El viaje
Era una radiante mañana de mayo cuando partimos de la Universidad yo y mis amigos, el cielo estaba despejado y el día se prestaba para una relajante excursión en el bosque donde hacía finales del semestre propusimos pasar las vacaciones o mejor dicho Raúl y Dussel que parecían tener una especie de competencia nos convencieron ir de vacaciones.
Salimos en el espacioso Chevrolet de Raúl, un bonito deportivo color azul que su papá le regalo el primer año por sus buenas calificaciones.
Después de 3 horas de viaje llegamos a un camino de tierra que rodeaba un gran lago con una pequeña isla en el centro que otorgaba una hermosa vista de fantasía al lugar, Raúl siguió el sendero y en un lugar que parecía servir de parqueadero para los turistas estaciono el auto y bajamos todos con nuestras mochilas de excursión.
Como Raúl había investigado y ya había venido una vez a este lugar, fue el guía y líder. Al frente de nosotros se encontraba un inmenso bosque de Cipreses, Secoyas y Eucaliptos, por cada árbol diferente se había hecho un angosto sendero y nos encaminamos en fila india por el de los Secoyas, después de una hora de caminata y haber pasado por riachuelos, árboles caídos, rocas y abrirnos camino entre la maleza estábamos exhaustos y cuando ya nos creíamos perdidos a lo lejos Raúl, el lider del grupo vio una cabaña algo apartada del camino.
Estaba anocheciendo y por votación decidimos quedarnos a pasar la noche en ese lugar, sólo Laura y Anggela se negaron rotundamente a quedarse a dormir adentro, así que armaron su tienda de campaña a unos metros de la cabaña. Faltaba poco para que el sol se ocultase en horizonte; así que yo y Dussel fuimos a buscar leña para hacer una fogata y así pasar la noche abrigados del inclemente frío, mientras Raúl investigaba el interior de la cabaña,Derek, el Casanova se quedo haciéndo compañía a las chicas y un poco de habitual alarde de sus dotes de explorador aprendidas en cursos de verano cuando era niño y experiencia en supervivencia mientras nosotros nos adentramos en el bosque que se hacía más espeso y tenebroso con la poca luz que había, valiéndonos de nuestras linternas que poca luz emitían en ese lugar.
Tardamos un cuarto de hora en buscar un sitio donde recoger la madera para la fogata, Dussel se reunió conmigo en el lugar que acordamos, cuando lo vi llegar estaba pálido y con un toque de nervios en la voz me pregunto si había escuchado unos pasos y susurros que iban y venían desde la oscuridad del bosque, cerca del lago.
Naturalmente le respondí que no había escuchado nada, así que no hablamos más del tema y nos encaminamos a la cabaña con la madera en manos. Después de unos metros empezamos a sentir la presencia de que algo nos acechaba, miramos a todos lados sin ver nada fuera de lo normal, seguimos caminando y luego escuchamos el quebrar de una rama a unos metros, sacamos la linterna y alumbramos directamente donde venía aquel ruido, pasaron unos segundos y nada, luego algo se movió entre los arbustos y de pronto se precipitó a un lado del camino lo que al parecer era un Alce de gran tamaño y con unos enormes cuernos de esos que sólo hay en los bosques con abundante vegetación.
Nos quedamos un momento en shock por lo que acabamos de ver y luego tomamos el valor suficiente y nos acercamos a ver que había pasado, tenía marcas de garras y dientes por todas partes, pero lo que nos dejó helada la sangre fue ver que no tenía ojos y de donde antes estaban brotaba sangre en abundancia, de pronto el alce alzó la cabeza agónico, dio un último suspiro y cayó al suelo muerto.
-Que crees que le haya pasado le pregunté a mi amigo, ¿cazadores, depredadores?.
-No, respondió él, eso no pude ser causado por un cazador o por un animal que yo conozca y que sea capaz de comerse los ojos a su presa, tiene que haber algo aquí que nosotros no sabemos. Se detuvo un momento y me dijo;- Escuchas eso.
Yo no escuche nada, además del leve murmullo de las hojas de los árboles y el sonido de los búhos. De pronto escuche algo, como un siseo de varias serpientes o voces distorsionadas, el sonido seguía aumentando, hasta que nuestro instinto pudo más que la curiosidad y salimos a toda velocidad con la leña y linterna en brazos, sorteamos obstáculos, corrimos sin sentido aparente por varios minutos, nos perdimos y volvimos a encontrar el camino hasta que a unos 100 metros nos llegaron las voces y risas alegres de nuestros amigos.
Yo fui el primero en llegar y lo primero que hice fue tirar la leña al suelo junto con la linterna y sentarme a descansar, Dussel venía detrás mío con notable cansancio desparramo lo que cargaba en el suelo y se tumbó boca arriba a tomar un poco de aire.
-¿Que les paso?-, fue la pregunta al unísono de los 4 amigos que minutos antes se veían tan alegres hasta la repentina entrada de dos jóvenes desesperados por llegar a salvo a su encuentro.
No sabía en que momento llegó Anggela a mi lado y se encontraba abrazandome haciendome varias preguntas que no pude responder al instante, por su lado mi compañero de excursión aún seguía recuperándose del susto que tuvimos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top