Al entrar pude encontrarme con tres personas más, uno de esos era Ethan quien quedó en segundo lugar en el concurso, y los otros dos eran un chico de cabello teñido de color platinado, y la otra era una chica de cabello castaño claro.

La chica ni siquiera me miró, estaba anotando algunas cosas en su IPAD y el otro chico alzó ligeramente la cabeza para verme, pero al igual que ella, luego volvió la vista a un cuaderno pentagramado donde estaba escribiendo algunas notas.
Caminé hasta donde estaba Ethan, me senté a unos cuantos pasos de distancia de él, quise saludarlo, pero ni bien vio que iba a abrir la boca se puso los auriculares y entendí el mensaje. No quería hablar conmigo.

Observé el cuarto con curiosidad. Las paredes eran blancas y se podía ver algunas fotografías colgadas sobre estas, cada una de ellas llevaba una pequeña placa en la parte inferior, y por lo que alcanzaba a leer desde donde me encontraba, contaban cómo habían sido los orígenes de la empresa.

Miré el reloj, los minutos seguían pasando y nadie entraba así que tomé mi celular, Caro me había mandado un mensaje deseándome suerte, aproveché el momento para enviarle una foto y mostrarle el cuarto pero no obtuve respuesta

Al cabo de algunos minutos la puerta volvió a abrirse, George Boyce acababa de entrar y detrás de él se escuchaban los tacones de una mujer. En cuanto los vimos los cuatro nos pusimos de pie y caminamos al centro para poder escucharlo.

—Bien, veo que estamos un poco tímidos todavía —comenta mientras nos observa.

La mujer de traje sastre que estaba detrás nos observaba de forma intimidante. Todos los miembros de Golden parecían haber sido elaborados por el mismo molde de rigidez, el único que parecía diferenciarse era Agustin.

—Comenzaremos con las presentaciones —tras decir esto se cruzó de brazos, su asistente parecía anotar todo mientras hablaba en su tableta—. Ya me conocen, pero mi nombre es George Boyce, ex pianista de Spectra. Comencé mi carrera de solista luego de la separación de la banda —tras decir esto me observó disimuladamente—. Actualmente soy compositor, me enfoco principalmente en el rock alternativo. He llegado a estar en el top uno de los Billboards tantas veces que ya perdí la cuenta, pero la música es algo que siempre me ha apasionado. Solo por el día de hoy seré su instructor, pero les daré el mejor consejo que escucharán aquí. Haber ganado el concurso no les asegura la fama, si no demuestran de lo que son capaces hasta fin de año, lamentablemente tendrán que renunciar a sus sueños porque no tienen madera para esto —los cuatro nos mantuvimos callados. George se veía como alguien accesible, pero la rudeza de sus palabras al final nos resaltó la clara brecha que había entre nosotros— ¡Bien! Ahora ¿Quién quiere presentarse primero?

La chica de cabello castaño, que no había dejado de mirar el IPAD ni siquiera cuando él estaba hablando, alzó la mano y él sonrió mientras le daba el pase para que continuara.

—Loretta Gilles, gané el concurso de la próxima estrella y acabo de llegar de la sede de Golden de San Francisco. Amo el jazz, me enfoco principalmente en la parte instrumental, pero tengo varias canciones grabadas con mi voz que están subidas a Spotify por si quieren escucharlas —tras decir esto mostró rápidamente su cuenta y pude ver que tenía incluso la insignia de verificación dentro de la plataforma—. Estudio composición musical en Freedom, y supongo que eso es todo.

—¿Eres hija de Ada Gilles?

—Sí, pero preferiría que me reconozcan por lo que estoy logrando yo, no por lo que hizo mi madre, claro, si no es mucho pedir —añadió con cierta molestia, George rió por su comentario y la asistenta luego de acomodarse las gafas volvió a anotar.

—Listo ¿Quién sigue?

—Mi nombre artístico es Kaluitz. Mi grupo favorito es Daft Punk así que entenderán, que es el tipo de música que disfruto componer. Gané el concurso de Texas, y estudió artes contemporáneas.

Aunque traté de esconder mi expresión no pude hacerlo. Kaluitz era un artista emergente que ya llevaba algunos años en el mercado, tenía un estilo musical diferente y cada composición era única. No se sabía nada de él, ya que mantenía su nombre y apariencia en el anonimato y siempre a las nominaciones que tenía enviaba a un representante diferente cada vez.

—Bien, creo que acá tienes a alguien que sabe sobre tu trabajo —cuando dijo esto voltearon a observarme y me sentí muy apenada— ¿Quién sigue?

—Ethan Jarrod, he ganado un premio en el condado como solista y tengo una banda estilo grunge. Estudio psicología, voy la mitad de la carrera.

George se quedó observándolo para ver si continuaba, pero Ethan se quedó callado y entendió que no diría más. Luego él me observó y supe que tenía que hablar, pero luego de escuchar a los demás quería desaparecer. Todos tenían experiencia, eran conocidos o habían ganado algo. Yo no tenía nada.

