「ღ」Capítulo 37.

—Zoey, te llaman a escena —grita una de las asistentas mientras toca la puerta del baño.

No tuve demasiado tiempo para procesar lo que Caro me había dicho, y para cuando me di cuenta ya me encontraba frente a Ivan en el escenario. Lo observé, y en aquella mirada apagada, pude darme cuenta de que no estaba mintiendo.

Él mantenía sus ojos fijos sobre mí. Nunca había odiado tanto como ahora ser consciente de lo que le pasa a la otra persona. Él sabía que Caro me había contado todo y solo quería ver como reaccionaba.

—Listo, entonces grabaremos la escena —dice Corbin, desviando mi atención.

No sabía como debía mirarlo. Tenía miedo de que su mano si quiera rosara la mía, pero en cuanto dieron la orden él se acercó y la sostuvo con delicadeza, como tantas veces hizo en el pasado.

Las luces bajaron simulando un atardecer. Esta escena era el reencuentro de Zac y Aria un año después del tórrido romance que comenzaron, Zac se había marchado sin darle explicaciones y Aria había decidido cambiar de ciudad para iniciar una nueva vida desde cero.

—Aria —lo escucho llamarme por el nombre de mi personaje y lo observo.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto, y él acorta aún más la distancia entre nosotros.
—Yo... nunca dejé de buscarte.
—Me hiciste a un lado —respondo, dolida.
—Lo sé —tras oírme agacha la mirada—. Fui un imbécil. Pensé que... la única forma de mantener a salvo era distanciándome...

La sorpresa en mi cara fue demasiado evidente, Ivan había comenzado a cambiar los diálogos de su personaje, según el libreto, él tenía que pedirle a Aria que le diera una segunda oportunidad.

—Pero fui ingenuo, desde que nos separamos no pude dejar de pensar en ti —diciendo esto se acerca y con su mano acaricia mi rostro—. Quise creer que si me odiabas todo sería más fácil, pero estaba en un error. Sé que te lastimé en el proceso, y no tienes idea de cuanto me arrepiento ahora.
—Yo...
—Te amo, Aria —añade, y pega su frente a la mía—. Nunca dejé de pensar en ti, fuiste lo más bonito que la vida me dio. Y aunque sé que es imposible, quiero intentar volver a luchar por tu corazón.

Ivan sostuvo mi cintura, me apagó todavía más a él y pude sentir los latidos desbocados de su corazón. Su cuerpo estaba más relajado y sus labios únicamente buscaban brindarme un mensaje: Todo lo que acababa de decir era en serio.

—¡Corten! —grita Corbin y nosotros comenzamos a distanciarnos.

Teníamos el rostro enrojecido, pero cuando vimos que los demás se acercaban tuvimos que disimular. Corbin quedó maravillado con la escena, era de los poco directores que le gustaba que sus actores se salieran del guion, pero la escena se había sentido tan natural y profunda que solo le quedó felicitarnos a ambos.

Cuando terminamos tomé mis cosas, Caro me tomó del brazo y nos dirigimos al estacionamiento, Eliot estaba en la parte de afuera esperándonos, Caro terminó entrando primero.

No sabía como mirarlo, y él era consciente de que ahora sabía la verdad.

—Eliot... —susurré su nombre y él sonrió con tristeza.

Me dio un abrazo pero este fue demasiado corto. Lo sentía tan distante que dolía.

Camino al departamento ninguno dijo nada, Eliot tomó su motocicleta y luego de despedirse de nosotros se marchó y no volvió en toda la noche.

•----[🎵]---- •

—Debe haber alguna forma de poder ayudarlo.

Aprovechando la hora de descanso que tuve, Agustin y yo nos habíamos ido a comprar un café cerca, lógicamente no podíamos hablar de este tema en el estudio por lo que tuvimos que quedarnos hablando en el estacionamiento de un supermercado.

