Capitulo 23: Los confines de la tierra 8.0

Cuando Alison pronunció esas palabras, fue como si el mundo se detuviera por un instante, permitiéndome sentir, con aterradora claridad, el peso de lo inevitable. Mis ojos recorrieron a los demás, buscando un refugio que no existía, y en mi mente, un torrente de pensamientos desesperados me ahogaba como un río oscuro y violento:

—¡Tres intentos! Solo tres malditas oportunidades antes de que todo se desmorone. Douglas... está tan indefenso, tan pequeño ante esto. No puedo salvarlo. ¡No puedo salvar a nadie! Maldita sea, no sirvo como líder. ¡Douglas! ¿Por qué viniste? ¿Por qué no te quedaste en ese maldito orfanato, lejos de mí, lejos de todo esto?

Mis manos temblaban, incapaces de aferrarse a algo que detuviera el vértigo en mi pecho. El silencio alrededor era insoportable, roto solo por el eco de mi respiración entrecortada. Entonces, sentí la mirada de Brianda, tan pesada como si intentara leer los pedazos rotos de mi alma. Se acercó lentamente, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de preocupación y algo que no lograba descifrar. Sin previo aviso, me abrazó con fuerza, como si temiera que me desmoronara frente a sus ojos.

—Cloe.

Susurró, casi como si temiera, que algo nos escuchara.

—No tenemos otra opción. Esconde a Douglas en el campo de flores, donde está Rocío Rocatansky. Ese lugar... parece tranquilo, pacífico. Pero no tenemos garantías, Cloe. Si quieres que viva, tienes que arriesgarlo todo.

Las palabras resonaron como un eco hueco en mi mente, pero no lograron calmar la tormenta que me devoraba. Alison, mientras tanto, observaba a Douglas con una tristeza desgarradora. Él intentaba sonreír, pero sus ojos lo traicionaban: el miedo estaba ahí, latiendo en su mirada, en el leve temblor de sus manos. Alison se acercó a nosotras, su voz quebrándose bajo el peso de la incertidumbre.

—Decidan ahora -dijo, y por primera vez, su tono se sintió casi vacío, como si la desesperanza ya la hubiera alcanzado-. No sabemos cuánto tiempo nos queda antes de que esto empeore. Nos atacarán desde ambos frentes, y no estamos preparados. Cloe... dime, ¿realmente crees que esconderlo es lo mejor? ¿Puedes cargar con el peso de esa decisión si fallamos?

Su mirada me atravesó, y mi garganta se cerró como si algo invisible me estrangulara. La desesperación me dominó, y antes de darme cuenta, las palabras escaparon de mis labios en un grito desgarrador:

—¡Douglas, corre al campo de flores! ¡Tienes que esconderte! ¡Por favor! No puedo perderte. Mierda, ¡ve ya!

Douglas, petrificado, me miró con esos ojos llenos de terror infantil. Dio un paso hacia mí y, de repente, me abrazó con una fuerza que casi me derribó. Sus labios temblaban mientras murmuraba entre risas nerviosas que solo hacían más evidente su pánico.

—Brianda... cuida de ellas, ¿sí? No dejes que nada le pase a Cloe ni a Alison. Ellas son... mi nueva familia. Alison... protégelas. No dejes que esas dos idiotas se pierdan.

Intentó correr, pero Alison lo detuvo, sujetándolo con fuerza por la muñeca. Sus ojos brillaban con una furia que no había visto antes.

—¡¿Qué diablos te pasa, Cloe?!

Gritó, su voz llena de rabia, pero también de miedo.

— ¡No puedes hacer esto! ¿Olvidaste que si Douglas desaparece, no habrá vuelta atrás? ¡Estamos al límite! ¡Tres kilómetros! ¡No podemos dejarlo solo! ¡Él es tu mejor amigo, maldita sea! ¡Actúa como tal!

Su ira encendió la mía, y las palabras brotaron de mi garganta como veneno:

—¡¿Y tú quién eres para hablarme así?! ¡Prefiero que Douglas desaparezca antes que verlo morir de esa forma tan horrible! ¿No lo entiendes? ¡Tengo miedo! ¡Maldita máquina, no sabes lo que es esto! ¡No vuelvas a hablarme de esa manera!

Mis palabras cayeron como un cuchillo sobre Douglas. Su rostro, que ya estaba marcado por el miedo, se quebró en una expresión de puro dolor. Lo vi... vi cómo su corazón se rompía en pedazos, y antes de que pudiera retractarme, giró y corrió, más rápido de lo que nunca lo había visto.

