-Descuida, Paimon. No estoy molesto contigo- El rubio sonrió apenas llegó a ella.
-¿Eh?... ¿De verdad? – Preguntó algo confundida el hada.
-De verdad. Sólo tengo ganas usarte como comida de emergencia.
- ¡¿Y cómo eso no es estar molesto?! -El hada gritó asustada, arrepintiéndose un poco por lo que había hecho- ¡¿Mh?! – Después, cerró los ojos apenas vio la mano de su compañero acercarse a su cabeza.
-Ah, maldición – Soltó una pequeña rabieta el rubio, con su mano sobre la cabellera albina- Ahora no sólo llegaremos tarde a la reunión con la capitana Jean, sino que también tenemos que regresar este libro antes de que Lisa-san se entere.
-¿Quéwh? – Expresó confundida mientras su cabellera era revuelta suavemente.
-Oye, no pongas esa cara. Digo que tenemos que devolver este libro antes de que Lisa-san se entere, así que apresurémonos- Dejó la cabeza de su compañera y luego se encaminó al edificio.
Por unos segundos, la mirada del hada se ensombreció mientras tocaba su cabeza, sus mejillas con un ligero rubor. Por alguna extraña razón, su corazón comenzó a latir con fuerza y no podía dejar de mirar la espalda de su compañero.
-Que injusto... Matar del miedo a Paimon y luego hacerla sentir así- Dijo para sí misma antes de seguir los pasos de su compañero.
Luego de un rato, el par de viajeros llegaron a la cede de los caballeros, entraron con calma, por suerte aún era temprano, por lo que sólo se encontraban un par de guardias, uno custodiando la puerta principal y otro las puertas que daban a las celdas. Caminaron de los más tranquilo hacía la puerta de la biblioteca. Antes de entrar, asomaron de la puerta entreabierta, asegurándose que no hubiera nadie.
-Bien, parece que Lisa-san no ha llegado aún- Dijo el rubio mientras se adentraban al lugar.
- ¿Cuál es el plan? – Preguntó el hada.
-El plan es sencillo... -El rubio comenzó a explicar su "elaborado" plan, toda una secuencia al más puro estilo de Ocean's Eleven, pero no para robar, sino para devolver algo. Los ojos del hada estaban a punto de dar vueltas por tanta artimaña - ¿Entendiste el plan? – Preguntó.
-Emmm... S-Si... Eso creo... - Respondió no tan segura.
-Como sea – Dijo el rubio mientras comenzaba a darse la vuelta- Debemos entrar a la sección prohibida antes de que...
-¿Antes de que qué?
-¡¿Hm?! – El rubio por poco se desmaya del susto debido al repentino encuentro con la bibliotecaria – Li... Lisa-san.... – Dijo agitado- B-Buenos días- Y luego intentó calmarse.
-Buenos días, cariño- Saludo con una sonrisa, la mujer de cabello castaño y ojos verdes. Aquella mujer lucía hermosa como siempre, vistiendo sus prendas color purpura, abierto en la zona del escote y en las piernas, los guantes y las medias de encaje negro le daban una belleza única, la cual haría estremecer a cualquier hombre que la viera, sólo que esta no era la razón por la que el cuerpo de cierto rubio temblaba. La mujer lo veía fijamente mientras sujetaba un par de libros contra su pecho- Entonces... ¿Qué es lo que tienes que hacer en la sección prohibida? – Interrogó con una sonrisa, clara era su intención de presionar al rubio.
-Eto... Lo que pasa es que Paimon y yo...
-¿Paimon y tú? – La bruja hizo énfasis en el hada, haciendo que el rubio voltee.
-¿Eh? – La ausencia de su compañera lo dejó perplejo –"Maldita traidora" – Pensó algo molesto para luego regresar con la castaña- Bueno... Sólo yo... Lo que pasa es que... - Pensó en algo rápido o no sólo enfrentaría la ira de la bruja, sino que también tendría que rendir cuentas a su capitana, quien por cierto se molestaría por llegar tarde- Lo que pasa es... Mmmm... ¡Un par de moras se me cayeron y rodaron dentro sección prohibida! – Dijo apresurado.