—Necesitamos pruebas —contesta mientras da un sorbo a su vaso—. Si tenemos alguna prueba de que lo que Ivan dice es verdad, entonces podemos llevar esto a la gerencia de Golden.

Sabía que él tenía razón, pero tratar de obtener las pruebas necesarias iba a ser demasiado complejo, Ivan nunca estaba solo, Benjamin era como su sombra y tratar de establecer contacto con él fuera de los estudios de grabación era practicamente imposible.

—Tengo un plan, pero es arriesgado, él podría darse cuenta.

—Zoey, no voy a dejar que te pongas en riesgo —contesta tajante.

—Prometo que no es nada... arriesgado.

—No. Sabes que soy de las personas más flexibles, pero de verdad te recomiendo no meterte con él, eres una novata en Golden, si Benjamin termina convenciendo a gerencia de que eres un mal elemento, se acabó, todo tu sacrificio se irá al tacho rápidamente.

Agustin no quiso continuar con la conversación, luego de darme un no rotundo únicamente me llevó al estudio y continuamos con las grabaciones.

En cuanto terminé de grabar volví a casa, mis padres no se encontraban, ahora que podía ayudarlos un poco con los gastos los veía mucho más relajados y habían comenzado a tener citas más frecuentes, cosa que durante muchos años no pudieron hacer.

Caro había vuelto con su mamá, estaba por demás decir que Eliana se sentía frustrada, y decepcionada porque un hijo a esas alturas de su vida era una responsabilidad enorme, más aún teniendo en cuenta su edad, y a eso se le sumaba el hecho de que Caro había decidido no revelar el nombre del padre, pero al igual que nosotros, Eliana había decidido apoyarla y ser ese soporte que necesitaba sin importar la decisión que tomara más adelante.

Fui a ver a Eliot pero él no estaba en su cuarto, me senté sobre su cama y me di cuenta de que el marco y la fotografía de Samantha ya no estaba sobre el escritorio, en su reemplazo había una de nosotros, la habíamos tomado la primera vez que fuimos al lago.

Me recosté en su cama y cerré los ojos, estaba exhausta, pero quería verlo, me había acostumbrado tanto a su cercanía que si no pasaba tiempo a su lado me sentía... vacía, como si me hubieran drenado toda la energía de mi cuerpo.

Desperté sintiendo su suave tacto, abrí los ojos perezosamente y me topé con sus bellos ojos observándome, Eliot estaba sentado en el borde de la cama.

—Hola —le dije, él sonrió de forma lineal.

—Hola.

Dios, Eliot, porque complicabas todo.

—Te estaba esperando —le dije, y me apoyé sobre su cuerpo, él se quedó quieto y muy tenso.

Aparentemente no había dormido demasiado, tenía unas pequeñas ojeras violáceas justo debajo de sus ojos.

Eliot me observó y yo comencé a acercarme. Lo besé, pero él terminó por alejarme y me quedé estática mirándolo.

—Zoey...

—Eliot, no me rechaces...

—No es eso, es solo que...

—Puedo imaginar lo que estás pensando —le digo, él agachó el rostro tras oírme—. Voy a ser sincera contigo. Si hubiera sabido esto los primeros días, créeme que me sentiría feliz y lo volvería aceptar sin dudar... pero la situación es diferente ahora.

—¿En qué sentido?

—Te amo —Eliot me observó incrédulo y yo acaricié su rostro—. Me preocupa que esté atravesando por todo esto, quiero ayudarlo, pero no porque todavía guarde un sentimiento de amor por él. Nadie merece ser prisionero de otra persona. Quiso protegernos. Sí, sus acciones no fueron las correctas, pero... me siento en deuda con él.

—Tenía miedo de tener esta conversación —se sinceró—, creí que al final...

—¿Me iría? —él asiente.

—No podrías librarte tan fácil de mí.