—S...soy Sky Walker —dije, los otros ni siquiera me prestaban atención—. Gané... la última edición de la última estrella, y en mis tiempos libres compongo canciones.

Cuando terminé de hablar Loretta y Kaluitz me observaron como si fuera un bicho raro y no pude evitar sentirme aún más pequeña de lo que ya me sentía. Era lógico que me miraran de esta forma, pero no por eso evitaba sentirme avergonzada.

—¿Estás en el último año de la escuela, no? —pregunta George y esto solo provoca aumentarla tensión del ambiente.

—Sí... este año me gradúo.

—Bien, sé que está demás decirlo, pero dentro de estas paredes todos son competidores —diciendo esto se recostó sobre la pared que tenía detrás—. No importa la edad, o la experiencia que tengan, el mundo del espectáculo es una jungla y solo sobreviven los fuertes ¿De acuerdo?

—Sí —respondimos al unísono.

—Perfecto, entonces —diciendo esto dio un aplauso para que le prestemos atención—. Lo que toca es que vayan a su clase de inducción musical, deberán llevarla diariamente hasta el día de su presentación. Si quieren disponer de los espacios se pueden registrar en algunos de los módulos inteligentes que tenemos distribuidos —Odette asentía mientras lo escuchaba—. Al final del día Odette luego de observarlos todo el día, los llevará a los salones donde los estarán esperando sus representantes. Eso sería todo de mi parte, mucha suerte.

George se fue y la mujer comenzó a guiarnos al siguiente salón. Loretta y Kaluitz caminaban delante, ella le estaba diciendo algo y él volteaba disimuladamente hacia atrás, Ethan simplemente seguía observando su celular y yo me sentía cada vez más incómoda.

Al llegar al elevador Odette presionó el botón del piso que me dijo Eliot y este comenzó a subir. Nos guió hasta una habitación y al abrir la puerta lo pude ver ahí. No podía decirme nada o saludarme, pero me percaté que su cuerpo se relajó al verme y la cara de molestia que siempre traía cambió.

—Eliot, traje a los nuevos —informó ella y seguidamente comenzó a presentarnos.

La mujer había anotado todo, incluyendo que era lo que hacíamos, así que Eliot rápidamente supo con quienes estaba hablando.

—Espera, ¿él nos dará la inducción? —pregunta Loretta y Odette y Eliot la observaron atentamente.

—Sí —responde él mientras da unos pasos al frente— ¿Pasa algo, señorita?

—Pensé que tendríamos a alguien con más... experiencia.

Odette entreabrió los labios luego de oírla, Eliot emitió un bufido y luego caminó hasta el pizarrón que tenía escrito un pentagrama, tomó uno de los plumones acrílicos y volteó a observarla.

—Bien Loretta, pon una de tus canciones, la que más trabajo te haya costado componer.

—¿Para qué?

—¿Pediste a alguien que tiene experiencia, no? Adelante.

Loretta le hizo caso y le dio play a una canción que no tenía voz. Eliot escuchó atentamente durante dos minutos, y ella comenzó a sonreír al ver que no escribía nada. Luego de que ella pausó la canción él comenzó a anotar todas las notas, que tonalidades estaba usando, seguidamente Eliot tomó el que era de color rojo y encerró en círculos algunas de las partes, la expresión de ella se fue transformando a medida que él terminaba.

—Por lo que he escuchado esta es tu composición inicial —señala con el marcador las notas una por una, y luego se detiene en las que tenían color rojo—. Las partes rojas que he marcado es porque considero que hubiera sido mejor utilizar otra nota que comprendiera la escala, estás forzando a que no haya una cadencia orgánica hacia el final —resaltó mientras escribía otra nota al lado—. Se siente forzado, siendo yo hubiera empleado estas tonalidades que he marcado, de esa forma hubieras logrado generar un mejor efecto.

—Pero como...

—¿Pedías a alguien con experiencia, no? —pregunta retador—. No estoy acá por mi cara bonita —añade, ella agacha la cabeza avergonzada—. Estoy acá porque Golden me evaluó y consideró que soy la persona ideal para el cargo. Ahora, si no hay más cuestionamientos acerca del porqué estoy acá me presento. Mi nombre es Eliot Brown, no tengo premios ganados ni tampoco soy una estrella en internet, pero lo que sí tengo es conocimiento y experiencia y espero transmitirles eso para sus presentaciones a fin de año. Ahora, quiero que uno de ustedes se ponga en este piano, comenzaremos con la práctica, quiero analizar sus timbres de voz y qué escalas son capaces de cantar.

Era la primera vez que veía a Eliot ser así de estricto con algo, por lo general conmigo siempre se mostraba bastante flexible, pero a medida que nos guiaba se notaba que haber crecido dentro de una familia musical lo había ayudado muchísimo a desarrollar ese oído tan fino.

Cuando terminó la clase él nos pidió que esperáramos a Odette afuera, antes de salir me guiñó el ojo y me sonrojé, pero tuve que disimular porque los otros estaban observándome.