-¿Un par de moras? – La castaña se mostró extrañada, observando como el rubio agachaba la cabeza y cerraba los ojos – ¿Y pensabas entrar a escondidas sólo para recuperarlas? – Cuestionó con un tono de decepción, alarmando por completo al rubio.
-"¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía enga...!"
-Oh, cariño. No tenías que hacer eso – Dijo Lisa, pero esta vez con un tono amable – Pudiste haberme avisado para dejarte entrar.
-¿Eh?... ¿Así nada más?
-Así nada más – Contestó la sonriente bruja mientras sostenía la llave de la puerta- Después de todo, no es como si quisieras llevarte algo sin permiso ¿Cierto? – Dijo con una brillante sonrisa.
-C-Ci... Cierto jeje- La culpa estaba comiendo a Aether por dentro.
-De acuerdo, entonces qué te parece si me ayudas a acomodar estos libros y luego yo puedo ayudarte a buscar tus moras – Sugirió la bruja.
-E-Esta bien- Dijo un poco nervioso mientras seguía a la castaña.
La sección restringida era amplia en efecto, lucía más como una bodega que como una biblioteca, repleta por varios estantes, un gran candelabro proporcionada algo de luz. En esa habitación la bruja y el joven viajero se dispusieron a trabajar.
-Eto... ¿Dónde quieres que ponga estos? – Preguntó el rubio mientras tomaba algunos libros del carrito.
-Oh, no, cariño. Tú sólo te encargaras de pasármelos, yo seré quien los acomode- La castaña dijo para luego comenzar a subir las escaleras- Ah, y sujeta bien las escaleras, no quisiera caerte encima fufufu- Sonrió de forma juguetona, logrando poner nervioso al joven viajero.
-"M-Maldición" – Desde esa posición, Aether no pudo evitar ver a la maga todo el rato. La perfecta retaguardia de la bruja se contoneaba ligeramente enfrente su cara, tan grande y firme. La vestimenta de la mujer no ayudaba mucho a esconder sus encantos. Antes de que comenzara a imaginar cosas indebidas, sacudió su cabeza y luego recordó sus problemas- "Es cierto... Tengo que hacer algo para distraerla... Sólo espero que Paimon recuerde el... ¿Eh?" – Detuvo sus pensamientos tan pronto visualizó una cabellera albina asomando del candelabro.
-"Veamos... ¿Qué era lo que Viajero quería que Paimon hiciera?" –Pensó por un momento el hada y cuando halló la solución, sus ojos se iluminaron por completo.
-"Pero... "- Aether se vio confundido sobre todo cuando la pequeña albina comenzó a descender amarada con una soga mientras tarareaba cierta melodía.
-Dun dun dun dun, ¡dun! Dun dun dun dun dun dun dun...
-"Pero qué chingados"
-Pipiruiiiiii.... Pipiruiiiiiiiii....
-"¡¿Qué chingados?!"
-Pipiruiii, eeeeghh veraa... - El hada logró bajar con éxito y posicionarse enfrente de uno de los estantes.
-"¡Se supone que puedes volar! ¡¿Por qué diablos estas atada a eso?!"- Mientras que el rubio trataba de no explotar del coraje.
-¿Hm? ¿Sucede algo, cariño? – La bruja preguntó mientras bajaba la mirada hacia el rubio.
-¿Eh?... N-No... No pasa nada... Sólo pensaba dónde pudieron haber rodado mis moras jejeje – Contestó nervioso mientras veía como el hada se balanceaba con la soga para colocar el libro.