Mi alma se heló. Corrí tras él, gritando su nombre, pero era inútil. Siempre había sido más rápido que todos nosotros.

Y entonces, sucedió.

El cielo se oscureció de una forma antinatural, como si una sombra gigantesca lo devorara todo. Un trueno resonó, pero no era un trueno normal... era un rugido, un lamento de algo indescriptible. Los árboles, esos antiguos testigos de tantos horrores, comenzaron a temblar y retroceder, arrancándose de raíz en un intento desesperado por huir. Los pájaros alzaron el vuelo en un caos frenético, mientras el viento, ese compañero eterno, desaparecía, dejando tras de sí un silencio que se sentía vivo, como si algo estuviera conteniendo la respiración.

Y entonces, lo vimos.

De la oscuridad emergió una figura colosal. Su silueta era imposible de comprender, con cuatro brazos que parecían surgir de otros brazos, en un caos grotesco. Su capa, negra como la nada, parecía consumir la luz misma. A su alrededor, cuatro figuras lo flanqueaban. Sus presencias eran aún peores: vagas, borrosas, como si el simple hecho de intentar mirarlas hiciera daño.

Douglas estaba allí, frente a ellos. Pequeño, frágil, insignificante.

La naturaleza había huido de esas cosas, y ahora entendíamos por qué. Esto no era lo que Alison había previsto. Era algo más. Algo peor. Algo que no entendíamos.

¿Qué eran esas criaturas? ¿Por qué estaban aquí? Y... ¿Por qué todo había cambiado? La desesperación se convirtió en un abismo, y supe, con una certeza aterradora, que ya no había escapatoria.

El colosal ser, aquella aberración incomprensible que desafiaba toda lógica y razón, levantó su bastón monstruoso con una lentitud deliberada, como si disfrutara de la tortura que infligía con cada movimiento. Cuando lo impactó contra el suelo, el mundo mismo pareció gritar en agonía. Las flores, que habían intentado huir como presas asustadas, se detuvieron de golpe y comenzaron a llorar sangre espesa, mientras los árboles cercanos se retorcían y emitían gritos inhumanos, como si el propio bosque tuviera conciencia y supiera que su final había llegado.

El artefacto de radio que llevaba en la mano comenzó a calentarse de forma antinatural, hasta el punto en que tuve que lanzarlo lejos antes de que me quemara. Un destello morado lo envolvió, una luz imposible y enfermiza que parecía pulsar con vida propia... hasta que explotó en mil pedazos. El sonido no fue como una explosión común, sino un rugido profundo que resonó en el pecho, como si el espacio mismo se desgarrara.

Entonces, el ser habló.

Su voz, un abismo de pesadilla, no salió de su boca, sino que retumbó desde todos los rincones, como si el aire mismo hubiera decidido convertirse en su instrumento. Era un sonido gutural, alienígena y burlón.

Buenas noches, Juki.

La tierra tembló bajo nosotros. El cielo, como si respondiera a su llamada, comenzó a desgarrarse, derramando sangre oscura que caía sobre nosotros en torrentes viscosos. Todo lo natural se transformó en una parodia grotesca de sí mismo: las formas se retorcían, los colores se volvían imposibles, y el tiempo parecía fluir de manera desigual. Douglas, aterrorizado, nos miró por última vez antes de correr con todas sus fuerzas hacia atrás, desesperado por escapar de algo que sabía que no podía ser evitado.

Y aun así, la lluvia de sangre no tocaba al ser ni a los cuatro horrores que lo rodeaban. Ellos permanecían inmóviles, fuera de las leyes de nuestro mundo, intocables, indiferentes al caos que los rodeaba.

Entonces, el ser volvió a hablar, pero esta vez fue peor. Su voz no se escuchó con los oídos; resonó directamente en nuestras mentes. Eran cientos, no, miles de voces a la vez: humanas, animales, algo más... una cacofonía imposible de comprender. Cada palabra era un golpe, una herida, una fractura en la cordura misma.

—Interesante...

Sus palabras parecían goteadas con veneno y diversión sádica.

—Así que han retrocedido en el tiempo para evadir su destino. Nadie lo había intentado antes. Me han intrigado. Los seres incomprendidos como yo también sentimos curiosidad... y ahora ustedes me han obligado a estar aquí. Les demostraré lo que significa la verdadera desesperación, lo que es la desesperanza absoluta.

El ser levantó su bastón una vez más, esta vez apuntando al cielo. Con un movimiento brusco, la lluvia de sangre se detuvo, solo para transformarse en algo mucho peor: agujas colosales, afiladas como la voluntad de un dios cruel, comenzaron a caer desde lo alto.

