La amistad

  Había una vez un pequeño perro que se llamaba Mailo; el vivía en un lugar hermoso rodeado de unas montañas donde en la parte baja había una vegetación de muchos pinos y árboles frondosos de gran altura, también varios árboles con bellas flores amarillas y de diferentes colores moviéndose de un lado a otro como saludando a la luz dorada del sol que estaba a lo alto del cielo azul.

  A Mailo le encantaba vivir ahí; todos los días eran perfectos para él, de hecho era un perrito muy alegre que siempre mostraba una bella sonrisa, incluso le gustaba cantar a la naturaleza pues de este modo las alimentaba manteniéndose vivas con bellos colores. Además Mailo disfruba compartir sus días con sus amigos los perrunos, ellos eran de diferentes razas lo cual a él no le importaba, juntos pasaban buenos momentos persiguiendo mariposas, buscando comida, gozaban de la naturaleza, cantaban y por último hacían largas caminatas por las montañas y campos.

Cada día que salía con sus amigos eran únicos, sin embargo eso cambió porque cierto tarde Mailo se enteró que uno de sus amigos tenían reuniones con otros perros de su misma raza y se divertían a lo grande, de igual manera los demás perros lo hacían fue como una cadenita, y a Mailo ninguno lo invitaba, pensó que no era para tanto preocuparse, pues cada quien tenía que tener su espacio con quiénes quicieran porque los amigos pueden tener a otros amigos. No obstante, cuando iba a visitarlos ponían cualquier excusa para no salir ya más con él, Mailo se sentía confundido por el radical comportamiento de sus amigos, no le dijeron el porque frente a frente, para que así comprendiera la situación. Esto provocó que se le partiera su corazón en mil pedazos por eso dijo:

—Siempre he demostrado ser un buen amigo, les dí mi cariño sincero, los apoye cuando estaban en problemas, hasta algunas veces me quite el hueso de la boca por dárselos, creí que éramos como hermanos, les confíe mis pensamientos y problemas sin filtro, pienso que yo solo nutria está amistad no hubo reciprocidad ellos no tuvieron el mismo interés que yo: de modo que ahora como no encajo en su círculo de amistades, por no ser de la misma raza me botan como una pelota —dedujo Mailo.

  Se desencadenó una confusión total en sus emociones, se sintió como un pedazo de comida inservible, su coraje creció en su interior a tal grado de apretarles las tripas.

—Estime que nuestra amistad fuera para toda la vida, ¿cómo podemos entregarnos fielmente a una amistad y no nos corresponden? Es desalentador lo que vivo, no volveré a confiar en una amistad porque le hace daño a mi corazón —afirma Mailo con una expresión repentinamente dura en sus ojos, estaba extremadamente desilusionado.

  El sudor empezó a caerle a chorros por el pelaje y notó que sus grandes ojos cafés empezaban a girar, cada uno hacia un lado estaba completamente descontrolado, segundos después todo se volvió borroso y se quedó prácticamente sin energía.

  A Mailo le habían robado su sonrisa de felicidad. Ahora se sentía vacío y solo, en aquel momento se puso bajo la sombra de un árbol, se le doblaron las patas como si fueran de gelatina quedándose sumamente triste. Días trás días se quedaba tumbado sobre el pasto, no obstante en las noches se quejaba y lloraba demasiado, esto le afectó mucho al grado de deprimirse. Dejo pasar más los días, una gran nube de cansancio y desesperanza se le instaló.

  Pasó algún tiempo. Cada vez se veía más desmoralizado, comía muy poco, perdió las fuerzas, dormía casi siempre acurrucado  sobre el pasto. Creyó que sería buena forma que el tiempo pasará más rápido, no estaba seguro de continuar carecía de verle sentido a la vida. La expectativa de lo que podría ocurrir era intimidante y flotaba en el ambiente y toda la naturaleza sufría porque el aire que debía estar cargado de aromas suaves que desprendían las flores, los árboles, el césped ya no se percibía. La verde pradera salpicada de flores de todos los colores y los arboles demasiado curpulentos se marchitaron, el cielo despejado color celeste ha cambiado agris, todo a su alrededor estaba oscuro como un túnel, y ¿saben porqué? Porque lo que le daba vida era la felicidad y los ladridos de alegría que daba desde muy temprano Mailo, ahora eso se acabó manteniéndose todo sin color.