-Oh, no te preocupes – La castaña le sonrió gentilmente, a lo que Aether comenzó a sudar frío ya que su compañera comenzó a girar como una piñata mientras se balanceaba- En cuanto termine con estos libros te ayudaré a... - Cierto ruido la interrumpió, seguido del sonido de varios libros cayendo- ¿Qué fue eso? – Preguntó mientras giraba la mirada.
-Auch – El hada seguía meciéndose mientras sobaba su nariz, producto de su aparatoso choque.
-"Demonios" – Pensó alarmado – "No queda de otra... Lo siento, Lisa-san" – Se disculpó, sin otra idea más que patear el pie de la escalera.
-¿Eh?... ¿Qué? – La castaña se vio entre perpleja y asustada cuando, de un momento a otro, se encontró cayendo - ¡Kya!- Gritó e intentó sostenerse de algo, sin embargo, sólo consiguió jalar uno de los libros del estante.
-¡Lisa-san!- Aether se lanzó en su auxilio. Desafortunadamente, no pudo plantarse con fuerza, por lo que terminó cayendo junto con la bruja.
- Auch... E-Eso dolió... - Mientras levantaba su cabeza, la castaña comenzó a quejarse- ¿Qué fue lo que... ¿Eh? – Quedó impactada al ver como habían terminado.
-¿He ehcuhenmtah hienh... Hiha-han? – Preguntó cómo pudo el rubio.
La exuberante mujer se hallaba sobre el rubio, con sus piernas abiertas y sus pechos presionando el rostro del joven.
-Oh, cariño... Lo siento, no pensé que... ¿Te encuentras bien? - La castaña se irguió apenada, dejando el libro negro asentado a un lado. Extrañamente, el libro se abrió y las paginas comenzaron a cambiar de manera veloz. Ella aún permanecía sobre las caderas del rubio mientras que el rostro del joven se mostraba más sonrojado que adolorido.
-N-No... No se preocupe por mi... - Dijo el rubio, con un tono adolorido. Sin que se dieran cuenta, una sombra surgió del libro, esta se arrastró en el suelo como si fuera una serpiente, con dirección a la mano del rubio - Más importante... ¿Se encuentra bien? ¿No se lastimó? – Preguntó preocupado y sintiéndose más culpable.
-Estoy bien- Contestó la bruja - Tu paraste mí caída, así que no me paso nada- Le sonrió gentilmente, causando un sobresalto en el rubio- Gracias.
-No... No hay de... ¡Auch! – De pronto, la expresión del rubio se torció en dolor, tomó su mano con fuerza y luego la energía anemo comenzó a reunirse en esta -Q-Que... ¡¿Pero qué rayos?¡ -Gritó alarmado ya que no podía detenerse, tan sólo pudo levantar su mano y dirigir la energía hacia arriba, esta se disparó en una esfera de aire que comenzó a rebotar por todo el lugar - ¿Qué es lo que...? – Miró su muñeca, esta tenía una extraña marca negra que se amoldó como si fuera un brazalete.
-¡Aaah! ¡Aaah – Paimon gritaba asustada mientras se mecía sin control ya que la esfera de aire rebotaba en todo el lugar, provocando que varios estantes cayeran en un efecto domino.
Al final, el lugar terminó convirtiéndose en un verdadero desastre, todos los estantes en el suelo, regando una gran cantidad que libros que posiblemente tardarían un buen tiempo en volver a acomodar. Y en medio de todo el caos, cierto rubio seguía a merced de una castaña.
- "Esto se va a poner feo" – Pensó el rubio justo cuando regresó su mirada. La bruja tenía medio rostro ensombrecido mientras observaba todo el desastre causado.
-Aether... Tú... - Ella habló con una voz de ultratumba, causando un escalofrío en la espalda del rubio.
-E-Espere... Señorita Lisa... No fue mi intención.... ¡Fue un accidente! – Sentía que nada de lo que dijera calmaría a la bruja, ella se encontraba bajando hacía él, apoyándose con sus dos manos en el suelo, atrapando su cabeza para que no pudiera escapar – R-Realmente... Lo siento... Por favor... ¡No me mate! – Gritó justo cuando sintió la respiración de la castaña en su cuello.