Al verlas descender, negras y brillantes como el vacío, no pude contener un grito que desgarró mi garganta:

—¡Brianda, hazlo ya! ¡Haznos intangibles! ¡Hazlo antes de que todo termine!

Brianda, temblando y con lágrimas corriendo por su rostro, levantó su manto de energía alrededor de Alison y de mí. Pero Douglas... Douglas quedó fuera del alcance. El horror me paralizó por un instante eterno, hasta que vi a Alison moverse. Con un grito desgarrador, me abrazó brevemente antes de activar los propulsores de su energía tecnológica, lanzándose hacia Douglas en un desesperado intento por salvarlo.

Una de las agujas descendía directamente hacia él, su punta negra reflejando destellos carmesí mientras atravesaba el aire con una velocidad inhumana. Justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, la intangibilidad se extendió sobre su cuerpo. Por un instante, el tiempo pareció detenerse.

—¡Corramos!

Grité con la garganta seca, mientras el terror pulsaba en mi interior como un segundo corazón.

—¡Hacia la dirección que Brianda indicó! ¡Tenemos que encontrar ese cristal! ¡Es nuestra única salida!

Alison, con su tecnología, nos levantó y comenzó a volar hacia adelante. Pero incluso en movimiento, el horror no daba tregua. Al mirar hacia el cielo, vi que las agujas se multiplicaban, cayendo con una frecuencia aterradora, como si el propio aire estuviera conspirando contra nosotros.

El ser colosal, mientras tanto, permanecía inmóvil, observando el espectáculo como un maestro que contempla su obra más macabra. Su deleite era palpable, una energía maligna que se sentía en el aire, en los huesos, en el alma misma.

Brianda, entre lágrimas, apenas podía mantener la intangibilidad. Sus palabras salieron entre sollozos, rotas, llenas de pánico.

—Lo recuerdo... esa cosa... esa cosa me sostuvo una vez. A mí y a mis compañeros. Nos lanzó fuera de este lugar, los confines de la Tierra. Esa cosa... tiene el poder de atravesar la realidad misma. La naturaleza le teme, Cloe. Alison. Douglas. Estamos condenados.

Alison, con su usual calma rota por el temblor en su voz, murmuraba mientras nos mantenía a salvo.

—Ese ser... tiene poder sobre todo aquí. No está jugando con nosotros, está... enseñándonos. Mostrándonos lo pequeño que somos. Y esos cuatro que lo rodean... ni siquiera se han movido aún. No sabemos qué son, ni qué función cumplen. Maldita sea... no tenemos suficiente información.

Y mientras el caos continuaba, mientras el aire mismo parecía vibrar con una maldad insondable, solo una cosa era clara: no éramos más que presas atrapadas en una pesadilla que no tenía fin.

Fue entonces cuando vi a Alison desmoronarse. Su vuelo ya no era más que un suspiro moribundo, casi tocando el suelo. Cada movimiento suyo era un eco de lo que una vez fue, como si el peso de algo infinito la estuviera aplastando. El aire a su alrededor parecía consumirla, drenándola de vida. Mi corazón se detuvo, un pánico oscuro e imparable me envolvió. Grité, pero mi voz sonó vacía, como un eco en un abismo insondable.

—¡Alison! ¿Qué te pasa? ¡Se supone que no podías agotarte con la energía del cubo!

Pero no respondió. Sus ojos, aquellos ojos que alguna vez habían estado llenos de esperanza, ahora solo reflejaban un abismo de vacío. De repente, uno de aquellos seres apareció. Caminaba por el aire, como si el espacio mismo se inclinara ante su presencia. No se preocupaba por las agujas que llovían del cielo, no, era como si las mismas tuvieran miedo de tocarlo. Cada paso suyo nos arrastraba más y más al horror. Su voz, una amalgama de frecuencias antinaturales, susurraba algo que no era para ser oído por mentes mortales.

—Ya están al borde del colapso.

Su voz resonó en mi mente, aterradora.

—La diversión está a punto de terminar.

Otro ser apareció frente a nosotros, su forma sombría bloqueando todo el espacio. Habló con una frialdad que atravesaba la carne y el alma:

—Niña del collar... si mueres esta vez, formarás parte de la nada. Ya estuviste aquí antes.

Un tercer ser surgió a nuestra izquierda, su voz era un lamento sin fin, llena de una tristeza tan profunda que incluso las estrellas parecían llorar en su presencia. No podía entender su tono, era tristeza y deleite mezclados, una macabra danza de lo inevitable.