  Cierto día, un flamingo de plumaje rosado con variaciones de tono, se detiene enfrente de Mailo porque lo ve sollozando, el Flamingo se conmovió, sintió un dolor en el pecho que le apretaba el corazón. Con su larga pata lo acarició.

—¿Qué te ha pasado? —le pregunto con voz dulcemente suave.

Las palabras del flamingo sonaban como un eco muy lejano para el perro, pensando que que se trataba de un mensaje dentro de su cerebro. Pero no... está vez era distinto. Lo había escuchando fuera de su cabeza. Era la voz del flamingo, se encontraba a la derecha de Mailo.

—Ahora no quiero hablar por favor —contesta con voz débil.

La imagen del flamingo para Mailo era confusa por el agotamiento, apenas alzó la mirada.

—Bueno... aunque no me quieras contar, yo si sé lo que te pasa —expresa con seriedad—. Tus amigos te han abandonado y por eso estás triste, esos que considerabas tus amigos no están para tí, ¡en este preciso momento que estás deprimido! ¡¡piensa!! ¿alguna vez te sentiste arropado y querido por ellos? ¿te escucharon cuando tenías algún problema? —cuestiona sin parar.

—No —responde tardando unos segundos.

—¿Y sabes por qué te a abandonaron?

—Tengo una idea del porque, pero no estoy seguro.

  Mailo quiere saber que responde el Flamingo, para ver si concuerda con lo que siempre ha pensado.

—La cuestión es... porque ellos prefieren estar con los de su misma raza —indica con tal seguridad.

Esas palabras que escuchó Mailo atraparon su atención.

—¿Cómo sabes todo eso? —cuestiona viéndolo fijamente.

Confirma la idea de Mailo, solamente así llegó a la conclusión acertada.

—Porque yo desde lejos los observaba, y tú estando con ellos irradiabas de felicidad, compartias lo poco o mucho que tenías, les diste tu cariño y ellos no valoraron tu amistad.

—Tienes razón —responde Mailo.

—A pesar de todo, hay veces que la vida nos planta delante amistades con un propósito, después de eso ya no aportan más a nuestra vida, pero también en el trayecto se nos presentan amigos que de verdad sumen el valor de lo que significa una verdadera amistad, no importando si es de la misma raza o especie.

—¿Y creés que encuentre a un verdadero amigo? —piensa en las pocas posibilidades que hay.

—Claro que sí... tú eres muy valioso, bondadoso, inteligente, alegre y transparente en lo que haces. Tienes un corazón gigantesco, por eso te mereces lo mejor.

—Pero ¿por qué me conoces tan bien?

—Como te dije al principio, yo como espectador los observaba a todos, en especial a ti porque veía tus buenas cualidades, esto hizo que proporcionaras fuerza a mi corazón y además me animabas a siempre estar alegre ante mis problemas, por eso quiero que seas mi amigo. Te prometo que estaré para tí en las buenas y en las malas, nos guiaremos mutuamente, compartiremos, sentimientos, decisiones, emociones, viajes, sueños, aventuras y ¡porque no! Llorar juntos, y si llegamos a tener diferencias quiero que lo hablemos, para mi eres ese hermano que aunque no somos de la misma especie apareciste en mi existencia y espero que me acompañes en esta vida, jamás te dejaré, eso te lo aseguro —expresa con tanta sinceridad, compasión y dulzura que se reflejaba en su mirada.

  Esas palabras tan bonitas agrandaron el corazón del Mailo estaba muy contento, repentinamente la melancolía lleno sus ojos pero era de felicidad, decidió levantarse y empezó a caminar de un lado a otro.

—Gracias por querer ser mi amigo, me salvaste la vida y de estar en la oscuridad, el saber que tengo a alguien con quien pueda contar absolutamente para todo ¡es muy reconfortante! Le diste a mi corazón el impulso que quería. En realidad, es posible tener una amistad: por eso voy a confiar en tí —concluyo esbozando una gran sonrisa.

Sus miradas se encontraron durante unos segundos; parecía que se conectaron.

  En ese momento todo volvió a la normalidad, el bello paisaje se llenó de color y brillo, igualmente Mailo regreso con esa felicidad que había perdido, de ahí en adelante emprendieron un nuevo viaje juntos, con honestidad, lealtad, confianza y amor.

Día con día se hizo fuerte esa amistad ¡poco común pero verdadera! Juntos desarrollaron la mejor versión de si mismos.

"Recuerden que la verdadera amistad hace el mundo más bonito"

Así que cuento contado en este momento ha terminado...

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