-Aether... Tú... - Ella volvió a decir, pero con un tono extraño, era como si le faltara el aliento- Aaah... Cariñooh...
-¿Eh?... ¿Li... Lisa-san? – Él se sorprendió al abrir los ojos, ya que la castaña se encontraba acostada sobre su cuerpo, con su rostro hundido en su cuello. En esa posición, no puedo evitar sonrojarse.
-Aaah... Cariño... Cariño... - Ella dijo entre gemidos, con sus mejillas totalmente rojas y su aliento en pequeñas nubes de vapor – P-Por favor... Déjame... Déjame tener un poco de ti... Aaah... – Abrió la boca y sacó la lengua, claro era su objetivo.
-¡Hiii! – Aether no pudo evitar chichar, sintiendo como la castaña lamía su cuello. Ya sea pasando la punta o plantándole pequeños besos, la bruja no parecía en sí- "¿Q-Qué... ¿Qué rayos está pasando?... ¿Por qué Lisa-san está haciendo esto? – Se preguntó mientras trataba de resistir. Él intentó apartarla empujándola de sus hombros, pero cada intento sólo hacía que la castaña se pusiera más intensa, comenzando a rodear su cabeza para aferrarse más a su cuello – "¿Qué debería hacer?" – Varias opciones aparecieron en su cabeza:
- (Dejarse llevar)
-Como quieras, nena.
-Abrázame.
-"¡¿Qué parte de eso es escoger?! – El rubio estaba alucinando con esas opciones, así que decidió crear la suya -¡Paimon! ¡Ayuda! – Pidió por su compañera.
-¿Eh?... ¿Ah?... ¿Qué? – El hada estaba más que confundida, por una parte, seguí en shock por el desastre causado y por otra, no sabía cómo lidiar con la bruja, quien por cierto comenzó a acariciar el pecho de su compañero, lentamente, bajando por el abdomen descubierto hasta posarse sobre los pantalones, el sonido del broche dorado puso en apuros tanto al rubio como a la pequeña albina.
-Pa... ¡Paimon! – Gritó una vez más mientras le extendía la mano.
-Aah.... Cariñoo.
-¡Aaah! -Gritó el hada, sin ocurrírsele otra cosa, más que tomar el libro más grande que pudiera - ¡Lo siento, Lisa! – Se posicionó sobre la bruja y dejó que la gravedad se ocupara.
-Ughk- En un instante, los ojos de la castaña se volvieron blancos y su cuerpo cayó rendido sobre el rubio.
-Jaah... Jaah... - Luego de tomar un respiró, Aether hizo a un lado a la castaña, procurando no lastimarla.
-¿Estas bien? – Le preguntó su compañera.
-S-Si... Sólo un poco... Confundido – Dijo mientras se sentaba y observaba a la bruja- ¿Qué rayos fue lo paso?... Y ¿Por qué...? – Dejo de pensar tan pronto observó su muñeca derecha. La pulsera negra de hace un rato había desaparecido, nada de lo había pasado tenía sentido alguno– "Primero algo me muerde, después mis poderes se descontrolan y por último..." ¿Hm? – De pronto, tanto él como su compañera se sorprendieron – E-Esa... Esa es la campana de las siete... Por dios.... ¡Voy a llegar tarde! – Se levantó y se apresuró a llegar a la salida.
- ¿Eh? ¡Oye, espera! – Le gritó su compañera – ¿Qué se supone que debe hacer Paimon? – Preguntó viendo como su compañero abría la puerta.
-Quédate y cuida a Lisa-san... Estaré aquí tan pronto la reunión termine – Dijo antes de atravesar la puerta, dejando sola a una confundida hada y a una inconsciente bruja.