—Tuvo que hacer trampa, es imposible que haya sabido todas las notas y tonalidades de mi composición con solo escucharla dos minutos —dice Loretta mientras se cruza de brazos.

—Debe tener oído absoluto —comenta Ethan fingiendo desinterés mientras nos mira—. Él es hijo de Theo Brown, ha sido el mejor compositor que hemos tenido en los últimos años, es normal que tenga el oído tan desarrollado, descifrar la composición de un novato es pan comido.

—No soy un novato —aclara con el rostro rojo de ira—. Soy Lorette Gilles, hija de Ada Gilles...

—¿No habías dicho que no querías que te relacionáramos con los logros de tu madre? —pregunta Ethan mordaz haciendo que ella cierre la boca de golpe— ¿Qué pasa, linda? ¿Solo aplica si crees ser la mejor del grupo?

Kaluitz no pudo contener la risa y Loretta volteó a observarla muy indignada, ella me miró esperando alguna reacción de mi parte, pero me limité a observar al lado contrario. No quería ganarme enemigos el primer día, en especial si eran de algún tipo de familia influyente dentro del medio.

Odette salió luego de algunos minutos y volvió a guiarnos al elevador, presionó el piso diez, y una vez que cruzamos las puertas pudimos ver una fuente con la enorme letra "G" en medio de todo el recibidor. Al igual que en todos los pisos había puertas que únicamente tenían acceso con la credencial, pero antes de que pudiéramos cruzar del otro lado, su celular sonó y mientras ella lo tomaba de su bolsillo pude ver el nombre de Benjamin Moore en la pantalla.

Ella se fue a una esquina a contestar, asentía cada cierto tiempo, antes de cortar parecía que iba a refutar algo, pero aunque trató de disimularlo pude darme cuenta que me estaba mirando. Luego de que terminó volvió hasta donde estábamos, ella tachó algo en su tableta y nos hizo pasar.

—Las puertas tienen sus nombres, diríjanse a ellas, su representante los estará esperando —los cuatro asentimos, pero antes de que lograra avanzar, ella me sujetó del hombro y me detuvo—. Walker, en tu caso ha habido un cambio, dirígete a la puerta cuatro, tu representante será enviado.

La actitud extraña de la mujer me hizo encender mis alarmas, pero no quise tomarle importancia, simplemente me dirigí hasta la puerta que me había informado y aguardé. Finalmente, tras casi quince minutos esta se abrió.

—¿Sky? —escucho que dice Agustin y me observa tan confundido como yo.

—¿Agustin?

Él entró mientras traía consigo una tableta, luego cerró la puerta a sus espaldas y tomó asiento en la silla que estaba frente a mí.

—¿Qué haces aquí? —pregunto, aunque estaba intuyendo su respuesta.

—Me llamaron hace quince minutos... me dijeron que seré tu representante —dice mientras extiende la tableta frente a mí—. Como te dije antes es imposible que pongan a dos novatos juntos, pero... aparentemente han hecho este cambio, mira: Tenías asignada a Eliana Bowits, ella es muy buena posicionando estrellas emergentes porque tiene ya una base sólida de contactos... pero... no sé porqué me enviaron a mí.

A media que lo escuchaba recordé la llamada que Benjamin le había hecho a Odette, miré si no había cámaras en el cuarto y por suerte no las había así que le comenté lo que había pasado, su cara era todo un poema, se le veía bastante incómodo con todo.

—Fue él —dice mientras sujeta su nuca con incomodidad—. Benjamin debe haber influenciado para que te colocaran a un novato...

—¿Pero por qué?

—Solo se me ocurren dos posibles respuestas: Uno. Quiere que ponga a prueba lo que he aprendido, lo cual dudo, porque me debería tener siquiera un poco de estima.

—¿O?

—O lo segundo es que... quiere que los dos fallemos y que a fin de año tires la toalla y te retires de Golden. Yo seguiré siendo empleado, lógicamente significa que deberé seguir en entrenamiento... pero fallar para ti significa despedirte sin haber despegado —me quedé en blanco luego de oírlo.

Agustin se veía tan afligido como yo, estaba segura de que él tampoco esperaba esto, aunque me moría de nervios, lo único que podía hacer era buscar la manera de traerle cierta paz en esta situación.

—Agustin —le digo mientras sostengo sus manos—. Podremos hacerlo.

—¿Segura que quieres que yo te represente?, puedo solicitar una nueva revisión —pregunta él con timidez— Me falta experiencia, no quiero decepcionarte.

—Aprenderemos juntos —añadí con tal de calmarlo, él sonrió.

—Bien —contesta un poco más confiado—. Pero debemos ir con cautela, luego te contaré quien es realmente Benjamin Morre y porque debemos cuidarnos las espaldas.

No entendía por qué Benjamin se estaba ensañando conmigo, pero algo de lo que sí estaba segura era de que no quería dejarme pisotear por él.