-Sarada.-la llamó, por quinta vez en la mañana.-Sarada.

-Pesado...-susurró la azabache mientras se tapaba con las mantas una vez más.-Dejame en paz, quiero dormir.

-Si tu madre te viera ahora mismo se enfadaría.-resopló mientras negaba con la cabeza.

-Por eso lo hago, porque no está.

Con otro resoplido más, el rubio salió del apartamento y se fue dispuesto a despejar su mente. Las cosas se habían vuelto un tanto tensas entre los dos, y eso desconcertaba al pequeño rubio. Aveces la actitud de Sarada se asemejaba demasiado a la de su maestro.

-¡N-Naruto-kun!-escuchó a su espalda. Arrugo el entrecejo y se dio la vuelta.

-Yo no soy Naruto.

-Eres tan igual a él...-le dijo una mujer acercándose a él un poco. -Soy Hinata Hyuga, un gusto.

Solo eso bastó para que el pequeño Uzumaki abriera los ojos como platos. Su madre lucía igual de hermosa que en su tiempo, sólo que había algo diferente en ella.

-Hinata-sama, no se detenga, tenemos que ir a entrenar.-una voz masculina lo trajo a la realidad.

Subió su mirada hacia el sujeto que sonreía a su futura madre y sintió como su mundo en ese momento se congelaba. Sus ojos se habían vueltos opacos, y su piel, ahora blanquecina, empezó a sudar.

Tiene que ser él, sin duda.

-¡Si!-le respondió su madre. Volvió a mirar al pequeño y le sonrió.-Un gusto conocerte, espero que nos podamos ver otro día.

Y, en su misma posición, vio como ambos se alejaban y desaparecían tras doblar una esquina. No supo cuanto tiempo había estado así, consternado, en medio de la calle, hasta que notó como lo zarandeaban por los hombros.

-¡Boruto, contestame, joder!

Aun así, sentía la voz alejada. Abrió los ojos de golpe al notar como le daban un fuerte golpe en la mejilla.

Tras parpadear por varios minutos, logró divisar a la joven Uchiha con la mano roja por el golpe que le había dado. Instintivamente se llevó la mano a su mejilla y la frotó con una mueca de dolor.

-¿Qué me ha pasado?-logró articular.

-Boruto...-susurró la azabache mientras intentaba, inútilmente, dejar de llorar.-¡Baka! ¡No me vuelvas a asustar así nunca más! ¿Qué iba a hacer yo aquí sola? ¡Irresponsable! ¡Te odio!

El Uzumaki abrió los ojos sorprendido, la Uchiha le había abrazado fuertemente mientras seguía llorando. Podía notar como las pequeñas gotas de la joven caían en su hombro y luego descendían lentamente por su espalda.

-Sarada...-susurró con ternura mientras la abrazaba también.-Lo siento, no quise preocuparte.

Eso solo hizo que la chica emitiera un sollozo más fuerte. Boruto podía jurar que era la primera vez que veía a su compañera en ese estado, ya que la joven nunca dejaba relucir sus verdaderos sentimientos para no parecer débil. Se sintió afortunado.

Sin duda no te merezco, Sarada.

Después de unos largos minutos en silencio, el rubio notó como la respiración de la chica había vuelto a la normalidad. Se dio el lujo de observar con más detalle su rostro, ahora con los ojos cerrados.

Se ha quedado dormida.

La tumbó en su regazo y empezó a pasar su dedo índice por el rostro de ella. Se sonrojó inmediatamente y evitar volver a mirarla fijamente, pero eso no fue motivo para quitar la mano de su negro cabello. Su cabello, suave y brillante, desprendía un olor que al rubio le gustaba oler.

Se recostó mejor en el árbol en el que se había apoyado y suspiró. Por las fotos que una vez su madre le enseñó, supo perfectamente que aquel hombre era Neji Hyuga. Lo había visto en persona, y había acabado desmayándose, preocupando así a Sarada.

¿Qué me ha pasado? Estaba preparado para verlo, sabía que iba a llegar ese momento. Entonces, ¿porque me duele el pecho?

Cerró los ojos y disfrutó de la suave brisa que mecía sus cabellos. Una suave voz hizo que se sonrojara.

-Boruto...

¿En que estarás pensando, Sarada?

Un capítulo cortito pero con sentimientos, ¿no creéis? Nuestro Boruto ha sufrido un fuerte shock tras ver a su tío. ¿Porque se le ha hecho tan difícil? ¿Porque ha Sarada le a afectado tanto ver a Boruto así? Descubridlo en el siguiente capítulo.

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Besos kawaiis para todos!♡

Siguiente capítulo: Neji Hyuga.