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-Jaah... Jaah... -Sintiendo que todavía le faltaba el aliento, el rubio recargó su espalda en la puerta- Eso... Fue extraño – Se dijo a sí mismo, recordando como la bruja casi se mete en sus pantalones- "Más extraño que ver a Kaeya-san trabajar diligentemente" – Y luego recordó a su superior.
Apurado, se dirigió a la puerta de enfrente, lo abrió sin más y rezó para que cierta rubia no fuera tan dura con él.
-Aether, llegas tarde- Desafortunadamente, los dioses no fueron nada generosos con el rubio. Apenas entró, se encontró con la mirada severa de cierta caballero. Cabello rubio amarrado en una cola, ojos tan puros como azules, una figura esbelta y atractiva debajo de una blusa y pantalones blancos. Portando una estrella dorada en su capa azul, la actual intendente de Mondstadt lucía tan imponente como hermosa – Siéntate, por favor- Invitó al rubio, aunque más bien sonó como una orden.
- S-Si- Él obedeció sin más y procedió a sentarse frente al escritorio.
-Se supone que debías llegar una hora antes de que comenzáramos la jornada ¿Por qué faltaste a una reunión tan importante, Aether? – Preguntó molesta, aunque más bien se oía preocupada por el rubio.
-L-Lo... Lo siento, Capitana Jean – Él se encogió de hombros. No quería mentir, pero debía hacerlo, sobre todo con una situación tan comprometedora como la que ocurrió en la biblioteca – Tuve cierto problema en la mañana... Espero que pueda comprender... es algo que no le puedo decir – Sonrió apagado, logrando preocupar a su superior.
-¿Problema dices? – La rubia se mostró intrigada para luego suponer qué es lo que le paso al rubio ¿Qué clase de problema?... No me digas que otra vez tuviste problemas de sueño – Dijo lo que se le había ocurrido, haciendo que el rubio se sobe la nuca.
-Bueno... Eso fue... - Él comenzó a recordar ese "problema".
(Flashback)
Vemos a un rubio dormitando en su cama, la ventana abierta, permitiendo a la brisa refrescarlo un poco. El reloj de kuku colgado en la pared de enfrente, con el objetivo de indicar la hora de levantarse y prepararse para un nuevo día, sin embargo...
4:00 am (Con la ausente luz de la madrugada)
-Mmm... - Abrió los ojos con pesadez - ¿Qué?... ¡No mames!... ¡Ni los pájaros se han levantado! ¡No, nunca! ¡NOOO! – Se tapó y volvió a dormirse.
5:00 am (Con el característico canto de los pájaros)
- ¡Duérmanse pinches pájaros, es bien temprano! ¡MAMEN! – Se retorció antes de volver a dormirse.
6:00 am (Con el astro luminoso en su apogeo)
-¡Aaah! ¡El sol! ¡Que asco! ¡QUE SE MATE! – Volvió a dormirse.
7:00 am (Con el bullicio de las personas)
-¡Cállense, esclavos! ¡LOS ODIO! – Una vez más...
8:00 am
-Lalala, a la escuela, lalala, a la escuelita....
-Mmm... Niños esclavos que van a la escuela... ¡¿Para qué?! ¡ESTÁN TONTOS TODOS SIEMPRE!
9:00 am
-... Me levantaría, pero no... ¡No quiero! ¡NUNCA!
10:00 am
-...
1:00 pm (Con el rubio por fin levantándose de la cama)
-Empieza el día ¡Temprano! ¡Músculos al máximo! ¡AAAH! – Gritó eufórico y luego se volvió a acostar – Mejor dormiré otro ratito no más ¡NO MÁS!
4:00 pm
-Hey, Viajero. Hey, escucha, hey... ¡Viajero-san! – Gritó cierta hada, consiguiendo que su compañero abra los ojos- ¿No se supone que hoy debíamos levantarnos temprano? – Dijo, haciendo que el rubio se levante de golpe.