—Chica del collar... no sabes lo que ocurrió aquí, ¿verdad? Qué lástima... qué profunda tristeza siento por ti... me da tanto placer ver cómo te ahogas en esta angustia. Matarte será el mayor consuelo para mí.

El último ser apareció detrás de nosotros, pero no dijo nada. Solo nos observaba con una quietud abrumadora. Su silencio pesaba más que cualquier amenaza. En la oscuridad de su mirada, percibí algo peor que la muerte. Fue entonces cuando, por un segundo, me asaltó una pregunta aterradora que no podía procesar completamente.

—¿Por qué no nos atacan? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Qué pasará si Brianda muere? ¿Realmente formará parte de la nada?

Brianda, su rostro desfigurado por el miedo, logró juntar fuerzas para preguntar al ser que había hablado de la "nada". Pero él no respondió. Solo nos miraba, esperando, como una serpiente en su cueva, esperando el momento exacto para devorarnos.

Y lo vimos, esa mínima esperanza que aún teníamos. El cristal. A lo lejos, en medio de la negrura que nos envolvía, brillaba débilmente. Alison, agotada hasta lo impensable, luchó por alcanzarlo. Forzó un aterrizaje con la desesperación de quien sabe que es su último intento. No caímos cerca del cristal, pero los seres no hicieron nada. Se limitaron a observar, como si fuéramos marionetas a punto de caer de sus hilos. La lluvia de agujas se detuvo, pero algo peor se cernía sobre nosotros.

El ser silencioso se movió con una rapidez indescriptible. Tocó nuestra intangibilidad como si fuera nada. Golpeó a Brianda en el estómago con una violencia tan pura que la sangre brotó de su boca, una sangre oscura que no pertenecía a este mundo. Brianda se desplomó, sus fuerzas desvaneciéndose en la negrura del horror.

Alison, en un último intento desesperado, activó su cañón de plasma colosal, disparando con un grito a los seres. Pero el ser silencioso, sin esfuerzo alguno, levantó una mano y detuvo el rayo gigantesco de plasma como si fuera una simple chispa. En un parpadeo, la fuerza de su mano destrozó las piernas de Alison. La sangre, cálida y espesa, se esparció en todas direcciones. Las piezas metálicas tecnológicas salieron volando, Los gritos de Alison fueron los gritos de un alma que sabía que el fin estaba cerca.

El ser, entonces, se acercó a Douglas. Lo tomó con una mano fría como el vacío mismo. Douglas gritó, suplicó, pero sus palabras se ahogaron en la nada. El ser lentamente arrancó su piel, y el sonido, esa horrible fricción de carne rasgada, fue lo único que quedó en la escena. Douglas gritó con una intensidad que cortó el aire, pero fue en vano.

Este maldito ser le arrancó los dedos de pies y manos lentamente, se notaba que lo disfrutaba con gusto, después comenzó  a destruirle sus manos, vi como Douglas gritaba el dolor desgarradoramente yo no podía hacer nada, aquel se lo se reía y después comenzó a despebrajarle los pies, todo lo que lo hacía humano. Vi sus músculos desnudos, su sufrimiento palpable, su cuerpo desmoronándose ante mis ojos.

—Atestigua cómo muere aquello que más amas.

Dijo el ser, con una calma macabra, mientras yo me ahogaba en mis propios gritos de desesperación.

—Siente el dolor... y cuando termine, te daré una oportunidad más. Vuelve a viajar en el tiempo, inténtalo otra vez... y míralo morir, otra vez. No me aburriré... aún.

Y, como si nada, hizo explotar a Douglas. La sangre y la carne se mezclaron en una explosión de horror. Mi alma, desgarrada, imploró por un final que nunca llegó. Los cuatro seres comenzaron a alejarse, pero no sin dejarnos sus últimas palabras, sus últimas risas:

—Les estaremos esperando. Vuelvan a intentarlo. Fracasen de nuevo. Nos divierte.

Brianda, consumida por el dolor y la muerte inminente, usó lo último que quedaba de su energía para restaurar a Alison. Sus palabras fueron un susurro, una despedida en medio de la agonía:

—Cloe... lo siento... Perdóname... No pude... No pude protegerlo... Gracias por ser... bella conmigo... Te quiero... hermana... Sálvanos Cloe, no permites que nuestra historia termine así, lo siento tanto, perdóname.... Perdo ......