Ambos nos observamos, me acerqué a él y tomé sus labios, Eliot profundizó el beso cuando colocó su mano detrás de mi nuca. A medida que los besos continuaban sentía que estaba quemando por dentro, tras varios minutos él se detuvo, sus ojos me observaban con deseo, pero se veía que trataba de contenerse. Lo vi queriendo distanciarse más, pero volví a tomarlo con necesidad. Mis brazos lo rodearon y él terminó encima de mí sobre la cama.

Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, unos gemidos involuntarios escapaban de mí pero Eliot se encargaba de callarlos con sus labios.

—Zoey —susurra con voz grabe haciéndome temblar—, si continuamos... no podré detenerme.
—No quiero que lo hagas —respondo, sorprendiéndome incluso a mi misma.

Bastó que dijera eso para que la intensidad aumentara, Eliot comenzó a besar mi cuello y se detuvo al borde de mi escote, con rapidez se deshizo de la camiseta que llevaba puesta y quedé frente a él en ropa interior. Sentía vergüenza, cerré los ojos, él me llamó y me animó a que lo observara, dirigió mis inexpertas manos hasta su pecho y me ayudó a retirarle la prenda.

¿Cómo podía verse tan bien incluso sin ropa?

Su torso desnudo quedó expuesto dejando a la vista sus abdominales marcados. Mi mano se dirigió hasta su pecho, recorrí su cuerpo explorando incluso aquellas pequeñas cicatrices que tenía del accidente.

Volvió a besarme y sus manos se dirigieron al broche de mi sostén, con agilidad lo soltó y este terminó cayendo al suelo, él me miró, cubrí mis pechos, pero sus manos me detuvieron. Me recostó sobre la cama, él bajó lentamente y comenzó a mordisquear la aureola de uno de estos mientras la otra mano daba suaves masajes.

Terminé encorvándome por el placer que venía sintiendo, tuve que llevar las manos a mi boca para callarme.

Cuando terminó continuó con su camino hasta la parte inferior, me retiró las prendas restantes, me tapé la cara con la almohada al sentir su lengua juguetear con mi intimidad. Mientras iba inspeccionando a detalle sus manos volvieron a subir, realizó una ligera presión sobre mis pezones y podía jurar que estaba a punto de llegar al climax por todo lo que me hacía sentir.

De pronto, se detuvo, me quejé por dejarme de esta forma pero él sonrió. Eliot dirigió mis manos al botón de su pantalón y me ayudó a abrirlo, cuando lo tuve desnudo frente a mí no pude evitar observar su miembro.

Lo vi ponerse de pie y fue hasta una de las gavetas para ponerse el preservativo. Cuando volvió y se posicionó en medio me sentía demasiado nerviosa, pero entre caricias se encargó de disipar mi temor y poco a poco se fue introduciendo en mí.

—¿Estás bien? —susurró, su voz era baja y llena de preocupación. Asentí, sin confiar en mi voz, pero con una sonrisa que esperaba transmitiera mi respuesta. Sentía una mezcla de ansiedad y curiosidad, una necesidad de seguir adelante y ver a dónde nos llevaría esta intimidad recién descubierta.

Comenzó a moverse delicadamente y el dolor que sentí al inicio poco a poco fue dejado atrás. Él fue paciente, atento a mis reacciones, y eso me dio una confianza inesperada. Me besaba constantemente y yo no pude evitar clavar las uñas en su espalda, pude sentir como gruñó cuando ejercí presión, pero oírlo solo generó que mi excitación aumentara.

Eliot comenzó a masajear mi entrepierna mientras se movía al compás de mis caderas, una oleada placentera me embargó y solo bastó unas cuantas embestidas más para que los dos prácticamente llegáramos juntos.

Después, nos quedamos en silencio, envueltos en una sensación de calma y conexión profunda. Él acariciaba mi cabello, y yo me acurruqué más cerca, sintiendo su respiración tranquila. Había compartido algo profundo y significativo, y esa primera vez, con todas sus imperfecciones y maravillas, sería un recuerdo que atesoraría para siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top