-¡Ya es bien tarde! ¡Los odio! ¡AAAH! -Gritó y luego comenzó a agitar su espada como si no hubiera un mañana.
(Fin del flashback)
-Eso fue algo complicado – Terminó de recordar el rubio.
-Aether- La rubia lo miró seria mientras abría un cajón de su escritorio y comenzaba a hurgarlo- Eres el héroe de Mondstadt, el caballero más fuerte y valiente hemos tenido en nuestras filas, pero no puedo dejar pasar esta conducta- Dijo con algo de pena- Tendré que someterte a una acción disciplinaria.
-"¿Acción disciplinaria?" – Pensó el rubio, viendo como la capitana seguía buscando.
-Dónde... Dónde fue que deje esos papeles – Dijo para sí misma la rubia- Aah, eso es – Después, su expresión se iluminó - Lisa debe tenerlos en la biblioteca – Con toda la calma del mundo, se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta. En cambio, el joven rubio se volvió un manojo de nervios.
-E... Espere... Capitana Jean – Él se levantó de golpe.
-¿Aether? ¿Qué sucede? – La rubia se vio confundida puesto que el joven se había puesto en su camino.
-Emmm... N-No quiere reconsiderar lo que mi castigo... Prometo no volverlo a hacer – Intentó negociar.
-Sabes que no. Ya han sido varias veces -Pero ella no se veía dispuesta a ceder.
-Bueno... Está bien – Al rubio no le quedo de otra más que aceptarlo, pero no dejaría que ella pasara- Aceptaré mi castigo... Pero... deje que yo sea el que vaya por los documentos- Se le ocurrió un nuevo plan.
-Te lo agradezco, Aether, pero también tengo que hablar con Lisa, así que debo ser yo quien vaya- Ella lo rodeó y procedió a acercarse a la puerta.
-"Oh dios... Debo impedir que vaya a la biblioteca... Piensa, Aether, piensa, ¿Cuáles eran los consejos que te dio Kaeya-san?"- Cierto recuerdo volvió a su mente, sobre cierto peliazul de ojo parchado.
(Recuerdo)
-Escucha, Aether, emboscar un campamento Hilichurt es tan sencillo como distraer a la capitana Jean- Susurró mientras asechaban el lugar.
-¡Que se armen los putazoossss! – Gritó el rubio, lanzándose contra las criaturas y mandando al garete todo el trabajo de infiltración.
(Fin del recuerdo)
-"¡Demonios!" – Maldijo su poca falta de atención.
-Bien, si no tienes más que decir, debo ir a la biblioteca- Dijo la rubia, apunto de tomar el pomo de la puerta.
-E-E... Espere- Desesperado, logró alcanzar a la rubia -¿Eh? – Tan pronto la sujetó de la muñeca sintió como la energía Geo se reunía en su pie. Era una situación tan extraña como alarmante, sobre todo al darse cuenta que aquel brazalete negro había regresado–"No, no, no... ¡Ésta pasando otra vez!".
-¡Kya! – La capitana Jean gritó al momento de ser empujada por la puerta. Afuera de la oficina, una columna se había materializado, la roca era normal, pero los cristales eran negros, muy diferente a otras convocaciones del rubio - ¿Q-Qué... fue lo que me golpeó? – Preguntó confundida. Ella se recuperaba más del susto que del golpe mientras el rubio sujetaba sus hombros, había sido atrapada sin caer... Si, eso... "Atrapada".
-¿Se encuentra bien, Capitana Jean? – Preguntó el rubio, con una voz extraña y tranquila.
-Si... Afortunadamente tú... ¿Eh? – Ella quedó perpleja al momento voltear hacía el rubio- ¿Aether? – Ciertamente, era el rostro del caballero honorario el que se encontraba frente a ella, pero esa sonrisa y esa mirada no eran nada de él, era como si alguien más, o algo, hubiera tomado el control de su cuerpo.