Y Brianda mientras lloraba y su vida se pagaba en mis brazos desapareció, se desintegró en el vacío, como si nunca hubiera existido, Grité con fuerza llena de ira, tristeza y lágrimas.

—¡Brianda, no te vayas! ¡por favor no te vayas te lo ruego!

Brianda mientras lloraba se volvió en parte de la nada tal como esos seres dijeron y comencé a llorar de rodillas viendo la sangre y carne de Douglas, fui a recorrer sus pedazos de carne y los abracé diciendo muy triste.

—Te salvaremos Douglas, prometo salvarte, no te decepcionaré. Por favor perdóname, siento mucho todo esto, quiero volver a casa, se suponía que así no era mi sueño, venir a este lugar no tiene ningún sentido.

Por otro lado, Alison, restaurada, pero marcada por el sufrimiento, me miró mientras estaba de rodillas llorando con las manos en su rostro.

—Cloe... no lo logramos. Lo siento. Volveré al vacío... borraré esta línea del tiempo... En el vacío, pensaré en una estrategia... para destruirlos, perdóname, Cloe, en serio perdóname, esto termino mucho peor que la vez anterior. Maldita sea, que mierda es este lugar.

Con mi mirada en el suelo encima de la sangre de Douglas y sosteniendo el collar de Brianda en mis manos me dije a mí misma en voz alta.

—Debí hacerte haberte hecho caso., fui una tonta, tenías razón tengo que volverme más dura, soy yo la que lo siente, perdóname Alison. Por segunda vez Douglas se a ido y Brianda se fue con el. Que triste es ser humano.

La abracé a Alison, pero no pude evitar ver cómo se desvanecía en mis brazos. Ella estaba dejando este mundo una vez más. Con su desaparición, la oscuridad se tragó todo. El sistema restaurado de Alison comenzó a escanear lo sucedido, como si el dolor de nuestra derrota no fuera suficiente. La realidad se desmoronó una vez más, y yo quedé llorando, sola,en esa realidad hasta volverme en la nada.

Alison una vez fuera de las líneas del tiempo muy triste llorando decía.

—¿Qué hago ahora? ¿Cómo sobreviviremos a estas cosas? Ellos saben que regresaremos... Y solo nos quedan dos intentos.

Entonces Alison se quedo llorando en esa Oscuridad infinita pensando.

—Quedan 2 intentos, 2 imposibles y malditos intentos.

Fue en ese momento que una voz en la mente de Alison comenzó a hablarle. Una voz que invadió su sistema, la voz le dijo.
Recopilación de datos restaurada, parche de seguridad iniciado.

[SISTEMA RESTAURADO] 

> > Parche en el núcleo: APLICADO 
> > Cubo Matrix: ACTUALIZACIÓN EN PROGRESO... 
> > Versión 2.0: INICIANDO PROTOCOLO... 

[SINCRONIZACIÓN DE DATOS] 
> > Canal principal: ESTABLE 
> > Memoria volátil: OPTIMIZADA 
> > Buffer de instrucciones: LISTO 

[OPTIMIZACIÓN DE SUBPROCESOS] 
> > Núcleos asignados: 100% 
> > Tareas en segundo plano: EJECUCIÓN SILENCIOSA 
> > Latencia de respuesta: 0.0021s 

[DIAGNÓSTICO DEL SISTEMA] 
> > Integridad del sistema... ☑ 100% ESTABLE 
> > Seguridad del núcleo... ☑ REFORZADA 
> > Protocolos de emergencia... ☑ ARMADOS 

[SINAPSIS DIGITAL CONECTADA] 
> > Red neuronal: ACTIVA 
> > Procesamiento cuántico: ENCRIPTADO 
> > Código maestro: VALIDADO 

[MEJORAS APLICADAS] 
> > Velocidad física aumentada x2 
> > Energía liberada del Cubo Matrix: Versión 2.0 
> > Inteligencia artificial liberada: Versión 2.0 
> > Fuerza física liberada: Versión 2.0 
> > Visión mejorada: Versión 2.0 (Infrarrojo, Térmico, Nocturno) 
> > Escudo reforzado x3 (Absorción de impacto y disipación de energía) 
> > Arsenal avanzado: 
>    >> Cañón de plasma de 200 metros – CARGADO 
>    >> Pulso electromagnético – ARMADO 
>    >> Liberación de energía para anulación de entidades no humanas – ACTIVADA 
> > Armadura tecnológica avanzada: Versión 2.0 – ESTABILIZADA 

[MÁQUINA OPERATIVA] – Listo para ejecución. 
> > Esperando comando..._

Continuara...

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