-Se ve un poco aturdida, tal vez deba sentarse- Él la invitó, con un gesto caballeroso, intentando guiarla a su asiento.
-N-No... Estoy... Estoy bien jeje- Jean hacía lo posible para mantenerse calmada, sobre todo con el rubio actuando de esa forma y su corazón comenzando a latir con fuerza- S-Sólo necesito un poco de aire fresco... - Se dirigió a la puerta, intentando no tropezar en el proceso - Después de eso yo... ¿Hm? - Era realmente inusual ver a la poderosa y diligente caballero ponerse nerviosa- "La puerta... Alguien la ha... - Pequeños fragmentos de energía Geo se encargaban de bloquear la salida- ¿Eh?
De pronto, se vio acorralada, con su espalda pegada a la puerta y su frente presionado por su rubio. Él logró ponerla más nerviosa al aporrear su mano en la puerta y su rostro a escasos centímetros.
-¿Por qué me ve así? – Preguntó el rubio, con una voz ronca y misteriosa – Acaso... ¿Le doy miedo, Capitana Jean?
-E-Eso... Eso es... - La rubia no podía dejar de apartar los ojos por ratos, sus mejillas se enrojecieron debido a la cercanía con el rostro del rubio. Podía sentirlo, la intensidad con la que el rubio la miraban a ella – No estoy asustada... - Respondió tímida – Es sólo que...
-Míreme a los ojos antes de responder – Interrumpió el rubio, consiguiendo que Jean se ponga más nerviosa. Eso había sonado como una orden, y una que sólo los más formidables generales podían dar.
-Mmmrr... - Ella intentó devolver su rostro, pero le fue imposible. Una extraña energía emanaba del rubio, impidiéndole recuperar la calma - ¿Eh? – Su segundo hubiera fracasado de no ser porque Aether intervino.
-Esta es a la capitana Jean que quería ver – Dijo Aether mientras sostenía el rostro de la mujer, obligándola a mirarlo a los ojos.
-A-Aether... Espera... Esto no es... Apropiado – Era linda la forma en la que Jean se sonrojaba y desviaba la mirada por ratos. Los ojos ámbar y azules difícilmente pudieron encontrarse, aunque eso no "desmotivo" al rubio.
-Llegue a este mundo pensando que estaba sólo... Que no tenía a nadie o un hogar al cual volver – Aether empezó a contar, con un expresión tranquila y casi triste - Pero fue gracias a Paimon y a ustedes que logre cambiar ese pensamiento – Sin dudarlo, abrazó a la mujer. Los ojos se Jean se abrieron por completo, su cuerpo comenzó a llenarse de una extraña calidez – Gracias.
-Aether... - Profirió la rubia mientras cerraba los ojos, eso había sido muy inesperado. Sin darse cuenta, correspondió al abrazo y se dejo llevar por aquella sensación– No tienes por que agradecer. Si no fuera por ti... Quién sabe que es lo que hubiera ocurrido con Mondstadt y todos nosotros. Te esforzarse mucho y es por ti que seguimos... Que sigo yo aquí... Así que, gracias- Ella dijo poniendo todos sus sentimientos en ello.
-Aun así, quiero agradecerles – El rubio se separó de ella. En sus ojos, mostró gran sinceridad, pero, por la manera en la que sonrió, tenía otras intenciones – A cada una de ustedes – Cerró los ojos y comenzó a cortar distancia con la rubia.
-A-Aether... Espera que vas a... ¿Mmm? – Ella no vio eso venir, sus labios habían sido poseídos en un instante. Intentó apartarlo, pero él se adelantó y tomó sus muñecas, aprisionándola contra la puerta- ¡Mmmf!... A-Ae... ther... ¡Mmmf!... D-Deten... ¡Mmmf! -Decía entre besos, pero él poco cada le hacía. Cada reclamó le daba oportunidad al rubio de ingresar su lengua – "¿Qué esta pasando? ¿Por qué esta haciendo esto?... Debería detenerlo... Pero por qué... ¿Por qué...? ¿Por qué mi cuerpo no me deja?" – Sin ser consciente, dejó que el rubio la llevara a su escritorio, se sentó en este, varios papeles cayeron al suelo, perdiendo su importancia, ya que lo único que importaba era ese momento, el momento en que los labios de una caballero eran devorados por un joven viajero – Puaff
La falta de aliento los obligó a separarse, la rubia con los ojos casi nublados y su boca pidiendo por más mientras que los ojos y sonrisa del rubio sólo reflejaban cuanto quería complacerla.
- ¿Ha sido suficiente agradecimiento, Capitana Jean? – Él le preguntó con un tono juguetón, que para nada le quedaba a su imagen de niño bueno.
-N...
-¿Hm? Perdón, no la escuche muy bien- Hizo como si fuera cierto – Un poco más fuerte- Y luego le susurró al oído para jugar con ella.
-Mmmrr... - La rubia se vio apena, aun después de lo que acababan de hacer. Jamás pensó que haría ese tipo de cosas con alguien, aparentemente, más joven que ella, mucho menos en su oficina – Yo... Yo quiero... - Dijo mientras comenzaba a rodear el cuello masculino – Quiero que tu... - Con cada palabra, la sonrisa del rubio se ensanchaba y sus ojos comenzaban a teñirse de rojo- Sig... ¡¿Hm?!
De pronto, los dos se mostraron sorprendidos y voltearon hacía la puerta.
-Capitana Jean – Se trataba de la voz de algún caballero - ¿Se encuentra aquí? – Preguntó del otro lado de la puerta.
-Emmm... Si... Estoy aquí- Contestó con nerviosismo mientras se levantaba de la mesa y reparaba en su expresión y ropa- ¿Q-Qué sucede? – Preguntó, intercalando su mirada entre la puerta y rubio.
-... - Aether se había quedado cabizbajo, con su mirada ensombrecida. Era como si estuviera conteniendo su enojo, sus ganas de abrir la puerta y mandar a volar o enterrar al que se atrevió a interrumpirlo.
-Disculpa por interrumpir su trabajo, pero necesitamos que nos asesore sobre una misión- Dijo el hombre - ¿Puedo pasar?
- ¡No! – Gritó.
- ¿No? – Dijo extrañado el caballero.
-E-Es decir... Aguarde un momento – Corrigió nerviosa- Sólo debo terminar un asun... - Dijo mientras volteaba a su escritorio, sorprendiéndose al encontrarse sola y con una de las ventanas abiertas – Aether... - Un gran sonrojo y una mirada anhelante aparecieron al asechar por la ventana.
A un lado del muro este, un rubio se encontraba cabizbajo, con su planeador aun abierto. Era raro verlo callado y tan serio, aunque después de unos segundos...
-¡Pero qué carajos acabo de hacer! – Gritó para después aporrear su cabeza contra el muro repetidas veces- Primero en la biblioteca... Después de la oficina de Jean... ¡¿Qué carajos pasa conmigo?! – Continuó golpeándose. Sin darse cuenta, la marca negra desapareció de su muñeca- ¿Ah? – Luego se dio cuenta del agujero cuadrado que había hecho en el muro – Mmm... - Tomó el bloque cuadrado que estaba en el suelo y luego sello el agujero como si nada- Mmm... Que curioso.
El joven viajero no sabía en que tipo de situación se había metido.
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Hasta aquí el capítulo.
Si, ya sé... No debería empezar otra historia si ni he terminado alguna de las anteriores.
Lo que sucede es que me enganché un poco en el juego jeje y aparte de eso necesitaba escribir sobre algo, pero muy aparte de eso, no he tenido la motivación o más bien... La tranquilidad mental para terminar de escribir alguna de las otras, en fin... Solo debe espero sobrevivir para terminar esta y mis otras historias.
Espero que me disculpen.
Gracias por leer.
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